Table Of Content¿On’tá el Chiste?
Emiliano Llano Díaz
y
Arturo Renero Montemayor
¡On tá el Chiste!
Chistes para toda ocasión
Emiliano Llano Díaz y
Arturo Renero Montemayor
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SEP 20726/92
Registrado ante la SEP en la propiedad intelectual del
autor
Impreso y hecho en México.
1era edición octubre 2015
Nuestro agradecimiento más profundo a
María Cristina Vera Aristi por su valiosa
cooperación y paciencia en la ayuda de la
elaboración de este libro; por las numero-
sas horas invertidas en su corrección y por
reírse de nuestros chistes eliminando los
menos graciosos y más groseros.
Gracias a la Dra. en Psicología Norma
Elena Vidaurry Jiménez por la revisión de
la introducción y sus valiosas sugerencias
sobre el tema (después de las cuales aún
seguimos llorando y chupándonos el de-
do).
A nuestros amigos por contarnos cientos
de chistes y aguantarnos durante tantos
años.
¿On’tá el Chiste?
i
Prologo
Mi fascinación por los chistes viene desde mi más
tierna infancia. No recuerdo cuál fue el primero
que me contaron pero creo recordar que fue un
chiste estúpido en inglés (a eso de los 5-6 años de
edad) de por qué la gallina cruza la calle. Aún sigo
sin entender la respuesta.
Lo repetía sin cesar y me reía convencido de que
debería tener gracia. Siguieron otros del tipo “Mira
una mancha de huevo”. En un momento dado se
volvió una forma más de interactuar con la gente,
quizá la necesidad de sentirme importante por mi
habilidad de inducir risas con facilidad y comencé
entonces a memorizar cientos de ellos. No tenía
rival. Fue por aquellas épocas que conocí a mi
cuate Arturo y encontré un alma gemela en mu-
chas actividades, la música rock, la filosofía y…
los chistes. Entre los dos podíamos pasar horas
contándonos los más diversos chistes y ampliando
nuestro ya de por si amplísimo repertorio.
Emiliano Llano Díaz y
Arturo Renero Montemayor
ii
Pasábamos los días a jugar boliche, bádminton,
billar, pero sobre todo contábamos chistes a diestra
y siniestra. Chistes de todo tipo, muchos de los
cuales hoy no nos atreveríamos a contar a cual-
quiera por resultar "tendenciosos" (religiosos, ne-
gros, judíos...). Sé ahora que solo un puñado de
personas disfruta de este tipo de chistes sin adhe-
rirse al juicio o prejuicio transmitido en el chiste
fuera de su propia voluntad cómica.
Sucedió por entonces que fuimos invitados a una
fiesta de nuestra prima Mabis. Típica fiesta en la
que los hombres ocupaban una esquina de la pieza
reservada para el baile mientras la música suena a
fondo y las mujeres la esquina contraria obstinán-
dose a no abandonarla y aburriéndose ambos ban-
dos como una ostra. A Arturo y a mí se nos ocurrió
que unos chistes podrían animar la fiesta: el resul-
tado fue espectacular pues pasamos por lo menos 2
horas sin parar contando chistes avivando la fiesta
hasta que incitamos a unas cuantas parejas a parar-
se a bailar.
Eso nos dio la pauta de decirnos: Si sabemos tan-
tos chistes ¿Por qué no compartirlos con los que
queremos en un libro? De ahí, una fiesta hace ya
¿On’tá el Chiste?
iii
40 años, surge este libro de chistes que esperamos
sea el principio de una larga colaboración para
otros más.
Tuvimos especial cuidado de eliminar aquellos
chistes que consideramos demasiado vulgares o
tendenciosos y los guardamos cuidadosamente en
nuestro repertorio para aquellos que los sepan
apreciar o los quieran escuchar sin ofenderse.
Encontrará aquí, amable lector, algunos de los
chistes que más nos han hecho reír. Hemos incor-
porado también muchos otros que circulan por
Internet. Tratamos de clasificarlos, lo cual a la
larga resultó imposible pues muchos pertenecen a
varias categorías. Nuestra disculpa por adelantado
si alguno lo ofende o contraría, nuestra sola inten-
ción es que pase un buen momento riendo hasta
hacerlos llorar si es posible.
“Cuando el filósofo señala la luna, el tonto se fija
en el dedo”
“Los amigos son como las estrellas, siempre bri-
llan en la oscuridad”
Emiliano Llano Díaz, enero 2016
Emiliano Llano Díaz y
Arturo Renero Montemayor
iv
Agradezco enormemente la invitación del Ingenie-
ro Emiliano Llano y la Maestra Mª Cristina Vera
por contribuir en la consolidación de este libro, el
cual exhibe un intenso y notorio trabajo de investi-
gación de campo en busca de lo insólito, absurdo,
controvertido e hilarante buscando tanto en calles
como en callejones, parques, hospitales, inmedia-
ciones de los zoológicos, escuelas, reclusorios;
aplica tanto en el terreno de la sonrisa como en el
del vacilón. Siendo uno de los propósitos el recor-
dar que vivir en el polo positivo nos alimenta el
alma y mantiene nuestra conexión con la infancia,
lo que nutre nuestro poder de asombro, mejora el
ánimo y nuestra visión del mundo.
La historia de la humanidad nos muestra episodios
de talento, de drama, trágicos e insólitos; momen-
tos mágicos plagados todos de pasión, de lucha.
Episodios épicos que van desde tragedias de la
comedia griega, hasta nuestros días del calenta-
miento global, sin dejar pasar por todo el circo que
cada siglo sorpresas ha dejado. Recordamos por
igual a los bufones del rey o aquellas figuras le-
gendarias del arlequín que surgieron en la Edad
Media. Como escribe el filósofo: “con largo ropaje
de clara vestidura, el roble lucía al trabajar sin
¿On’tá el Chiste?
v
descansar; como lirio de río que con ánimo y vigor
desbordado en su diario andar para cumplir y no
fallar; como guardián de las grutas, sigiloso vigi-
lante de las horas y los minutos al final de la jor-
nada del día todo en orden tenía; como cascada
que perturba el silencio al martillar la roca así el
correr de los días doblega el alma y al cuerpo man-
tienen ocupado y ¿dónde queda en la vida la risa y
la alegría?”
Así en este pícaro mundo, ahora globalizado donde
gobierna y todo cree saberlo su Majestad “Inter-
net”, más en ese ir y venir de las rutinas de las
horas y semanas en lucha por la diaria sobreviven-
cia; donde los platos fuertes tienen el condimento
del stress, necesario es la dotación de burla en
ironía de un chiste diáfano para no colapsarnos y
hasta los problemas de salud evitar, por tanto, la
receta que acierta siempre: dos o tres veces al día
reír.
Entrando en materia y haciendo referencia a aquel
personaje que con toda la cordura en sus manos y
ya en curso el calendario Gregoriano afirma lo que
es bien sabido por todos: “La vida, se parece a un
restaurant, nadie se va sin pagar”.
Emiliano Llano Díaz y
Arturo Renero Montemayor
vi
Por suerte el talento humano, en combinación con
la cultura popular en cada poblado y en cada na-
ción, ha creado personajes para cuentos graciosos,
chistes, historias de comedia que por sí mismos
han rebasado fronteras y al paso de los años van
encadenando de generación en generación chispa e
ingenio.
Arturo Renero Montemayor, enero 2016
¿On’tá el Chiste?
i
¿On’tá el Chiste?
Según la Real Academia Española, “chiste” es un
dicho o historieta breve que contiene un juego
lexical o conceptual que hace reír a quien lo escu-
cha. Proviene del verbo “chistar” que originalmen-
te significaba hablar en voz baja o susurrando.
Pero, ¿por qué susurrar un chiste cuando lo que se
quiere es que la gente lo escuche?
Antiguamente, los chistes eran ocurrencias obsce-
nas (y muchas aún lo son), por lo que cuando una
persona quería contarlos se los decía a su interlo-
cutor al oído susurrándolos para que nadie más lo
escuchara. Así, los chistes se contaban en voz baja,
“chistando”. De ahí su nombre. Otra versión de la
etimología del chiste es la onomatopeya “chist”
que servía para interpelar al oyente, para que se
acercara y escuchara la confidencia. Adopte la que
le haga más gracia.
— “chist”, “chist” ¿ya te sabes este chiste de Pepi-
to?
Pepito le dice a su vecinita:
— Vamos a lo obscurito que te quiero enseñar algo
Emiliano Llano Díaz y
Arturo Renero Montemayor
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La chica desconfiada acepta
— Pero hay que meternos debajo de las sábanas —
le dice
A regañadientes la chica acepta y se mete toda te-
merosa a la cama
Pepito le dice entonces:
— ¿Ya viste cómo brilla mi relojito en la obscuridad?
Al paso del tiempo, contar chistes se volvió todo
un arte o una profesión y se comenzó a hacer
abiertamente en público.
Un chiste viene a ser un relato, en general corto;
de autor usualmente anónimo; dirigido a destinata-
rios indefinidos; concebido para hacer reír y codi-
ficado en lengua coloquial que, aunque se puede
transmitir por escrito (como es el caso de este li-
bro), es más común su trasmisión oral. Suele pro-
pagarse vertiginosamente, algo así como un rumor.
Trata de temas variados que inciden sobre muy
diversos temas como la actualidad, la política, el
sexo, los estereotipos, etc.
Aunque su brevedad y el uso de un lenguaje coti-
diano le permiten al chiste transmitirse con facili-
dad, éste no se cuenta siempre de la misma forma,
pues al ir pasando de boca en boca se transforma,