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Oído en el silencio
Ensayos de crítica cultural
Gonzalo Portocarrero
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Oído en el silencio
Ensayos de crítica cultural
Gonzalo Portocarrero
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BUP–CENDI Escribir: salva el alma presa, salva a la persona que se siente inútil,
Portocarrero, Gonzalo salva el día que se vive y que nunca se entiende a menos que se escriba.
Oído en el silencio : ensayos de crítica cultural / Gonzalo Portocarrero. – Lima : Red para el Desarrollo de las
Escribir es buscar entender, es buscar reproducir lo irreproducible,
Ciencias Sociales en el Perú, 2010.
514 p. y sentir hasta las últimas consecuencias, el sentimiento que permanecería apenas
Bibliografía: pp. 497–512. vago y sofocante. Escribir es también bendecir una vida que no fue bendecida.
Contenido: Registro e invención de lo social desde la literatura — Exploraciones en el inconsciente y la
cultura — Teoría social y vida cotidiana — Pensando desde las imágenes — Horizontes en construcción. Clarice Lispector
1. Cultura – ensayos, conferencias, etc. 2. Crítica literaria 3. Psicoanálisis y cultura
306 (SCDD)
Oído en el silencio
Ensayos de crítica cultural
Gonzalo Portocarrero
1a edición: agosto 2010
Cuidado de edición: Eleana Llosa
Diseño de la carátula y diagramación: Dora Čančíková
ISBN: 978-9972-835-13-1
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú: 2010-09897
Esta publicación ha sido posible gracias al generoso aporte de la Fundación Ford.
La Red para el Desarrollo de las Ciencias Sociales en el Perú está conformada por la
Pontifi cia Universidad Católica del Perú, el Centro de Investigación de la Universidad
del Pacífi co y el Instituto de Estudios Peruanos.
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Espera y llegada de la palabra
El malestar que me invade es abusivo y prepotente; sin pedir permiso se instala en
mi ánimo. Como un golpe de estado, mientras duermo, en la noche de mi reino. Y yo…
yo estoy seguro de haber hecho todo lo que está a mi alcance. No tengo vergüenza ni
culpa. Pero resulta, y está probado, que nada, nada de lo que pueda hacer, es sufi cien-
te. Haga lo que haga, estoy en falta. En estos días un velo viscoso de miedo y desazón
me ha cegado el rostro. Y no puedo imaginar un mañana. No me olvido, desde luego,
de que los ánimos van y vienen. Pero esta vez la tristeza es tan pegajosa y, sobre todo,
tan inapelable y contundente… Está aquí, simplemente, como un bulto enorme. No
me dice nada y cuando trato de hablarle no me responde.
Pero ahora estoy más alerta y protegido que hace algunos años. De un tiempo a esta
parte vengo aprendiendo que de esta noche oscura, que todo lo invade, se escapará,
en algún momento, un destello. Entonces será posible nombrar esas tinieblas y saber
de dónde viene ese reproche que me mata. A veces siento mi corazón como una ge-
latina informe que se agita con dulzura pero sin ritmo. Será el fi n, mi coqueteo con
la muerte. Ahora estoy inmóvil pero no soy un cadáver. Y espero el conjuro que me
permita librarme de este hechizo.
Ayer soñé que venías. Hace casi veinte años que te has ido. Siempre converso contigo
y te recuerdo. Pero ayer no te esperaba. Fue una sorpresa encontrarme contigo y tú,
por supuesto, estabas con tu corte de admiradores, con toda esa muchedumbre que
me impedía acercarme a ti. Y yo me preguntaba: ¿con qué derecho pretendo forzar mi
proximidad? ¿Acaso soy para ti alguien tan especial? Y la verdad es que no lo sé. Pero lo
que sí me consta es que pienso mucho en ti, que estás conmigo. Pero eso no basta para
reclamar un lugar junto a ti. Puede que no te importe y que no me hayas visto. Pero
puede también que si me vieras me llamarías a tu lado. Entonces… no sé qué hacer.
Es algo misterioso, pero me llega un mensaje tuyo. ¡Qué raro! Sin embargo, es cier-
to, la comunicación es indudable. Y tú me dices que, por favor, me contenga, que no
trate de fi jarme solo en aquello que confi rma lo que creo, que no rumie mi abandono
como único alimento. Ten paciencia, me dices, limítate a observar, que ya no demora
en venir lo inesperado. Y me reiteras: ¿me has entendido? Pero yo permanezco incré-
dulo. Entonces tú continúas preguntándome: ¿no es este mensaje la mejor prueba de
lo que te digo? Date cuenta, estás más abierto de lo que crees. No estás solo. Acepta la
vida en su irresoluble contingencia.
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Contenido
Un alto en el camino - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -15
Capítulo 1
Registro e invención de lo social desde la literatura
El amplio mundo
Imre Kertész: un Job moderno - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -25
José Saramago: Ensayo sobre la ceguera - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -28
El trabajo de la esperanza en la narrativa de Coetzee - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -31
¿Dejarse ser? Los avatares del sujeto en Un soplo de vida de Clarice Lispector - - -35
Rabelais, Erasmo y la celebración de la vida - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -40
La conquista de la interioridad. Ana Karenina de León Tolstoi - - - - - - - - - - - - - - - -45
Terror y esclavitud: Frankenstein de Mary Shelley - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -49
¿Donde está el mal? A propósito de Otra vuelta de tuerca de Henry James - - - - - -56
Gente superfl ua en el Relato de un desconocido de Antón Chéjov - - - - - - - - - - - -60
Las erráticas vibraciones del alma y del mundo. Homenaje a León Tolstoi - - - - - - -64
Las historias que nos contamos, las vidas que vivimos - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -71
La vida es apertura al instante - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -73
¿Lo que falta es el tigre? - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -77
Una aproximación a la bondad - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -80
Obscenidades del poder - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -82
Narrativas próximas
Aproximaciones a Todas las sangres - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -86
Goce sin ley: la fábrica de inhumanidad - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -95
¿Hoy es todavía ayer? Poder y legitimidad en la sociedad peruana - - - - - - - - - - -100
El desafío de vivir sin pasiones - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -103
La resistencia como fundamento de la libertad. Refl exiones a partir de Los ríos
profundos - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -106
Renovaciones poéticas
Tres aproximaciones a la poesía de Blanca Varela - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -123
El legado criollo de Leonidas Yerovi: el deber de la alegría - - - - - - - - - - - - - - - - -135
La lucha por el amor: el testimonio de la poesía peruana reciente - - - - - - - - - - - -140
Don Juan criollo y la masculinidad hegemónica - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -153
Al poeta, el habla le sea dada. Aproximaciones a la poética de Domingo de Ramos - -162
El poema LVIII de Trilce. La liberación como el reencuentro con lo que pudo ser - -163
La vida debe ser aventura: a propósito de Elegía de Javier Heraud - - - - - - - - - - -168
Los fantasmas de la conciencia criolla. El poema Paracas de Antonio Cisneros - -172
El ideal del amor y sus extorsiones: El mal amor de Rodolfo Hinostroza - - - - - - -175
La mendacidad de las palabras y la urgencia de la poesía - - - - - - - - - - - - - - - - - -187
11
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Capítulo 2
Exploraciones en el inconsciente y la cultura
Promesas del psicoanálisis - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -207 La rosa púrpura de El Cairo: el lugar de la fi cción en la vida - - - - - - - - - - - - - - - -394
La construcción social de la subjetividad: el poder (negado) de la mujer - - - - - - -211 Análisis del programa de Magaly Medina - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -397
Consideraciones sobre lo inconsciente - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -214 Las tres razas de Francisco Laso - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -400
Notas sobre la compulsión de repetición - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -219 Madeinusa ¿la imposibilidad del Perú? - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -404
¿Es el sexo la respuesta? El mito de la sexualidad como paraíso y salvación - - - -223 Homero Simpson: el exceso despojado de su letalidad - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -407
¿Es posible una sublimación no compulsiva? - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -239 Retrato de un condenado: Petróleo sangriento - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -408
Los (des)arreglos de la pareja moderna - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -247 Batman. El caballero de la noche. La sustancia del bien y del mal - - - - - - - - - - - -409
Figuraciones del cínico - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -249 WALL-E: el mundo según Hollywood - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -412
El inconsciente de María - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -252 ¿Retorno del amor romántico? A propósito del fi lm Crepúsculo - - - - - - - - - - - - -414
Madre violencia - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -256 Dinámicas postrománticas - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -419
La seducción de la crueldad - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -259 Evidencia de que el Perú puede mejorar. A propósito de La teta asustada - - - - -422
Ser mujer / ser hombre - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -264 Disonancias de lo criollo - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -424
La nostalgia de lo infi nito - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -270 “El sueño de la razón produce monstruos”. Des-acuerdos entre la razón y la vida- -429
La confi anza es el fundamento del amor - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -278 Preguntas abiertas sobre el mal - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -434
¿No queremos saber? Errores simétricos de hombres y mujeres - - - - - - - - - - - -282 Avatares ka(cid:2) ianos - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -438
La pasión humana: el dolor de no ser dios - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -285
La crisis del patriarcado y sus antecedentes en las sociedades postcoloniales - - -287 Capítulo 5
Horizontes en construcción
Capítulo 3 Por qué escribo - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -445
Teoría social y vida cotidiana Sueño - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -446
El (des)orden social peruano - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -305 Respuesta a un autor sin lectores - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -448
Algodones y espinas - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -307 Cumplo 57 años - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -450
La construcción intersubjetiva de lo social: una refl exión a partir de los insultos -309 Necesidad e imposibilidad de juzgar - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -452
El espejo donde (no) nos vemos - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -312 ¿Estás demasiado exigido? - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -454
La cultura popular y el Perú del mañana - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -314 ¿Tu autocrítica te libera? - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -455
Hacia una comprensión de la dinámica del caudillismo - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -321 Lucidez y enunciación. Homenaje a Gao Xingjian - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -464
Caudillismo y oligarquía en el proceso político peruano - - - - - - - - - - - - - - - - - - -325 No dejemos que se apague...- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -469
De la resistencia al achoramiento: cambios en la cultura popular criolla - - - - - - -332 Ser fotografi ado - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -470
La satanización de la feminidad no subyugada: Pancha la chancha - - - - - - - - - - -339 El texto sagrado - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -471
La (i)rresistible belleza de lo trágico - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -342 Aceptando el premio Nóbel - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -473
Fragmentos testimoniales y visiones del otro - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -347 ¿Estás contento? - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -476
El caballazo, la yuca y la patada. Sexo y política en el Perú - - - - - - - - - - - - - - - - -353 ¿Celebración de la nostalgia? - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -478
Mario Vargas Llosa en la PUCP - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -359 Explorando el aburrimiento - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -479
Vivir de prestado. José María Arguedas y la —terrible y fecunda— asechanza de Honoris causa - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -481
la muerte - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -362 Cumplí 60 años - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -486
¿Has perdido a tus amigos? - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -367
Un relato letal: el mito del “Presidente Gonzalo” por Abimael Guzmán - - - - - - - -369 Epílogo
Una vergüenza peruana - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -384 ¡Hazte autor! Notas sobre la democratización de la autoría - - - - - - - - - - - - - - - - -491
Capítulo 4 Bibliografía - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -497
Pensando desde las imágenes
Kill Bill Vol. 2. La visión de lo humano en Tarantino - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -389
¿Pensar con el cuerpo? La poética de Fellini y Satiricón - - - - - - - - - - - - - - - - - - -391
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Un alto en el camino
I
En el silencio se oyen voces que tratan de responder a eso que por dentro nos inquie-
ta. Y una viene después de la otra. Pero, si se trata de pensar, es dudando como las
tenemos que recibir. Y resulta que hay voces imperiosas y voces que son como mur-
mullos, casi inaudibles. Unas pueden reclamarse ciertas, otras nos resultan sugeren-
tes. Entonces, a esta altura, escuchando todo y desechando nada, nos quedamos en el
desconcierto. Es claro que no basta oír para abrirnos un camino. Hay que preguntar,
poner en diálogo a todas esas voces. Y la tarea le corresponde a una instancia que es-
cucha, pregunta y trata de integrar todo lo oído. Esa instancia, bien lo sabemos, ha
recibido diferentes nombres: yo, conciencia, sujeto. No cabe duda de que se trata de
“algo” que refl exiona, que descarta o guarda lo que escucha. Su trabajo no es lineal
pues no hay fórmulas para pensar.
Dicho de otra manera: yo pregunto y, dentro de mí, una voz me responde. La es-
cucho, pero lo que dice no me satisface. No está mal pero tampoco corresponde a lo
que me imagino o intuyo. Entonces, vuelvo a preguntar, esta vez con más precisión;
y ahora sí, viene otra respuesta, quizá más lograda que la anterior. Pero a veces nada
me parece sufi ciente y me desespero. No obstante, igual sigo preguntando. Y sobre
el trasfondo de las ideas desechadas —quizá— un argumento va perfi lándose. El desa-
fío es persistir hasta cuando ya no podemos mejorar el argumento. Entonces lo que
decimos nos contenta, pues coincide con lo pre-meditado, con lo que borrosamente
teníamos en mente.
No hay que dejar que nos sepulten los tópicos del momento. Sucede que en los do-
minios del lenguaje habita el pensamiento social cristalizado. Allí una palabra atrae
a otra, y esta hace lo mismo con la siguiente, de manera que, sin darnos cuenta, la de-
riva de nuestro pensamiento va a refugiarse en un estereotipo. Allí todo parece claro
y cierto; como que cada fragmento ha encontrado su sitio y el todo es deslumbrante.
La tentación de ceder al lugar común es pues muy grande. No es, desde luego, que
los estereotipos sean falsos, o inútiles, o que podamos prescindir de ellos. Están muy
hondo en nuestra interioridad. Con mucha razón, Gadamer dice que los prejuicios
son la inadvertida raíz de nuestro ser en el mundo. Aquello que es sentido como tan
propio pero que es, en realidad, y sobre todo, tan ajeno.
Otra vez, si se trata de pensar, de elaborar un argumento en vez de seguir una co-
rriente, hay que poner en duda ese sentido común que nos convoca. Romper esos nexos
que nos llevan de una idea a otra. Hay que comenzar a ver lo propio como si fuera algo
ajeno que está allí sin que sepamos porque nunca lo hemos escogido.
Por tanto se trata de oír en un silencio profundo, ese que llega después de que el
eco de las opiniones consagradas se ha desvanecido. Entonces nos quedamos solos
con esos murmullos que inquietan pero que todavía no signifi can. Prontos a la escu-
cha y dispuestos al diálogo, aunque habitando la ignorancia y ejerciendo la duda. Y es
por allí donde van apareciendo nuevas conexiones. Signo de que estamos llegando
a lo inexplorado. A lo que aún no está pensado. Y en medio de ese estado, de pronto,
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surge una experiencia de verdad. A la verdad la reconocemos cuando adviene. Es la al estar siempre anclada en las particularidades de una vida. Esto queda claro ya en
sorpresa que arranca el ¡ajá! Esa expresión gozosa con que saludamos la presencia el propio Michel de Montaigne, el inventor del género. En su introducción al lector
de lo que no conocíamos pero que hemos buscado porque mucho lo extrañábamos. de Los ensayos, Montaigne nos hace saber que escribir ha sido su manera de darse
a conocer como persona, especialmente a sus parientes y amigos. “Soy yo mismo la
II materia de mi libro”, nos dice. Escribir ensayos es pues una manera de conocerse, de
Por su apuesta a lo nuevo y tentativo, el ensayo es el género discursivo que más se pres- saber quién se es realmente. Al ensayista no lo mueve, entonces, el buscar “el favor
ta a comunicar el pensamiento en su mismo proceso de gestación. El ensayo se funda del mundo”. “Quiero que me vean en mi manera de ser simple, natural y común, sin
en una enunciación personal, no tiene pretensiones eruditas y busca, sobre todo, ser estudio ni artifi cio. Porque me pinto a mí mismo. Mis defectos se leerán al natural”
sugerente, sorprender; es decir, abrir horizontes, formular preguntas, hacer pensar. (Montaigne 2007:5).
El autor del ensayo no asume la posición del pastor que adoctrina. Sus afi rmaciones
no se quieren defi nitivas. No busca alumnos sino interlocutores. Se dirige a un público III
amplio por lo que reduce al mínimo los términos especializados. Su ritmo es rápido La crítica cultural parece ser, hoy en día, una actividad imposible. Sus premisas y su
y vibrante. Se trata de ir lejos pero sin demoras. De ahí el rechazo a las divagaciones interés se han desvanecido, casi totalmente. Y en el mundo globalizado lo que se im-
y a las ostentaciones bibliográfi cas. Más que concluir o cerrar un argumento, el ensa- pone es un allanamiento de la cultura, su reducción a una mercancía que ofrece un
yo busca desencadenar en el lector un propio proceso de pensamiento. entretenimiento que signifi ca consuelo y evasión, huida de esos problemas que ya no
En el ensayo se suelen articular informaciones, conceptos y juicios de valor. Lo que queremos enfrentar porque ya no pensamos que tengan solución, como ocurre en las
importa no es la erudición sino lograr que eso —que ya se sabe— cobre una distinta grandes películas de Hollywood.
signifi cación; se trata de hacer visible algo que sorprende y que abre nuevas posibi- El relativismo cultural es el nuevo sentido común de la época. Pero la afi rmación de
lidades. La base de todo es identifi car vínculos desapercibidos, descubrir realidades que todo es cultura, la celebración de la diferencia, el invalidar todo juicio de valor,
que proyectan horizontes distintos a los habituales. De pronto se hace posible otra todo ello impide plantearse como problema la calidad de las expresiones culturales. En
manera de ver las cosas, una posición diferente a aquella en donde habíamos estado. efecto, cualquier valoración es tenida como pretenciosa e inconducente. Y los críticos
El ensayo es constitutivamente ambiguo y paradójico. No es pastoral, pero pretende están solos, y lejos del público. Mientras tanto, dice el relativista: no se pueden compa-
ser sugerente y movilizar al lector. Sin imponerse pretende comprometer. Transfor- rar las creaciones culturales, son realidades inconmensurables, cada una con su propia
mar a su lector. Entonces el impulso pastoral, aunque atenuado, está presente. Y ese dignidad. Cuestionada la posibilidad de la crítica se trata entonces de describir la vida
impulso proviene de una profesión de fe que no es autoritaria, pues se trata de per- cotidiana de la gente común. Se descubren así continentes inexplorados: la música
suadir con argumentos. popular, el humor, los hábitos de consumo. La crítica tiende a desaparecer, sustituida
Entonces, después de todo, bien se comprende que el ensayo es siempre un ensayo, por inventarios y crónicas. En el límite, para el relativista, lo mismo es el Quijote que
un intento, una preparación para decir una verdad que nunca podrá ser dicha en toda una novela rosa de Corín Tellado. Los dos son creaciones igualmente respetables, ca-
su complejidad. El ensayo nunca llega a su destino pues el misterio de la vida siempre da una con sus propios méritos. Y el relativismo suele ser aún más radical cuando se
lo excede. En este sentido se sitúa en las antípodas del tratado que, como género discur- trata de comparar las culturas de los pueblos. La idea es que cada colectividad tiene
sivo, está marcado por la pretensión de ser completo y defi nitivo. El ensayo conserva su mundo y no es legítimo hacer valoraciones, pues no existe una perspectiva desde
la tensión entre el esclarecimiento total que se propone y el necesario pero fecundo donde hacerlas y, además, tampoco se trata de herir neciamente susceptibilidades.
fracaso en que concluye. Conserva del tratado una pretensión totalizante y abarcado- Nacida de la antropología, la crítica a la crítica cultural convencional ha sido demo-
ra, pero sabiendo que nunca logrará su meta, pues puede acercarse a la verdad pero ledora. Los críticos han perdido audiencia y prestigio. Si antes eran los comentaristas
no agotarla. En este sentido el ensayo nace del escepticismo en torno a la posibilidad que identifi caban lo bueno y lo valioso, los árbitros y guías del buen gusto, ahora son
de un saber objetivo, total. Pero la vocación del ensayo es llegar lo más lejos posible. cuestionados como elitistas pretenciosos, aguafi estas profesionales. La cultura de ma-
La estética del ensayo es decisiva. No se enuncia desde una posición que se pretenda sas lo homogeniza todo y pretende tornar redundante la crítica.
más allá de toda duda. El autor no es un amo que reclame saberlo todo. Es solo alguien Son muy buenas las razones que han llevado al desprestigio de la crítica cultural.
que refl exiona por su cuenta y riesgo. El ensayo es personal, sintético, y su estética Se trata de denunciar la escondida vocación de poder de los intelectuales. Y también
está cuidada. El deber de todo ensayo es romper con lo establecido. Al menos en algu- de señalar la pluralización de las formas de vida y la pérdida consiguiente de un ho-
na medida. Lo que vale es lo sugerente que se premedita y elabora y no la repetición rizonte común en torno a lo que es una vida que realmente vale la pena vivir. Desde
de lo que se conoce o cree. El ensayo está, necesariamente, al servicio del esclareci- estas denuncias se multiplican las preguntas que cuestionan el valor de la crítica y de
miento del saber. De ahí su vocación crítica, irreverente. Ni las creencias más fi rmes, los críticos. ¿Quiénes son ellos para decir que A es mejor que B? ¿Por qué no toman
ni la autoridades más prestigiosas, comprometen su discurrir. El ensayo fomenta la en cuenta a la gente común? ¿Por qué no reconocen la sabiduría y el goce de vivir
autoría como enunciación original y creativa, sincera, que trasciende la repetición que tienen los otros? ¿Por qué se desprecia al otro, al diferente, al que no se conoce?
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¿Por qué lo valioso es solo lo erudito, lo clásico? ¿Acaso los miembros de las elites in- como referente para comparar y criticar los sistemas sociales. El desarrollo humano
telectuales tienen vidas más plenas y felices que el resto de los mortales? ¿Quién les desemboca en la mayor libertad de los individuos para tomar decisiones acordes con
da el derecho de valorar la creación cultural? ¿Hay alguna razón para hacerles caso? sus propios deseos. Y este desarrollo es el objetivo de la sociedad. Entonces los logros
Absolver estas preguntas es muy difícil. En realidad, son poderosas las razones que de una colectividad, más que por su riqueza material, deben medirse sobre todo por
asisten al relativismo cultural. Es cierto que la crítica convirtió al saber en un adorno su capacidad para mejorar la calidad de vida de su gente. Desde esta perspectiva se
o fetiche, en signo de una supuesta superioridad social. También es verdad que cano- descubre que hay sociedades que pueden ser muy ricas pero que contienen grandes
nizó un supuesto “buen gusto” defi nido siempre en oposición a la vulgaridad o “mal desigualdades, que no fomentan el desarrollo humano de sus miembros. Y, también,
gusto” del mundo popular. Finalmente, es indudable que menospreció la creación a la inversa, sociedades que pese a tener menores niveles de producción, han logrado
cultural de los “otros”, del mundo subalterno, de las mujeres, de las culturas no hege- expectativas de vida muy largas y niveles educativos parejos. La idea es que el creci-
mónicas. Queda entonces claro que la defi nición de cultura que los críticos emplea- miento económico tiene que justifi carse en términos de desarrollo humano para no
ban era demasiado restrictiva, legitimadora de las diferencias sociales, creadora de convertirse en un fetiche o ídolo (Sen 2000).
efectos de poder.
Pero, ¿es posible salvar la crítica cultural? ¿Desde qué punto de vista se puede decir, IV
por ejemplo, que el Quijote es superior a una novela rosa de Corín Tellado? La crítica Pensemos en una película como Asesinos por naturaleza de Oliver Stone (1994). En un
cultural tiene que procesar los cuestionamientos efectuados desde las ciencias socia- ambiente decididamente irreal, donde quedamos advertidos de que es inverosímil lo
les para no quedar totalmente descalifi cada. Pero también es claro que el relativismo que sucede, se presentan las peripecias de dos jóvenes que han trocado su condición de
cultural confronta dilemas irresolubles. ¿Qué hacer frente a la opresión naturalizada víctimas por la de verdugos. Entonces viven su amor como una revancha desenfadada
en otros mundos sociales? Por ejemplo, ¿puede el respeto por la alteridad cultural si- y gozosa dirigida contra el mundo. Y no falta quien, en los medios de comunicación,
lenciar toda protesta y condena por las prácticas que implican la subyugación de las los convierta en héroes. Según Stone el fi lm pretendía criticar la representación de la
mujeres en otras culturas? Si la respuesta es negativa, entonces, ¿desde dónde se po- violencia en la esfera pública. La apuesta era exagerar la violencia hasta lo grotesco,
dría censurar y acaso intervenir en los usos de colectividades diferentes? ¿Desde una para generar un rechazo hacia ella. No obstante, pese a estas intenciones, el fi lm crea
concepción universalista de los derechos humanos? Pero, ¿no es esa concepción una un encanto en torno a la actuación de la violencia. Asesinar aparece como un desplie-
creación de occidente? ¿No estaríamos de regreso a formas más sutiles de colonialis- gue categórico de nuestros más íntimos deseos. Entonces la película puede revelar el
mo? En todo caso, como propone tan claramente Boaventura de Souza Santos, es solo potencial de violencia que se esconde, y siempre resurge, en una sociedad; pero, de
desde un diálogo intercultural, desde lo que él llama una “hermenéutica diatópica”, hecho, también glorifi ca la violencia como creación y placer, desenfreno y adrenali-
como puede crearse un horizonte común de valores. Se trata de tender puentes entre na. Una suerte de sinceridad primordial. El fi lm celebra los asesinatos que ejecutan
tradiciones distintas a partir de la ubicación, en cada una de ellas, de los conceptos sus protagonistas. Desde la crítica cultural podría decirse que esta celebración de la
que más se acercan a expresar las distintas facetas de la dignidad humana. No impo- muerte, de matar y morir, es una actitud oscurantista pues legitima el abuso y res-
ner, sino convencer desde adentro. La posición de Souza Santos supone que en todas tringe la libertad de las mayorías.
las sociedades hay concepciones “rescatables” sobre la vida y que es posible un pro- De otro lado, sí podemos decir que el Quijote es superior a cualquier novela rosa
ceso de mutuos aprendizajes que desemboque en un horizonte de derechos mínimo de Corín Tellado o autor equivalente. En la narrativa rosa la fi cción está al servicio de
pero vinculante, por todos compartido (Souza Santos 1997). un entretenimiento que nos aparta de nuestra realidad y que siembra en nuestra ca-
La apuesta de una crítica cultural redefi nida no puede sino tratar de mejorar el beza la ilusión de que fi nalmente la justicia se hará realidad distribuyendo, como es
mundo. Es decir, fi nalmente, señalar las trampas sociales que sofocan la libertad y el debido, premios y castigos. Entonces, el género divierte, consuela y desmoviliza. Todo
deseo de las personas. En este sentido son ejemplares los planteamientos de Gianni puede ser dejado, confi adamente, en manos del destino. En verdad, la narrativa rosa
Vattimo que parten de constatar, en cada sociedad, una realidad compleja y múltiple, termina sirviendo al poder hegemónico y enajenando las posibilidades de acción de
de manera que la expectativa de una convergencia plena de todos y todas representa la gente. El caso del Quijote es muy distinto, pues nos confronta con nuestra reali-
una fantasía totalitaria pues implica la supresión violenta de la diferencia. La plura- dad y nos deja, a nosotros los lectores, la última palabra. Allí se presenta un hombre
lidad de mundos e interpretaciones es pues un hecho irreductible. Pero, en medio de con una cotidianeidad desabrida que solo encuentra consuelo leyendo novelas de ca-
todo, piensa Vattimo, es posible ponerse de acuerdo sobre una meta compartida. Se ballería. Hasta que un día, prescindiendo de su sentido de realidad, decide vivir sus
trata del principio de la “reducción de la violencia” en la sociedad. Y reducir la vio- fantasías de caballero andante. La fi cción invade su vida y el resultado son aventuras
lencia permite la ampliación de la esfera de la libertad. La posibilidad de elegir sin sobre todo desastrosas pero que le permiten vivir intensamente. Recuperado el juicio
miedo. La proscripción del abuso (Vattimo 2009). Este ideal es muy estimable y propor- el hombre regresa a su casa, pero muere de pena pues ya no hay emoción en su vida.
ciona criterios desde donde fundamentar una crítica cultural. En la misma dirección El Quijote confronta al lector con la realidad de la vida. La fi cción da sentido pero no
debe mencionarse el aporte de Amartya Sen, de su concepto de desarrollo humano trasciende lo imaginario y es con frecuencia cruel y decepcionante. Pero la realidad
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