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COLECCIÓN CONTRATIEMPO
Línea de sombra
El no sujeto de lo político
Alberto Moreiras
Palinodia
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Registro de propiedad intelectual: N° 147.369
ISBN: 956-8438-01-7
Diseño y diagramación: Paloma Castillo Mora
Ediciones Palinodia
Encarnación 4352 - Maipú
Teléfono: 696 3110
Mail: [email protected]
Santiago de Chile, abril 2006
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A Marta, Oscar y Iara por su
amistad en años duros.
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Prólogo
La bajada, en particular cuando los humanos han
errado hacia la subjetividad, es más ardua y peligro-
sa que la subida.
Heidegger, “Letter” 268.
Espero que la lectora o el lector, apremiados por
los rigores del argumento, no pierdan de vista la extre-
ma simplicidad de lo que este libro quiere proponer en
su insuficiencia misma: que en el mundo hay más que
sujeto y objetos, y que la instancia susceptible tanto de
agencia como de patencia, activa y pasiva y más allá de
ambos órdenes, que voy a llamar el no sujeto de lo polí-
tico debe ser tomada en cuenta para cualquier concep-
tualización de pensamiento. Así, también para toda con-
ceptualización que quiera ser adecuada en el orden de lo
político. No se trata por lo tanto de una teoría ni de una
tipología del no sujeto. Más bien resiste toda voluntad
de teoría y aspira a una cierta sequedad propositiva.
Quiere exponer, y así también exponerse. Al final cabrá
pensar que no hay satisfacción de ningún saber a qué
atenerse, pero quizá se insinúe en ello mismo el temblor
latente de una oscura figura sin la cual ninguna política
puede importar.
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La he tratado de buscar como un zahorí busca agua
con un palo en ejercicio de lectura a contrapelo de de-
terminados textos o autores del siglo veinte, en su ma-
yoría proponentes de filosofía política, pero ni siquiera
necesariamente los más señalados, ni siquiera necesaria-
mente los más decisivos. Procedo con modestia impues-
ta e inevitable desde la intuición, creo que teóricamente
inarticulable, de que hay en nosotros y más allá de no-
sotros algo que excede abrumadoramente a la subjetivi-
dad, incluyendo a la subjetividad del inconsciente. Y
que ese algo cuenta, y cuenta fundamentalmente, no
sólo en nuestra experiencia cotidiana, sino también si es
que alguna vez podremos disponernos a formular un
pensamiento político que escape a las trampas del nihi-
lismo pragmático y de la piedad humanista.
Instrucciones editoriales constriñen mi espacio, así
que, más que ensayar en este prólogo un resumen de lo
propuesto en las páginas que siguen, prefiero limitarme
a decir que continúo en ellas preocupaciones para mí
vigentes ya en otros escritos, irresueltas en ellos, pero
ahora de forma no directamente latinoamericanista. Mi
interés original fue desarrollar un concepto teórico de
subalternidad a partir de mi trabajo en el Grupo de
estudios subalternos latinoamericanos, que coincidió en
el tiempo con la redacción de The Exhaustion of Diffe-
rence. Se me hizo patente que la noción o las nociones
de subalternidad que manejábamos resultaban deficien-
tes o por lo menos insatisfactorias desde las posiciones
teóricas que yo quise defender dentro del grupo1.
1Debo sin embargo afirmar mi íntima cercanía a dos de los mejores
libros escritos, ni deficientes ni insastisfactorios en modo alguno, en la
órbita del pensamiento de la subalternidad que ensayamos entonces:
Gareth Williams, The Other Side of the Popular. Neoliberalism and
Subalternity in Latin America, y Brett Levinson, Market and Thought.
Meditations on the Political and the Biopolitical.
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La redacción de este libro tiene mucho que ver con
coyunturas de tiempo y generación. Mi atención a Carl
Schmitt, a Martin Heidegger, a Ernesto Laclau y Judith
Butler, a Slavoj Zizek y a Alain Badiou, a Michael Har-
dt y Antonio Negri, a Giorgio Agamben y a Jacques
Derrida, a Max Horkheimer y Theodor Adorno y Em-
manuel Levinas es producto de intereses tópicos de la
estructura universitaria en la que he trabajado en los
últimos veinte años, aunque mis disciplinas fueran no-
minalmente otras que la filosofía o la filosofía política.
Sólo José Angel González Sainz, entre los autores estu-
diados, resultará un autor poco conocido para la mayo-
ría de los que adquieran este libro —cabalmente es el
más cercano a mí, en varios sentidos.
Quiero decir con esto que esa constelación de au-
tores no es una necesidad impuesta por la temática mis-
ma que quiero abordar a partir de ellos —otras conste-
laciones de textos y autores hubieran sido posibles en
cuanto objetos de interés crítico. Sin duda las contin-
gencias profesionales o biográficas que me llevaron a es-
tos textos y no a otros son tan restrictivas como, espero,
posibilitadoras. Pero lamento la ausencia en este libro
de un tratamiento más atento de Walter Benjamin, y de
todo tratamiento de tres pensadoras en cuya obra estoy
ahora trabajando: María Zambrano, Simone Weil y
Hannah Arendt. El calendario personal y el espacio edi-
torial no me han permitido en esta ocasión hacer lo que
sin duda hubiera sido deseable. Pero habrá otras ocasio-
nes, salud mediante.
Por lo demás este texto no pretende ser exhaustivo.
Es resultado contingente de una serie de lecturas tam-
bién contingentes, pero orientadas por lo que me va
pareciendo una obsesión: encontrar la posibilidad mis-
ma de formaciones de pensamiento que puedan guiar
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una reflexión sobre lo político no enterrada en el subje-
tivismo. El subjetivismo está sólo a un paso del identi-
tarismo, que considero desde mis años tiernos la conci-
liación contemporánea más obvia de nihilismo emba-
rrado y humanismo piadoso en todas sus formas, desde
la nacionalista hasta la de sexualidad o género, sin des-
cuidar al esquizoidentitarismo tan de moda entre los
proliferantes deleuzianos norteamericanos (aunque no
lo llamen así). Los autores cuyas obras estudio, aunque
en buena medida proclives a la subjetivación de lo polí-
tico, no lo hacen sin embargo identitariamente. Son
interlocutores a cuya altura espero haber podido acer-
carme al menos en alguna página. En varios casos
—Derrida, Levinas, González Sainz— mi relación es me-
nos crítica que persuadida, aunque me doy cuenta de la
radical insuficiencia de mi comentario en cuanto a De-
rrida y Levinas en particular. La cuenta pendiente con
el segundo de ellos, dada la relevancia de su pensamien-
to, en toda su problematicidad, para entender o perse-
guir las implicaciones posibles de la figura del no sujeto
en lo político será, si no subsanada, al menos atendida,
espero, en un estudio posterior, ahora incipiente en cuan-
to próximo paso2.
En uno de sus cuadernos de 1886-87 anotó Frie-
drich Nietzsche: “Contra el positivismo que se para en
2 La problematicidad del pensamiento de Levinas es, sin embargo,
menos obvia de lo que parece. Slavoj Zizek, por ejemplo, al concluir su
reciente ensayo sobre Levinas en “conclusión radicalmente antilevina-
siana: el verdadero paso ético es el que se toma más allá del rostro del
otro, el de suspender el enganche del rostro, el de elegir contra el
rostro, por el tercero” (183) y al decir en consecuencia que “la limita-
ción de nuestra relación ética de responsabilidad hacia el rostro del
Otro que necesita el alza del Tercero (el dominio de las regulaciones) es
una condición positiva de la ética, no simplemente su suplemento
secundario” (184), llega sin darse cuenta a posiciones claramente levi-
nasianas.
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