Los Actores de la Comedia

478 Pages·2009·32.94 MB·Spanish

Sexto
Legado

por Iago
La Conspiración

de la Villa
LEGADO - LA CONSPIRACION DE LA VILLA

La Conspiración de la Villa
Allá por el mes de Diciembre… Día arriba… Día abajo… Hasta el próximo Año arribaremos…

Todo lo descubierto desde la desaparición del impresor Tadeo Escriba hasta los sucesos que llevaron a los
Actores a enfrentarse a la temible Bestia de Verín, nos conduce a una gran Conspiración.
Pero las argucias que se descubrirán solo serán teatro para distraer.
La verdadera Conspiración está tras las bambalinas.
¡Y la función ha comenzado!

Las Calles de la Villa
Las Calles de la Villa

La villa de Madrid tiene cuatrocientas calles, dieciséis plazas, trece parroquias, treinta
conventos de religiosos, dieciséis de monjas y veinticuatro hospitales, ermitas y humilladeros. Otros
proclaman que tiene catorce mil casas; entendiendo como tales las residencias, apartamentos o pisos en
los que vivía una familia y muchos edificios estaban compartimentados.

Viven no menos de ciento treinta mil almas en esta Villa, que muchos piadosos predicadores no
han dudado en llamar “nueva Babilonia” por los muchos pecados que se cometen en ella, famosa por la
pureza de sus aguas, que por sí solas son capaces de calmar el hambre, y por el aire, tan limpio que los
muertos huelen mejor que los vivos. Este aire tan sutil es propagador de enfermedades y, para espesarlo y
hacerlo más saludable, los madrileños no han dudado en convertir su ciudad en una de las más sucias de
Europa. En efecto, los rincones de las calles sirven de basureros y retretes, aunque mucha tiene que ser la
necesidad para ir a aliviarse en uno de ellos, que se han visto ratas más grandes que conejos y más fieras
que mastines. Como no hay alcantarillado en la Villa, solamente algunos palacios y conventos tienen
depósitos subterráneos donde se depositan las aguas residuales, a partir de las once de las noche está
autorizado tirar por la ventana las basuras e inmundicias, así como vaciar las bacinillas de orines y
excrementos, al grito de “¡Agua va!”, aunque no sea precisamente agua de rosas lo que tiren. Y el
desafortunado galán que anda con sus mejores ropas para ir a rondar a su amada, mejor será que se
aparte rápido al oír esa voz, o se le “aguará” la fiesta, si se me permite la expresión. Las ciudades de
Europa no son precisamente limpias, pero todos los viajeros, sea por envidia o por simple desesperación,
coinciden en que Madrid es absolutamente insufrible, sobre todo en verano. Hasta tal punto que
Girolamo Magagnati, mediocre poeta que forma parte de la embajada del duque de Módena en la villa,
ha compuesto un poema sobre Madrid que tiene el rotundo nombre de La Merdeira. No creo que necesite
traducción.
Por Iago
LEGADO - LA CONSPIRACION DE LA VILLA

Las calles principales son anchas y tienen a los lados
una estrecha fila de losas sin labrar, a modo de acera. Y menos
mal, pues las calzadas están empedradas con guijarros de
pedernal puntiagudo, muy incómoda para el que ha de
recorrerlas a pie. Por desgracia, estas calzadas suelen estar tan
llenas de barro en invierno que, a veces, los carros se atascan en
el lodo. En verano la cosa no es mucho mejor, que el barro se
convierte en polvo y, si no sopla el viento de la sierra, se
convierte en una especie de bruma, espesa e irrespirable, sobre
la que reverbera el pesado sol de mediodía castellano. Las
calles secundarias son mucho peores, ya que aparte de ser
auténticos estercoleros, como ya se ha dicho, son estrechas y
tortuosas, sin terraplenes para aliviar los desniveles, con lo que
bajar por una calle empinada da una sensación muy similar a
hacerlo por una torrentera o cauce de río de montaña, en
especial en invierno. Y es que ya lo dice el refrán: “Para
nieblas, para cuestas y para lodos, Madrid”.

De noche, la situación es mucho peor. Además del peligro de ser regado por las inmundicias que
llueven de las ventanas, está el hecho de que la única iluminación que se encuentra en las calles es, de
cuando en cuando, algún farolillo o candela encendidos ante la imagen de una virgen o santo empotrada
en una hornacina en la fachada de una casa, costumbre por suerte muy extendida, aunque triste y escasa
es la luz que dan. Con lo que las posibilidades, no ya de caer presa de unos salteadores, sino tropezar y
caer sobre un charco de “lodo”, son numerosas. Por ello, los que se lo pueden permitir se hacen preceder
por un criado con un farol encendido, que vaya iluminando el camino.

Los diferentes edificios que forman las calles, por supuesto, no están numerados. Si se es amigo
de la casa, ya se sabrá éste o aquel detalle en la fachada que permitirán reconocerla. Si se viene con bien,
en la calle cualquiera le dará la razón. Pero si se viene de noche o por malas… Bueno, tampoco hay que
dar facilidades a la gente de la Carda… ¿No?

Por Iago
LEGADO - LA CONSPIRACION DE LA VILLA

Por Iago
LEGADO - LA CONSPIRACION DE LA VILLA

Por Iago
LEGADO - LA CONSPIRACION DE LA VILLA

Por Iago
LEGADO - LA CONSPIRACION DE LA VILLA

Plano Primero

1 Ruinas
2 Camino de San Bernardino hacia la Puerta de San Joaquín (algunos la llaman Puerta de San
Bernardino)
3 Convento de los Afligidos, de los premostratenses, de la orden religiosa de San Norberto
4 Vía Crucis establecido por San Francisco de Asís, frente a un terreno yermo
5 Casa del Corregidor Don Diego de Chaves de Orellana de las Cuatro Villas de la Costa de la
Mar
6 Puerta del Conde (de carácter privado)
Por Iago
LEGADO - LA CONSPIRACION DE LA VILLA

Plano Segundo

7 Puerta de Fuencarral
8 Fuente de Matalobos
9 Arca de Agua del viaje de agua de la Alcubilla
10 Convento de las Comendadoras de Santiago
11 Convento de Montserrat
298 Casa de Norberto José Quiñones y Lepre , más conocido por “El Juglar”
299 Casa de Guillermo Cabezón, o más conocido como “El Desterrado”
Por Iago
LEGADO - LA CONSPIRACION DE LA VILLA

Plano Tercero

12 Puerta de las Maravillas
13 Convento de San Antón de Carmelitas Calzadas
14 Casa Palacio de la Duquesa de Monteleón Doña Girolama Pignatelli y esposo Don Fabrizio
Pignatelli
15 Puerta de los Pozos de la Nieve
16 Real Hospicio de Fernando III
Por Iago