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NICOLA SQUICCIARINO
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CONSIDERACIONES
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SOBRE LA INDUMENtTARIA
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Director de la colección: Jenaro Talens
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Título original de la obra:
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11 veJtito parla: con.rideraz}oni p.rico.rociologiche
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A mi madre
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Traducción: José Luis Aja Sánchez
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Rc:servados wdos los derechos. El contenido de esta obra está protegido e
por Ja Ley, qut> estahlece penas de prisión y/o multas, además de las
correspondienr.es indemniza dones por daños y perjuicios, para
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quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren
püblicam-:nte, en todo o en parte, una obra literaria, artística
o científica, o SLI transformación, interpretación o ejecución ~
artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada
a través de cualquier medio, sin la preceptiva autorización. ~
~
© 1986 Armando Atmando Srl. Roma ~
e
©Ediciones Cátedra, S. A., 1998
Juan Ignacio Luca de Tena, 15. 28027 Madrid
e
Depósito legal: M. 33.061-1998
ISBN: 84-376-0907-0
Prínted in Spain
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Navalcarnero (Madrid)
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Prefacio
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El vestido es como un barniz que da relieve a
todo.
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HoNORÉ DE BALZ.Ac
•
La filosofia del vestido es la filosofía del hom
-
• bre. Tras el vestido se oculta toda la antropología.
G. VAN DER LeEuw·
•
La idea de recopilar estas consideraciones ha nacido gracias a la
•
experiencia de la enseñanza y con la certeza de que el fenómeno del
• vestido, a menudo tratado superficialmente como algo frívolo,
l constituye, sin embargo, un tema relev;ante desde el punto de v1~ta
• antropológico .
-.. La amplitud del argumento me ha obligado a excluir muchos
/ aspectos dignos de ser tratados, o a realizar sólo ciertas alusiones en
• torno a ellos. Me he· limitado a poner en relieve, desde el punto de
• vista individual y social, el valor simbólico del vestido que, en una
\.
interacción armónica con las otras modalidades de la comunica
•
ción no verbal, forma un lenguaje visual bien articulado por las
múltiples implicaciones psicosociológicas y culturales.
•
Las páginas que vienen a continuación pretenden ofrecer al lec
• tor· algunos pun.tos de reflexión que permitan observar más allá del
• «barniz» que define el cuidado de la imagen, el cual caracteriza cada
-
vez más nuestra vida cotidiana.
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Introducción t:
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GIANFRANCO MoRRA ....
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Entre las ma:nifes~dones propias del homo sapiens la moda ocupa
un puesto relevante.jEn el sentido más amplio, la moda es un con C}
junto de comportamientos significativos que expresan los valores
característicos de una época y entran en decadencia junto a ella; en •~
un sentido más estricto, constituye la forma de vestirse, es decir, de
mostrar y ocultar el propio cuerpo. Como «conciencia colectiva» la
moda, con su dialéctica de identificación y de diferenciación, ejerce
• 1
una c<presión» sobre la conciencia individual (también sobre las per
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sonas anticuadas que la rechazan) y es, en gran medida, indepen
diente de ésta: si excluimos a los individuos, la moda permanece. .j
Un fenómeno como la moda no puede ser objeto de una sol:]. • J
ciencia, dada su cqmplejidad y su amplitud; un estudio <;omo el de la
moda sólo puede ser interdisciplinar. Todo ello implica el manejo ~
de conceptos derivados de la neurofisiologí~ y de la etología, de la e
semiótica y de la prosémica *, de la dnesis y de la psicología, de la
sociología, de .la etnología y de la historiografía. Es necesario abor ~
dar el tema de la moda desde distintos puntos de vista, lo cual es e
..
precisamente lo que ha realizado el autor de la presente obra, donde
prevalecen de forma clara las aproximaciones a la psicología y a la ~
* «prosémica)) es una traducción literal del término italiano «prossemica», que •
deriva del inglés «proxemics» (que parte a su vez de la forma griega 1tPO~EVO<;' c<pro
xenos» ), palabra acuñada por Edward"T. Hall para designar «la disciplina que estu •
dia los comportamientos(. .. ) en relación con el empleo del espacio por parte del
hombre» (cfr. capítulo 2, nota 9). [N. del T.) - •
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sarrollar una hermenéutica de nuestra cultura y de su Zeitgei.rt a tra
sociología, si bien no son las únicas disciplinal\ que se tratan a lo Lar
vés del fenómeno del vestido; nos parece todavía más útil la conclu
go del libro.
1~ El autor toma como punto de partida el Lenguaje del cuerpo, sión antropológica del estudio: la moda aparece como testimonio
del carácter «excéntrico» del hombre (Plessner), de su capacidad de
forma de comunicación no verbal que se sirve fundamentalmente
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decir no a la vida y a sus condicionamientos (Scheler), de su volun
de la expresión del r05tro, de la mirada, de los gestos, de la postura y
~ de los movimientos. A su vez, 'para comunicarse, el lenguaje del tad de poder (Nietzsche) que le induce a menospreciar la utilidad en
provecho del derroche y de lo superfluo; por todo ello el vestido,
cuerpo emplea la indumentaria, o mejor dicho, las indumentarias,
~ más que proteger el cuerpo, alude a la relación cuerpo-espíritu y
pues la moda sólo admitiría este concepto en plural, Lo cual implica
li\ constituye su expresión. Si bien es cierto que el hombre hace a.i
la transitoriedad imperativa del gusto. Este es el verdadero argu
vestido, no es menos cierto que es el vestido el que hace al
mento de la presente monografía: la pintura del cuetpo, el tatuaje,
-~ hombre.
los cosméticos, el peinado, Las modificaciones del cuerpo (en el crá
1\ neo, en el cuello, en los pies, la cirugía plástica), los vestidos, los or
namentos, la influencia de los colores y el espejo en el cual cada
~
uno, eterno Narciso, se busca a sí mismo y simultáneamente a un
~ nuevo ((doble» capaz de n:J,rcotizarlo (se trata de una relación Narci
•
so-narcosis), como ya ha observado Lacan (cfr. «Le stade du miroir
• comme formateur de la fonction du Je, telle qu'elle nous est révélée
daos l'experiencé psychanalitique», en Écrits, París, 1966, pá
ginas 92-1 00) y antes y mejor que él Rilke (((Dame vor dem Spie
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gel», en Neue Gedichte ):
~
Como las drogas de un narcótico, poco a poco
"
en el luminoso espejo de la corriente
....
ella libera sus duras fatigas:
• dentro, se sumerge toda su sonrisa.
Ahora espera que el agua la remonte.
•
Después precipita sobre ella los tupidos cabellos
y, del traje de gala
" mostrando la maravilla de los hombros desnudos,
la imagen de sí misma, silenciosa, bebe. r·
~
En este punto el planteamiento de Squicciarino se hace socioló
•~ gico y examina el fenómeno de la moda en el interior del proceso de
modernización, del que es uno de los elementos fundamentales jun
to al consumo (como había intuido Nietzsche en ((Mode und Mo
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dero», en Menschíliche AIZPmenschiliches, II, 215). Sobre la base de los
clásicos de la sociología de la moda· (Ve blen, Simmel) y de autores
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más recientes (Alberoni, Baudril:lard, Barthes), el autor consigue
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estudiar el fenómeno de la moda con todas sus implicaciones psico
lógicas y sociológicas: la sociedad del consumo, de la alienación, del
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narcisismo, del nihilismo, del espectáculo y de la simulación.
!~ La utilidad de esta investigación no es sólo la pmibilidad de de-
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PRIMERA PARTE --1
El lenguaje del cuerpo t
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... Los seres humanos ... hablan no sólo con las pa ~o _.J
labras, sino también con los gestos, con el lenguaje a ,
del vestido que está lleno de misterio y de la forma j
más seductora... con las creaciones de la moda.
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1 E. Fink,- Mode ... ein .vetjllhrerisdm Spi.rl, Basel-Stuttgart, Birkhauser, 1969,
pág. 86.
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CAPÍTULO PRIMERO
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Comunicación no verbal, psicología y semiótica
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No existe nadie como conciencia de sí mismo si no es en rela
-
ción con una colectividad y a través de ella. El hombre tiene una
naturaleza preeminentemente social: su comportamiento, su perso
nalidad, su manera de pensar y de sentir, sus necesidades (incluida
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también la de ataviarse), se explican en parte como una influencia
• de la existencia real e imaginaria de los otros individuos. Para el
hombre, los demás sujetos son estímulos y ocasiones de respuesta,
•
las cuales determinan en gran medida sus acciones y sus sentimien
·• tos. El estudio del comportamiento humano es prevalentemente un
estudio de su comportamiento social, de sus. relaciones con sus se
mejantes, que se encauzan sobre todo sin mediación verbal.
~ Hasta hace algunas décadas, la atención de los estudiosos de psi
cología social que se ocupaban del comportamiento humano en los
~
procesos de interacción, se ha dirigido sobre todo a la comunica
~ ción verbal, limitando a menudo el análisis a aspectos poco signifi
A cativos. Una de las principales razones por las que el lenguaje verbal
se ha considerado durante tan largo tiempo el canal privilegiado de
ñil\ la comunicación, determinando de tal forma el retraso en las in ves
A tigaciones sobre la comunicación no verbal, se remonta a los orige
nes mismos del pensamiento occidental. En la filosofia platónica
1~ hay que sctialar la existencia de un sofisticado juego de equivalen
cias entre psique (alma, entendimiento) y logos (palabra), a partir del
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cual cllo¡,os, forma de expresión del alma, se opone al soma (cuerpo).
·~ La incon~>istcncia del cuerpo, su insignificancia, han sido la conse-
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cuencia inevitable del socrático «cuidado del alma», que según Pla licen con gran habilidad, como en el caso de las primeras tomas de ~
tón consiste en «separar lo más posible el alma del cuerpo, habi contacto entre personas desconocidas, realizadas con medidas es
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ruándola al recogimiento y a quedarse a solas consigo misma, libe tratégicas iniciales poco definidas, ambiguas, de tanteo. En toda in
rada de los vínculos del soma como de unas cadenas»2• A pesar de la teracción humana intervienen flujos de señales no verbales que; en ·~
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crítica de Aristóteles a esta concepción del cuerpo, que se remonta un proceso de codificación y decodificación, se mueven de un in
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al antiguo mito órfico del alma de origen divino exihada en el cuer terlocutor a otro; con éstos, los miembros de la interacción inten
po, el hecho de que posteriormente la antropología bíblica se im tan catalogarse recíprocamente según la edad, el sexo, el grupo étni
pregnara del modelo conceptual platónico, consolidará esta divi co, político y religioso al que pertenecen, según la clase social, la ac
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sión entre alma y cuerpo que ha caracterizado hasta nuestros tiem tividad profesional e incluso en función de los rasgos de personali
pos a todo el pensamiento occidental. Descartes, por ejemplo, con dad. Efectivamente, al comienzo de cualquier encuentro, es impor ~·
la distinción enae res cogitans y res extensa, intentó alejar el alma, tante distinguir algunas de las características más sobresalientes del
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fuente de todo posible entendimiento, de cualquier influencia del otro con el fin de saber cómo comportarse.
cuerpo, reducido a pura extensión y movimiento. La comunicación no verbal proporciona el feedback, fenómeno ·e
Sólo a comienzos de los años 60 se abre un nuevo campo de por el cual el emisor comprende la formá en que los demás decodi
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:m;ílis.is, precisamente el de la comunicación no verbaL Bajo el estí fican el mensaje. Se utiliza como soporte y refuerzo del lenguaje ver
tnulo de las investigaciones realizadas en el campo de la lingüística bal, o como su sustituto: es un instrumento primario que señala los
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y de la etología, a la luz del psicoanálisis y de la antropología filosó cambios de características en el desarrollo de las relaciones ínter
fica, de la sociología y de la semiótica, en un clima de fecunda cola personales. ~
boración interdiscíplinar, se ha ido consolidando el interés por el Todo comportamiento humano, incluso el silencio y la inmovi ¡;
cuerpo y su lenguaje. El cuerpo se identifica como una expresión lidad, es siempre un vehículo informativo en el contexto de la inte
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correlativa de contenido articulado, como vehículo a través del racción, no existiendo la posibilidad de permanecer en dicho con
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cual puede ser transmitido incluso lo que está inhibido en la palabra texto sin comunicar nada. En este sentido la comunicación se pue
y en el pensamiento consciente. El cuerpo es una estructura lingüís de definir como cualquier intercambio de informaciones que se ve
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tica, «habla», revela infinidad de informaciones aunque el sujeto rifica en el interior de un sistema de relaciones, con independencia
guarde silencio. «Hablamos con los órganos fonadores», escribe D. del medio que se utilice para comunicar y del hecho de que los in $
J-\ bercrombie, «pero conversamos con todo nuestro cuerpm>J., terlocutores tengan o no conciencia de ello4•
J, a presentación de nosotros mismos mediante señales no ver El reconocimiento de la importancia de la comunicación cor S
bales, mediante lo que Erving Goffman llama (<glosario del cuerpo» poral en el ámbito de las nuevas tendencias de la psicología social '
( bm(y ,~lo.rs ), es generalmente más inmediata e incisiva que a través de ha influido profundamente en el estudio del comportamie~to del 1'
h comnnicación verbal. La misma interacción entre dos o más per hombre en la sociedad. Ha repercutido de manera decisiva en im
son;1s se establece, se mantiene o se interrumpe a través de la emi portantes sectores de la investigación psicológica clásica como la \t
sión de una vasta gama de señales no verbales a las que generalmen comunicación interpersonal, la percepción delas personas, la ex- ,,
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te no se presta atención y de las que apenas somos conscientes; sin
embargo, todo ello no impide que dichas señales no verbales se uti-
menti, 1980 y P. E. Ricci-Bitti, S. Cortesi, Comportamento non verbale e comunic~~.ione,
Bolonia, Il M u lino, 1977. •
2 Platón, redrme, en Opere complete!, Bari, Laterza, 1971, pág. 114 (vers·. esp.: 4 La escuela americana de Palo Alto ha profundizado particularmente en los •
FeJón, en Obras Completas, t.. III, Madrid, Gredas, 1986). aspectos no verbales de la comunicación, en esta imposibilidad de permanecer sin
1 D. Abercrombie, «Paralanguage>>, en British Journal of Di.rorder.r if Communica Jco municar. A propósito de este tema, cfr. P. Watzlawick, J. M. Bauvin y D. D.
tion, 3, Londres, 1968, pág. 55. Sobre este tema, cfr. la selección de estudios a cargo ackson, Pragmatica della comunicazione um ana, Roma, Astrolabio, 1971], págs. 41-46 • J
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ele H. A.. Hinde, La comunícazione non verbale, Bari, Laterza, 1974, con introducción [v ers. esp.: Teoría de la comunicación humana: interacciones, patologías y paradojas, Barcelo
de 'T'•1JI[o de Mauro, así como la obra de M. Argyle, JI carpo e il suo linguaggio, Bolonia, na, Herder, 1986], así como E. Goffman, JI comportamento in pubhlico, Turín, Einau :
l.<lnichc!li, 1'l82. Cfr. también P. Magli, Corpo e linguaggio, Milán, Eipresso Srru- di, 1971, págs. 35-40.
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presión de las emociones; también ha contribuido de forma signifi
·~ l~omo el vestido que en cambio los otros investigadores excluyen~.
cativa en el desarrollo de sectores de la psicología aplicada corno la
Umhcrto Eco interpreta la semiótica como ciencia interdisciplinar
t.\ psicoterapia o las relaciones de grupo, favoreciendo además el estu
«que estudia todos los fenómenos culturales como si fueran si&te
dio de un fenómeno tan complejo corno el vestido. A pesar de que
l'lil, mas de signos»9 y que tiende a desempeñar el papel de la antropolo
suscita la atención y preocupación cotidiana de tanta gente, su pri
gja cultural en un nivel científico. Propone superar la aparente an
'-" mer perfil es todavía superficial precisamente porque no .se ponen
tinomia entre ¡«significación» y (<comunicacióm>, afirmando que
de manifiesto sus iluminadoras implicaciones con el comporta
·"1 «todo sistema de comunicación entre seres humanos presupone un
miento, que legitimarían de forma plena el fenómeno del vestido
sistema de significación como condición necesaria»
10•
corno objeto de investigación psico-sociológica. En relación con los
l~ Por tanto, la semiótica no puede limitarse a los fenómenos de
diversos fenómenos colectivos, Jean Stoetzel escribe: «la moda. ..
comunicación intencional: debe interesarse por todo aquello que
~ conlleva de forma inmediata... la revelación del elemento social 11• •
haga referencia a un significado, prescindiendo del hecho de que tal
que existe en nuestros comportamientos»\.
~ significación tenga o no la intención explícita de comunicar. «La
En definitiva, hay que hacer alusión a un nuevo sector de la in
semiótica» -precisa Eco- <<tiene que ver con cualquier cosa que
~ vestigación que intenta interpretar semiológicarnente los fenóme
pueda ser concebida como signo. Signo es todo aquello que puede
•it\tl nbaossa veisnu asliegsn. oCs hya relens sMistoermrias sa fdierm saig qnouse; «nlao c siev ilpiuzaecdieó nh ahbulmara dnea slea seestre e nsetenntiddiod,o e cl oimncoo unsnc sieunstteit,u dtoe fsiingindiofi cpaotirv Fo rdeeu da lgcuonmao c o«suan» 1s1i• gEnno
mente humana sin referirse al funcionamiento de los mismos, ha
distintivo a falta de un conocimiento mejor>> 12, también tendría que
·._~ bría incluso que admitir que ésta misma consiste en dicho funcio desempeñar la función de signo, convirtiéndose en objeto de análi
narniento>>6. En la polémica de la definición del objeto, propia de la
sis en su momento de codificación y de decodificación como si se
semiótica 7, a diferencia de los lingüistas postsaussurianos (Troubetz tratara del mensaje enviado en un código de un emisor a un recep
koy; Martinet, Buyssens, Prieto), para los cuales esta ciencia se limi
·Da tor. En el plano de los estudios semióticos, los distintos elementos
-
ta al estudio de lo que el hombre dota intencionalmente de signifi
de la indumentaria, precisamente porque están cargados de signifi
-~ cado para instaurar una relación de comunicación con otro sujeto 'L cado y más caracterizados por su valor simbólico que por el valor
.. humano, Roland Barthes extiende el campo de la disciplina a todos
funcional, pueden considerarse como parte de un proceso de signi
los fenómenos que encierran un significado, incluyendo algunos ficación, es decir, asumen la función de signo, ya sea como vehícu
los del inconsciente o como objetos de consumo. Así opinan dos
s J. Stoetzel, Psicología soda/e, Roma, Armando, 1964, pág. 277 (vers. esp:: Psico autores a los que haré alusión en más ocasiones a lo largo del traba
logía social, Alcoy, Marfil, 1966). jo: John C. Flügel, que aplica por p'rimera veZ la teoría psicoanalíti-
~ 6 C. Morris, Lineamenti di una teoria dei segni, Turín, Paravia, 19 54, pág. 4 [v ers.
.._ esp.: Fundamentos de la teoría de lot signos, Barcelona, Paidos, 1985). También los ani
males se sirven, en cada momento de su vida social, de medios de comunicación
• no verbales: hacen amistad, se emparejan, alimentan a la prole, establecen jerar 8 Cfr. R. Barthes, Elementi di semiología, Turln, Einaudi, 1966 [vers. esp.: Elemm
tos de semiología, Madrid, Alberto Corazón, 1971]. La significación es -escribe
quías de influencia y cooperan en grupos sirviéndose para ello de expresiones fa
• Barthes-«el acto que une el significante y el significado, acto cuyo producto es el
ciales, posturas, gestos, gruñidos, ladridos, etc. Todo ello permite deducir en los
signm1 (pág. 45). Sobre este terna, cfr. G. Mounin, /ntroduzione al/a semiotit"a, Roma,
hombres la existencia de una base biológica innata común al mundo animal, cuyos
• Astrolabio, 1972, págs. 21-25 [vers. esp.: Introducción a la semiología, Barcelona, Ana
signos sin embargo no alcanzan en ningún caso el grado de complejidad y de elabo
grama, 1972] .
• ración que caracteriza al lenguaje humano. Sobre este terna, cfr. M. Argyle, 11 corpo e 9 U. Eco, lA struttura amnte, Milán, Bornpiani, 1968, pág. 15 [vers. esp.: La es·
il suo linguaggio, Bolonia, Zanichelli, 1982.
tructura ausente, Barcelona, Lurnen, 1972] .
-• 7 Los términos «semiología» y «semiótica» derivan de la misma raíz griega (se to Urnberto Eco, Trattato di semiotka genera/e, Milán, Bompiani, 1975. pág. 20
rneion) y ambos significan «ciencia de los signoSII. El término KSerniologia» sigue el
[vers. esp.: Tratado de semiótica general, Barcelona, Lurnen, 1977].
significado francés instaurado por F. de Saussure, y el térrnino«serniótica» el signi
11 ldem, pág. 17.
ficado anglosajón acuñado en el campo filosófico y médico desde el tiempo de los 12 S. Frcud, Carteggio Freud-Groddeck, Milán, Adelphi, 1979, pág. 72. Sobre la
• griegos y utilizado por Ch. S. Peirce. y C. Morris. Cfr. O. Calabrese y E. Mucci, Gui
relación semiótica-psicoanálisis, cfr. G. Quintavalle, La com1111icazione i11trapsichica,
.. da al/a semiotka, Florencia, Sansoni, 1975, págs. 3-6 .
Milán, Fcltrindli, 1978 .
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