Los placeres de la música - Aaron Copland

70 Pages·2012·0.19 MB·Spanish

RIMIRPMI
AARON COPLAND
LOS PLACERES DE LA MÚSICA
Editado por
el hpela moc.
ª le. wtwhwgir y9 p9–o9C1 hpela moc.
sodavres esRohcer es DoslodoT
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soL placeres de la música ednod sol sitarg nos sorbil
OREM IORLPUTIPAC
SE R E EADS CCOAAILLLSPUM )1(
áziuQ areibed raznemoc odnacilpxe euq em oredisnoc nu
rotisopmoc ed ,acisúm y on nu rotircse .lacisum atsE aicnerefidedeup
no pare cer importante, especialmente cuando admito haber publicado
varios libros sobre este asunto. Mas, para mí, la diferencia es capital,
pues sé que, si fuera un escritor, desbordaría en palabras acerca del
arte que practico; en cambio, mi men et y- on olós im ,etn eomnisodot
im res -ocisíf arbiv etna sol solumítse ed sal sadno saronossadicudorp
rop sotnemurtsni euq neneus solos o ne .otnujnoc lE éuqrop ed olleon
odeup ilpxe ,olrac sam odeup rarugesa euq se .ísa nadroceR ,od
,secnotne euq yos etnemaremirp nuopmoc sitor, y no un escritor,
examinaré mi terna fun damentalmente desde el punto d e mira del
moc ,rotisop noc le otejbo ed ritrapmoc noc ,sorto atsah ednod olleaes
,elbisop sol sosrevid serecalp sodavired ed ratnemirepxe alacisúm
o.meotcra
ocitámoixA se euq al acisúm adnirb .recalp roP etse ,ovitomsol
placeres de la música, como tema para una discusión, pueden parecer
a algu nos un plato bastante elemental para colocar frente a un
oirotidua nat .odidnetne oreP oerc euq es árednerpmoc euq aletneuf
de ese placer, nuestro instinto musical, no es en modo alguno
elemental; en realidad, constituye uno de los principales enigmas de la
.aicneicnoc roP¿ éuq sal sadno ,saronos odnauc naeplog le ,odíonecah
euq sagracsed“ ed soslupmi sosoivren nayulf aicah le ,”orberecodnad
por resultado una sen nóicas ?elbadarga sáM :núa rop¿ éuqsomedop
rednerpmoc satse sagracsed“ ed selañesoivren sas”, de manera tal que
surgimos del hundimien to en la ordenada presentación de los
o sds oi oomvnsrmaieooo rv lnciénuosiuumsbmíuithsse orcal ed,adiv
al adiv avitnitsni ed sal ?senoicome ,Y rop¿ ,éuq odnauc sonsomallah
tranquilamen et sodatnes y etnemelpmis ,odneyo sortseunoc razones
laten con mayor rapidez, nuestra tempe ratura se eleva, nuestros pies
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comienzan a gol pear contra el piso, nuestras mentes empiezan a
correr tras la música, esperando que siga un ca onim yalodnávresbo
odnauc es azuacne rop ,orto sodañagne y sodatsugsid odnauc on-atse
?somabo ropdan asuocdiced as roygdaajico g;esrodicnev nsoocm
ognopuS euq someesop anu atseupser laicrap ne le ohceh edeuq
la naturaleza física del sonido ha sido explorada a fondo; pero el
onemónef ed al acisúm omoc nu oidem ,oviserpxeitacinumoc ,ov
aúnitnoc odneis nat elbacilpxeni omocmeis erp ol .euf ,sortosoNsol
,socisúm on somidep .ohcum odoT ol euq somaesed se euq nu
rodagitsevni son agid rop éuq ese nevoj euq átseatnes od ne al alifA
átse etnememrif odibrosba rop sol sodinos selacisum euq,ahcucse
sartneim euq us ,aivon ocop o adan eartxe ed ,solle o a al.asrevni
Piénsese cuántos millones de horas de practica inútil se habrían
ahorrado sí algún prevenido profesor de genética hubiera creado un
test para sondear la sensibilidad musical. Durante una visi ta que hice
a sal salas ed nóicisopxe ed nuirbaf etnac ed sonagró ,socinórtcelees
me ilustró, cu ,etnemasoir al nóicanicsaf euq al acisúm ecrejeerbos
sonugla seres .sonamuh omoC etrap ed im ,atisiv es em ojudnoc aal
sala de prácticas. Allí, para mi sorpresa, encontré no sólo uno, sino
ocho aspirantes a organista practicando simul táneamente en otros
sotnat .sonagró oreP sám etnednerpros núa euf le ohceh ed euq ones
aío nu olos ,odinos seup sol ohco satsitnemurtsni nabahcucse
etnemlaudividni sus sotnemurtsni rop oidem ed .sonofíduaabatluseR
nucepse olucát ,lartcepse nua arap nu ageloc ,ocisúm ravresbo asotse
serbmoh ,sodazitonpih rop ísa ,olriced rop nu oineg elbisivni y.odum
Ese día comprendí cabalmente cuán hipnotizados pare somerecsal
criaturas inclinadas hacía la música, ante los ojos de nuestros amigos
oic isfoanem nados al arte sonoro.
iS al acisúm ecudorp otcapmi ne le ,etneyo es ednerpsed euqol
producirá en forma mucho más vigorosa en quienes cantan o ejecutan
un instrumento con cierto grado de eficiencia. En tiempos isabelinos,
es abarepse euq reiuqlauc atluc areyel acisúm y esamot etrap nesol
soro c.satsilagirdam soL setneyo ,sovisap euq es natneuc rop,senollim
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son una innova ción relativamente reciente. Aun durante mi juventud,
al nóicifa lacisum abacifingis euq onu aíbed alraerc rop ís ,omsimo
era forzado a salir de su casa para escucharla en los sitios en que. se la
,aícudorp a rasep led otsocaredisnoc elb y ed sol setneinevnocnieuq
ello acarreaba. En la hora presente, todo esto ha cambiado. La música
es ah odanrot ogla nat elbisecca euq se isac elbisopmi .alrativeáziuQ
algunas personas no tengan inconveniente en cobrar un cheque en el
ocnaB la sápmoc ed anu arbo ed ,smharB orep oy ís .ognetnE
,dadilaer oerc euq oelpme otnat opmeit ne rative sednarg sarboomoc
otras personas ocupan en buscarlas. La razón es sim ple: la música que
posee significado requiere nuestra atención no compartida con otras
,sasoc ol euq oy olós odeup recah odnauc emneucne tro en un estado
ed ominá ovitpecer y otneis al dadisecen ed .alle lE oelpme edal
música como una especie de ambrosía, para acariciar los senti ,sod
mientras nuestra mente consciente está ocu p ada en otra cosa, es la
n óesmidooclcanimoba ser oe tuniqasmoo ptn eoir es.sussarbo
roP ,ose al acisúm a euq em oreifer ne etse olutípac átse
destinada a la atención no distraída del oyente. En realidad, por lo
lareneg ésoned mina música ¨ seria ¨, en nóicisopartnoc noc alacisúm
"aregil" o .ralupop eidaN ecerap rebas omóc óigrus le onimrét ¨oires
,¨ orep sodotatse som ed odreuca ne otnauc a euq se .odaucedaninE
remirp ,ragul on acraba ne amrof adauceda sodot sol .sosac,sámedA
noc aicneucerf artseun acisúm "aires" se ,aires a secev
abrumadoramen te seria; pero también puede ser ingeniosa,
humorística, sarcástica, grotesca, sardónica y muchas cosas más.
,euqroP ne ,dadrev le negram lanoicome euq euqraba se ol euq alecah
¨ seria ¨ y, en parte, influencia nuestro juicio en cuanto a la estatura
artística de cualquier composición extensa.
Todos saben que la llamada música seria ha hecho grandes
sosergorp ne al nóicatpeca led ocilbúp ne lareneg etnarud solsoña
.setneicer niS ,ograbme le oiporp onimrét eesopatonnoc senoicogla
savitibihorp y sacitémreh arap al asam ed setneyo euq neyubirtala
ocisúmeforp lanois anu eicepse ed nóicaicini acinósam nees soterc
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permanentemente prohibidos para los extraños a la secta. Nada puede
res sám .oslaf ,sod osTelanoiseforp y on ,selanoiseforpucse chamos la
música en la misma forma: en una for ma muda, en realidad; porque la
música simple o la compleja atraen a todos nosotros, en primer lugar,
rop us arup nóiccarta acimtír y .aronos oN ebac adud ed euqsol
socisúm es netneisalpmoc sodic rop al etnerefed dutitca ed solsogel
cepser ot ed ol euq solle nanigami euq se artseunerces ta comprensión
de la música. Pero, fundamental ,etnem somahcucse omoc ol necahsal
sámed ,sanosrep seup al acisúm son educas noc anu nóicaidemnieuq
sortoson someconocer ne sal senoiccaer ed sol setneyo eddadilatnem
más simple.
Parte de mi tesis estriba en que la música contrariamente a las
demás artes, con la posible excepción de la danza, brinda placer,
simul ,etnemaenát ne sol sám sotla y ol s sám sojab selevin ed
.nóicaicerpa roP ,olpmeje sodot oson sort somedop rednerpmoc y
percibir la alegría de ser arrastrados por la corriente de la música.
ortseuN roma rop al acisúm átse etnemahcertse odalucniv nocus
movimiento hacia adelante; sin embargo, es precisamente la creación
ed esenes odit ed ,ojulf us nóicalerretni noc al arutcurtse lamrof yle
otcefe etnatluser erbos ,alle ol euq xe trae del compositor alta
dadicapac lautceletni y ecerfo setnartenep serecalp a sol .setnegalE
incesante movimiento hacia adelante de la músi ac ecreje anu elbody
contradictoria fascinación: por un lado, parece inmovilizar el tiempo
mis mo, al llenar un específico espacio temporal, mientras que, en el
omsim ,otnemom areneg al nóicasnes ed euq eyulf rop etnaleded
sortoson noc adot al nóiserp y al aicnecsevrefe ed nu narg .oírreneteD
le ojulf ed al acisúm aíres omoc reneted le opmeit ,omsim ol laucse
elbíercni e .elbibecnocni olóS anugla efortsátac edeup orp ducir
semejante ruptura en el discurso musical, durante una ejecución
.acilbúp roP otseupus euq sol socisúm nátse ,sodarbmutsocaetnarud
los períodos, de ensayo, a estas interrupciones, pero no les agradan. El
,ocilbúp ne saseadinutropo ,sed ,a v.roelsubdoércni oL ehodaborpmoc
du etnar sol soyasne socilbúp ed al atseuqroófniS acin ed.notsoB
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Amplios auditorios se reúnen todas las semanas, por el único placer -
o doeildclnee vynootcse - ed riviv ese etnanoiserpmi otnemom neeuq
el director detiene la música en forma abrupta. Algo marchaba mal;
eidan ecerap rebas éuq in rop ;éuq orep rop olle es ,eneited le riulfed
al ,acisúm y anu adiducas ed otneimicedarga erroc a sévart ed odotle
.opurg araP ose es ah ,odinuer euqnua edeup onmoc ;olrednerp ropose
y rop le recalp ed rahcucse al nóicadunaer led ojulf ,lacisumeuq
animuli le ortsor led ocilbúp noc anu eicepse educoerpsed adapy
plena seguridad. Claro es que el goce del auditorio es inherente al
odiverta oslupmi ed al ;acisúm ,orep otnauc sám odiceralcse aesle
,etneyo etse odiverta ,oslupmi euq anell lemeit ,op árdnet leroyam
odacifingis olós odnauc étse odañapmoca rop núgla otpecnoc ne
otnauc la obmur aicah le lauc es ;egirid éuq sotnemele
se lnaacriosbuamlo ocaci rgoaolplroiccius dpanioccah us onitsed yéuq
satisfacciones arquitectónico formales habrán logrado al conquistar
esa meta.
lE ojulf lacisum ,se ne us royam ,etrap leer sultado del ritmo
musical, y el factor rítmico, en la música, es, sin duda, un elemento
evalc euq eesop nóic caaerntáatlumi serbos sosrevi dsele.vsienlarutluc
Para algunas tribus africanas, el ritmo es música; es lo único que
.neesop oreP¡ éuq !omtir olodnáhcucsE la ,odiucsed acnun ésap sará
de los golpes que rompen el tímpano; pero, en realidad, se requiere un
odío lacisum araped sentrañar sus intrincados polirritmos. Mentes
secapac ed ribecnoc setnajemes somtir neesop us aiporp;dadijelpmoc
rop ose ecerap otcaxeni y nua otsujni solramall ."sovitimirp" nE
apmoc ración, nuestro propio instinto para el juego rít ocim olósecerap
ed nu séretni laicifrepus yecen sitado de revitaliza rse de tanto en
tanto.
A asuac ed euq le ojulfer ed al nóicnevni acimtír abatse
etnemavitaler ojab ne al acisúm aeporue ed senif led olgis,XIX
yksnivartS odup racilpa ol euq anu zev énimoned ¨ anunóicceyni
hipodérmica rítmica ¨ a la música occidental. Su impacto de 1913, aL
consagración de la primave ar , verdadera monstruosidad rítmica para
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sus pri sorem ,setneyo yoh se anu arbo adicelbatseifed nitivamente en
le oirotreper ed .sotreicnoc ollE acidni le osergorp euq es ahodargol
ne almoc nóisnerp y nee l otsug ed sal sedadijelpmoctír sacimeuq
nabajed sotcafeputse a sortseuneuba .sol Y la lanif on ,átse neodom
,onugla a al .atsiv serotisopmoC sám senevój son nah odavell atsahle
oiporp etimíl ed ol euq al onam led erbmoh edeup ratuceje y nahodi
evisulcni sám álla ed ol euq le odío onamuh edeup ratpac ne leotibmá
de la diferenciación rítmica. Triste es decirlo: hay un límite dictado
por lo que la naturaleza nos ha brindado en el campo de la capacidad
auditiva. Pero, dentro de estos límites, existen grandes zonas de vida
rítmica todavía por explorar; formas rítmicas nunca soñadas por los
serotis oepd msoachcram y.sacruzam
noC otse on oesed receñeuqepme saloinegni sidades rítmicas de
sacopé .sadasap soL somtir etnemasollivaram selitus ed sol
serotisopmoc sominóna ed senif led olgis ,VIX olósetneicer mente
;sodarficsed sol sodaciled secitam ed sol somtir ;selatneiro sol
etnemasodadiuc sodañesid ed sol serotisopmoc ed al arretalgnI edsol
,roduT ,y odneyart sal sasoc sám acrec ed ,sortoson aladasivorpmi
aicneloiv ed sol somtir sodaripsni rop le zzaj : sodot ,sotsé ysohcum
,sám n,eebserdag znuijs ,adu d s o.esmsteoenrcleealcceaiclsxpuem
lE ¨ ro lloacnot ¨ se o otorncteiomseá lbeed a lacis úemuqedeup
res odatsug rop sanosrep ed sotnitsid selevin ed ,nóicpecrep edsedsol
más legos hasta los más cultivados. Ni siquiera los ni ños tienen
dificultad para reconocer la diferen cia existente entre el perfil
tímbrico de una flau at y le ed nu .nóbmort lE ¨ roloc ¨ ed sotreic-sni
trumentos posee una atracción particular para ciertas personas. Yo
omsim eh oditnes erpmeis anu aredadrev dadilibed rop le odinosed
ohco sapmort sasecnarf odnacot ne .onosínu uSonos ridad rica, áurea,
legendaria, me transporta. Algu son serotisopmoc soeporue ed alaroh
lautca necerap renet soíroma sovitruf noc le .onofárbiv anUdadinifni
ir bsmeíntoicani bsmeolcb iesdop sac se odad rargol odnauc esnalczem
los instru ,sotnem y etnemlaicepse la esridnuf ne ese aram osolliv
invento que es la orquesta sinfónica. El arte de la orquestación,
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oirasecenni se ,olriced eesop anu nóicanicsaf elbatogani arap le
opmoc sitor; es, en parte, una ciencia, y, también en parte, un
inspirado trabajo conjetural.
omoC ,rotisopmoc ognetbo narg recalp odnaedisenoicanibmoc
¨ selanot ¨ . A ol ogral ed sol soña eh odaton euq núgnin otnemeleled
etra led rotisopmoc ednufnoc sám la ogel euq atseilibah dad para
ribecnoc ”seroloc“ selatnemurtsnizem .sodalc oreP somedrocer,euq
antes de mezclar ,sol sol somahcucse ne sonimrét ed us etrap-moc
ponentes. Si se examina una partitura orquestal se advertirá que los
serotisopmoc nacoloc solsni sotnemurt ed odreuca noc salsailimaf
organográ ;sacif odneyel ed abirra arap ,ojaba se erbmutsoc ratonasal
,saredam sol ,secnorb al nóisucrep y sal ,sadreuc ne le nedro.odacidni
saL sanredom sacitcárp ed nóicatseuqro a odunem nenopatxuysatse
familias, una contra otra, de modo tal que su personalidad, como
familias, permanece sien od elbiconocer y .aralc etsE oipicnirpedeup
ser aplicado, también, a la voz del instrumento indi ,laudiv ayuc
sonoridad pura permanece, por con siguiente, claramente identificable
como tal. La habilidad orquestal consiste en mantener cada uno de los
instrumentos fuera del camino de los demás, espaciándolos de manera
de evitar la re n óe idoecluiqtep otro instrumento ya está ha ,odneicrop
lo menos en el mismo registro; de tal manera, se explota hasta el
omixám le ocifícepse rolav ocírbmít euq atropa adac otnemurtsnirop
separado o agrupado en familias.
nE al nóicatseuqro ,anredom le ovitejbo ,se rop ol ,larenegal
claridad y la definición de la imagen sonora. Sin embargo, existe otra
esalc ed aigam latseuqro euq edneped ed atreiceügibma dad .loetdcefe
,euqroP le ohceh ed on redop racifitnedi ne amrof ataidemni omóces
obtiene una particular combinación de colores, aumenta su atracción.
Personalmente, me agrada perma necer intrigado por la audición de
sodinos on selausu euq em nagilbo a emratnugerp omóc sol ahodargol
.rotiso plmeoc
eD ol ohcid acreca led etra ed alatseuqro ,nóic le rotcel ebeded
rebah odirefni al aedi ed euq on se sám euq nu osoiciledogeuj
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Aaron Copland ednod sol sitarg nos sorbil
odatuceje arap nóisrevid led .rotisopmoc roP otseupus euq otse onse
.otcaxe lE roloc¨ ¨ ne al ,acisúm ol omsim euq ne al ,arutnip olóseneit
odacifingis odnauc evris a al aedi ;aviserpxe euqrop se al aedi
aviserpxe al euq atcid la rotisopmoc alcele nóic ed sussameuqse
.selatseuqro
etraP led recalp ed res elbisnes la oelpme led roloc¨ ¨ neal
música reside en advertir en qué for ma se revelan las características
ed al dadilanosrep led rotisopmoc a sévart ed sus sameuqse led oc¨ lor
.¨lanot etnaruD le odoírep led omsinoiserpmi ,sécnarf rop ,olpmejees
ósnep euq yssubeD yaR vel poseían una personalidad similar. Sin
embar go, un examen de sus partituras habría demostra od euq
,yssubeD ne sus sanigáp sámitsíretcarac cas, buscaba una iridiscencia
omoc ,adazirevlup anu dadironos adaciled y lausnes omoc on ésah aíb
oído hasta entonces, mientras que Ravel, utili zando una paleta
similar, iba tras el refinamiento y la precisión, tras un brillo
diamantino que refle ja la naturaleza más objetiva de su personalidad
musical.
soL selaedi led ¨ roloc ¨ naibmac ne lemoc rotisop omocaibmac
us .dadilanosrep nUmeje olp etnednerpros ,se ed ,oveun,yksnivartS
quien comenzó con rojos y púrpuras mordíentes, en las partituras de
sus primeros ballets , y, durante la década pasada, ha llegado a un gris
ocitécsa euq etnemlaer ecemertse la etneyo rop us .dadiretsuaaraP
hallar un contraste podemos volvernos ha cia una partitura de Richard
Strauss, magistral mente realizad ,a ortned ed us ,olitse orep-isecxe
etnemav acir ne al nóicalumuca ed ,sedadironos omoc anuadimoc
anamela euq se odaisamedale borada para producir satisfacción. El
manejo na larut y odaredom ed sal sazreuf selatseuqro rop adotanu
aleucse ed serotisopmoc sesnedinuodatse aíracidni atreic dadinifa
innata entre los ras gos de la personalidad norteamericana y el len-
ejaug .ocinófnis núgniN ogel edeup renopus euq árdop rartenepsadot
las sutilezas que encierra una página orquestal de cualquier
complejidad, pero, nuevamente aquí, no es necesario poder analizar el
espectro del color de una partitura para confortarse con su refulgencia.
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