Table Of ContentA Elena
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permiso previo y por escrito de los titulares del copyright,
© Eugenio Trías, 1999
© Ediciones Destino, S, A., 1999
Enrie Granados, 84. 08008 Barcelona
Primera edición: enero 1999
ISBN: 84-233-3089-3
Depósito legal: B. 1.182-1999
Impreso por Romanya Valls
Verdaguer, l. Capellades (Barcelona)
Impreso en España -Printed in Spain
ÍNDICE
Prólogo ................................................................ 11
Introducción ....................................................... 1 7
PRIMERA PARTE:
SER DEL LÍM[TE ···········•·••·····•····•··•··••·············•·····•· 27
1. La existencia en exilio y éxodo ...................... 2 9
2. Fundamento en falta ..................................... 41
3. Límite y símbolo ............................................. 4 7
4. Etica fronteriza .............................................. 65
5. La encrucijada ................................................ 77
6. La edad del espíritu ........................................ 93
7. Esencia y libertad ......................................... 105
8. La exposición de la esencia ......................... 115
9. Sobre la muerte ............................................ 149
SEGUNDA PARTE:
CONCEPTOS NUCLEARES ......................................... 15 5
l. El continente de la nada .............................. 15 7
2. La naturaleza jánica del tiempo ................. 183
3. Realidad y verdad ......................................... 223
TERCERA PARTE:
CRÍTICA DE LA RAZÓN FRONTERIZA .•......••........ , ....... 24 5
1. El proyecto de una crítica
de la razón fronteriza .................................... 24 7
2. Las tres preguntas filosóficas ...................... 257 Prólogo
3. Conocimiento y verdad ................................ 267
4. La tabla categorial ....................................... 313
5. El ars magna de la filosofía del límite ......... 327 La filosofía se halla, en el momento presente, en
6. La razón fronteriza como razón práctica .. 349 una situación crítica. La tradición ilustrada parece
del todo agotada una vez constatado el fracaso de los
últimos intentos sistematizantes de las teorías de la
CUARTA PARTE:
LA PROPOSICIÓN FILOSÓFICA .................................. 3 5 7 Razón Comunicativa. Ni siquiera a través de prótesis
hermenéuticas puede sostenerse un programa que se
l. Sobre la voluntad de sistema ...................... 359 da de patadas con el mundo del fin de siglo y de
2. La proposición filosófica .............................. 3 9 5 milenio. Pero ese agotamiento no es obstáculo para
que perdamos de vista la insuficiencia de los plantea
mientos filosóficos posmodemos que se alimentan de
Epílogo: Secularizar la razón .......................... 427
la disolución de esa razón ilustrada. Entre la Scilla
de una razón ilustrada en período de rebajas y la Ca
ribdis de un posmodemismo que se limita a ejercer de
enterrador, la filosofía parece perder definitivamente
su rumbo y su orientación.
No hace falta suscribir tesis pontificales o encíclicas
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de última hora para tomar distancias con las derivas minar su nombre y carácter (la sinrazón, el pensa
nihilistas de nuestra reflexión filosófica de fin de siglo miento mágico, el mundo de las pasiones, las estéti
y de milenio; ni es preciso dejar de sentirse continua cas de lo siniestro, o el pensamiento religioso), que
dor de la tradición ilustrada, o de la razón crítica, por da totalmente redefinida, o modificada en su propia
el sencillo hecho de no comulgar con las ruedas de naturaleza. Se abre paso de este modo un nuevo
molino que la fUosofía alemana nos ofrece, con sus modelo de razón al que en este libro denomino la
propuestas de una razón comunicativa o cosas por el razón fronteriza. La filosofía halla en el concepto
e:stilo. La razón ilustrada se acredita en la capaci de razón fronteriza un posible rescate de la tradi
dad que tiene de lidiar con sus propias sombras. O ción ilustrada, y del concepto de razón que le puede
en tramar diálogo con todo aquello 'que verdadera corresponder en la hora presente. Tal concepto de
mente la reta y la pone a prueba. Desde mis prime razón es el que corresponde a la filosofía que desde
ros libros he intentado recorrer ese cerco al que le hace años voy forjando, y que puede llamarse «filo
someten sus propios demonios. De ahí que conciba sofía del límite».
mi propia vocación filosófica bajo la irónica expre Ésta se organiza en torno a un triángulo ontológi
sión con que caractericé, en un ensayo anterior, la co que permite mostrar tres vértices: en el primero de
obra de Gaya y de Beethoven (a los que califiqué de ellos, se redefine lo que desde Parménides y Aristóteles
«exorcistas ilustrados»). se llama ser como ser del límite; en el segundo se
Es importante someter a crítica a la razón (r edefi determina el lógos, o «razón», que a ese ser del lími
nida como razón fronteriza); y asumir así el paradig te corresponde, y que es esa «razón fronteriza»; y en
ma crítico de la filosofía ilustrada. Pero es también el tercero se halla en las «formas simbólicas» el modo
necesario no escatimar esfuerzos en la exigencia de de colonizar o explorar el suplemento (d e misterio)
abrir la razón a aquellos ámbitos que, caso de omi que la postulación del límite exige. Tales formas sim
tirse, con culpable negligencia, de un tratamiento bólicas permiten configurar el mundo a través de
filosófico adecuado, pueden revertir en forma obsce formas artísticas; y permiten así mismo revelar frag
na, aplastando todas nuestras demandas de inteli mentos del misterio a través de formaciones religio
gencia cultivada e ilustrada. sas (c on todo su profuso ceremonial y su entrama
Es preciso recrear la razón ilustrada; pero es pre do de relatos, o mitologías).
ciso hacerlo, como vengo haciendo desde hace ya Frente a las disoluciones posmodernas de la ra
casi treinta años, en perpetuo diálogo con aquellas zón, tan características de los años ochenta, con su
sombras que la retan de verdad. Al abrirse de forma culto al «pensiero débole» o a la crítica «des-construc
hermenéutica la razón filosófica a éstas, o al deter- tivista» del «lógos» occidental; y frente a las re-
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\
rodea, a través de las formas religiosas (rituales,
construcciones sistematizantes de la Razón Ilustra
mitológicas, ceremoniales).
da en la versión propia ( alemana) de la Razón
Esta razón fronteriza se distingue radicalmente
Comunicativa, esta Razón fronteriza se atiene más
de una Razón Idealista (c omo la hegeliana) que no
y mejor a los retos y los envites que este cambio de
asume la presuposición de un dato previo (la exis
siglo y de milenio plantean a la razón filosófica: pide
tencia) situado en sus cimientos; pero no es asimi
y exige un diálogo de la filosofía, concebida en su
lable tampoco a un concepto de razón de tradicio
máxima radicalidad, como ontología del límite (y
nes «realistas». La filosofía del límite alienta, más
de las formas simbólicas), con la religión, eterna asig
bien, un espacio intersticial entre lo Ideal y lo Real
natura pendiente del pensamiento ilustrado; se ha
en el que se aloja, precisamente, el ser del límite,
lla atenta, en este sentido, a una demanda muy es
determinando de este modo un concepto fronterizo
pecífica de esta década de los noventa: la necesidad
de razón. Una razón que, en el contexto de este libro,
de «pensar la religión». Pero así mismo exige un diá
se re-flexiona según las premisas propias de la filoso
logo con el arte y con la estética, como ya se intentó fía de este siglo (c omo razón evidenciada a través de
en libros previos de inspiración limítrofe (e special los usos lingüísticos y de los trazos de escritura).
mente el titulado Lógica del límite). Esa razón sólo dispone de un modo de acceder a
A diferencia de los pensamientos posmodernos, aquello que se postula allende el límite: la forma
que parecen acudir a lo religioso de forma precipita ción de símbolos. Símbolos que permiten configu
da (y confesional), esta filosofía del límite se abre a rar episodios o formas de nuestro mundo, a través
un diálogo con la religión por exigencias imperiosas de figuras artísticas; o símbolos que hacen posible
de su propia orientación filosófica; y por lo mismo revelar, mediante las complejidades del culto religio
se halla siempre en diálogo con el arte en muchas de so, fragmentos relativos al misterio de lo sagrado.
sus manifestaciones (d esde el cine hasta la música,
pasando por la pintura o por la arquitectura y es EUGENIO TRÍAS
cultura). Para esta filosofía la «razón fronteriza» se
prolonga en un suplemento «simbólico» que le per
mite ese doble acceso: a las figuras (simbólicas) que
permiten formalizar, artísticamente, aspectos de nues
tro mundo; o a las revelaciones (también simbóli
cas) que hacen posible exponer, de forma siempre frag
mentaria y precaria, el misterio (sagrado) que nos
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Introducción
Vuelvo, una vez más, sobre mis propios pasos.
No debe entenderse esta insistencia como obse
sión; tampoco como signo de esterilidad; todo lo
contrario. Esa insistencia es la prueba misma de
la naturaleza filosófica de la experiencia que en
éste y en otros libros voy llevando a cabo. Y eso no
es producto de una «voluntad de sistema» que, en
el fondo del corazón, aliente. O si lo es, lo es en un
sentido muy peculiar que en el curso del texto es
clareceré.
Es, sencillamente, el puro ejercicio de una acti
vidad filosófica que no puede llevarse a cabo sin vol
ver, una y otra vez, sobre lo mismo. Y eso mismo es,
en lo que a mi propuesta filosófica se refiere: el ser
del límite. Esta expresión encierra varias significa-
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ciones. Mi intención es integrarlas en una temática teriza, el resto simbólico y el ser del límite se erige
unitaria a la cual todo este libro se consagra.1 un proyecto filosófico que enuncia con el concepto
Ese ser del límite se descubre en un dato que la de espíritu la síntesis de esos tres componentes que
reflexión acoge desde el comienzo, y al que debe lla confieren horizonte a lo que existe.
marse existencia. Tal «dato del comienzo» no puede Esta filosofía del límite consta, pues, de tres com
ser inferido ni deducido por la propia razón reflexio ponentes propios y específicos:
nante. Esa razón, por consiguiente, se halla afectada En primer lugar, el ser del límite, es decir, un pecu
por un límite real que la instituye como razón fronteri liar modo de determinar lo que por ser se entiende
za. La existencia, a su vez, se halla remitida a ese mis desde Parménides y Aristóteles hasta al presente. Eso
mo límite real que la determina y constituye. que Parménides llamaba el ser mismo (autó tó 6n), o
Tal límite es erigido, aquí, como el ser mismo. A Aristóteles el ser como ser (to ón é ón), es este ser del
éste se le llama el ser del límite. En torno a él circu límite que aquí se afirma en radical sentido ontológico.
la la razón fronteriza, que sólo dispone de un modo A ese ser del límite co-responde, en segundo lu
para avanzar más allá de su propio límite o fronte gar, un concepto de razón, o lógos, que en este tex
ra: la formación de símbolos. 2 Entre esa razón fron- to se irá determinando: la razón fronteriza; una ra
zón que brota de esa realidad limítrofe que la de
termina; y que en virtud de su condición limítrofe
l. Ser del límite puede significar ser del límite: el ser (en sen
tido ontológico) que corresponde al límite. Puede significar, por se diferencia, radicalmente, de una concepción
tanto, que el ser (o lo que por tal se entiende en la tradición occi como la propia de una razón absoluta, o referida a
dental de pensamiento) se halla en relación intrínseca con el lí
lo «absolutamente infinito».3
mite. O bien puede significar que el tal ser pertenece al límite
(ser del límite). O bien las dos cosas a la vez, en pura reciproci Precisamente será tarea de este texto mostrar
dad (ser del límite). Puede concebirse como ser del límite, como la trama categorial que a esa razón fronteriza co
ser del límite o como ser del límite (genitivo subjetivo y objetivo). rresponde: el conjunto de categorías que, desde esa
O puede significar también que el que existe (yo, nosotros,
o cualquiera que pueda atestiguarlo) pertenece al límite, o se razón fronteriza, permiten referirse, con el pensa
halla referido y orientado hacia él de un modo intrínseco. En miento y con el lenguaje, a ese ser del límite que
este último sentido ser del límite es sinónimo de fronterizo, o de constituye su tema y su objetivo. Tales categorías
habitante de la frontera: si bien subsiste entonces la necesidad
serán, como se verá, las que ya fueron mostradas
de esclarecer el ser (en tanto que tal) de ese ser del límite que el
habitante de la frontera encarna y protagoniza. en La edad del espíritu en referencia a lo que allí se
2. La razón fronteriza constituye el concepto crítico de la
filosofía del límite. El resto simbólico es colonizado por el arte y
por la religión. Su presencia en el arte fue analizada en Lógica del 3. Como, por ejemplo, la razón dialéctico-especulativa
límite; su presencia en el ámbito religioso, en La edad del espíritu. hegeliana.
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llamó «el acontecimiento simbólico»; sólo que, en trar la trama de categorías que son propias y espe
este libro, serán recreadas desde criterios específi cíficas de una razón redefinida y recreada por su
cos onto-lógicos ( o del lógos, o «razón», que a ese intrínseca referencia al ser del límite (que es lo que
«ser del límite» corresponde). se llama en este libro razón fronteriza).
En tercer lugar, esa razón fronteriza halla en las Mientras que aquellos libros eran, sobre todo,
formas simbólicas un modo de prolongarse en rela reflexiones filosóficas referidas al arte, o al ámbito
ción a aquéllo ( = x) que, en virtud de su condición religioso, éste es un libro de filosofía estricta, sin
limítrofe, no puede determinar a través de sus re adjetivos. O si quiere decirse así, es un tratado de lo
cursos propiamente racionales, o conceptuales. Esas que por «razón» puede todavía entenderse. Es, pues,
formas simbólicas, relativas siempre a lo que sub una teoría del conocimiento, siempre que entenda
siste más allá del límite, esquematizan, o formali mos este enunciado de un modo amplio y libre de
zan, de un modo «indirecto y analógico» ( como in prejuicios. Como tal teoría del conocimiento se pone
dicó Kant en su última crítica), el ámbito de nues a prueba en el desarrollo de su engranaje categorial;
tro mundo a través del arte; y el sustrato inaccesible entendiendo por categorías lo que por tal entendió
de allende el límite a través de formas religiosas. Aristóteles: el conjunto de modalidades lingüísticas,
En mi libro Lógica del límite se mostró el des o de pensamiento, a través de las cuales se «decla
pliegue simbólico del sustrato de allende el límite ra» o se «acusa» lo que de hecho es o existe.
en el «cerco del aparecer» a través de las distintas Se trata, en suma, de un triángulo formado por
artes (arquitectura, música, escultura, pintura, li el ser del límite, la razón fronteriza y el suplemen
teratura). En La edad del espíritu se desarrolló el to simbólico. De hecho ese triángulo se proyecta
modo en el cual, a través de revelaciones (religio en la trama categorial que constituye el haber de
sas) de lo sagrado, se daba exposición a ese sustrato esa razón fronteriza: el conjunto de determinacio
indecible e inefable.4 Ahora se trata, aquí, demos- nes mediante las cuales el pensamiento y sus usos
de lenguaje y escritura se orientan en relación al
4. El despliegue simbólico (indirecto y analógico) de lo indeci ser del límite. Esas categorías son siete en total.
ble, o de lo que se halla más allá del límite, es propio tanto del arte
como de la religión. Pero el arte efectúa ese despliegue a través
de una formalización del «cerco del aparecer» en la que la refe
rencia al «cerco hermético» es de naturaleza metonímica. Por el grado, al que formaliza a través del simbolismo. El arte, en cam
contrario, la religión lleva a cabo el despliegue simbólico con refe bio, tiene por materia y objetivo el cerco del aparecer, o el «mun
rencia expresa a lo que se halla allende el límite; revela el misterio, do», al que tiende a formalizar de forma propia y específica (a
o el cerco de lo sagrado, en su propia condición de tal. través de cada una de las formas artísticas), siendo en cambio
La religión tiene por materia y objetivo ese cerco de lo sa- el cerco de lo sagrado una referencia metonímica.
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La primera a considerar constituye la determi Y esa cita abre el espacio mismo de los usos
nación misma, inaugural, del dato que comparece lingüísticos y de escritura que constituyen el haber
en el inicio de la reflexión, y al que denomino «exis de la propia razón fronteriza;8 la cual puede enton
tencia en exilio y éxodo». Ese dato la razón fronteri ces reflexionar sobre sí (sobre sus propias claves
za se lo encuentra sin poderlo inferir ni deducir de racionales9), descubriendo su límite infranqueable,
sus propias facultades de pensamiento y lenguaje.5
Ese dato exige, pues, retroceder hacia una ma
triz que debe ser postulada como fundamento de que apela a la conciencia, y esta misma conciencia; o si quiere
decirse así, en un daímon que visita al habitante de la frontera).
dicha existencia: un «fundamento en falta» que debe En clave simbólico-religiosa puede hablarse de la aparición de
ser pensado, aun cuando no puede ser conocido.6 una «presencia sagrada» ante un testigo, a modo de teofanía
En el hiato o intersticio entre esa existencia y (así por ejemplo en la cumbre del Sinaí, tal como se explica en
la «tercera categoría» del acontecer simbólico en La edad del
dicho fundamento comparece, incluido en el dato
espíritu). Véase al respecto esa comparecencia en clave estricta
de partida, un límite que determina y especifica esa mente ética en Los límites del mundo, capítulo titulado «El acce
existencia, la cual se ve remitida a él. Esa remisión so» (dentro del «primer ciclo»); y la recreación de esa misma
reflexión ética en La aventura filosófica; véase también la re
orienta el alzado (ético) del existir hacia ese «límite
flexión acerca de lo mismo en clave ético-religiosa al final de
del mundo». En la cita con él la existencia se des Pensar la religión, capítulo titulado «El acontecimiento ético»).
cubre como existencia libre. 7 8. Tal sería la cuarta categoría; el alzado hasta el límite abre
el ámbito de lo inteligible, que a través de usos lingüísticos y de
escritura se materializa; ello compone la trama misma de lo
5. Ésta será la segunda categoría: la existencia en exilio y que puede llamarse, en términos objetivos, «racionalidad» (el
éxodo instalada en el cerco del aparecer, o en el mundo. En La mundo «ya interpretado» que constituye la «sabiduría inma
edad del espíritu esta categoría aparecía, en clave simbólica, nente» en la cual se halla el fronterizo de antemano situado).
como categoría cosmológica (relativa al símbolo de la «crea Ese lógos espontáneo (desparramado en juegos lingüísticos y
ción del mundo»). de escritura) constituye la categoría ontológica racional de lo
6. Tal será la primera categoría relativa a la matriz, o mate que, en clave simbólica, fue concebido en La edad del espíritu
ria, que constituye el oscuro fuudamento de la existencia. En La como «revelación del lógos» (cuarta categoría). Sobre la infe
edad del espíritu comparecía, en clave simbólica, como el funda rencia del lenguaje del hecho mismo de producirse el alzado
mento matricial (cueva o caverna vaginal de la protohistoria) ético (y su remisión a una Orden Formal Vacía), a modo de
sobre la «base» de la cual podía tener lugar el evento simbólico emergencia del in-fans a la condición de hablante, véase La
de la «creación del mundo». En La edad del espíritu estas catego aventura filosófica (tercera singladura).
rías de la razón fronteriza comparecían como hitos simbólicos de 9. Tal sería la quinta categoría, en la que la razón espontánea
un «gran relato» (o si quiere decirse así, de un Mito) que permi es elevada a una reflexión sobre las «claves hermenéuticas» que
tía tramar el engranaje de lo que suele llamarse Historia. la hacen posible, o en la cual se descubre como razón crítica (y
7. Tal es la cita de uno consigo en la que se descubre la propiamente filosófica). En La edad del espíritu comparecía, en
propia subjetividad, y el desdoblamiento de ésta (en una «voz» clave simbólica, como la quinta categoría relativa a las «claves
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