Table Of ContentEl síndrome tóxico: 650 muertos y más de 60 000 afectados, la mayoría de
por vida, en la primavera de 1981. Al principio, muchas hipótesis y líneas de
investigación. Demasiadas. A continuación, el abandono de muchas de esas
hipótesis y líneas. Demasiadas. Desde entonces, muchas coincidencias y
casualidades. Demasiadas. Y demasiadas son también las presiones y las
incongruencias, porque demasiadas obviedades no pueden ser cubiertas ni
acalladas por el paco de silencio. Un pacto que tiene su fiel reflejo en el grito
que una y otra vez se oía en el pabellón de afectados por el síndrome,
habilitado junto a la sala en la que iba a iniciarse el juicio de la Colza. «¡A los
que digan que no fue el aceite, los vamos a matar!».
Pues aquí se dice que no fue el aceite. Y se repite después de que —
empiezan las casualidades y coincidencias— muchos investigadores que se
empeñaron en probar que la causa del síndrome fueran productos
organofosforados sufrieran coincidentes y casuales cánceres, y algunos
murieran. Pero es que los organofosforados son producidos por
multinacionales, mientras que el apaño de tratar la colza con anilinas fue
cosa de un puñado de comerciantes aceiteros. Y es que los
organofosforados son armas de la guerra bioquímica, que está siendo
desarrollada por las grandes potencias y protegida por los servicios secretos,
mientras que la colza con anilinas es una chapuza impresentable. Pacto de
Silencio es una investigación seria y una denuncia fundamentada de todo el
montaje, de ese pacto de silencio destinado a echar tierra encima del asunto.
LA CIENCIA: a los 8 meses ya sabía cómo curar a los afectados.
EL PODER: acusa y encarcela a los industriales del aceite de colza.
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Andreas Faber-Kaiser
Pacto de silencio
ePub r1.0
Titivillus 18.01.2017
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Título original: Pacto de silencio: la ocultación de la verdadera causa del síndrome tóxico
Andreas Faber-Kaiser, 1988
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
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NOTA DEL EDITOR:
El contenido de este epub corresponde a una primera reedición de Pacto de
Silencio: la ocultación de la verdadera causa del síndrome.
Se ha intentado respetar en su integridad todo el contenido de la edición
original, que fue en 1988 altamente censurada y de la cual no existen o no se
encuentran originales.
Por lo tanto la edición digital del este libro ha sido realizada en base a un
archivo PDF de una reedición de Pacto de silencio, con lo que puede contener
errores ortográficos; así como imágenes no muy legibles, imágenes de las cuales
representan documentos legales que el autor incluyó para fundamentar su
investigación, y que por mi parte, como editor de este libro, a pesar de su mala
calidad, he intentado corregirlos y hacerlos lo más legible posible.
La reedición de este libro se hizo con el objetivo de recordar la importante
labor investigadora de Andreas Faber-Kaiser.
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para Norman, Tatiana y Saskia
… y escrito en recuerdo tuyo, Martí, porque no vacilaste en dar tu vida para que
otros no murieran. Nadie de cuantos te conocimos olvidará nunca que supiste
apurar hasta la última gota el cáliz de la amistad, y yo recordaré tu extrema
decisión como contrapunto a la cobardía de más de un irresponsable que —en el
contexto de este libro— no duda en regar el dolor ajeno con tal de salvaguardar
su poder, su imagen, sus intereses y su propia seguridad.
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NOTAS:
«No hallamos ningún indicio que señalara que el aceite fuera el causante del
síndrome tóxico. Además, muchos otros laboratorios en Europa han intentado
hallar alguna sustancia tóxica en estos aceites, y tampoco tuvieron éxito
alguno.»
Dra. Renate Kimbrough - Centers for Disease Control (CDC), Atlanta,
USA, ante la televisión alemana, 10 de febrero 1985
«La búsqueda de agentes tóxicos en el aceite ha sido en gran parte vana.»
Informe sobre la reunión de la OMS, en Madrid, del 21 al 25 de marzo de
1983
«Se han examinado diversos aceites supuestamente relacionados con casos, para
determinar su toxicidad en una diversidad de modelos animales y en distintos
laboratorios. Las pruebas realizadas en laboratorios fuera de España no han
mostrado toxicidad alguna.»
Informe sobre la reunión del Comité Científico de la OMS, en Madrid, del
20 al 22 de junio de 1984
«Lamentablemente, hemos sido incapaces de identificar sustancia alguna en las
muestras de aceite que han sido analizadas hasta el momento.»
Dr. Frank Cordle, jefe de la división de Epidemiología y de Toxicología
Clínica de la Food and Drug Administration norteamericana, en carta
dirigida el 12 de noviembre de 1982 al Dr. Eduardo Sanz, coordinador
general del Plan Nacional para el Síndrome Tóxico
«La causa del síndrome tóxico es un organofosforado. No puede ser nada más
que un organofosforado, o un veneno nuevo. Ningún otro tóxico produce la
sintomatología del síndrome tóxico.»
Teniente coronel médico Dr. Luis Sánchez-Monge Montero, Madrid, 25 de
mayo de1987
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«A la vista de la evolución de la enfermedad, hoy tengo la convicción de que,
aunque tuviera anilinas y anilidas, el aceite no pudo producir la enfermedad. El
cuadro clínico que presentan los afectados me inclina a pensar que el agente
causante es un organofosforado.»
Dr. Enrique Bolaños, director del laboratorio central de la Dirección
General de Aduanas, Madrid, 6 de abril de 1987
«Los afectados por el síndrome tóxico que yo he visto durante mis visitas a
España en estos últimos tres años me recuerdan el aspecto, la historia clínica y la
sintomatología de otros casos contemplados por mi en varios países donde se
habían producido intoxicaciones provocadas por organofosforados.»
Dr. Francisco Martín Samos, alto funcionario de la OMS, jefe de
delegación de este organismo en 101 conferencias internacionales, y
poseedor de la Orden del Mérito Civil de Sanidad, Madrid, enero de 1985
«Nosotros creemos que se trata de un grupo de pesticidas organofosforados.»
Dr. Luis Frontela Carreras, catedrático de Mediana Legal y director del
Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de la Universidad de
Sevilla, y director del programa de Policía Científica y Criminalista
«Las series de ratas intoxicadas directamente con Nemacur y con pimientos
tratados con Nemacur dos semanas antes de la recolección presentan similares
lesiones microscópicas que las que se observan en los fallecidos por el síndrome
o neumonía tóxica.»
Dr. Luis Frontela Carreras, catedrático de Medicina Legal y director del
Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de la Universidad de
Sevilla, y director del programa de Policía Científica y Criminalista
«Yo le hice la bibliografía a Muro, y entonces, por exclusión, no que daban más
que dos productos, uno de los cuales es el fenamiphos, que es el Nemacur.»
Dr. Femando Montoro Jiménez, subdirector general de Establecimientos y
Asistencia Farmacéutica
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EXORDIO
No comprendo nuestro endiosamiento cuando afirmamos que sólo nuestra
epidemiología y nuestra estadística, y con ellas nosotros, estamos en posesión de la
verdad. No comprendo a aquellos médicos que no entienden la epidemiología como
un estudio de la salud del hombre en grupo o colectividades, englobado en un todo
con el medio ambiente, y considerando su antropología, su biogeografía, su
sociología, etc., y que por el contrario fundamentan la epidemia del síndrome tóxico
como algo puramente estadístico, que no observan la realidad, y que sólo admiten su
hipótesis del aceite de colza. Si no nos adaptamos a la verdad y a las exigencias
sociales, la patología del futuro será temible. Cuando en una epidemia producida por
un producto organotiofosforado, vehiculizado a través de una partida de tomates, se
encierra el drama de un envenenamiento colectivo, y se ocultan datos, se persigue a
médicos que mantienen hipótesis de trabajo distintas a la de la propia Administración
—aun siendo integrantes de la misma—, se monta un monumental escándalo político
en torno al «Watergate de la colza», se sobreseen actuaciones de cargos públicos, se
miente abiertamente por parte de una multinacional, y se compran silencios de
investigadores hartamente sospechosos, se está conformando una de las mayores
catástrofes de la Salud Publica de la España moderna y, finalmente, la «asignatura
pendiente» de todo un Gobierno que se dice socialista y de toda una Justicia que
pregona su independencia.
Dr. Juan Raúl Sanz Jiménez
Director-coordinador de Salud del Distrito Sanitario XII de la Comunidad
Autónoma de Madrid y ex-jefe de Sanidad de Torrejón de Ardoz
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PACTO CON FISURAS
«¿Cassinello tampoco respira? También podría ser por aquello que publicaste sobre
ellos hace un par de años. Pero no creo. Bueno, da igual; Manglano podrá contestarte
lo que le plazca. Ya has visto lo que hay. Pero entérate bien de que como salga una
sola línea te tragas esto entero. Piensa que si esto salta a la calle, montamos una
película. Y a la primera secuencia tú te fundes, ¿está claro? Trae esto, paga y ábrete».
No fue el único precio, como es obvio, pero valió la pena. Lo había intentado por
otros conductos, infructuosos todos ellos, como ya era de prever. Pero acontece que,
así como Presidencia del Gobierno estaba perfectamente informada de mis intentos,
digamos oficiales, de obtención de datos, evidenciando con ello una coordinación
interna que funciona, hay que agradecerle por contra al CESID el que no disponga de
la estructura suficiente como para autoalimentar en todos los casos sus archivos,
debiéndose por ello en demasiadas ocasiones a los retales de información que, entre
otros, le largan el MOSSAD y la inteligencia norteamericana. Porque esta situación
genera unos canales internacionales que, sondeados con habilidad, ofrecen fisuras
accesibles en algún lugar lejano —aunque no siempre ajeno— al foco de cada
problema. El que alguien interceptara mi carta de abril de 1987 al general Manuel
Antonio Noriega, cayendo así puerilmente en la trampa que le tendí, fue para mí un
providencial faro en la turbia noche de esta investigación.
Domingo, 27 de septiembre de 1987. Pronosticaron tormentas y el sol campaba
por sus fueros. Vuelvo a enfilar la autovía de Castelldefels pensando en el otro:
¿mercenario?, ¿aprovechado?, ¿se le podía considerar un traidor? Yo qué sé: tampoco
me preocupaba demasiado.
Idealista, desde luego que no lo era. Me había dejado echar un vistazo a una
mercancía que no se puede vender, ni siquiera exhibir. Pero a mí me alumbró un poco
más la oscura cloaca por la que se escurre el origen del síndrome tóxico. Han logrado
borrar casi todas las pruebas. Me acordé de que por lo visto también el SIGC silenció
tiempo atrás una investigación del Grupo de Estafas de la Guardia Civil de
Barcelona. Pero quedan ramas quebradas en este intrincado bosque, que permiten
desandar la senda abierta por los auténticos criminales. La senda a la que Rosón había
llegado a tener acceso. Pero murió meses antes de dar comienzo el juicio oral del
sumario 129/81 del Juzgado Central de Instrucción número 3, a causa de un cáncer de
pulmón. Al igual que el Dr. Muro, que casi logró llegar al final del laberinto. Para mí,
dos de los hombres que mejor se conocían el plano del mismo. Lamentables,
coincidentes y, para algún que otro implicado, oportunismos cánceres de pulmón.
¿Me equivoco?
Mi conexión más reciente con el tema se inició diez meses atrás. Al atardecer del
29 de marzo me hallaba —al cabo de seis años de saberse que no podía ser el aceite
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