Table Of ContentMIGUEL ÁNGEL EKMEKD IA~
TOMO I
(Arts. 1 a 14) ---
2! edición, actualizada
III
TRATADO DE DERECHO CONSTITUCIONAL
MIGUEL ÁNGEL EKMEKDJIAN
Profesor Tit\ll~r Regular de Dereebo Constitucional
de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales
de la Universidad de B Aires.
Profesor Honurario de la Universidad ac:ional de Cuyo.
Profesor Asociado de la Universidad Central de Cochabamba. Holivia.
TRATADO
DE
DERECHO CONSTITUCIONAL
(Constitución de la Nación Argentina, comentada,
y anotada con legislación, jurisprudencia y doctrina)
TOMO 1
(Arts. 1 a 14)
20. edición
Qkpatma
E Die ION E s Rumos AIIlES
2000 __.~ .~. "OE.It,,~ BIBLIOTECA
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¡a edición: 1993.
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VII
Dedicatorias:
'V" debe la vida de tal suerte,
, wtr se "
q/U? viva quede en la muerte .
GóMKZ MANIUQ\lE.
. . as a cuyo per-
A Mercedes, esposa, compañera y alIDga, ~acl 1 1 z
manente aliento Y colaboración. esta o~ra ha V1sto a u .
A Maria José, mi hija pnmogémta y colega. .
AL' ana Adela con el ferviente deseo de ser tesbgo de. su
J. uramentoU Cplr O~le.sl Ona 1 d' e fidelidad a la República Y a la Constltu-
ci~. A la memoria de mis ilustres colegas, Dres. M~ ue lBel gra-
nu, Mariano Moreno, Juan J. Castelli, Manu~l Antom.o de Castro,
Juan Bautista Alberdi, José Benjamín Gorostiaga, Lms V. Varela,
Antonio Bermejo, Rafael Bielsa, Carlos Sánchez Viamonte, Alfre
do' L. Palacios y Luis Maria Boffi Boggero.
A la memoria de mi querido y recordado maestro Ambrosio
L. Gioja.
Al Dr. Carlos S. Fayt, un magistrado consustanciado con su
juramento de fidelidad a la República.
A mi querido amigo, el profesor Dr. Pedro J. Frías, por su
constante defensa del sistema federal.
Al catedrático español Dn. Jesús González Pérez, con quien com
partimos conceptos fundamentales sobre la dignidad del hombre.
A la querida memoria de mi amigo, el profesor Dr. Pablo A.
Rarnella, decano de los constitucionalistas argentinos, por su cons
tante prédica de los valores cristianos, que son los de la dignidad
del hombre.
. . A iodos ~os abogados que han sacrificado o arriesgado su
dlgmdad, su V1da y sus derechos en defensa de la Constitución
es decir, de la República, de In democracia y de la dignidad dei
hombre.
IX
PRÓLOGO DE LA SEGUNDA EDICIÓN
Cuando en el año 1993 entregué al público lector el primer tomo
de mi Tratado de derecho constitucionaL lo hice con cierta inquie
tud y desazón, al advertir lo arduo y árido del trabajo a que me
enfrentaba, al no ha.ber compartido el esfuerzo con otros colegas,
como una p.lemental prudencia así lo aconsejaba.
Gracias a Dios, pude desechar tales temores al ver la generosa
fidelidad de mis lectores, que volvió a exceder de mis expectativas,
como lo demuestra. el hecho de haberse agotado ya el primer tomo
de la obra y haber disminuúio sensiblemente la cantidad de ejem
plaref; que aún restan de los otros tomos, con excepción --obviamen
te- del último volumen, que recién vio la luz en abril pasado.
Todos los conceptos del prólogo de la primera edición de esta
ohra., así como los vertidos en el epílogo del reciente quinto tomo,
mantienen plena vigencia, por lo cual considero innecesario reiterar
los aquí y ahora.
Esta segunda edición, que comienza con el tomo 1 del Tratado,
contiene un 16gico ajuste, teniendo en cuenta que este primer volu
men vio la luz antes de que fuera. sancionada la reforma constitu
cional de 1994 y que, por ello, ha sido necesario hacer ciertas
adecuaciones de su texto a dicha reforma.
Pero tales modificaciones son las mínimas imprescindibles y no
alteran para nada el sentido ni el contexto de la. obra, ni las
opiniones o concp.ptos incluidos en ella, todos los cuales conservan
absoluta vigencia.
En efecto: el primer tomo de la primera edición mantiene ple
namente su actualidad, teniendo en cuenta las siguientes circuns
tancias: a) los primeros treinta y cinco artículos de la Constitución
nacional no fueron modificados por la reforma de 1994, Y el primero
y el segundo tomo de la obra tienen como contenido el análisis de
los primeros veintisiete artícu.los del texto constitucional; b) la tabla
x
PRÓLOGO DE LA SEGUNDA EDICIÓ,
de concordancias entre la numeración anterior del texto constitucio
nal y la nueva, a partir de la mencionada reforma, que está
incluída al comienzo del tercer tomo de la obra. oontiene la nueva
numeración de los arts_ 36 en adelante, conforme al textu aprubudu
pur la Convención acional Constituyente de 1994; Y c) los institu
tos estudiados en los tomos primero y segundo. que fueron modifi
~ cados por la reforma. SOR analizados en el articulado respectivo, en
I los volúmenes s~
Como expresé en el epílogo del tomo quinúJ de1 Tratado, si mis
i lectores opinan qLU! ~l obtenido - - el esfuerzo reali-
I zado (el cual, visto a ltl d- temerario), entonces
•
me daré por plenOJ7ll!J'lÚ SDl"Ufi'.dtA!l.
,1 Ruego nuevamenLe a infinita misericor
dia- permita que amlplll.OT --<lunque sólo
libertad y de la
sea en algunos centimelros-
restringir, en forma
dignidad del hombre y. COIUlfJCUI!~l!fnjmtl',
que siempre preten-
inversamente proporciontll
de avasallarlas.
Firwlrnentc. quiero ~ muestras de a{ec-
~n. 1<oUdari.dad y aliento ~ - de c:iDnocidos e incluso-- de
colegas y personas que no 0Dn0I2lC0,. recibido con motivo de La
aparici.ón de esta obra.. Todas dJo.$ oO~an o mi permanente reco
nocimiento.
A todos, ¡muchas grOCIO:~
Buenos Aires, setiembre de
,~'~"r.J.. ÁNuEL EKMRlillJIAN.
Xl
PRO, LOGO DE LA P Rlnl.UvA:Vl. A~. EDICIÓN
"Al rey, la hacienda y la vida
se ha de dar· pero el honor
es patrimonio del alma,
y el alma sólo es de Dios".
CALDERÓN DE LA BARCA.
"A la Patria se le deben sacrificar
intereses y vida, pero no la honra".
JosÉ F. DE SAN MARTíN.
Cuando en el prólogo de mi Manual de la Constitución argen
tina anunciaba al público lector esta nueva obra, afirmando que
el tratado en un futuro no demasiado lejano -si Dios me lo
permitía- vería la luz, no imaginaba la repercusión que tal
afirmación, hecha casi al pasar, podía llegar a tener.
En efecto, numerosos amigos, en sus cartas y personalmente,
me han preguntado y me preguntan de continuo, y hasta me
exigen el cumplimiento de aquella promesa, hecha en noviembre
de 1990.
Este compromiso, que casi inadvertidamente había contraído,
me ha obligado a iniciar prestamente la entrega al público lector
de este mi nuevo hijo, contando con la benevolencia con que me
ha acompañado hasta ahora.
La confección de un tratado entraña una responsabilidad mu
cho mayor que la redacción de otro tipo de obra. En él, el lector
debe encontrar todas las principales opiniones que se hayan emi
tido sobre la materia estudiada, coincidan o no con las del autor.
Es necesario agotar prácticamente el análisis de cada tema, brin
dando la opinión o al menos la cita en nota al pie de página, de
la doctrina y jurisprudencia, tratando de no omitir ninguna opi-
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XII PRÓLOGO DE LA PRIMERA EDICIÓN
nión importante. Esto es así porque el tratado debe servir no sólo
al profesional, sino también al estudioso de un tema en particular
como un introito que le señale el camino para investigaciones más
profundas. De aquí la importancia de no omitir la revista y las
I citas de la doctrina y jurispnulenc:ia.. Es por eso que el temor a
una involuntaria omisión en el autor un stress que no
I aparece, v.gr., al redactar un man o un compendio.
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I Ésa es la idea que ha o en mi trabajo: tratar de
brindar al lector un panorama lo completo posible de la
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zado. Aunque creo haberlo palabra la tendrá el
lector, como siempre.
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XII PR.6LOCO DE LA PRIMERA EDICIÓN
nión importante. Esto es así porque el tratado debe servir no sólo
al profesional, sino también al estudioso de un tema en particular
como un introito que le señale el camino para investigaciones más
profundas. De aquí la importancia de no omitir la revista y las
citas de la doctrina y jurisprudencia. Es por eso que et temm n
una involuntaria omisión genera en el autor un stress que no
apar,ece, v.gr., al redactar un manual o un compendio.
Esa es la idea que ha predominado en mi trabajo: tratar de
brindar al lector un panorama 10 más completo posible de la
legislación, jurisprudencia y doctrina nacional, e incluso extranje
ra cuando lo he considerado conveniente, sobre cada tema anali
zado. Aunque creo haberlo logrado, la última palabra la tendrá el
lector, como siempre.
Claro está que la cita de distintas opiniones doctrinales o
jurisprudenciales no implica omitir las mías. Al contrario, tal
como lo afirmé en el prólogo de mi ya citado Manual, mis trabajos
no han sido ni serán asép . o neutros, ni mucho menos una
mera recopilación de las ideas de otros. Mantengo plenamente mi
compromiso con los fundamentales principios de la república y de
la democracia.
Es por ello que el lector podrá advertir -en innumerables
ocasiones- mi discrepancia con la doctrina o con los criterios
jurisprudenciales mayoritari . Entiendo que en esos casos falta
ría a mi compromiso si omitiera mi opinión.
Además, como se puede advertir fácilmente, toda esta obra
, está imbuída de mi firme creencia acerca de la jerarquía suprema
I
que tiene la dignidad humana ("honor" la llama Calderón, en la
cita trascrita en el epígrafe de este prólogo) en la escala de los
I derechos humanos.
j Esto no implica, por supuesto omitir criterios con los
cuales no coincido. Al contrario teniendo en cuenta los objetivos
í ya enunciados, sería un fraude intelectual ignorar las opiniones
con las cuales discrepo. dando así al lector un panorama incom
í
pleto de los temas.
j En este sentido. quizá haya pecado por exceso antes que por
defecto. ya que -en todos los casos y dentro de lo posible-- he
tratado de brindar el panoraD1a más amplio de opiniones, con las
, correspondientes citas a pie de página, para el lector que -como
dije más arriba- desee profundizar el estudio de algún tema en
I
particular .
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