Table Of ContentDISERTACION DEL ACADEMICO DE NUMERO
Ing. Agr. ANGEL MARZOCCA
SOBRE AGRICULTURA PRECOLOMBINA Y COLONIAL
EN LATINOAMERICA. ORIGENES Y PROMOTORES
y entusiasmo puestos en cada una de
Señor Presidente
las tareas que emprendiera.
Señores Académicos
Ante todo — y mientras agradecía a
Autoridades Nacionales y Provinciales
Dios su directa o indirecta interven
Señoras, Señores
ción y a mis extintos padres por la
Amigos: educación hogareña recibida— pasa
No podría iniciar mi disertación 3¡n ron por mi mente las horas robadas
un sincero agradecimiento a los ho a mi esposa y a mis hijos. Al fin se
norables miembros de esta Academia me daba la oportunidad de brindarles
que votaron mi incorporación, en par públicamente en recompensa por tan
ticular a usted señor Presidente y al ta comprensión y apoyo, al no haber
Académico Ing. Agr. Juan Héctor Húnzi les dedicado todo el tiempo que me
ker, condiscípulo y amigo desde nues recían por entregarme a tanto diferen
tro ya algo lejano paso por la Facul te proyecto, a tantos viajes y reunio
tad de Agronomía y Veterinaria de la nes, a tantas idas y vueltas por razo
Universidad de Buenos Aires, y en nes profesionales, la gratificación es
cuya presentación debe verse la be piritual de compartir con ellos de todo
nevolencia con que sólo un espíritu corazón la distinción que se me ha
de exquisita amabilidad como el que adjudicado.
le distingue pudo compendiar una tra De inmediato mi mente procuró re
yectoria profesional más esforzada que memorar la imagen, la personalidad
destacable. y la trayectoria de quienes al acompa
Y digo esto porque cuando recibí, ñarme o al acompañarles en distintas
a mediados del mes de abril, la co etapas de mi vida universitaria y pro
municación del señor Presidente rela fesional, constituyeron como paradig
tiva a mi elección como Miembro de mas cuyas virtudes intenté imitar, no
Número de esta Honorable Academia, siempre — lo confieso por ser muy al
no pude menos que emocionarme has tas— con algún éxito a lo largo de
ta lo más íntimo, pero sintiéndome mis años. Y la memoria me trajo los
— a la par que colmado en mis más nombres del siempre optimista Ing.
altas aspiraciones profesionales— co Agr. José Paso, que fuera mi profe
mo el receptor de una distinción acor sor de Mineralogía y Geología en el
dada más que por mis realizaciones Colegio Secundario y luego en la Fa
personales (unas pocas tal vez bien cultad (quien sin saberlo mucho in
sucedidas y muchas más calificables fluyera en mi vocación agronómica);
quizá como buenas intenciones frus el Ing. Lorenzo Parodi. inolvidable y
tradas), me sentí — repito— como no puro maestro, de quien recibí mi pri
otra cosa que el afortunado merecedor mera clase en la Universidad; el Ing.
de un premio al esfuerzo, dedicación Milán Jorge Dimitri, mi primer Jefe en
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la Administración Pública, quien en la a un continuo combate contra la mo
cotidiana tarea compartida me iniciara, rosidad, la complacencia y la medio
con no poca paciencia y hasta con cridad. Le admiramos como ejemplo
bastante humor, en la investigación de ciudadano e irreductible luchador;
taxonómica y sistemática de las plan una personalidad que dejó y aun man
tas cultivadas; el Ingeniero Alfonso Cas- tiene abierta una profunda huella de
tronovo, ejemplo de rigor para consi realizaciones en la historia de la tec
go mismo, cuyo valor intelectual y nología agropecuaria en nuestro país
destacada personalidad y capacidad y en el ámbito de varias de las insti
reflexiva admiré desde el momento que tuciones de investigación agrícola de
'e conociera, y con quien tuve la sa nuestro continente.
tisfacción de trabajar conjuntamente en Qué decir, que aún no se haya di
no pocas oportunidades; y el Ingeniero cho, del tercero de los hombres que
Antonio Prego, espíritu selecto si los nos faltaba mencionar; y vuela no sólo
hay, ejemplo de desinterés, laboriosi la mente sino también el corazón a
dad, rectitud, amplitud de miras, dedi la figura de don Antonio Pires, a quien
cación y humanidad. tanto debe esta Academia. Su simpar
Permítanme ya que el sitial que se inspiración, iniciativa y labor, su don
me ha asignado no ha tenido antece de gentes, su generosidad y sapien
sor de quien hacer la tradicional sem cia marcaron a fuego toda una época
blanza, que haya rememorado a aque de esta corporación y de la educación
llos colegas y, adicionalmente, abusar universitaria argentina y permitieron, a
de vuestra paciencia por haberme de quienes tuvimos el alto honor de tra
morado en agregar los nombres de bajar a su lado, gozar del obsequio
otros cuatro profesionales muy caros a de su franca amistad y compartir ac
mis sentimientos: a todos los coloco tivamente muchas de sus preocupa
a un mismo nivel en el podio de mi ciones y anhelos.
gratitud, pues mucho les debe la forja Por último, quiero mencionar a quien
de mi personalidad profesional y aun siempre he considerado como un ver
humana. dadero “prohombre civil”; a mi pri
En primer término, deseo mencionar mer Diector como empleado público:
al brasileño-argentino (pues su madre a quien me transmitió el ejemplo de
era argentina) doctor Carlos Socías su laboriosidad extrema y a quien es
Schlottfeldt, ex-decano y prorrector de posible presentar como el arquetipo
la Universidad de Vigosa, Minas Gerais, del científico de nivel incapaz de des
irremplazable amigo, prototipo de fina vincular la investigación seria y pro
caballerosidad y numen de la forma funda de los objetivos de orden prag
ción de post-grado en Ciencias Agro mático; dueño de una honestidad sin
pecuarias en los países del Cono Sur y tacha y una sacrificada dedicación.
a quien tuvimos como orientador y Me refiero al Ingeniero Arturo Rago^
compañero insustituible de ruta du nese, quien aún desde sus jóvenes
rante algunos años de nuestra labor ochenta y un años continúa ofrecién
en el entonces Instituto Interamerioano donos los frutos de su incansable la
de Ciencias Agrícolas de la OEA; su bor. Debo a él mucha comprensión en
partida de este mundo nos dejó un va mis primeros pasos como profesional
cío cierto junto con un recuerdo im y bueno es destacarlo en esta ocasión
borrable. lo mucho que también le debe la
Inmediatamente, al Ingeniero Ubaldo Academia, puesto que diez de sus in
García, el “Director Nacional del INTA” tegrantes formaron parte del plantel
y digo “el Director Nacional” porque de técnicos elegidos con ojo clínico
pasarán los Directores pero de éste que por Ragonese en la Década del 40,
lo es por antonomasia y a quien debe para acompañarlo durante su gestión
verse como el real fundador de esa al frente del Instituto de Botánica de
Institución será difícil imaginar reem la entonces Dirección General de La
plazo; además porque sus ideas — boratorios e Investigaciones del Minis
aunque para algunos no siempre fácil terio de Agricultura. Este caso, según
mente aceptables— nos hacen refle creo, no se ha repetido en ninguna
xionar permanentemente y nos obligan otra institución ni academia.
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Mucho tengo que agradecer también el doctor Pires en alguna oportunidad
a quienes me han acompañado duran me sugiriera ampliar sabiendo que, a
te estos años de actividad profesional consecuenc a de mi interés en la His
en el pafs y en el exterior, principal toria Americana de las Ciencias Agrí
mente a los colegas y profesionales de colas y por la copiosa consulta a que
diversas disciplinas, asi como también me obligara mi trabajo sobre Historia
y muy expresamente a auxiliares, asis de las Plantas Tintóreas y Curtientes,
tentes, secretarios o ayudantes de di había logrado acumular una buena can
verso nivel, hombres y mujeres, a cuya tidad de interesantes referencias sobre
comprensión, benevolencia y colabora la agricultura aborigen y la que se
ción debo un sincero reconocimiento. practicó hasta el fin del período co
Perdonen que omita sus nombres pa lonial en territorio latinoamericano.
ra no alargar mi exposición. En una síntesis histórico-técnica se
En la misma he de extenderme so pasa revista a la influencia que — a
bre un tema ya desarrollado por mí, lo largo de la historia— han ejercido
en buena parte, en ocasión de la pu distintas comunidades indígenas y los
blicación conmemorativa del Vigésimo europeos que, a partir del Descubri
Quinto Aniversario del Instituto Inter- miento, se destacan como pioneros de
americano de Ciencias Agrícolas, y que la agricultura latinoamericana.
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AGRICULTURA PRECOLOMBINA Y COLONIAL EN
LATINOAMERICA
ORIGENES Y PROMOTORES
RESUMEN Cada época puede mostrar el surco
dejado por aquellos hcmbres que por
Sin ser un estudio exhaustivo, una
su iniciativa, su dedicación, su fe en
amplia revisión bibliográfica, en parti
un futuro más promisorio, se desta
cular de obras y documentos de cro
caron por sobre el conjunto y la ci
nistas y viajeros de la época hasta los
vilización de su tiempo y fueron capa
últimos días de la Colonia, ha permi
ces de crear cosas o dejarnos una
tido conformar un cuadro de la im
herencia útil y persistente.
portancia del desarrollo agrícola al
canzando por pueblos como los mayas A veces surgieron sus ideas, desarro
y aztecas en el hemisferio norte y el llaron o se incorporaron sus iniciati
imperio incaico en el sud. así como vas a la cultura y la evolución de sus
las especies que cultivaron, consumie pueblos como producto de la natural
ron o emplearon en su vida cotidiana. interacción entre lo tradicional y lo
novedoso; otras, como el lógico re
La mencionada revisión permite es
sultado del enfrentamiento entre hom
pigar, asimismo sobre las actividades
bres cultos e incultos, pues aún en
de un conjunto muy significativo de
las sociedades más primitivas se da
personas, a partir inicialmente de los
esta interacción como un proceso en
mismos descubridores y posteriormente
el que los más inteligentes y contesta
de los naturalistas, misioneros y colo
tarios tratan de derrotar la actitud men
nos, cuyas iniciativas en materia de in
tal de reserva, costumbres esterotipa-
troducción y experimentación de nue
das, o simplemente de recelo de los
vos cultivos en el Nuevo Mundo, los
cómodos y conservadores. Acaso si no
distinguieron en la consideración de sus
se diera esta situación muy otra sería
contemporáneos y que hoy merecen ci
hoy la fisonomía puramente científica
tarse como propulsores iniciales de la
del mundo y, en el ámbito agrícola, no
agricultura de nuestros países.
se habrían producido los cambios no
Se citan en particular, las primeras
tables que la tecnología ha logrado en
introducciones del trigo, la alfalfa, la
nuestros días.
caña de azúcar, el lino, el café, el
banano, el olivo, la vid y diversos fru A esos hombres, a los pueblos que
tales del viejo mundo y la divulgación los produjeron y a estas mismas comu
o ampliación territorial de especies nidades, puede llamárseles verdadera
americanas hacia zonas distintas de mente pioneros. En el campo agrícola
sus centros de origen u originales de y en Latinoamérica es dable identifi
cultivo a otras regiones colonizadas por carlos como auténticos autores del
los españoles y portugueses. progreso y del paulatino avance que
La exposición es presentada como un hoy pueden exhibir nuestros países,
homenaje simultáneo a los aborígenes considerando lo difícil que ha resultado
v a quienes desembarcando en América sortear los muy diversos vaivenes eco
hace ya casi quinientos años se consti nómicos y políticos ocurridos en el
tuyeron en difusores de la cultura occi correr de los siglos.
dental.
Trataremos de referirnos a estos
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pueblos y sus hombres, los propul los maíces híbridos, habría sido insig
sores, los iniciadores, aunque más no nificante en comparación con lo hecho
sea que en somera síntesis, concen previamente por aquéllos. También,
trando nuestra revisión en el período aunque lo fuese en menor grado, pue
prehispánico y el que va desde el des de decirse que iniciaron el mejora
cubrimiento al fin de la época colonial miento del girasol y los porotos.
en Latinoamérica. Desearíamos así ho Dice Jorge León en su obra “Fun
menajearlos conjuntamente ahora que damentos botánicos de los cultivos
nos encontramos cerca de cumplirse tropicales” que “el hombre que vino
los primeros quinientos años de la de Asia” hace más de 20.000 años y
gesta del descubrimiento. se extendió en nuestro continente “no
En efecto, hace ya casi cinco si conocía la agricultura”, “no trajo con
glos que el hombre blanco vio por él semillas de arroz, trigo y otras
primera vez el producto más preciado plantas cultivadas asiáticas; ni prácti
de la agricultura aborigen americana: cas de cuitivo... ni instrumentos de
dos tripulantes de las carabelas de trabajo”. Era exclusivamente un caza
Colón traían de vuelta de una de sus dor o un pescador aunque tal vez oca
exploraciones al interior de la isla de sionalmente comiese vegetales, prin
Cuba una espiga de maíz, planta des cipalmente frutos y semillas.
conocida al europeo, que los isleños De hecho no se sabe dónde se ini
cultivaban para su alimentación. Era, ció la agricultura aborigen; si fue en
por el contrario, planta muy conocida la llanura, en los valles o en el claro
en el continente aún no descubierto y de los bosques y las selvas. Si se
ya citada en el Popol-Vuh, libro del sabe que había maíz, pero, segura
siglo octavo de los indios de Gua mente no cultivado, en la meseta me
temala. xicana hace 10.000 años, es decir en
Es por lo cual, en la rememoración la misma época en que recién apa
de los hombres y los pueblos a quie recían los primeros indígenas en la
nes la agricultura latinoamericana de Tierra del Fuego. Igualmente, que exis
be su desarrollo, que nuestra mente tía una agricultura incipiente y se co
no puede sino remontarse a nuestros sechaban calabazas, pimientos, ajíes y
antecesores indígenas. También a ellos porotos al noreste de México en la
debe nuestro Continente una valiosa región de Támaulipes unos 7.000 años
contribución, y no podía haberse en a. C., y que en otra parte de ese
contrado mejor calificativo para expre territorio entre 5.000 y 3.000 a. C. se
sarla que lo dicho por Germán Arci- cultivaron porotos como así también
niegas cuando afirmara que “el mundo en el centro de ese país, como lo han
se ha latinoamericanizado” a conse probado excavaciones realizadas en
cuencia de la incorporación al culti Tehuacan.
vo y, particularmente a la alimentación Por otra parte, en el hemisferio Sur,
humana, de plantas que aquellos co restos de yuca que datan de unos
secharon, domesticaron o cultivaron 4.000 años se han encontrado en tum
como el maíz, la papa, el maní, el bas de las culturas costeras perua
girasol, los porotos, el cacao, la batata, nas; también de maíz (en Huaca Prie
la mandioca y el tomate, además de ta), de unos 2.700 años. Por lo me
usar sus medicinas vegetales y plan nos el 10 % de los materiales que
tas industriales como las quinas, la testimonian la alimentación aborigen
coca, el tabaco, el algodón, el cau sudamericana entre el 3ro. y 2do. mi
cho, etc. lenio a. C. pueden referirse a espe
Se les reconoce así con justicia el cies cultivadas. También se afirma
haberlas descubierto y aún hasta ha que hace unos 2.500 años ya se cul
ber sido los primitivos mejoradores de tivaba en Perú el maní, que llegara
algunas de nuestras actuales plantas desde el oeste a través de los Andes.
útiles. Según Lyman Carrier, eran me Luego, y en un desarrollo típica
joradores de tal vuelo que, por ejem mente autóctono, el hombre ameri
plo en maíz, el aporte fitotécnico de cano domestica las plantas indíge
los blancos en los últimos cuatrocien nas, al parecer las leguminosas (los
tos años anteriores a la obtención de porotos) antes que el maíz y a partir
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del sistema agrícola ideado principal sesiones y poblados, como ocurriera
mente para este último (conservación cuando la expedición de Diego Gutié
del suelo, terrazas, andenes, técnicas rrez a Costa Rica en 1541-45, la de
de regadío, fertilización, etc.) aparecen Pedro Heredia cerca de Cartagena en
los primeros centros urbanos muchos 1533 o como durante la sublevación
de los cuales asombraron a los des de los jíbaros en 1578.
cubridores europeos. Entre tanto, a la llegada de los con
Como consumidores de vegetales los quistadores, el testimonio de éstos si
indígenas americanos fueron rizófagos bien es concreto con referencia al con
(es decir consumidores de raíces y tu sumo de los frutos silvestres por los
bérculos), espermatófagos (consumido aborígenes, resulta por el contrario al
res principalmente de granos, en espe go dubitativo en diversas regiones en
cial maíz y porotos) y carpófagos (o sea cuanto a que cultivaran las especies
que se alimentaban de frutales). Estos que los producían.
últimos parece que fueron más comu Es asi que los cronistas hacen re
nes en la zona intertropical, donde ha ferencia unas veces al abastecimiento
bía mayor abundancia natural de ár o recolección de “frutales de la tierra”
boles fructíferos; esta abundancia de y en otras, a la existencia de “arbole
especies iba decayendo hasta las zo das” de frutales, con lo que aparen
nas templadas o frías. temente en ciertos casos parecería
Supieron, en efecto, cosechar fru que quisieron referirse a huertos ca
tos de muy diversos árboles y arbus bales, como p. ej. los que hallaron en
tos y además los producidos por plan el istmo centio americano, en Vene
tas herbáceas. Así se alimentaron con zuela, en el Cauca, en el valle de
chirimoyas, papaya, cacao, nopal, tuna, Patía (en el actual Ecuador), las cos
plátanos, maguey, zapote, ananás, fru tas del Pacifico, la región caribe-mag-
tillas, etc. y usaron del tabaco, la co dalenesa, en los llanos occidentales
ca, el molle o pimiento y otros vegeta del Orinoco y en diversos sitios del
les útiles. Amazonas.
Aprendieron además nuestros aborí Existen testimonios que, en los va
genes a usar el algodón y las plantas lles templados del callejón interandino
tintóreas, en lo que parece fue un al sur del río Carchi, según Víctor Ma
desarrollo totalmente independiente de nuel Patiño, a la llegada de los euro
la influencia que pudieran haberles peos a fines del siglo XVI los indios
transmitido sus antecesores asiáticos cultivaban allí varias especies fruta
llegados a través del estrecho de Be les endémicas, lo mismo que en la
ring, y supieron, con propiedad, hacer costa del Pacífico en una región cer
uso de un sinnúmero de plantas rtie- cana a lo que es hoy la isla Munguido
dicinales. y cerca de Ayapal en la región caribe
Conviene que nos demoremos un magadalenesa, donde los españoles
poco en el cultivo de los frutales. hallaron “casas todas bien aderezadas
Algunos autores señalan el hecho con gran copia de huertos de frutales”.
de que la existencia de frutales cul Cosa similar había ocurrido según
tivados en los poblados indígenas, más Mártir de Angleria. que escribió a co
que el cultivo de especies comestibles mienzos del siglo XVI, en los valles
temporales o de corto ciclo (granos de la sierra Nevada de Santa María y
tubérculos, etc.), es “signo de ade las llanuras circundantes, donde aquéh
lanto y de organización política social líos encontraron “árboles frutales de
superior” de los grupos humanos que varios géneros muy cultivados”. Men
vivían en tales lugares, pues esta prác ciónase asimismo que cuando los con
tica “lleva implícita el concepto de la quistadores emprendieron lo que seria
propiedad privada y herencial”, la “in la última campaña contra los indios
tención de permanencia y cierta dosis pijaos de Colombia, a principios del
de previsión del futuro”. No está di siglo XVII. “hallaron cerca de Chapa
sociado de este concepto la "tala” de rral una huerta labrada, con frutas ta
frutales que acostumbraban hacer los les como euros, papayos, papayuelas.
indios cuando perdían a manos de ciruelas, y pifias".
otra tribus o de los europeos sus po También, que había abundancia de
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frutas cultivadas en las márgenes de mostrando los caribes un “dinamismo
los afluentes del río Magdalena, y en expansivo” en aquel sentido, el cual
la llamada “relación de la Trinidad de luego continuaron los españoles — y
los Muzos”, que data de 1582, se men aun los ingleses más tarde— tal co
ciona que en esa región, muy renom mo, por ejemplo, ocurriera con el chi-
brada por sus frutas como la de To- cozapote o níspero americano (Achras
caima, existían más de diez y siete sapota) y el coco (Cocos nucífera) que,
especies frutales, de las cuales once entre paréntesis, según Humboldt, fue
eran cultivadas por los naturales. ron dos de los frutales de los que
Las crónicas de la época afirman posteriormente sacara mayor partido la
que a los españoles les resultó fácil economía capitalista europea. Un as
abastecerse de frutas “cultivadas” a su pecto interesante que debe señalarse
llegada a la región venezolana de La- es que parece que de ningún modo
gunilla o Zamu, en lo que es la cuen lograron los blancos superar o mejo
ca del río Chana en la jurisdicción de rar las técnicas de cultivo de los in
Mérida. En los llanos orientales del dígenas, aunque dice al padre Cobo
Orinoco, cuando la expedición de Gon (a mediados del siglo XVII), que si
zalo Jiménez de Quesada en búsque bisn éstos no conocieron el arte de
da del mítico el Dorado, “un pueblo injertar — por lo cual sus frutas culti
cultivado con hortalizas y frutales” fue vadas no eran mejores que las silves
descubierto por sus subordinados Pe tres— puesto que sí conocieron y apli
dro de Silva y Diego Soleto. caron para varias especies la multi
Entre los pueblos aborígenes del plicación vegetativa o clonal, es posi
plano oriental de los Andes en la ble que un incipiente proceso de me
región amazónica parece ser que go joramiento frutícola comenzara en aque
zó de mucho predicamento el uso y llos lejanos años.
cultivo de frutales y así !o testimonia Es de suponer en consecuencia que
entre otros, a mediados de1 siglo XVI nuestros aborígenes, practicando la
Diego de Palomino en la “relación de agricultura y cosechando frutales, vi
Chuquimayo”, refiriéndose a pobladores vían muy bieri con lo que les daba
de Cherinos en la cuenca del río una feraz naturaleza, — aún cuando
Chinchipe, de los que dice que “man- desconocieran el trigo, la cebada,
ten'an frutales delante de sus vivien el v'no, el aceite y frutas y legum
das”. bres corrientes en el viejo mundo— y
Es de señalar, entre tanto, que pa pese a que todo debieron hacerlo con
recería ser que esta práctica del cul gran esfuerzo de sus manos, sus pier
tivo intencional de frutales fue más nas, sus músculos. No es de extrañar
propio de los aborígenes continenta por lo tanto que quienes fueron ca
les y, según mencionó Fray Bartolomé paces de levantar las pirámides de
de las Casas a comienzos de la se Quetzacoatl y Teotihuacan, los templos
gunda mitad del siglo XVI, no tuvo im de Chichen Itzá o la fortaleza ciclópea
portancia entre las tribus insulares. de Sacsahuamán, no pudieran menos
Ello contrastaba, por ejemplo, con las que considerar flojos a los conquista
costumbres de las de Centro y Sud dores cuando, por ejemplo en el valle
América preocupadas a atender prime del Cuzco, los vieran arar empleando
ro a plantar huertos frutales o “arbo las primeras tres yuntas de bueyes in
ledas para gusto y recreación” que a troducidas por Juan Rodríguez de Vi
la construcción de sus viviendas o el llalobos. “Chaparro”, “Naranjo”, “Cas
establecimiento de los propios pue tillo”, que así se llamaban algunos de
blos. En este sentido, dícese que se estos bueyes, convocaron una concu
destacaron mucho los indígenas de la rrencia de miles de atónitos indios, que
actual Nicaragua. se decían entre >sí que los españoles
No obstante afirma Patiño que, a la para no trabajar “forzaban a aquellas
llegada de los europeos, había co bestias a que hicieran lo que ellos ha
menzado un proceso tanto de difusión bían de hacer”.
como de cultivo de algunos frutales Los cultivos comunes a los indios de
desde Centro América así como de la Ja América Septentrional, Centro y Sur
llamada Tierra Firme, hacia las islas, América a fines del siglo XV, es decir
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a la llegada de los blancos, desde la de agricultura más desarrollada, cul
México hasta el norte argentino: fue tivaron los naturales el maíz, las pa
ron el maíz, los porotos o frijoles (Pha- pas, la quinoa, los porotos, los ajíes,
seolus vulgaris y Ph. lunatus), los za el tomate, la mandioca, la oca (Oxa-
pallos (Curcurbita spp.), los ajíes o pi lis tuberosa), la arracacha (Aracacia
mientos (Capsicum spp.), la batata (Ipo- xanthorrhiza), la cañihua (Chenopo-
moea batatas), la yuca o mandioca, el dium pallidicaule), la mashua (Tro-
maní, la calabaza (Lagenaria sicerarla), paeolum tuberosum), la jícana (Pachyrr-
el tabaco, el achiote o rocú (Bixa ore- hizus ahipa), el ulluco (Ullucus tube-
llana} y la pina o ananá (Anana co- rosus, el yacón (Polymnia sonchifolia)
mosus). y los zapallos. También sembraron chi
El del maíz fue, desde luego, el rey rimoyas, papayas, ananá, coco, quina,
de estos cultivos desde México al Pla algodón y tabaco e hicieron selección
ta y desde el Atlántico al Pacífico. Sir de porotos y maíces.
viéronse de él los indios para su co Al este de los Andes fueron cultiva
mida y bebida, supieron distinguir sus dos, entre otros, el algodón (Gossy
variedades y cutivarlas en lo alto o el pium barbadense), la ccca y las quinas
llano, conforme a sus características (se ya nombrados, las achiras (Canna
afirma que algunos tipos de cultivares spp.), el pepino frutal (Solanum muri
muy primitivos tienen unos 5.000 años catum) la uchubá (Physalis peruviana),
de cultivados). Aprendieren a moler sus el tomate arbóreo (Cyphomandra beta-
granos, hacer pan. tortillas, mote, hu- cea), la cereza de fraile (Bunchosia
mita, la chicha y otras muy diversas armeniaca', la lúcuma (Lucuma obo
variaciones alimenticias y bebidas. En vata). los nogales (Juglans boliviana y
zonas más restringidas de las Antillas, otros), el naranjillo (Solanum quitoeiv
el Sur de Centro América, y en S. Amé so' y el pacae (inga feuillej).
rica. cultivaban per entonces: la papa En la zona austrobrasileña, — de
ya, el ñame (Dioscorea spp. la pi aborígenes nómades— produjeron po
mienta malagueta (Pimenta acris), el rotos, zapallos, mandioca, batata y fru
sagú (Maran-a arundinacea) y el peji- tes como ananá o piñ? (Ananas coma
baye (Guilielma gasipaes). sus), yatay, guayaba, pitanga (Eugenia
En Norte y Centro América estaban uniflora), feijoa (Feijoa sellowiana),
además difundidos entre los aboríge araga (Psidium cattleyanum) y jaboti-
nes: el girasol, el cacao, el algodón caba (Myrciaria jaboticaba). Además ex
(Gossypium hirsutem), la lúcuma (Lu- plotaron la yerba mate silvestre, pero
cuma salicifolia), la jícana (Pachyrrhi- no la cultivaron. Hacia el norte, en
zus erosus), el frijol teparí (Phaseplus la Amazonia y en las tierras bajas
acutifolius), el chayóte (Sechium edule), tropicales, cosecharon las anonas, en
la vainilla (Vainilla planifolia), el nopal tre las cuales la guanábana (A. muri-
(Nopalea coccinellifera), las tunas cata), los ñames (Dioscoerea spp.), la
(Opuntia spp.), la pitahaya (Hylocereus nuez de Pará (Bertholettia excelsa), la
SPP-), el chicozapote (Achras sapota), granadilla (Passiflora quadrangularis),
las anonas (Annona spp.), el nanci (Byr. el guaraná (Paullinia cupana). la ma-
sonima crassifolia), el zapote blanco nicoba (Manihot glaziovi), el cajú o ma.
(Casimiroa edulis). el zapote negro
rañón (Anacarolum occidentalism la ipe
(Diospyros ebenaster) y el capulín (Pru cacuana (Cephalis ipecacuanha), la ji
ñus serótina); también el maguey (Aga
cama (Pachyrrhizus tuberosus), y la
ve spp.) y el índigo (Indigofera suffru-
carnauba (Copernicia cerífera).
ticosa). De los citados es bueno des
Finalmente, los indígenas de la zo
tacar el girasol, que fue una de las
na araucana o austroandino-chilena, la
plantas de mayor importancia domesti
papa, el maíz, los porotos, las fruti
cada por los aborígenes americanos
llas y el mango (Bromus mango) ce
del valle del río Mississipi, y cuyo
real este último cuyo cultivo fuera lue
cultivo era moneda corriente en esa
go totalmente abandonado.
región y hasta el sur de México an
De las especies mencionadas acer
tes de la llegada de los conquista
ca de cuyo cultivo fueron precurso
dores.
res nuestros aborígenes, deben men
En la región andoperuana e incaica,
cionarse tres casos especiales. Es
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así que el cocotero (Cocos nucífera) sores de este grano hacia los distin
de antiguo cultivo en Asia y Oceanía tos rumbos americanos.
y que desde 1513 fue hallado en cul Por lo demás, no es ninguna nove
tivo por los españoles en las costas dad que basaron su agricultura en cier
del Pacífico desde México a Panamá, tos conocimientos científicos, principal
al parecer llegó a esas playas por mente en materia de Astronomía, la
medio de cocos que flotaron en el océa cual era un campo de destacado do-
no provenientes de los trópicos indo- m:n:o de la casta sacerdotal; con su
malayos; que la calabaza común (La auxilio pudieron predecir con cierta
genaria siceraria) de origen probable exactitud — en función de la posición
mente africano, aunque se dice que se de los astros— , las variaciones armo
conocía en la costa peruana desde niosas de la naturaleza, la ocurrencia
2.500 años a. C. lo cierto es que se de las lluvias tropicales y los períodos
la cultivó desde antes del 1500 casi más favorables para la germinación y
simultáneamente en América Tropical, vegetac:ón de las especies, de manera
Asia, Africa y en Europa, y que la ba que indicaban con precisión los mo
tata, cuyo origen americano aún se dis mentos más adecuados para efectuar
cute, también era cultivada tanto en las labores agrícolas y las cosechas.
América Tropical como en Oceanía Más al norte, los aztecas mostraban,
— según afirma León— en la época de en cambio, una cierta difarencia en
la vuelta al mundo magallánica (hacia cuanto a sus realizaciones agrícolas,
1521). Esta última especie, sigue sien pues aunque igualmente alcanzaron en
do la única planta que fue cultivada tre ellos destacable nivel tuvieron que
en América y fuera de ella antes de lidiar, por cierto, con duras condicio
la llegada de los españoles para la dis nes de aridez en gran parte del terri
persión de cuyo cultivo no existe una torio que dominaron, clima inclemente,
explicación satisfactoria. e inadecuadas precipitaciones, lo cual
comprometía el éxito de sus cose
Entre los precursores indígenas de
chas. Fue por ello que debieron
la agricultura americana es imposible
pasar por alto al pueblo Maya; quizás realizar costosas obras hidráulicas y
trabajos de irrigación que no podían
más que de ningún otro podría decir
ser efectuados sólo por los propieta
se que basó su imperio en la “econo
rios o por sus familias.
mía del maíz”, cuyo cultivo le sirvió
De aquí derivó la importancia que
no solamente para su alimentación si
alcanzaban los personajes de alcurnia
no que posibilitó a sus integrantes pla
que podían darse el lujo de disponer
near adecuadamente el empleo de su
de esclavos y la organización de los
tiempo de un modo intelectualmente
pueblos para el trabajo comunitario.
útil.
Cuando su propia producción les re
Supieron distinguir por lo menos tres
sultó insuficiente, el carácter guerrero
tipos de maíces conforme a su pre
de la nación azteca aseguró — por
cocidad y en función de ella, y el co
medios violentos y compulsivos— el
nocimiento de su capacidad de rendi
abastecimiento acopiado por las tribus
miento y el de sus necesidades familia
o naciones vecinas.
res y poblacionales, organizaron cro
La organización azteca, según algu
nológica y escalonadamente sus siem
nos de modelo próximo a una autocra
bras de modo tal que utilizando ape
cia comunista, basaba la explotación
nas 48 días al año de trabajo agrícola
de la tierra potencialmente cultivable,
disponían de 317 para dedicarse a ocu
de por si preciosa por aquellas cir
paciones manuales e intelectuales.
cunstancias, en la adjudicación de par
Se acrecentó así su nivel cultural y,
celas a los hombres casados. Si éstos
por consecuencia, lograron un elevado
no las cultivaban directamente o no
nivel político merced a lo cual desco las hacían cultivar por espacio de dos
llaron notablemente entre los pueblos años, debían devolverlas a la comuni
del istmo centroamericano. dad, la que los obligaba — por el con
Probablemente también fueron ellos trario— a trabajar como esclavos la
los iniciadores del mejoramiento del tierra pública y los predios pertene
maíz y asimismo los primitivos difu cientes a las autoridades, los funciona-
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ríos, la nobleza y los artesanos; ser nocedor de la calidad de la tierra de
vidumbre social que también obligaba Quito la trasladara al Cuzco para me
jorar el cultivo de la papa.
a los solteros.
El producto de las tierras públicas Los incas alcanzaron a estructurar
entraba en lo que puede llamarse un una producción socializada de econo
granero común para ser distribuido en mía que igualmente les permitió, en
tonces entre los componentes de la buena medida, asegurar su subsisten
comunidad de acuerdo a sus necesi cia. También entre ellos las tierras cul
dades. tivables se repartían entre los hombres
Por otra parte, los condicionados casados y de acuerdo a la proporción
“propietarios” casados que no eran de sus hijos, pero la propiedad seguía
dueños ni de vender ni de dar su tie siendo colectiva aun cuando su dis
rra en herencia, tenían obligación de frute fuera familiar. Impusieron el tra
entregar parte del producto de sus es bajo obligatorio para mantener la pro
fuerzos a los huérfanos, los discapa ducción de los predios pertenecientes
citados e incapaces. a los ancianos, a los enfermos y a
Tuvieron, finalmente, los aztecas lí quienes, por su edad y períodos de
deres ilustrados y progresistas como el terminados, cumplían servicios de gue
monarca Netzahualcóyotl y el propio rra o de carácter militar.
Moctehcuzoma llhuicamina, creadores La comunidad disponía, entre ellos,
respectivamente en los cerros de Tez- de pastos y bosques comunales cuyo
cotzingo y de Huaxtepec de verdade uso y producción era disfrutada por
ros jardines botánicos. Además supie todos. El excedente del suelo culti
ron aprovecharse muy bien de las pro vable debido al Inca, era también de
piedades medicinales, textiles, tintóreas cultivo obligatorio por la comunidad y
y otras utilidades de las plantas na los suelos públicos no se utilizaban en
tivas. beneficio sólo de aquél sino también
Veamos qué pasaba más al sur, y de los sacerdotes y funcionarios de
vamos a demorarnos un poco más en cierto rango; siendo de naturaleza pre
la civilización incaica pues, por su ex visora, destinaban habitualmente parte
tensión, fue la que más influyó en una de la producción a la acumulación de
parte, si no importante, bastante sustan reservas.
cial entre los pueblos más sedentarios Fueron, en este sentido, notables
de nuestro territorio; por lo cual en economistas agrícolas, y se dice que
gran medida la agricultura aborigen de sus acopios hechos en años de culti
la Argentina está ligada a la del área vos favorables, llegaron a ser progra
peruana. mados de tal forma como para ser
Deseo aclarar que no nos particuli- útiles hasta por el término de una
zaremos en esta última, pues el tema década, lo cual les permitía afrontar
ya ha sido tratado en profundidad por anualmente las necesidades de la co
nuestro inolvidable maestro el Ing. Lo munidad conforme a la categoría y ni
renzo R. Parodi, en un ya clásico tra vel social de los individuos, en épo
bajo publicado en los Anales de esta cas de escasez, guerra, sequías u otros
Academia en 1935. duros contratiempos.
Ha sido en gran medida gracias a No es novedad, tampoco, que los
los primeros cronistas que sabemos hoy Incas, realmente maestros en la ejecu
de la habilidad de los pobladores del ción de obras de ingeniería hidráulica,
imperio incaico en el cultivo de las consolidaron sobre la correcta aplica
especies que mencionáramos con an ción de los conocimientos de la mis
terioridad; el Inca Garcilaso, el Padre ma el desarrollo de una próspera agri
Bernabé Cobo, el corregidor de Hua- cultura en las sierras, no obstante lo
rochiri don Diego Dávila Briceño y otros escabroso de su territorio y su difícil
muchos más nos relataron los porme manejo, lo que los obligó a construir
nores del cultivo y uso que hacían fabulosas y extensas terrazas o ande
del maíz, de la papa, hortalizas y fru nes que les permitieron evitar la ero
tales. También supieron dejar su tes sión y la pérdida de la tierra fértil y
timonio acerca de líderes como el Inca conducir v emplear el agua de riego
Urión, arquitecto y agrónomo, quien co sin peligros ulteriores.
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Description:traído para durar hasta dos años, ade más de casi la totalidad de sus anima les domésticos y cabalgaduras. Pero el último en perder las esperan.