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LAS ARMAS DE AGOSTO: LA ESTRATEGIA
DE ALEMANIA Y FRANCIA EN 1914 1
LA VISI(cid:211)N ALEMANA
El Conde Alfred von Schlieffen, Jefe del Estado Mayor AlemÆn de 1891 a 1906, fue,
como todos los oficiales alemanes, adiestrado bajo el precepto de Clausewitz 2, segœn el
cual, "el coraz(cid:243)n de Francia yace entre Bruselas y Par(cid:237)s". Un axioma sin duda frustrante
ya que contraven(cid:237)a la neutralidad belga, garantizada a perpetuidad por Alemania y las
otras cuatro grandes potencias de Europa. Pensando que la guerra era ya una realidad y
que Alemania deb(cid:237)a entrar en ella bajo condiciones que le promet(cid:237)an Øxitos, Schlieffen
determin(cid:243) no permitir que la problemÆtica belga se interpusiera en el rumbo de Alemania.
De los dos tipos de oficiales prusianos, el de cuello de toro y el de cintura de avispa,
Schlieffen pertenec(cid:237)a al segundo. Usaba mon(cid:243)culo, era decadente en apariencia, de
modales fr(cid:237)os y distantes, se concentraba con tal obstinaci(cid:243)n en su objetivo œnico que, en
una ocasi(cid:243)n cuando su asistente, durante un recorrido nocturno por Prusia del Este, le
hizo notar la belleza del sol naciente al reflejarse en el r(cid:237)o Pregel, el General, dirigiØndole
una breve y dura mirada, respondi(cid:243), "Un obstÆculo poco importante". Igual juicio le
merec(cid:237)a la neutralidad belga.
EL ASUNTO BELGA
La BØlgica neutral e independiente fue creaci(cid:243)n de Inglaterra, mejor dicho del mÆs
habilidoso ministro de relaciones exteriores de Inglaterra, Lord Palmerston. La costa de
BØlgica constitu(cid:237)a la frontera de Inglaterra; fue en las planicies belgas donde Wellington
hab(cid:237)a derrotado a la mÆxima amenaza de Inglaterra despuØs de la Armada. 3 A partir de
entonces Inglaterra tom(cid:243) la determinaci(cid:243)n de hacer de ese pedazo de territorio abierto y
fÆcilmente expugnable una zona neutral y, bajo el acuerdo post-napole(cid:243)nico del
Congreso de Viena 4, convino con las otras potencias en anexarla al Reino de Flandes.
Contagiados de la fiebre nacionalista del siglo xix y resentidos de que se les hubiera
obligado a unirse a una potencia protestante, los belgas se revelaron en 1830, haciendo
con ello estallar una revuelta internacional. Los holandeses pelearon para retener su
nueva provincia; los franceses, ansiosos de recuperar lo que una vez hab(cid:237)an gobemado,
intervinieron. Los estados autocrÆticos -Rusia, Prusia y Austria- empeæados en mantener
1Reimpreso con permiso de Mcmillan Publishing Company y de Russel Volkening como agentes del autor
de The Guns of August por Barbara W. Tuchman. Derechos reservados por la autora. Subt(cid:237)tulos y
preguntas al final insertadas por James Brian Quinn para ayudar a los estudiantes.
2Nota del Traductor. Karl Von Clausewitz, (1780 - 1831); Oficial del ejØrcito prusiano y escritor
especializado en tÆctica militar
3Nota del Traductor: Flota de barcos de guerra llamada la Armada Invencible que fue enviada contra
Inglaterra en 1588 por Felipe II de Espaæa, la cual fue casi totalmente destruida por la marina ingelsa y el
mal tiempo
4Nota del Traductor: Conferencia organizada por las principales potencias europeas en 1814 - 1815 al
finalizar las guerras napole(cid:243)nicas, con el objeto de restaurar las monarqu(cid:237)as y reajustar los territorios de
Europa
2
Europa bajo la tutela vienesa, se dispusieron a disparar ante la primera seæal de rebeli(cid:243)n
que surgiera en cualquier parte.
Lord Plamerston result(cid:243) ser el mejor estratega de todos. Supo que una provincia
sometida ser(cid:237)a una eterna tentaci(cid:243)n para cualquiera de sus vecinos, y que s(cid:243)lo una
naci(cid:243)n independiente, resuelta a mantener su soberan(cid:237)a, podr(cid:237)a sobrevivir corno zona de
seguridad. Durante nueve aæos de estoicismo y sumisi(cid:243)n, de nunca desviarse de su
objetivo y de enfrentar a la armada inglesa cuando era necesario, Lord Palmerston
contrapuso a todos los contendientes, logrando as(cid:237) un tratado internacional que
garantizaba que BØlgica fuera "un estado independiente y eternamente neutral". El
tratado fue firmado por Inglaterra, Francia, Prusia, Rusia y Austria en 1839.
Desde que en 1892 Francia y Rusia se unieron en una alianza militar, cuatro de los
cinco signatarios del tratado belga automÆticatnente se comprometieron, en grupos de
dos, a participar en la guerra para la cual se hab(cid:237)a preparado Schlieffen. Europa se
convirti(cid:243) en un mont(cid:243)n de sables, apilados tan delicadamente como si fueran "palillos
chinos"; ninguno pod(cid:237)a ser agredido sin que los otros intervinieran. Bajo los tØrminos de
la alianza austro-alemana, Alemania estaba obligada a apoyar a Austria en caso de
cualquier conflicto con Rusia; y segœn los tØrminos de la alianza entre Francia y Rusia,
ambas partes estaban obligadas a volverse contra Alemania si alguna de ellas se ve(cid:237)a
involucrada en una "guerra defensiva" con Alemania. Tales arreglos hac(cid:237)an inevitable el
que Alernania -en cualquiera de las guerras que librara- tuviera que pelear en dos frentes
contra Rusia y Francia.
El papel que jugar(cid:237)a Inglaterra en todo esto era incierto; pod(cid:237)a continuar siendo
neutral o bien, de existir una causa, volverse contra Alernania. El que BØlgica pudiera
ser esa causa no constitu(cid:237)a ningœn secreto. En la guerra franco-prusiana de 1870,
cuando Alernania aœn era una potencia en ascenso, Bismarck 5 se hab(cid:237)a mostrado muy
complacido ante la insinuaci(cid:243)n hecha por Inglaterra en el sentido de reafirmar la
inviolabilidad de BØlgica. Gladstone 6 hab(cid:237)a pues obtenido un tratado entre ambos
beligerantes, previniendo que si alguno de ellos violaba la neutralidad de BØlgica,
Inglaterra cooperar(cid:237)a con el otro en su defensa, aunque sin involucrarse en las
operaciones generales de guerra. Aun cuando la f(cid:243)rrnula glastoniana resultaba un tanto
imprÆctica, los alemanes no ten(cid:237)an raz(cid:243)n alguna para sospechar el motivo subyacente,
mucho menos operativo en 1914 que en 1870. Sin embargo, Schlieffen decidi(cid:243), en caso
de guerra, atacar Francia v(cid:237)a BØlgica.
PRIMERO FRANCIA
Su raz(cid:243)n fue de "necesidad militar". "En una guerra de dos frentes, escribi(cid:243) Schlieffen,
Alemania entera debe lanzarse sobre un solo enemigo; el rnÆs fuerte, el mÆs poderoso
y peligroso, y ese enemigo s(cid:243)lo puede ser Francia". El plan perfeccionado por
5Nota del traductor: Otto Eduard Leopold Von Bismark (1815 - 1898); Pr(cid:237)ncipe y Canciller prusiano, llamado
(cid:147)El Canciller de Hierro(cid:148), unific(cid:243) a Alemania.
6Nota del Traducotr: William Ewart Gkadstone (1809 - 1898); hombre de estado y Primer Ministro de
Inglaterra durante los per(cid:237)odos 1868 - 1974; 1880 - 1885; 1886; 19892 - 1894.
3
Schlieffen en 1906 -aæo en el que se jubil(cid:243)- asignaba seis sernanas y siete octavas
partes de las fuerzas alemanas para aplastar a Francia,mientras que la fuerza restante
deber(cid:237)a defender su frontera oriental contra Rusia hasta que el grueso de sus fuerzas
pudiera regresar para enfrentar al segundo enemigo. Escogi(cid:243) Francia primero dado
que Rusia podr(cid:237)a frustar una rÆpida victoria con s(cid:243)lo replegarse en su enorme territorio,
dejando que Alemania fuera absorbida en una interminable carnpaæa, como hab(cid:237)a
ocurrido con Napole(cid:243)n. Francia, por el contrario, estaba al alcance y permit(cid:237)a una
movilizaci(cid:243)n rnÆs rÆpida. Tanto el ejØrcito alemÆn como el francØs requer(cid:237)an de dos
semanas para llevar a cabo una movilizaci(cid:243)n completa previa a cualquier ataque
importante, de manera que Øste pudiera iniciarse a partir del decimoquinto d(cid:237)a. De
acuerdo a los cÆlculos de los alemanes, dadas sus vastas distancias, por lo numeroso
de sus tropas y debido a su escasez de v(cid:237)as fØrreas, a Rusia le llevar(cid:237)a seis sernanas
preparar cualquier ofensiva de importancia, plazo suficiente para derrotar a Francia.
El riesgo de dejar a Prusia del Este, dominio de los oligarcas alemanes y reducto de
la aristocracia prusiana, bajo el mando de s(cid:243)lo nueve divisiones era dif(cid:237)cil de aceptar,
pero Federico El Grande hab(cid:237)a dicho, "es mejor perder una provincia que dividir las
fuerzas con las cuales se busca la victoria", y nada conforta rnÆs a la mentalidad militar
que una mÆxirna de un grande y extinto general. S(cid:243)lo lanzando un enorme ejØrcito
contra su regi(cid:243)n occidental se podr(cid:237)a exterminar con rapidez a Francia. S(cid:243)lo mediante
una estrategia envolvente, usando BØlgica cotno conducto podr(cid:237)an las tropas alemanas,
segœn Schlieffen, atacar Francia con mayor Øxito. Su razonamiento, parec(cid:237)a perfecto
desde un punto de vista puramente militar.
El ejØrcito alemÆn que se emplear(cid:237)a contra Francia contaba con mill(cid:243)n y medio de
elementos, ahora era seis veces rnÆs grande que el de 1870 y necesitaba espacio
suficiente para maniobrar. Las fortificaciones francesas construidas despuØs de 1870 a
lo largo de las fronteras de Alsacia y Lorena imped(cid:237)an a los alemanes realizar un ataque
frontal a travØs de la frontera comœn. Un sitio prolongado no permitir(cid:237)a, de permanecer
abierta la retaguardia francesa, atrapar rÆpidamente al enemigo en una batalla de
aniquilaci(cid:243)n total. La œnica manera de destruir a los franceses era con un ataque
envolvente por la retaguardia. Sin embargo, en ambos extremos de las l(cid:237)neas
francesas hay territorio neutral: Suiza y BØlgica. No hab(cid:237)a espacio suficiente para que
el enortne ejØrcito alemÆn tendiera un cerco a las tropas francesas y siguiese
permaneciendo en Francia. Los alemanes lo hab(cid:237)an hecho ya en 1870, cuando ambos
ejØrcitos eran pequeæos; ahora se trataba de movilizar un ejØrcito de millones de
soldados para flanquear a otro ejØrcito tambiØn de millones de hornbres. Espacio,
caminos y ferrocarriles eran indispensables. Las planicies de Flandes los ten(cid:237)an.
BØlgica ofrec(cid:237)a tanto el espacio para realizar la operaci(cid:243)n de flanqueo, f(cid:243)rmula de
Schlieffen para lograr el Øxito, comoo la posibilidad de evitar el ataque frontal, sin(cid:243)nimo
de desastre para Schlieffen.
Clausewitz, orÆculo del pensamiento militar alemÆn, hab(cid:237)a dispuesto una victoria rÆpida,
mediante "una batalla decisiva", como objetivo primordial en una ofensiva de guerra. La
ocupaci(cid:243)n del territorio enemigo y el control de sus recursos eran secundarios. Acelerar
una decisi(cid:243)n temprana era esencial. El tiempo contaba por sobre todo lo demÆs.
4
Clausewitz condenaba todo lo que prolongara una campaæa; la "aniquilaci(cid:243)n gradual" del
enemigo, al igual que una guerra de desgaste eran tan tetnidas por Øl como el mismo
infierno. Clausewitz escribi(cid:243) durante la dØcada de Waterloo y desde entonces sus obras
hab(cid:237)an sido aceptadas corno la Biblia de la estrategia militar.
LA NUEVA CANNAE 7
Para lograr una victoria decisiva, Schlieffen eligi(cid:243) una estrategia derivada de An(cid:237)bal y La
Batalla de Cannae (Canas). El desaparecido general que hipnotiz(cid:243) a Schlieffen hab(cid:237)a
muerto hac(cid:237)a mucho tiempo. Hab(cid:237)an transcurrido dos mil aæos desde el clÆsico doble
envolvimiento de los romanos por parte de An(cid:237)bal. El caæ(cid:243)n, la ametralladora y el fusil
hab(cid:237)an reemplazado a la honda, al arco y la flecha. Schlieffen escribi(cid:243), "sin embargo los
principios de la estrategia no han sufrido cambios. El frente enemigo no constituye el
objetivo, lo esencial es aplastar los flancos... y completar el exterminio mediante un
ataque por la retaguardia". Bajo Schlieffen el envolvimiento se convirti(cid:243) en fetiche y el
ataque frontal en anatema del Estado Mayor alemÆn.
El primer plan de Schlieffen que inclu(cid:237)a la violaci(cid:243)n de la soberan(cid:237)a belga se formul(cid:243)
en 1899. Exig(cid:237)a cortar a travØs de la porci(cid:243)n de territorio belga situada al este del r(cid:237)o
Mosa. Aumentando en cada aæo transcurrido, para 1905 el plan se hab(cid:237)a ampliado al
grado de requerir un enorme movimiento envolvente del flanco derecho, en el cual las
tropas alemanas cruzar(cid:237)an BØlgica, de Lieja a Bruselas, antes de virar hacia el sur, donde
podr(cid:237)an aprovechar la campiæa abierta de Flandes para avanzar contra Francia. Todo
depend(cid:237)a de una rÆpida decisi(cid:243)n en contra de Francia, e incluso el largo rodeo a travØs
de Flandes llevar(cid:237)a menos tiempo que sitiar las fortificaciones de la frontera comœn.
Schilieffen no contaba con suficientes divisiones como para realizar un doble
envolvimiento de Francia al estilo Cannae. Por ello decidi(cid:243) emplear un ala derecha bien
conformada, que se extender(cid:237)a por toda BØlgica, a lo largo de ambas riveras del Mosa, y,
arrasar(cid:237)a con todo a su paso como una guadaæa, cruzar(cid:237)a la l(cid:237)nea fronteriza franco-belga
en toda su extensi(cid:243)n y descender(cid:237)a por el valle de Oise en pos de Par(cid:237)s. El contingente
alemÆn avanzar(cid:237)a entre la capital y las fuerzas francesas, las cuales, habiendo
retrocedido para enfrentar la amenaza, ser(cid:237)an atrapadas, lejos de sus Æreas fortificadas,
en una batalla decisiva de aniquilaci(cid:243)n. Era indispensable para este plan contar con un
deliberadamente dØbil flanco izquierdo alemÆn ubicado en el frente Alsacia-Lorena, la
cual tentar(cid:237)a a los franceses de esa zona a apresurarse hacia un callej(cid:243)n ubicado entre
Metz y Los Vosgos. Se esperaba que los franceses, en un intento por liberar sus
provincias perdidas, atacaran en esa zona, lo cual contribuir(cid:237)a al Øxito del plan alemÆn,
ya que eso le permitir(cid:237)a al flanco izquierdo alemÆn mantener encajonado al enemigo,
mientras en la retaguardia se obten(cid:237)a la victoria crucial. En sus adentros, Schlieffen
abrigaba la esperanza de que, al desplegarse la batalla, podr(cid:237)a ordenarse un contra-
ataque de su flanco izquierdo, de manera que se lograra un doble envolvimiento genuino
7Canas (Cannae en lat(cid:237)n) fuØ una antigua ciudad situada en el sudeste de Italia en la cual, en el aæo 216
A.C. Anibal derrit(cid:243) a los romanos mediante tÆcticas envolventes y de aniquilaci(cid:243)n.
5
"a la Cannae" con el que soæaba. Decidido a reservar su mayor fuerza para el flanco
derecho, Schlieffen no sucumbi(cid:243) ante el arrojo de su plan. Sin embargo, el cebo del ala
izquierda continu(cid:243) siendo una tentaci(cid:243)n para sus sucesores.
As(cid:237), los alemanes llegaron a BØlgica. La batalla decisiva exig(cid:237)a el envolvimiento, y Øste,
a su vez, el uso de territorio belga. El Estado Mayor alemÆn dictamin(cid:243) que dicho
envolvimiento era una necesidad militar; el Kaiser y el Canciller lo aceptaron con mayor o
menor ecuanimidad. Si era o no aconsejable o conveniente tomando en cuenta su
probable efecto en la opini(cid:243)n pœblica mundial, especialmente en la de posici(cid:243)n neutral,
era irrelevante. El œnico criterio vÆlido era que parec(cid:237)a ser necesario para el triunfo de
las fuerzas alemanas. La lecci(cid:243)n de 1870 provoc(cid:243) que los alemanes asimilaran la idea
de que las arenas y la guerra eran la œnica fuente de la grandeza alemana. En su libro
La Naci(cid:243)n en Armas, el Mariscal de Campo Von der Goltz ya les hab(cid:237)a enseæado que
"hemos ganado nuestra posici(cid:243)n mediante el filo de nuestro sable, no a travØs de nuestra
agudeza mental". La decisi(cid:243)n de violar la neutralidad belga se torn(cid:243) con facilidad.
EL CAR`CTER NACIONAL
El carÆcter es destino, dec(cid:237)an los griegos. Cien aæos de filosof(cid:237)a alemana se aplicaron
en la formulaci(cid:243)n de esta decisi(cid:243)n cuya semilla de auto-destrucci(cid:243)n se mantuvo latente,
en espera de su hora propicia. La voz era la de Schlieffen, pero la mano pertenec(cid:237)a a
Fichte, quiØn conceb(cid:237)a al pueblo alemÆn como el elegido por la Providencia para ocupar
el lugar supremo en la historia del universo, de Hegel, quien viera en Alemania al l(cid:237)der de
un mundo dirigido hacia un glorioso destino de Kultur obligatoria, de Nietzche quien dijo
que los superhombres estaban por sobre todos los controles ordinarios; de Treitschke,
quiØn estableci(cid:243) la acumulaci(cid:243)n de poder como el mÆs alto deber moral del estado y de
todo el pueblo alemÆn, el cual se refer(cid:237)a a su gobernante temporal como "Alteza
Suprema". Lo que hizo posible el plan de Schlieffen no fue ni Clausewitz, ni la Batalla de
Cannae, sino la concretizaci(cid:243)n de un ego(cid:237)smo acumulado del que se hab(cid:237)a nutrido el
pueblo alemÆn, creando con ello una naci(cid:243)n alimentada con "la desesperada ilusi(cid:243)n de
una voluntad que se juzga absoluta s(cid:237) misma".
El objetivo, la batalla decisiva, fue producto de las victorias sobre Austria y Francia en
1866 y 1870. Las batallas anteriores, al igual que los generales muertos, mantienen en
su Æmbito caduco la mentalidad militar, y los alemanes, al igual que otros pueblos, se
prepararon para la guerra œltima. Todo lo referente a la batalla decisiva lo hab(cid:237)an
derivado de la figura de An(cid:237)bal, sin embargo, el mismo fantasma de An(cid:237)bal podr(cid:237)a haberle
recordado a Schlieffen que si bien Cartago venci(cid:243) en Cannae, fue Roma la que gan(cid:243) la
guerra.
El viejo Mariscal de Campo Molke predijo en 1890 que la siguiente guerra podr(cid:237)a durar
siete o treinta aæos, ya que los recursos de un estado moderno eran tan considerables
que Øste no se considerar(cid:237)a vencido despuØs de la primera derrota militar, y por ende, no
estar(cid:237)a dispuesto a ceder. Su sobrino y hom(cid:243)nimo, sucesor de Schlieffen como Jefe de
Estado Mayor, tambiØn tuvo momentos de lucidez en que vio la verdad claramente. En
un momento de insubordinaci(cid:243)n hacia Clausewitz, le dijo al Kaiser en 1906, "serÆ una
6
guerra nacional que no podrÆ resolverse en una batalla decisiva, sino en una larga y
fatigosa contienda, contra un pa(cid:237)s que no podrÆ ser derrotado sino hasta que se hayan
destruido totalmente sus fuerzas nacionales; una guerra que agotarÆ hasta sus l(cid:237)mites a
nuestro propio pueblo, inclusive si resultamos victoriosos". Era, de cualquier forma,
contrario a la naturaleza humana, y a la naturaleza del Estado Mayor, seguir la I(cid:243)gica de
su propia profec(cid:237)a. Amorfo y sin l(cid:237)mites, el concepto de una guerra larga no pod(cid:237)a
planearse cient(cid:237)ficamente, como pod(cid:237)a hacerse con la ortodoxa, predecible y simple
soluci(cid:243)n de una batalla decisiva y una guerra corta. El mÆs joven de los Moltke era ya
Jefe del Estado Mayor cuando expres(cid:243) su profec(cid:237)a, pero ni Øl, ni su Estado Mayor, ni
ningœn otro Estado Mayor de otro pa(cid:237)s hicieron esfuerzo alguno para planear una guerra
larga. AdemÆs de los dos Moltke, uno ya muerto y el otro carente de firmeza en sus
prop(cid:243)sitos, varios estrategas de otros pa(cid:237)ses vislumbraron la posibilidad de una guerra
prolongada, pero todos prefirieron creer, junto con los banqueros e industriales, que,
debido al dislocamiento de la actividad econ(cid:243)mica, una guerra europea no podr(cid:237)a durar
mÆs de 3 o 4 meses. Una constante entre los elementos de 1914, como en cualquier
otra Øpoca, era la disposici(cid:243)n general de todas las partes a no prepararse para la
alternativa mÆs dificil, a no actuar en funci(cid:243)n de lo que todos sospechaban era cierto.
Al adoptar la estrategia de "la batalla decisiva(cid:148) Schlieffen hizo que de ella dependiera
el destino de Alemania. Esperaba que Francia invadiera BØlgica tan pronto como el
despliegue de Alemania en la frontera belga revelara su estrategia, raz(cid:243)n por la cual Øl
hab(cid:237)a planeado que fuera Alemania la que diera el primer paso y que lo diera con
rapidez; "una u otra parte debe romper la neutralidad belga". Esa era su tØsis. "El
primero que llegue, ocupe Bruselas e imponga un tributo de guerra de unos mil millones
de francos, tendrÆ ventaja(cid:148).
La indemnizaci(cid:243)n, que permite a un estado conducir la guerra con cargo al enemigo,
constitu(cid:237)a el segundo objetivo formulado por Clausewitz; el tercero era granjearse el favor
de la opini(cid:243)n pœblica, lo cual se logra "obteniendo grandes victorias y apoderÆndose del
capital del enemigo", cosa que asimismo ayudaba a finiquitar la resistencia. El sab(cid:237)a que
el Øxito material pod(cid:237)a ganar la opini(cid:243)n pœblica, pero olvid(cid:243) que el fracaso moral pod(cid:237)a
perderla; factor que tambiØn constituye un riesgo de guerra.
Los franceses nunca perdieron de vista ese riesgo, lo que los condujo a conclusiones
opuestas a las que Schlieffen anticipaba. BØlgica era tambiØn su ruta de ataque, a travØs
de Las Ardenas y no de Flandes, s(cid:243)lo que su plan de campaæa prohib(cid:237)a a sus tropas
usar ese camino antes que los alemanes hubieran invadido BØlgica. Para ellos la l(cid:243)gica
del asunto era clara: BØlgica era un camino abierto en cualquiera de sus direcciones; el
que Alemania o Francia lo usaran depend(cid:237)a s(cid:243)lo de cuÆl de las dos deseaba mÆs la
guerra. Como lo expres(cid:243) un general francØs, "la naci(cid:243)n que estØ mÆs a favor de la
guerra no podrÆ evitar el estar tambiØn a favor de la violaci(cid:243)n de la neutralidad belga".
Schlieffen y su Estado Mayor no pensaron que BØlgica pelear(cid:237)a y que aæadir(cid:237)a sus
seis divisiones a las fuerzas francesas. Cuando el Canciller B(cid:252)low, al discutir el
problema con Sehlieffen en 1904, le record(cid:243) la advertencia hecha por Bismarck en el
sentido de que ser(cid:237)a contrario al "mÆs elemental sentido comœn" aæadir otro enemigo a
7
las fuerzas opositoras de Alemania, Schlieffen, ajustando repetidas veces su mon(cid:243)culo
en el ojo, como era su costumbre, le dijo "Por supuesto, no nos hemos vuelto mÆs
estœpidos de entonces a la fecha". Aæadi(cid:243) que BØlgica no resistir(cid:237)a la fuerza de las
armas; se conformar(cid:237)a con s(cid:243)lo protestar.
La confianza alemana en este aspecto se deb(cid:237)a al exagerado valor que se le asignaba a
la bien conocida avaricia de Leopoldo II, quiØn fuera rey de los belgas en la Øpoca de
Schlieffen. Alto e imponente con sus negras y abundantes barbas, su aura de
perversidad, asociada con escÆndalos amorosos, con crueldades cometidas en el Congo
y con otros excesos. En opini(cid:243)n de Franz Josef, Emperador de Austria, Leopoldo era,
"un hombre (cid:237)ntegramente malo". A decir del Emperador, en aquel entonces muy pocos
hombres pod(cid:237)an describirse en esos tØrminos, mas el rey de los belgas era uno de ellos.
Dado que Leopoldo, entre otros vicios, ten(cid:237)a el de ser avaro, el Kaiser supuso que la
avaricia se impondr(cid:237)a sobre el sentido comœn, y con esa idea en mente concibi(cid:243) un
inteligente plan para atraer a Leopoldo hacia una alianza, a cambio de [un] ofrecimiento
de territorio francØs. Siempre que el Kaiser se planteaba emprender un proyecto, de
inmediato se aventuraba a llevarlo a la prÆctica, y era usual que terminara sorprendido y
atribulado cuando su proyecto fracasaba. En 1904 el Kaiser invit(cid:243) a Leopoldo a que lo
visitara en Berl(cid:237)n, le habl(cid:243), "de la manera mÆs amable del mundo", sobre sus orgullosos
antepasados, los Duques de Borgoæa, y le ofreci(cid:243) delimitar de nuevo el antiguo ducado
de Borgoæa, separarlo de Artois, el Flandes francØs y la Ardena francesa y otorgÆrselo.
Leopoldo, "boquiabierto" y riendo para disimular su perplejidad, le record(cid:243) al Kaiser que
eran muchos los cambios acaecidos desde el siglo XV. De cualquier rnanera, dijo, sus
ministros y su Parlamento nunca llegar(cid:237)an a considerar siquiera tal ofrecimiento.
Esa era precisamente la respuesta equivocada, pues el Kaiser tuvo uno de sus
violentos arranques, reprendiendo al Rey por anteponer su respeto hacia el Parlamento y
hacia los Ministros al respeto que se debe al dedo de Dios (con el que Guillermo mismo
algunas veces se confund(cid:237)a). "Se lo dije(cid:148), le comentaba el Kaiser Guillermo al Canciller
von B(cid:252)low. "Conmigo no se juega, quienquiera que, en caso de una guerra europea, no
estØ conmigo, estÆ en mi contra". Proclamaba ser un soldado que, siguiendo la escuela
de Napole(cid:243)n y de Federico El Grande, iniciaba sus guerras previniendo de antemano a
sus enemigos. ’As(cid:237) es que, en caso que BØlgica no estØ de mi lado, actuarØ s(cid:243)lo bajo
consideraciones estratØgicas".
Esta intenci(cid:243)n manifiesta, primera amenaza expl(cid:237)cita para romper el tratado, hizo que
el rey Leopoldo enmudeciera. Se dirigi(cid:243) a la estaci(cid:243)n con su casco puesto al revØs,
mirando al ayudante que le acompaæaba "como si hubiera sufrido algœn tipo de
conmoci(cid:243)n".
Aun cuando el esquema del Kaiser hab(cid:237)a fallado, se esperaba todav(cid:237)a que Leopoldo
transara con la neutralidad de BØlgica y la vendiera por dos millones de libras esterlinas.
Cuando, despuØs de la guerra un oficial de la inteligencia francesa oy(cid:243) de labios de un
oficial alemÆn la cifra ofrecida, expres(cid:243) su sorpresa ante tamaæa generosidad,
respondiØndole el alemÆn que "los franceses pagar(cid:237)an por ello". Aœn despuØs de la
sucesi(cid:243)n de Leopoldo en 1909, aæo en que ocup(cid:243) el trono su sobrino el Rey Alberto, los
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sucesores de Schlieffen segu(cid:237)an considerando la neutralidad de BØlgica como una mera
formalidad. Podr(cid:237)a, por ejernplo, como sugiri(cid:243) un diplomÆtico alemÆn en 1911, tomar la
fomia de "un alineamiento de sus tropas a lo largo del camino ocupado por las fuerzas
alemanas".
"BARRAN EL CANAL"
Schlieffen design(cid:243) 34 divisiones para que tornaran los caminos de BØlgica y dispusieran
durante el operativo de las seis divisiones con que contaban los belgas, si es que Østos
optaban por la resistencia, actitud que los alemanes juzgaban muy poco probable. Estos
esperaban ansiosos que no lo hicieran, pues dicha resistencia significar(cid:237)a la destrucci(cid:243)n
de ferrocarriles y puentes, y la consecuente alteraci(cid:243)n del programa que el Estado Mayor
apoyaba con tanta pasi(cid:243)n. La condescendencia belga, por otro lado, evitar(cid:237)a la
necesidad de comprometer a las divisiones destinadas a sitiar las fortalezas belgas,
ademÆs de que facilitar(cid:237)a silenciar la censura pœblica que condenaba la acci(cid:243)n alemana.
Para persuadir a BØlgica en contra de una resistencia inœtil, Schlieffen dispuso que Østa,
antes de la invasi(cid:243)n, fuera confrontada mediante un ultimÆtum, requiriØndole que cediera
"todas sus fortificaciones, ferrocarriles y tropas", o se atuviera al bombardeo de sus
ciudades fortificadas. La artiller(cid:237)a pesada estaba dispuesta para hacer de la amenaza
una realidad, si fuese necesario. El armamento pesado, escribi(cid:243) Schlieffen en 1912, se
necesitar(cid:237)a mÆs adelante en la campaæa. "La gran ciudad industrial de Lille, por ejemplo,
representa un excelente blanco para el bombardeo".
Para lograr envolver por completo a los franceses, Schlieffen quer(cid:237)a que su flanco
derecho llegara hasta Lille. "Cuando marchen hacia Francia, hab(cid:237)a dicho, dejen que el
hombre que va a su derecha ’barra’ el canal con su manga". AdemÆs, contando con la
beligerancia britÆnica, Schlieffen deseaba un movimiento de barredora amplio, por medio
del cual arrasar(cid:237)a a los franceses junto con la fuerza expedicionaria britÆnica.
Consideraba que la capacidad de bloqueo de la Marina de la Gran Bretaæa era mÆs
peligrosa que la de sus fuerzas de tierra, de manera que confiaba en lograr una rÆpida
victoria sobre las fuerzas terrestres francesas y britÆnicas, as(cid:237) como en alcanzar una
pronta decisi(cid:243)n en la guerra que hab(cid:237)a de llegar antes que las consecuencias
econ(cid:243)micas de la hostilidad britÆnica pudieran hacerse sentir. Con esa finalidad todo
deb(cid:237)a destinarse a engrosar el flanco derecho. Schlieffen ten(cid:237)a que hacerlo muy
numeroso debido a que la densidad de soldados por kil(cid:243)metro determinaba la extensi(cid:243)n
de territorio que pod(cid:237)a cubrirse.
El uso del ejØrcito activo exclusivamente no lo dotar(cid:237)a con suficiente cantidad de
divisiones como para sostener su frontera oriental en contra de una avanzada rusa, ni de
las requeridas para lograr la superioridad numØrica sobre Francia, que tanto necesitaba
para una victoria rÆpida. Su soluci(cid:243)n fue sencilla y revolucionaria. Decidi(cid:243) utilizar
unidades de reservistas en el frente. Segœn la doctrina militar prevaleciente, s(cid:243)lo los
soldados mÆs j(cid:243)venes, reciØn egresados de la disciplina y rigores de las academias
militares, eran aptos para combatir; se consideraba que los soldados reservistas, que
hab(cid:237)an concluido su servicio militar obligatorio y se hab(cid:237)an reintegrado a la vida civil, eran
demasiado blandos y no deseables en el frente de combate. Con la sola excepci(cid:243)n de
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los hombres menores de 26 aæos, a quienes se les incorporaba a las unidades activas,
las reservas se organizaron en divisiones, y ser(cid:237)an empleadas en calidad de tropas de
ocupaci(cid:243)n y otras labores de retaguardia. Schlieffen modific(cid:243) todo eso. Aæadi(cid:243) a la l(cid:237)nea
de acci(cid:243)n de las cincuenta o mÆs divisiones activas unas veinte divisiones compuestas
por reservistas (el nœmero vari(cid:243) de acuerdo con el aæo del plan), con este incremento
cuantitativo, se hizo factible su ambicionado plan envolvente.
DespuØs de retirarse en 1906, Schlieffen ocup(cid:243) los œltimos aæos de su vida en
escribir sobre Cannae, en mejorar su plan, en elaborar memoranda para orientar a sus
sucesores, y finahnente muri(cid:243) en 1913 a la edad de 80 aæos. Hasta el final se le o(cid:237)a
murmurar: "Tiene que derivar en un combate. Tan s(cid:243)lo fortalece el flanco derecho".
VON MOLTKE
Su sucesor, el melanc(cid:243)lico general von Moltke era un pesimista que carec(cid:237)a de la rapidez
de Schlieffen para concentrar todas sus fuerzas con una sola maniobra. Si bien el lema
de Schlieffen era "Hay que ser osados, hay que ser intrØpidos", el de Moltke era "Hay que
ser osadosa pero con mesura". Le preocupaba la debilidada de su flanco izquierdo
contra los franceses, y los puntos dØbiles de las fuerzas que quedaban para defender a
Prusia del Este contra los rusos. Lleg(cid:243) al extremo de discutir con su Estado Mayor quØ
tan recomendable ser(cid:237)a emprender una guerra defensiva contra Francia, pero rechaz(cid:243) la
idea debido a que exclu(cid:237)a cualquier posibilidad de "enfrentar al enemigo en su propio
territorio". El Estado Mayor acept(cid:243) que la invasi(cid:243)n de BØlgica ser(cid:237)a "totalmente justa y
necesaria" porque la guerra ser(cid:237)a "por la defensa y la existencia de Alemania".
Prevaleci(cid:243) el plan de Schlieffen y Moltke se consol(cid:243) con, como el mismo mencion(cid:243) en
1913, que "Debemos olvidar todos los lugares comunes que hacen referencia a la
responsabilidad del agresor... El Øxito en s(cid:237) justifica la guerra". Pero con el objetivo de
estar seguro en cualquier lugar, cada aæo, en contra de la solicitud que hizo Schlieffen al
morir, le quit(cid:243) poder al flanco derecho para agregÆrselo al izquierdo.
Moltke plane(cid:243) un flanco izquierdo alemÆn de ocho divisiones, con un total de 320,000
hombres para conservar el frente en Alsacia y Lorena al sur de Metz. El centro del
ejØrcito alemÆn, con 11 divisiones y 400,000 hombres invadir(cid:237)a Francia a travØs de
Luxemburgo y Las Ardenas. El flanco derecho alemÆn de 16 divisiones y 700,000
soldados, atacar(cid:237)a a travØs de BØlgica, destruir(cid:237)a las fortalezas de Lieja y Namur que
defend(cid:237)an el Mosa, y cruzar(cid:237)a el r(cid:237)o para llegar a terreno plano y alcanzar las careteras
rectas del flanco mÆs lejano. El programa diario de la marcha se estableci(cid:243) con
anticipaci(cid:243)n. No se esperaba que los belgas combatieran, pero en caso contrario, hab(cid:237)a
esperanzas de que la potencia del asalto alemÆn los har(cid:237)a rendirse rÆpidamente. El
programa preve(cid:237)a que las carreteras que conduc(cid:237)an a Lieja estar(cid:237)an abiertas en el
dudodØcimo d(cid:237)a de la movilizac(cid:237)on, Bruselas ser(cid:237)a tomada el d(cid:237)a M-19, la frontera
francesa se cruzar(cid:237)a el M-22, la l(cid:237)nea entre Thionville y San Quint(cid:237)n se alcanzar(cid:237)a el M-31
y el d(cid:237)a M-39 se llegar(cid:237)a a Par(cid:237)s y se lograr(cid:237)a la victoria definitiva.
El plan para la campaæa era tan r(cid:237)gido y completo como el plano de un nav(cid:237)o de
guerra. Tomando en consideraci(cid:243)n la advertencia de Clausewitz de que los planes
militares que no dan margen a lo inesperado pueden conducir a una catÆstrofe los
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alemanes intentaron, con todo cuidado, preveer cualquier tipo de contingencia. Se
esperaba que los oficiales de su Estado Mayor, entrenados en los pupitres y en las
maniobras de la academia militar para proporcionar la respuesta correcta ante cualquier
tipo de circunstancias, estuvieran preparados para afrontar lo inesperado. Se hab(cid:237)an
tomado todas las precauciones contra esa cantidad desafiante y arriesgada excepto una,
la flexibilidad.
Mientras que el plan de emprender el mÆximo esfuerzo se endureci(cid:243), los temores
que Rusia generaba en Moltke se atenuaron a medida que en su Estado Mayor
evolucion(cid:243) la idea, con base en un recuento minucioso de la extensi(cid:243)n de su red de
ferrocarriles, de que Rusia no estar(cid:237)a "lista" para la guerra sino hasta 1916. Esta opini(cid:243)n
prevaleciente entre las filas alemanas fue confirmada por los reportes de sus esp(cid:237)as
sobre comentarios de los rusos relativos a que "algo se iba a iniciar en 1916".
Dos sucesos en 1914 afinaron aœn rnÆs la disposici(cid:243)n bØlica de Alemania. Inglaterra
inici(cid:243) en abril plÆticas navales con la Uni(cid:243)n SoviØtica, Alemania hab(cid:237)a completado la
ampliaci(cid:243)n del canal de Kiel, lo cual le permit(cid:237)a a sus acorazados acceso directo del
BÆltico al Mar del Norte. Al enterarse de las plÆticas entre britÆnicos y soviØticos, Moltke
afirm(cid:243) durante una visita a su contraparte austr(cid:237)aco Franz Conrad Von H(cid:243)tzendorf en el
mes de mayo, "cualquier aplazamiento operarÆ en perjuicio de nuestras posibilidades de
tener Øxito". Dos sernanas despuØs, el prirnero de junio, le dijo al Bar(cid:243)n Eckhardstein,
"estamos listos, cuanto mÆs pronto mejor para nosotros".
LA VISION FRANCESA
El General de Castelnau, Subjefe del Estado Mayor FrancØs recibi(cid:243) una visita en el
Ministerio de Guerra por parte del Gobernador Militar de Lille en 1913, el General Lebas,
quien acudi(cid:243) para protestar por la decisi(cid:243)n del Estado Mayor de abandonar Lille como
una ciudad fortificada. Ubicada a 16 Kil(cid:243)metros de la frontera belga y a 65 kil(cid:243)metros,
tierra adentro, del Canal de la Mancha, Lille se encontraba cerca de la trayectoria que
seguir(cid:237)a un ejØrcito invasor en caso que incursionara a travØs de Flandes. En respuesta
a las exigencias de defender Lille por parte del General Lebas, de Castelneau extendi(cid:243)
un mapa y midi(cid:243) la distancia de la frontera alemana a Lille a travØs de BØlgica. La
densidad normal de tropas necesaria para emprender una ofensiva vigorosa, le record(cid:243) a
su interlocutor, era de cinco a seis soldados por metro. Si los alemanes pretend(cid:237)an llegar
tan lejos como Lille hacia el Oeste, seæal(cid:243) de Castelnau, tendr(cid:237)an que reducirla a dos
hombres por metro.
"LOS PARTIREMOS EN DOS"
Description:fácilmente expugnable una zona neutral y, bajo el acuerdo post-napoleónico del. Congreso de Viena 4, convino con las otras potencias en anexarla
