Table Of ContentRestauración de zonas incendiadas
en Andalucía
EDITA: CONSEJERÍA DE MEDIO AMBIENTE. JUNTA DE ANDALUCÍA
DIRECTOR FACULTATIVO: JUAN CARLOS COSTA PÉREZ. INGENIERO DE MONTES.
CONSEJERÍA DE MEDIO AMBIENTE, JUNTA DE ANDALUCÍA.
AUTORES: JUAN CARLOS COSTA PÉREZ, RICARDO LOZANO ARRIBAS, MIGUEL CUETO ÁLVAREZ DE SOTOMAYOR,
JOSÉ MARÍA TERUEL JIMÉNEZ, JUAN FRANCISCO ROMERO GÓMEZ, MIGUEL ÁNGEL CATALINA MIMENDI,
CÉSAR VICENTE FERNÁNDEZ, ÁNGEL LUIS JOVER ROBLES, JUAN RODRÍGUEZ DE VELASCO VEGA,
JOSÉ GARCÍA SANZ, VALENTÍN BADILLO VALLE.
FOTOGRAFÍAS: JESÚS GONZÁLEZ-CORDERO CEBALLOS, ROSA FERNÁNDEZ DÍAZ, AGUSTÍN BERMEJO,
IÑIGO FAJARDO, FCO. JAVIER CARRETERO FRANCISCO, ARCHIVOS DE EGMASA Y DE TRAGSA.
IMPRESIÓN: CORIA GRAFICA, S.L.
ISBN: 84-96329-73-9.
DEP. LEGAL: SE-2028-06.
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RESTAURACIÓN DE ZONAS INCENDIADAS EN ANDALUCÍA
Presentación
Andalucía, por las peculiares condiciones de su vegetación y clima, está sometida fre-
cuentemente a un elevado riesgo de incendios forestales. Riesgo que se incrementa
anualmente en la época estival y que se agrava los años que padecemos severas sequías
e incluso los años con primaveras muy lluviosas, en los que el crecido pastizal agostado
supone un peligroso medio de propagación.
El fuego destruye en mayor o menor medida la biomasa de los ecosistemas, causando
unos efectos directos sobre la vegetación, la fauna y el suelo. La serie vegetal puede retroceder
hacia formas menos evolucionadas, la fauna desaparece, al menos temporalmente, y el suelo
se puede hacer más erosionable. En cualquier caso, tras un incendio forestal transcurre un
periodo más o menos amplio, dependiendo de la intensidad y magnitud del mismo, antes de
que el ecosistema alcance su estructura y complejidad primitivas.
A ello hay que añadir que los incendios también pueden tener importantes repercusiones sobre nuestra economía
rural, infraestructuras e incluso sobre nuestros pueblos. Pueden originarse significativas pérdidas en aprovechamientos
forestales y cinegéticos, en explotaciones agropecuarias y en cultivos, en infraestructuras viarias e hídricas, y sobre los
enseres y bienes de residencias y núcleos habitados. Por otra parte se provocan daños al paisaje, se incrementa la
liberación del CO2 atrapado en la vegetación, se producen pérdidas de suelo y nutrientes, e incluso, cuando son grandes
incendios, pueden causar efectos emocionales sobre las poblaciones del entorno que han visto desaparecer en pocas
horas su entorno más inmediato y querido.
En definitiva los incendios forestales suponen la principal amenaza al patrimonio natural y al tejido socioeconómico
de nuestro medio rural.
El Plan Forestal Andaluz de 1989 tomó en consideración los modelos de gestión de la vegetación, la restauración
agrohidrológica y las actuaciones para la defensa del medio natural. Desde entonces la política forestal andaluza ha evo-
lucionado hacia la integración de todas estas medidas, sobre todo en los trabajos que se realizan para la restauración
forestal de las zonas incendiadas en Andalucía.
En este sentido, uno de los objetivos de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía ha sido la evolución
hacia la mejora del modelo de restauración de zonas incendiadas, llegando al que actualmente se pone en práctica,
denominado de restauración integral del hábitat. Así, la última Adecuación del Plan Forestal Andaluz, para los años 2003-
2007, dentro de su primer objetivo incluye la estrategia de “restauración de terrenos afectados por incendios forestales
antes de que se aceleren los procesos erosivos, en el marco de una gestión integrada de las áreas incendiadas”.
Antes de abordar las soluciones reconstructivas del medio incendiado, hay que considerar que la vegetación
mediterránea está perfectamente adaptada a los incendios forestales, por lo que es importante conocer cuál va a ser
la respuesta y cómo va a condicionar nuestras próximas actuaciones.
Por todo ello, una vez que se ha producido un incendio y tras una adecuada evaluación de los terrenos incendiados,
se pone en marcha una primera fase con una serie de medidas y actuaciones urgentes que palían los primeros y más
inmediatos efectos negativos. Se establecen medidas cautelares para evitar daños inmediatos a personas, infraestruc-
turas y a la fauna silvestre y para evitar la generación de plagas.
Simultáneamente comienza la elaboración de un Plan de Restauración que a través de medidas reconstructivas, en
una segunda fase, inicia y encamina el proceso de recuperación del medio natural. Se analiza la afección a la vegetación
y la capacidad de regeneración natural, y se plantea el objetivo final de las actuaciones a desarrollar. La finalidad es el
restablecimiento del monte mediterráneo con las características naturales más similares a las iniciales, en la medida de
lo posible, teniendo en cuenta “los plazos” de la naturaleza.
En este manual se muestra la evolución de la gestión forestal en materia de restauración de zonas incendiadas a
través de un recorrido por los montes andaluces afectados por los incendios forestales más significativos que han
acaecido en los últimos años. Se presentan las actuaciones y medidas efectuadas tras la extinción del incendio en
materia de restauración integral del hábitat, la repercusión que las actuaciones han tenido en el restablecimiento de
los ecosistemas y el estado actual en que se encuentran las zonas restauradas.
Fuensanta Coves Botella
Consejera de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía
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Índice
EL INCENDIO FORESTAL COMO MODELADOR DEL ECOSISTEMA MEDITERRÁNEO . . . . . . . . . . 11
RESTAURACIÓN DE ZONAS INCENDIADAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
RESTAURACIÓN FORESTAL DE MONTEPRIETO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
RESTAURACIÓN EN EL ÁREA INCENDIADA DE BEAS DE GRANADA,
LA PEZA Y QUÉNTAR. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
RESTAURACIÓN DE LA ZONA INCENDIADA EN LAS SIERRAS
DE CÁZULAS Y ALMIJARA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
RESTAURACIÓN FORESTAL DE LA ZONA AFECTADA POR EL INCENDIO
EN EL MONTE PÚBLICO SIERRA BLANCA Y BERMEJA DE MIJAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
RESTAURACIÓN DE ÁREAS INCENDIADAS EN LOS MONTES DE VADOYESOS. . . . . . . . . . . . . . 103
RESTAURACIÓN HIDROLÓGICO-FORESTAL EN LAS CUENCAS AFECTADAS
POR EL INCENDIO DE LA SIERRA DEL CHAPARRAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
RESTAURACIÓN DEL ÁREA AFECTADA POR EL INCENDIO FORESTAL
EN EL PARAJE NATURAL DE SIERRA PELADA Y RIVERA DEL ASERRADOR . . . . . . . . . . . . . . . 143
ACTUACIONES DE EMERGENCIA EN LA ZONA AFECTADA POR EL INCENDIO
DE SIERRA MORENA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
ACTUACIONES DE EMERGENCIA EN EL PARQUE NATURAL DE LAS SIERRAS
DE CAZORLA, SEGURA Y LAS VILLAS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175
RESTAURACIÓN DEL ÁREA AFECTADA POR EL INCENDIO FORESTAL
EN LA VERTIENTE SUR DE SIERRA NEVADA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195
ACTUACIONES DE RESTAURACIÓN FORESTAL EN EL MONTE MADROÑALEJO . . . . . . . . . . . . . 219
ACTUACIONES DE RESTAURACIÓN FORESTAL EN LA ZONA AFECTADA POR
EL INCENDIO FORESTAL DE 2004 EN LAS PROVINCIAS DE HUELVA Y SEVILLA. . . . . . . . . . . . 233
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RESTAURACIÓN DE ZONAS INCENDIADAS EN ANDALUCÍA
EL INCENDIO FORESTAL
COMO MODELADOR
DEL ECOSISTEMA MEDITERRÁNEO
Juan Carlos Costa Pérez.Jefe del Servicio de Restauración Forestal
Tradicionalmente se ha considerado el fuego debe calificarse estrictamente como una adapta-
como un importante modelador de la evolución ción al fuego sino, como dice Ojeda, como una
de la vegetación mediterránea1. Sin embargo hoy “exaptación” (OJEDA, 2001), es decir, una respues-
en día se considera que esta afirmación no es muy ta de las plantas al incendio equivalente a la que
acertada, al menos en muchas de nuestras plan- tendrían por la acción del ramoneo del ganado.
tas, ya que la capacidad de la vegetación para
regenerarse tras una destrucción de la parte aérea Hay, sin embargo, algunas plantas que parecen no
ya existía antes de que los incendios hicieran pre- responder estrictamente a este principio. Entre és-
sencia en nuestros montes como consecuencia de tas se encuentran los brezales de los suelos ácidos
la aridificación del clima y de la incidencia de los de la mitad occidental de la península (OJEDA,
rayos caidos durante las tormentas (WELLS,1969). 2001). Aunque aún es pronto para extraer conclu-
siones adecuadas, las investigaciones realizadas
Las investigaciones realizadas hasta la fecha dan sobre estas formaciones han dado a entender que
como probable que las técnicas de defensa de la puede existir una estrecha relación entre su propa-
vegetación contra los herbívoros, basadas en el gación y los incendios reiterados. Hechos como la
rebrote tras el ramoneo y en la germinación de las mayor inflamabilidad de estas especies respecto a
semillas tras la acción de los jugos gástricos, han las de garriga y la senescencia en largos períodos
servido asimismo para defenderlas del fuego. sin fuegos podrían corroborar esta hipótesis.
Ello indica que a priori ya existía una disposición Pero, exceptuando los brezales, el resto de las for-
de las plantas para responder adecuadamente al maciones mediterráneas tienen mecanismos de
fuego. Muestra de ello es que la mayoría de las respuesta a la destrucción por incendios suficientes
especies típicas de la garriga mediterránea que re- para garantizar su supervivencia, siendo difícil esta-
brotan vigorosamente tras los incendios, como la blecer cuándo se perfeccionaron estos mecanis-
encina, la coscoja, el madroño, el mirto, el lentis- mos. Los estudios de Carrión (CARRION, 2003)
co o el labiérnago, ya estaban presentes antes del muestran la presencia de micro carbones proce-
Plioceno en nuestra península y por lo tanto an- dentes de vegetación quemada ya hace unos trein-
tes de que los incendios interviniesen activamen- ta mil años. La falta de prospecciones a mayores
te en el ecosistema. profundidades no permite hasta el momento co-
nocer desde cuándo los incendios forestales provo-
Sin embargo, hay una gran diferencia entre los cados por agentes naturales como los rayos han
rebrotes que se producen tras el ramoneo y los podido intervenir en la formación de la historia
que se deben a los incendios, más traumáticos evolutiva reciente de la vegetación.
éstos para las plantas al requerir una masiva
movilización de los almidones de reserva con el Hace entre trece mil y diez mil años, en el deno-
fin de conseguir un rebrote más vigoroso. minado interestadio Allërod, se produjo una ful-
gurante expansión de los quercus caducifolios y
Es por ello por lo que podemos decir que, como de los quejigos desde los refugios en los que ha-
norma general, el comportamiento rebrotador o bían sobrevivido durante las glaciaciones. Poste-
germinador de nuestras plantas mediterráneas no riormente, en el Dryas reciente, es decir hace
1El fuego, sin embargo, no ha tenido la misma importancia en la evolución de la vegetación de la zona de clima mediterrá-
neo de Chile, actualmente azotada por los incendios forestales y con previsibles efectos devastadores al no estar la vege-
tación adaptada a los incendios (Mooney, H. 1977)
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RESTAURACIÓN DE ZONAS INCENDIADAS EN ANDALUCÍA
unos diez mil años, se produjo un periodo muy las partes oriental y norte de la península, sin
árido pero no muy frío que conllevó una regresión embargo poco se conoce aún de lo sucedido en
de los quercus hacia las montañas y un incremen- la parte occidental ya que la escasez de registros
to de los taxones estepáricos. Los bosques de palinológicos no permite por ahora saber si en
quercus comenzaron a expandirse por el sur hace esta región también el fuego pudo haber contri-
unos once mil años hasta hacerse la vegetación buido y de qué manera a modelar el ecosistema.
dominante hace unos 8.000 años; la expansión
del alcornoque y del acebuche que se produjo en Lo que es evidente es que los importantes cam-
estas fechas se atribuye a un incremento de la hu- bios en la composición y estructura de la vegeta-
medad y de la termicidad (B.Ibericos, 1997). ción no pudieron llevarse a cabo sin una frecuen-
cia importante de los incendios, ya que la propia
De acuerdo con los datos de Carrión, durante el resiliencia del ecosistema no hubiera permitido
Holoceno medio y coincidiendo con el Neolítico una evolución de la vegetación diferente a la ori-
comienza a cobrar gran importancia en la confor- ginalmente quemada, y esta frecuencia surgió a
mación de la estructura ecológica del bosque partir del Neolítico, cuando el hombre dejó de ser
mediterráneo el incremento del fuego y del pas- cazador recolector -al menos como forma princi-
toreo. Como suele suceder, posiblemente hayan pal de alimentarse, para sedentarizarse y conver-
sido los dos tipos de factores, climáticos y antró- tirse en agricultor y ganadero.
picos -por otra parte íntimamente ligados-, los
responsables de las modificaciones surgidas en Los primeros restos arqueológicos que hacen
las formaciones vegetales. referencia a la agricultura en la península se pue-
den situar cronológicamente hace unos 7.000
En las turberas de Navarrés, Valencia, se ha podi- años, cuando los bosques comienzan a desmon-
do observar un incremento llamativo de micro tarse con el fin de obtener tierras de cultivo; no
carbones hace unos 6.000 años, lo que ha sido parece muy descabellado imaginar que la quema
atribuido a una mayor frecuencia de incendios fo- fuera la técnica utilizada para estos desmontes, al
restales. Esta fecha coincide con la instalación en igual que aún se hace en las zonas tropicales de
los alrededores de las turberas de un poblado ne- Asia y América.
olítico y los análisis muestran que en tan solo cien
años la frecuencia de los incendios fue tan eleva- Sin embargo, mientras que los desmontes de las
da que se produjeron importantes cambios en la selvas asiáticas o sudamericanas son itinerantes,
composición de las especies dominantes, cam- el hombre neolítico mediterráneo no necesitó
bios que no responden sin embargo a patrones fi- migrar constantemente en busca de nuevas par-
jos. Así, en Navarrés la expansión de la encina se celas tras la quema del bosque ya que la mayor
produjo a costa de la disminución de los pinares fertilidad de los suelos y la facilidad de mantener-
de nigra y silvestre, mientras que en la albaceteña los con algunas sencillas prácticas agrícolas le
sierra de Alcaraz fue el pino carrasco el que aca- permitió cultivar la misma parcela año tras año.
bó desplazando a la encina. Ello trajo consigo el crecimiento de los asenta-
mientos con construcción de fortificaciones y bas-
En registros realizados para esa fecha en la sierra tiones para defender los campos y cosechas, pero
de Gádor, Almería, se ha podido constatar una también el que los incendios incidieran en las
mayor presencia de esporas de especies como la mismas zonas año tras año. Quizá por eso mien-
Riccia asociadas tradicionalmente al pastoreo; el tras que los incendios de los hombres de la selva
trinomio pastoreo-agricultura-incendio comenzó no suponen una modificación del ecosistema a
a perfilar lo que sería una reestructuración del largo plazo dada su itinerancia y escasa frecuen-
ecosistema que ha durado prácticamente hasta cia en la misma zona, en nuestro entorno medite-
nuestros días. rráneo el fuego pudo acabar modelando el paisa-
je y transformando el ecosistema.
Los datos existentes hasta el presente nos permi-
ten hacer a groso modo una idea sobre la compo- Aún no se está en condiciones de conocer exacta-
sición y evolución de las formaciones vegetales en mente los efectos de dichos incendios sobre la
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RESTAURACIÓN DE ZONAS INCENDIADAS EN ANDALUCÍA
vegetación mediterránea preneolítica, pero no A la vista de ello nos podemos preguntar cuál es
cabe duda de que ha sido un condicionante de pri- la estrategia mejor para la supervivencia en el caso
mera magnitud en el modelado de nuestros paisa- de incendios reiterados: la germinadora o la rebro-
jes forestales. Según ha podido constatar Carrión tadora. La respuesta no es fácil ya que existen
(CARRION, 2003) en el registro palinológico de puntos a favor y en contra en ambas estrategias.
Villaverde, en el sureste de Albacete, los incendios
reiterados hicieron que la encina fuese desplazada Así, para que la estrategia germinadora sea exito-
por el pino carrasco en apenas unos pocos años. sa es necesario no sólo producir semillas capaces
de soportar el paso del incendio sin ser dañadas,
La frecuencia de los fuegos, que en dicha zona y sino además que dichas semillas estén formadas
durante siglos osciló entre 150 y 220 años, permi- antes del incendio, que puedan germinar una vez
tía que la encina volviera a recuperar sus dominios quemadas, que sobrevivan a los avatares del pri-
tras el incendio. Pero hace 1.700 años comenzó a mer año y que produzcan nuevas semillas en el
incrementarse la frecuencia de los incendios en más breve plazo de tiempo posible para crear un
periodos que oscilaban entre 50 y 20 años, lo que nuevo banco de semillas que permita perpetuar
provocó que el pino carrasco desplazase de mane- la especie en el caso de que se produzca un
ra irreversible a la encina produciéndose un cam- nuevo incendio.
bio abrupto en la estructura ecológica de difícil
vuelta atrás. Hay que tener en cuenta cuando Demasiados condicionantes para que la estrate-
hablamos de avatares históricos que lo que pudo gia germinadora culmine con éxito; basta un
producirse en una zona concreta no tuvo porque incendio en una época en la que las semillas aún
hacerlo unos pocos kilómetros más allá. Es decir, no estén formadas, una larga sequía tras la dis-
lo que pueda ser válido en un determinado yaci- persión o un nuevo incendio pocos años después,
miento palinológico no es extensible al resto del para acabar con las posibilidades de regeneración
territorio ni siquiera al más cercano, lo que hace de la vegetación incendiada.
que la evolución o modelado del bosque no fuera
pareja en todo el territorio. Por ello las plantas pirófitas germinadoras en sen-
tido estricto no son muy numerosas en el mundo
Vega (VEGA, 1999) ha estudiado la influencia que mediterráneo, aunque muchas plantas germina-
los fuegos recurrentes han tenido en la interac- doras que no dependen de los incendios para la
ción entre el Pinus pinaster y el Abies pinsapo en dispersión y germinación sino del paso de las
sierra Bermeja, Málaga. El autor contabilizó desde semillas a través del tracto digestivo de los
1817 hasta 1999 un total de 13 incendios foresta- rumiantes, se ven favorecidas por los incendios
les con intervalos que oscilan entre 33 y 6 años. cuando las condiciones son favorables. Un ejem-
Con frecuencias de incendios elevadas el pinaster plo claro lo tenemos en la dura testa de la semi-
desplaza al pinsapo, mientras que cuando el lla de las jaras que originariamente pudo servir
incendio tarda en repetirse se forma una masa como protección ante el daño químico del tracto
mezclada entre pinaster y pinsapo. digestivo de los herbívoros y que posteriormente
le ha servido para defenderla del fuego.
El importante papel del intervalo entre fuegos ha
sido corroborado por investigadores como Díaz Las plantas pirófitas germinadoras en sentido
Delgado (DELGADO, 2003) que ha demostrado estrito serían aquellas cuya germinación no está
que cuanto menor es el intervalo entre incendios relacionada con el paso a través del tracto diges-
menor es la capacidad de respuesta o resiliencia tivo del ganado, que tienen un banco de semillas
de la vegetación incendiada. En el caso de las maduras y dispuestas a germinar en cualquier
especies rebrotadoras una alta frecuencia de época del año para defenderse de los incendios
incendios puede hacerlas desaparecer por no se produzcan en la fecha que se produzcan, que
tener suficiente tiempo para restaurar los recursos presentan una alta resistencia a los avatares cli-
movilizados en el rebrote o, en el caso de las ger- máticos de los primeros años, y que son capaces
minadoras, por quemarse antes de haber alcanza- de producir nuevas semillas en un tiempo muy
do la edad reproductora. corto.
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