Table Of ContentEn los aiius reciente~ alguna.s diferencias bú-
1'>ir.m;, _<.,f"ñala VValtcrJ Ong en lu Introducción,
han sido descubierlas entre las formas ele
manc:jar el conocimiento y la verbalización en
la:-¡ cultur<.L~ orales y en las culturas con es-
critura. _
El capítulo primero versa sobre la oralidad
del leng·unjc y el segundo sobre el descubri··
miP.nto n~odcrno ele las culturas orales. Una
cultura oral es aquella que carece de un co·
nacimiento ac:crca de lo que es la escritura.
Las palabras, sin escritura, no tienen presen
cia visual. Las palabras .son solamente soni
dos. El problenl<l de lo que es una cultura oral
se resuelve comenzando por examinar lo que ~\
es el sonido. En las culturas orales el conoci
miento debe ser repetido en voz alta a fm de {~
que no desaparezca. Esto produce una men
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talidad altamente tradicionalista o conser '1.
vadora.
Las sociedades ágrafas pueden ser descri '
tas como homeostáticas; esto significa que vi··
ven en un presente que se mantiene a sí e • ·.'.
mismo en homcostasis, esto es, en equilibrio.
Estas páginas están dedicadas principal
mente a la cultura oral y a los cambios regis ,.,
trados en el pensamiento y la expresión a ;: ~~. Y; ~
causa de la escritura.
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FONDO DE CUI:fURA ECONÓMICA
LENGUA Y ESTUDIOS LITI':RARIOS
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WALTER J. ONG
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ORALIDAD
Y ESCRITURA
Tecnologz'as de 'Ca palabra
Traducción de
ANGlh.ICA ScHERf
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FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
Mé,xico
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Primera edición en inglés, 1982
Primera edición en español (FCE, México), 1987 PREFACIO DE LA EDICIÓN EN INGLÉS
Tercera reimpresión (FCE, Argentina), 2006
Resulta fácil apreciar que vivimos en una época de cambio social raudo
y radical. Es mucho menos sencillo comprender el hecho de que tal. ca m·
bio afectará inevitablemente las caracterÍsticas de aquellas disciplinas aca·
démicas que reflejan nuestra sociedad y a la vez ayudan a moldeada.
Sin embargo, ello en ninguna parte es más manifiesto qu·e en el cam·
po principal de lo que, en términos generales, puede llamarse estudios
literarios. Aquí, entre gran número ·de.estudiantes de todos los nive
les de educación, ha venido a ser fundamental el desgaste de las hipóte
sis y las suposiciones que apoyan las disciplinas literarias en su forma
tradicional. Los modos y las categorías heredados del pasado ya no ·pa
recen ajustarse a la rcalídaq experimentada por una nueva generación.
New Accmts tiene el propósito de ser una respuesta positiva a la inicia
tiva brindada por tal situación. Cada volumen de la serie procurará esti
Diseño de tapa: Carlos Haces
mular el proceso de cambio antes que resistirse a él, y extender antes
Título original: que afianzar las fronteras que actualmente definen la literatura y su aná
OralitJ• and Utmuy. The Terbno!qg,izing of the IVord lisis académico.
<D 1982, Walter J. Ong, publicado por Methucn & Co. Ltd., Londres Algunos importantes campos de interés surgen aJ punto. En diversas
ISBN 0-416-71380-7 partes del m.undo se han creado nuevos métodos de análisis cuyas con
clusiones revelan las limitaciones del enfoque anglonorteamericano que
heredamos. Se han propuesto nuevos conceptos de formas y modos lite
D.R. 0 1987, FONDO DE CULTURA ECONÓMiCA S.A. DE C.V.
rarios; se difunden nuevas ideas sobre la naturaleza misma de ia litera
D. R. 0 !996, FONDO DE CULTURA ECONÓMiCA
tura· y de cómo ésta se comunica; prosperan nuevas opiniones acerca
Av. Picacho Ajusco 227; 14200 México, D. F.
El Salvador 5665; 1414 Buenos Aires del papel de la literatura en relación con la sociedad. New Accents aspira
[email protected] 1 www.fce.com.ar rá a exponer y comentar las más notables de ellas.
En la amplia esfera del eswdio de la comunicación humana se ha he
cho hincapié cada vez mayor en la naturaleza y la función de. los .nue
vos medios electrónicos de comunicació"n. New Accents intentará identificar
ISBN 950-557-170-4
y analizar el desafío que éstos presentan a nuestros modos tradicionales
.• .·. de respuesta crítica.
Fowcopiar libros está penado por ley.
El mismo interés por la comunicación indica que la serie debe ocu·
parse también de aquellos campos de investigación antropológicos y so
Prohibida su reproducción total o parcial por cualquier medio
de impresión o digital, en forma idéntica; extractada o ciológicos más amplios que han ~omenzado a incorporar el escu
modificada, en castellano o en cualquier orro idioma, sin la driñamiento de la naturaleza del arte mismo y de su rcla.ción con
autorización expresa de la editorial. nuestro modo de vida en todos sus aspectos. Ello requerirá, en último
caso, que se fije la atención en algunas de las actividades que hasta la
··-'' IMPRESO EN ARGENTINA · PR/,\TEIJ IN AKC!:NTINrl fecha fueron excluidas de los reinos prestigiosos de la cultura en nuestra
Hecho el depósitO que marca la ley 11.723 sociedad. La inquietante redist~ibución de valores que ello entraña y la
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desconcertante naturaleza de las presiones que se conjugan para llevarla
a cabo constituyen dos campos que New Acants procurará explorar.
Por último, como sugiere el título, un aspecto de New Accents se esta
RECONOCIMIENTOS
blecerá firmemente en los enfoques contemporáneos del lenguaje, y una
preocupación continua de la serie será examinar el grado hasta el cual
las ramas pertinentes de los estudios lingüísticos consiguen iluminar de
Anthony C. Daly y Claude Pavur fueron muy generosos al leer y co
terminados ámbitos específicamente literarios. Los volúmenes que sos
mentar sobre los borradores de este libro, y el autor desea darles las
tienen este interés en particular no supondrán, con todo, ningún
gracias.
reconocimiento técnico previo de parte de sus lectores, y tratarán de re
El autor y el editor. quisieran agradecer a la Biblioteca Británica el
pasar los aspectos lingüísticos relacionados con el tema de que se trate,
permiso de repr-oducir la ilustración I, portada ~e Tlv Boke Nanud tht Goun
antes que embarcarse en cuestiones teóricas generales.
nour de sir Thomas Elyot.
Cada volumen de la serie intentará una exposición objetiva de las ten
dencias significativas en su campo hasta la actualidad, así como también
una puntualización de las opiniones propias del autor sobre la cuestión.
Cada uno terminará con una bibliografía informativa, como guía para
investigaciones ulteriores. Asimismo, aunque cada volumen se ocupará
principalmente de los temas referentes a sus propios intereses específi
cos, podemos esperar que se escuche cómo se est::Iblece una especie de
cOnversación entre ellos; conversación cuyos acentos acaso insinúen el
discurso característico del futuro.
TERENCE HAWKES
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INTRODUCCION
En años recientes, se han descubierto ciertas diferencias fundamentales
entre las maneras de manejar el conocimiento y la expresión verbal en
las culturas orales primarias (sin conocimiento alguno de la escritura)
y en las culturas afectadas profundamente por el uso de la escritura. Las
implicaciones de los nuevos descubrimientos son sorprendentes. Muchas
de las caraderísticas que hemos dado por sentadas en el pepsamierito
y· la expresión dentro de la lit~ratura, la filosofía y la ciencia, y aun en
el discurso oral'entrc personas que saben leer, no son estrictamente in
herentes a la eXistencia humana como tal, sino que se originaron debido
a lo·s recursos que la tecnología de la escritura pone a disposición de la
conciencia humana. Hemos tenido que corrcfiir nuestra comprensión de
la identidad humana.
El tema del presente libro son las diferencias entre la oralidad·y el co·
nacimiento de la escritura. O, más bien, y en vista de que los lectores
de este u otro libro cualquiera, por definición conocen la cultura escrita
desde .dentro, el tema es, en primer lugar, el pensamiento y su expresión
verbal en la cultura·oral, la cual nos resulta ajena y a veces ext"ravagan
te; y, en segundo, el pensamiento y la expresión plasmados por escrito
desde el puntO de vista de su aparición a partir de la oralidad y su rela·
ción con la misma.
La materia de este libro no es ninguna "escuela>~ de interpretación.
~o existe "escuela" alguna de oralidad y escritura; nada que viniera
a ser el equivalente del formalismo, la nueva crítica, el estructuralismo
o el "deconstruccionismo"; aunque la conciencia de la correlación entre
oralidad y escritura puede influir en lo hecho en éstas, así como otras va
rias "escuelas" o "movimientos" a través de las humanidades y IaS cien
cias sociales. El conocimiento de los contrastes y las relaciones entre la
oralidad y la escritura normalmente no genera apasionados apegos a las
teorías; antes bien, fomenta la rcllexión sobre diversos aspectos de la con
dición humana, demasiados para poder enumerarse completamente al
guna vez. Este libro ·se dará a la t<lrea de analizar un número razonable
de dichos aspectos. Un estudio exhaustivo requeriría muchos volúmenes.
Resulta útil abordar de manera sincrónica la oralidad y d conocimiento
Y
de la escritura, mediante la comparación de las culturas orales las cali·
. gráficas (es decir, con escritura) que coexisten en un espacio dado de tiem~
.,. po. Pero es absolutamente indispensable enfocarlos también ·diacr6nica
o históricamtiHc por medio de la comparación de periodos sucesivos. La
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11
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.-;. 12 INTRODUCCIÓN JNTRODUCCIÓN 13
· · ·a onés la escritura maya, etcétera) y se ha ocuptido del al-
sociedad humana se formó primero con la ayuda del lenguaje oral; apren
.·l..,;. el stlabano J p 'do en Occidente (el alfabeto también está asentado
dió a leer en una etapa muy posterior de su historia y al principio sólo fabcto como es usa ., . ) E ... 1
ciertos grupos podían hacerlo. El homo sapiens existe desde hace 30 mil ·•1 en O n.e n t e, e omo en la India • el Sureste Aslatlco ob Corea· . tn esta oq )urea
y 50 rnil años. El escrito más antiguo data de apenas hace 6 mil años. la exposJC· J"O n segu'tra" los cursos· principales del sa er ex·t sten e, aun · _
El examen diacrónico de la oralidad, de la escritura y de las diversas eta también se prestará alguna atención, en los puntos pertmentes, ~de sen
.. pas en la evolución de una: a la otra establece un marco de referencia turas dt. st.l ntas del alr1:a beto y a culturas que no se encuentran en Occt ente.
' dentro del cual es posible llegar a una mejor comprensión no sólo de la
< W.J.O.
;'. •..• f ,, cultura oral prístina y de la posterior de la escritura, sino también de
t~-.-·it . • la· cultura de la imprenta, que conduce la escritura a un nuevo punto :':''
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culminante, y de la cultura electrónica, que se basa tanto en la escritura Univtrsidad de Saint Louis
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3:.; ·;l: como en la impresión. Dentro de esta estructura diacrónica, el pasado
y el presente; Homero y la televisión, pueden iluminarse recíprocamente.
.•...
.·, :!;, ...'.; ..~ Empero, la iluminación no se produce fácilmente. La comprensión
de las relaciones entre oralidad y escritura y de las implicaciones de las
j~;:\-'·~:: '; '
mismas no es cuestión de una psicohistoria o de una fenomenología ins
tantáneas. Requiere amplios -incluso vastos- conocimientos, pensa
miento concienzudo y formulación cuidadosa. No sólo son profundas y
complejas las cuestiones, sino que también comprometen nuestros pro
pios prejuicios. Nosotros -los lectores de libros tales cnmo éste- esta
mos tan habituados a leer que nos resulta muy dificil concebir un universo
oral de comunicación o pensamiento, salvo como una variante de un uni
verso que se plasma por escrito. Este libro procurará superar hasta cier
to punto nuestros prejuicios y abrir nuevos caminos de .. comprensión.
Esta obra se concentra en las relaciones entre la oralidad y la escritura.
La capacidad de leer comen'zó con la escritura pero, desde luego en una
t.· ~' ,¡¡'t, ...... ~ :. fase posterior, abarca también la impresión. Por ello, el presente libro .,.
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se refiere someramente a la impresión y a la escritura. También hace
,, _,( ........., 1 alguna breve mención a la elaboración electrónica de la palabra y del
~ ·~·· ··.1,!·.·".':·y;: . .'" ;";. '. pensamiento, como en la radio, la televisión y vía satélite. Nuestra com
~;i~tc~ prensión de las diferencias entre la oralidad y la escritura nació apenas
;¡ en la era electrónica, no antes. Los contrastes entre los medios electróní· 1 '
cos de comunicación y la impresión nos han sensibilizado frente~ la dis
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paridad anterior entre la escritura y la oralidad. La era electrónica también
~i;,>&~! es la era de la ''oralidad secundaria'', la oralidad de los teléfonos, la ra
dio y la televisión, que depende de la escritura y la impresión para su
existencia.
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. El cambio de la oralidad a la escritura, y de ahí a la elaboración elec
trónica, comprometen las estructuras social, económica, política, religiosa .
..
; ~. y otras. Todas ellas, sin embargo, sólo tienen un interés indirecto para
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el presente libro, que más bien trata las diferencias de "mentalidad" en
tre las culturas orales y las que tienen conocimiento de la escritura.
Hasta la fecha, casi todo el trabajo que compara las culturas orales
con las caligráficas ha confrontado la oralidad con la escritura alfabética
antes que con otros sistemas de escritura (cuneiforme, caracteres chinos,
I. LA ORALIDAD DEL LENGUAJE
LA CAPACIDAD DE LEER Y EL PASADO ORAL
EN t..AS décadas pasadas el mundo erudito ha despertado nuevamente al
carácter oral del lenguaje y a algunas de las implicaciones más profun
das de los contrastes entre oralidad y escritura. Antropólogos, sociólogos
y psicólogos han escrito sobre su trabajo de campo en sociedades orales.
Los historiadores culturales han ahondado más y más en la prehistoria,
es decir, la existencia humana antes de que la escritura hiciera posible
que la forma verbal quedase plasmada. Ferdinand · de SaussurC
(1857-1913), el padre de la lingüística mbderna,·llamó la atención sobre
la primacía del habla oral, que apuntala toda· comunicación verbal, así
como sobre la tendencia persistente; auh entre hombres de letras, de con
siderar la escritura como la forma básica del lenguaje. La escritura, afmn
tó, posee simultáneamente "~tilidad, defectos y peligros" (1959, pp.
23-24). Con todo, concibió la escritura como una clase de complemento
para Cl habla .oral, no como transformadora de la articulación (Saussu-
rc, 1959, pp, 23-24). .
A partir de Saussure, la lingüística ha elaborado estudios sumamente
complejos de fonología, la manera como el lenguaje se halla incrustado
en el sonido. Un contemporáneo de Saussure, el inglés Henry Sweet
( 1845-1912), había insistido previamente en que las palabras se compo
nen no de letras sino de unidades funcionales de sonido o fonemas. No
obstante, a pesar de toda su atención a los sonidos del habla, hasta fe
chas muy recientes las escuelas modernas de lingüística han atendido só
lo de manera incidental -si es que lo han hecho si"quiera- las maneras
como la oralidad primaria, lá de las culturas a las cuales no ha llegado
la escritura, contrasta con esta última (SarÍlpson, 19BO) Los estructura
listas han analizado la tradición oral en detalle, pero por lo general sin
contrastarla explícitamente con compoSiciones escritas (Maranda y Ma
rartda, 1971). Hay una bibliografía extensa sobre diferr.ncias entre el len
guaje escrito y el hablado, que cOmpara el lenguaje escrito y el hablado
de personas que saben leer y escribir (Gumperz, Kalttnann y O'Con
rtor, 1982 o 1983, bibliografía). Éstas no son las diferencia~ que con·
ciernen fundamentalmente al presente estudio. La oralidad aqtií tratada
es esencialmente la oralidad primaria, la de personas que desconocen
por completo la escritura. ··
De manera reciente, sin embargo, la lingüística aplicada y la sociolin-
15
.. .
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~-~-~~d::JE,~
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.,. . 16 LA ORALIDAD DEL LENGUAJE LA ORALtDAD DEL LENGUAJE l 7
.••i ..) ,·.'.. . .~ · güística han estado comparando cada vez más la dinámica de la articu la historia del hombre, sólo alrededor de 106 nunca han sido plasmadas
:·.·!-·~ lación oral primaria con la de la expresión verbal escrita. El reciente libro por escrito en un grado suficiente para haber producido literatura, y la
''f., :J
~- dcjack Goody, The Domestication of the Savage Mind ( 1977), y la antología mayoría de ellas no han llegado en absoluto a la escritura. Sólo 78 de
anterior de trabajos suyos y de otros, Literacy in Traditional Societies ( 1968 ), las 3 mil lenguas que existen aproximadamente hoy en día poseen una
·. . •
proporcionan descripciones y análisis inapreciables de los cambios en es literatura (Edmonson, 1971, pp. 323, 332). Hasta ahora no hay modo
tructuras mentales y sociales que son inherentes al uso de la escritura .. de calcular cuántas lenguas han desaparecido o se han transmutado en
Chaytor, mucho antes (1945), Ong (1958b, 1967b), McLuhan (1962), otras antes de haber progresado su escritura. Incluso ac.tual~entc, cien
Ha u gen ( 1966), Chafe ( 1982), Tannen (1980a) y otros, aportan más da tos de lenguas en uso activo no se escriben nunca: nadte ha td~ado una
tos y análisis lingüísticos y culturales. El estudio expertamente enfocado manera efectiva de hacerlo. La condición oral básica del lenguaJe es per
de Foley (1980b) incluye una bibliografía extensa. · mánente.
El magno despertar al contraste entre modos orales y escritos de pen No nos interesan aquí los llamados ''lenguajes'' de computadora.' que
samiento y expresión tuvo lugar no en !a lingüística, descriptiva o cultu~ se asemejan a lenguas humanas (inglés, sánscrito, malayalam, el dtalec
ral, sino en los ·estudios literarios, partiendo claramente del trabajo de f' to de Pekín, twi o indio shoshón, etcétera) en ciertos aspectos, pero que
Milman Parry (1920-1935) sobre el texto de la 1/íada y la Odisea, llevado siempre serán totalmente distintos de las lenguas humanas por ~ua':to
a su terminación, después de la muerte prematura de Parry, por Albert no se originan en el subconsciente sino de modo directo en la conc¡encta.
B. Lord, y complementadO por la obra posterior de Eric A. Havelock Las reglas del lenguaje de computadora (su "gramática") se formulan
y otros. Publicaciones de lingüística aplicada y sociolingüística que ver primero y se utilizan después. Las "reglas" gramaticales de los lengua
san sobre los contrastes entre la oralidad y la escritura, en teoría o me jes humanos naturales se emplean primero y sólo pueden ser for~nuladas
diante trabajo de campo, regularmente citan estas obras así como otras a partir del uso y establecidas explícitamente en palabras con dtficultad
relacionadas con ellas (Parry, 1971; Lord, 1960; Havelock, 1963; McLu y_nunca de manera íntegra. . .
han, 1962; Okpewho, 1979; etcétera). La escritura, consignación de la palabra en el cspac10, exttende lapo
1\ntes de abordar los descubrimientos de Parry en detalle, será con tencialidad del lenguaje casi ilimitadamente; da una nueva estructura al
veniente preparar el campo aquí, planteando el interrogante de por qué pensamiento y en el proceso convierte ciertos dialectos en "grafolectos"
el mundo erudito tuvo que volver a despertar al carácter Oral del lengua (Haugen, 1966; Hirsch, 1977, pp. 43-48). Un 'gr~folecto es ~na len¡¡ua
je. Parecería ineludiblemente obvio que el lenguaje es un fenómeno oral. transdialectal formada por una profunda dedtcacton a la escntura. Esta
Los seres humanos se comunican de innumerables maneras, valiéndose otorga a un grafolecto un poder muy p~r encima .del ~e cu~lqu~er dialec
de todos sus sentidos: el tacto, el gusto, el olfato y. particularmente la to meramente oral. El grafolecto conocido como mgles oficial tiene ~cc~e
vista, además del oído (Ong, 1967b, pp. 1-9). Cierta comunicación no so para su uso a un vocabulario registrado de por lo menos. un. m Ilion
verbal es sumamente rica: la gesticulación, por ejemplo. Sin embargo, y medio de palabras, de las cuale~ se conoce~ no sólo l~s stgmficados
en un sentido profundo el lenguaje, sonido articulado, es capital. No só actuales sino.también cientos de mtles de acepciOnes antenores. Un sen
lo la comunicación, sino el pensamiento mismo, se relaciona de un mo cillo dialecto oral por lo regular dispondrá de unos cuantos miles de pa
do enteramente propio con el sonido. Todos hemos oído decir que una labras, y sus hablantes virtualmente no tendrán cOnocimiento alguno de
imagen equivale a mil palabras. Pero si esta declaración es cierta, ¿por la historia seinántica real de cualquiera de ellas. .
qué tiene que ser un dicho? Porque una imagen equivale a mil palabras Sin embargo, en todos los maravillosos mundos que descub~e la cs.
sólo en circunstancias especiales, y éstas comúnmente incluyen un con critura, todavía les es inherente y en ellos vive la palabra hablada. ~o
texto de palabras dentro del cual se sitúa aquélla. dos los textos escritos tienen que estar relacionados de alguna manera,
·Dondequiera que haya seres humanos, tendrán un lenguaje, y en ca directa o indirectamente, con el mundo del sonido, el ambiente nat~ral
r'.'
da caso uno que existe 'básicamente como hablado y oído en el mundo r del lenguaje, para transmitir sus significados. ':Lee~" u~ texto qwere
¡·
del sonido (Siertsema, 1955). No obstante la riqueza de la gesticulación,' decir convertirlo en sonidos, en voz alta o en la tmagmactón, sflaba por
los complejos lenguajes gestualcs son sustitutos del habla y dependen de sílaba en la lectura lenta o a grandes rasgos en la rápida, acost_umbrada
sistemas orales del mismo, incluso cuando son empleados por los sordos en las cultUras altamente tecnológicas. La escritura nunca puede pres
de nacimiento (Kroeber. 1972; Mallery, 1972; Stokoe, 1972). En efecto, cindir de la oralidad. Adaptando un término empleado con prop~sit?s
el lenguaje es tan abrumadoramcnte ?ral que, de entre las muchas miles un poco diferente por .Jurij Lotma,n ( 1977 • PP· 21, 4~-61; véas.~ ~simts
de lenguas -posiblemente decenas de miles- habladas en el curso de mo Champagne, 1977-1978}, podemos llamar a la escntura un sistema
··.¡: 1,
18 LA ORALIDAD DEL LENGUAJE LA ORALIDAD DEL LENGUAJE 19
secundario de modelado", que depende de un sistema primario ante oral, aunque siendo un "arte" o ciencia sistematizado o reflexivo -por
rior: la lengua hablada. La expresión oral es capaz de existir, y casi siem ejemplo, en el Arte Retórica de Aristóteles-, la retórica era y tuvo que ser
pre ha existido, sin ninguna escritura en absoluto; empero, nunca ha un producto de la escritura. Rhitoáki, o retórica, significaba básicamen
habido escritura sin oralidad. te el discurso público o la oratoria que, aun en las culturas tipográficas
No obstante, a pesar de las raíces orales de toda articulación verbal, y con escritura, durante siglos siguió siendo irreflexivamente, enlama
durante siglos el análisis científico y literario de la lengua y la litenltura yoría de los casos, el paradigma de todo discurso, incluso el de la escritu
ha evitado, hasta años muy recientes, la oralidad. Los textos han clama ra (Ong, 1967b, pp. 58-63; Ong, 1971, pp. 27-28). Así pues, desde el
do atención de manera tan imperiosa que generalmente se ha tendido principio la escritura no redujo la oralidad sino que la intensificó, posi
a considerar las creaciones orales como variantes de las producciones es bilitando la organización de los" principios" o componentes de la orato
critas; o bien como indignas del estudio especializado serio. Apenas en ria en un ''arte" científico, un cuerpo de explicación ordenado en forma
fechas recientes hemos empezado a lamentar nuestra torpeza a este consecutiva que mostraba cómo y por qué la oratoria lograba y. podía
respecto (Finnegan, 1977, pp. 1-7). ser dirigida a obtener s.us diversos efectos específicos.
Salvo en las décadas recientes, los estudios lingüísticos se concentra No obstante, era dificil que los discursos -u otras producciones ora
ron en los textos escritos antes que en la oralidad por una razón que re les cualesquiera-estudiados como parte de la retórica, pudieran ser las
sulta fácil comprender: la relación del estudio mismo con la escritura. alocuciones mientras éstas eran recitadas oralmente. Después de pronun
Todo pensamiento, incluso el de las culturas orales primarias, es hasta ciar el discurso, no quedaba nada de él· para el análisis. Lo que se em
.. ,. cierto punto analítico: dividé sus elementos en varios componentes. Sin pleaba para el "estudio" tenía que ser el texto de los discursos que se
embargo, el examen abstractamente explicativo, ordenador y consecuti habían puesto por escrito, comúnmente después de su declamación y por
vo de fenómenos o verdades reconocidas resulta imposible sin la escritu lo regular mucho más tarde (en el mundo antiguo nadie, salvo los ora
ra y la lectura. Los seres humanos de las culturas ora1es primarias, aqueUas dores vergonzosamente incompetentes, solía hablar con base en un texto
i., • • ¡~". ·. . ~' qy uper ancot iccoanno cgerna nla seasbcirdiuturríaa, e np enrion gnuon "ae fsotrumdai,a nap".r enden mucho, poseen Dpree peastraa dmoa dnee raan, taeumna nJoos pdaislcaubrrsao sp ocro mpapluaebsrtao;s Oonragl,m 1e9n6te7 bs,e peps.t u5d6i-a5b8a)n.
Aprenden-por medio del entrenamiento -acompañapdo a cazadores no como tales, sino como textos escritos.
experimentados, por ejemplo-; por discipulado, que es una especie de Por otra parte, además de la transcripción de las producciones orales
aprendizaje; escuchando; por repetición de lo que oyen; mediante el do.., tales como los discursos, con el tiempo la escritura produjo composicio
minio de los proverbios y de las maneras de combinarlos y reunirlos; por nes rigurosamente escritas, destinadas a su asimilación a partir de la su
asimilación de otros elementos formularios; por participación en una es perficie escrita. Tales composiciones reforzaron aún más la atención a
pecie de memoria corporativa; y no mediante el estudio en sentido estricto~ los textos, pues las composiciones propiamente escritas se originaron só
Cuando el estudio, en la acepción rigurosa de un extenso análisis con lo como textos, aunque muchas de ellas por lo común fueran escuchadas
secutivo, se hace posible con la incorporación de la escritura a menudo y no leídas en silencio, desde las historias Tito Livio hasta la Comedia
1
una de las primeras cosas que examinan los que saben leer es la lengUa de Dante y obras posterior-es (Nelson, 1976-1977; Biiuml, 1980; Goldin,
• . ..,· .. - misma y sus usos. El habla es inseparable de nuestra conciencia; ha fas 1973; Cormier, 1974; Ahern, 1982).
cinado a los seres humanos y prov9cado reflCxión seria acerca de sí mis
.. ~t:.,'_ ,~.,~. k ;\ ' ma desde las fases más remotas de la conciencia, mucho antes de que ¿DIJO "t.l't'EI<ATUH.A ORAl."?
la escritura llegara a existir. Los proverbios procedentes de todo el m un~
·.> ~.,t.-" do son ricos en observaciones acerca de este fenómeno abrumadoramen .La concentración de los especialistas en los textos tuvo consecuencias ideo
te. humano del habla en su forma oral congénita, acerca de sus poderes, lógicas. Con la atención enfocada en los textos, con frecuencia prosiguie
sus atractivos, sus peligros. El mismo embeleso con el habla oral conti~ ron a suponer, a menudo sin reflexión alguna, que la articulación verbal
•,'. .núa sin merma durante siglos después de entrar en uso la escritura.· oral era en esencia idéntica a la expresión verbal escrita con la que nor
En Occidente, entre los antiguos griegos, la fascinación se manifestó malmente trabajaban, y que las formas artísticas orales en el fo,ndo sólo
'!i;'
'., .• ;:., en la elaboración del arte minuciosamente elaborado y vasto de la retóri~ eran textos, salvo en el hecho de que no estaban asentadas por escrito.
~~';f.~ ~.r ca, la materia académica más completa de toda la cultura occidental du Se extendió la impresión de que, aparte del discurso (goberna~o por re
.• rante dos mil años. En el original griego, technlrhitorikl, "arte de hablar" glas reté:-icas escritas), las formas artísticas orales eran fundament.Umente
(por lo común abreviado a solo rhttorikt), en esencia se refería al discurso desmañadas e indignas de examen serio. .
•.
r.. ~r·
20 LA ORALIDAD DEL LENGUAJE LA ORALIDAD DEL LENGUAjE 21
No todos, sin embargo, se rigieron por estas suposiciones. A partir
tos, cada vez más agudamente conscientes de la manera vergonzosa co
de mediados del siglo XVI, se intensificó un sentido de las complejas re mo revela nuestra incapacidad para representar ante nuestro propio
laciones entre la escritura y el habla (Cohen, 1977). Empero, el dominio
espíritu una herencia de material organizado en forma verbal salvo co
inexorable de los textos en la mente de los eruditos se hace evidente en
mo cierta variante de la escritura, aunque no tenga nada en absoluto
el hecho de que ha8ta hoy día aún no se formulan conceptos que ayuden
que vn con esta última. El título de la gran Colección Milman Parry
a comprender eficazmente, y menos aún con elegancia, el arte oral co
de Liter·atura Oral en la Universidad de Harvard es un monumento al
mo tal, sin la referencia (consciente o inconsci'entc) a la escritura. Ello
estado de conciencia de una generación anterior de eruditos, que no al
es cierto a pesar de que las formas artísticas orales que se produjeron
de sus <.kfen:mres recientes.
durante las decenas de miles de años anteriores a la escritura obviamen
Podría ar ¡4üirse (como lo hace Finncgan, 1977, p. 16) que el. término
te no tenían ninguna conexión en absoluto con esta última. Tenemos tér
"literatura", aunque creado principalmente para las obras escntas, sólo
mino "literatura", que básicamente significa "escritos" (en latín literatura
1 se ha extendido para abarcar otros fenómenos afines como la narración
de litera letra del alfabeto), para cubrir un cuerpo dado de material es
1 oral tradicional en las culturas que no tienen conocimientos de la escri
crito -literatura inglesa, literatura infantil-, pero no contamos con nin tura. Muchos términos originalmente específicos han sido generalizados
guna palabra o concepto similarmente satisfactoria para referirn?s a una
de esta manera. Sin embargo, los conceptos tienen la peculiaridad de
herencia meramente oral, como las historias, proverbios, pleganas y ex
conservar· sus etimologías para siempre. Los elementos a partir de los
presiones de JOrmula orales tradicionales (Chadwick, 1932-1940, pasimm),
cuales se compone un términ(), por regla general, acaso siempre, subsis
u otras produc<;iones orales de, digamos, los lakota sioux de Norteamé
ten de algún modo en los significados ulteriores, tal vez en la oscuridad
rica, los mande del África occidental o los griegos homéricos.
pero a menudo con fuerza y aun irreductiblemente. Aden~á:, como ~e
,_.. Según se apuntó párrafos atrás, llamo' 'oralidad primaria'' a la orali
verá en detalle m~s adelante, la escritura representa una actrvrdad parti
dad de una cultura que carece de todo conocimiento de la escritura o cularmente imperialista y exclusivista que tiende a incorporar otros ele
de la impresión. Es "primaria" por el contraste con la "oralidad secun
mentos aun sin la ayuda de las etimologías.
daria" de la actual cultura de alta tecnología, en la cual se mantiene una
Aunque las palabras están fundadas en el habla oral, la escritura las
nueva oralidad mediante el teléfono, la radio, la televisión y otros apara
encierra tiránicamente para siempre en un campo visual. Una pcrsor1<1
tos electrónicos que para su existencia y funcionamiento dependen de
que sepa leer y a la que se le pida pensar en la expresión ''no obstante'',
la escritura y la impresión: Hoy en día la cultura oral primaria casi no
por regla general (y tengo graves sospechas de que siempre) se hará al
existe en sentido estricto puesto que toda cultura conoce la escritura y
guna imagen al menos vaga de la palabra escrita, y será enteramente
tiene alguna experiencia de sus efectos. No obstante, en grados variables
incapaz de pensar alguna vCz en la expresión "no obstante" durante,
muchas culturas y subculturas, aun en un ambiente altamente tecnoló
digamos, 60 segundos sin referirse a las letras sino sólo al sonido. Es de
gico, conservan gran parte del molde mental de la oralidad primaria.
cir, una persona que ha aprendido a leer no puede recuperar plenamen
La tradición meramente oral, u oralidad primaria, no es fácil de con
te el sentido de lo que la palabra significa para la gente que sólo se
cebir con precisión y sentido. La escritura hace que las "palabras" pa
comunica de manera oral. En vista de esta preponderancia del conoci
rezcan semejantes a las cosas porque concebimos las palabras como marcas
miento de la escritura, parece absolu.tamente imposible emplear el tér
visibles que señalan las palabras a los decodificadores: podemos ver y
mino ''literatura'' para incluir la tradi.·c~ón y la repr·csentación oral.cs sin
tocar tales "palabras" inscritas en textos y libros. Las palabras escritas reducir de algún modo, sutil pero irremediablemente, a éstas a varrantes
constituyen remanentes. La tradición oral no posee este carácter de per
de la escritura.
manencia. Cuando una historia oral relatada a menudo no es narrada de
Considerar la tradición oral o una herencia de representación, géne
hecho, lo único que de ella existe en ciertos seres humanos es el potencial
ros y estilos orales como "literatura oral" es algo parecido a pensar en
de contarla. Nosotros (los que leemos textos como éste) por lo general es:
los caballos como autornó.viles sin ruedas. Desde luego, es posible inten
tamos tan habituados a la lectura que rara vez nos sentimos bien en una
tarlo. Imagínese escribiendo un tratado sobre caballos (par~ la gente que
situación en la cual la articulación verbal tenga tan poca semejanza con nunca ha visto ninguno) que comience con el concepto, no del faballo,
una cosa, como sucede en la tradición oral. Por ello -aunque ya con una sino de "automóvil", basándose en la experiencia directa de los lectores
frecuencia ligeram_ente reducida-, en el pasado la crítica engendró con los automóviles. Procede a profundizar sobre los caballos,_ refirién
conceptos tan monstruosos como el de "literatura oral". Este término
dose siempre a ellos como "automóviles sin ruedas"; explica a los lecto
sencillamente absurdo sigue circulando hoy en día aun entre los erudi-
res muy acostumbrados al automóvil, que nunca han visto un caballo,