Table Of ContentLucas Gutiérrez Vega,c. M. F.
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instituto teológico de vida religiosa
Lucas Gutiérrez Vega, C. M. F.
teología
sistemática
vida religiosa
Segunda edición, totalmente
refundida v aumentada
Instituto Teológico de Vida Religiosa
Víctor Pradera, 65, dpdo.
MADRID-8
1979
Í N D I CE
Págs.
PRESENTACIÓN 15
PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN 19
PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN 21
PRIMERA PARTE
INTRODUCCIÓN 25
1. Inexistencia y necesidad de la teología de la
vida religiosa 25
2. Del hecho religioso a la doctrina 28
3. De la doctrina y la espiritualidad a la teoría. 30
4. De la Edad Media al comienzo del Concilio
Vaticano II 35
' 5. Funcionalidad de la vida religiosa 37
6. La doctrina tradicional sobre la vida religio
sa, sometida a revisión 40
7. Nuevos factores socio-culturales y religiosos pi
den la revisión 42
CAPÍTULO I.—EL REINO DE DIOS, ANUNCIADO Y COMEN
ZADO POR CRISTO. CARÁCTER AMBIVALENTE DE ESTE
EDITA: Publicaciones Claretiatuu
REINO 45
(Coa las debidas licencias) 1. El Reino de Dios en la predicación, obras y
vida de Cristo, según el Vaticano II 46
ISBN 84-85167-49-X 2. Presente, futuro inmediato y futuro lejano del
Reino de Dios 49
Depósito legal: M. 27.644-1979
3. El Reino de Dios y el «reino de los hombres». 52
4. Síntesis 56
Sáez. Hierbabuena. 7. Madrid-29
7
Págs. Págs.
CAPÍTULO II.—CRISTO, INSTAURADOR DEL REINO, COMO 3. El misterio del nuevo Pueblo de Dios ...... 94
«HECHO DE VIDA» 59 4. Pueblo antiguo y Pueblo nuevo 96
5. Pueblo de Dios y dimensión escatológica ... 97
1. Acontecimiento pascual o «Hecho de vidü de
6. Pueblo de Dios y vida religiosa 98
de Cristo en su Pascua» 60
2. El «hecho de vida de Cristo», como «polo mi
sional» y de Encarnación 62 CAPÍTULO V.—POSIBILIDADES DE EXISTENCIA CRISTIA- *
3. Pascua y misión, inmanencia y trascendencia, NA AL SERVICIO DEL REINO 101
dos vertientes de la existencia cristiana 65
1. Plano institucional. Iglesia, sacramento de san
4. Inmanencia y trascendencia, Pascua escatológi-
tificación 101
gica y encarnación intramundana en Rahner ... 65
2. La Iglesia, sacramento de santidad 107
5. De la encarnación y pascua de Cristo a la en
3. Los modos de existencia cristiana como tota
carnación y pascua de la Iglesia 67
lidad 108
6. Plano de posible prevalencia, en el propio
4. Conclusión 116
proyecto de vida, del polo pascual o del polo
misional incarnatorio 68
7. Elección de proyectos de vida desde un plano CAPÍTULO VI.—EL PROYECTO DE VIDA RELIGIOSA DES
existencial humano 70 DE su PECULIARIDAD CRISTIANO-EVANGÉLICA 117
8. Cristo, en su proyecto de vida humana, como
1. Crisis de identidad y dificultad de determinar
justificante del proyecto de vida religiosa.
la especificidad 117
Cristo, «hecho de vida» 73
2. Vías posibles para un replanteamiento de la
1. Dimensión básica del modo existencial hu
vida religiosa 119
mano de Cristo 74
3. Estudio de la vida religiosa en su historia ... 121
2. Unas preguntas y sus respuestas 77
1. Un método inadecuado 121
2. Sentido de la historicidad 123
CAPÍTULO III.—LA IGLESIA COMO SACRAMENTALIZADO- ' 3. Respuestas tradicionales 125
RA DEL «HECHO DE VIDA», CRISTO, IGLESIA MIS 4. El verdadero punto de partida 127
TERIO 79
4. Dos modos de existencia cristiana en el ser
1. De una Iglesia jerarcológica a una Iglesia como vicio total al Reino bajo el Evangelio 129
misterio 80
1. Análisis de unas modalidades 129
2. Noción de misterio 82
2. ha articulación de contenidos 132
3. Conclusión 88
5. Especificidad del modo de existencia religioso. 134
CAPÍTULO IV.—LA IGLESIA COMO REALIZACIÓN DEL
REINO- EN EL TIEMPO. LA IGLESIA, PUEBLO DE DIOS. 91 CAPÍTULO VIL—FUNDAMENTACION DEL PROYECTO DE
VIDA EVANGÉLICO EN EL MODO DE VIDA DE CRISTO
1. La Iglesia como Pueblo de Dios, nueva visión
Y EN SU DOCTRINA 141
de la eclesiología 91
2. El capítulo del Pueblo de Dios en las etapas 1. Interpretación del modo de existencia religio
conciliares 93 sa en los textos evangélicos 142
8 9
Págs. Págs.
1. La respuesta de la tradición 142 4. Configuración de todo el vivir evangélico
2. Revisión crítica de hoy 144 desde el carisma 203
5. Convergencia entre carisma del Instituto
2. Identidad en la doctrina de todo el Nuevo Tes
y el de sus miembros 204
tamento 146
6. Fidelidad al carisma fundacional y su rein
3. Exigencias del Reino en los Sinópticos 147
terpretación hoy 209
4. Las palabras de Mateo en la teología de la
7. Configuración plena desde el carisma ... 210
vida religiosa 154
5. Contexto doctrinal del texto de San Mateo ... 156
6. La castidad por el Reino de los cielos 158
CAPÍTULO' IX. LA VIDA RELIGIOSA COMO CONSAGRA
7. El caso del joven rico 160
CIÓN 213
8. Alcance de la respuesta del Señor 165
1. La consagración religiosa después del Vatica
1. Interpretaciones teológicas 166 no II 214
2. Reflexiones críticas 168
1. Factores determinantes del cambio de pers
9. En qué consiste radicalmente el modo de exis pectiva en torno a la consagración 214
tencia cristiano-religiosa 172 2. Nuevo horizonte para la consagración ... 216
3. El núcleo del problema: consagración bau
1. Contenido de un compromiso 172
tismal y consagración religiosa 218
2. Su realización existendal 176
2. El sentido de la consagración en la Iglesia ... 222
1. Cristo, punto de partida de toda consa
gración existencial cristiana, fundamento
SEGUNA PARTE
de toda consagración 223
2. La consagración desde los sacramentos de
INTRODUCCIÓN 181 iniciación 227
3. Especial importancia de la consagración
t
CAPÍTULO VIII.—ESTRUCTURA CARISMÁTICA DE LA del binomio bautismo-confirmación 228
4. Proyección consacratoria del bautismo y
VIDA RELIGIOSA 185
de la confirmación en la vida 229
1. Los carismas en la doctrina de San Pablo ... 187
5. Diversidad de vocaciones como principio
1. La palabra «carisma» en San Pablo 187 de diversidad de consagraciones 235
2. Coordenadas de la «charis» y del «cha- 6. La historia como Historia de salvación
risma» 188 comunitaria y personal 236
3. Textos paulinos 189 7. Todo es vocación y todos somos portado
res de vocación eclesial en Cristo desde
2. Los carismas en el Vaticano II 190
el Espíritu 237
3. El carisma de los fundadores 195
8. Peculiaridad de las diversas consagracio
1. Situando el tema 195 nes como despliegue ulterior del bau
2. Los carismas de los fundadores como mo tismo 241
dos diversos de vivir el Evangelio 196 9. Presencia de ambas dimensiones en las
3. El carisma claretiano 200 fórmulas del Concilio 250
11
Págs. págs.
1. La doctrina del Concilio 285
10. Diferencias entre las tres consagraciones
2. Entusiasmo ante esta doctrina 287
que prolongan la consagración bautismal. 253
3. Del contagio al sentido crítico 287
3. Síntesis 254 4. Algunas visiones insuficientes 288
5. Aplicaciones a la virginidad 289
CAPÍTULO X.—VIDA RELIGIOSA Y MISIÓN ECLESIAL ... 255 2. Reflexiones para una posible teología de la vir
ginidad como signo escatológico 290
1. Tipificación de Institutos religiosos en la his
toria 255 1. \Keflexión teológica de Rahner 29o
2. Trascendentalismo teológico de Rahner ... 291
2. El Concilio, la configuración de la vida reli
giosa y su tipificación 257 3. Manifestación del amor en cuanto escato-
lógico-trascendente 294
3. Misión en Cristo. Cristología de la misión ... 259
4. Misión en la Iglesia: consagración-misión o mi 4. Teología de la renuncia 295
sión-consagración 261 5. Supuestos no probados de Rahner 298
5. Carácter eclesial de la «misión» y «misiones» 6. Mitigación de la doctrina de Rahner, he
de la vida religiosa 264 cha por él mismo 300
3. Una teología de los consejos evangélicos como
1. Todo Instituto religioso tiene una consa
opción existencial 302
gración-misión-acción propia 265
2. En cada Instituto religioso su consagra 1. Valoración antropológica de la virginidad. 302
ción-misión-acción forma una unidad, sin 2. Sentido cósmico 305
separaciones ni divisiones, ni siquiera dis 3. Su sentido signológico 305
tinciones más allá de un valor simplemen
4. Conclusión 308
te lógico 268
3. La peculiar consagración-misión-acción de
cada Instituto es abrazada por el religioso CAPÍTULO XII.—POBREZA EVANGÉLICA 311
totalmente en su profesión. Esta lo integra
1. La pobreza como consejo evangélico 312
todo unitaria y diferenciadamente 270
2. La pobreza evangélica desde el modo de vida
4. Cada Instituto debe configurar unitaria
de Cristo 316
mente su consagración-misión-acción, sal
3. El ejemplo de Jesús pobre, en sus seguidores. 319
vando así su identidad; debe vivir ésta go
4. Dialéctica del orden del Génesis y el orden
zosamente, perfeccionando cada día su
pertenencia 272' de la redención 321
5. Normativa para una pobreza evangélica 324
6. Aplicaciones concretas 274
7. Misión e historia: la misión de la vida religio
sa dentro de la historia. La misión hoy 28(1
CAPÍTULO XIII.—LA OBEDIENCIA RELIGIOSA DESDE
UNA TEOLOGÍA DE LAS MEDIACIONES 327
CAPÍTULO XI.-—VIRGINIDAD EVANGÉLICA 285 1. Ámbito universal humano de las mediaciones. 328
2. La historia de la salvación como mediación. 329
1. La dimensión signológica y escatológica de la
3. La mediación de Cristo Mediador 331
vida religiosa 285
12
Págs.
4. La Iglesia, Cuerpo del Señor. Mediación sacra
mental de la Iglesia 332
5. La Iglesia en su totalidad es la que visibiliza
a Cristo 333
6. La vida religiosa como mediación en la Iglesia-
Sacramento de santidad 337 PRESENTACIÓN
7. El carisma del Fundador hecho realidad ecle-
sial visibilizadora de gracia ... * 338
Los libros, cuando no son mero recuento de especulaciones o
8. La vida religiosa de un Instituto, mediación
recogida y ordenación de fichas, sino que reflejan, de una u otra
mediada 338
manera, la preocupación más íntima de su autor, merecen una
9. Relación y ordenación de mediaciones dentro
atención especial. Un poco, bastante, sucede con esta «Teología
del Instituto 339
sistemática de la vida religiosa».
10. La autoridad como mediación mediada 342
11. La mediación no puede disolverse en otras co El teólogo, que lo es de verdad, se expresa como creyente.
sas que no son mediación 343 Habla de lo que lleva dentro. Reflexiona y escribe desde su propio
12. Mediaciones religiosas y mediación ministerial. 343 vivir, que como ya sabemos, supone siempre un convivir. Pero
13. La mediación mediadora de los subditos como un convivir que le obliga a estar pendiente, por un lado, del Mis
mediación carismática 344 terio actuante en su propia existencia, y, por otro, de los demás
14. Posibles tensiones dentro de las mediaciones. 346 creyentes que reclaman su esfuerzo para clarificarles los efectos
15. La obediencia religiosa como obediencia misio de esta misma presencia bienhechora del Misterio. El teólogo,
nal en las mediaciones 350 testigo personal de lo que explica, no especula sobre formulacio
nes abstractas, no observa y analiza desde fuera, sino que intenta
dar razón de lo que ya es en él y en los demás cristianos una
CAPÍTULO XIV.—LA COMUNIDAD RELIGIOSA 353 vida llena de urgencias y responsabilidades. Una gran diversidad
1. Dimensión teológica de la koinonía de gracia. 354 de coyunturas le ponen siempre alerta, le interpelan y le hacen
2. Origen y naturaleza de la comunidad religiosa. 355 adentrarse, recobrar su más rica dimensión contemplativa, cobrar
3. La comunidad religiosa y su origen carismático. 360 distancia y resituarse en la convergencia de lo divino y lo humano.
El verdadero teólogo se halla siempre en el corazón del diálogo,
4. La comunidad tradicional en crisis 361
que es profunda y continua comunión, entre el Padre que se re
5. Elementos favorecedores del cambio 362
vela y el hombre que humildemente escucha. Por eso, su tarea
6. Procesos y etapas de la renovación 363
es semejante a la del traductor y a la del guía; es un genuino
1. Primera etapa 364 servidor. Misión sublime, por muchos conceptos, pero también
2. Segunda etapa 365 llena de incomodidades y renuncias porque no se trata de decir
lo que a uno se le antoja, ni de indicar sin recorrer el camino,
7. Luces y sombras 366
sino de expresar cómo hemos sido alcanzados por el Misterio de
1. Primera etapa 366 amor y de constituirse en pura transparencia para los demás, a
2. Segunda etapa 373 fin de que puedan apreciar con claridad y responder en fidelidad
8. Conclusión 375 al don inmerecidamente recibido.
ha función profética del teólogo, durante tanto tiempo oscu
recida, recobra hoy nuevo relieve. Existe una viva conciencia de
14 15
Hoy no son tanto las instituciones las que preocupan a los
la necesidad de su servicio en la edificación de la comunidad
religiosos. Nos inquieta más el contenido de nuestra fe, el sen
eclesial. Particularmente se está echando en falta a la hora de
tido último de nuestra vida consagrada en la Iglesia, cuya signi-
dilucidar la identidad de las formas de existencia cristiana. El
Jicatividad pocos aprecian en ella y bastantes religiosos no acaban
sacerdocio y la vida religiosa, concretamente, requieren urgente
de encontrar su exacta justificación para seguir abrazándola. Si
mente teólogos con esta vocación profética existencial.
queremos dar una respuesta precisa desde esta perspectiva existen
cial, que es donde se encuentra actualmente planteado el proble
Durante estos últimos años —ciñéndonos al cometido que nos
ma, no hay más remedio que reflexionar desde dentro, desde una
hemos propuesto al presentar este libro— hemos estado bastante
convicción profunda en la propia llamada, desde esa realidad gra
bien surtidos en literatura sobre la 'vida religiosa'. Pero no hemos
tuitamente ofrecida y enraizada en el corazón del creyente. Sólo
disfrutado tanto de una auténtica teología sistemática de la vida
así podrán sacarse todas las consecuencias que iluminarán, sin
religiosa. En los escritos o publicaciones posconciliares han abun
duda, las nuevas pautas de comportamiento y las formas de agru
dado los comentarios a los documentos d* la Iglesia, los análisis
parse en la Iglesia y en la sociedad.
críticos a la herencia jurídico-moral, se han incorporado atinadas
observaciones venidas de las ciencias humanas: psicología, socio
Creo que en esta perspectiva se sitúa el autor de esta «"Peo-
logía y pedagogía, y se ha intentado, incluso, resituar a los reli
logia sistemática». El valor fundamental —posiblemente para al
giosos en el ámbito eclesial que les correspondía. Esta resituación
gunos llegue a ser una limitación— de esta obra es que está es
no siempre ha sido afortunada por incompleta e insuficiente y
crita desde esa imperiosa necesidad de clarificación personal, la
por los extendidos criterios igualitaristas o demasiado pragmatís-
clarificación que un religioso necesita para mantenerse fiel a su
ticos que se han apuntado desde una pastoral no del todo bien
vocación en un momento como el presente, y la intención de po
fundada. En el fondo, como es natural, estaba la ausencia de una
profunda eclesiología, por una parte, y, tal vez, por otra, la falta der ayudar también a sus hermanos. Hay en su reiterado len
de un serio compromiso de los religiosos, que nos hemos dedi guaje una pasión por defender la validez y la irreemplazable mi
cado más a ser observadores de la situación que agentes, actores sión del religioso en la Iglesia y en el mundo. La dimensión de
responsables, de nuestra propio destino en la Iglesia y en la socie profundidad en que se sitúa el autor, sin decir que sea entera
dad. Los ha habido, sí, y algunos bien prestigiosos, por cierto, mente nueva, la verdad es que no es común, ni es fácil encontrar
pero han sido pocos en número los religiosos empeñados en «res una coherencia tan sistemática en la exposición de los aspectos
ponder» con su carisma de «doctores» a lo que era una exigencia centrales de la vida religiosa. Hay un hilo conductor a lo largo
de vida en ellos por vocación y misión en la Iglesia. Hemos de los capítulos de esta obra: la permanente llamada a la viven-
especulado demasiado sobre la «vida religiosa», abstractamente ciación personal y comunitaria del misterio de Cristo pobre, obe
considerada, y nos hemos entretenido innecesariamente —como diente y virgen en la Iglesia y en el mundo.
aquellos doctores de la ley del tiempo de Cristo— en ver hasta
dónde y cómo habían de hacerse los cambios. Nos hemos situado Decíamos antes que el teólogo se expresa como creyente y
cómodamente desde el exterior sin hacer nuestra la lucha por ejerce una función de servidor. Pues bien, el P. Lucas Gutiérrez
una vida más ajustada a las instancias del seguimiento de Cristo Vega ha escrito estas páginas pendiente del doble filo de su vo
según el Evangelio. Hemos cambiado las expresiones y creíamos cación-misión. Ha sido especialmente notoria en estos últimos años
que estábamos ya convertidos. Pero la vida religiosa no es una su preocupación por los problemas de su propia vida religiosa.
abstracción elaborada a partir de unos modelos socioculturales, ni La participación en los dos últimos Capítulos generales de la Con
un simple producto de las instituciones históricas más brillantes gregación Claretiana le permitió entrar en contacto con sus her
del cristianismo, sino una forma de existencia cristiana, cuya ra manos teólogos de la vida religiosa y vivió la rica experiencia del
dical pretensión es presencializar y actualizar el género de vida mutuo intercambio, del continuo enriquecimiento y de la amplia
que llevó Jesús entre los hombres cuando vino a traernos la sal ción de miras. La responsabilidad del rectorado del Teologado
vación (Cfr. LG 44,3). Claretiano de Salamanca, justamente en la etapa inmediata al Con
cilio, le llevó repetidas veces a replantear y reformular los crite-
16 17
2
ños básicos de la vida religiosa para aquellos inquietos semina
ristas. Ha asesorado a muchos Institutos religiosos en sus respec
tivos Capítulos generales y provinciales. Y, sobre todo, ha man
tenido fielmente su propósito —a pesar de que ahora la "Prefectura
General de Formación en su Congregación le ocupa una buena
parte del tiempo— de llevar adelante el propósito con que se
creó el Instituto Teológico de Vida Religiosa de Madrid, del que
fue cofundador, director y sigue siendo profesor. PROLOGO DE LA PRIMERA EDICIÓN
Creo que esta presentación debería haberse ceñido a un sim
ple gesto de gratitud a su autor por el esfuerzo que ha hecho La presente obra es término, por ahora, de un largo período
para poner en nuestras manos sus originales* Cuantos conocemos de preocupación y reflexión sobre la vida de los religiosos.
de cerca al P. Lucas Gutiérrez sabemos bastante de su habitual
Tan sólo he querido trazar las líneas generales de una teología
aversión a la pluma. Lee mucho, piensa más, pero escribe sólo
sistemática de la vida religiosa. Palta una teología analítica de
por compromiso. La obra que el lector tiene en sus manos está
sus diversas formas, igualmente necesaria. Otros la harán o, aca
escrita tras una machacona insistencia de algunos compañeros.
so, yo mismo en el futuro si tengo tiempo y ambiente para esa
Su resistencia ha sido fuerte, pero ha podido más nuestra cons
nueva tarea.
tancia.
Dentro de la teología sistemática he tratado todos aquellos
Estoy seguro de que la ilusión del autor coincide con los que
temas que creía necesarios. Algunos van estudiados de manera
editan la obra. Si con su lectura se llega a la conclusión de que
implícita, pero creo que suficiente, aunque no digo que no hu
es algo serio y merece la pena vivir como religiosos, nos daremos
biera sido útil dedicarles un capítulo explícito.
lodos por muy satisfechos.
He intentado en todo momento estudiar la vida religiosa den
AQUILINO BOCOS MERINO, C.M.F., tro del conjunto de la teología de la Iglesia. Así se explica el que
Director de la revista haya dado una notable extensión a los primeros capítulos, en los
«Vida Religiosa» que se centra la visión de la vida religiosa dentro del conjunto
del Pueblo de Dios. La teología de la vida religiosa o es una
parte de la eclesiología o se hace ininteligible. Y, por desgracia,
no es frecuente ver siquiera una alusión a la vida religiosa en
los tratados de eclesiología que se siguen escribiendo. Únicamente
se la encuentra en libros que quieren ser un comentario completo
a la Constitución Lumen Gentium, sobre la Iglesia.
Otra preocupación constante en mi trabajo ha sido intentar
una coherencia de principio a fin, coherencia obligada desde la
visión complexiva de toda la vida de la Iglesia, sin que nada de
cuanto diga sobre la vida religiosa suponga una ofensa o al me
nos una falta de atención a la misión eclesial de los demás miem
bros de la Iglesia: sacerdotes y laicos.
Pero éstos han sido los proyectos y las intenciones. Tal vez,
contra mi voluntad, no siempre lo habré logrado.
18 19
Tampoco he pretendido escribir la teología de la vida reli
giosa. Creo que todavía queda mucha tarea previa. He intentado,
únicamente, ofrecer una concreta visión, como lo han intentado
otros tantos compañeros de trabajo. Si con ello se prepara el ca
mino para el gran teólogo que realice la síntesis armónica y ple
na, no habremos perdido el tiempo quienes hemos iniciado una
tarea difícil, como sucede en todos los comienzos. PROLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN
Para mi reflexión he mantenido contacto continuo con la bi
bliografía, cada día más numerosa, sobre vida religiosa. Muchas Esta segunda edición de la Teología Sistemática de la vida re
veces he consentido, otras disentido, en los planteamientos y so ligiosa no es una simple reimpresión de la primera. Bajo no pocos
luciones de los demás teólogos. Muchos de entre ellos han sido aspectos es una obra nueva, aunque dentro de la línea de pensa
para mí el incitante más fuerte para pensar. Diría, más bien, que miento de la primera.
han hecho posible mi propio pensamiento, lo mismo cuando he
encontrado convergentes su pensamiento y el mío que cuando he Ha habido lector que en su día me indicó que tal vez la pri
creído deber disentir. Mi agradecimiento a los unos y a los otros mera parte era demasiado extensa. Por otro lado, como indicaré
es idéntico. A lo largo de mi estudio no aparecerá siempre la pre luego, la segunda parte de esta edición incluye dos capítulos nue
sencia de quien me hizo pensar, ya que un trabajo analítico de vos, con lo que la obra resultaría muy voluminosa.
citas y compulsación de pensamiento hubiera dado una extensión
excesiva a mi trabajo. Creo, no obstante, no haber distorsionado Por ello la primera parte ha sido ahora notablemente reducida
el punto de vista de dichos autores; al menos conscientemente en número de páginas. Conserva, sin embargo, todo el contenido
no lo hecho nunca. Debería citar al menos los nombres que fundamental de doctrina, porque sigo convencido de que la vida
han sido el más fuerte incitante de pensamiento, pero acaso religiosa sólo puede ser entendida dentro de la Iglesia —y por
caería en omisiones injustas, cuando a todos les debo gratitud. tanto de la Eclesiología— y dentro del «hecho de vida» de Jesús
y de su mensaje o Buena Nueva del Reino.
Si en ocasiones la manera como presento mi forma de enten
der las cosas pareciera demasiado segura, afirmo que tengo con El trabajo de revisión, de síntesis y, en buena parte, de nueva
ciencia de caminar todavía entre tanteos y en plena búsqueda. redacción ha sido realizado por mi compañero y hermano Macario
Y no me costará ningún trabajo cambiar de ruta cuando vaya Diez Presa. Ha trabajado intensamente con la maestría en él ha
comprendiendo que me había equivocado. bitual. Dentro de la plena fidelidad al contenido doctrinal ha lo
grado una condensación, una síntesis y una redacción a mi modo
de ver ejemplares.
La segunda parte introduce varios capítulos nuevos, escritos
pensando en una visión de conjunto armónica e integrada. Dedico
un primer capítulo al estudio del carisma; un capítulo tercero a
la misión eclesial de la vida religiosa. Este capítulo, precedido
por el dedicado a la consagración, permite una visión global y to
talizante de cada forma de vida consagrada. Es igualmente nuevo
en su totalidad el dedicado a la obediencia, enfocada desde la teo
logía de las mediaciones; en mi intención es un estudio tanto de
la autoridad como de la obediencia, bajo vertientes diferentes. Es
21
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