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TÓPICOS SOBRE
CICERÓN EN MEXICO
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS
TÓPICOS SOBRE CICERÓN EN MÉXICO
OENTRO DE ESTUDIOS CLASICOS
Instituto de t avejiga Clonen Filológicas
a N. a. M. ■
Cuadernos del Centro de Estudios Clásicos 4
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INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS
Ignacio Osorio Romero
TÓPICOS SOBRE
CICERÓN EN MÉXICO
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MÉXICO
México 1976
Primera edición: 1976
DR © 1976, Universidad Nacional Autónoma de México
Ciudad Universitaria. México 20, D. F.
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Impreso y hecho en México
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INTRODUCCIÓN
Situaciones históricas complejas; relaciones de clase combina
das; formaciones socioeconómicas contradictorias; dualidad in
trinseca, en suma, es lo que encuentra un estudioso al investigar
la realidad mexicana. No puede ser de otra manera. Resulta
difícil aprehender el tipo de formación económica resultante de
la fusión de una civilización, la española, que en el momento
de la Conquista apenas iniciaba la salida del medievo, con una
población, la indígena, que, en el mayor número. de los, casos,
se mantenía en condiciones comunales de tribu de la edad de
piedra. Seguir el hilo de Ariadna que conduce a explicar e inter
pretar la interacción de estas fuerzas que dieron origen q formas
económicas combinadas y formaciones 'sociales incoherentes a
la postre con la era del capitalismo industrial, es complicado.
Aún mas, con frecuencia se siente el apremio por explicar las
causas que operaron para que las regiones colonizadas por los
españoles y portugueses desde principios del siglo icvi perma
necieran estancadas frente a la, inmigración que llegó en los
albores, del siglo xvn a las regiones del norte del continente,
la cual no sólo se insertó en el camino del desarrollo sino que
llegó a convertirlas, primero, en el imán de la inmigración y,
después, eri la nación con la posición cumbre en él inundo
capitalista. !
En el intento por explicar y aprehender la realidad latino
americana. hemos ensayado muchas respuestas. Para algunos, la
clave se encuentra en la índole de los individuos y las naciones:
“Las naciones de origen Hispano, y entre ellas Méxu^7íán here
dado las facultades estéticas de sus progenitores, y sü idoneidad
paralas concepciones abstractas y para las ciencias deductivas;* 1
los pueblos sajones, en càmbio, han sido dotados pqrà.eî conoci
miento de las ciencias de observación y experimentales. Para
otros, la explicación se encuentra en el clima: “Un eterno estío 1
1 Rafael Ángel de la Peña: “Discurso sobre la enseñanza de las huma
nidades y especialmente de la lengua latina”, en Memorias de la Academia
Mexicana, t. iv, núm. 1 (México, 1895), p. 305. S í
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reina sobre ellos; sus necesidades son pocas y primarias, y una
naturaleza pródiga satisface a mano abierta las, exigencias de su
existencia2 los climas del norte, por el contrarío, obligan a la
superación y a la diligencia.
Otros, inmersos en polémicas de orden social, sé han acerca
do mas científicamente al problema. Señalan como factor deter
minante la formación económica implantada: mientras los espa
ñoles y portugueses provenían de sociedades feudales en tránsito
al capitalismo, los colonizadores del norte, pertenecientes a
sociedades en el curso de la modernidad, introdujeron los con
ceptos ingleses referentes al modo de vivir y trabajar. Si esto es
asi, el dilema inmediato que se plantea al investigador de Id
realidad mexicana y, más concretamente¿ novohispana, es el
siguiente: ¿Los elementos modernizantes de la cultura española
lograron sobreponerse a las trabas feudales creando eri Ids colo
nias durante los tres siglos de dominación una sociedad .de tipo
capitalista o, a la inversa, el predominio de lo medieval fue la
característica de la estructura social résultante? A mí parecer,
ni ló uno?ni lo otro unilateralmente. La civilización europea
que se insertó en la población aborigen en América Latina no
sólo produjo híbridos étnicos como el mestizo, el coyote, el
tenté en el aire, el salta-pa-trás, el a’hi’t’estás, como los españo
les peninsulares y los criollos mismos les llamaban* sino también
híbridos sociales que eran tanto feudales como burgueses. En
otras palabras, al combinar ta Conquista relaciones precapita
listas y capitalistas, las hizo coexistir en su seno e, incluso,
fusionarse las unas con las otras. Amalgama de razas, culturas
y formas de producción fue, pues, lo que conocemos como Amé
rica Latina y la Colonia, el crisol donde por trescientos años
estos elementos se combinaron y fusionaron.
Si nos acercamos desde este punto de vista al estudio de lo
que fue la Nueva España, encontraremos como un objetivo
importante determinar cuáles elementos medievales operaron
para inadaptar a los novohispanos en la nueva f áse'de desarrollo
y cuáles fueron los modernizantes. Encontraremos en ella,
entonces, no lar sociedad quieta e inmóvil de casi tres siglos de
paz y de ortodoxia religiosa, como algunos estudiosas intentan
con frecuencia presentarla, sino a la época fortndtíyá donde se
consolidaron las relaciones de producción, los procesos étnicos
y la fisonomía ideológica y cultural que han détérrtiinado el
2 E. G. Squier: Nicaragua, sus gentes y paisajes. 2$ ed. Costa Rica,
Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA), 1972, p. 32 [prime
ra edición en I860].
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desarrollo de México como nación que se debate por trascender
él subdesarrollo.
El objetivo de las siguientes páginas es mostrar, dentro de
este marco de referencia, un limitado aspecto de la vida cultural
mexicana: el papel desempeñado, en la superestructura ideoló
gica, por una corriente de importancia básica en Ja enseñanza
medieval y renacentista: los clásicos latinos, núcleo de la ense
ñanza medía superior durante los trescientos años dé la Colonia
y durante casi todo el siglo xix; más específicamente, busca mos
trar la influencia de un autor, Marco Tulio Cicerón, de quien
alguna vez dijo Alfonso Keyes: “una íradición, una cultura,-
una época, un hombre: todo esto encontramos en Cicerón”,3
Estudiar cabalmente, sin embargo, tan vasta y profunda in
fluencia, obligaría a tratar temas como su influjo en la prosa
escrita en español, o ir más a fondo de los tópicos..aquí trata
dos, lo cudl requeriría estudios monográficos que no se han
hecho aún, o materiales cuya consulta es difícil ahora. Por estas
razones no he querido recurrir al título de Cicerón en México,
sino que he preferido él más modesto de Tópicos sobre Cicerón
en México que, me parece, está más en correspondencia con
la realidad del ensayo. Este, en efecto, aborda, primeramen
te, él influjo de Cicerón en las aulas noyohispanas y en él
siglo XIX, hasta el momento en que Justo Sierra promueve
la desaparición del latín como materia obligatoria en él ciclo
de la Escuela Nacional Preparatoria; en segundo lugar, busca
demostrar el amplio conocimiento de la obra de Cicerón exigido
q los profesores de retórica, materia componente del trivium
medieval; en los capítulos denominados Initia y prolusiones y
Oraciones fúnebres latinas se muestra cómo el estilo ciceroniano
influye, ya en giros y modismos, ya en la estructura misma del
periodo, sobre la oratoria latina cultivada en la Nueva España.
El descuido con que hasta la fecha los estudiosos de nuestra
cultura han mantenido él tema'justifica, a mi juicio, la inclusión
de la bibliografía sobre las oraciones fúnebres latinas que han
llegado a mi conocimiento. Incluyo, por último, una reseña de
las traducciones al español y de Ids ediciones latinas, hechas
en México, de las obras de Cicerón.
Como sucede siempre en esta clase de estudios que intentan
desbrozar un campo de investigación, estoy convencido de que
muchos elementos concernientes a los capítulos aquí tratados
3 Alfonso Reyes: La antigua retórica. México, Fondo de Cultura Econó
mica, 1961, p. 411.
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