Table Of ContentPOPPER O EL OFICIO DE CRÍTICA
CARLOS BLANK
Í NDICE
Prefacio………………………………………………………………………….….p. 2
A manera de introducción: Popper y su defensa del realismo crít…ico…......p. 3
Capítulo 1: Popper y el problema de la autonomía del pensamiento
sociológico…p.16
Capítulo 2: La dimensión ética del racionalismo crítico de Pop.p..e..r............p. 38
Capítulo 3: Una aproximación al liberalismo crítico de Popper……..……...p. 53
Capítulo 4: La importancia de filosofar (e cnlave popperiana)…………..…….p. 78
Excurso sobre dos concepciones de la filosofía: Wittgenstein y Pop…pe…r ..p.
Capítulo 5: Sociedad cerrada y sociedad abierta: ¿un confli cpteormanente?.p. 111
Excurso en tres tiempos sobre “lo místicoW”: ittgenstein, Popper y Pánike..r. p.143
A manera de epílogo: el lenguaje de la crítica o el desdén por las palabras….p. 150
PREFACIO
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El trabajo presentado a continuación está formado por diversos artículos publicados
en revistas filosóficas. Los que conforman los tres primeros capítulos fueron
publicados por la revista Lógoi de la UCAB en los años 2001, 2005 y 2010
respectivamente. El cuarto capítulo fue publicado por la revista Apuntes filosóficos
de la UCV en el año 2011 y el capítulo 5 fue publicado en la revista Intersticios de
la Universidad Intercontinental de México en el año 2012. Hemos conservado en lo
posible el formato original de los artículos, en los que hay ciertas diferencias
metodológicas, aunque hemos hecho ciertas modificaciones con la finalidad de
darle cierta homogeneidad al trabajo, sin sacrificar la independencia de cada uno.
Por razones obvias se presentarán ciertas redundancias, repeticiones o
solapamientos de los contenidos, aunque esperamos que ello sirva más bien para
destacar aspectos importantes sobre el pensamiento de Karl Popper, así como su
coherencia interna. Por las mismas razones, y para evitar mayor redundancia
todavía, hemos creído innecesario añadir una bibliografía final. También hemos
omitido los resúmenes correspondientes. La introducción y el epílogo , así como los
dos excursos, han sido publicados en formato digital y fueron seleccionados porque
complementan los temas desarrollados y sintetizan, a nuestro modesto parecer, lo
más valioso del pensamiento crítico de nuestro autor.
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INTRODUCCIÓN
A manera de introducción: Popper y su defensa del
realismo crítico
Yo soy primero que todo un indeterminista, en segundo
lugar un realista, en tercer lugar un racionalista.
Karl Popper
Es importante destacar el énfasis que hace Popper con relación a sus posiciones
básicas. Pudiera resultar desconcertante para algunos que la etiqueta de
racionalista aparezca en tercer lugar y no en el primero. Tal y como él lo formula
pareciera que su racionalismo es una consecuencia de su indeterminismo y de su
realismo, o de que antes que nada es primero indeterminista, y luego realista y
racionalista. A menudo el indeterminismo suele estar asociado al idealismo y al
subjetivismo, mientras que el determinismo está asociado al realismo y al
objetivismo. En ese particular, Popper defiende una posición que es a la vez
indeterminista, pero objetiva y realista. No nos ocuparemos aquí de su defensa del
indeterminismo. De ello nos ocuparemos al hablar de la crítica al historicismo. En
su lugar, nos centraremos en su defensa del realismo y su estrecha vinculación con
su defensa de una racionalidad crítica, de su falibilismo.
Lo primero que cabe señalar es que Popper defiende claramente un realismo
pluralista y que reconoce una jerarquía de diversos niveles de la realidad. Para él
es evidente que la evolución del universo material tiene rasgos claramente
creativos, es decir, produce la emergencia de nuevas realidades, como la vida, así
como la mente humana y sus productos. En muchos lugares machaca el autor su
realismo pluralista y emergentista o no reduccionista. Por ejemplo, al atacar las
posiciones preformistas, según las cuales no hay novedad en sentido estricto,
señala lo siguiente:
En contra de todas estas opiniones, sugiero que el universo, o su
evolución, es creador y que la evolución de animales sentientes con
experiencias conscientes ha suministrado algo nuevo. Al principio
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dichas experiencias eran de tipo más rudimentario y, posteriormente,
de un tipo superior. Finalmente surgió esa especie de conciencia del yo
y ese tipo de creatividad, que según sugiero, encontramos en el
hombre.
Con la emergencia del hombre, pienso que la creatividad del universo
se ha hecho obvia. En efecto, el hombre ha creado un nuevo mundo
objetivo, el mundo de los productos de la mente humana: un mundo de
mitos, de cuentos de hadas y de teorías científicas, de poesía, de arte
y de música…La existencia de las grandes e incuestionables obras
creativas del arte y la ciencia muestra la creatividad humana y, con ello,
la del universo que ha creado el hombre. (Popper 1980: 17)
En otro lugar es aún más explícito en su afirmación de diversos niveles de realidad,
empezando por el reconocimiento de la realidad más básica, que es la realidad
material, física y biológica.
Por otro lado, hay muchos tipos de realidades. El tipo más obvio es el
de los alimentos (supongo que suministran las bases del sentimiento de
realidad) o bien el de los objetos más resistentes (objectum = lo que se
interpone en el curso de nuestra acción) como piedras, árboles o
personas humanas. Pero hay otros tipos de realidad muy distintos como
la descodificación subjetiva de nuestras experiencias sobre los
alimentos, piedras, árboles y cuerpos humanos. El sabor y el peso de
los alimentos es también otro tipo de realidad, al igual que las
propiedades de los árboles y los cuerpos humanos. Hay ejemplos de
otro tipo en este universo tan variado como son, un dolor de muelas,
una palabra, el lenguaje, un código de circulación, una novela o una
decisión gubernamental; una demostración válida o inválida; tal vez,
fuerzas, un campo de fuerzas, tendencias, estructuras y también
regularidades. (Popper 1980: 45)
Queda así formulada su concepción de los tres mundos, que podemos visualizar en
el siguiente cuadro.
Mundo 3 (6) Obras de arte y de ciencia
(los productos de la (5) Lenguaje humano. Teorías acerca del
yo y la muerte
mente humana)
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Mundo 2 (4) Conciencia del yo y de la muerte.
(el mundo de las (3) Sensibilidad (conciencia animal)
experiencias subjetivas)
Mundo 1 (2) Organismos vivos
(el mundo de los (1) Los elementos más pesados; líquidos
objetos físicos) y cristales
(0) Hidrógeno y helio
En este cuadro podemos destacar claramente, según Popper, al menos cuatro
niveles de emergencia: “a) la ‘cocción’ de los elementos más pesados (aparte del
hidrógeno y el helio que se supone que han existido desde la gran explosión inicial).
b) El comienzo de la vida sobre la Tierra (y tal vez en otros lugares). c) La
emergencia de la conciencia. d) La emergencia del lenguaje humano y del cerebro
humano.” (Popper 1980: 30s) A continuación veremos cómo nuestro autor defiende
con el mismo vigor cada uno de los niveles de la realidad, aunque es evidente
también que sienta especial predilección por el Mundo 3. Popper defiende un
realismo de las teorías, no de las entidades, siguiendo la distinción de Ian Hacking,
para quien, a diferencia de Popper, el realismo científico no implica la verdad como
correspondencia.
La realidad del mundo material
Me da la impresión de que el uso más central del
término “real” es el que se hace para caracterizar
cosas materiales de tamaño ordinario, cosas que
puede manejar un bebé y (preferiblemente)
meter en la boca.
Karl Popper
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En mi opinión, el mayor escándalo filosófico
consiste en que, mientras a nuestro alrededor el
mundo natural –y no sólo el mundo natural- se
hunde, los filósofos continúan debatiendo,
inteligentemente o no, el problema de si tal
mundo existe.
Karl Popper
La defensa vigorosa de la realidad material, incluso por razones morales, se
combina en el pensamiento de Popper con su implacable ataque a todas las formas
de materialismo que clausuran causalmente el mundo material y desconocen su
nivel de interacción con otros niveles de realidad no reducibles al mundo material.
Dicho de otra manera, defiende la existencia de una realidad material independiente
de la manera más cruda y acorde al más elemental sentido común, para el cual la
negación de esta realidad sería una suerte de locura. Si bien el sentido común no
puede tener la última palabra sobre estos asuntos, sí puede considerarse un buen
punto de partida, sobre todo al reconocer la existencia de un mundo natural
independiente de nuestras representaciones.
Siempre fui un filósofo y un realista de sentido común. Según mi actitud,
era de sentido común mantener que a veces el sentido común está
equivocado –quizás con más frecuencia que lo contrario-, si bien es
evidente que en filosofía tenemos que partir del sentido común, aunque
sólo sea para descubrir mediante la crítica en qué se está equivocado.
Me interesaba por el mundo real, por el cosmos y, por ello, me oponía
a todo idealismo, positivismo o incluso neutralismo filosóficos. No me
interesaría por la filosofía si no hubiese un mundo real tan rico, incluso
mucho más rico que el mundo tan superficialmente por nuestra vida
diaria, y si la tarea del mundo no fuese el estudio de dicho mundo.
(Popper 1974: 291)
Pero, así como se alinea a favor del materialismo y en contra de de las diversas
formas de idealismo y subjetivismo, también afirma que “puedo considerarme
materialista en la medida en que creo en la realidad de la materia, aunque no soy
en absoluto materialista en el sentido en que ‘materialismo’ representa la opinión
(tan extendida) de que la materia es algo último e irreductible, o que es lo único
real.” (Popper 1974: 291, 7n) De allí que critique también implacablemente el
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materialismo radical o conductismo radical, el epifenomenismo, la teoría de la
identidad o del estado central, el paralelismo lingüístico, el materialismo prometedor
o eliminativo, incluso al panpsiquismo por considerarlo curiosamente cercano a una
forma de materialismo preformista.
Quizás una de las afirmaciones más desconcertantes de Popper es aquella que
afirma: “He de admitir que si me viese obligado a tener que elegir entre una
concepción subjetivista o personalista del conocimiento humano y una concepción
materialista o fisicalista, como la que acabo de bosquejar, elegiría esta última; pero
no es en absoluto esta la alternativa.” (Popper 1974: 270) Ya sabemos que esa
diferenciación entre una concepción subjetiva y objetiva del conocimiento
desempeña un papel primordial en su pensamiento desde su juventud. Por lo demás
esto no quiere decir que nuestro autor niegue la existencia del mundo subjetivo, del
mundo de la mente humana –y animal- o desconozca su importancia en la
emergencia del Mundo 3.
La realidad del Mundo 2
Antes de comenzar con mis consideraciones
acerca del yo, deseo enunciar claramente y sin
ambigüedad que estoy convencido de que los yo
existen.
Karl Popper
La afirmación de la existencia del mundo de los hechos mentales reviste tanta
importancia como la afirmación de hechos materiales y resulta suficientemente
contrastada por la psicología. En sus palabras, “la atribución de una mente y de
experiencias subjetivas conscientes a todo ser humano normal constituye una teoría
explicativa psicológica que tiene aproximadamente el mismo carácter que la
existencia en física de cuerpos materiales relativamente estables…… la teoría
según la cual poseen experiencias subjetivas resulta bien contrastada.” (Popper
1980: 71).
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No sólo somos conscientes de estar vivos, sino que además todos
nosotros somos conscientes de ser un yo. Somos conscientes de su
identidad a lo largo de considerables períodos de tiempo y a través de
rupturas en su autoconciencia, debidas a períodos de sueño o a
períodos de de inconsciencia. Todos nosotros somos conscientes de
nuestra responsabilidad moral por nuestras acciones. (Popper
1980:114)
Si alguna afirmación reviste para Popper claros ribetes morales es la afirmación de
la existencia de personas de individuos dotados de estados mentales: “Obviamente,
la gente existe y cada uno de ellos constituye un yo individual con sentimientos,
esperanzas y temores, penas y alegrías, miedos y sueños, que sólo podemos
conjeturar, ya que sólo son conocidos por la propia persona.” (Popper 1980: 115)
Como se sabe, uno de los objetivos más importantes de la ética de nuestro autor es
la reducción o disminución del dolor humano evitable –y animal, podríamos añadir
contra Descartes- por lo que la negación del dolor sería un total despropósito. Es
interesante destacar que la existencia del yo no es algo que se da de entrada sino
el producto de un largo proceso de desarrollo y de maduración. Esto puede resultar
una obviedad, sobre todo para un psicólogo, pero vale la pena subrayarlo, pues
suele ser “obviado” por bastantes filósofos.
A menudo se ha destacado, especialmente los empiristas, la importancia de la
memoria o se ha llegado incluso a identificarla con el yo. Es evidente que un
trastorno grave de la memoria, como se produce en la enfermedad de Alzheimer,
supone también un g rave trastorno de la identidad persona l. Aunque Popper
reconoce que la memoria desempeña un rol importante en la configuración del yo,
la mera recopilación de eventos pasados no es suficien te para ser un yo, pues
también vivimos proyectándonos en el futuro . Ese manejo complejo del tiempo es
indispensable para hablar de yo: “Para ser un yo hay que aprender mucho,
especialmente el sentido del tiempo, con uno mismo extendiéndose al pasado (al
menos hasta “ayer”) y al futuro (al menos hasta “mañana”). Mas tal cosa entraña
teoría, siquiera sea en su forma rudimentaria como expectativa: no hay yo sin
orientación teórica, tanto en un espacio primitivo como en un tiempo primitivo.”
(Popper 1980: 125)
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Lo que se critica, en el fondo, es la noción de un “ego puro” y de un yo pasivo,
puramente receptivo, sin ninguna disposición o capacidades para hacer frente a lo
real.
El resultado de todo esto es que no estoy de acuerdo con la teoría del
“yo puro” … Frente a ello, pienso que ser un yo es resultado en parte
de disposiciones innatas y, en parte, de la experiencia, especialmente
de la experiencia social. El recién nacido tiene muchas maneras innatas
de actuar y responder, así como muchas tendencias innatas a
desarrollar nuevas respuestas y nuevas actividades. Entre ellas la
tendencia a convertirse en una persona consciente de sí misma, pero a
fin de conseguirlo, han de ocurrir muchas cosas. Un niño que crezca en
aislamiento social no conseguirá alcanzar una plena conciencia de sí.
(Popper 1980: 125)
Uno de los típicos prejuicios filosóficos es el de considerar a las percepciones
sensibles, particularmente las experiencias visuales, como ejemplos por
antonomasia de experiencia consciente. En su lugar, Popper propone algo más
cónsono con un yo que se auto -realiza y actualiza mediante su actividad mental.
Sugiero que intentemos aprender a tomar como ejemplo de experiencia
consciente cosas tales como nuestra admiración o placer ante una
fórmula sorprendente (“Nue stras vidas son los ríos que van a dar a la
mar, que es el morir”), o nuestra experiencia de irritación inevitable
cuando nos enfrentamos a un problema (¿Cómo detener la carrera de
armamentos? ¿Cómo detener el aumento de la población?) o nuestros
esfuerzos, nuestros ensayos y fracasos, al leer, releer, interpretar y
reinterpretar un pasaje difícil de algún libro antiguo. (Popper 1980:
140s).
A pesar de que el flujo de la conciencia es interrumpido por períodos de sueño o
bajo una anestesia total, la continu idad del yo no se ve seriamente afectada por ello.
Ello implica que no identificamos nuestro yo con la conciencia a secas, sino que
también existen importantes mecanismos inconscientes que permiten su
continuidad en el tiempo. De tal manera que “nuestro co nocimiento inconsciente se
puede considerar perfectamente como un conjunto de disposiciones a la acción, la
conducta y las expectativas” (p. 146) y de que “no cabe duda de que nuestras
disposiciones inconscientes son muy importantes para nuestro yo.” (p. 1 47)
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Finalmente lo más interesante de esta concepción es que la conciencia humana y
la propia razón no son vistas como algo acabado, sino como el producto de la
evolución biológica y como resultado de su desafío de sobrevivencia
Lo más posible es que lo que usualmente se describe como la unidad
del yo o la unidad de la experiencia consciente sea consecuencia en
parte de la individuación biológica, de la evolución de los organismos
con instintos incorporados para la supervivencia del organismo
individual. Parece que la conciencia e incluso la razón han evolucionado
en gran medida debido a su valor de supervivencia para el organismo
individual. (p. 129)
El realismo científico
Mírese como se mire, hay excelentes razones
para afirmar que en la ciencia lo que se pretende
es describir y (en la medida de lo posible) explicar
la realidad.
K arl Popper
Sólo si estamos dispuestos a aceptar las
refutaciones hablamos de la realidad.
K arl Popper
Nuestras refutaciones, por ende, nos indican los
puntos en los que hemos tocado la realidad, por
así decir.
Karl Popper
Como siempre a Popper le gusta provocar y rebajar nuestras aspiraciones
desmesuradas, en especial le interesa destacar que el realismo no es demostrable,
aunque tampoco refutable. Por esa misma razón, su opuesto, el idealismo o
antirrealismo, tampoco es ni demostrable ni refutable. Pero aunque no podamos dar
argumentos concluyentes a favor del realismo, el realismo tiene algunas razones
a su favor y tiene también buenas razones en contra del idealismo. En sus palabras,
“estoy dispuesto a conceder que el realismo (como el idealismo) no sólo es
indemostrable, sino también irrefutable; es decir, no se puede describir un suceso
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