Table Of ContentHablemos de langostas
DAVID FOSTER WALLACE
Traducción de Javier Calvo
MONDADORI
Barcelona, 2001
-2-
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previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico
o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la
autorización previa y por escrito de los titulares del copyright.
Los siguientes textos han sido originalmente publicados -editados, muy editados o en última instancia
expurgados- en los siguientes libros y periódicos. N.B.: Cuando es importante para el ensayo que el autor
estuviera escribiendo para una publicación en particular -por ejemplo, cuando el nombre de la revista que
había encargado el texto sigue apareciendo de forma que no se puede cambiar sin estropear todo el texto-, el
artículo está marcado con un asterisco. El único caso en que el texto había sido escrito como discurso, y otro
texto en el que el artículo original aparecía con dos seudónimos y que ahora, por razones extrañas y difíciles de
explicar, no funciona si los términos «nosotros» y «sus corresponsales» se ponen en singular, son también
marcados con lo que creo que se llaman «cruces».
* «Gran hijo rojo» en Premiere.
«Ciertamente el final de alguna cosa, o por lo menos eso es lo que a uno le da por pensar», en el New
York Observer y en el The Anchor Essay Annual: The Best of 1998.
«Algunos comentarios sobre lo gracioso que es Kafka, de los cuales probablemente no he quitado
bastante» y * «La autoridad y el uso del inglés americano», en Harper's.
«La vista desde la casa de la señora Thompson» y *«Arriba, Simba» en Rolling Stone.
«Cómo Tracy Austin me rompió el corazón», en Philadelphia Enquirer.
*«Hablemos de langostas», en Gourmet y en The Best American Essays 2005.
«El Dostoievski de Joseph Frank», en Village Voice Literary Supplement.
* (por lo menos un trocito) «Presentador», en Atlantic Monthly.
Título original:
Consider the Lobster
© 2006, David Foster Wallace
© 2007, de la edición en castellano para todo el mundo:
Random House Mondadori, S. A.
Travessera de Gracia, 47-49. 08021 Barcelona
© 2007, Javier Calvo, por la traducción
Diseño de «Presentador» de Marie Mundaca y Peter Bernard
Primera edición: mayo de 2007
Printed in Spain - Impreso en España
ISBN: 978-84-397-2063-8
Depósito legal: B. 16.685-2007
Fotocomposición: Fotocomp/4, S. A.
Impreso en Limpergraf
Mogoda, 29. Barbera del Valles (Barcelona)
Encuadernado en Encuadernaciones Roma
Para Bonnie Nadell
ÍNDICE
Gran hijo rojo.........................................................................................................6
Ciertamente el final de alguna cosa, o por lo menos eso
es lo que a uno le da por pensar.............................................................................38
Algunos comentarios sobre lo gracioso que es Kafka, de
los cuales probablemente no he quitado bastante..................................................44
La autoridad y el uso del inglés americano............................................................48
La vista desde la casa de la señora Thompson.......................................................87
Cómo Tracy Austin me rompió el corazón............................................................95
Arriba, Simba.........................................................................................................104
Hablemos de langostas...........................................................................................155
El Dostoievski de Joseph Frank.............................................................................168
Presentador.............................................................................................................180
Agradecimientos......................................................................................................235
GRAN HIJO ROJO
La Academia Americana de Medicina de Urgencias lo confirma: entre una y dos
docenas de hombres adultos americanos ingresan todos los años en urgencias después de
haberse castrado a sí mismos. Normalmente con utensilios de cocina, y a veces con
cortaalambres. A modo de respuesta a la pregunta obvia, los pacientes que sobreviven a
menudo explican que sus deseos sexuales se habían convertido para ellos en una fuente de
conflicto y ansiedad intolerables. El deseo de un alivio perfecto, unido a la imposibilidad en
el mundo real de obtener ese alivio perfecto y de obtenerlo en el momento deseado, les
habían producido una tensión que ya no podían soportar.
Es a los hombres de más de treinta años con problemas de testosterona cuyos casos se
han documentado en los dos últimos años a los que estos enviados especiales desean dedicar
el presente artículo. Y a aquellas almas atormentadas que se estén planteando la
autocastración en 1998 deseamos decirles: «¡Alto! ¡Quita esa mano! ¡Deja en paz esos
utensilios de cocina y/o cortaalambres!». Porque creemos haber encontrado una alternativa.
Todas las primaveras, la Academia de las Artes y de las Ciencias Cinematográficas
presenta sus premios a los logros más significativos en todos los aspectos del cine
comercial. Se trata de los Premios de la Academia. El cine comercial es una de las industrias
más importantes de Estados Unidos, igual que los Premios de la Academia. El célebre
comercialismo e hipocresía de los Oscar asquea a muchos de los millones y millones y
millones de espectadores que sintonizan su emisión en plena hora de máxima audiencia para
ver las presentaciones. No es coincidencia que la ceremonia de los Oscar tenga lugar
durante la Semana de Sondeos de la televisión. Casi todos la ponemos, a pesar de lo
grotesco que resulta ver a una industria felicitándose a sí misma por fingir que todavía es
una forma de arte, oír a gente con vestidos de cinco mil dólares invocar pomposos tópicos
de sorpresa y humildad escritos por publicistas, etcétera —todo ese rollo cínico posmoderno
—, y sin embargo parece que todos la miramos. A todos parece importarnos. Por mucho que
duela la hipocresía, por mucho que los ingresos brutos de los estrenos y las estrategias de
marketing ya sean más noticia que las películas en sí mismas, por mucho que Cannes y
Sundance se hayan convertido en nada más que zonas empresariales. Pero la verdad es que
la cosa ya no entraña más diversión genuina que esa. Y lo que es peor, parece haber una
enorme conspiración implícita en virtud de la cual todos seguimos fingiendo que la cosa es
divertida. Que nos hace gracia que Bob Dole haga un anuncio de Visa y que Gorbachev se
haga pasar por cliente entusiasta de Pizza Hut. Que toda la cultura de la fama comercial
vaya como loca por hacer dinero y al mismo tiempo se felicite a sí misma por fingir que no
va a por el dinero. En el fondo, sin embargo, sabemos que es todo una mierda.
Estos enviados especiales les ofrecen humildemente una alternativa.
Todos los años por enero, la ciudad menos pretenciosa de América acoge los premios
anuales de AVN. AVN son las siglas de Adult Video News, que viene a ser como la revista
Variety de la industria americana del porno. Cada número de esta revista gruesa y de
precioso diseño cuesta 7,95$, tiene un ochenta por ciento de anuncios y está claramente
dirigido a los minoristas de vídeos para adultos. Tiene una tirada de unos cuarenta mil
ejemplares.
Aunque son legendarios los turbios caprichos de la contabilidad de la industria del ocio,
es universalmente sabido que la industria americana del cine para adultos, con unas
ganancias anuales de entre trescientos cincuenta mil y cuatrocientos mil millones de dólares
en conceptos de ventas, alquileres, cuotas de cable e ingresos por cabinas de
videomasturbación, es una máquina de hacer dinero todavía más grande y eficaz que el cine
americano comercial legítimo (cuyos ingresos brutos anuales se suelen estimar entre
doscientos y doscientos mil millones de dólares). La industria del cine para adultos
americana tiene su centro en el valle de San Fernando, Los Ángeles, justo al otro lado de las
montañas de Hollywood.1 A algunos expertos les gusta llamar a la industria del cine para
adultos el Gemelo Oscuro de Hollywood, mientras que otros la llaman el Gran Hijo Rojo
del cine comercial.
No es ningún accidente que Adult Video News —una publicación lujosa y cara cuyos
artículos son en realidad más bien publirreportajes— y sus premios anuales nacieran ambos
en 1982. El principio de la década de 1980, al fin y al cabo, vio la génesis de los
reproductores de vídeo y del alquiler de vídeo doméstico, que hicieron por la industria del
cine para adultos más o menos lo que la tele hizo por el fútbol americano profesional.
Del comunicado de prensa que emitió AVN con fecha del 11 de diciembre de 1997 (y
que se puede visitar en www.avn.com):
• Hoy se han anunciado2 las nominaciones de los Decimoquintos Premios Anuales de AVN. El
espectáculo de los premios de este año, que conmemoran el decimoquinto aniversario de AVN, es
una celebración de la «Historia» [sic].
• Los premios se presentarán divididos en 106 categorías, lo cual constituye un récord, a lo
largo de un período de dos noches.
• La industria del cine para adultos ha emitido [sic] casi 8.000 productos en 1997, incluyendo
4.000 productos «nuevos» (que no son recopilaciones). AVN ha publicado reseñas de todos los nue-
vos lanzamientos en todas las categorías [sic] durante este año pasado, registrando más de 30.000
escenas de sexo.3
• En comparación, el año pasado hubo aproximadamente 375 películas que reunieron los
requisitos para ser candidatas a los Premios de la Academia, y que esos votantes [sic: se supone que
se están refiriendo a unos votantes distintos a los de AVN] tuvieron que ver. La AVN tuvo que ver
más de diez veces más productos a fin de preparar estas nominaciones [sic por el lenguaje y las re-
peticiones, aunque 4.000 dividido por 375 ciertamente da más de diez].
Del discurso del señor Tom Byron al recibir su premio el sábado 10 de enero de 1998,
1 Una productora de porno, Caballero Home Video, tiene su sede central en un enorme dúplex de Van Nuys
cuya otra mitad es el estudio de sonido de Sensación de vivir.
2 El modo impersonal aquí resulta un poco falso: es el propio comunicado el que las anuncia.
3 A una media digamos de noventa minutos por película, esto quiere decir que hay una persona o personas
que han dedicado 1,4 años de visionado continuo de porno. Ahí está la alternativa para los hombres
americanos tan torturados por el deseo carnal que sienten la tentación de autocastrarse: pueden presentarse
voluntarios como jueces para los Premios de AVN y pasarse 1,4 años mirando sin descanso lo último en vídeo
para adultos. Les garantizamos que después de eso nunca más van a querer ver ni oír ni practicar ni volver a
pensar en sexualidad humana. Créannos ustedes. Los cinco periodistas (masculinos) de publicaciones
marginales asignados a cubrir los Premios de AVN de 1998 se muestran de acuerdo: el mero hecho de mirar la
docena aproximada de «grandes producciones» o títulos «más importantes» del año del cine para adultos -Bad
Wives, Zazel, A Week and a Half in the Life of a Prostitute, Miscreants, New Wave Hookers 5, Seduce E.
Destroy. Buttman in Barcelona, Gluteus to the Maximus- nos ha freído a todos la placa base de las glándulas.
Para cuando acaba el fin de semana de los premios, ya ninguno de nosotros tiene erecciones biológicamente
normales de esas que se tienen a primera hora de la mañana o al hacer un trayecto lleno de baches en
autobús. Y cuando se nos acercan miembros del sexo opuesto aunque sea de forma inocente, todos nos
apartamos igual que uno se aparta de las llamas (lo cual convierte a nuestro grupo en un espectáculo extraño
y difícil a la hora del desayuno, de acuerdo con nuestra camarera del domingo por la mañana).
en el salón de actos del Caesars Forum, Hotel y Complejo de Casinos Caesars Palace, Las
Vegas, Nevada, después de ganar el Premio de AVN al Mejor Actor Masculino 1998 (y
dicho con sentimiento considerable): «Quiero dar las gracias a todas las mujeres preciosas a
las que les he metido la polla». [Risas, aplausos, ovación.]
Del discurso de la señorita Jeanna Fine al recibir su premio en ídem, después de ganar el
Premio de AVN a la Mejor Actriz de Reparto 1998 por su papel en Miscreants de Rob
Black: «Caray, ¿este por cuál es, por Miscreants? Caray, esa es otra en la que leí el guión y
dije: "Oh, mierda, voy a ir al infierno. [Risas, aplausos.] ¡Pero no pasa nada, porque todas
mis amigas también estarán allí!"». [Enorme oleada de risas, ovaciones y aplausos.]
De las bromas entre premios del señor Bobby Slayton, humorista profesional y maestro
de ceremonias de los Premios de AVN de 1997: «Ya sé que estoy guapo, como que parezco
más joven, porque he empezado a usar la fórmula especial Grecian: cada vez que me
encuentro una cana, le doy a mi mujer por el culo. [Ninguna risa, gemidos dispersos.] Idos a
la mierda. Era un chiste genial. Idos a la mierda».
Bobby Slayton, un imitador de Dice Clay con voz cazallosa que no paraba de presentar
a todas las actrices como «la mujer por la que me voy a cortar la polla», y que asombró a
todos los periodistas de publicaciones marginales que habían asistido tanto por su falta de
gracia como por su parecido con todos los camellos de coca de complejo de apartamentos
que habíamos conocido en nuestras vidas, está felizmente ausente de la gala de los premios
de 1998. El presentador de 1998 es un tal Robert Schimmel, veterano de In Living Color y
habitual del programa de Howard Stern. Schimmel se parece a Wallace Shawn pero en
depravado y muy bronceado, y no es menos soez que B. Slayton, pero lo hace mucho mejor.
Uno de sus números es una pantomima de alguien que intenta tener relaciones sexuales con
una muñeca hinchable que no ha hinchado del todo porque le daba pereza. También señala
el contraste entre la lamentable escasez de sus propias eyaculaciones con los contundentes
orgasmos de ciertos actores bien conocidos,4 comparando las eyaculaciones de esos hombres
con aspersores de jardín y haciendo una extraña imitación sonora de estos. Todos los
periodistas de publicaciones marginales de 1998 están sentados juntos en la Mesa 189 al
fondo del todo del salón de actos. La mayoría de ellos trabajan para esas revistas para
hombres que se encuentran precintadas detrás de los mostradores de las tiendas de barrio, y
forman una pandilla con mucho mundo a sus espaldas, a pesar de lo cual Schimmel
consigue que un par de ellos —cuyos nombres de guerra son Harold Hecuba y Dick Filth—
se rían tan fuerte que la gente de la mesa de Anabolic Video que queda cerca de la nuestra
no para de mirarnos con cara de fastidio. En un momento dado de un chiste sobre
eyaculación precoz, Dick Filth llega al punto de atragantarse con un rollito de California.
... Pero todo esto tiene lugar el sábado por la noche, durante el evento central. Y hay
muchas celebraciones antes del climax del sábado.
La industria del cine para adultos es vulgar. ¿Quién puede no estar de acuerdo? Una de
las categorías de los Premios de AVN es «Mejor Película de Temática Anal»; otra es
«Mejor Campaña General de Marketing-Imagen de Empresa». Irresistible, película
ganadora en varias categorías de 1983, hace quince años que aparece escrita como
«Irresistable» en Adult Video News. La industria no es solamente vulgar, sino que lo es de
forma previsible. Todos los tópicos son ciertos. El típico productor de porno es realmente un
4 (El señor Peter North, en particular, descarga algo que se parece más a los disparos de mortero que a las
emisiones biológicas.)
hombrecillo feo con un tupé de mal gusto y un anillo en el meñique del tamaño de una
pastilla de Rolaids. El típico director de porno es realmente un tipo que usa la palabra
«clase» como sinónimo de refinamiento. La típica estrella femenina de porno es realmente
una mujer con vestido de noche de licra y tatuajes por todos los brazos que fuma y masca
chicle a la vez mientras les cuenta a los periodistas lo agradecida que está a Wadcutter
Productions Ltd. por hacerse cargo de la factura de su aumento de pechos. Y lo dice en
serio. Todo el fin de semana de los Premios de AVN constituye lo que el señor Dick Filth
llama una Zona Libre de Ironía.
Pero, por supuesto, tenemos que recordar siempre que «vulgar» tiene muchas
definiciones en el diccionario y que solo un par de ellas están relacionadas con la grosería o
el mal gusto. Etimológicamente hablando, «vulgar» solo quiere decir popular a escala
masiva. Es el opuesto semántico de «pretencioso» o «esnob». Es la humildad con el pelo
peinado sobre la calva. Son los índices de audiencia Nielsen y el axioma de Barnum y el
verdadero balance final. Es un negocio gigantesco.
El actor porno de treinta y cuatro años Cal Jammer se suicidó en 1995. Las estrellas
femeninas Shauna Grant, Nancy Kelly, Alex Jordan y Savannah se han suicidado durante la
última década. Savannah y Jordan recibieron los premios a la Mejor Actriz Debutante en
1991 y 1992, respectivamente. Savannah se suicidó después de quedar ligeramente
desfigurada en un accidente de coche. Alex Jordan es famosa por haber dirigido su nota de
suicidio a su pájaro. El técnico de rodaje y actor Israel González se suicidó en un almacén
de una empresa de porno en 1997.
Un grupo de apoyo con sede en Los Ángeles llamado PAW (Protecting Adult Welfare,
es decir, «Protección del Bienestar de Adultos») tiene una línea telefónica de emergencia de
veinticuatro horas para gente que trabaja en la industria del cine para adultos. El noviembre
pasado se llevó a cabo un evento destinado a recaudar fondos para la PAW en la bolera de
Mission Hills, California. Era un torneo de bolos nudista. Docenas de estrellas femeninas
aceptaron participar. Asistieron dos o tres centenares de fans del vídeo para adultos que
pagaron por verlas jugar desnudas a los bolos. No participaron ni dieron dinero ninguna
productora ni tampoco ejecutivos de las mismas. El evento recaudó seis mil dólares, que es
un poco menos que dos millonésimas partes de los ingresos brutos anuales del porno.
Tal como sabrán ustedes si han visto Casino, Showgirls, Bugsy, etcétera, en realidad
existen tres Las Vegas distintas. El Binion's, donde siempre se juega la serie mundial de
póquer, es el ejemplo del «Viejo Las Vegas», que tiene su centro en la calle Fremont. El
futuro de Las Vegas se encuentra todavía hoy en las últimas fases de construcción en el
mismo extremo del Strip, en las afueras de la ciudad (donde siempre se erigen los centros
comerciales americanos); va a ser un grupo de locales «para toda la familia», tipo parque
temático, de esos que De Niro describe de forma tan plañidera al final de Casino.
Pero el Las Vegas que todos tenemos en mente, Las Vegas en tanto que Las Vegas,
comprende la docena aproximada de hoteles que flanquean el centro del Strip. Vegas
Populi: los hoteles opulentos, intrincados, chabacanos y estéticamente decadentes, las
cátedras del juego, de las fiestas y de ese ocio en directo donde se balancea mucho el
micrófono. El Sands. El Sahara. El Stardust. El MGM Grand, el Maxim. Todos en un radio
pequeño. El gasto anual en neón alcanza las siete cifras. El Harrah's, el Casino Royale (que
tiene pegado su enorme Denny's abierto las veinticuatro horas), el Flamingo Hilton, el
Imperial Palace. El Mirage, con su gran catarata escalonada y siempre iluminada. El Circus
Circus. El Treasure Island, con su intrincada fachada de cubiertas y jarcias y palos de
mesana y amantillos. El Luxor, que tiene forma de zigurat de la antigua Babilonia. El
Barbary Coast, que tiene un letrero en la fachada que dice: « AQUÍ EL
HAGA EFECTIVO
CHEQUE DE SU PAGA: GANE HASTA 25.000$».
Esos hoteles son el Las Vegas que conocemos. La tierra de Lola y Wayne. De Siegfried
y Roy, de Copperfield. De coristas con tocados enormes. El cajón de arena de Sinatra. La
mayoría construidos en los años cincuenta y sesenta, la era del estilo mafia chic y del
concepto ocio-más-industria. Las colas de media hora para coger un taxi. Los sitios donde
no solamente se permite fumar sino que te animan a hacerlo. Los tupés y las etiquetas para
identificar a asistentes a convenciones y las mujeres vestidas con pieles de todos los colores.
Un museo donde está la botella de Coca-Cola más grande del mundo. El Café Harley-
Davidson, con su tímpano formado por una enorme moto sobresaliente; el hotel y casino
Bally's, con su hilera de columnas fálicas todas electrificadas y parpadeando de forma
epilépticamente sincronizada. Una ciudad que finge no ser nada más que lo que es, una
enorme máquina de intercambio: espectáculo a cambio de dinero, sensaciones a cambio de
dinero, dinero a cambio de más dinero, y placer a cambio de cual sea el precio abstracto de
mañana.
Y tampoco olvidemos el que es corazón vivo y sinécdoque de Las Vegas: el Caesars
Palace. El abuelo. Tan grande como veinte Wal-Mart de un extremo al otro. Hecho de
mármol auténtico y mármol falso, y provisto de moquetas sobre las que te puedes desmayar
sin acusar el golpe. Doce mil metros cuadrados solamente de casino. Cúpulas, clerestorios,
bóvedas de cañón. En el Caesars Palace está América concebida como una nueva modalidad
de Roma: la conquistadora de su propia gente. Un imperio del Yo. Resulta sobrecogedor. La
llovizna invernal hace que sangre todo el neón. La escena resulta tan bonita que casi no se
puede soportar. No podría haber lugar mejor que Las Vegas para el espectáculo de los
premios del porno moderno: aquí, los Premios Anuales de AVN son un espectáculo más.
Muchos más turistas y asistentes a convenciones de los que uno se imaginaría reconocen a
las estrellas femeninas. Por todo el hotel hay gente que se las queda mirando. Hasta cuando
están esperando o metiendo monedas en una máquina tragaperras, los actores y actrices se
convierten en una atracción de primera línea. Las Vegas no se pierde ni un solo número.
Los Premios Anuales de AVN siempre se programan para coincidir con el Salón
Internacional de la Electrónica de Consumo (el CES, por sus siglas en inglés), que este año
se celebra entre el 8 y el 11 de enero. El salón CES es un evento muy grande. Es como una
combinación de convención y de concurso de talentos entre las mejores y más destacadas
figuras del mundo de la electrónica de consumo. Steve Forbes ha venido, y también
Thomson, de DSS. Sun Microsystems está usando el CES de este año para lanzar su
Personaljava 1.0. Bill Gates ofrece una charla ante un auditorio abarrotado el sábado por la
mañana. Las principales figuras de la televisión, el cable y el merchandising van a celebrar
una mesa redonda sobre la viabilidad a corto plazo de la televisión de alta definición. Un
fórum sobre el problema de la devolución de productos por parte de clientes descontentos
atrae a mil quinientos espectadores y obliga a la gente a estar de pie. En su conjunto, el
salón CES es más grande que las poblaciones natales de estos enviados especiales. Se
encuentra desplegado por cuatro hoteles distintos y tiene más de diez mil casetas donde se
pueden encontrar desde «El primer busca de pulsera con mensajes de texto completos» hasta
la primera antena parabólica del mundo que tiene su propia calefacción incorporada («¡La
solución para el hielo y la nieve!»).