Table Of ContentLO	QUE	DICE	LA	CIENCIA	SOBRE
DIETAS,	ALIMENTACIÓN	Y	SALUD
	
70	preguntas	y	respuestas	para	apasionados
y	profesionales	de	la	nutrición
	
L.	Jiménez
La	información	presentada	en	esta	obra	es	material	informativo	y	no	pretende	servir	de	diagnóstico,
prescripción	o	tratamiento	de	cualquier	tipo	de	enfermedad	o	dolencia.	Esta	información	no	sustituye	la
consulta	con	un	médico,	especialista	o	cualquier	otro	profesional	competente	del	campo	de	la	salud.	El
contenido	de	la	obra	debe	considerarse	simplemente	educativo.	El	autor	y	el	editor	están	exentos	de	toda
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©	2013	L.	Jiménez	Este	libro	se	editó	por	primera	vez	en	marzo	2013
Ed	1.04	(diciembre	2013)	A	mis	hijas
ÍNDICE
1.	 Introducción	 (pag.	 7)	 2.	 Dietas	 (pag.	 21)	 ¿Cómo	 han	 cambiado	 las	 recomendaciones	 dietéticas
oficiales?
¿Qué	es	una	“alimentación	saludable”?
¿Qué	ciencia	hay	detrás	del	concepto	“dieta	equilibrada”?
¿Cuáles	son	las	cantidades	recomendables	de	proteínas?
¿Comer	más	proteínas	ayuda	a	adelgazar?
¿La	reducción	de	grasas	disminuye	el	riesgo	cardiovascular?
¿Qué	dice	la	ciencia	sobre	los	carbohidratos	y	su	cantidad	recomendada?
¿Son	poco	saludables	las	dietas	bajas	en	carbohidratos?
¿Es	necesario	desayunar	carbohidratos	para	tener	energía	todo	el	día?
¿Qué	evidencias	soportan	las	dietas	bajas	en	grasas	y	calorías?
¿Se	puede	adelgazar	sin	pasar	hambre?
¿La	variedad	de	la	dieta	es	buena	o	mala	para	la	obesidad?
¿Concienciación	y	objetivos	alcanzables		aumentan	el	éxito	de	una	dieta?
¿Tienen	soporte	científico	las	dietas	disociadas?
¿Las	dietas	cetogénicas	o	muy	bajas	en	carbohidratos	son	peligrosas?
¿Se	puede	mantener	el	rendimiento	deportivo	con	las	dietas	cetogénicas?
¿Hay	pruebas	científicas	de	que	la	Dieta	Dukan	funcione?
¿Tiene	soporte	científico	la	dieta	alcalina	o	del	pH?
¿Qué	es	una	“dieta	milagro”?
	
2.	Alimentos	(pag.	123)	¿Son	los	carbohidratos	de	rápida	absorción	y	refinados	buenos	o	malos?
¿Qué	ventajas	demostradas	para	la	salud	tiene	comer	vegetales	y	frutas?
¿Hasta	qué	punto	son	peligrosas	las	grasas	saturadas?
¿Todas	las	grasas	trans	son	malas	para	la	salud?
¿Comer	muchos	huevos	es	peligroso	para	la	salud?
¿Es	malo	comer	mucha	carne?
¿Cuál	es	la	forma	más	saludable	de	cocinar	la	carne?
¿Freír	alimentos	es	poco	saludable?
¿El	pan	engorda?
¿Hay	pruebas	científicas	de	que	el	azúcar	engorde?
¿La	leche	y	los	lácteos	engordan?
¿Deben	tomar	los	niños	leche	desnatada	para	prevenir	la	obesidad?
¿La	leche	y	los	lácteos	provocan	cáncer?	¿Y	otras	enfermedades?
¿Engorda	comer	muchas	nueces	u	otros	frutos	secos?
¿El	aguacate	engorda?
¿La	cerveza	engorda?
¿Qué	aceite	vegetal	es	el	más	recomendable?
¿Son	las	legumbres	saludables?
¿Por	qué	es	mejor	comer	la	fruta	que	tomar	su	zumo?
¿Cuál	es	el	nivel	de	evidencia	científica	de	los	beneficios	de	alimentos	integrales?
¿Todos	los	alimentos		integrales	son	iguales?
¿La	fibra	alivia	el	estreñimiento?
¿Es	la	sal	realmente	mala	para	la	salud?
3.	Energía	y	metabolismo	(pag.	293)	¿Cuánto	aprovechamos	de	los	alimentos?
¿Cuál	es	la	relación	entre	la	saciedad	y	las	calorías?
¿Cómo	influyen	las	hormonas	en	el	sobrepeso?
¿Hay	alimentos	que	necesitan	más	energía	para	ser	metabolizados?
¿Tenemos	un	punto	de	ajuste	para	la	regulación	de	la	energía?
¿Comer	con	más	frecuencia	acelera	el	metabolismo	y	ayuda	a	adelgazar?
¿Qué	es	exactamente	la	medida	de	colesterol	de	los	análisis	de	sangre?
¿Cómo	se	relacionan	el	colesterol	y	el	riesgo	cardiovascular?
¿Qué	puedo	hacer	para	minimizar	el	riesgo	cardiovascular	del	colesterol?
¿El	colesterol	es	mejor	cuanto	más	bajo	se	tenga?
	
4.	Suplementos	y	tratamientos	(pag	347)	¿Los	suplementos	de	ácidos	grasos	omega-3	son	beneficiosos?
¿Los	suplementos	antioxidantes	previenen	enfermedades	o	el	envejecimiento?
¿Los	alimentos	funcionales		aportan	valor	nutricional	añadido?
¿Funcionan	los	suplementos	para	aumentar	el	rendimiento	deportivo?
¿Los	edulcorantes	son	tóxicos	o	cancerígenos?
¿Los	edulcorantes	ayudan	a	adelgazar	o	engordan?
¿La	mesoterapia	es	eficaz?
¿Sirven	los	test	sanguíneos	de	intolerancias	alimentarias	para	definir	dietas?
¿Funcionan	los	destructores	de	células	grasas?
	
5.	Cuerpo	y	ejercicio	(pag.	383)																																																																																			
¿Qué	relación	hay	entre	obesidad	y	mortalidad?	¿Se	puede	estar	obeso	y	saludable?
¿Hacer	ejercicio	adelgaza?
¿Cuál	es	la	cantidad	mínima	de	ejercicio	que	aporta	beneficios?
¿Qué	es	peor	para	la	salud,	no	hacer	ejercicio	o	la	obesidad?
¿Por	qué	es	tan	difícil	quitar	la	grasa	localizada?
¿Cómo	se	queman	más	calorías,	en	bici,	andando	o	corriendo?
¿Hasta	qué	punto	es	negativo	para	la	salud	trabajar	sentado?
¿Hasta	qué	punto	es	saludable	el	andar?
INTRODUCCIÓN
Tras	la	publicación	de	mi	primer	libro	“Lo	que	dice	la	ciencia	para	adelgazar”,
me	dí	cuenta	de	que	mi	prejuicio	respecto	a	la	falta	de	interés	por	aprender	sobre
alimentación	no	era	más	que	eso:	un	prejuicio.	A	la	misma	velocidad	a	la	que
pude	ser	testigo	de	su	inesperado	éxito	y	su	importante	presencia	en	internet
pocos	meses	después,	fui	consciente	de	la	fascinación	que	en	muchas	personas
suscita	 cualquier	 cuestión	 relacionada	 con	 la	 nutrición.	 Para	 mi	 sorpresa,
descubrí	una	gran	cantidad	de	gente	ávida	por	aprender	y	aclarar	las	ideas	y
principios	que	aplican	al	decidir	qué	y	cómo	comen.
	
Por	otro	lado,	veo	cómo	cada	vez	más	profesionales	relacionados	con	la	salud
son	conscientes	de	que	la	dieta	es	una	de	las	terapias	más	eficaces	para	dar
respuesta	a	una	gran	parte	de	los	males	y	enfermedades	de	la	sociedad	moderna.
Pero	 siendo	 una	 de	 las	 herramientas	 con	 más	 potencial	 para	 la	 medicina
ambulatoria	y	del	día	a	día,	sigue	sin	dársele	la	relevancia	que	se	merece.	La
falta	de	reconocimiento	de	los	profesionales	de	la	nutrición	en	nuestro	país	y	la
escasa	formación	sobre	el	tema	que	suelen	recibir	los	médicos	son	buena	prueba
de	ello.
	
Además,	 el	 consenso	 científico	 que	 relacionan	 la	 nutrición	 y	 la	 salud	 está
sufriendo	cambios	importantes	durante	las	últimas	décadas.	A	pesar	de	que	la
termodinámica,	la	física	y	las	matemáticas	que	se	enseñan	hoy	en	día	a	los	niños
fueron	 desarrolladas	 hace	 más	 de	 un	 siglo,	 los	 resultados	 de	 los	 estudios
epidemiológicos	 más	 importantes	 que	 nos	 dan	 información	 sobre	 cómo
conseguir	una	vida	más	longeva	y	saludable	están	publicándose	en	la	actualidad,
a	 diario,	 en	 función	 de	 la	 realidad	 alimentaria	 que	 nos	 ofrece	 el	 entorno	 y
teniendo	en	cuenta	investigaciones	y	descubrimientos	muy	recientes.		
	
Teniendo	en	cuenta	todos	estos	factores,	es	evidente	que	se	requiere	de	una
importante	labor	de	difusión,	seria	y	rigurosa,	entre	los	profesionales	sanitarios	y
la	 población	 en	 general.	 Pero	 ¿cuántas	 horas	 dedicamos	 a	 aprender	 sobre	 el
tema?	¿Cuántas	asignaturas	específicas	tienen	nuestros	hijos	en	el	colegio?
	
La	 epidemiología,	 una	 herramienta	 fundamental	 en	 investigación
nutricional
	
Si	usted	leyó	“Lo	que	dice	la	ciencia	para	adelgazar”	o	si	está	familiarizado	con
los	conceptos	básicos	de	la	epidemiología,	puede	saltarse	esta	parte,	aunque	le
recomiendo	 dedicarle	 unos	 minutos	 para	 refrescar	 un	 poco	 la	 memoria	 y
comprender	mejor	los	criterios	que	utilizaré	a	lo	largo	del	libro.
	
La	nutrición	puede	abordarse	desde	una	perspectiva	bioquímica,	estudiando	las
complejas	 y	 numerosísimas	 reacciones	 que	 se	 producen	 en	 nuestro	 sistema
homeostático.	O	también	desde	una	perspectiva	epidemiológica,	observando	los
resultados	que	diferentes	alimentos	producen	en	nuestro	organismo.	Este	es	un
libro	 basado	 en	 la	 segunda	 opción,	 los	 estudios	 epidemiológicos,	 un	 campo
apasionante	y	por	el	que	cada	día	más	gente	muestra	atracción.	Las	bases	de
datos	de	bibliografía	científica	accesibles	gracias	a	la	red	han	transformado	en
casi	best-sellers	algunos	documentos	antes	exclusivamente	limitados	al	ámbito
científico.
	
Como	define	la	Wikipedia,	“La	epidemiología	es	una	disciplina	científica	que
estudia	 la	 distribución,	 la	 frecuencia,	 los	 determinantes,	 las	 relaciones,	 las
predicciones	y	el	control	de	los	factores	relacionados	con	la	salud	y	con	las
distintas	enfermedades	existentes	en	poblaciones	humanas	específicas”.	Por	lo
tanto,	desde	la	ciencia	de	la	nutrición,	la	epidemiología	se	utiliza	para	investigar
cómo	 pueden	 influir	 diferentes	 alimentos,	 comportamientos	 y	 costumbres
alimentarias	 en	 la	 salud	 de	 las	 personas,	 buscando	 posibles	 relaciones	 con
enfermedades		e	índices	de	mortalidad	o	supervivencia.
	
Aunque	 utiliza	 de	 forma	 sistemática	 la	 estadística	 y	 las	 matemáticas,	 la
epidemiologia	 no	 es	 una	 ciencia	 exacta	 que	 dé	 resultados	 irrebatibles.	 	 Su
objetivo	 es	 analizar	 si	 existe	 correlación	 entre	 diversas	 variables,	 pero	 las
correlaciones	pueden	ser	de	naturaleza	compleja	y	no	necesariamente	implican
causalidad.	 Por	 ejemplo,	 es	 conocida	 la	 correlación	 entre	 el	 consumo	 de
chocolate	per	cápita	y	el	número	de	Premios	Nobel	de	un	país.	Sin	embargo,
sería	 un	 error	 pensar	 que	 el	 hecho	 de	 comer	 chocolate	 pueda	 aumentar	 las
probabilidades	de	obtener	tan	preciado	reconocimiento.
	
Para	 evaluar	 el	 nivel	 de	 fiabilidad	 de	 los	 estudios	 epidemiológicos	 y	 ser
conscientes	de	hasta	qué	punto	nos	dan	información	valiosa	o	no,	es	necesario
entender	al	menos	someramente	los	diferentes	tipos	que	suelen	utilizarse.	En	este
libro	 los	 trataremos	 divididos	 en	 dos	 grupos:	 Los	 observacionales	 y	 los	 de
intervención.	Los	primeros	son	aquellos	en	los	que	los	investigadores	se	limitan
a	recopilar	datos,	tanto	de	variables	como	de	resultados,	y	posteriormente	los
analizan	para	comprobar	si	existe	asociación	entre	ellos.	Los	segundos	van	más
allá	e	incluyen	la	modificación	proactiva	de	una	o	varias	de	estas	variables,
observando	 posteriormente	 los	 resultados	 que	 se	 obtienen	 en	 los	 sujetos
sometidos	a	observación.
	
Por	lo	tanto,	en	los	primeros,	los	estudios	observacionales,	es	poco	riguroso
deducir	directamente	la	causalidad.	Aunque	la	metodología	más	actual	durante	el
análisis	incluye	ajustes	en	función	de	las	llamadas	“variables	de	confusión”	(que
son	aquellas	que	pueden	influir	en	la	correlación	de	otras	dos),	es	complicado
asegurar	que	se	consiguen	aislar	sus	efectos	totalmente.	Por	ejemplo,	se	sabe	que
el	estrés	y	el	ejercicio	físico	influyen	poderosamente	en	la	salud,	pero	en	muchos
estudios	no	se	realizan	ajustes	respecto	al	primero,	el	estrés.	Por	lo	tanto,	si	por
ejemplo	 en	 un	 estudio	 se	 concluye	 que	 el	 café	 y	 las	 enfermedades
cardiovasculares	 están	 relacionadas	 (que	 no	 es	 el	 caso,	 es	 solo	 un	 ejemplo),
podría	 ocurrir	 que	 lo	 que	 realmente	 estuviera	 aumentando	 la	 prevalencia	 de
dichas	 enfermedades	 fuera	 el	 estrés,	 un	 mal	 habitual	 entre	 las	 personas	 que
también	toman	café	con	más	frecuencia.
	
Para	llegar	a	conclusiones	de	cierta	trascendencia	en	este	tipo	de	estudios	son
necesarias	muestras	de	gran	tamaño	(miles	de	personas),	observación	durante
largo	periodos	de	tiempo	(años),	ajuste	por	numerosas	variables	de	confusión	y
la	 obtención	 de	 resultados	 similares	 en	 otros	 estudios	 parecidos.	 Se	 utilizan
preferentemente	para	estudiar	el	efecto	de	variables	a	largo	plazo.
	
Por	 su	 parte,	 los	 estudios	 de	 intervención	 permiten	 sacar	 conclusiones	 de
causalidad	 con	 mayor	 fiabilidad.	 Si	 se	 modifica	 una	 variable	 de	 forma
intencionada	(por	ejemplo,	empezar	a	comer	un	nuevo	alimento)	pero	el	resto	se
dejan	inalteradas,	es	más	probable	que	las	consecuencias	posteriores	se	deban	a
dicha	modificación.	Un	estudio	de	este	tipo	correctamente	diseñado	debería	de
cumplir	una	serie	de	condiciones	para	poder	ser	considerado	riguroso.	En	primer
lugar	debe	ser	aleatorio,	es	decir,	la	intervención	se	realizará	entre	un	grupo	de
sujetos	representativo	de	lo	que	queremos	estudiar,	pero	elegidos	dentro	de	ese
grupo	 al	 azar,	 sin	 ningún	 tipo	 de	 criterio	 concreto,	 para	 evitar	 que	 sus
predisposiciones	 previas	 puedan	 afectar	 al	 resultado.	 Del	 mismo	 grupo	 debe
seleccionarse	un	número	igual	de	sujetos	que	harán	de	control	o	contraste,	en	los
que	 no	 se	 realizará	 ninguna	 intervención	 (o,	 mejor	 aún,	 se	 realizará	 una
intervención	“falsa”)	y	con	los	que	se	comparará	el	anterior.	Y	en	tercer	lugar,	el
ensayo	se	llevará	a	cabo	en	“doble	ciego”,	es	decir,	los	sujetos	no	sabrán	a	cuál
de	 los	 dos	 grupos	 pertenecen	 (intervención	 real	 o	 falsa),	 pero	 tampoco	 los
investigadores	cuando	lleven	a	cabo	las	medidas	pertinentes.
	
No	siempre	se	cumplen	todas	las	condiciones,	pero	cuantas	más	se	cumplan,	más
poderoso	se	considera	el	estudio.	Además,	cuanto	más	largo	sea	el	periodo	de
estudio	y	más	sujetos	se	sometan	a	observación,	también	más	fiables	serán	los
resultados.
	
Otro	concepto	que	es	importante	entender	al	utilizar	este	tipo	de	estudios	es	el
“riesgo	relativo”,	que	es	precisamente	el	tipo	de	riesgo	que	se	suele	calcular	y
que	 es	 bastante	 menor	 de	 lo	 que	 se	 suele	 pensar.	 La	 forma	 más	 sencilla	 de
comprenderlo	 es	 mediante	 un	 ejemplo,	 así	 que	 supongamos	 las	 siguientes
características	para	un	trabajo	de	este	tipo:
	
- Se	hace	seguimiento	a	dos	grupos	de	1000	personas.
								
- Ambos	grupos	tienen	los	mismos	comportamientos	alimentarios,
								
excepto	 en	 una	 variable	 (por	 ejemplo,	 en	 uno	 de	 ellos	 comen	 más
carne).
- Se	observa	que	tras	un	periodo	de	tiempo,	en	uno	mueren	100
								
personas	y	en	otro	150.
- Si	hacemos	el	análisis	considerando	toda	la	muestra	(la	cantidad	de
								
personas	 totales),	 en	 el	 primer	 grupo	 han	 fallecido	 un	 10%	 (100
personas	de	cada	1000).	Y	en	el	otro,	un	15%	(150	personas	de	cada
1000).	Por	lo	tanto,	la	diferencia	del	riesgo	total	o	riesgo	absoluto	entre
ambos	grupos	es	de	un	5%	(10%	vs	15%)
- Por	otro	lado,	si	únicamente	comparamos	las	dos	cantidades	de
								
fallecidos	(100	vs	150),	vemos	que	la	segunda	es	un	50%	mayor	que	la
primera,	por	lo	que	se	dice	que		en	el	segundo	grupo	hay	un	riesgo
relativo	aproximadamente	un	50%	mayor	que	en	el	primero.
	
Como	puede	observar,	es	importante	conocer	ambas	dimensiones,	la	del	riesgo
total	y	la	del	relativo,	para	evaluar	la	importancia	de	un	resultado.	Sin	embargo,
únicamente	 se	 suele	 difundir	 el	 riesgo	 relativo,	 transmitiendo	 a	 menudo	 el
concepto	real	de	lo	que	significa	“riesgo”	bastante	sobredimensionado	y	que
puede	ser	engañoso,	porque	no	nos	habla	del	riesgo	total.	No	nos	dice	que	entre