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El Método de Anat Baniel para despertar el cerebro y transformar la
vida de tu niño con necesidades especiales
Niños
más allá de los límites
Anat Baniel
Resultado de gran avance para niños con autismo,
Asperguer, daño cerebral, Déficit de Atención
con Hiperactividad y casos de retrasos
en el desarrollo sin diagnóstico
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Esta traducción es solamente para uso personal y no pretende ser utilizada
para fines comerciales; su publicación, reproducción o distribución está
totalmente prohibida.
Fue realizada de manera particular para posibilitar su lectura, para el equipo de
un niño con TGD, realizado por una de sus terapeutas y su mamá.
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Contenidos
Prólogo por Michael Merzenich, PHD
Introducción
Parte I La Base
1- Cómo comienza todo
2- De arreglar a reparar
3- El asombroso cerebro de tu niño
Parte II Los Nueve Elementos Esenciales
4- Elemento Esencial Uno: Movimiento con atención
5- Elemento Esencial Dos: Lento
6- Elemento Esencial Tres: Variación
7- Elemento Esencial Cuatro: Sutileza
8- Elemento Esencial Cinco: Entusiasmo
9- Elemento Esencial Seis: Objetivos flexibles
10- Elemento Esencial Siete: El interruptor del aprendizaje
11- Elemento Esencial Ocho: Imaginación y sueños
12- Elemento Esencial Nueve: Conciencia
13- Más allá de las limitaciones
Apéndice
Bibliografía
Referencias
Índice
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Prólogo
Niños más allá de los límites es un gran regalo para cada persona que ama a un niño con
gran necesidad de ayuda. Si eso te describe, por favor lleva los mensajes importantes de
este libro hasta tu corazón. El enfoque de la autora sobre el niño con necesidades
especiales ha evolucionado desde su propia rica experiencia clínica, la cual le muestra
una y otra vez que el cerebro de estos niños especiales puede cambiar, a veces
drásticamente, para despertar y posibilitar, y potenciar y transformar sus jóvenes vidas.
Nosotros los humanos estamos dotados con un cerebro plástico capaz de cambiar
constantemente a lo largo de la vida. Incluso mientras luchan, estos niños también
operan con este gran recurso, listos para que sean aprovechados, por un terapeuta
iluminado que intenta duramente ayudarlo, y por los padres y abuelos que lo aman.
Anat Baniel explica de manera brillante como el compromiso efectivo de esta
maravillosa capacidad humana innata para el cambio positivo en el cerebro, puede ser el
material para los milagros.
He dedicado mucho de mi propia carrera científica a tratar de entender como
podemos aprovechar nuestra capacidad para remodelar el cerebro para el beneficio de
los niños y adultos con necesidad de ayuda neurológica. Durante décadas de
investigación, sintetizado en muchos miles de informes publicados, nosotros los
científicos hemos definido las "reglas" que gobiernan la plasticidad cerebral en términos
neurológicos. Ahora sabemos manejar el cerebro para cambiarlo en su beneficio.
Ha sido una gran maravilla para mí, entonces, que mi amiga Anat Baniel,
trabajando paralelamente en un camino completamente diferente, ha definido casi
exactamente las mismas reglas. Más aún, Anat los interpreta en términos prácticos y
humanamente comprensibles, de manera que seguramente contribuirá a enriquecer tu
propia intervención iluminada como padre, abuelo o terapeuta.
Como explica en su libro, Anat empieza su viaje de descubrimiento trabajando
cerca de su mentor, el gran visionario israelí Moshe Feldenkrais. Desde esta plataforma
de comprensión, a través de la observación de los miles de niños a quienes ha ayudado,
Anat elaboró y cristalizó su comprensión sobre como conectar con y luego ayudar a
niños con grandes necesidades. Por su creciente reputación de proveer ayuda para el
"niño sin esperanzas", comenzó a ver niños de cualquier condición, diagnóstico de
necesidades especiales. De esta casi inigualable experiencia personal, Anat descubrió
dos grandes verdades.
Primero, los principios que subyacen a la limitación del niño con necesidades
especiales - los cuales son los mismos que pueden llevar al progreso real de ese niño-
son los principios de plasticidad cerebral. Esos principios son maravillosamente
remarcados aquí en términos humanos prácticos en los Nueve Elementos Esenciales de
Anat Baniel.
Segundo (y esta es una verdad aún más grande), la mayoría de los casos de "niños
sin esperanza," no lo son.
Este libro es un manifiesto importante que expresa importantes implicaciones
prácticas de lo que he llamado "la revolución de la plasticidad cerebral." Nuestros
cerebros están sujetos a continuos cambios. Cada vez que adquirimos o refinamos una
habilidad humana, volvemos físicamente a cablear - especializado por la remodelación-
nuestra maquinaria cerebral. Cada habilidad nueva o mejorada es un producto directo de
este tipo de cambio cerebral físico. ¿Cómo podemos hacer un mejor uso de este gran
capital humano en nuestras propias vidas? ¿Cómo podemos asegurar que esta capacidad
humana es utilizada de manera más efectiva para beneficio de nuestros propios niños en
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crecimiento? El niño, quien lucha duramente sólo para responder, para iniciar una
acción, para entender, para moverse competentemente, y para tener el comando en su
mundo puede especialmente hacer gran uso de su propia plasticidad cerebral en su
camino para crecer y evolucionar sus propias capacidades en formas que contribuyen
para una mejor vida para ellos. Si puedes realmente conectarte con un niño de estas
características - como la autora describe maravillosamente- entonces con la guía
apropiada casi cualquier niño con necesidades especiales es capaz de un sustancial,
continuo, y a veces casi increíble crecimiento personal.
No subestimes la complejidad o dificultad que puede estar envuelta al llevar a un
niño con semejantes desafíos en un camino de crecimiento positivo. Construir un
cerebro más efectivo y más poderoso requiere empezar donde el niño está, y donde el
cerebro está justo ahora. Esto puede requerir un enfoque altamente personalizado y casi
ciertamente un gran trabajo de todos los involucrados. Los principios en este libro te
proveerán una nueva comprensión sobre como alcanzar esa personalización con el fin
de ayudar a ese niño especial en tu vida para que haga un progreso nuevo y real en
dirección positiva y potenciada.
Recuerda que un pequeño cambio neurológico positivo alcanzado cada día puede
representar gran progreso en el curso de un año, e incluso más a lo largo de una joven
vida. La autora provee un gran número de maravillosos ejemplos que ilustran como
cada nuevo nivel establecido de control neuro-comportamental abre un nuevo conjunto
de posibilidades para cada niño. Anat Baniel explica como los principios que gobiernan
las operaciones del cerebro construidos para el cambio pueden ser aplicados de manera
práctica para preparar al niño para su crecimiento continuo. Una vez que el niño está en
ese camino positivo de crecimiento, cada pequeño avance puede ser verdaderamente
emocionante para ellos, y para ti.
Aliento fuertemente a que tomes seriamente la guía presentada en este libro para
que puedas tener una idea más clara acerca de cómo pueden ser capaz de ayudar
realmente al niño que tú amas.
- MICHAEL MERZENICH, PHD.
Neurocientífico, profesor emérito de UCSF, y miembro de la Academia Nacional de
Ciencias y la Academia Nacional de Medicina.
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Introducción
Algunos años atrás, padres y estudiantes empezaron a pedirme con urgencia que
escribiera un libro sobre mi trabajo con niños con necesidades especiales. Incluso más
que sus pedidos reiterados, fueron los miles de niños, desde apenas algunas semanas de
edad hasta adolescentes, de cuyas transformaciones he sido testigo a lo largo de los años
a través de mi trabajo o del trabajo de los profesionales que he entrenado, que me
impulsaron a escribir este libro. Sentí un fuerte impulso, una responsabilidad, de
comunicar lo que sé a los padres y cuidadores que están tratando de ayudar a sus niños a
moverse más allá de sus presentes limitaciones.
Justo ayer vi, por primera vez, a un joven de catorce años que ha sufrido de un
severo daño cerebral en su infancia. La lesión lo dejó ciego, sin habilidades de lenguaje
y sin movimiento voluntario. Luego de algunos días de sesiones con mis colegas y sólo
una conmigo, por primera vez en su vida empezó a vocalizar y mover sus piernas; sus
piernas estaban más libres, y era claro que estaba involucrado en el proceso -era incluso
capaz de seguir algunas instrucciones simples de movimiento que le di- y le encantaron.
Se estaba despertando a sí mismo.
Al final de su sesión la madre de este niño, que había dedicado su vida a cuidar de
su hijo, me miró e intercambiamos miradas de comprensión. Había lágrimas en sus ojos
mientras sentíamos gratitud por este maravilloso, aunque modesto cambio, incluso
cuando no nos atrevimos a declarar otro pensamiento en voz alta: si un niño a los
catorce años, puede cambiar y volver a la vida tan rápidamente, y de maneras que
nunca antes había hecho, ¿qué sería de su vida hoy de haber recibido la misma
oportunidad trece años antes? Lo más cercano que llego a decirme, es lo que muchos
otros padres me han dicho antes: "Desearía haberte encontrado antes a ti y a tu método."
El momento de gran progreso de este niño fue claramente único. Es sólo uno de
muchos miles de clases donde he sentido un profundo anhelo de llegar a otros que
cuidan niños con necesidades especiales, para que puedan ver y saber lo que es posible
para sus niños. Cuando empecé este trabajo, hace algo más de tres décadas, me
sorprendí cuando los padres describían mi trabajo como "milagroso." Sabía que los
cambios que estábamos viendo eran reales, pero tenía una comprensión limitada sobre
la conexión entre lo que hacía y los resultados con los niños. Con el tiempo estuvo claro
que estos resultados de los cuales éramos testigos no eran casuales. Porque estos
resultados se repetían una y otra vez, con cientos de diferentes niños con una variedad
de condiciones, era imposible explicarlos como una recuperación espontánea o un mal
diagnóstico- como a veces hicieron los físicos cuando no podían explicar de otro modo
lo que estaba sucediendo.
He presenciado miles de impresionantes transformaciones a lo largo de los años
pero nunca pensé en mí misma como hacedora de milagros. En vez, he comprendido
que estas transformaciones siempre ocurren dentro del propio cerebro del niño, y los
cambios en los niños se encuentran en las capacidades del cerebro.
Cada vez que soy testigo de la transformación de un niño, sea un niño con
diagnóstico de autismo, desorden sensorial, parálisis cerebral, déficit de atención con
hiperactividad (ADHD), o cualquier otro diagnóstico, siento una necesidad imperiosa de
llevar el conocimiento y las herramientas de este método a cuantos niños sea posible.
Quiero proveer a los padres y otros cuidadores con facilidad, maneras prácticas de
ayudar al cerebro de sus niños a tomar ventaja de sus notables capacidades y potenciales
no aprovechados. De esto se trata este libro.
Los materiales presentados en este libro constituyen un cambio de paradigma; son
un cambio de juego. Este material puede ser invariable para ti al ayudar a tu niño. A
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través del mismo, tu niño puede experimentar las notables transformaciones que el
cerebro de prácticamente cada niño con necesidades especiales es capaz,
transformaciones que de otra manera no hubiera sido capaz de acceder.
A lo largo de los años he formulado mi conocimiento basado en una combinación
de lo que he aprendido de mi profesor Dr. Moshe Feldenkrais, de mi propia experiencia
con miles de niños, e investigaciones en neurociencias. Cada año la ciencia nos trae más
conocimiento sobre el potencial del cerebro humano, descartando antiguos paradigmas,
empujando los límites de lo que se creía posible, y revelando nuevas opciones para
ayudar tanto a cerebros sanos como lesionados a hacer mejor su trabajo.
Por el notable potencial descripto en este libro, tú necesitas desarrollar el aprecio
por la alucinante capacidad del cerebro de tu niño de cambiar por sí mismo, dadas las
condiciones adecuadas, a través de lo que fue llamado plasticidad cerebral. Y luego,
por supuesto, necesitas maneras prácticas, fáciles y concretas de aplicar estos principios
en la vida real con tu niño, independientemente de su condición especifica o su historia
única. Este fue mi intento y propósito al escribir el libro que ahora tienes en tus manos.
Los primeros tres capítulos te ofrecen una comprensión de cómo el cerebro de tu
niño puede cambiar para mejorar y a veces transformar su vida. Los nueve capítulos
siguientes son los que describen lo que llamo los Nueve Elementos Esenciales que el
cerebro requiere para despertar y dar pasos agigantados para desarrollar más el potencial
de tu niño. Al final del capítulo de cada Elemento Esencial, encontrarás una sección en
la que enumero herramientas para practicar cada Elemento. Estas son sugerencias
concretas y fáciles de usar para aplicar los Elementos Esenciales en tu vida diaria con tu
niño, de esta manera tomando ventaja de los actuales principios de neuroplasticidad.
Los Elementos Esenciales y herramientas mueven el discurso acerca de las maravillosas
capacidades del cerebro de tu niño, hacia una gran promesa hasta su actual
manifestación.
Al final del libro encontrarás una sección de preguntas frecuentemente hechas
(FAQs) que he recolectado a lo largo de los años. También encontrarás referencias y
notas compiladas por mi socio Neil Sharp, MD. Allí encontrarás investigaciones
científicas relacionadas con lo discutido en cada capítulo. Las referencias están dadas
completas con notas abreviadas; las notas completas están disponibles online en
www.anatbanielmethod.com. Las investigaciones de relevancia serán actualizadas
regularmente a medida que estén disponibles.
Recomiendo que leas los primeros tres capítulos porque proveen el fondo para
comprender los aspectos únicos de este trabajo. Luego de leer los capítulos
fundacionales, lee el primer Elemento Esencial, Movimiento con atención, porque es la
clave para todo lo que sigue. Luego de que continúes leyendo los Elementos Esenciales
en el orden en que aparecen en el libro o en el orden que te atraigan a ti, te sugiero que
pases algunos días con cada Elemento Esencial y sus herramientas para familiarizarte tu
mismo con ellos, para alcanzar las habilidades requeridas, y para profundizar tu
comprensión. Una vez que hayas pasado por todos los capítulos de los Elementos
Esenciales quizás quieras volver de vez en cuando y estudiarlos más profundamente.
Puedes encontrar vídeos cortos, testimonios de padres, y muestras de clases con niños,
online en www.anatbanielmethod.com.
Confío que en estas páginas encontrarás poderosas y nuevas maneras de ayudar a
tu niño a ir más allá de su actual limitación diariamente. Este libro es una invitación
para ti para descubrir nuevas maneras para tu niño para acceder y mejorar sus enormes
capacidades de su propio cerebro para cambiar por sí mismo.
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Parte I
La Base
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Como empezó todo
Tenemos más posibilidades disponibles a cada momento
de lo que nos damos cuenta
- THICH NHAT HANH
C
on frecuencia me preguntan como me llegué a interesar por el trabajo con niños que
tienen necesidades especiales. ¿Hubo algo que me atrajo a ese trabajo en el comienzo de
mi vida? ¿Había algún niño con necesidades especiales en mi propia familia o entre mis
amigos? ¿Simplemente me atrajo trabajar con niños? La respuesta a las tres preguntas es
no. Mi introducción a los niños con necesidades especiales no fue algo que planeé o
conscientemente elegí. Empezó cuando yo conocí a una beba llamada Elizabeth.
Era principios de septiembre de 1980, durante el primer año de mi carrera. Mi
profesor y mentor Dr. Moshe Feldenkrais y yo, habíamos llegado recientemente a los
Estados Unidos, viniendo desde Europa.
Habíamos arreglado para que él enseñe algunos cursos, y vea a algunos alumnos
en el departamento de un amigo en la parte Upper West Side de Manhattan. Yo lo
estaría ayudando como su asistente.
Cuando sonó el timbre aquella primera mañana, le dí la bienvenida a una linda y
joven pareja de treinta y pocos años, que llevaban a upa a una beba que lloraba, a quien
intentaban desesperadamente tranquilizar. La beba, Elizabeth, lloraba tan fuerte y estaba
tan angustiada, que hubiera sido imposible para ella recibir el tratamiento que había
venido a hacer con el Dr. Feldenkrais. Después de algunos instantes, el Dr. Feldenkrais
me preguntó si yo podía mirar a la beba, a quien la madre había puesto en una posición
segura sobre el sillón, mientras que él llevaría a los padres a otra habitación para una
consulta rápida.
Hasta ese momento yo nunca había trabajado con niños y tampoco había
pensado en hacerlo. En mi propia carrera, en Israel, trabajé principalmente con adultos
involucrados en actividades físicas de alto nivel, como bailarines, músicos, atletas,
quienes tenían dolores o estaban molestos con otras limitaciones. Mientras miraba a la
beba Elizabeth, acostada en el sillón llorando, algo pasó que nunca podría haber
imaginado. Ella estaba muy angustiada e incómoda, y no se podía mover sola. Pero yo
sólo tenía una cosa en mente en aquel momento, un deseo profundo de diminuir su
incomodidad e infelicidad. A pesar de que no tenía la más mínima idea de que hacer
para ayudarla, la tomé en mis brazos. No sabía ningún detalle sobre su diagnóstico
médico o su estado físico, y tampoco estaba pensando en ella como una niña especial.
Lo único que sabía era que ella estaba muy infeliz.
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Además de tenerla a upa, no había nada intencional en lo que hice, pero en
segundos ella dejó de llorar y se tranquilizó. De repente estaba en paz y parecía cómoda.
Cuando dejó de llorar, le sequé las lágrimas y miré su pequeño rostro. Ahora mirando
hacia atrás, no había nada tangible u objetivo que respaldara lo que yo estaba sintiendo
en aquel momento, excepto que sentía una profunda conexión con ella. También estaba
bastante segura que ella estaba haciendo una conexión conmigo que era reconfortante
para ella. Cuando miré en sus grandes ojos marrones, que ya no estaban inundados de
lágrimas, vi a una persona real ahí, una conciencia que era capaz de muchísimo más de
lo que sugería su diagnóstico actual. Su diagnóstico oficial, el cual sólo conocí más
tarde, era sin dudas bastante terrible, y apuntaba en dirección opuesta a lo que yo estaba
sintiendo.
La explicación médica era que ella tenía “daño cerebral general”. Eso fue años
antes de que la resonancia magnética y otros tipos de escaneos del cerebro empezasen a
ser usados extensamente para los diagnósticos, así que los médicos podían decir muy
poco, más allá de que algo estaba terriblemente mal. Eso era claramente evidente en lo
que percibí teniéndola en mis brazos. Por ejemplo, yo tenía muy poca sensación de que
su sistema músculo-esquelético funcionara de manera coherente o útil, los músculos de
su lado izquierdo eran muy espásticos, sus ojos eran gravemente bizcos, y había muy
poca indicación de que la beba tenía conciencia de su propio cuerpo.
Cuando conocí a Elizabeth y a sus padres, un fisioterapeuta tradicional estaba
trabajando con ella hacía aproximadamente unos 6 meses, pero sin ningún resultado
alentador. Del mismo modo, el pronóstico que les habían dado dos neurólogos
pediátricos importantes era doloroso: uno había sugerido que la beba fuera internada de
por vida. La comunidad médica no les daba ninguna esperanza de que ella pudiera,
algún día disfrutar de cualquier grado de autonomía. Los padres estaban devastados,
pero todavía se aferraban a la creencia de que había alternativas más felices. Se
rehusaban a aceptar esas opiniones y recomendaciones. Ellos no iban a desistir de ella.
Me acuerdo del padre de Elizabeth diciendo que cuando él miraba el rostro de su
hija, estaba seguro de que detectaba una inteligencia ahí, atrapada e incapaz de
expresarse. Mi experiencia de tener a Elizabeth en brazos y mirar su rostro me
convenció de que él tenía razón. Yo estaba totalmente de acuerdo con él. Fue ahí, que
empezamos a trabajar juntos. La certidumbre interna y profunda que los padres de
Elizabeth y yo teníamos, terminó siendo correcta y extraordinariamente fructífera.
La primera sesión de Elizabeth
Cuando el Dr. Feldenkrais volvió al living después de su charla con los padres aquel
día, los tres notaron como la beba Elizabeth estaba como un pajarito en el nido acostada
en mis brazos, bastante contenta, tranquila, cómoda, y alerta. El Dr. Feldenkrais nos
miró con mucho interés, y después me preguntó si yo podía ir con él y tener a la beba en
mis brazos mientras él trabajaría con ella. La llevé hasta la otra habitación y la tuve a
upa mío mientras me sentaba en el borde de una cama baja, parecida a una camilla para
masajes, que habían instalado ahí para él. El Dr. Feldenkrais tomó su lugar en una silla
de respaldo recto, mirando hacia nosotras de manera que él podía fácilmente alcanzar y
tocar a su alumna chiquitita.
Para un observador inexperto, estoy segura de que parecía que el Dr. Feldenkrais
estaba haciendo muy poco. Él no estaba forzando a Elizabeth a ponerse en alguna
posición o hacer movimientos supuestamente correctos. Él no estaba masajeando sus
músculos o ajustando su espalda. Al principio, un observador sólo notaría su