Table Of ContentTrucos prácticos y bricolaje
Optimizar el caudal de agua en el llenado de los depósitos
Reponer el agua de los depósitos de agua dulce es una tarea que se ha de hacer con regularidad en un
crucero estival. Lo habitual es utilizar para ello la manguera del barco, metiendo su ‘pistola’ por la
boca de llenado. El resto es esperar.
El problema de las estas ‘pistolas’ es que están diseñadas para el riego, con distintas posiciones de la
boquilla que provocan una suave aspersión del agua o un potente chorro para regar a más distancia.
Pero a la hora de llenar los depósitos, lo que necesitamos es el máximo caudal posible y los recovecos
y estrangulamientos de la pistola no ayudan precisamente a conseguirlo.
Lo ideal sería eliminar los entronques tipo ‘gardena’ habituales e introducir directamente la manguera
en la boca de llenado, pero esta solución es un poco engorrosa de puesta en escena. El truco que
mostramos es una variante más funcional de esa idea, recuperando de forma barata y sencilla el
máximo caudal de cualquier suministro de agua.
En kit lo componen un pedazo de manguera de unos 20/30cm., un entronque roscado con su
abrazadera, una válvula de paso de jardín y un entrenque tipo ‘clíc’ para sustituir la pistola por el
‘escape libre’ en los llenados de agua. La válvula de paso puede considerarse opcional, pero es una
recomendable ayuda en la gestión del conjunto.
Cada grifo y cada pistola son evidentemente distintos en sus presiones y caudales, al tiempo que hay
distintos diámetros y tipos de manguera. Lo que sí hemos podido comprobar es que el caudal
(=tiempo) de llenado mejora de 2 a 4 veces utilizando la manguera libre en vez de la pistola.
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Encintar cómodamente en lugares angostos
Hay numerosos ocasiones a bordo en las que nos
vemos obligados a encintar mangueras, cables o
distintas piezas que se han de mantener unidas o
protegidas y no hay manera de pasar con comodidad
el rollo de cinta alrededor de las piezas, obligando a
complejos malabarismos con la cinta que, a menudo,
acaban en una chapuza. Un ejemplo habitual, que
vemos en estas fotos, es cuando hay que encintar los
terminales de los obenques para evitar que dañen las
velas en las maniobras.
La alternativa al incómodo ‘embotellamiento’ del rollo
de cinta entre los obenques que impide encintar con
comodidad es enrollar previamente la cinta necesaria
en un lápiz o bolígrafo. Hecho este primer y sencillo
paso, el bolígrafo es un perfecto soporte que pasa sin problemas entre los obenques.
El sistema es tan simple como efectivo y sirve cualquier bolígrafo (los clásicos BIC o similares son los
mejores), lápiz o pequeño tubo para ello.
Encintando tubos, cables o mangueras en lugares recónditos el sistema es igual de efectivo y solo es
delicado con la cinta de teflón, que no es autoadhesiva.
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Reciclando viejas defensas
Sorprende la variedad de destinos que puede tener una vieja defensa terminada su vida útil
protegiendo el barco. Su interior puede convertirse en un recipiente de distintas funciones, desde caja
de herramientas de ‘urgencia’ a pequeño portaobjetos atado a los candeleros. Sus extremos pueden
derivar en unas prácticas protecciones para el compás o incluso los winches. También las he visto –
abiertas con un pequeño orificio y colgadas de un árbol - convertidas en nido de pájaros. Medio llenas
de agua, enfundadas en lona y colgadas del techo, las defensas de cierto tamaño pueden ser
recicladas como ‘bolsa de boxeo’.
Otro práctico reciclado es abrir la defensa en canal y convertirla en protector lateral o de proa del
chinchorro hinchable. Los flotadores de estos auxiliares ya son una suficiente protección a los golpes,
pero las defensas recortadas colgando por su lateral o por la proa añaden una eficaz protección a los
rozamientos. La forma de las defensas cilíndricas se adapta como un guante al contorno de los
flotadores y esta función anti-rozamientos también es posible utilizarla en la proa o en cualquier otro
lugar del barco principal donde haya rozamientos.
El PVC de las defensas tiene alrededor de 5 mm. de grosor y puede utilizarse en simple o en doble
según el caso.
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Un orinque auto-graduable, sencillo y barato
Tener un orinque a punto en el cofre de anclas y utilizarlo con regularidad no sólo facilita recuperar el
ancla cuando se engancha con piedras o eventuales cables en el fondo. En los fondeos sobre arena
más atiborrados, el orinque alerta de la posición de nuestra ancla a los barcos que van llegando, lo
cual nunca está de más.
Este ingenioso orinque bricoleado que nos envía un lector de Mar Abierto está hecho con elementos de
lo más común. La pequeña defensa con agujero central la venden en las tiendas AD por unos 8 €. La
‘decoración’ con cinta roja es evidentemente optativa.
El resto del orinque empieza con un cabo trenzado pasado por el interior de la defensa con una gaza
en cada extremo. En la gaza superior se ha enfundado un trozo manguera reforzada para que
adquiera la necesaria rigidez para hacer más fácil recuperar el orinque con el bichero.
Por la parte inferior, en la gaza hay una pequeña polea por donde pasa un cabo de unos 12 m., que
sería la profundidad máxima de trabajo del orinque (sin añadirle más cabo). Una vez en el agua, el
peso del plomo va acortando el cabo por gravedad hasta la mitad (6 m.) y si se fondea con menos
sonda, el orinque queda ligeramente suelto, lo que no es grave. Quien suela tirar el ancla con más o
menos fondo, solo tiene que adaptar en consecuencia la longitud del cabo.
Como lastre hay un ánodo de sacrificio de los que se atornillan en las puntas de las hélices, un
accesorio que cuesta entre 5 y 10 € en las náuticas, pero que también se encuentra ‘gratis’ por los
suelos y contenedores de los varaderos, algo desgastados por la corrosión pero perfectamente
aprovechables para este nuevo cometido. El cabo se pasa por el orificio del ánodo y se hace un nudo y
la mayor sofisticación del orinque es el cáncamo D6 atornillado como pasacabos en el ánodo previo
fileteado. Es una operación al alcance de todo amateur, pues el plomo cincado se taladra y filetea con
gran facilidad.
El funcionamiento del orinque es bien simple. El mosquetón del final del cabo se hace firme en el
grillete o cabito sobre la pala del ancla. Al tirar la defensa/orinque al agua, el plomo va bajando por
gravedad hasta ajustarse en la vertical del ancla.
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Impermeabilizar una lona de forma amateur
Hace unos meses consulté con mi
‘tapicero de cabecera’ el problema que
tenía con mi vieja funda de la vela mayor.
Estaba correcta de consistencia y
acabados, pero había perdido su
estanqueidad, por cuanto la vela se
mojaba y estancaba agua con la lluvia.
Su comentario fue claro y conciso;
“Tráemela y te hago una nueva. Con los
años (15 en mi caso) los tejidos pierden
su apresto de estanqueidad y rehacerlo es
más caro que hacer una nueva funda. Los
sprays que venden para este cometido no
sirven de nada. Y menos en una lona
permanentemente expuesta a la
intemperie”.
Tras insistir, me explicó la mejor solución
amateur que él conocía. Se trata de
aplicar Silicona Líquida por la cara interna
de la lona. Este producto lo comercializa
(entre otros) la firma Rubson, es
ligeramente menos espesa que la silicona
en cartuchos y se vende en tarros de 1 kg
(20 €). Es una silicona con base agua, por
cuanto no huele.
Aplicarla al tejido es tan simple como in
poniendo un par de ‘cucharadas’ sobre un
trozo de madera, utilizada en este brico a
modo de paleta de pintor artístico, y
desde allí ir ‘pintando’ la silicona sobre el
tejido mediante un rodillo estándar de
pelo o espuma.
Acabado el trabajo, al día siguiente el
tejido ha recuperado una capa gomosa por
su cara interna que rehace su
estanqueidad por unos cuantos años más.
El truco lo vemos aplicado en una funda
de mayor, pero sirve igual en fundas de
consola o biminis, con el –feo-
inconveniente en este último caso de dejar
visible la capa de silicona, disponible en
color blanco, negro, gris o teja. ¡Ojalá
existiera en transparente!
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Dos trucos muy sencillos y muy baratos
Hay armadores puntillosos que tienen las guías de sus muertos marcadas para que el barco quede
siempre en la correcta posición respecto al muelle o pantalán. Para los demás, los que van ajustando
la guía a ojo en cada recalada, un marcador efectivo y rápido de puesta en escena son dos bridas
plásticas; la primera un palmo antes y la segunda un palmo después de la cornamusa de amarre. De
hecho, con la segunda es suficiente. Mejor si son anchas y cortas y el último consejo es no cortarlas,
pues el remanente de la brida que queda en la amarra puede hacer dolorosos cortes en las manos
manejando las guías.
El segundo truco también se hace con un trozo de plástico, en este caso un tee de golf. Es un
accesorio que todos los aficionados a este deporte llevan a puñados en su bolsa de palos. Los mejores
para este truquillo son los de plástico (los hay también de madera), que son además los más baratos
si no hay más remedio que comprarlos en la tienda de deportes.
Hacerse con el tee puede ser la parte más laboriosa del asunto. El resto es tan simple como agujerear
con el propio tee el tapón de la botella de agua que siempre ronda por la bañera en todo velero o
motora. El agujero en el tapón permite beber agua de la misma botella de forma efectiva e higiénica a
toda la tripulación, al tiempo que el propio tee sirve de tapón reciclable. Un truco sobre el truco: mejor
agujerear el tapón de dentro hacia fuera. De esta manera el chorro de agua sale más consistente.
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11 cosas que es recomendable llevarse en un chárter
Hay accesorios personales (calzado, guantes, gorras, gafas, cremas solares, etc.) y del equipaje
‘tecnológico’ (GPS portátil, tableta, guías y otras ayudas a la navegación) que uno no puede dejarse en
casa saliendo para una o dos semanas de chárter. Pero para disfrutar al máximo de la navegación y la
vida a bordo en un barco de alquiler hemos confeccionado una lista resumida en 11 epígrafes con
complementos, entre náuticos y personales, que también vale la pena considerar embarcar.
1 – VHF portátil. Es un perfecto complemento al VHF fijo del barco y permite mantener la
comunicación con la tripulación en los desembarcos con el chinchorro para ir de compras, de paseo o a
la playa. Charteando en aguas extranjeras, el VHF portátil permite además ahorrar un buen pico en el
roaming de las llamadas internacionales por teléfono. No olvidar su cargador.
2 – Prismáticos. Los chárter se suelen contratar en aguas y destinos desconocidos, donde
unos buenos prismáticos pueden marcar la diferencia en términos de seguridad. Un buen prismático
(los de los barcos de chárter suelen ser modelos de primer precio) permite también recrearse con la
mejor definición y detalle de los paisajes que se van descubriendo.
3 - Cargador USB con adaptador tipo mechero. Es sorprendente nuestra dependencia a los
pequeños aparatos (cámaras, teléfonos, tabletas, PC’s, GPS portátil, etc.). Juntando los equipos de
toda la tripulación en el mismo barco seguro que habrá ‘embotellamientos’ de recarga en la solitaria
toma tipo mechero de la mesa de cartas. Hay que prever tomas múltiples en consecuencia.
4 – Covertidor 12/220 voltios. Es un complemento del epígrafe anterior. Un pequeño
convertidor de 300/400 vatios -los hay tamaño ‘libro’- con salidas múltiples USB, mechero, 220 v.,
etc. permite modular eficazmente el uso y la recarga de los equipos portátiles. Si lleva batería Li-Ion
incorporada; mejor todavía.
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5 – Fundas estancas para móviles y tabletas. Los teléfonos mojables se van imponiendo y
ya representan un buen porcentaje de la oferta de los fabricantes. En su ausencia, una funda estanca
siempre será de utilidad. Las hay desde el formato económico ‘bolsa con cierre’ a las sofisticadas
carcasas estancas y resistente a los golpes. Todas cumplen con su cometido básico.
6 – Linternas. Seguro que hay alguna en el equipo del barco, pero rara vez será un modelo
fiable y de calidad. Añadir una linterna frontal con LED al equipo es perfecto para la navegación y la
lectura nocturna.
7 - Unos metros de cabo. El kit de amarras en los barcos de chárter no suele ir mucho más
allá de las dos amarras de proa o popa. Llevar un cabo adicional polivalente de 10 a 15 m. siempre
acaba siendo de utilidad en una semana de chárter.
8 – Kit de pesca. Un pequeño curri (ojo si hay equipaje a facturar) siempre es bienvenido a
bordo y puede proveer un apetitoso complemento a las cenas. Al menos, llevar un volantín para que
los niños se entretengan en puerto.
9 – Afilador de cuchillos. Ante la imposibilidad de embarcar cuchillos ni navajas en los
aviones, un pequeño afilador es la mejor solución para mejorar el corte siempre deficiente en los
cuchillos de cocina de los barcos de chárter. En ferreterías y comercios de camping venden piedras de
bolsillo de un tamaño apenas mayor que un cigarrillo.
10 – Condimentos. Los condimentos más habituales en los supermercados españoles no
siempre serán fáciles de encontrar en supermercados griegos, croatas o caribeños. No es mala idea
llevar botes de las dos o tres especias preferidas de la tripulación.
11 – Bolsa estanca. Las venden en las náuticas y son una ‘navaja suiza’ para meter carteras
y aparatos electrónicos, evitando que se mojen en los traslados en el chinchorro o se llenen de arena
en la playa. Existen en todas las capacidades (de 5 a 25 lit. aprox.), generalmente de nilón con
costuras soldadas y cierre enrollado con clip plástico.
Esta lista no es ni mucho menos mandataria ni exhaustiva en sus enumeraciones. Seguro que
cada navegante descartará propuestas y añadirá otras de cosecha propia. A menudo, el grado de
satisfacción tras unas vacaciones de chárter depende más de los pequeños detalles que de las grandes
decisiones.
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Ordenando cables eléctricos ‘por un tubo’
En todo barco de crucero es habitual que haya un
cofre o fondo de taquilla con hasta media docena de
tramos de cables de 1 m. combinando distintas
posibles tomas macho/hembra.
Este muestrario de cables y conectores es el
mínimo necesario para cubrir las infinitas posibles
combinaciones que pueden encontrar en las
torretas 220 de los puertos de nuestro entorno más
cercano.
El problema surge a la hora de encontrar el tramo
que se necesita en cada momento. Los cables
reposan desordenados en el fondo del cofre,
dejando a la vista uno solo de sus extremos. Hay
que sacar todo el tramo, a menudo enredado con
los demás, y seguir buscando hasta dar con el
tramo apropiado, que siempre aparece el último.
Una sencilla y económica solución para ordenar los
cables es meterlos plegados en un pequeño trozo
de tubo de PVC, dejando sus extremos a la vista.
De esta manera no se enganchan unos con otros y
siempre queda a la vista el par de conectores
sobresaliendo en cada trozo de tubo, facilitando su
identificación.
En las fotos vemos los cables metidos en tubo de
50 mm., una medida bastante adaptada a esta
función. En ferreterías o superficies de bricolaje,
esta medida ronda los 5 € el tramo de 2,40 metros
y es posible encontrar cualquier otro grosor de
tubo.
Otro eterno ‘nido de culebrillas’ a bordo son los
cables de los cargadores de teléfonos, cámaras de
fotos, ordenadores y tabletas. Para ellos, el tubo del
papel higiénico cumple perfectamente la función. El
cartón no es muy amigo de vivir a bordo, pero su
reposición es sencilla y constante. Cualquier otro
tubo -mejor los plásticos- sirve para la labor.
(brico propuesto por Joan Gallifa)
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Reciclando viejas manivelas de winch
Las manivelas de winch obsoletas o rotas pueden reciclarse para nuevas funciones y aquí vemos dos
de ellas. La primera es una Lewmar de aluminio que se partió en una desafortunada maniobra.
Primero afinamos la rotura, luego trabajamos los cantos con poco de lima por y finalmente hicimos un
agujero en el nuevo extremo. Recortando la vieja empuñadura y haciéndola firme con un tornillo más
corto, ahora tenemos una cómoda maneta para los tapones de los depósitos de agua y gasoil. En las
náuticas venden este tipo de manetas ya prefabricadas (¡aunque nunca tan chulas como la nuestra!),
lo que exime del placer de realizar este sencillo brico.
La segunda maneta inservible que corría por en el trastero era una pesada Antal de los años 80 con
doble empuñadura. Tras sacar los grips quedó el espárrago metálico (D 12 mm. ) a la vista, que
enfundamos con un pedazo de manguera plástica armada para ganar un poco de grosor y mejorar el
ajuste en el tubo. La manivela es desde entonces un magnífico soporte para la sombrilla y se puede
instalar en cualquiera de los
winches de la bañera o sobre
la cabina.
Si el viento sube un poco, el
propio seguro de la manivela
impide que el conjunto salga
volando y para evitar que el
winche se mueva, solo hay
que afirmarlo con una escota.
El soporte también funciona
con manivelas simples de
cualquier marca. En caso de
necesidad, siempre se puede
taladrar la maneta y poner un
tornillo más largo y/o grueso.
La sombrilla utilizada es la
estándar de cualquier
supermercado y utilizarla en el
soporte no impide bajarla a la
playa cuando haga falta.
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Description:El segundo truco también se hace con un trozo de plástico, en este caso un tee de golf. Es un accesorio que todos los aficionados a este deporte