Table Of ContentPecar en las colonias. Mentalidades populares,
Inquisición y actitudes hacia lafornicación simple
en España, Portugal y las colonias americanas
STUART B. SCHWARTZ
Yale University
UniversidadCotnpiutense
«Porfornicaryandardesnudo, no ahorcaron a
ninguno.»
Refrán español, siglo xvi
La relación entre cultura de élitey cultura popular, entre ideologías oficiales
defendidas porel estado e ideas comunes y profundamente enraizadas, sehacon-
vertido en tema central de los estudios de historia cultural. Se ha discutido
mucho sobre si la cultura populares simple reflejo,adaptación o respuesta alas
ideologías de la élite. En buena medida, este problema bakhtiniano sigue sin
resolverse, sin embargo la existencia documentada de actitudes populares que
desafiabanel poder coercitivodel estado, nos permite entender aspectos centra-
les de lacultura populary nos brinda un marco para discutir preguntas y expli-
caciones del acontecerhistórico.
En estebreve ensayo mepropongo examinarlasactitudes populareshacialafor-
nicación, una actividad indiscutiblemente «popular», y busco mostrar,primero, las
dificultadesque laIglesiaencontróparaimponer sudefinición deque estaactividad
era pecado mortal. Aunque en otras áreas de la vida y del pensamiento la gente
común se mostródispuestaacederautoridad alosteólogosy letrados,en lo relativo
a las relaciones entre hombres y mujeres existió una noción popularde qué era lo
correcto yqué no, asícomodeen quéconsistía unacondtíctaapropiada’. Estas cre-
encíasy prácticasresistieron a losesfuerzos de lasreformascatólicasdel períodode
laContrarreforma en España y Portugal y, más tarde, en las colonias amencanas
-.
Cuaticloselepreguntó,en 1595. loque realmentepensabaacercadel valorrelativodelesta-
¡
tíomatíimc,niai versasel celibato religioso, el soldadoAntónio Pires dijoa los inquisidores por—
ittgtteses. yono sé. son los letrados losque saben’. Cf Rtnald Vainfas, Trópicodospecados.
Moralsexualidade eInquisiycionoBrasil, Río cíeJaneiro, 198S,p. 250.
Asunción Lavrin. «Sexuality in Colonial Mexico:A church dilemma»,en A. Lavrin(cd.),
Sexuc¡litva¡;dIncirriageinColonial Latin.4merica. Universityof NebraskaPress,Lincoln. 989,
pp.47-95,
0 18,ServiciodePublicaciones.
Cuadernos de HistoriaModerna,n.
UniversidadComplutense.Madrid, 1997
52 Stuart 8. Schwartz
Estas actitudes, ampliamente difundidas en especial entre ciertos sectores de la
población, lacronología de los acontecimientos y las oportunidades ofrecidas por
la dominación de las poblaciones indígenas y africanas contribuyeron a lalicen-
ciosidad y explotación sexual que fueron parte de laformación de las colonias
americanas.
FORNICACION YPECADO
Desde el puntode vistade laIglesia, lafornicación estabaasociada avarias
otras actividades que llevaban aparejadas inmoralidad y violación del sexto
mandamiento. Hecbos como la bigamia,el adulterio, el concubinato, la solicita-
ción de mujeres porlos curas y la homosexualidaderan, todos ellos, condenados
por la Iglesia, al igual que otrosactos y pensamientos impuros(«torpezas»). La
insIstencia en lacastidad antes del matrimonio, en la fidelidaddentro de él y en
que las relaciones sexuales entre marido y mujer se encaminaran hacia la pro-
creación y no hacia el placer no fue aceptada por la población, rechazo que se
prueba por la existencia de relaciones sexuales premaritales, lailegitimidad, la
aceptación de uniones de hechoy laprostitución, todo lo cual queda resumido en
laexpresión: «Por fornicar y andar desnudo, no ahorcaron a ninguno»
~.
La doctrina de la Iglesia en relación a las prácticas sexuales tanto dentro
como fuera del matrimonio se fue construyendo a través de un intenso debate,
pero fue codificada, hasta cierto punto, por santo Tomás de Aquino en el
siglo xiii. Durante clxvi, y especialmentedespués del Concilio de Trento (1545-
1563), lasíntesis deAquino adquirió gran autoridad y se convirtió en la guíateo-
4.
lógica para la mayoría de asuntos de religión y moralidad
Desde una perspectiva tomista, la «fornicación simple», es decir el sexo
entre un hombre y una mujer que no causaba daño a una tercera persona, iba
en contradel orden natural, puesto que la reproducción debía realizarse den-
tro del matrimonio, para así poder educara la progenie5. Más aún, buscar el
placer sin control era considerado algo dañino para el propio cuerpo. De
modo que la forn¡cac~on slmpIe,-si-131e13-no-erael peorde-iospecados;-pues no
se oponía directamente a Dios, se consideraba, sin embargo, una forma de
Injuria y, por lotanto, un pecado mortal que excluíaal pecador del Reinode
AgradezcoaJuanIgnacio Berrerasporlareferenciadeesterefrán popularJaime Contreras.
ElSantoO/icicsdelaInquisicicánen Galicia, Akal. Madrid, 1982, p.628. (7í: RomanoCanosa. Le
restaurazione sessuale, Milano, 1993.
Sergio OrtegaNoriega, «El discursoteologico de SantoTomás de Aquino sobre el matri-
monto, lafamiliay loscomportamientossexuales», SeminariodeHistoria de lasMentalidades,El
pícícerde pecar yelajún denorínar México, 1988,pp. 17-19.
«Fornicación simple»sedistinguíadela «fornicacióncalificada», lacualincluíaadulterio,
tnccsto.csiupro, apto y relaciot,eshomosexuales.
Pecaren las colonias. Mentalidadespopulares, inquisicicin xi actitudes... 53
Dios Hacia mediados del siglo xvi los pecados corporales deobra, palabra
~.
7. Los manuales de moralidad, como
o pensamiento se consideraban mortales
la popular Guía depecadores de fray Luis de Granada, consideraban que la
gravedad de estos pecados sólo era inferior a la blasfemia y aljuramento del
nombre de Dios en vano Hacia el siglo xvi, la lujuria fue escalando posi-
.
ciones dentro de la listade los siete pecados capitales y generó una creciente
preocupación entre curas y teólogos
La ofensiva moral y teológica contra los pecados de la carne fue intensifi-
cándose a medidaque avanzaba el siglo xvi. Los teólogos eranmuy conscientes
de que controlar el deseo sexual constituíaun enorme reto. La Guía depecado-
res de fray Luis de Granada señalaba, con san Bernardo, que «entre todas las
batallas de los cristianos las másduras son lasde la castidad,donde es muy coti-
dianala peleay muyrara lavictoria» Pese alaautoridad ypopularidaddeesta
O
guía moral, nadie parecía querer atender Cuando, hacia 1590, a Antonio Fer-
nández ledijeron que porviviramancebado estaba viviendo en pecado y queasí
lo decía el libro de fray Luis. respondió que la obra se equivocaba y que él
podía limpiarse su... con él
Las soluciones a los problemas que suponía la lujuria fueron distintas. En
1531, Francisco de Osunapublicó su Norte de los estados en que se daregla de
vivira los mancebosya los casados. Comisario generalde la ordenfranciscana
en las Indias, Osuna compuso este libro en forma dediálogo. Argumentaba que
el matrimonio era la mejor manera de controlar el apetito sexual, porque el
lujurioso se inclina a varías mujeres y no sólo a una. Recomendaba amar a la
mujercomo a uno mismo y encomiaba el amorentre marido y esposa, alertando
sobrecómo un excesivodeseosexual dentrodel matrimonio iba endetrimento de
la posibilidadde tenerhijos.
No obstante, libros como el Osuna eran sólo un ataque indirecto a los pro-
blemas y después del Concilio de Trento una ofensiva mucho más directa fue
BartoloméClavero «Delito y pecado: nocióny escala detransgresiones», en E. Tomás y
Valiente, B. Claverocialii, Sexobarroco xiotrc¡s trc,nsgresionespreinodernas, Alianza, Madrid,
1990, pp.57-89.
Laobra deErasmo de RotterdamEnchiridio militís c.brisricmi(¡504) hizo hincapiéen los
peligrosdeuna «sensualidad sucia»y,en particular. dela mujery la lujuria.personificados enla
SeñoraLujuria. Ver Margaret R. Miles, Carnalknc’wing:Pernale nalc,dness ciadreligiousnteaning
inche Ch,-istian Vi7esí, Boston, 1989,p. 165.
Luis de Granada. Guía de pecadores 115561, Madrid, 1929. Cte Martin de Azpilcueta
Navarro,Manueldeconfesoresepenitentes.2 vois.,Coimbra, 1952.Verladiscusión enLanaLage
daGamat..itna,«Aprisionadoe desejo.Contissáoe sexualidade». en RonaldoVainfas (ed.).His-
tóriaeseiroalidade noBrasil, Rio deJaneiro, 1986.Pp. 67-88.
Jean lDe¡umeau,Sinandfear Thcemergence rfa Wesrernguiltculture. l3th-ISthcenturies,
New York, 1990.traducido porErieNicholson, pp.431-432.
Luis deGranada,Guía..., lib. U, cap. VI,p. 129. «lujuria».
Archivo HistóricoNacional, Madrid,Incíuisición, libro 1.028,f. 242 y.243 r.
54 Stuart B. Schwartz
lanzadacontra los pecados que contravenían el sexto mandamiento.La relación
de la Inquisición con la fornicación simplese intensificóen ladécada de 1560 y
durante elsiguiente medio siglohizo continuosesfuerzos pormodificarel pen-
samiento popular sobre dicha materia. Los moralistas y los teólogos también
hicieron su parte. El más activo y prolijo de los autores presentes en esta cam-
paña fue Francisco de Farfán, un toledano que era canónigo penitenciario de
Salamanca. Entre 1585 y 1590 compuso dos libroscon casi dosmil páginas dedi-
cadas altema de la fornicación simple y a cómo evitar sus atracciones.
En Tres libros contra el peccado de la simple fornicación (Salamanca,
1585), Farfán argumentó que,en realidad, todas las herejías seoriginaban enun
deseo carnal, en la «indomable bestia dela carne», poniendo enel mismo saco a
Luteroy alos alumbrados. Laignorancia noera unaexcusa, porque, decía,«en
las sciencias elerror es ignorancia, pero enla doctrina sagradaes pecadode here-
gía» (líO). La intención de Farfán era proporcionaruna guía que sirviera a los
vulgares, porque «veoen estaparte muchos muy arrojados y atrevidos, losqua-
les sin haber sido discípulos quieren parecer maestros» (109).
Al revisarcuanto se decía sobre lacopulación en el Viejo y en el Nuevo Tes-
tamentos, así como en los filósofos clásicos, Farfán insistía en que de acuerdo
con la ley natural el acto sexual seencaminaba a laprocreación y a la posterior
educación de losjóvenes, circunstancia que sucedíaincluso entre los animales.
Por tanto, el actotenía queserregulado, en estecaso medianteel matrimonio.El
acto sexual «que no fuese entre casados era desordenado y contra el bien de la
naturaleza humana» (334).
Para Farfán, no sólo la copulación,sino también besos, tocamientos y abra-
zosconstituían pecado mortal porque erancomo escalones que conducían hacia
él y, por tanto, eran como el pecado mismo. Podía decirse lo mismo de las
miradas lascivas o, como decía Farfán. que «tu ojo es candela de tu cuerpo»
(360). Todo era una forma preventiva para que se evitasen los escollos de la
carney cl pecado mortal que llevaba aparejado:
«Porque éstees un fuegoque abrasa los sentidos: unmar de perturbactones; un
estrechodonde los que navegan,por la mayorparte, peligran; unaguerra másque
civil donde los despojos comúnmente son lágrimas, arrepentimiemos y dolor; un
tyrannoravioso;unsalteador facineroso;uncruelverdugodel alma y delcuerpo; y
en summa un infierno abreviadosin orden ninguno, sinolleno de horrory descon-
cierto» (360).
Todavía con fuerzas tras novecientas páginas de exposición y adverten-
cias, cincoaños después, en 1590. Farfán volvió a lo mismo con su Regimien-
to de castos remedio de torpes, donde seponenxxviii remedios contraelpeca-
xi
do de la torpeza (Salamanca, 1590). En estaocasión escribiódespués de haber
tomado el «pulso de la tierra» y lamentándose porlapérdida delas buenas cos-
tumbres en España. Pese a dedicarle el volumen a García de Loaysa. maestro
Pecar en las-colonias. Mentalidades populares, inquisición y actitudes... 55
del Príncipe Felipe, la audiencia de Farfán parece ser, no obstante, lajuventud
de su tiempo:
«Venid mozueloslocos, encantados,
Aquien Cupidociego, vagaroso,
Tienepormil maneras engañados.
Venid amis consejos, porquien oso
Prometeros salud, y limpiavida;
yestinguirel amor libidoso...~ (4).
Farfán escribía, dice, para «curary remediarlos míseros enfennos aquien la
fiebre de la sensualidad tiene en el lecho de la torpeza». De hecho, la metáfora
médica aparece constantemente a lo largo de todo el volumen, en el que la
enfermedad moral y la corporal sehan puesto juntas.Citando la admonición de
san Ambrosio de que la fornicación es un pecado contra el cuerpo y, por tanto,
contra Cristo,la campañade Farfán en contradel pensamiento popular sobre el
amor vuelve aplantear los mismos temas de orden y castidad. En esta ocasión,
hay una actitud de mayor misoginia en afirmaciones como mujer es una cosa,
virgen otra (113).
Farfán también advierte a sus lectores sobre la lectura: «que el amadordela
castidad devebuyr laleción de libros prophanos, en especial de aquellos quetra-
tan de amores». Incluso aquellas historias de amor que acaban en matrimonio
deben serevitadas porque tienen la capacidad de inflamar y de confundir (113).
Los dos volúmenes deFarfán comparten lamisma base teológicaquela Guía
de fray Luisde Granada u otros tratados de laépoca, sus ocasionales referencias
a los «vulgares» parecen indicar, sin embargo, que nos encontramos ante una
reacción letrada ante las que eran prácticas populares, una suerte de diálogo
que refleja bastante bien la campañapara extirpar las ideas populares sobre la
sexualidad que estaban ampliamente difundidas y sustituirlas por una serie de
ideasmás acordes conel dogma.
Desde el siglo xvi, entonces, el dogma oficial y el poder institucional de la
Iglesia Fueron usados para inculcar la noción deque la fornicación simple era
pecado. Los autos de fe en España y Portugal, asícomo también en las colonias
amerteanas, solían presentar, como una suerte de entremés antes de lacondena y
castigo de los delitos más graves como la herejía, a los que habían cometido
pecados sexuales (bígamos, fornicadores. concubinos y aquellos que sostenían
que el estado dcl matrimonio era preferible alcelibato religioso y otras «propo-
siciones» por el estilo que sedesviaban del dogma). Por lo general, loscastigos
contra los fornicadores eran leves: denuncia y vergúenza pública, el uso del
sambenito, laconfesión, ocasionalmente el exilioy, en los casos más graves, azo-
tes públicos (usualmentecien, aveces doscientos azotes).
Las autoridades civiles yeclesiásticas raraínente abrían un proceso porfaltas
sexuales a menos que se hubieran tornado escandalosas. La Inquisición, por su
parte, nobuscaba eliminar el acto de lafornicación Fuera del matrimonío, síno
56 Stuart B. Schwartz
más bien inculcarla noción de pecado que talactividad conllevaba. Demodoque
la mayoríade los procesados fueron denunciados no por la fornicación misma,
sino por haber emitido opiniones sobre ellaque se desviaban del dogma y con-
tradecían laposturade la Iglesia. Lacampañacontra lafornicación simple fue, en
lo esencial, ideológica, y se dirigió contra los pensamientos antes quecontra los
actos. La Inquisición temía, quizá con razón, que el libre pensamiento sobre el
sexo pudiera conectarse con otras actitudes heterodoxas o heréticas. Una orden
general de la Inquisición en 1573 instruyó a los tribunales locales para que tra-
tasen como heréticos atodos aquellos quecreyesen que lafornicación simple no
era pecadoy hayindicios de que laaceptación del goce carnal podríahaberesta-
doasociado con algunas sectasde alumbrados Una mujercomo Ursula Rodrí-
2
guez, esposade un mesonero, queen 1626 declaró«lo quehabemos de llevarde
esta vidaes buen comer, buenbeber y buenjoder», podía suponeruna amenaza
en varios niveles a la visión del mundo ofrecida porla doctrinade la Iglesia
.
Las actitudes hacia la «fornicación simple» aparecenrelacionadascon otras
actitudes populares hacia el sexo quegozaban de ampliaaceptación en la socie-
dad y queentraban en conflicto con las enseñanzas de laIglesia. La prostitución,
por ejemplo, que estaba legalizada y regulada, era ampliamente aceptada, al
igual que el concubinato y lasrelaciones sexuales estables fuera del matrimonio.
Quienes defendían la fornicación simple generalmente hacíanreferencia también
a estas otras prácticas.
Los estudios existentes en torno alos procesados por «proposiciones», ante
todo fornicación, en Toledo, Granada, Galicia, Cataluña y Zaragoza revelan
que estas ideas nose limitaban a un ámbito regional, sinoque, más bien, gozaron
de una ampliaaceptación en toda España Las personas procesadas eran en su
‘.
mayoría hombres, sobre todojóvenes solteros. muchos de los cuales eranforas-
teros y. en algunos tribunales, muchos de ellossoldados o marineros Campe-
~.
sinos y artesanos eran quienes con más frecuencia resultaban procesados por
haber sostenido tales ideas. Muchos de los acusados eran pobladores rurales
con escasa educación y, de hecho, algunos inquisidores se mostraban indulgen-
~ HenryKamen, ThePhoenix and chePicone. Ccirc,íonic¿ancídicCounter Refóonation, Yale
Universfty Press.New 1-laven. 1994.Pp. 318-320.
LadenunciacontraUrsulaporpartede uncura enGranadaen 1626 diolugaradiscusiones
entrelosinquisidores sobre si susopiniones eran sólo «palabrasescandalosas». VerMariaHelena
Sánchez Ortega. ñu niujerxilasexualicicícíen elAntiguo Régimen, Akal.Madrid, 1992,p. 201
Nohago mención aPortugal en relación ct,n esteasuntodadoque nohay ningún estudio
queexamine la cuestión, perosospecho, por laexistencia de opiniones ctnitidas porportugueses
que vivían en el Brasil colonial, que este tipo deactitudes fue tambiéncommin en Portugal. Este
temaes menemonadoporAntón o BorgesCocího. híquisi~o deEicncí, 2 vois.,Caminho, Lisboa,
1987. 1. pp. 263-265.
Jean Pierre Dediett, «Elmodelo sexual: la defensadelmatrimonio cristiano»,en Rartolome
‘
Bcnnassar(ed.), Inqaisición española: poderpolítico xicontrolsocial, 2. cd..Crítica, Barcelona.
1984,pp 270-294: SánchezGriega,La nmujerylasexuc,lidacl..., pp. 179-219.
Pecar en las colonias. Mentalidades populares, inquisición y actitudes... 57
tes con ellos, sosteniendo que estas actitudes se explicaban por la ignorancia
antes que por una tendencia hacia la herejía De hecho, la ignorancia y la
~.
embriaguezeran la mejordefensa que los acusados podíanesgrimir.
Los procesosinquisitoriales porfornicación simple nofueron muynumerosos
hasta mediadosdel siglo xví, aunque con anterioridad hubojuicios ocasionales,
incluyendo algunos en Nueva España, hechos porparte de las autoridades ecle-
siásticasen ladécadade 1530 Personasquetenían ideassobre lafornicaciónno
t7~
aprobadas porla Iglesia comenzaron a formarparteregular de los autosde fe en
la segunda mitad del siglo xvi. En Toledo,por ejemplo,entre 1566y 1591, tales
procesos representan entre un 15 y un 34 por 100 de todos los celebrados e
implicaban a 406 acusados En Lima,los procesos porproposiciones como la
~.
fornicación simple supusieron más de la tercera parte (37 por 100)de todos los
casos ventilados antes de 1600 La acción inquisitorial contra talesproposicio-
9
nes se intensificó después de la publicación en 1573-1574 de cartas acordadas
que identificaban las ideas desviadas sobre lafornicación simplecon laherejíay
sugeríanque estasopiniones podrían estarasociadas con alumbradismo o lutera-
20
nismo debidoaJa creencia en que el apetitocarnal no era un pecadotan grave
La cronología de esta intensificación en los procesos, por tanto, coincide con la
creación dc los tribunalesamericanos deLimay México,de modo quelosautos
americanos incluyeron, desde el principio,procesados por fornicación simple.
LAS VOCESDE LA GENTE
La manera más eficaz de mostrar cuál era la naturaleza de las actitudes
populares hacia la fornicación simple es presentar aquellos casos en los que
tales sentimientos fueron expresados. Podemos usar los sesenta ycuatro casos
iniciados porla Inquisición de Granadaentre 1574 y 1595 comoejemplos de este
discurso popular,lasjustificaciones quese ofrecieron y lacondición social de los
procesados.
Contreras, ElSantoOficio pp.628-629.
HenryCharlesLeahafechadoci primerjuicioen Sevillaen 1559, perosetentahombresfue-
17
ronprocesados porfornicariosentre 1558-5. VerSánchez Ortega, La mujer..., pp. 24-25.
» Dedieu. «El modelo sexual...’, p. 285.
Otrosdelitos sexualescomobigamiaysolicitación representaban un 21 por lOO (1661770)
de ¡osptvcCsos limeñosemite 1570y 1600. Estascifras hansido tomadasdeBartolomé Escandell
Bonet, «El tribunal peruanoenlaépocadeFelipeII», enJoaquín PérezVillanueva, y Bartolomé
Escandelí Bonet, HistoriadelaInquisición etmEspaña y América, 2vois., BAC, Madrid, 1984,1,
pp.919-937.Los porcentajesparaLimaqueseofrecen ene! cuadrodela p. 929 deestaobraestán
equivocados y han sido recaiculados.
2» Jaime Contreras, y Gustav Henningsen, «Forty-fourthousand casesofthe Spanish lnqui-
sition (154t)-1700): Analysisofa historicaldatabank», enGustav Henningsen,y John Tedeschi
(eds.),¡beInquisitionin Cari Moder,íEurope, Northern IllinoisUniversityPress,Dekalb, 1986,
pp. 100-130.
58 Stuart fi. Schwartz
Por lo general, los acusados de fornicación simple habían tomado una de
estas dos posturas. Algunos aceptaban que, en efecto, se tratabade un pecado,
pero que no era muy grave. Sostenían, como Pedro Navarro, de Granada, que
«tener acceso carnal unombre con una muger no era pecado mortal y que bas-
tava servenial porque los ombresavían de yr con las mugeres y lasmugeres con
los ombres» Fabián de Buendía, un trabajador de las cercanías de Huete,
21
2. Francisco de Angulo
pensabaque «otros pecados avíamayoresenel mundo0
admitió, en 1586, que la fornicación podía ser un pecado venial, pero que se
podíaabsolver «con ungolpe de pecho y con aguabendita» Otros adoptaban
22,
una posturamás radical: lafornicación simplemente no era pecado. Pedrode la
Fuente, unfrancés quetrabajabacomo pregoneroen SantaFe, negóque el sexo
fuera pecado y deploraba el hecho de que se quisiera definirlo como tal. Exas-
perado, opinó que «de todas quantas cosas hazíamos, hasta poner los pies en el
suelo, pecávamos» Agueda, unaesclava morisca que vivía en Guadix, sostu-
24
voen 1575 que «unhombre solteroque tenía relacionescarnales con unamujer
soltera no era pecado». De hecho, estas dos posíctones —la fornicación no era
pecado o era sóloun pecado menor~ aparecen algunas veces combinadas. El
molinero Juan Gómez, por ejemplo, habíatratado de seducir a dos mujeres, las
cuales lo denunciaron más tarde.Juan habíatratado de persuadira unade ellas de
que «es pecado, pero para esoson los onbres paraconfesar» y cuando unade las
dos mujeres persistió en rechazar sus pretensiones le dijo «anda, que no es
pecado»
25
Estas opiniones, y otras más extremadas, algunas veces no eran nada más
quejustificaciones y formas de autodefensa masculinas, pero las ideas serepiten
con tanta frecuenciay en contextos tan diferentes, eincluso a vecesen boca de
mujeres, que resultaclaro que tales creenciaseran ampliamente compartidas2”.
La actitud adoptada frente al pecado de la fornicación dependía, con fre-
cuencia,de cuál fuese el estado marital de los involucrados, especialmente de las
mujeres. Eracomún sostener que practicarel sexocon una mujer casadao con
una virgen (doncella)era un delito muchomnás serio que cuandose tratabade una
soltera. Algunos sostenían que, mientrasel primeroera un pecado mortal, el sexo
con una soltera era sólo un pecado venial. Ser soltera,de hecho, teníauna con-
notación algo diferente en el siglo xvi, pues implicaba no solamente que la
mujer no estabacasada, sino ademásque vivía fueradel ámbito de la autoridad
-I José MaríaGarcía Fuentes,Li bíquisicicinen Granada en el.tigloXVL Departamento de
1-listoriadela UniversidaddeGranada,Granada, 1981, p. ¡36. En losucesivocitadocomo16.
GarcíaFuentes, 16(1581),p.242.
-~
GarcíaFuentes, 16,p. 337.
GarcíaFuentes./6(1576), p. 154.
“
García Fuentes,/6(1576), pp. 154-55.
Porejemplo. Pedro Sánchez,carpinterode Cuevas, dijoque «qílentacarnal unombrecon
‘~
mugery hijaera vellaquería, masnoera pecado». GarcíaFucntes,/0(1576), p. 157.
Pecaren lascolonias. Mentalidadespopulares, inquisición yactitudes... 59
paternal ode la protección familiar, loque la hacia libre. La línea que separaba
alas solteras de lasamancebadas y de lasprostitutas (llamadas mujerespúblicas,
del mundo, putas orameras) noestaba tan claramentetrazada en la mentalidad
popular Es importante reconocer esto,puesto que en el contexto colonial exis-
tieron otras categorías de mujeres desprotegidasque podrían añadirse a la lista.
De hecho, éste también fue el caso en España. Tomás de Torres,de Almachar
(cercade Málaga), fue procesado en 1580 por sostener que«echarsecarnalmente
con una esclava no erapecado» Actitudessimilares se tornarían luegocomu-
22
nes en América.
El sexo con prostitutas o con una mujer pública no constituía pecado para
muchos, especialmente si se pagaba porello Otros añadían «pagándole a ella
~.
por su trabajo». De hecho, para muchos larelación de mutuo consentimientoo
contractual parecía eliminarelestigma asociado al acto. Tal postura era con fre-
cuenciadefendida noconfundamentos teológicos,sinocon referencias ala polí-
tica municipal, real y eclesiástica.Cristóbal Blanco, un hoínbre «rústico», sostu-
yoen 1576 que nopodía serpecado mortal, puesto que los prelados tolerabanlas
«mancebíaspúblicas». María García, una viudade Antequera, nopodíaentender
porquépracticar elsexo con prostitutaseraconsiderado pecado «si paraestoesta-
ban allí»y pensaba asíporque «elrey permitíaoviese aquellas casa» El mismo
~
argumento fue esgrimido en 1586 por un tintorero deArnedo quiennopodíacom-
prender cómo visistar a una prostituta podía constituir pecado, dado que «con-
sentían las autoridades y el rey las casas de las mugeres públicas» Algunos,
~
incluso, argumentaban que aquello mantenía a loshombres alejados de pecados
peores contra la naturaleza, como la homosexualidad o el bestialismo. El débil
intentode Felipe IV porliquidar la prostitución legal en 1623 fue en realidad un
intento poreliminarla discrepanciaentredogma religioso y políticas estatales.
Sentimientossimilares eranexpresadostanto porhombres comopor mujeres
acerca del concubinato. La ideade queera mejor formar una buenaunión, aun-
que no estuviese bendecida, antes que un mal matrimonio era muy común.
«Más servían a Dios los buenos amancebados que los casados», dijo Juana
Martínez, una mujercasada de Gabia. Pedro de Zamora. castigadoen el mismo
auto de fe de 1579. estabade acuerdo al afirmarqtme «vale más estaramanceba-
do que mal casado», añadiendo luego que «vale más servir el Diablodc rodillas
que estar mal casado» Maria Arias lo expresó de manera más elocuente:
~
García Fuentes,/0, p. 229. Cf Vainfas. Trópicodospecados...
—
» «No erapecadomortalecharseconunamugerde la mancebíaosolterapagándoselo».Cris-
tóhal Blancodijomástardequeél sólo habíadichoquenoera pecadomortal,peroqueadmitía que
erapeca(lo.Ibid. pp. 155-156.
García Fuentes.10(1580), p.229.
~
GarcíaFuentes,10, MartinSerrano(1586),p. 339. FelipeIV decretó, en 1623, la abolición
de los burdeles,aunque la medidano fueeficaz.
St García Fuentes,10(1579), p. 213.
60 StuartB. Schwaríz
«Déjenme, que másquisiera serputa de un bueno que muger deun vellaco»
32•
Cuando Maria de Toledo, una vieja morisca que vivía amancebada en Soperol
(Alpujarra), fue reprendida porhaber dicho que no era pecado, replicó que «no
era santa y muchas santasavía que avían hecho aquello» ‘t
Tales sentimientos, sinembargo, no implicaban necesariamenteuna conde-
na populardel matrimonio, puesto que la Inquisición siempre procesabaa quie-
nes se negaban a aceptar la doctrina postridentina de que elcelibato de los clé-
rigos era de mayorjerarquía alos ojos de Dios queel matrimonio, Aquellos que
defendían el estado del matrimoniopertenecían fundamentalmente alos mismos
grupos sociales que los que defendían lafornicación simple. Esas opiniones
quepueden encontrarse de Granadaa México o Pernambuco— representaban,
más bien, una crítica popular al hincapié puesto por la Iglesia en las uniones
monogámicas y permanentes.
LA IGLESIA YLA CULTURA POPULAR
Los estudios sobreproposicionesy fornicación simplehan insistido enque la
persecución inquisitorial de este delito empezó hacia mediados del siglo XVI y
llegó a su cúspide antes de 1600. Después de esta fecha, los procesosen España,
Portugal y las colonias americanas fueron relativamente pocos. Esto hallevado
a proclamar el éxito de la campaña de la Iglesia para difundir el mensaje del
34. Peropodría tratarse, igualmente, de
Concilio deTrento respecto a este asunto
que lagente aprendió, sin más, acontrolar la expresiónde sus opiniones.En una
fecha tan tardíacomo 1816todavía se producían denuncias contra hombresque
pensaban que las relaciones sexuales entre personas no casadasno eranpecado,
o que el sexto mandamiento se refería solamente al adulterio, aunque por esa
época tales opiniones sobre el sextomandamientosolían aparecermezcladascon
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otras proposiciones heréticas y con ideas políticas radicales
¿Cuál fue la difusión que alcanzaron estas actitudes?, ¿entre qué segmentos
de lapoblación?Los procesos dela Inquisición no son necesariamente unaguía
GarcíaFuentes. 16, p. 156.
U
GarcíaFuentes,10(1586),p. 339.
~ Algunos estudiosrecietitescomolosde SaraT.Nalle. Goditt Li Mancha.Religious reform
and thepeople ofCuenca, 1500-1600, The Johns Hopkins University Press, BItimore, 1992, y
Henry Kamen, TbePhoenix andthe Llame han subrayadolaeficacia delaIglesiaeml la modi-
ficación de las creencias populares. Una visión distinta, basadaen Orense. la ofrece Ailyson
Poska, en «Reguiating the people: The Catholic Reformation in Seventeenth Century Spain»,
TesisDoctoral, Minnesota University, 1992.
~ Antonio Pazy Melia,PcípelesdelaInquisic.icuím. (atuílogc y exircictos, PatronatodelArchi-
yo Histórico Nacional, Madrid, 1947,n.’~723, 733, 760,777. En 1816.donJoséAsueto, médico
de Logroño, teníaaCristo por«engañador’,a laVirgenporamantede losapóstolesy sosteníaque
«nohabíamásDios que el fornicar»(idem.,p. 281).
Description:en España, Portugal y las colonias americanas. STUART B. SCHWARTZ. Yale University. Universidad Cotnpiutense. «Por fornicar y andar desnudo,