Table Of Contentpif.rre GRJ M a l (París, 1912-1996), historiador y fi
lólogo clásico, es uno de los divulgadores más so
bresalientes en el campo de la civilización y cultura 
romanas. Tras licenciarse en Filología Clásica en 
1935, empezó siendo profesor de latín, pero no tar
dó en ejercer la docencia en diversas universidades 
francesas, llegando a ser profesor emérito de la Uni
versidad de la Sorbona. Su abundante obra cuenta 
con monográficos sobre Séneca, Tácito, Marco Au
relio o Cicerón, libros de referencia como La litté
rature latine, el Diccionario de mitología griega y ro
mana o La civilización romana, además de reputadas 
ediciones de autores como Séneca, Plauto, Cicerón, 
Apuleyo o Terencio. De su extenso catálogo, Gre- 
dos ha publicado Mitologías del Mediterráneo al 
Ganges y Virgilio o el segundo nacimiento de Roma.
pierre GRIMAL (Paris, 1912-1996), historiador y fi
lólogo clásico, es uno de los divulgadores más so
bresalientes en el campo de la civilización y cultura 
romanas. Tras licenciarse en Filología Clásica en 
1935, empezó siendo profesor de latín, pero no tar
dó en ejercer la docencia en diversas universidades 
francesas, llegando a ser profesor emérito de la Uni
versidad de la Sorbona. Su abundante obra cuenta 
con monográficos sobre Séneca, Tácito, Marco Au
relio o Cicerón, libros de referencia como La litté
rature latine, el Diccionario de mitología griega y ro
mana o La civilización romana, además de reputadas 
ediciones de autores como Séneca, Plauto, Cicerón, 
Apuleyo o Terencio. De su extenso catálogo, Gre- 
dos ha publicado Mitologías del Mediterráneo al 
Ganges y Virgilio o el segundo nacimiento de Roma.
B I B L I O T E C A   D E   E S T U D I O S   C L Á S I C O S
Virgilio es, sin duda, el poeta que mejor ha cantado las virtudes del pue
blo romano. Sus tres grandes obras poéticas, las Bucólicas, las Geór
gicas y, sobre todo, la Eneida, son inigualables hitos artísticos, que na
cieron en la época en la que empezaba a asentarse el poder imperial de 
Augusto. Pierre Grimai, que conocía como pocos la quintaesencia de la 
civilización romana, desgrana la vida y la obra del poeta de Mantua en 
este luminoso Virgilio o el segundo nacimiento de Roma, en el que, como 
es habitual en sus obras, hace gala de sus vastos conocimientos y de una 
sensibilidad didáctica que conecta con enorme facilidad con casi cual
quier tipo de lector. Grimai escoge como centro de su estudio la figu
ra de Virgilio no solo para ahondar en la génesis de las obras de uno 
de los mejores escritores de la literatura universal, sino también para 
reconocerlo como una de las voces que anunciaban el renacimiento de 
Roma impulsado por el emperador Augusto, tras el sangriento fin 
de la República, la muerte de César y las luchas posteriores por el poder.
«A Pierre Grimai nada de lo que era romano le era extraño». 
JEAN-CLAUDE PERRIER
www.editorialgredos.com
Imagen de la cubierta:
Virgilio (70-19 a. C), c.1475 
(óleo sobre tabla), Justo de Gante 
(c. 1410 - c. 1480) / Louvre, Paris 
f i l / Index - Bridgeman 
Diseño: Luz de la Mora
CREDOS
PIERRE GRIMAL
DE LA ACADEMIA
Virgilio
segundo nacimiento de Roma
TRADUCCIÓN, PRÓLOGO Y NOTAS  DE 
HUGO FRANCISCO BAUZA
)¡t
EDITORIAL GREDOS, S. A.
MADRID
Título original: Virgile ou La seconde naissance de Rome 
© Les Éditions Arthaud, 1985.
© de la traducción: Francisco Hugo Bauzà 
© EDITORIAL GREDOS, S. A., 2011.
López de Hoyos, 141 - 28002 Madrid. 
www.editorialgredos.com
Primera edición en esta colección: octubre de 2.011.
VÍCTOR IGUAL · FOTOCOMPOSICIÓN 
LIBERDÚPLEX · IMPRESIÓN 
REF.: GBECOOI.
depósito legal: B-33222-2011 
ISBN: 978-84-249-2150-7.
Impreso en España. Printed in Spain. 
Reservados todos los derechos. 
Prohibido cualquier tipo de copia.
CONTENIDO
Prólogo, 9 
Introducción, 17
i
DE MANTUA A ROMA Y A NÁPOLES
I.  LOS AÑOS DE APRENDIZAJE, 31 
II.  LOS AÑOS DECISIVOS, 77
II
LOS AÑOS FECUNDOS
III.  LA ÉPOCA DE MECENAS, I27
La génesis de las Geórgicas, 129 
La agricultura en la vida romana, 145 
Componer un poema, 161 
El poeta y sus dioses, 174
IV.  EL TIEMPO DE AUGUSTO, 189
Componer una epopeya, 189 
Ordenar el desorden, 208 
El poema y la historia, 219 
La nueva litada, 238
Epílogo, 261
índice onomástico y de conceptos, 267
7
PRÓLOGO
Pierre Grimai, académico de Francia, ha sido durante varias déca
das profesor en la Sorbona. Su cátedra, sus ensayos y sus investiga
ciones han girado siempre en torno al mundo romano. Virgilio, Sé
neca y los Escipiones son los personajes de los que se ha ocupado con 
mayor detenimiento.
Su primer trabajo digno de. consideración fue Les Jardins Ro
mains — fechado en 1943—  y constituyó su tesis. El tratamiento de 
ese tema tan particular le fue sugerido por Jean Bayet, su preciado 
maestro.
En esa prolija recherche, Grimai intenta — a través de la minu
ciosa evocación de lo que fueron los jardines romanos—  recrear una 
forma de vida y pensamiento que, aunque distante dos milenios de 
nosotros, ha influido en la sensibilidad occidental. Basándose en tes
timonios tanto literarios como en los escasos de la plástica romana, 
Grimai reconstruye lo que debe de haber sido el ars topiaria en las 
grandes mansiones de la urbe.
Estos jardines (de los que vuelve a ocuparse en L’art des jardins, 
1954, y en Les villes romaines,  1955) crean un ámbito singular en el 
que lo real se enlaza con un trasfondo legendario poblado de ninfas, 
sátiros y otras deidades mitológicas. Ese paisaje «idílico», de evasión 
y de ensueño, alcanza su punto más alto en la consolidación de una 
suerte de Arcadia, un sitio ideal en el que, poéticamente, son posibles 
los impossibilia.
Emile Mâle y Jerôme Carcopino, quienes durante la permanen
cia de Pierre Grimai en la Ecole Française de Rome actuaban a la
9
10 Prólogo
sazón en el marco privilegiado del Palazzo Farnese, alentaron y, años 
más tarde, recibieron con elogios esta obra singular, reveladora de un 
estudioso que, con equilibrada mesura, aunaba precisión histórica y 
filológica por una parte, junto a una vena narrativa harto vivaz, por 
la otra. Y es este quizás el aspecto más sugestivo de Pierre Grimai, a 
quien en sus trabajos, sin dejar de ser fluido y muy ameno, su mirada 
de científico no le permite descuidar en ningún momento el rigor y la 
seriedad en el tratamiento del tema del que se ocupa.
Esta feliz conjunción se aprecia también en un curioso relato 
(Mémoirs de T. Pomponius Atticus), en el que a través de esas memo
rias imaginarias, apoyándose en textos de Cicerón y de Cornelio Ne
pote, le es posible al erudito recrear el ambiente político y espiritual 
de Roma, en uno de los momentos más importantes de su historia: el 
tránsito de la República al Principado.
La obra de Pierre Grimai es amplia y no es este el sitio para evo
carla; empero, a modo de elenco informativo, al final del presente vo
lumen el lector hallará una lista de los títulos más importantes del 
distinguido catedrático. Tal catálogo no incluye, por cierto, los artícu
los y escritos de divulgación, que en Grimai sobrepasan la centena.
En cuanto al volumen virgiliano que nos ocupa, se trata de una 
biografía en la que, amén de brindarnos una sugerente descripción 
de lo que puede haber sido la vida del poeta, el propósito del autor 
parece apuntar a dos aspectos: en primer lugar, a tratar de desentra
ñar cuáles habrían sido para Virgilio el sentido de la existencia y la 
delicada misión de poetizar; en segundo, a referirnos el papel singu
lar que le correspondió al poeta en la consolidación tanto de la «paz 
augustal» cuanto de la conformación espiritual de la «nueva» Roma 
que advenía con Augusto. En ese aspecto, Grimai considera que 
Virgilio llegó a convertirse «en el segundo fundador de Roma». Es
tas palabras, que parecen sonar como mero discurso, tienen en cam
bio un sentido muy preciso. Grimai nos refiere que Augusto, luego 
de consolidar la paz, mandó erigir un monumento que la celebrara. 
El resultado fue el conocido Altar de la Paz (Ara Pacis Augustae), en 
el que, entre otros frisos decorativos, se aprecia un tableau que re
Prólogo
presenta a una mujer sentada, en actitud maternal, y que simboliza 
a Italia; se encuentra rodeada de niños, pájaros, fuentes, rebaños y, 
curiosamente, de un «monstruo marino».
Ese cuadro, cuya exégesis ha  sido motivo de polémica y dis
crepancia entre quienes se han ocupado de explicar su iconología, es 
la exacta versión plástica de un significativo pasaje de las Geórgi
cas (II, vv. 195-203), en el que Virgilio saluda a la tierra itálica, nutri
cia y fecunda desde Mantua (en cuyo paisaje el poeta sitúa a pájaros, 
fuentes, rebaños), hasta Tarento, cuyo símbolo — nos explica Gri
mai—  era un delfín, el «curioso monstruo marino» que se aprecia 
en la iconografía del Ara Pacis Augustae.
Lo sugestivo — dice Grimai—  es que para representar «la plenitud» 
de la Italia pacificada, el artista encargado de la confección del monu
mento «(¿por propia iniciativa o por expresa indicación de Augusto?)» 
plasma en el mármol la imagen que de Italia nos propone el poeta.
Este ejemplo, por pequeño que parezca, sumado a otros tan nu
merosos como significativos, parece poner de manifiesto que «el se
gundo nacimiento de Roma» habría surgido de un diálogo — no tan 
abundante como profundo—  entre el poeta y Augusto (se conservan 
de él fragmentos de algunas misivas) y en el que correspondió a Me
cenas un papel singular. (El propio Grimai ya se había ocupado de 
este  tema  en Le siècle d’Auguste,  traducido  a  nuestra lengua  por 
R. Anaya y publicado por Eudeba en 1965.)
En cuanto a la biografía de Virgilio, siguiendo a Servio y a la 
tradición más genuina, nos indica que Mantua, Nápoles y Roma no 
son solo diferentes sitios en los que transcurre la vida del poeta, sino 
en particular tres hitos significativos de su existencia y que hallaron 
expresión respectivamente en las Bucólicas, Geórgicas y Eneida.
En las primeras, apoyándose en el ejemplo de los Idilios teocri- 
teos que en un aspecto le sirven de modelo, bajo aparentes disfraces 
pastoriles, nos pone en contacto con los grandes problemas que ata
ñen al hombre — el amor, la creación,  la muerte, la  transfigura
ción— , que el poeta — en prolija arquitectura, como ha demostrado 
P. Maury—  despliega a lo largo de diez composiciones.