Table Of ContentBoletín de la Sociedad Entomológica Aragonesa (S.E.A.), nº 52 (30/6/2013): 373–437.
LOS ARTRÓPODOS EN LA MITOLOGÍA, LAS CREENCIAS,
LA CIENCIA Y EL ARTE DEL ANTIGUO EGIPTO
Víctor J. Monserrat
Departamento de Zoología y Antropología Física, Facultad de Biología, Universidad Complutense, 28040 Madrid (Spain).
– [email protected]
Resumen: Con una breve introducción sobre los primeros asentamientos humanos durante el Neolítico, nos introduciremos en
la fascinante civilización egipcia. Tras un comentario introductorio sobre su dilatada historia y su estructura social y religiosa,
nos iremos acercando a su original y extenso zoológico. Comentaremos primero, de forma general, sus animales, y
posteriormente sus artrópodos en particular. Los artrópodos formaron parte consustancial de las creencias de esta civilización,
con una enorme importancia simbólica, mágica y ritual. Por ello aparecen en su mitología y sus deidades (principalmente su
escarabajo sagrado Kepri y el escorpión asociado a Selket) y quedan reflejados abundantemente en su arquitectura, escultura,
arte mobiliario y pintura. Anotamos también datos sobre sus creencias y costumbres en las que los artrópodos participaron
(rituales, ofrendas, objetos de adorno/ funerarios, cerámica, sellos, amuletos, estelas, ostraka, etc.), siendo sin duda el Antiguo
Egipto una de las civilizaciones más entomológicas. También comentamos los artrópodos utilizados en su escritura jeroglífica,
y hacemos alguna referencia a los que se citan en algunos de sus textos sagrados, literarios y científicos, en los que se denota
una incipiente Entomología Aplicada, principalmente en relación a la apicultura, a la salud frente a ciertos insectos, y a la
agricultura contra ciertas plagas. Por último mencionamos ciertos elementos artropodianos de su zodiaco (escarabajo /
cangrejo y escorpión). Parte de estos conocimientos, mitos y creencias se extendieron por el Mediterráneo y pasaron, en
algunos casos, a Occidente, ya que a través del contacto comercial y bélico con los fenicios, minoicos, hititas, hicsos, asirios,
persas y griegos, acabarán llegando al Helenismo, cuyo legado parcialmente recogerá el mundo romano, y a través de Roma
llegará al Cristianismo, quien recibirá posteriores y nuevas influencias egipcias a través del Islam y más tarde con las
conquistas napoleónicas. Finalizamos esta contribución con una breve reseña sobre los artrópodos en el vecino arte nubio.
Palabras clave: Artrópodos, antiguo Egipto, entomología cultural, mitología, entomología aplicada, arte.
Arthropods in the mythology, beliefs, science and art of ancient Egypt
Abstract: With a brief introduction to the first human settlements during the Neolithic period, we will go into the fascinating
Egyptian civilization. After a brief introductory comment on their long history and their social and religious structure, we will
approach their original and large zoo. First we will discuss, in general, their animals and, subsequently, their arthropods, which
were an integral part of their beliefs, with an enormous symbolic, magical and ritual importance. Arthropods appear in their my-
thology and pantheon (mainly their sacred beetle, Kepri, and the scorpion associated to Selket), and they left their mark on their
architecture, sculpture, art furniture and painting. Data are also mentioned about the beliefs and customs in which arthropods
took part (rituals, offerings, ornamental/ funerary objects, pottery, seals, amulets, stelae, ostraka, etc…), ancient Egypt being
undoubtedly one of the most entomological civilizations. We also comment on arthropods used in their hieroglyphic writing, and
make reference to those that are cited in some of their sacred, literary and scientific texts, in which an incipient Applied Ento-
mology is denoted, mainly in connection with beekeeping, health tips against certain insects and agricultural tips against pests.
Lastly, some arthropodian elements of their zodiac (beetle / crab and scorpion) are mentioned. Some of this knowledge, myths
and beliefs spread across the Mediterranean and passed, in some cases, to the West, since through trade and military contacts
with the Phoenicians, Minoans, Hittites, Hyksos, Assyrians, Greeks and Persians it would reach Hellenism. Their legacy would
be partly absorbed by the Roman world, and through Rome it would come to Christianity, which would receive new Egyptian in-
fluences through Islam and later through the Napoleonic conquests. We finish this contribution with a brief comment about the
arthropods of the neighbouring Nubian art.
Key words: Arthropods, ancient Egypt, cultural entomology, mythology, applied entomology, art.
Introducción
Tras haber iniciado una línea de artículos en los que recopi- (Monserrat, 2011 a, 2012 b), dedicamos esta nueva contribu-
lamos y vamos dando a conocer los artrópodos presentes en ción a la Civilización Egipcia, una de las civilizaciones más
las creencias de las diferentes etapas y civilizaciones por las fascinantes y que más fascinación ha generado, y aún hoy día
que nuestra especie ha ido caminando a lo largo de su andadu- genera entre nosotros. Original civilización desarrollada a
ra y de su historia, sea la Prehistoria o Mesopotamia, y en las orillas del Nilo y su delta en Egipto, país cuyo nombre, tras-
que dedicamos especial interés sobre los artrópodos represen- mitido por griegos y latinos, deriva de su antigua capital Men-
tados en sus manifestaciones culturales, científicas o artísticas fis (a la que se llamaba Hikuptah = Castillo del Ka de Ptah).
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Debido a la extensión del tema que nos ocupa, daremos plejas de lo que aparentemente parecen y se nos antojan, ya
algunos datos iniciales sobre su historia, su evolución y su que su principal misión no era la meramente estética y artísti-
sociedad, particularmente en base a su figura principal, el rey ca que hoy queremos ver en ellos, sino que estaba al servicio
o faraón, que nos permitan introducirnos en su mundo y su de la simbología religiosa y la magia que representaba (el
forma de pensar, para posteriormente centrar la exposición de gran sacerdote del dios creador Ptah ostentaba el título de “el
esta contribución en relación con la entomología, y en corres- más venerable de los jefes de los artistas”) (Fig. 54).
pondencia con ella hablaremos de su mitología, de sus deida- Por otra parte, y al margen de la excepcional iconografía
des, costumbres y creencias, de su escritura y de su literatura, que nos ha sido legada, las extremadamente áridas caracterís-
de su medicina, de sus enfermedades y plagas con ellos rela- ticas climáticas actuales de la zona, unidas al comportamiento
cionadas, de su apicultura y de su zodiaco, y sobre todo de su y ritual funerario de la Civilización Egipcia, nos han ofrecido
bello y original arte, donde hallaremos cientos de entomológi- una enorme acervo de información y un sinnúmero de restos
cas referencias (Lám. I-IX). de naturaleza orgánica que ha permitido conocer fidedigna-
Dedicamos pues esta contribución a esta fascinante civi- mente muchas de sus más íntimas costumbres, su dieta, sus
lización, y trataremos de introducir al lector en la mentalidad dolencias y enfermedades, las plagas de sus productos alma-
del mundo egipcio, desde su origen, su desarrollo e historia, a cenados, etc., que hacen de la egipcia, la mejor conocida e
su mitología y sus creencias, que nos llevarán a su sorpren- interpretada dentro de las civilizaciones antiguas.
dente zoológico y a su entomológico mundo, donde es sabido La Civilización Egipcia no deja de sorprendernos por su
que alguno de nuestros queridos bichos alcanzó la categoría originalidad y belleza en su estilo y en sus formas. De modo
de deidad (Fig. 52). Por ello, rogamos al lector que se deje similar y casi simultáneo a lo que aconteció en los valles de
abandonar por el mágico y fascinante mundo egipcio tal como los ríos Tigris y Éufrates en Mesopotamia, esta fascinante
ellos lo entendían, que olvide por un rato sus actuales cono- civilización se desarrolló en la inundable, pantanosa y fértil
cimientos y criterios, y se sumerja en el asombroso Mundo cuenca y delta del Río Nilo, desde sus inicios neolíticos hacia
Egipcio. el 5500 a.C. hasta el esplendor cultural de Alejandría y su
Aunque de forma inmediata la Civilización Egipcia nos conquista por Roma en el 30 a.C. Su aislamiento geográfico,
viene inevitablemente asociada a sus enormes templos, pirá- la estabilidad cíclica que le aportaba su río, y posteriormente
mides y demás obras megalíticas y, nunca mejor dicho “fa- la progresiva organización administrativa y la divinización de
raónicas”, - que se nos muestran inmutables transgrediendo el sus monarcas y sus dinastías le dio una estabilidad inusual a
paso del tiempo y pareciendo susurrarnos a quienes hemos esta civilización, que con sus altibajos perduró casi durante 30
tenido la oportunidad de admirarlas que sólo somos simples siglos.
mortales de paso, que llevan allí casi 5000 años, y que estarán
allí hasta el fin de los tiempos-, lo cierto es que se trata de una
Orígenes, desarrollo, esplendor y ocaso
civilización cuyas creencias se basaron mayoritariamente en
la superstición y la magia que mitigaran sus miedos y temores Los inicios de la Humanidad en Egipto son semejantes a los
y mantuvieran el orden social establecido, y por ello, al mar- conocidos para el Creciente Fértil (Abu Hureyra, Çatal
gen de sus colosales edificios, su arte es mucho más íntimo y Höyük, Cayönü, Nevali Çori, Göbekli Tepe, Sumer-
aparentemente accesible, casi táctil y envolvente para los Mesopotamia, etc.) y otras primeras culturas y civilizaciones
comunes mortales, si bien, como todos sabemos, se trata de fluviales asiáticas (Wolf, 1972). En el continente africano
un arte que mayoritariamente no fue para nosotros los “morta- tenemos constancia de actividad humana en la zona durante
les” concebido ni creado, y a nuestros actuales, lógicos y todo el Paleolítico (500000 – 5500 a.C.) y grupos humanos
racionales ojos que intentan ver lo que parece ofrecernos, se que atraídos por las condiciones que ofrecía el Nilo, dejaron
les (nos) escapa casi toda su magia y simbolismo, asociados a constancia en inscripciones o petroglifos, y posteriormente lo
las imágenes que en ellos creemos ver. harán sobre su cerámica incisa con imágenes propiciatorias
Aunque hoy día se considera como obra de arte cual- para la caza o la pesca de aparente influencia asiática (Kelley,
quier cosa bella, y lamentablemente tanto más “obra de arte” 1976). Todo parece evidenciar que en etapas finales del Pale-
es cuanto más elementos haya para comerciarse con ellas, o olítico (c.100.000 años) lo que hoy es el Sahara estaba consti-
que a un mayor precio pueda salir en una subasta, lo cierto es tuido por amplias sabanas donde la caza de grandes animales
que la mayoría de lo que conocemos como obras de Arte era posible, y ciertos cazadores de procedencia occidental
Egipcio, no son más que objetos utilitarios de uso cotidiano y dejaron su huella, así lo atestiguan los yacimientos achelenses
doméstico, mayoritariamente con connotaciones religiosas o de Arkin, con restos de las primeras estructuras asociables a
mágicas, casi siempre utilizados por y para el servicio, magni- viviendas y huesos de équidos, huevos de avestruz, etc.
ficencia y disfrute personal en ésta y en la “otra” vida de un (Vermeersch, 2000).
determinado y único individuo, el faraón, de su familia y de La evolución en sus técnicas de caza y herramientas les
su séquito que, en cada momento determinado, ostentaba y permitieron cazar mayores animales, y los yacimientos de Bir
transmitía su poder dinástico. Servir al faraón era servir a Terfawi (38000 – 28000 a.C.) son contemporáneos con los
dios, de quien era su última reencarnación viviente, y por eso primeros hallados en las riveras del Nilo (Khormusans 45000
el Arte Egipcio es eminentemente mágico-religioso y no – 15000 a.C.), que sugieren la explotación de recursos del río,
siempre se nos antoja fácil de interpretar. A pesar de ello y, especialmente la pesca. Hacia 33000 a.C. el clima se torna
precisamente por la peculiaridad de estar al servicio de la más seco y árido, y nuevas técnicas para hacerse con animales
persona del rey o faraón, hace que el Arte Egipcio nos sea tan de menor tamaño se desarrollan (Cultura Halfan 18000-15000
familiar e íntimo y que, salvando las distancias, nos identifi- a.C.) entre la segunda catarata y Kom Ombo, y otras (Faku-
quemos con él como un arte muy humano, y creamos enten- rians, Idfuans) con el asentamiento de Wadi Kubbanyia
der sus imágenes, mucho menos ingenuas y mucho más com- (c.16000-10500 a.C.) dedicado a la pesca, con los que entra-
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mos en el Neolítico Egipcio (Wengrow, 2006). En la zona del incidieran en la concepción futura de los enterramientos ubi-
delta aparecen yacimientos como el de Merimde (4311 a.C.) cados hacia el oeste y concebidos como una “casa”. Esta
que muestran evidencias de unos elevados recursos alimenti- creencia en la eternidad diferenció la cultura egipcia de otras
cios y elementos de evidente sedimentarismo con la aparente similares como la sumeria, e influyó enormemente en la proli-
domesticación de algunos animales (Rice, 1990; Brewer, feración de recintos funerarios, tumbas y ajuar mortuorio en
Redford & Redford, 1994), como el cerdo (c. 6568 a.C.), la materiales muy duraderos de los que nos han llegado un sin
oveja/ cabra (c. 5185 a.C.) y el toro/ vaca (c. 5000 a.C.), caba- fin de objetos y referencias (Romano, 1990 a, b).
llo (IV-III milenio), etc., y con la progresiva sustitución de El extremadamente fuerte contraste entre el fértil cauce
estos animales por los recursos anteriormente obtenidos de la y delta (país negro) y el árido y mortal desierto circundante
caza (bien conocidos los petroglifos con jirafas, oryx y elefan- (país rojo), así como entre su Alto y su Bajo Egipto con agri-
tes de sabana de El Jarya del 6000 a.C.) y en mucha menor cultores y sus rivales ganaderos, marcó desde el principio no
medida de la pesca, por los ahora obtenidos de la agricultura y solo su rivalidad, sino su fuerte dualismo teológico-
ganadería, que acabarán siendo mayoritarios, y ya a partir de mitológico y muchas de sus creencias. Aun así, los condicio-
los tiempos predinásticos serán su principal fuente de proteí- nantes geográficos de la zona, eminentemente fluvial con una
nas, si bien el toro fue derivando a componentes más religio- estrecha banda fértil de unos 1000 km de largo y unos 10 – 12
sos que alimenticios (Vermeersch, 2000; Billie, 2002). km de ancho, rodeada de un medio hostil sub-desértico (hoy
En general se supone un cambio climático en el enorme pleno desierto) inducía, a diferencia de lo que estaba ocu-
periodo que abarca desde los Tiempos Predinásticos (IV mi- rriendo entre el Tigris y el Éufrates, a la unificación del terri-
lenio a.C.) y los Ptolomeicos (332– 30 a.C.), con una progre- torio bajo un único imperio, a pesar de la existencia en deter-
siva desertización, y abundante muestra de ello persiste en minados períodos del Alto y Bajo Egipto y de invasiones de
antiguos cauces fluviales hoy secos, y la limitación de la pueblos foráneos (hicsos, nubios, asirios, persas, macedonios,
agricultura en los márgenes y delta del Nilo (Rice, 1990), y de romanos).
lo que no hay duda es del deterioro en la fauna nativa desde Las etapas iniciales subsiguientes y los yacimientos más
uno y otro periodo, con la mayoritaria desaparición en la zona conocidos del Bajo Egipto/ Alto Egipto acaban solapándose
de especies como el avestruz, el hipopótamo, el cocodrilo, la hacia el 3300 a.C., y se conocen como Fayum A (5200 a.C.),
jirafa o los grandes antílopes y felinos. Merimde (4800 a.C.), Badariano (4400 a.C.), Omari A/ Ama-
El Período Predinástico se corresponde y enlaza con el ratiano o Naqada I (3700 a.C.), Omari B/ Primer Gerciano o
Neolítico Egipcio, donde nómadas del Alto Egipto nos han Naqada II a(3600 a.C.), Gerciano Posterior o Maadiano/ Ger-
dejado petroglifos en los que reflejaron sus animales de caza, ciano Posterior o Naqada IIb (3400 a.C.), Naqada III (3300
y entraron en contacto (conflicto) con agricultores del Alto, y a.C.) y Pre/ Protodinástico (3150 a.C.) (Wolf, 1972; Adams &
especialmente del Bajo Egipto, donde se habían producido los Cialowicz, 1997).
primeros asentamientos estables (Wengrow, 2006), con zonas A través de los primeros petroglifos hallados a lo largo
protegidas de las inundaciones en Merimde, El Fayum, Tasa, de los escarpes rocosos de los márgenes del Alto Nilo y Nu-
Badari, Maadi, etc., y cuyos restos hechos de adobe y cañas bia se deduce una inmediata e inicial interacción entre el
poco han perdurado, pero que reflejan la mejora en las técni- pensamiento de estos pueblos y los animales que les rodea-
cas y utillaje, así como la progresiva organización jerárquica ban, y en principio son los animales silvestres (jirafas, aves-
de la sociedad (Trigger et al., 2008) y la veneración a dioses truces, búfalos o antílopes, y en menor frecuencia elefantes,
locales en forma de plantas, animales y Diosas Madre. cocodrilos o hipopótamos) los más habituales, a los que van
Los primeros asentamientos a lo largo del río Nilo co- añadiéndose con el paso del tiempo figuras de animales do-
rresponden al citado Periodo Predinástico, con establecimien- mesticados (Brewer, Redford & Redford, 1994) como la vaca,
tos distantes en el Alto y en el Bajo Egipto en Qena, El Fa- no siendo de esperar la presencia de artrópodos en estas mani-
yum, Merimde, El Badari o Negade (Nagada, Naqada), río festaciones mayoritariamente vinculadas a la caza/ ganadería.
que con sus crecidas periódicas entre los meses de julio a Aun así, la significación inicial de estos animales, su observa-
octubre depositaba fértiles limos y generaba abundancia y ción, y la atribución de propiedades divinas darán paso al
recursos que nos han dejado restos que se corresponden con la zoológico Olimpo Egipcio (Berry, 1929; Klingender, 1971;
fase inicial de su desarrollo social y humano en la zona (Rice, Lurker, 1991; Shafer, 1991; Germond & Livet, 2001; Cam-
1990; Bard, 1999; Vermeersch, 2000; Wengrow, 2006; Trig- pagne & Campagne, 2005; Castelli, 2007; Williams & Bar-
ger et al., 2008). nes, 2009), y se mantendrá presente en la administración del
Siguiendo la tradición figurativa de sus ancestros caza- país en Nomos, y muchos permanecerán como animales divi-
dores, aparecen elementos de adorno personal, alfarería hecha nos en sí mismos (como el Toro Apis o el escarabajo Khepri)
a mano y las citadas Diosas Madre en forma de delicadas y, como acabará ocurriendo en todas las civilizaciones coetá-
figurillas de barro. Los rituales asociados a la fecundidad neas, otros adoptarán la forma humana que todos conocemos,
parecían habituales, según demuestran las figuras halladas y de los que hablaremos más adelante (Fig. 52).
sobre su cerámica, cuyos genitales están especialmente mar- Como muestra en la evolución de sus técnicas, la cerá-
cados, y las diferencias de clase, las luchas y rivalidades entre mica se perfeccionó especialmente en la zona del valle (Pe-
clanes y la idea de trascender están presentes en su ajuar de riodos Amratiano y Gerciano), con elementos geométricos-
mantenimiento, comida, bebida y esculturas relacionadas con algunos de los cuales nos recuerdan las figuras concéntricas
la fecundidad, paletas para cosméticos, etc., y parecen bien asociadas a la abeja y la miel que vimos en anteriores contri-
implantadas desde sus inicios, con enterramientos en posición buciones (Monserrat, 2011a) (Fig. 261), y no faltan figuras de
fetal mirando hacia el oeste, bien en necrópolis alejadas de los animales como cocodrilos, flamencos, íbices o hipopótamos,
poblados (zona del valle) o en las propias casas (como se ha así como paísajes del desierto y del río, y figuras de escenas
sugerido en la zona del delta), hechos que, probablemente de caza y pesca mediante incisiones de posible influencia
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mesopotámica (Kelley, 1976), dando paso, en la segunda reyes fuera: “el que excava los canales” dice mucho sobre su
mitad del cuarto milenio, a las figuras rojas y el inicio del origen y sobre la importancia del riego y de las obras hidráu-
trabajo en recipientes de piedra que llevará a los futuros bajo- licas realizadas en un país, ya entonces, tan poco lluvioso),
rrelieves y las primeras pinturas sepulcrales como las de Hie- pero sin duda ya estaba fijado durante el Imperio Antiguo, y
racómpolis. Destaca también el inicio del uso de talismanes la imposibilidad de subvertir este orden divino y sus normas
en arcilla (también en marfil, piedras, etc.) y de figurillas de impedía al hombre alcanzar cualquier acción individual a
cerdos, halcones, leones, babuinos, cocodrilos, etc., asociados partir de sus recursos meramente humanos. Las estrictas nor-
a poderes o deidades que, como ex-votos, se generalizarán a mas y sus cánones, la mitificación y visualización de concep-
partir de la I Dinastía, y veremos que tendrán mucha impor- tos claros y precisos, y la propagación de estas ideas sobre sus
tancia en relación al tema que nos ocupa. imágenes visuales, repetidas una y otra vez, las hará conver-
Las clases dominantes controlaban la producción en tirse en dogmas y harán aún más estable e inalterable el pro-
manos de sus siervos, y dedicaban su tiempo a la observación ceso.
de la naturaleza y la adquisición de conocimientos que justifi- Desde el Imperio Nuevo, la divinización del Faraón
carán su poder y permitirán logros prácticos que, unidos a la mantiene y constata la tendencia ancestral del hombre, que
facilidad de arar los limos, generarán grandes producciones desde el Paleolítico toma conciencia de su diferencia del resto
con proporcionalmente escaso esfuerzo (principalmente ver- del Reino Animal, pero es ahora, desde las poblaciones asen-
duras, cebada y trigo), y consecuentemente, aparecerán exce- tadas del Neolítico, cuando en diversas civilizaciones, da el
dentes y murallas para protegerlos. De forma paralela a lo siguiente paso en diferenciarse de los demás mortales, sobre
acontecido en zonas próximas como Jericó, Vilusha (Troya los que posee buen conocimiento de sus miedos e insegurida-
para los Griegos) o Mesopotamia, el sistema social se hace des. Esta tendencia innata y este modus operandi ante el te-
más complejo, con procesos administrativos y comerciales mor de dios/ dioses se repetirá multitud de veces en casi todas
cada vez más elaborados. La fisura entre clases sociales, la las culturas y permanece vigente en casi todas las religiones
separación entre campo-ciudad, y la elaboración de leyes que que han utilizado este método para afianzar y propagar su
favorecen al poder establecido son las bases de este proto- hegemonía, haciendo del hombre un mero elemento atemori-
estado, que a diferencia de las Civilizaciones Mesopotámicas, zante y manejable, y esta vinculación monarca-deidad perma-
no se basó en el desarrollo urbanita de las ciudades-estado, nece también de forma residual en los representantes de nu-
sino que en el caso de la Civilización Egipcia, carecieron de merosas religiones, teocracias y casas reales, e incluso en
ellas y, salvo los centros religiosos/de poder (Menfis, Tebas, dinastías que aún persisten y muestran sin reparo su “origen y
Luxor, etc.), tratamos una civilización mayoritariamente cam- vinculación divina”, cuasi-divina, o al menos su asumida
pestre/ agrícola con escasa experiencia urbana. potestad de considerarse como tales o de otorgar títulos y
Este periodo inicial comprende desde el 5500 a.C., con privilegios que separen y diferencien (distingan) a los suyos
sucesivas invasiones, hasta el reinado de los Reyes Pretinitas de los demás mortales.
y la instauración de la primera Dinastía Tinita (2850 – 2650 El bienestar, la salud, y la propia vida del Faraón eran el
a.C.), donde comienzan a fraguarse los cánones estéticos y reflejo de la fuerza divina necesaria para dar estabilidad y
aparece un mayor refinamiento en sus manifestaciones artísti- prosperidad al país, incluso una vez muerto el monarca y,
cas, de las que las paletas votivas en pizarra para cosméticos consecuentemente, ante la inmutabilidad de lo establecido, la
son ejemplo (Fig. 159), y en las que, por cierto, aparecen continuidad estaba asegurada, dando una duración y una
figuras asignables elatéridos, como en la Paleta de Neith estabilidad casi parsimoniosa a esta sociedad que no deja de
hallada en Abydos (Naqada III) y a escorpiones, tal como la sorprendernos. Dentro de esta monarquía, la religión se antro-
del Periodo Predinástico (c. 3300) hallada en la Tumba U-j pomorfiza conforme el Faraón se diviniza transformándose en
(Abydos) de Naqada IIIa1, 2º, o la de (Tarkhan) Naqada II- una monarquía teocrática, los sacerdotes (con potestades
Ib2/ c1 (Horizonte B) del Periodo Dinástico (c. 3150-3000 hereditarias) adquieren preponderancia, y en esta monárquica
a.C.), y que son elementos que reflejan y son consecuencia de y centralizada sociedad, corresponde al Faraón nombrar a los
un mayor nivel técnico y estético y de una mayor organiza- funcionarios (con visires o gobernantes provinciales y otros
ción burocrática, administrativa, legislativa y religiosa, y con con innumerables categorías y misiones encomendadas a cada
ella aparece la figura del fundador de la I Dinastía, el Rey una) y los escribas (formados en Tebas y particularmente
Menes (Narmer), el Rey o Faraón (término utilizado para admirados y respetados) que se encargan de la administración
designar su residencia que proviene del hebreo = casa grande, de los citados Nomos en los que estaba dividido el país, y que
elevada, y que desde la XVIII Dinastía designaba también la fueron la base de una organización estatal protohistórica me-
propia figura del rey), siendo el soberano hereditario y absolu- diante la reunión de tribus vecinas, con su correspondiente
to que reinará sobre Egipto, cuyo territorio, dividido adminis- gobernante, su estandarte y su correspondiente animal o cabe-
trativamente en 42 Nomos, fue unificado políticamente hacia za de animal simbólicos en armoniosa unión con la naturaleza
el 3100 a.C., marcando el inicio de su Periodo Arcaico. Su circundante (halcón, toro, vaca, pez o ibis para el Bajo Egipto
figura es ya venerada como punto de enlace entre los elemen- y halcón, cocodrilo, serpiente, liebre, gacela o chacal para el
tos de la naturaleza y los dioses, siendo encarnación del dios Alto Egipto), y que pasaran de 38 Nomos originales a 42, para
Horus, y como propio hijo del dios Ra a partir de la IV Di- hacerlos coincidir con el número de jueces de la muerte que
nastía (quizás ya desde la III con Zoser). No tenemos dema- ayudaban a Osiris. También su extensión y capitalidad varió a
siada certeza de cuándo y por qué se produjo la relación ofi- lo largo de los tiempos, y determinados animales fueron vene-
cial entre el rey y los dioses, como perceptor de todo el poder rados en cada uno de ellos: el Toro Apis en Memphis, el
religioso y político, árbitro de todo lo que acontece y deposi- Cocodrilo en Tebas y El Fayum, etc., donde se veneraba el
tario de todo el equilibrio y el conocimiento (el hecho de que animal vivo, y en otros casos se ofrecían y momificaban de-
uno de los más antiguos títulos que ostentaban los primeros terminados animales como sacrificios y ofrendas al dios que
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representaban (El Mahdy, 1991): gato para Bastet (Cahen, et A partir de un período inicial marcadamente belicoso,
al., 1989; Málek, 1993; Langton, 2002), ibis y babuinos para los egipcios consiguen organizar un imperio floreciente y
Thoth, cocodrilos para Sobek, perros para Anubis (Houtart, autárquico, con una jerarquizada sociedad hábilmente organi-
1934), etc. Estas prácticas están documentadas desde el Pe- zada en su administración, donde el sistema clientelar hereda-
riodo Ramésida, y alcanzaron su máximo apogeo en tiempos do del Neolítico llega a su máxima expresión en una teocracia
ptolomeicos, acumulándose en las catacumbas de sus templos privilegiada que ejerce su poder, administración y protección
cientos de miles de momias de gatos, monos, ibis, etc., y sobre el resto de la sociedad (Trigger et al., 2008), que los
ejemplo son los enterramientos de miles de babuinos votivos obedece y venera. Los sacerdotes legitiman esta perpetua e
en Tuna-el-Gebel (veremos que también escarabajos, Fig.156, inmutable jerarquía, y los ejércitos impondrán y asegurarán
157). sus privilegios, garantizando la continuidad del sistema
La enorme profusión del reino animal en la simbología haciéndolo militarmente eficaz, especialmente desde la adop-
y la cultura egipcia hace pensar en componentes de carácter ción hacia la XIII Dinastía del carro tirado por caballos que
totémico en épocas predinásticas, que conforme se va asen- trajeron los hicsos, pueblo nómada de origen hurrita, que
tando la civilización, va especializándose y sofisticándose el hacia 1725 a.C. también les trajo novedades estéticas y reli-
culto de algunos animales, llegando al máximo florecimiento giosas, como el dios sirio Baal, que acabó equiparándose con
animalístico en el reinado de Ikhnaton (XVIII Dinastía), Set, y su influencia desde el norte de Egipto se extendió du-
cuando alcanzó enormes cotas de calidad y naturalidad. Hacia rante siglos hasta la XVII Dinastía, siendo vencidos y expul-
la XIX y XX Dinastías los animales son también motivo de sados por Amenofis I, fundador de la XVIII Dinastía.
manifestaciones humorísticas y se utilizan a modo de sátiras o Con posterioridad a los citados Periodos Prehistóricos
caricaturas (como el Papiro de Turín o el del British Mu- (V-IV milenio a.C.) y Arcaico o Protodinástico (3100 – 2920
seum) que florecerán en otras culturas mucho después. a.C.) (Adams & Cialowicz, 1997), la Civilización Egipcia se
Al margen de estos estratos sociales privilegiados (fa- desarrolla con sucesivos períodos de esplendor y gobiernos
raón, sacerdotes, escribas y funcionarios), el resto de la socie- consolidados (Imperios) y de desorganización y crisis (Perio-
dad (Trigger et al., 2008) se estratifica en militares de mando, dos Intermedios), de expansión y de invasiones a lo largo de
soldados, artesanos, campesinos y esclavos. En muchas oca- varios periodos dinásticos cuya cronología varía mucho según
siones estas últimas capas sociales tuvieron que soportar las autores, escuelas y fuentes, y no hay unanimidad en la
condiciones de vida muy duras, y no eran necesarias grandes clasificación de los periodos de la historia del antiguo Egipto,
presiones para que así fueran asumidas pues, dentro de su habiendo sufrido profundas modificaciones a lo largo del
concepción (y sin ser esclavos), trabajar para el Rey era ase- tiempo, especialmente en los primeros periodos, como conse-
gurar su protección, y ejemplo de ello es la interrupción en la cuencia de los continuos descubrimientos arqueológicos y las
construcción de la Tumba de Ramsés III por impago de sala- diferentes técnicas y criterios de datación. Conscientes que no
rios que constituye el único ejemplo de huelga registrado es la única posible, citaremos a continuación el criterio que
durante los casi 5000 años de la larga historia de Egipto. hemos adoptado donde anotamos la cronología desde el Pri-
Normalmente no hay ejército permanente, y destaca la espe- mer Periodo Dinástico, el Imperio Antiguo, el Primer Periodo
cialización artesanal y la renovación y movilidad de la mano Intermedio, el Imperio Medio, el Segundo Periodo Interme-
de obra, y se generaliza el pago en especies en base a su nivel dio, el Imperio Nuevo, el Tercer Periodo Intermedio y el
laboral, más que a la cantidad de trabajo realizado, también se Periodo Tardío, llegando hasta la batalla de Actium, donde
generaliza el pago de tributos y corveas (Strouhal, 1992) y, a fueron vencidas las naves de Cleopatra VII, última reina del
pesar de su aislamiento geográfico, ya mantiene desde su llamado Periodo Helenístico o Greco-Romano, con las Di-
Periodo Arcaico un carácter de pueblo en puente entre dos nastías Macedonias y Ptolomeicas , hasta que finalmente Julio
continentes, y durante toda su existencia se mantienen rela- César conquista Alejandría (48 a.C.). Más tarde pasó a formar
ciones comerciales y/ o bélicas con todo el arco de su área de parte del Imperio Romano, con la entrada de las fuerzas de
influencia, desde Creta y Fenicia a Nubia y Babilonia, e in- Octavio en Alejandría en el verano del 30 a.C. (30 a.C. – 395
cluso desde el cuarto milenio a.C. ya hay dentro de su propia d.C.) (Capponi, 2005). Tras la caída de Roma, el territorio
población elementos esbeltos y pequeños, tipo mediterráneos, entra en la órbita bizantina (Bagnall, 2007) como Periodo
elementos robustos y grandes, tipo Cromañón, y elementos Copto (395 – 638 d. C) hasta la conquista por los árabes en el
negroides, y ya en tiempos históricos se añadieron tipos bra- 638 de nuestra era.
quicéfelos mesopotámicos.
Cronología de los periodos del Antiguo Egipto. Chronology of the Ancient Egypt periods.
377
Cronología de los reyes y reinas del Antiguo Egipto. Amenophis II 1427- 1400
Cronology of Kings and Queens in the Ancient Egypt. Tuthmosis IV 1400- 1390
Periodo Pre-dinástico c. 3500- 3150 a.C. Amenophis III 1390- 1352
Menes Akhenaton (Amenotep IV) 1352- 1338
Primer Periodo dinástico (0 - II Dinastía) c. 3150- 2686 a.C. Smenkhkare (Semenejkara) 1338- 1336
0 Dinastía c. 3150- 3000 Tutankhamen (Toutankhâmon) 1336- 1327
Rey Escorpión; Narmer Ay 1327- 1323
I Dinastía c. 3000- 2890 Horemheb 1323- 1295
Aha; Djer; Djet; Den; Queen Merneith; Anedjib; Semerkhet; Qa'a XIX Dinastía 1295- 1186
II Dinastía 2890- 2686 Ramses I 1295- 1294
Hetepsekhemwy; Raneb; Nynetjer; Weneg; Sened; Peribsen; Khase- Seti I 1294- 1279
khemwy Ramses II 1279- 1213
Imperio Antiguo (III - VI Dinastía) 2686- 2181 a.C. Merneptah 1213- 1203
III Dinastía 2686- 2613 Amenmesse 1203- 1200
Nebka 2686- 2667 Seti II 1200- 1194
Zhoser 2667- 2648 Siptah 1194- 1188
Sekhem khet 2648- 2640 Reina Tawsret 1188- 1186
Khaba 2640- 2637 XX Dinastía 1186- 1069
Sanakht? Setnakht 1186- 1184
Huni 2637- 2613 Ramses III 1184- 1153
IV Dinastía 2613- 2494 Ramses IV 1153- 1147
Snefru 2613- 2589 Ramses V 1147- 1143
Khufu ( Cheops) 2589- 2566 Ramses VI 1143- 1136
Redjedef 2566- 2558 Ramses VII 1136- 1129
Khafre 2558- 2532 Ramses VII I 1129- 1126
Menka ure 2532- 2503 Ramses IX 1126- 1108
Shepseska f 2503- 2494 Ramses X 1108- 1099
V Dinastía 2494- 2345 Ramses XI 1099- 1069
Userkaf 2495- 2487 Tercer Periodo Intermedio (XXI - XXV Dinastía) 1069- 664 a.C.
Sahura 2487- 2475 XXI Dinastía 1069- 945
Neferirkare 2475- 2455 Smendes 1069- 1043
Shepeskare 2455- 2448 Amenemnisu 1043- 1039
Raneferef 2448- 2445 Psusennes I 1039- 991
Nyuserre 2445- 2421 Amenemope 991- 984
Menkauh er 2421- 2414 Osorkon the Elder 984- 978
Djedkare 2414- 2375 Siamun 978- 959
Unas 2375- 2345 Psusennes II 959- 945
VI Dinast ía 2345- 2181 XXII Dinastía 945- 715
Teti 2345- 2323 Sheshonq I 945- 924
Userkare 2323- 2321 Osorkon I 924- 889
Pepi I 2321- 2287 Sheshonq II c. 890
Meren re I 2287- 2278 Takelot II 889- 874
Pepi II 2278- 2184 Osorkon II 874- 850
Meren re II y Reina Nitiqret 2184- 2181 Takelot II 850- 825
Primer Periodo Intermedio (VII - XI Dinastía) 2181- 2055 a.C. Sheshonq III 825- 773
VII Dinastía 2181- 2173 Pimay 773- 767
VIII Dinastía 2173- 2160 Sheshonq V 767- 730
IX Dinastía (Herakleopolis) 2160- 2130 Osorkon IV 730- 715
X Dinastía (Herakleopolis) 2130- 2125 XXIII Dinastía (Libios) 818- 715
XI Dinastía (Thebes) 2125- 2155 Peduabstis I; Iuput I; Osorkon III; Sheshonq VI; Takelot III; Rudamon;
Mentuhotep I 2125 Peftjauawybast; Iuput II
Intef I 2125- 2112 XXIV Dinastía (Libios) 727- 715
Intef II 2112- 2063 Tefnakhte 727- 720
Intef III 2063- 2055 Bakenrenef 720- 715
Imperio Medio (XI - XIV Dinastía) 2055- 1650 a.C. XXV Dinastía (Kushita) 747- 656
XI Dinastía cont. 2055- 1985 Piy 747- 716
Mentuhotep II 2055- 2004 Shabaka 716- 702
Mentuhotep III 2004- 1992 Shabitko 702- 690
Mentuhotep IV 1992- 1985 Taharqa 690- 664
XII Dinastía 1985- 1773 Tanutanami 664- 656
Amenemhet I 1985- 1956 Control asirio 680- 664
Sesostris I 1956- 1911 Periodo Tardío (XXVI - XXXI Dinastía) 664- 332 a.C.
Amenemhe t II 1911- 1877 XXVI Dinastía 664- 525
Sesostris II 1877- 1870 Psametik I 664- 610
Sesostris III 1870- 1831 Neko II 610- 595
Amenemhe t III 1831- 1786 Psamet ik II 595- 589
Amenemhet IV 1786- 1777 Apries 589- 570
Reina Sobekneferu 1777- 1773 Ahmose II 570- 526
XIII Dinastía 1773- 1650 Psametik III 526- 525
Wegaf; Sobekhotep II; Iykhernefert Neferhotep; Amny-intef-amenemhat; XXVII Dinastía (Persas) 525- 404
Hor; Khendjer; Sobekhotep III; Neferhotep I; Sahathor; Sobekhotep IV; Cambyses 525- 522
Sobekhotep V Darius I 522- 486
XIV Dinastía (paralela a la XIII) 1773- 1650 Xerxes I 486- 465
Segundo Periodo Intermedio (XV- XVII Dinastía) 1650- 1550 a.C. Artaxerxes I 465- 424
XV Dinastía (Hicsos) (Avaris) 1650- 1620 Darius II 424- 405
Salitis; Khyan; Apepi; Khamudi Artaxerxes II 405- 404
XVI Dinastía (vasallos de los Hicsos) 1620- 1580 XXVIII Dinastía 404- 399
XVII Dinastía (Alto Egipto) 1650- 1550 Amyrtaios 404- 399
Rahotep; Sobekemsaf I; Intef VI; Intef VII; Intef VIII; Sobekemsaf II; XXIX Dinastía 399- 380
Siamun; Taa Kamose Nepherites I 399- 393
Imperio Nuevo (XVIII - XX Dinastía) 1549- 1069 a.C. Hakor 393- 380
XVIII Dinastía 1549- 1295 Nepherites ca. 380
Ahmose I 1549- 1525 XXX Dinastía 380- 343
Amenoph is I 1525- 1504 Nectanebo I 380- 362
Tuthmosis I 1504- 1492 Tachos 362- 360
Tuthmosis II 1492- 1479 Nectanebo II 360- 343
Tuthmosis III 1479- 1425 XXXI Dinastía (P ersas) 343- 332
Reina Hatshe psut 1490- 1468 Artaxerxes III 343- 338
378
Arses 338- 336 cado, Nombre-Cosa). En cualquier caso, vamos a tratar de
Darius III 336- 332
desglosar los elementos entomológicos que disponemos pro-
Periodo Helenístico o Greco - Romano/ Ptolemaico 332- 30 a.C.
Dinastía Mecedonia (Alejandría) 332- 304 curando ajustarnos a un cierto orden temático. Hablaremos
Alejandro Magno 332- 323 primero de los artrópodos que hallamos en su mitología y en
Philipo Arrhiadeus 323- 317
Alejandro IV 317- 304 sus deidades, con especial incidencia en su Escarabajo Sagra-
Dinastía Ptolemaica (Alejandría) 304- 30 do Khepri y en el escorpión símbolo de la diosa Selket, así
Ptolomeo I Soter I 304- 285
Ptolomeo II Philad elphus 285- 246 como en los que hallamos en sus creencias y costumbres que
Ptolomeo III Euergetes I 246- 221 se ven reflejados en sus manifestaciones cotidianas y artísti-
Ptolomeo IV Philopator 221- 205
cas. También hablaremos de su entomológica escritura je-
Ptolomeo V Epiphanes 205- 180
Ptolomeo VI Philometor 180- 145 roglífica, de su literatura y sus textos, de su medicina-ciencia
Ptolomeo VII Neos Philopator (fue asesinado) No reinó y su agricultura-apicultura, elementos donde hallamos nume-
Ptolomeo VIII Euergetes II 145- 116
Ptolomeo IX Soter II (en al ternancia con su herma- 116- 110, 109- rosas reseñas artropodianas, deteniéndonos en la importancia
no) 107, 88- 81 simbólica, ritual, aplicada y económica que tuvo para ellos la
Ptolomeo X Alejandro I (en alternancia con su 110-109, 107- 88
beneficiosa abeja y sus derivados, en el totémico escorpión, y
hermano)
Ptolomeo XI Alejandro II 80 (unos días) en otros insectos más maléficos como la mosca o los devasta-
Ptolomeo XII Neos Dionysios 80- 51 dores saltamontes-langostas. Por último hablaremos de su
Cleopatra VII Philopator Nea Thea 51- 30
Ptolomeo XIII (con Cleopatra VII, hermano/ esposo) 51- 47 tardío zodiaco, donde también hallaremos artrópodos en sus
Ptolomeo XIV (con Cleopatra VII, hermano/ esposo) 47- 44 cielos, con sus mesopotámicos cangrejos/ (escarabajos) y
Ptolomeo XV Caesarion (con Cleopatra VII, su 44- 30
escorpiones, finalizando con una breve reseña sobre el Arte
madre)
Nubio. Naturalmente, y por mucho que hayamos intentado
delimitar estos contenidos, cualquiera de estos apartados van
Muchas fechas de los reinados de los faraones que cita- a estar irremediablemente interrelacionados unos con otros,
remos son aproximadas, y sólo tienen cierto rigor a partir del por ello, solicito a los lectores su comprensión, rogándoles de
siglo séptimo a.C., con variaciones de algunos años en el nuevo que intenten sumergirse en esta fascinante civilización
último período, de unas décadas al principio del Imperio y prueben a leer esta contribución con los ojos y mentalidad
Nuevo, y hasta de un siglo para el comienzo del Imperio de los antiguos egipcios, no con los nuestros.
Antiguo. El primer problema que se presenta al estudiar la
cronología es que los antiguos egipcios no utilizaron un único Los artrópodos en su mitología
sistema para fechar (Parker, 1950). No tenían ningún concep-
En relación con la rica y compleja mitología egipcia (Lurker,
to similar al Ab urbe condita romano (“desde la fundación de
1991; Shafer, 1991), no siempre bien entendida, e inicialmen-
la ciudad" / Roma), el Anno Domini cristiano, o la Hégira
te deformada o malinterpretada por cronistas y autores clási-
musulmana, ni siquiera algo parecido al concepto Limmu
cos como Heródoto (c. 500 a.C.), Diodorus (s. I. a.C.) o Lu-
usado en Mesopotamia (funcionario real seleccionado por
ciano (s.II), refleja, como venimos anotando, la importancia
sorteo entre las familias más importantes para registrar los
que los animales tuvieron entre sus deidades y su iconografía
actos y periodos y su nombre es importante para fijar la cro-
(Watterson, 1984; Houlihan, 1996; Castel, 2001).
nología de algunos periodos, principalmente asirios), y se
El hombre necesitaba provocar la bondad o la ira de los
carece de datos exactos sobre la duración de los reinados de
dioses, ya que las fuerzas naturales escapaban a su voluntad y
casi todos los reyes de Egipto, que fuerzan al cronólogo a
control. Mediante oraciones y ofrendas a ellos, esperaba con-
compilar una lista de faraones, determinar la duración de sus
graciarse con sus poderes ocultos, pero para ello, necesitaba
reinados y ajustar los posibles interregnos o corregencias, y
dotarles de una apariencia física que asociara su aspecto con
existe disparidad o lagunas en textos (incluso en el mismo
sus poderes, siendo los animales y sus cualidades, los que en
documento) y bajorrelieves (Canon Real de Turín, Listas
uno u otro aspecto, y según cada cual, superaban las limita-
Reales de Abidos, etc.) (Fig. 1, 2) y entre autores de la anti-
ciones y recursos del cuerpo humano, y los animales repre-
güedad (Manetón, Eusebio de Cesarea, Sexto Julio Africano o
sentarán el elemento más próximo y conocido para este me-
Jorge Sincelo), que se mantiene entre los egiptólogos recientes.
nester. El aspecto humano de los dioses les daba mayor acce-
Sea como fuere, y dejando atrás los elementos paleolíti-
sibilidad, y los elementos extraídos de las cualidades animales
cos, neolíticos, arcaicos o pre/ proto-dinásticos, lo cierto es
reforzaban sus potestades. La asunción de algunos animales
que con sus cíclicos altibajos y esplendores, expansiones e
con ciertas deidades características del periodo protohistórico
invasiones, declives y resurgimientos, durante casi 3300 años,
ya aparece relacionada con los Nomos donde eran venerados,
y en la estrecha franja inundable del río Nilo, se desarrolló
según cada localidad, y multitud de genios en forma de ani-
una de las civilizaciones más interesantes, innovadoras y
males o de sus cabezas con un carácter totémico y apotropai-
originales de la historia de la Humanidad (Wengrow, 2006).
co ancestral protegían a la sociedad de ciertos peligros. Algu-
nos de ellos permanecerán como animales enteros, como Apis
Los artrópodos en el antiguo mundo Egipcio
o Khepri (Fig. 5-29, 219-251), y otros fueron adquiriendo
Para una civilización tan dilatada, extensa y compleja, donde aspecto antropomórfico o viceversa (Fig. 52, 55), y muchos
sus conceptos distaban mucho de la estructura que hoy día otros adquieren diversas representaciones (zoomorfa, tero-
tenemos sobre las cosas, no es fácil tratar de dividir temática- morfa o antropomorfa), e igualmente un determinado animal
mente a los artrópodos que hallamos en sus manifestaciones, podría representar diversas deidades, a veces locales, que
ya que muchos elementos estaban entonces íntimamente conforman su complejo Olimpo y que dan cierta explicación
interrelacionados o eran casi una misma cosa (como Arquitec- sobre el elevado número de deidades egipcias (Watterson,
tura-Propaganda, Religión-Poder, Arte-Mitos, Ciencia-Magia- 1984; Lurker, 1991; Shafer, 1991) de las que se han citado
Superstición, Decoración-Intencionalidad, Belleza-Signifi- unas 200.
379
A esta herencia local se sumarán nuevos dioses y diosas Germond & Livet, 2001; Campagne & Campagne, 2005;
foráneos (Baal y Horún cananeos; Qadesh y Astarté sirias; Castelli, 2007; Williams & Barnes, 2009), y esta iconografía
Arsenufis y Anukis nubias, etc.) representando elementos animalística alcanzó obviamente el emblema de los faraones
cósmicos, tanto celestes como terrestres, a los que también con el buitre y la cobra entre sus atributos o, en el caso de los
deberán sumarse otras deidades correspondientes a ciertas artrópodos, la abeja como símbolo del Bajo Egipto.
monarquías y sus alianzas, que complicaron su Olimpo y que La asunción de determinados animales-dioses a unas
suelen adoptar formas humanas (Nut diosa del cielo, Gueb determinadas potestades parece en algunos casos estar vincu-
dios de la tierra, Osiris dios de la vegetación o Ptah dios de la lada con las propias características del animal silvestre, así el
creación), así como otros muchos que asumen elementos chacal que ronda los cementerios por la noche y Anubis, o la
zoomórficos en su representación e iconografía antropomórfi- vaca de la fertilidad con Hathor, tienen esta vinculación, pero
ca, acercando de alguna forma su religión a la zoolatría. en la mayoría desconocemos el por qué de aquella elección.
Prácticamente todos los grandes animales tienen alguna aso- Alguno fue cambiando conforme se añadieron nuevos atribu-
ciación con alguna deidad egipcia (Castel, 2001), con excep- tos o alianzas, y otros lo hicieron conforme se alteraron las
ción del erizo, poco repersentado, quizás por ser nocturno y condiciones ambientales iniciales (paso de divinidad león a
poco visible, el camello que sorprende su ausencia en bajorre- divinidad gato, o de divinidad chacal a divinidad perro con
lieves y que sugiere una más tardía introducción por los ára- elementos mezclados en la imagen de Seth). Cada uno de
bes, y del caballo, que entró en Egipto con los Hicsos cuando ellos con una vinculación y potestad determinada, y donde el
sus deidades ya estaban configuradas. animal elegido para representarlos define y simboliza bien su
Es conocido que los dioses teromórficos (con forma de origen o bien su poder benéfico o maléfico (característica-
animal) son culturalmente de origen camita (norte Africano), mente dual) en relación con la cosmogonía y creencias egip-
mientras que los dioses antropomórficos (cuerpo humano y cias, que llega a ser inescrutable en los casos donde acaban
cabeza animal o al revés) son de origen semítico (Oriente confluyendo en una misma deidad elementos superpuestos,
Medio). En algunos casos, como en el escarabajo de Khepri, bien a partir de diversos linajes unidos por matrimonios entre
la cabeza lo forma el animal entero (Fig. 52) o también com- diversas estirpes y familias, o bien por la adopción de elemen-
pleto aparece con cabeza humana del dios/ a (Fig. 55), como tos nuevos, modificados o foráneos (Osiris fue introducido en
también ocurre con el escorpión de Selket (Fig. 66-72, 75) o los ritos funerarios hacia la mitad del s. V. a.C.).
el pez de Hatmehyet. A no ser que los orígenes de este Olim- A pesar de todo esto, y en general, fue una religión es-
po sea mucho más antiguo que lo supuesto, la secuencia toté- table con periodos más o menos convulsivos, como la potes-
mica dios animal - dios animal mezcla humana - dios humano tad de elección del faraón por parte de la privilegiada clase
parece no encajar demasiado en la Civilización Egipcia, ya sacerdotal durante la V Dinastía y su progresiva pérdida de
que este modelo antropomórfico contiene demasiadas excep- poder, o el intento “racionalista” bajo Tutmosis III y Ameno-
ciones. Ya hallamos dioses antropomorfos (Min) antes de la I fis III que desencadenó la reforma monoteísta de Akhenaton y
Dinastía y formas de transición como la diosa Bat muestran que, a pesar de su escasa duración, fue mantenida por eremi-
cabeza humana desde la I Dinastía (Fig. 83). tas del desierto y está muy asociada con la génesis de otras
De cualquiera de estas formas son bien conocidos los religiones monoteístas posteriores, o la “humanización” de
vertebrados, cuya cabeza sustituye, acompaña o adorna la sus dioses tras considerar con mayor potestad al resucitable
representación humana de cada deidad (Lurker, 1991; Shafer, Osiris frente a Ra o Amón durante el reinado de los Ramési-
1991; Houlihan, 1996): chacal/ perro para Anubis y Upuaut, das, con importante centro en el Templo de Amón en la su-
toro para Apis (Ptah, Nun, Amón, Buchis, Kamutef), buitre mergida Heraclion (Tonis) y Canope, donde se celebraban los
para Mut o Nekhbet, halcón para Horus, Ra, Khonsú o Mon- “Misterios de Osiris” en conmemoración a su figura y resu-
tu, león/ a para Hator, Mahes, Mut, gato/ a para Sakhmet rrección, y el culto zoolátrico alcanzó sus máximos de popula-
(Sekhmet), Ra, Tefnut, Isis, Mut, Pasht o Bastet, vaca para ridad hacia la XXVI Dinastía.
Hathor (Fig. 78), rana para Hequet, Haket, Naunet o Nun, Los dioses egipcios eran eternos, infinitos y omnipoten-
mono para Thoth, burro para Seth, ganso para Amón, leopar- tes, pero compartían elementos humanos como la misericordia
do para Mafdet, tortuga/ serpiente para Apophis, carnero para y muchas de sus pasiones y debilidades, particularmente el
Hamun, Khnum o Herishef, gacela para Anukis, serpiente incesto, que luego sería natural entre los egipcios “mortales”,
para Meretseger o Merseger, pez para Hatmehit, cocodrilo especialmente entre las clases dirigentes/ faraones. Eran escu-
para Sobek, hipopótamo para Thoeris (Thueris), Taweret, chados a través de la oración, pero especialmente a través de
Thueris, Opet o Set, etc., o podían cambiar de aspecto o estar las ofrendas (Fig. 252-260) y los oráculos, sobre todo desde la
representado por más de un animal, como el ibis o el babuino XX Dinastía. El dios Solar Ra (Re, Atum) se creó a sí mismo
para Thoth, etc., y a veces determinadas deidades contienen y dio vida al aire (Shu) y a la lluvia (Tefnut), quienes engen-
elementos compuestos, como es el caso de Ammet, diosa de dran la tierra (Geveb o Geb) y el cielo (Nut), que siendo her-
las almas maldecidas con combinación de hipopótamo, león y manos a su vez engendrarán a dos parejas que se casarán
cocodrilo, o de Nekhbet con aspecto de buitre y cabeza de entre sí: Osiris con Isis y Seth con Nefthys, y con ellos llegan
serpiente. Los artrópodos no podían faltar, y citemos al esca- sus mitos, pasiones y conflictos (reflejo persiste en el Génesis
rabajo para Khepri, Aton y Ra (Fig. 52), el ciempiés para judeo-cristiano).
Sepa, la abeja para Aton, Horus y Katery, y el escorpión para Especialmente durante todo el Periodo Ptolomeico,
Serket-hetu o Selket (Fig. 66-75), en los que ahora nos deten- cuando Egipto dejó de ser la potencia que fue y los sacrificios
dremos. También ciertos elementos animales como plumas, a los dioses no respondían a las expectativas que se tenía
colas, cuernos, pieles, etc., sirvieron para identificar a ciertas depositadas en ellos, la magia y lo mágico, que ya eran coti-
deidades con aspecto humano, como Maat, Hathor, Isis, Bes, dianos (Pinch, 1994), se desbordaron, y con ello se desarrolla-
Shu, etc. (Berry, 1929; Klingender, 1971; Watterson, 1984; ron prácticas más “personales”, de forma que los poderes de
380
cada deidad representada por un determinado animal, no sólo etc.), e incluso no faltan trabajos específicos sobre algunos
afectaba a la zona donde se le veneraba, sino al propio indivi- artrópodos asociados a la Civilización Egipcia, en mayor
duo que lo invocaba, o por el contrario su veneración estaba número dedicados al escarabajo, y en menor medida al escor-
sometida a la política/ poder, y así por ejemplo el culto a la pión (Latreille, 1819; Weiss, 1927; Swift, 1931; Ransome,
diosa Bastet no fue demasiado popular hasta que su capital 1937; Keimer, 1938; Tod, 1939; Cherry, 1985; Cambefort,
Bubastis en el Delta no fue políticamente poderosa (1070 – 1987; Kritsky, 1991, 1993; Cambefort, 1994a, b; Jeanson,
712 a.C.). Otros animales sufrieron altibajos en su culto y 1995; Kritsky & Cherry, 2000; Martín-Piera, 1997; Melic,
veneración a lo largo de su historia, y no sólo en relación a los 1997; 2002, 2003; Ratcliffe, 2006, Schulz, 2007, etc.).
Nomos citados. Así podemos citar la tortuga que era venerada Por ello, y llegado este punto, es preciso detenernos en
y objeto de multitud de amuletos en el Periodo Predinástico y los dos principales artrópodos más vinculados con las deida-
escasos cientos de años más tarde, en el Antiguo Imperio, la des egipcias: el Escarabajo Sagrado y el escorpión de Selket,
tortuga fue considerada anatema. y comenzamos refiriéndonos al dios escarabajo Khepre, sin
Esta proliferación de deidades zoo-antropomórficas o duda el elemento entomológico más conocido dentro del Arte
teromórficas fue especialmente extensa y popular desde la Egipcio (Lám. I, II, V).
transición al Periodo Tardío y durante todo el primer milenio Es sabido que los llamados escarabajos peloteros, que
a.C., con el culto a los animales como objeto de veneración entre otros y entre los más comunes se conocen Kepher ae-
(especialmente el toro, el gato, el ibis y el cocodrilo), y no ya gyptiorum y Scarabaeus venerabilis, similares al circunmedi-
a los animales que representaban sus dioses o sus manifesta- terráneo y más común Scarabaeus sacer (Coleoptera, Scara-
ciones, sino a los animales en sí mismos, y esta zoolatría se baeidae, Scarabaeinae), tienen como hábito recolectar excre-
hizo más y más popular, y ello dejará constancia en sus mani- mentos, generalmente de rumiantes, para asegurar la alimen-
festaciones y queda reflejado en la enorme proporción de tación de su descendencia, y que al trasladarlo y hacerlo rodar
animales (también nuestros bichos) que, en armoniosa con- sobre el suelo (telecópridos), adquieren una forma esférica
junción con la Naturaleza, asumían los poderes en ella obser- característica que transporta con sus patas posteriores cabeza
vados (resurrección del sol para el escarabajo, crecidas del río abajo caminando hacia atrás (Hanski & Cambefort, 1991;
para el ibis, renacer de la vida para las ranas, etc.). Dotados de Martín Piera & López Colón, 2000). Aunque hay evidencias
poderes mágicos, serán consecuentemente utilizados en miles del interés de este insecto desde los inicios del Período Dinás-
de amuletos y demás objetos que nos han sido legados. A esta tico del que proceden relicarios en alabastro (I Dinastía) con
época corresponden las citas (Historia, Libro II) de Heródoto aspecto de escarabajos (Fig. 158), este tipo de escarabajo no
(visitó Egipto durante la XXX Dinastía) quien, a modo de un fue venerado desde los inicios de esta Civilización, como sí
reportaje periodístico-turístico (actual), da curiosas referen- ocurre con el escorpión, sino que aparece asociado a una
cias y prácticas, algunas muy “divertidas” que ilustran el determinada simbología, y súbitamente, en las representacio-
pensar/ hacer egipcio. Menciona que en la región/ Nomo de nes artísticas desde la VI Dinastía, es desde cuando tenemos
Tebas y el lago Meris cuidaban a su dios cocodrilo hasta noticias de su verdadero culto, y en particular desde el Perio-
serles familiar: “Le adornan las “orejas” con colgantes de do Gerciano (Naqada II), su veneración se prolonga por toda
cristal y de oro y le ponen brazaletes en las patas delanteras” su restante historia, y tenemos constancia sobrada de su vene-
(Historia II, 69), aportando copiosa información sobre ellos ración por todo el Mediterráneo hasta ya entrada nuestra era,
que sin su obra se hubieran perdido del conocimiento para en pleno Periodo Romano (Fig. 54).
siempre (Monserrat, 2011 b, 2012 a), y refería que los egip- Varios tipos de escarabajos fueron venerados entre los
cios eran capaces de dejar que se quemara su hacienda, pero años 2000 a.C. y 525 a.C., mayoritariamente pertenecientes a
arriesgaban su vida por salvar del fuego al Gato Sagrado. los géneros Sisyphus, Gymnopleurus, Scarabaeus o Kepher
También en esta época se potenció el culto al Toro Apis y a la (Scarabaeidae, Scarabaeinae), a tenor de haber sido hallados
poderosa y mágica Isis, que desde Menfis extendió su culto y junto a momias de altos personajes, y otros coleópteros fueron
popularidad más allá de sus fronteras (Templo de Cnum en asociados a deidades (Neith) como los elatéridos (Elateridae)
Esna, de Horus en Edfú, de Hathor en Dandara, etc., Fig. 78, del género Agrypnus (Fig. 159), como veremos al hablar de su
79, 81), con las influencias conocidas sobre Roma y el Mi- arte decorativo y mobiliario. Quizás el verdadero escarabajo
traismo, y reminiscencias de estas creencias permanecieron y sagrado era el metálico Kepher aegyptiorum (Latreille, 1827),
llegaron a través del Mundo Clásico al Cristianismo Medie- pues otros como Copris o Catharseus no ruedan bolas fecales.
val, no solo por la asignación de ciertos animales (incluido el Quizás por ser animales llamativos, frecuentes y de fácil
sagrado escarabajo al propio Jesucristo), sino a los Evangelis- observación, esto refleje el uso de ejemplares reales de espe-
tas y otros muchos Santos, por acompañar o invocar ciertas cies diferentes (y no sólo de modelos oficiales a copiar) en las
potestades o atributos animales a ciertos elementos del santo- fuentes de observación de los artesanos, hecho que generó tal
ral y ante diferentes circunstancias, enfermedades, penalida- diversidad iconográfica (Lámina I, II). Otro cantar ocurre con
des y desgracias. Pero también el Olimpo grecorromano les las imágenes de escorpiones que o se mantienen casi sin mo-
había traído nuevas influencias y fascinaciones sincréticas que dificación (especialmente en su escritura) o de forma tan
nos han dejado bellos ejemplos en su arquitectura (Wilkinson, convencional que no es posible asignar a qué especie se trata
2000) y entre sus deidades (Capponi, 2005). (Lámina IV).
Por todo lo anotado, es lógico que los animales repre- Su culto se generaliza, reproduciéndose miles de copias
sentados en las creencias y manifestaciones egipcias sean desde el III milenio a.C., creciendo su estima de forma parale-
tema permanentemente referido en cualquier tratado sobre los la a la expansión del culto a Osiris y al juicio de los muertos,
animales en el Arte (Berry, 1929; Klingender, 1971; Roberts, y alcanzando pronto mágicos poderes. Su imagen aparece en
1995; Rawson, 1997; Germond & Livet, 2001; Campagne & miles de amuletos, joyas y sellos (Lámina I, II, V) y su vene-
Campagne, 2005; Castelli, 2007; Williams & Barnes, 2009, ración acabará por embalsamarlos en el Nuevo Imperio (Fig.
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156, 157), y su culto o su asociación con la buena suerte o la representa a menudo con las alas desplegadas, flotando y
virilidad se extenderá por Creta, Persia, Macedonia, Fenicia- empujando al sol. A este escarabeo también se le conoce
Cartago y Roma. como Api, y también a Horus de Edfú se le veneró en la re-
El Escarabajo Sagrado era símbolo de la autocreación o presentación de uno de esos escarabajos como “el maravilloso
creación por sí mismo, de la regeneración, la paternidad, del Api que protege a los dos países colocándolos bajo sus alas”
mundo y del hombre (género masculino), según nos trascribe (Fig. 9, 15, 24, 45, 47, 48, 61, 62).
Horapolo (I, 10). Fue llamado Jeper, que significa “llegar a Como es lógico se fusionaron en él diferentes represen-
ser”, y la capacidad de este insecto de modelar con su cabeza taciones del dios Sol, y así se explica que existan formas en
y sus patas anteriores/ posteriores los elementos fecales para donde el escarabeo aparece representado con la cabeza de
darles una determinada forma hizo que los egipcios llamaran Horus (cabeza de halcón) o adopta su protección, y a veces
a la bola que confeccionaba Nehepet, palabra de similar raíz aparece con él en su cabeza en algunas estelas (Fig. 161), o
que Nehep con que llamaban al torno de los alfareros, y rela- también aparece asociado a la barca del viaje nocturno del
cionaban este elemento con su divinidad Khnoum (Cnoum) o dios Sol o con cabeza de carnero que lleva el dios Sol durante
dios carnero maestro del torno. Por la perfecta bola de estiér- su viaje nocturno en su viaje (Fig. 25, 55), o incluso con ca-
col que confeccionaba a partir de elementos amorfos y el beza humana (Fig. 55), que debe representar un dios Sol jo-
hecho de que el escarabajo vuele desde el amanecer al perio- ven, como en el caso del existente en el Ägyptische Museum
do más caluroso del día, hizo que lo identificaran con el sol, der Universität de Leipzig. También existe una combinación
comparando también las bolas con el mismo astro, y por ello de cabeza de carnero y de Ibis, y esta última indica la relación
fue asociado a la tierra en movimiento en relación al astro entre el escarabeo con la luna. De hecho ya en el Nuevo Im-
solar y su viaje circular (Fig. 8, 21, 22, 25, 28, 55, 57, 58), perio se ha representado al escarabeo con la esfera solar y su
hecho que indirectamente sugiere el conocimiento por parte contrario, con la luna como cabeza. Por lo visto, se creía que
de los egipcios de la esfericidad de los planetas y su giro igual que el escarabeo empuja al sol durante su vuelo por el
alrededor del sol. cielo, arrastra la luna tras él.
Este peculiar insecto fue considerado como creador del Por su temprana vinculación con el dios Atum (dios
orden, y por ello estaba relacionado con Aton (el dios crea- creador) y más tarde con el propio Ra, en Menfis (= muros
dor) debido a sus costumbres matinales, siendo especialmente blancos) se adopataría como atributo de Ptah, el dios primor-
activo a los primeros rayos del sol, y por los surcos y seis dial o dios sol autocreado, también llamado el dios Ptah-
lóbulos o crestas existentes en la cabeza (que fueron relacio- pateque, que portaba el escarabajo sobre la cabeza, según
nados con los seis – ocho rayos solares, Fig. 46). También los describe Champollion, Panteón Égyptien, entre 1823 - 1831,
artejos de sus patas y las espinas de sus tarsos se asociaron y muy frecuentemente está relacionado con él o adquiere en
con los treinta días de los meses, y su nacimiento a partir de su iconografía forma de escarabajo o aspecto humano con
materia inerte le dio simbología relacionada con la resurrec- cabeza de escarabajo (Fig. 5, 52, 54), y en el Periodo Ptolo-
ción y la renovación de la vida, y por ello este particular in- meico a veces al revés (Fig. 55), ya que como él, nace del
secto era considerado por los egipcios, casi desde el período mundo de la oscuridad y de las tinieblas y nos renueva y da la
predinástico, como el símbolo de la resurrección y del dios sol vida al inicio de cada día, y consecuentemente era responsa-
naciente (Fig. 46), y llegó a ser, como veremos, emblema de ble de la sabiduría y de la providencias divina, del amanecer y
muchos de sus faraones (Fig. 1, 2, 3, 21, 26, 27). movimiento matutino del sol y del renacer de todas las cosas
Bajo sus denominaciones Chepre, Kheperer, Kheper, (Fig. 52).
Khepera, Kheperi, Khepri o Khepre (“aquel que surge de sí “Por si fuera poco”, este insecto entierra su bola de es-
mismo”, “el que se originó por sí solo”, “el que surge de la tiércol a través de una galería oblicua en una cámara subterrá-
tierra”, “el que emerge del estiércol”, “el que es y el que nea que servirá, bien para su propia reserva de alimento
devino”, “el que rueda”), e imagen del fonema “khopi” (lle- “Chenou” (cartucho donde Sol y Tierra se hayan íntimamente
gar a ser, fenómeno, maravilla) se consideró padre de todos unidos), o bien para, tras un nuevo modelado en forma de
los dioses (Fig. 52). Según ellos, el poder invisible de dios se pera de esta bola “Nenout” (bola huevo), alojar en él su huevo
manifiesta en la forma del dios Khepre, haciendo girar al sol a y asegurar el alimento y la viabilidad de su descendencia, que
través del firmamento, y este acto rodante es el que da al en forma de larva recurvada (melolontiforme) (Fig. 4) emer-
escarabajo uno de sus nombres (aquel que rueda). El sol gerá más tarde (coincidiendo además con la crecida del Nilo)
contiene los gérmenes de toda existencia, y como la bola que como una nueva vida desde su oscuro interior (Hanski &
hace el escarabajo contiene los gérmenes de los nuevos esca- Cambefort, 1991; Martín Piera & López Colón, 2000), y “por
rabajos, hizo que fuera identificado con el sol (Fig. 21, 22, 46, si aún fuera poco”, la nula alteración externa de la carcasa del
58), como criatura que producía vida de una manera muy escarabajo muerto, respecto a cuando estaba vivo, lo vinculó
especial. El dios Khepre, representaba la materia viviente e inmediatamente con la inmortalidad y con los procesos de
inerte, la cual comenzaba el curso de la existencia misma, y al momificación del cuerpo (Wallis Budge, 1925; David &
igual que el escarabajo portaba ante sí la bola de estiércol, Tapp, 1969; El Mahdy, 1991).
Khepre empujaba el disco solar a través del cielo (Fig. 8, 21, Desde luego, parece un insecto de características dise-
28, 29, 58, 62, 63). ñadas ad hoc para los antiguos egipcios, y estas particularida-
Tras haber nacido de su madre Nut (El Cielo), el dios en des sirvieron paralelamente para dar explicación y definir
forma de escarabajo (Fig. 53) salía del infierno como lo hace muchos de sus ritos funerarios, mitológicos y conceptuales
el sol matutino. Como seres ancestrales se igualó desde muy sobre la vida, la fertilidad, la muerte, la resurrección, los
pronto a Khepre con Aton y se convirtió en una representa- eclipses y el más allá en esta civilización (Fig. 9, 59), y su
ción del Disco Solar o dios Sol Ra. De este modo se encuen- vinculación con Osiris, dios funerario por excelencia, fue
tra al escarabeo en la esfera solar o en el barco solar y se inmediata hasta grados de extremo paralelismo, como el
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Description:with the Phoenicians, Minoans, Hittites, Hyksos, Assyrians, Greeks and Persians it would reach Hellenism. Their legacy would be partly absorbed by