Table Of ContentLAS DOS MUERTES DE DEMETRIO PULIDO. EL RITUAL
FUNERARIO KUMIAY
Natalia Gabayet González*
y Alejandro González Villarruel**
Resumen: en el artículo se describe el ritual funerario de una comunidad kumiay denominado
Lloro, un caso peculiar de las comunidades indígenas de Baja California. Los autores utilizan si-
multáneamente una perspectiva sincrónica y diacrónica para narrar el Lloro de Demetrio Pulido,
maestro cantante kumiay, exploran los distintos matices de la cultura yumana sobre los ritos mor-
tuorios y describen con la evidencia etnográfica el ritual del Lloro, narrando las últimas 12 horas
de este suceso y las relaciones sociales que operaron tanto en la comunidad como al exterior de la
localidad. Por último, el texto explora la ambigüedad entre los mitos y realidades que desempeñan
los cantantes en la sociedad yumana y la relevancia sociocultural de la muerte de uno de ellos.
Palabras clave: ritos funerarios, Baja California, kumiay, Lloro.
Abstract: The article describes the funeral ritual of a Kumiay community called “I cry”, a peculiar
case of Indian communities of Baja California. The authors simultaneously use a synchronic and
diachronic perspective to relate the “I cry” of Demetrio Pulido, a Kumiay master singer, exploring
the various nuances of the Yumana culture related to funeral rites and describe the “I cry” ritual
based on ethnographic evidence. They narrate the final twelve hours of this event and the social
relationships which take place within as well as outside the community. Finally, the text explores
the ambiguity between myths and realities played by singers in the Yumana society and the so-
cio-cultural relevance of the death of one of these singers.
Keywords: funeral rites, Baja California, Kumiay, “I cry”.
INTRODUCCIÓN California. Este suceso desencadenó
una serie de procesos en la cultura y
Los antepasados decían que se iban a las en las relaciones sociales que se pusie-
viejas praderas, donde había mucha caza, ron en acción al cabo de los 12 meses
donde él podría cantar libre, donde hay un siguientes en esta localidad kumiay.
lugar especial para los espíritus kumiay. En este artículo se toman los dos as-
Aurora Meza
En octubre de 2011 Demetrio Pu- Estudios de París. Líneas principales de investi-
lido falleció en su comunidad, gación: Ritos funerarios, Antropología simbóli-
La Huerta, en el estado de Baja ca, Cultura material, Antropología política.
**Museo Nacional de Antropología-inah.
Doctor en Antropología. Líneas principales de in-
*Museo Nacional de Antropología-inah. vestigación: Ritos funerarios, Antropología sim-
Maestra en Antropología por la Escuela de Altos bólica, Cultura material, Antropología política.
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34 Natalia Gabayet González y Alejandro González Villarruel
pectos para narrar el Lloro de Deme- unieron familiares desperdigados por
trio Pulido, utilizando la evidencia la península de Baja California, se ren-
histórica y la descripción etnográfica, contraron viejos amigos en viejas for-
por lo tanto utilizamos simultánea- mas rituales, juntaron su canto y su
mente una perspectiva sincrónica y danza muchos indios yumanos venidos
diacrónica. El texto explora los distin- de todas partes. Asistió Pulido a la con-
tos matices de la cultura yumana so- memoración de un año de su muerte,
bre los ritos mortuorios y describe, con fue invitado con el pensamiento, el re-
la evidencia etnográfica, el ritual del cuerdo y el ritual. Colocaron su ropa,
Lloro. Se narran las últimas 12 horas construyeron con ella su cuerpo para
de este suceso y las relaciones sociales que bailara, cantara, fumara y comie-
que operaron tanto en la comunidad ra; pusieron su foto para hablar con él,
como al exterior de la localidad ku- con su imagen, le bailaron y cantaron
miay. Por último, en el texto se explora 12 horas, platicaron de viejas memo-
la ambigüedad entre los mitos y reali- rias, arreglaron desacuerdos, se despi-
dades en la que conviven los cantantes dieron y le solicitaron que se marchara.
en la sociedad yumana, y la relevancia Fue su última fiesta.
sociocultural de la muerte de uno de Hace mucho tiempo que no se cele-
ellos. braba en la comunidad un cabo de año
Se aborda el análisis de este tema a de forma tradicional. La familia de Pu-
través de tres vertientes: lido determinó invitar a las hermanas
Meza, habitantes kumiay de la comu-
1. En primer lugar se describe el Llo- nidad de Juntas de Nejí, para que lle-
ro realizado para despedir a Deme- varan a cabo el Lloro. Para Hohenthal
trio Pulido en octubre de 2011 en la (2001), los kumiay de La Huerta y de
comunidad kumiay de La Huerta. Nejí llaman a esta ceremonia takai
2. En segundo lugar se analiza críti- kiña, que se traduce como la ceremo-
camente la bibliografía relacionada nia de quemado de la ropa.1
con este tema para esclarecer las La última fiesta de Demetrio Pu-
similitudes y diferencias con otros lido mantiene la forma ritual funera-
rituales. ria de los yumanos antiguos. En las
3. En tercer lugar se interpreta críti- tribus de las Californias este modo
camente el lugar que ocupan las ritual es parte de un ciclo que comien-
ánimas y espíritus en el panteón
mítico kumiay y, por extensión, en
el yumano. 1 La manera tradicional establece quemar el
cuerpo junto con todas sus pertenencias, aperos
de labranza y silla de montar. El Código Penal
El Lloro de Demetrio Pulido, un maestro de Baja California prohíbe esta acción desde
cantante fundamental para la comuni- mayo de 2013; en Sonora, estado vecino donde
dad —un símbolo de conocimientos se asientan los cucapá, se permite esta acción.
La última ocasión que sucedió fue en enero de
para los habitantes de la región—, fue
2104, en el funeral de Nicolás Tamboo, goberna-
una ceremonia de encuentro. Se re- dor tradicional.
Las dos muertes de Demetrio Pulido. El ritual funerario kumiay 35
za con los funerales de enterramiento, la cual tiene lugar a partir de la des-
pero continúa con los hoy llamados aparición del cuerpo, cuando el espí-
Lloros. Primero se borra el cuerpo y la ritu recoge cualquier rastro de su
presencia del muerto nuevo; tiempo presencia, desanda sus pasos durante
después se construyen objetos nuevos 12 meses en los que recolecta sus hue-
en los que a través de la acción ritual llas, sus uñas, su pelo y cualquier ves-
se corporiza su presencia de forma aco- tigio de su presencia en el mundo de
tada, controlada, en un tiempo y un los vivos. Por su parte, los vivos se con-
lugar preciso. Existe una tercera etapa centran en borrar de su memoria la
de este ciclo, un rito hoy desaparecido, vida en común que tuvieron con el di-
llamado Gran Lloro, registrado entre funto, ya que acordarse de él o llamar-
los kiliwas como ñiwey, el cual consis- lo por su nombre es invitarlo de nuevo,
tía en invitar a una pléyade de ances- acercarlo con el pensamiento y resta-
tros para dialogar con ellos, originando blecer un vínculo siempre arriesgado.
una reunión clánica de vivos, muertos Los ritos funerarios comienzan con el
recientes y viejos ancestros (Meigs, enterramiento, continúan con el des-
1939; González y Gabayet, 2015), a la vanecimiento paulatino de la persona
que regresaremos más adelante para y concluye con el Lloro, ceremonia que
proponer una forma ritual que incluye reproduce fielmente no sólo el funeral,
la construcción de cuerpos temporales sino el proceso de transformación onto-
para los muertos en el contexto funera- lógica del sujeto a lo largo de los 12 me-
rio yumano. ses que han transcurrido desde su
Desde los primeros registros histó- deceso. El Lloro, conmemoración que
ricos sobre funerales entre los clanes se funde a través de la historia con el
de Baja California se menciona la cre- cabo de año católico, tiene como objeti-
mación de los cuerpos, así como la que- vo construir cuerpos para recibir a los
ma de las pertenencias del muerto (en espíritus en un contexto ritual, y así
el año 2000 se realizó la última crema- establecer un diálogo. Los paipai lla-
ción de líder tradicional cucapá Onési- maban a esta ceremonia keruk, los die-
mo Cepeda, aunque actualmente es gueños, takay y los kiliwa, jamsip
una práctica en desuso). Sin embargo, (Davis, 1919; Michelsen y Owen, 1977;
en el ciclo ritual mortuorio de Deme- Forde, 1931; Meigs, 1939).
trio Pulido no cremaron su cuerpo ni Hoy se le llama de modo panyuma-
incineraron sus pertenencias, simple- no y en español Lloro. En este texto lo
mente fue enterrado con su sonaja. No describiremos y propondremos una
obstante, consideramos analizar en manera de abordar la forma ritual de
este texto la reformulación de la forma los ciclos ceremoniales con respecto a
ritual de la quema y la permanencia la muerte a partir del análisis del Llo-
de su función simbólica. ro de Demetrio Pulido. Para ello nos
Es así que el funeral evoca una se- concierne vislumbrar la morfología de
cuencia de olvido y recuerdo que se la acción ritual en que se establecen
confirma en la acción ritual del Lloro, las relaciones entre muertos y vivos a
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través de los objetos, los gestos y la pa- pueblos originarios de Baja California:
labra, así como conocer también la tra- la Comisión Nacional para el Desarro-
dición ritual que ha perdurado desde llo de los Pueblos Indígenas (cDi), el
los primeros registros hasta nuestros Instituto Nacional de Antropología e
días. Por último, importa distinguir las Historia (inah) y el Instituto Nacional
confluencias culturales de las regiones, de Lenguas Indígenas (Inali). Aunque
desde la Alta California hasta Baja antiguamente lo que la familia hacía
California Sur, de la mano de los prés- era acumular lo que se recolectaba a lo
tamos o intercambios de artefactos y largo de dos o tres años, actualmente
formas rituales. se ahorra un tanto y además se capita-
lizan las relaciones con las institucio-
EL TIEMPO RITUAL DEL LLORO nes gubernamentales que apoyan la
DE DEMETRIO PULIDO revitalización de los pueblos yumanos.
Buscar a los guías del ritual, convocar
El Lloro es un segundo funeral, la ter- a los cantantes, formaba parte de las
minación de la recolecta de la existen- dinámicas de la preparación del rito de
cia del muerto que se ha llevado a cabo las tribus como lo corroboran Davis
en el transcurso de un año en tiempo (1919), Meigs (1939), Forde (1931) y
ritual. Al terminar de recoger todo lo Michelsen y Owen (1977). No está de
que en vida cualquier individuo va sol- más mencionar que justamente estos
tando, las trazas de su presencia (las eventos funerarios cumplían la fun-
huellas, el pelo, las uñas, los recuerdos ción de reunir a las tribus. En las obras
o la energía del trabajo dejado en uten- de varios de los autores citados se
silios), se reúnen todos aquellos que menciona que los cantantes invitados
tuvieron un vínculo con el muerto y or- muchas veces eran de otros grupos;
ganizan la última fiesta de aquél. Para por ejemplo, Forde (1931) comenta que
despedirlo se prepara un “ritmo otro”; los yumas invitaban a los mohave y a
es decir, las condiciones ritualizadas los cucapá.
necesarias para dialogar sobre la vida Para establecer el espacio ritual,
en común. conforme los viejos tiempos, se recolectó
En nuestro caso, la preparación de sauce y se construyó una enramada,2
este “ritmo otro” del tiempo ritual del que en este caso no albergó toda la ce-
Lloro de Demetrio Pulido comenzó con remonia, en tanto se hizo en una espe-
un circuito de alianzas que involucró a cie de porche que antecedía el espacio
Gilberto Arce, su sobrino y aprendiz de interior del cuarto donde se instaló
canto, a las hermanas Meza —últimas propiamente el altar. En los registros
conocedoras de los rituales funerarios
tradicionales—, así como a los cantan-
tes yumanos, convocados todos para 2 Dried yucca stalks and materials used in
que asistieran a rendirle tributo, ade- building the kuruknawah, or house of the ima-
ges, were gathered months before the time they
más de las instituciones que hoy tie-
were to be used (Davis, 1919; Meigs, 1939; Mi-
nen relación con las actividades de los chelsen y Owen, 1977).
Las dos muertes de Demetrio Pulido. El ritual funerario kumiay 37
históricos sobre este ciclo ceremonial, además de coser cruces blancas de en-
tanto en el segundo funeral, así como caje sobre la tela. Formaron, luego, “el
en el tercer ciclo, se delimitaba el espa- cuerpo” de Demetrio Pulido con una
cio ritual mediante la construcción de camisa, un pantalón, un paliacate, un
un armazón compuesto por una es- sombrero y calcetines, unidos por alfi-
tructura de palos macizos y recubier- leres (se corporeiza al cantante). Tam-
tos de sauce. Por ejemplo, el 16 de bién incluyeron en la preparación una
marzo de 1966, Ralph Michelsen y Ro- fotografía del difunto, así como la re-
ger Owen registraron un keruk, en la presentación de un pequeño ataúd de
comunidad de Santa Catarina, se tra- tres niveles, lo cual sumaban entonces
taba del segundo funeral de Eugenio tres receptáculos para el espíritu del
Albáñez, y al respecto anotaron: “El difunto.
lugar donde se realizó la ceremonia fue En este Lloro, lo que serviría de re-
una enramada construida específica- cipiente para el espíritu de Demetrio
mente para la ocasión” (Michelsen y sería la ropa nueva, un sombrero, una
Owen, 1977: 48). fotografía y tres pequeños ataúdes,
También se recolectó leña, se traza- que coincide con el registro que Mi-
ron con piedras los círculos para hacer chelsen y Owen (1977) hicieron del
dos fogatas, se arreglaron estufas y se Lloro de Eugenio Albáñez, en la comu-
compró comida para servir tres veces. nidad paipai de Santa Catarina en
Previamente se compraron algunos 1966. Según Ralph C. Michelsen, este
metros de tela negra y de colores, una conjunto de objetos funcionó temporal-
muda de ropa, un sombrero, 30 pa- mente como un depósito para el espíri-
liacates y 30 calcetines. Las hermanas tu del muerto, de modo que aunque
Meza, encargadas del ritual, comenza- había una fotografía, “el muerto estaba
ron a preparar las cosas que utiliza- representado en una camisa y un pan-
rían al mediodía, señalado como el talón expresamente comprados para
inicio formal del tiempo ritual. Corta- este propósito y que se encontraban
ron la tela negra y formaron moños, colgados atrás del altar” (Michelsen y
con los que distinguían a los parientes, Owen, 1977: 48). Sin embargo, conside-
pues esta distinción es fundamental ramos que la fotografía puede ser inte-
en la forma del ritual. En este sentido, grada como un elemento de visibilidad,
la tradición dicta que los deudos del por la correspondencia en cuanto la
muerto deben permanecer en ayuno, idea de imagen y cuerpo perceptible
cortarse el pelo y no recibir nada de la del muerto mediante el contexto ritual.
ofrenda; así, los moños negros funcio- Entre los kumiay, los yuma, los pai-
nan como insignia parental y duelo. pai, los kiliwa, los cochimí, los guaycura,
Las hermanas Meza dispusieron los mohave y los cucapá, se construían
las telas, con algunas se hicieron fal- figuras antropomorfas con materiales
das largas, a su vez cortaron tela negra diversos: fibras de mezcal, de yuca o de
para elaborar un mantel y adornar el madera, de acuerdo con algunos regis-
altar. Armaron tres cajas forradas, tros, y éstas se adornaban con conchas,
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pinturas, collares y cabelleras huma- canto. Al mismo tiempo Norma Meza,
nas, incluso vestimenta confeccionada su madre, sopla sobre la brasa de un
para la ocasión. Entre los diegueños manojo de salvia, en seguida sale el
(kumiay), descritos por Davis (1919), humo oloroso que va orientando con el
estas figuras eran además adornadas movimiento de su mano sobre el cuer-
con plumas sobre los hombros, y se les po de los presentes, por delante y por
proveía de una red que contenía un atrás. Es la “limpia” de esencias oloro-
par de ollas pequeñas llenas de comida sas y poderosas que quitan la tristeza
y algo de beber, lo cual servía de provi- y los enojos para recibir el espíritu de
siones al difunto para el viaje hacia el Demetrio con el corazón abierto. En-
mundo invisible. tonces entran al recinto a cubrir la
De hecho, lo importante en la cons- mesa con tela negra y las paredes con
trucción de las imágenes de los muertos las telas de colores, ni un resquicio
en todos los casos es elaborarlos lo más queda sin cubrir: antes de paredes
parecido a la persona original, de ahí blancas, ahora saturado de color. Ahí,
que debían ser los familiares —que en las telas colocan la ropa cuerpo de
conocían más sus rasgos— quienes Demetrio, los calcetines, los paliacates
las construyeran.3 Finalmente, cabe y la fotografía del muerto; sobre la
mencionar que la ceremonia del Lloro mesa ponen el altar, el cual consiste en
abre el camino al espíritu del difunto tres ataúdes en pirámide colocados
para transformarlo en una presencia bajo la foto, 12 velas (6 de cada lado de
visible. los ataúdes), un tequila, algunos vasos
y cigarros colocados fuera de su caja en
INICIA EL TIEMPO OTRO vasos, también cosen las cruces de en-
caje sobre los ataúdes y el mantel so-
Dan las 12 del día y empieza a correr bre la mesa que sostiene el altar.4
el tiempo otro dentro del tiempo ritual.
Fernando, un joven cantor de Nejí,
saca el bule de su paño, mueve la mano
4 Michelsen y Owen (1977: 48) relatan: “A
y empieza el sonido; con una mano en manera de paredes o cortinas que cerraban
la espalda y la cabeza baja inicia su completamente el interior de la enramada fue
colocada una serie de listones o hebras de tela
de algodón pintadas de colores brillantes. Se
3 Por ejemplo, en el caso de los yuma, descri- instaló también un altar envuelto en tela negra
tos por Forde (1931: 229) narra: “Un pequeño cerca de una de las paredes, y encima de él se
pedazo de madera con cuña se clava sobre el colocó un crucifijo acostado, unas veladoras y
tronco donde se pinta la cara, dándole una na- unas flores artificiales.”
riz; un pedazo de tela blanca se amarra alrede- Por su parte, para los diegueños, Davis
dor de la ‘cabeza’, luego se pinta la cara. Los (1919: 14) describe: “The interior was draped
familiares dan una detallada descripción, las with red calico, and two pieces of striped calico,
marcas de tatuajes se pintan en negro, las ca- which served as flags, were raised on poles, one
ras de las mujeres se pintan en rojo, los hom- at each side of the entrance. When the image
bres deberían ir en negro, pero una variedad de house was completed, trunks, boxes, and bun-
colores oscuros son usados dependiendo del dles were carried in, and at night the structure
pintor.” was filled with mourners of both sexes.”
Las dos muertes de Demetrio Pulido. El ritual funerario kumiay 39
Una vez dispuesto todo, colocado dos, lejanos parientes, compadres
ya, se prende de nuevo la salvia y se abandonados. Le cantan y bailan doce
impregnan los objetos recién puestos. horas en el transcurso de las cuales
Entonces los presentes saludan al es- van llegando indios yumanos de todo
píritu de Demetrio Pulido que ha lle- Baja California, parientes, amigos, co-
gado y convertido la muda de ropa en legas, funcionarios, antropólogos,
un cuerpo-presencia. Teodora Cuero, alumnos. Todos tienen algo que decirle,
madrina del difunto, le da la bienveni- una copla que compartir, una danza
da desde una esquina, le dice que esta que bailar con él, vienen todos los can-
es su fiesta, que están listos para voca- tantes de Baja California, pues a un
lizar y bailar con él, le recuerda que ya cantor yumano su gremio lo debe des-
acabó su recorrido desandando sus pa- pedir, por eso interpretan cantos toda
sos, recogiendo sus cosas, borrando su la tarde y parte de la noche, turnán-
presencia; en aquel momento, todos se dose o agitando el bule todos juntos
levantan a bailar con el canto de Fer- (cuando se descansa, estos objetos re-
nando. posan sobre el altar).
Al terminar un primer largo baile, En ese pequeño espacio se le rinde
Teodora se coloca frente a la fotografía homenaje; pasa el tiempo, se van con-
y comienza un diálogo personal con él, sumiendo las velas y se acerca el final
le reclama haber muerto antes que de las 12 horas que rememoran los 12
ella y no cumplir el acuerdo que hicie- meses que el alma de Demetrio tardó
ron, en cuanto a que él cantaría en su en recopilar su vida. Este ritmo otro,
funeral y Lloro, le recordó que ella era dentro del tiempo ritual de un año, se
su madrina y que lo alcanzaría pronto define por la comprensión relacional
para estar juntos, luego habló largo en del encuentro, la presencia de todos los
kumiay. Al final, Teodora Cuero se des- asistentes al ritual jamás sucede en la
vanece y tiene que ser sostenida por vida de un yumano. Es ahí, en sus se-
las hermanas Meza que escuchaban gundos funerales, en donde ese ritmo,
atentas a su lado. contado y limitado, permite la presen-
Así empieza una larga fiesta de cia del espíritu y poner en juego las re-
canto y danza que dura toda la tarde, laciones con las personas de su vida
las Meza bailan frente al cuerpo-ropa, por medio del diálogo. Vale la pena ha-
la gente que va llegando saluda a la cer notar que es exacto el momento en
fotografía, establece un diálogo con De- que se marca el inicio del tiempo ri-
metrio para después instalarse. Por su tual, pues colocar las telas, el altar y el
parte, los cantantes sacan su bule y se cuerpo-ropa, además de la foto, hace
sientan a entonar, los demás salen del presente al espíritu del difunto. A las
recinto y encuentran a viejos conoci- 12 debe llegar y a las 12 debe irse, este
es el objetivo central de todo el rito,
para lo que existen 12 velas que se van
Para los yuma también se describe la colo-
consumiendo y marcando el tiempo de
cación de telas de color rojo en las paredes del
recinto. la visita del muerto, metáfora de los
40 Natalia Gabayet González y Alejandro González Villarruel
meses en los que el muerto estuvo re- Los cantantes salen y forman tres
cogiendo sus pertenencias. filas, dando la espalda al lugar de la
De la misma manera este funeral ceremonia; todos los demás presentes
es un reflejo del primer funeral. Un integran hileras frente a ellos. Bailan
juego de espejos en los que son análo- todos con el cuerpo-presencia de Deme-
gos los 12 meses, las 12 horas, así como trio, entran y salen del reciento ritual
una vida. A través de las relaciones tres veces en un ciclo de canciones.5
presentes y reales, entre el muerto y Del cuerpo-presencia de Demetrio sale
los vivos, se aglutina lo que conforma a una mano que toca un bule y una voz
un indio yumano, las relaciones, los re- aparenta salir de su sombrero, parece
cuerdos, los pasos dados y los caminos que quien toca el bule y canta es De-
surcados. Así, el Lloro es efectivamen- metrio Pulido, creando así un efecto
te la repetición del funeral pero ahora perlocutivo.
con un muerto “completo”, porque ya En el registro que se realizó en 1996
tiene todo lo que recogió, por lo tanto de la ceremonia keruk en Santa Cata-
puede hacer su última fiesta por ser el
momento de su verdadera muerte.
5 Escribe Davis (1919: 14): “When the costu-
me was finally adjusted, each image was taken
CUANDO EL CuERPO-PRESENCIA in charge by a near relative, closely embraced
and fondled, mourned and wailed over, and re-
BAILA Y TOCA EL BULE
moved to the rear of the brush house, where
many of the smaller articles and decorations
Él sale a danzar con nosotros, él andaba were fastened on.
con nosotros, por eso es que nosotros nos At noon, when all the fourteen images were
alegrábamos, porque cuando salía la ropa, completed, men and women formed a proces-
nosotros le decíamos, así bailábamos con sion with an old man at the head who chanted
to the clacking accompaniment of the deer-hoof
él también.
rattle. Members: ier clans, who did all the dan-
Alma Cuero
cing, held the images, and, proceeding two
abreast, raising and lowering them with a twis-
ting motion in perfect rhythm to the chanting,
Llegaron todos a tocar, a interpretar
marched wailing and sobbing to the east.
las canciones de Demetrio Pulido, a en- After the procession had passed twice round
tonarlas con él, con su cuerpo-presen- the charnel pit and house, the performers sto-
pped in front of the image house and one of the
cia. Antes de las 12 de la noche toman
old men delivered an oration, naming each of
su sombrero y bailan. Más adelante,
the dead and de-tailing their virtues and activi-
quitan los alfileres que sujetan la ropa ties in life […]. Men, women, and children (some
pegada a la pared y la colocan en un babes asleep on their mother’s backs) had filled
the house, and the women were bestowing the
gancho de ropa, arriba colocan el som-
last loving attentions on the images amid much
brero. El cantante toma el cuerpo ropa
wailing, when El Num, having chanted a num-
y lo pone delante de él con el sombrero ber of stanzas, arose with three other men who
a la altura de su cabeza, así queda es- were chanting in unison and began a slow step
toward the opening and then round the great log
condido detrás y este cuerpo-presencia
fire burning in front. The women soon brought
se convierte en una suerte de disfraz,
out the images and gave them into the hands of
una máscara de cuerpo completo. the men who were to dance with them all night.”
Las dos muertes de Demetrio Pulido. El ritual funerario kumiay 41
rina, encontramos algunas diferencias. frente a frente, dispuestos en tres filas
En esa ocasión, el líder del rito tomó la de cantantes, incluido el cuerpo-presen-
ropa de Eugenio Albáñez y, al ritmo del cia de Demetrio Pulido, las her manas
bule, la levantaba y la bajaba haciendo Meza y los demás asistentes forman un
reverencias al retrato del difunto. Más gran círculo que gira hacia la derecha y,
adelante el cuerpo-ropa pasaba de bailando, dan la vuelta un par de veces.
mano en mano por todos los partici-
pantes del ritual. En el rito de los die- CREMAR PARA BORRAR Y OLVIDAR A
gueños los jóvenes casaderos fungían TRAVÉS DE LA TRANSFORMACIÓN
como receptáculo de los muertos en un DEL CUERPO
primer momento del ritual, en tanto se
construían las efigies; los primeros Más adelante, juntan todas las cosas
cuatro días los muchachos eran vesti- del altar con algunas pertenencias del
dos y pintados a semejanza de los muerto, con ellas hacen un bulto en-
muertos que recibirán (Davis, 1919).6 vuelto en tela negra; ponen el sombre-
Mientras en el keruk yuma descri- ro de Demetrio encima y cargando el
ben los hechos así: envoltorio salen de la enramada. Al fi-
nal, lo colocan en una de las fogatas
Se les manda a decir a los artesanos que arde desde que se metió el sol, re-
de las imágenes que salgan de los ar- galan un par de cosas del muerto a
bustos, y entonces estos caminan len- amigos cercanos, jóvenes cantantes,
tamente en fila, llevando cada uno pero no a parientes (ya que la esencia
una imagen enfrente. Más tarde los vital es contaminante y peligrosa sólo
cargan e igualmente los hacen bailar para los consanguíneos), y posterior-
(Forde, 1931: 221-236). mente lo queman todo.7
En el Lloro kumiay de La Huerta, des- 7 Continúa Davis (1919: 15): “With El Num
in the lead, chanting the final canto of the Cha-
pués de bailar delante de la familia
ti, the last procession formed and marched with
slow and stately steps directly toward the mor-
6 Davis (1919: 15) hace la siguiente descrip- ning star, around the charnel pit, back around
ción: “One old man sat at the entrance and chan- the image house, and again to the pit, where
ted, keeping time with his ceremonial rattle of each man as he passed deposited his image in
deer-hoofs, while the old women began sorting an upright position. Suddenly, the image house,
out clothing, hats, scarfs, etc., with which they built of dry inflammable materials, burst into
bedecked six girls and eight boys amid much flames fifty feet high, throwing sparks and
wailing. The number and sex corresponded with wisps of burning grass a hundred feet into the
those of the dead and of the images to be made. air. As the first flames burst forth, an Indian sei-
When the boys and girls had completed their zed a burning brand, ran swiftly to the pit, and
dressing, led by the old man with the rattle they set fire to the effigies.”
filed outside and danced all night. As nearly as Para el caso paipai cercano en tiempo y en
could be ascertained, this clothing was later to espacio, Michelsen y Owen (1977: 48-49) los
adorn the images. For three nights these young describe así: “Después de esto todos se salieron
people danced in the new garments around a hacia afuera de la enramada y prendieron una
great log fire immediately in front of the image fogata; al rededor de ella siguieron escuchando
house.” a los cantantes, quienes dieron por terminada
42 Natalia Gabayet González y Alejandro González Villarruel
Dos objetivos deben cumplirse en hacerlo hay que ser fuerte y el cuerpo
los funerales de un yumano, borrar el debe aguantar; también nos dijo que
cuerpo-presencia del mundo de los vi- mirar los lugares donde residieron los
vos y enviarlo a otro lado. Para ello, es muertos hace que los vivas de nuevo,
sabido que “la costumbre funeraria que los sientas.
más arraigada en el sur, desde tiempos Aunque un tanto en desuso, pero
prehistóricos, era la cremación” (Álva- aún presente como prescripción ritual,
rez de Williams, 2004: 77-78). Al morir cuando muere un indio yumano la fa-
un indio, queda la traza que recorrió el milia se muda, quema la casa y se
cuerpo, quedan las huellas en la tierra establece en otro lado. Lo muertos de-
y cualquier desprendimiento corporal. bieron recoger su presencia, los vivos
La existencia del cuerpo de los indios no deben mirar ni rememorar. Re-
se imprime en los objetos cotidianos, cordar a través de la mirada de un
su ubicuidad permanece y los convier- espacio semivacío, vacuo de la mani-
te en entes con cierta fuerza, el halo festación visible del pariente muerto
del muerto. Quedan también los re- dispara un proceso de evocación en el
cuerdos del muerto como algo tangible, que se llenan los espacios faltantes, se
la asistencia material de los pensa- construye la presentación, por lo tanto,
mientos, todo se debe recoger y desva- se le da existencia. Parecería entonces
necer. La cremación ha dejado de que en realidad siguen estando ahí,
hacerse pero la quema de los objetos sólo que no son visibles para los vivos.
rituales que representan el ataúd, re- Pero es peligroso, porque entre los yu-
piten en esencia la idea de la transfor- manos sentir la presencia cercana de
mación ontológica del muerto a través los muertos es empezar a morir uno
del fuego. Pero, ¿qué hay subyacente a mismo poco a poco.
la manifestación y el olvido de los Los muertos necesitan sus objetos
muertos? en ese otro mundo, el fuego convierte
José Ochurte, kiliwa que vivió la su materia, y se produce una trasfor-
mayor parte de su vida en La Parra, mación ontológica. De acuerdo a diver-
una ranchería cercana de Arroyo de sos testimonios de kiliwas y paipai, la
León, nos llevó a visitar los lugares manipulación de los objetos de uso co-
donde alguna vez se asentaron sus ca- tidiano les imprime el sello de la voli-
sas a lo largo de la pequeña barranca, ción humana, dejando una especie de
una especie de oasis verde con aguaje fuerza, un pequeño trazo de la existen-
en medio de las montañas desérticas cia humana en los objetos. El final de
del territorio kiliwa. Mirando la ba- la vida de un indio en esta tierra con-
rranca desde una cima nos dijo que era cluye al quemar los objetos que logró
malo recordar a los muertos, que para juntar durante su vida: hachas, cuchi-
llos, el caballo, la silla de montar, la
ropa, los cuencos, las tazas, entre otros.
la ceremonia una vez que se prendió fuego a la
La presencia del cuerpo del indio
imagen de Eugenio, esto es, a la ropa que lo re-
presentaba.” muerto asemeja a una gran medusa, en
Description:Natalia Gabayet González y Alejandro González Villarruel pectos para narrar el Lloro estos ritos de fin de una biografía son, en realidad, de fiesta,