Table Of ContentL I B RO II.
A N A T O M IA P A T O L Ó G I C A.
CAPÍTULO PRIMERO-
BIBLIOGRAFÍA.
ARTÍCULO PRIMERO.
Tratados generales.
ANOS
de la AUTORES. TITULO DE LAS OBRAS.
impresión.
1507 Benivieni.. De abditis nonnulis ao mirandis morborum et
sanationum caussis. Florencia.
1584 SchencTc. . . Observationum medicarum rarorum novorum,
admirabilium et monstruosarum libri.
1648 Uiolano. . . ISnchiridinm anatomicum et pathologicum. Pa
ris.
1654 Bartolina.. Historiarum anat. rarior. Copenhague.
1678 Peyer Methodus historiarum anatomico-medicarum.
Pari sii s.
1679 Bonet Sepulckretum anatomicum seu anatomia practi
ca ex cadaveribus morbo denatis. Genova.
Blankaart. Anatomía practica rationalis seu variortim ca~
daverum morbis denatorum anatomica inspec-
tio. Amstelodami.
1713 Hoffmann Disquisitio corporis^ Immani anatomico-patho-
logica, rutionibus^et observationihus veterum
et recentiorum singulari studio collectis con
firmata. Altdorf.
1737 Rtiisquio. , Opera omnia anatomico-medico-chirurgica. Ams
telodami.
1751 Barreré. . , Observations anatomiques tirées de Vouverture
des cadavres. Perpignan.
1761 Morgagni. De sedibus et causis morborum per anatomen
indagatis. Venetiis. Obra traducida al fran
cés por Desormeaux y Desfconet. Paris, 1820
1824.
1767 Dieutaud. . Historia anatómico-médica. Paris.
1776 Blaes Obsérvala anatomica, in homine simiâ, etc.
Luffd. Bat.
512 BIBLIOGRAFÍA.
de la AUTORES. TITULO OK LAS OBRAS.
impresión.
1791 Baillie The morbid anatomy of som of the ?nost import,
parts of the human Body. London. Vertida al
alemán por Sommeriug en 1794, y al trancos
por Ferrai en 1803.
1796 Conradi.. . . Handbuch der pathologischen anatomìe. Han
nover. Traducida al italiano por Pozzi; Mi
lán, 1S04-1805.
1812 Meckel Handbuch der pathologischen anatomìe. Leip
zig.
1814 Otto Handbuch der pathologischen anatomie des
Menschen und der Thiere. Breslau.
1815 Fleischmann, Leichen Öffnungen. Erlauben.
1820 Consbruch.. . Taschenbtich dei* pathologischen anatomie für
praktische Aerzte und Wundaerzte. Leipzig.
1825 Bichat Anatomie pathologique. Obra sacada de las ex
plicaciones do este célebre anatómico, según
un manuscrito de P. A. Béclard. Paris.
1826 Spitta Die Leichenöffnungen in Beziehung auf Pa
thologie und diagnostik. Stendal.
1828 Craique. . . • elements of general ani pathological anatomy,
adapted to the Present State of Knowledge in
that Science. Edimbourg.
1829 Andrai Precis d''anatomìe pathologique. Paris.
1829 Lobstein. . . . Traite d'anatomie pathologique. Paris.
1829 Horner A. Treatise of pathological anatomy. Philadel
phia.
1830 Money A. vademecum nf morbid anatomy. London.
1835 Mayo Outlines of Human pathology. London.
1839 Gluge Anatomisch-mikroscopiche Untersuchungenzw
allgemeinen und speciellem. Minden.
1841 Wesse Specielle patholog. anatomie. Leipzig".
1842 Mokitanski.. Handbuch der allgemeinen und speciellen ana
tomie. Wien. Hay una tercei'a edición de esta
obra correspondiente álos años 18Í5-1S61.
1845 Vogel Pathologische anatomie des menschl. Korpers.
Leipzig.
1845 Engel "Entwurf einer patholog. anatomie-propadeutik.
Wien.
1849 Cruveilhier.. Traite d'anatomie pathologique genérale. Paris.
En 1816 publicó ya este autor una obra bajo
el título de Essai sur V anatomìe pathologique
en general et sur les transformations organí-
ques enparticulier. París.
1853 Wislocki. Compendium der pathologischen anatomìe, als
Anleitung zum Selbststudium bearbeitet.
Wien.
1853 Förster... Lehrbuch der pathol. anatomie. Yena. Traduci-
ila al francés por Kaula. Strasb., 1853.
1854 Sievekìng A. Manual of pathological anatomy. London.
1854 Wedl. .. . Grundzuge der pathologischen Histologie.
Wien.
1855 Kolb Gundriss der patholog. anatomie. Stuttgart.
1855 Lebert.. . Traite d- anatomie pathologique genérale et spe
ciale. Paris. Además de la descripción: consta
esta obra de una magnífica iconografía pato
lógica.
1857 Porto Manual de anatomía patológica. Cádiz.
1857 Elements of pathological anatomy. Philadel
Gross. . . , phia.
1860 Lehrbuch der allgem. pathnl. anatomìe der Ge
Winther. webe des Menscheìi. Glessen.
1861 Pathologie cellulaire. Paris. T raducit da por Pi-
Yirchow.. cai-d. Hay una traducción española por los
Sres. Giné y Roberfc (Barcelona, 1868). Exis
ten además numerosos trabajos de este autor,
casi todos los cuales se refieren á la anatomía
patológica, pero ninguna de sus publicacio
nes tiene este título, y en tal concepto nos li
mitamos á recomendar se consulten los Ar-
COLECCIONES PERIÓDICAS. 513
AÑOS
de la ACTORES. TITILO EtJE I.AS OBRAS.
impresión.
cccllliiiiiivvv... fffüüürrr pppaaattthhhooolllooogggiiisssccchhheee aaannnaaatttooommmiiieee,,, qqquuueee lllllleeevvvaaannn
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cccaaaccciiióóónnn)))...
ARTICULO II.
Colecciones periódicas.
H -pertoire general d'anatomie et de physiologie pathologiques, et de clinique chirurgi
cale, dirigido por Breschet. Paris, 1826-1330,10 vol. en 4."
Bulletin de la Société anatomique. Un vol. por año: 1.a série, de 1820 á 1855, 30 volú
menes; 2.a série, á partir de 1856. Paris.
Archiv. furpathologische anatomie und physiologie und fur klinische Medichi, dirigi
do por Wirchow. Berlin. (Apareció el año 1847, y continúa publicándose.)
Archiv. fiir mih'rosl'OjñscJie anatomie vor Max. Schulze. Bonn.
Compte rendu de s anees et meni, de la Société de biologie. Paris) Un vol. por año: 1.a sé
rie, 1849-1853; 2." série, 1854-1858; 3.a série, 1859-1863; 4.a série, á partir de 1804.
Quarterly Journal of Microscopical Science. London, 1853-1805.
The Monthly Microscopical Journal. Se publica un cuaderno al mes.
Journal de Vanatomie et de la physiologie normale et pathologique, dirigido por
M. Robin. Fundado en 1804.
G. SOLA: ANAT. PATOLOGICA. 33
CAPÍTULO II.
NOCIONES PRELIMINARES.
ARTÍCULO PRIMERO.
Definición é importancia de la Anatomía patológica.
La ciencia que tiene por objeto el estudio de las alteraciones
engendradas por la enfermedad en los sólidos y en los líquidos
del organismo, se designa con los nombres de Anatomía patoló
gica, médica ó mórbida. Ella se propone, como decia Cruveilhier,
ida determinación de las especies anatómicas mórbidas que coor
dina, reúne en grupos, en clases, etc.» (1).
Examinando comparativamente las modificaciones anatómi
cas que la autopsia descubre y los desórdenes morbosos observa
dos en vida, es como se llega á comprender la relación de causa
lidad que existe entre las primeras y los segundos, al propio
tiempo que se obtiene de esta manera la explicación racional de
cuantos síntomas aparecen durante la evolución de muchas en
fermedades. Por otra parte, la Anatomía patológica nos enseña
el orden de alteraciones materiales que corresponde á cada uno
de los conjuntos sintomatológicos comprobados mediante la ob
servación clínica, y en tal concepto la importancia de su estudio
nunca será bastante encomiada, pues cuando la enfermedad
ocupa un órgano interno, que por lo mismo es inaccesible á
nuestros sentidos, pasarían completamente desapercibidas sus
alteraciones si esta ciencia no se encargase de advertirnos que,
mas allá de las apariencias fenomenales del orden morboso, exis
te, como causa de ellas y como elemento que por tal motivo do-
' mina todo el problema patológico, una perturbación sustancial
de los sólidos ó de los líquidos del organismo.
Resulta, pues, que la Anatomía patológica tiende á dar á la
(lj Cruveilhier: Traite d'anatomie pathologique; París, 1849-1836.
DEFINICIÓN É IMPORT. DE LA ANATOM. PATOLÓGICA. 515
medicina un carácter de certeza siempre progresivo, y que ha
conseguido alejarla del grosero empirismo, con arreglo al cual
bastaba comprobar la reunión de tales ó cuales síntomas para
tener resuelto el juicio diagnóstico, como si este último pudiera
jamás basarse sobre apariencias tan mutables como inconstan
tes, desatendiendo la consideración del sitio del mal y de las
modificaciones que engendra en el punto donde se halla locali
zado; datos ambos que se encarga de descubrir la ciencia que
nos ocupa, y que constituyen uno de los principales elementos
de todo diagnóstico racional y científico. Esta feliz alianza entre
la observación clínica de una parte y la investigación necroscó-
pica de otra, ha contribuido además á esclarecer en muchos ca
sos el juicio pronóstico, porque una vez establecido el miembro
de unión que enlaza las alteraciones materiales de los órganos
con los síntomas exteriores por ellas producidos, es ya fácil
atribuir á estos su genuino valor como indicantes de la lesión
material que los engendra. De esta manera, los fenómenos á
quienes se daba poca importancia adquieren la que en realidad
les pertenece, y por ellos se determinan con toda exactitud los
progresos y los peligros de las lesiones morbosas. Finalmente,,
la Anatomía patológica presta iguales servicios á la ciencia
de las indicaciones terapéuticas, pues según escribía el Doctor
Coca, «conociendo el sitio del mal, lo atacamos de una manera
mas directa, y por lo tanto mas ventajosa por punto gene
ral» (1).
Se dirá, no obstante, que la Anatomía patológica ha sido im
potente para descubrir el asiento de varias enfermedades, en las
cuales no se ha podido comprobar la existencia de ninguna alte
ración material ni en los sólidos ni en los humores del organis
mo, y que para estos casos decae y se anula por completo su im
portancia. La primera parte de esta observación es verdadera, y
ya hemos insistido sobre este punto al definir la enfermedad en
abstracto; mas no por ello se rebaja en lo mas mínimo el interés
de esta ciencia, pues los mismos resultados negativos de la in
vestigación cadavérica nos suministran la provechosa enseñanza
de que hay alteraciones puramente funcionales, ó que no se
acompañan de ningún trastorno material apreciable hoy en dia
por medio de nuestros procedimientos exploratorios, y que por lo
tanto, en semejantes circunstancias, lo que mas importa conside
rar es la perturbación acaecida en las manifestaciones vitales del
(1) Coca y Cirera: Tratado de terapéutica general; Barcelona, 1802,1.1, p. 203
516 NOCIONES PRELIMINARES.
organismo. Con razón, pues, decia Cruveilhier á este propósito,
«que la Anatomía patológica conduce al vitalismo» (1); añadien
do por nuestra parte, que el trascurso del tiempo no ha hecho
perder á esta máxima toda la exactitud que en sí encierra, pues
aunque esta ciencia no sea hoy lo que era cuando escribió su
magnífica obra el catedrático de la Escuela de Paris, aunque las
investigaciones macroscópicas hayan venido á sustituirse por las
observaciones microscópicas, nosotros veremos, al estudiar cada
uno de los procesos generales, que la modificación funcional de
la célula orgánica precede á los cambios sustanciales que se apre
cian bajo el objetivo del microscopio, y que entre ambos hechos
hay, no solo una coordinación cronológica, sino que también
una verdadera relación de causa y efecto. Mas aunque esto no
fuera así, no por eso quedaba destruida la afirmación de Cruvei
lhier, pues refiriéndose este autor mas especialmente á las enfer
medades que no dejan vestigios en el cadáver, y habiendo toda
vía un número considerable de ellas cuya localización no se ha
descubierto, siempre resulta que á estas es aplicable la frase de
aquel sabio profesor. De todo lo dicho se infiere, que el estudio y
el cultivo de la Anatomía patológica es provechoso, aun en los
casos en que son completamente negativos los resultados de sus
investigaciones.
Empero, si la Anatomía patológica ha de reportar las venta
jas que quedan señaladas, es indispensable que, como ciencia de
observación, marche siempre al par de los hechos, y que no
pretenda con un corto número de ellos darse la explicación de
las muchas y variadas manifestaciones del estado morboso, ab
sorbiendo en provecho suyo toda la Patología. Por tal motivo,
sus aplicaciones son fecundas cuando las deducciones que de ellas
se desprenden se limitan á las enfermedades llamadas nosorga-
nias, esto es, á las que ofrecen modificaciones sustanciales de la
economía; pero dejan de serlo, y aun nos exponen á caer en el
absurdo, cuando sin haberse descubierto esta alteración anató
mica, se supone indudable su existencia, fundándose para ello en
una razón de analogía, y pretendiendo supeditar la ciencia pa
tológica y la clínica al conocimiento de una lesión material que
todavía está por descubrir.
Conviene igualmente valorar sin pasión alguna la verdadera
significación de las alteraciones materiales, pues no todas tie
nen igual importancia, ni desempeñan idéntico papel en la pato-
(1) Cruroilhiei': loe. cit., 1.1, p. 36.
RESEÑA HISTÓRICA DE LA ANATOMÍA PATOLÓGICA. 517
genia de las enfermedades. En efecto, hay unas que preceden á
la aparición del conjunto sintomatológico, con el cual la enfer
medad se caracteriza en la clínica, que son además la causa ra
cional y evidente de este último, y que por lo tanto pueden
considerarse como el factor mas importante para el juicio diag
nóstico. Tal ocurre con las perturbaciones histológicas acaecidas
en la mucosa gástrica, cuando aparece la enfermedad conocida
con el nombre de catarro del estómago; perturbaciones que pre
ceden y motivan el sindromen ó representación clínica de esta
enfermedad. Al contrario, en otros casos la lesión material es
secundaria, y lejos de producir ella los fenómenos morbosos que
se aprecian en vida, es mas bien el resultado de alguno de estos;
así, por ejemplo, la hiperhemia laríngea que sobreviene en los
niños afectados de la coqueluche es la consecuencia obligada de
los frecuentes accesos de tos que acompañan á dicho estado mor
boso, y nadie que tenga un mediano criterio podrá sostener que
esta alteración material de la mucosa sea la causa de la tos ni
mucho menos de la coqueluche. Por último, interesa no tomar
acta definitiva de la lesión que inicia tal ó cual proceso patológi
co hasta que numerosos y justificados observadores hayan com
probado de una manera indudable su existencia. De este modo
evitaremos esa serie de contradicciones en que han incurrido los
organicistas cuando pretendieron fijar á la ligera el asiento de
algunas enfermedades, en vez de confesar lisa y llanamente que
la localización de muchas de ellas estaba todavía por averiguar;
pues vale mas decir que hoy por hoy ignoramos el asiento de las
fiebres intermitentes, por ejemplo, que no hacer caminar esta lo
calización por la sangre, por el sistema nervioso de la vida ve
getativa, por el bazo, por el hígado, por el sistema vascular, y por
tantos y tantos puntos donde gratuitamente se ha querido fijar
la alteración material que motiva esta dolencia.
ARTÍCULO II.
Reseña histórica <lc la Anatomía patológica.
La ciencia del arte médico debe buscarse en la medicina
griega (1), y esta nos ofrece dos períodos cuya influencia fué
(1) Antes del período griego, la medicina era puramente mística ó de contemplación,
pues en el Oriente la religión dominaba á la filosofía, á la medicina, á las bellas artes, y
á todos los ramos del saber humano; siendo buena prueba de ello las doctrinas de los
518 NOCIONES PRELIMINARES.
muy distinta para los progresos de la Anatomía patológica. An
tes de Hipócrates, cuando la medicina vivia encerrada en el
silencio de los templos, es muy probable que los sacerdotes veri
ficasen algunas autopsias con el objeto de ilustrar sus diagnósti
cos; guardándose, no obstante, de consignar en las tablas votivas
los resultados de estas investigaciones por temor á la aversión
que hubieran inspirado á sus conciudadanos, pero cuidando de
trasmitirse de padres á hijos los conocimientos adquiridos por
este medio, y que formaban, en unión con los datos clínicos, el
patrimonio de las familias médicas ó Asclepiones. Esta creencia
no es una vana suposición, porque Hipócrates consigna en varias
desús obras (1) algunos datos de Anatomía patológica que no pu
dieron adquirirse en su tiempo, toda vez que la medicina era ya
entonces pública y las disecciones se encontraban terminante
mente prohibidas. Pero estos datos que la colección hipocrática
contiene, ni estaban sistematizados, ni eran exactos muchas
veces, ofreciendo siempre ese carácter de confusión que es pro
pio de toda ciencia naciente, y que en este caso debia acentuarse
todavía mas, porque eran el fruto de disecciones groseras y muy
poco numerosas. Así es que, aparte de algunos caracteres anató
micos de las luxaciones y de las fracturas, solo nos encontramos
con ciertos detalles referentes á la supuración del pulmón (2), á
la existencia del pus en la pleura y en el peritoneo, á las modifi
caciones de volumen y de consistencia del bazo, y á las hidro
pesías de pecho; todo esto descrito de una manera tan imperfecta,
que no podían semejantes investigaciones ilustrar en mucho á la
verdadera medicina práctica.
Después de los Asclepiones se traslada la medicina de los
templos á las escuelas, descollando entre estas últimas la de
Cnido, á cuyo frente se encontraba Eurifon, y la de Coos, que
Braamas del Tibet, la astrología de los magos de la Persia, las obras teosófieas de Lao
Kimuy y íYi de los chinos, y la doctrina isotérica de los sacerdotes de Tebas y de Meníis.
Solo cuando la Grecia se encarga de continuar al Oriente, vemos á la medicina tomar el
carácter de verdadera ciencia, convirtiéndose en filosófica y natural, de religiosa que
antes era.
(V¡ Véase el Libro de las heridas de cabeza (números 4¡,5, 6, 7 y 8), t..IIT, de la Traducción
de Littré; el número 7 del t. II de la misma colección, que corresponde al Libro de las
aguas, aires y lugares; y el Tratado de las fracturas, así como también el de las articula
ciones, siendo de notar en este último los extensos detalles referentes á las del hombro y
cadera, y la descripción de las luxaciones traumáticas, congcnitas y espontáneas (ed. Lit-
tré, IV, números 51-60).
(2) En el libro I de las enfermedades, se dice que el paciente sucumbe con el pulmón
purulento y podrido, lo cual demuestra que si Hipócrates no habia visto por sus propios
ojos semejantes lesiones, tuvo de ellas noticia por la referencia de sus antepasados.
RESEÑA. HISTÓRICA DE LA ANATOMÍA PATOLÓGICA. 519
floreció mas tarde, y cuyo jefe, Hipócrates, supo inmortalizarla
con su nombre; pero, como ya hemos dicho, aunque para buscar
las primeras nociones de Anatomía patológica tengamos que
consultar la colección hipocrática, ó' bien las sentencias cnidia-
nas de Eurifon, lo mismo el Padre de la Medicina que este últi
mo autor, no hicieron á este respecto otra cosa que consignar los
datos que por tradición les eran conocidos, toda vez que ningu
no de ellos practicó autopsias, cumpliendo así el precepto que
las prohibía. Resulta, pues, que esta ciencia no progresó nada
absolutamente en el segundo período de la medicina griega, di
ferenciándose por esta circunstancia de las demás ramas de la
Patología, que recibieron un vigoroso impulso en las escuelas
de Cnido y de Coos.
La civilización desaparece bien pronto de la Grecia, y vuelve
á Egipto, de donde antes habia partido, influyendo este cambio
de una manera muy notable en los progresos de la Anatomía
patológica, porque la ilustradísima protección que los Ptolomeos
dispensaron al cultivo de todas las ciencias, permitió á Herófllo
y á Erasistrato, no solo practicar disecciones en los cadáveres,
para crear, por decirlo así, los primeros cimientos de la Anato
mía normal, sino que también verificar numerosas autopsias, en
las cuales se comprobaron diversas lesiones de estructura, esta
bleciendo por lo tanto los fundamentos de la Anatomía patológi
ca. Es de lamentar que estos primeros trabajos en ambas cien
cias no hayan llegado hasta nosotros, y que los autores encarga
dos de trasmitírnoslos lo hayan hecho de una manera tan im
perfecta, que apenas queden vestigios de las preciosas observa
ciones llevadas á cabo por las eminencias de la escuela de Ale
jandría.
Después de las escuelas alejandríaca y egipcia, los progresos
de la Anatomía mórbida no revisten un carácter nacional, sino
que, por el contrario, se deben á tal ó cual autor, consagrado por
sus inclinaciones especiales á las observaciones de este género.
Así vemos que Celso describe antes que ningún otro autor los
caracteres del ozena engendrado por la caries de los huesos que
limitan la cavidad nasal; divide en duros y blandos los pólipos
que radican en este mismo punto, y expone los caracteres de la
tumefacción inflamatoria de las amígdalas y los que correspon
den al cáncer de la boca. Areteo asigna como causa de la icte
ricia la inflamación del hígado ó la obstrucción de los conductos
biliares; explica las vómicas por una comunicación accidental,
entre la cavidad pleurítica que contiene el pus, y la cavidad del
520 NOCIONES PRELIMINARES.
bronquio por donde este producto se elimina, y refiere la hemi-
plegia á la lesión del hemisferio cerebral del lado opuesto. Uno
de los hombres de mas talento y de mas vasta erudición que la
historia de la humanidad registra, el ilustre Galeno, no podia
por menos de dejar en los progresos de la Anatomía patológica
una profunda huella: él fué quien proclamó la relación que
existe entre las alteraciones funcionales y la lesión de los órga
nos; él quien, en su tratado de Locis affectis, desdeñaba, hasta
cierto punto, las alteraciones exteriores y accesibles á la vista
aconsejando el estudio de las perturbaciones ocurridas en los órga
nos profundos, pues consideraba que ellas explican la mayor
parte de las enfermedades; él, por último, llegó á precisar rela
ciones de Anatomía patológica tan delicadas como lo es la in
fluencia que para alterar la voz tienen las lesiones del nervio re
currente, y diferenció las úlceras del pulmón de las de la trá
quea, mencionando además las ulceraciones intestinales que
acompañan á la disentería.
Durante la Edad media queda estacionaria la Anatomía pa
tológica, como casi todas las demás ciencias, pues los médicos
griegos y latinos que siguieron á Galeno, se limitaban á repro
ducir ó á comentar las opiniones de este médico, cuya palabra
fué como un oráculo á quien por todos se rendía el mas servil
homenaje. Los árabes, que hicieron progresar algunas ramas
de la medicina, como la materia médica por ejemplo, no podían
sin embargo contribuir á los adelantos de la ciencia que nos
ocupa, porque la religión de su profeta prohibe la abertura de
los cadáveres.
En la época del Renacimiento aparecen para la Anatomía
mórbida días tan prósperos como lo fueron en la antigüedad los
que recorrió esta ciencia durante la escuela alejandrina. De una
parte, el descubrimiento de la imprenta permite generalizar los
conocimientos individuales; de otra, se modifica la intolerancia
religiosa, y se hacen posibles las autopsias; finalmente, para
utilizar condiciones tan favorables, aparecen hombres, como Beni-
vieni, de Florencia, y Benedetti, de Venecia, que supieron reco
ger particularidades interesantísimas sobre diversas alteraciones
morbosas. Esto ocurría á principios del siglo xvi, y poco tiempo
después, en 1584, Schenck publicó, bajo el título de Observalio-
nutn medicarum rarorum, novorum admirabilium et monstruosa-
rum libri, un tratado en el cual se impuso la ingrata tarea de
recoger los datos de Anatomía patológica que, entremezclados
con hipótesis mas ó menos absurdas, con hechos insignificantes
Description:firmata. Altdorf. Opera omnia anatomico-medico-chirurgica. Ams- telodami. como también el acto de su emigración, se designan con el nombre de