Table Of ContentSU FILOSOFIA
ATRAVES
DE LA NADA
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Priscilla N. Cohn:
Heidegger,
su filosofía
a través de la nada
Prólogo:
J. Ferrater Mora
Ediciones Guadarrama
| Colección
I Universitaria
VI J
de Bolsillo
punto Ponto
omega Omega
Título original: «The Concept of Nothingness ¡n the Thought
of Martín Heidegger».
Traductor: Angel García Fluixá.
Revisión de la traducción: José Ferrater Mora.
Portada: Estudio R & S.
Printed in Spain
© Ed. esp.: Ediciones Guadarrama, S. A. Madrid. 1975
Distribuidor en exclusiva: Editorial Labor, S. A.
Depósito legal: M. 39.243-1974
ISBN: 84-250-0189-7
Impreso en: Tordesillas, O. G. Sierra de Monchique, 25. Madrid
Prólogo
Heidegger ha sido blanco de muy diversos comenta
rios y juicios: una de las cumbres filosóficas de nuestra
época, y aun de todas las épocas; un filósofo «seminal»,
un metafísico empedernido, un sepulturero de la me
tafísica occidental e inclusive de toda filosofía, un in
comparable creador de lenguaje, un no menos incompa
rable productor de galimatías, un totalitario, un liber
tario, una meta difícil de alcanzar, un sarampión por el
que muchos hemos pasado y que nos ha inoculado defi
nitivamente contra las recaídas...
Parece que ha llegado el momento de ver el asunto
con alguna mayor serenidad, aunque para ello tengamos
que prescindir de agudezas como la que Paúl Ziff afila
al escribir un párrafo que, dicho sea de paso, exhibe
ocasionalmente ecos heideggerianos: «Entender lo que
se dice, en el sentido de entender la proferencia profe
rida es (pero no tan simplemente) oír y comprender
la proferencia. Así, si desde el estrado de un conferen
ciante se pregunta a los estudiantes que se hallan en las
últimas filas: '¿Entienden lo que se dice?', la respuesta
es ’Sf en el caso de que puedan oír y comprender las
palabras. De este modo se puede esperar entender aun
al propio Heidegger.»
A ver las cosas más clara y sosegadamente se enca
minan unos pocos libros de los últimos años, escritos
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por autores para quienes Heidegger no se reduce a
ninguno de los extremos apuntados al principio. Entre
estos libros destaca el de Priscilla Cohn. Su estudio del
pensamiento de Heidegger «a través de la nada» consti
tuye un muy logrado esfuerzo para poner las cosas en
su punto, arrumbando con las falsificaciones que pro
ducen por igual el entusiasmo gratuito y la más o menos
patológica irritación.
Este libro de Priscilla Cohn puede servir de intro
ducción al pensamiento de Heidegger; sus páginas son
en todo momento perfectamente nítidas. Pero a la vez
que una introducción es —como deben serlo todas las
introducciones dignas de este nombre— una interpre
tación.
El concepto de la nada, lejos de ser como «una silen
ciosa niebla», resulta ser una luz que despeja las más
recónditas nieblas. Puede discutirse sobre la legitimidad
de colocar este concepto en el centro del pensamiento
filosófico, pero hay pocas dudas de que sin él Heidegger
permanecería a oscuras. El célebre «Ser» heideggeriano
puede muy bien resultar un viaje a través de la nada.
La autora de este libro tiene en cuenta la totalidad
de la obra de Heidegger hasta ahora conocida —o, en
la jerga de los especialistas, el «Heidegger II» no me
nos que el «Heidegger I»—. No sólo esto: trata de
mostrar que las dos discutidas «fases» en el desarrollo
del pensamiento de Heidegger se hallan mucho más es
trechamente trabadas de lo que la mayoría de exposi
tores y comentaristas suponen. Cierto que para ello
enfoca su atención sobre lo que se ha considerado como
la primera fase, la que alcanza su culminación en El Ser
y el Tiempo, donde se perciben más que meras presun
ciones sobre lo que vendrá luego, incluyendo el «rever
so» o «conversión» que ha hecho derramar tanta tinta.
Pero con ello es fiel a las intenciones del propio Hei
degger, el cual habla a menudo en términos de «camino»
y de «exploración»; el camino es, pues, el mismo, por
muchas vueltas y revueltas que se den, y hasta por
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muchas bifurcaciones, y bifurcaciones de bifurcaciones,
que se presenten —lo que, curiosamente, asemeja la
ruta de Heidegger, por sí misma tan poco «lógica», a
las rutas que podrían emprenderse si, siguiendo la pauta
de los árboles semánticos, trazáramos los caminos como
si fuesen ramas, y ramas de ramas, de un árbol, sin
olvidar que algunas de las ramas terminan abruptamen
te, y que otras podrían prolongarse al infinito—. Ade
más, y sobre todo, resulta que la atención, no exclusiva,
pero sí predominante, a El Ser y el Tiempo, es perfec
tamente comprensible cuando se tiene en cuenta que,
después de todo, ésta es la obra que va a dar a Hei
degger su más seguro puesto en la historia de la filoso
fía —la parte principal de ese metafórico árbol semán
tico, que es aún más metafórico de lo que sugiero, por
que sus ramas se cruzan y entrecruzan de continuo, lo
que a menudo convierte el árbol (o su imagen) en
laberinto.
Imagínese, en efecto, a un Heidegger que se hubiese
«limitado» a insistir en todos los tonos posibles, y algu
nos perversamente imposibles, en la Gracia del Ser, en
la Reunión de los Elementos en la Cosa, en el Pensar
Conmemorativo, en el Advenir del Ser como Historia,
etcétera. Trasladado a términos «concretos», todo eso
encajaría en la nueva conciencia de respeto al mundo
y a la realidad contra la brutalidad tecnológica —que
tiene sus raíces en una brutalidad «demasiado huma
na»—, así como en la conciencia de que solo una radical
revolución cultural puede evitar una definitiva eco-
catástrofe. Pero no sería menester decirlo en los enre
vesados, a la par que poéticos, términos heideggerianos.
Trasladado a términos «abstractos», encajaría con otras
propensiones filosóficas manifiestas en varias tendencias
contemporáneas y que incluyen por lo menos la presun
ción de la muerte —o, si se quiere, unamunianamente,
de la «agonía»— de la filosofía. Pero podría pregun
tarse entonces qué hay de real y grandiosamente original
en un Heidegger parejo.
Por supuesto que Heidegger no es solamente el autor
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de El Ser y el Tiempo, y Priscilla Cohn deja el asunto
bien claro en este libro. Este «Heidegger a través de
la nada» es un Heidegger muy completo, porque «la
nada», o el concepto de la nada es, para decirlo en pa
labras de Heidegger, un hilo conductor, un Leitfaden, a
través de muy diversos paisajes. No hay que olvidar,
sin embargo, que Heidegger sigue siendo el autor de
El Ser y el Tiempo, y que esta obra, lejos de quedar
atrás en la evolución de su pensamiento, es continua
mente «recuperada», al punto que el ciclo parece ce
rrarse con El Tiempo y el Ser. No me atrevería a afir
mar que un Heidegger sin El Ser y el Tiempo sería un
autor acaso interesante, pero, en el fondo, un tanto
menor, pero puedo afirmar que un Heidegger con El
Ser y el Tiempo —independientemente de las simpatías
filosóficas que puedan tenerse por esta obra— es un
filósofo mayor. Y es sobre un filósofo mayor que Pris
cilla Cohn ha escrito este libro transparente.
Una vez liquidados los infantiles entusiasmos y las
temperamentales irritaciones que el pensamiento de Hei
degger ha producido, puede empezar a verse el peso que
ha venido ejerciendo en el pensamiento contemporáneo.
Este peso ha gravitado en muy varias direcciones, pero,
con el fin de mostrar su alcance bastará aludir a algunas
de las más patentes. Una es la posible complementación
de Heidegger por Marx en que soñaron, y por la cual
se esforzaron, algunos de los más influyentes «frankfur-
tianos». Otra es la radical opción entre la Gelassenheit
y la Praxis, opción que puede muy bien estar abierta a
una especie de dialéctica entre ambas. Otra es la posibi
lidad de considerar a Heidegger como uno de los pocos
modos disponibles de hacer filosofía, un modo que, como
ha señalado Richard Rorty, consiste en rechazar como
espúreos los problemas tradicionales y a la vez en admi
tir que hay problemas, pero que no hay criterios defi
nidos que permitan llegar a un acuerdo sobre las solu
ciones, acaso porque no tienen soluciones o, si las hay,
no se puede encontrar el modo adecuado de hablar de
ellas. En todos estos, y otros varios, casos, el pensa
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miento de Heidegger aparece, o reaparece, como un
desafío. Lo mejor que cabe hacer en este caso es cono
cer las armas y las intenciones del contrincante. A ello
va este libro.
J. Ferrater Mora
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Introducción
Una ojeada a través de El Ser y el Tiempo, e incluso
la lectura de su «Indice», no es lo más a propósito para
convencemos de que la Nada ha desempeñado un gran
papel en el pensamiento de Heidegger. En efecto, el
problema de la Nada no se discute en El Ser y el Tiempo
y hasta el término ’Nada’ aparece sólo esporádicamente
a lo largo de la obra. Por tanto, parece haber insufi
ciente evidencia para apoyar el aserto de que la Nada
es uno de los temas centrales del pensamiento de Hei
degger. No obstante, un examen más detenido de El
Ser y el Tiempo demostrará que esta afirmación está
bien fundada. De hecho, vamos a intentar demostrar
que sin tener en cuenta la Nada es imposible compren
der adecuadamente el pensamiento de nuestro autor.
Sería relativamente fácil componer una lista de algu
nos de los temas sobresalientes tratados en El Ser y el
Tiempo y luego exponer la forma en que la Nada se
relaciona con cada uno de ellos. No cabe duda de que
dicha lista sería impresionante porque tendría que abar
car nociones tales como el mundo, el «uno» (das Man),
el espacio, la vocación de la conciencia, el comprender,
la posibilidad, el poder-ser (Seinkónnen), la libertad, la
angustia (Angst), el ser-relativamente-a-la-muerte, la
«propiedad» o autenticidad y hasta el propio Ser (Sein).
Sin embargo, la misma amplitud de tal lista podría ten
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der a damos la impresión errónea de que El Ser y el
Tiempo es una mera colección de temas desconectados
entre sí.
Para mostrar la importancia de la Nada es más fruc
tífero intentar comprender lo que Heidegger quiere de
cir cuando describe el Dasein 1 como ente en cuyo Ser
le va su Ser (Es geht... um...). Casi puede considerar
se que la totalidad de El Ser y el Tiempo es un intento
de explicar —y demostrar— las implicaciones de esta
descripción. Afirmo, así, que la noción heideggeriana
del Dasein como ente en cuyo Ser le va su Ser no puede
ser comprendida a fondo sin entender la Nada.
La Nada se discute en detalle únicamente en las obras
posteriores de Heidegger, como, por ejemplo, en Intro
ducción a la metafísica (Einführung in die Metaphysik,
escrita en 1935 y publicada en 1953), en ¿Qué es meta
física? (Was ist Metaphysik, publicada en 1929), en su
«Epílogo» (Nachwort, publicado en 1943) y en su «In
troducción» (Einleitung, escrita en 1949), que se titula
«El retorno al fundamento de la metafísica» (Der Rück-
gang in den Grund der Metaphysik), escrito en 1949 2.
Desde luego que estos libros y ensayos pueden leerse
independientemente de El Ser y el Tiempo, pero se com
prenden más profundamente a la luz de la obra anterior.
No hay apenas duda de que El Ser y el Tiempo y las obras
posteriores se explican mutuamente, lo que no significa
que las últimas sean simples repeticiones de la primera,
ya que, aunque posiblemente se discutan los mismos te
mas, éstos están tratados desde un punto de vista diferen
te. Muchos de los temas y conceptos escrutados minucio
samente en El Ser y el Tiempo se advierten sólo de forma
breve en las obras posteriores. Es como si Heidegger
supusiera que ya estamos suficientemente familiarizados
con El Ser y el Tiempo y prefiriera no hacemos perder
el tiempo con la reiteración de lo ya dicho. De modo
semejante, en sus obras posteriores Heidegger desarrolla
a menudo con gran detalle aspectos que casi había pasado
por alto en El Ser y el Tiempo. Concretamente, afirma
en El Ser y el Tiempo que su meta es poner al descu
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