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Mario Caimi
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' Filosófico
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NSAMIENTO FILOSOFICO 1 FENOMENOLOGik ¿METAFISICJI O METODO!
PENSAMIENTO FILOSOFICO
Fenome~ología: ¿metafísica o método?
-
Gerhard Funke
Traducción
Mario Caimi
Revisión
J.
Roberto Walton
r Monte A vi/a Editores
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1 •. edición en M.A., 1991 ADVERTENCIA DEL TRADUCTOR
LA
PRESENTE traducción se basa en el texto alemán editado por Bouvier
Verlag Herbert Grundmann, 3a. ed., Bonn, 1979. La revisión del texto espa
' ;> ñol fue realizada por el profesor Dr. Roberto J. Walton, de la Universidad
9.
de Buenos Aires. Para la traducción de términos husserlianos hemos tenido
en cuenta la obra de Dorion Cairns: Guide for Translating Husserl, The Ba
gue, 1973 (ed. Martinus Nijhofj, serie Phaenomenologica, Nro. 55),· y para
la traducción de términos heideggerianos hemos consultado las obras de José
Gaos: Introducción a El ser y el tiempo de Martín Heidegger, México, 2a.
edición aumentada y revisada, 1971 (ed. Fondo de Cultura Económica), y
Título original de Manuel Olasagasti: Introducción a Heidegger, Madrid, 1967 (ed. Revista
Phiinomeno/ogie -
de Occidente).
Metaphysik oder Methode?
©Bouvier Verlag Herbert Grundmann - Bonn 1966
D.R. © MONTE AV/LA EDITORES, C.A., 1987
Apartado Postal 70712, Zona 1070, Caracas, Venezuela
ISBN 980-01-0395-3
Diseño de colección y portada
Claudia Leal
Fotocomposición y Paginación
La Galera de Artes Gráficas
Impreso en Venezuela
Printed in Venezuela
A Ursula y Angela Funke
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A) INTRODUCCION:
FUNDAMENTACION DEL SABER
EN EL SIGLO XX
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El siglo XX ha contemplado sucesivamente el presunto o definitivo derrum
be de los sistemas filosóficos que siguieron al kantianismo y al idealismo
alemán, el auge de los irracionalismos de la vida y la llamada resurrección
de la metafísica; ha vivido como vanguardismo la celebración de la crisis
en todos los dominios; ha soportado la marcha triunfal de religiones encu
biertas, saludadas con frenesí, la profesión de fe en ideologías totalitarias,
1 revestida de las formas de una ciencia misteriosa, y la exigencia de compro
miso absoluto por el compromiso mismo. Esta época, fértil en lo filosófico
como casi ninguna otra, no ha sido favorable a la investigación crítica, uni
versal, de los fundamentos, realizada de modo científico; esto es, nn ha
sido favorable a una investigación filosófica de los fundamentos.
La dedicación, libre de prejuicios, a la cosa, dedicación que en todas las
ci-;cias~í,-arlic~u:;:la~r::;es:.:e..:.s..:u:.:n~s..:.o:;;br:.:e..:;e..:.nt7-e:....n~d.::.id~o~ac::.:e:.:.p.;.ta:.:d;.o~si:.:n.:.d;i_:sc!:u:..:s:-:ió:..:n:...,;;.:n..:.o;.;;;e;o..s~lo'-
Propio de los terribles simplijicateurs en cuestiones de cosmovisión y ik
ideologla que se sUelen hacer pasar por filosofía..:. La confusión de profundi
dad de la cosmov1sión y agudeza partidario-doctrinaria, con la pretensión
inalienable de la teoría estricta, de procurar claridad conceptual y distinción
de los pasos del pensamiento, es una confusión general en el dominio de
la filosofía (o de aquello que tienen por tal los consumidores de sistemas
de pensamiento, quienes tienen en la vida una actitud práctica y buscan,
en el mejor de los casos, satisfacer sus propias ambiciones de prestigio).
El irracionalismo irresponsable y sus acompañantes, el decisionismo y el
existencialismo, hacen sentir su grave peso sobre la filosofía; los sistemas
pseudosoteriológicos de explicación del mundo, con sus pretensiones, a la
i vez Ingenuas y brutales, de erigirse en sistemas definitivos, ponen en g~
pehgro el proceso de esclarecimiento gradual de la realidad dada en cada
cliso, articUlada s¡tuatjyamente
t El público, en la figura del famoso hombre de la calle, no le es propicio
a una filosofía ejercida como ciencia, aunque éste, como autoridad decisi
va, sólo en muy pocos casos esté en condiciones de fundamentar, (y esté
dispuesto a hacerlo) aun de la manera más modesta, las actitudes y las opi-
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1
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niones a las que adhiere con firmeza. Ciertamente, es un lugar común de finalmont<, a la •ida <n la f< y a la •ub•ida m la •upmtidón, la filo•ofia
la época el no reconocer que si se pretende ejercer el derecho de ten;;:-rot fenomenológica no busca profesiones de fe, sino conocimiento. Es teoría,
~ asunto. se deben cumplir siempre determinados requisitos;, En con-= con todas las sutiles ambiciones de ésta. Con ese su propósito, puesta en ;¡
traste con esto, la ciencia se alimenta del esfuerzo por una fundamentación marcha por Edmund Husserl como reflexión transcendental fenomenológi- li
Y una explicación de alcance cada vez mayor, de los objetos dados, que ca sobre los fundamentos y caracterizada como ciencia eszricta, ella es el
ocupan la conciencia como fenómenos. De resultas de ello, quienes, seguros tema de las investigaciones que siguen, y que han de introducir y caracteri- :
de sí mismos, se sienten llamados a tomar, de manera carismática y sin zar a las Mainzer phi/osophische Forschungen' 2•
crítica alguna, toda clase de decisiones, ofrecen un abierto contraste con El conocimiento de los presupuestos históricos de este trabajo hará más ~
aquellos que, por amor a la cosa, quieren ensanchar paso a paso el círculo fácil d conocimiento de las situaciones a las que con él se apunta, poco ··
cel conocimiento. más o menos según la frase que Hegel puso bajo su retrato: quien me cono- ·
El deseo de saber cómo es la realidad en su fundamento último es, al ce, .me r!!conocerá aquíl.
menos, tan legítimo como la autodispensa de todo esfuerzo científico fun
damental, y también ésta puede apelar al deseo de tolerancia.
De toda la realidad, aquello que llega a aparecer como fenómeno, aquello
que llega a aparecer a la conciencia, esto es, lo que se vuelve fenómeno
en el sentido más amplio de la palabra, será siempre lo que atraiga la aten
ción. Una filosofía que se proponga colocar tales fenómenos en conexiones
de fun amentac1 n escu 1ertas e manera 1 e re mc1os y que este
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;-.. dispuesta a someter estas conexiones al control de la crítica, uede llamarse
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., > enomeno ues o que tiene por meta la disolución de Jos prejuicios
( e -'\., Y el esclarecimiento de los supuestos. iiliOSciá (aunque nunca esté libre de·-,
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' _; rupuestos, y aunque esté libre de prejuicios siempre sólo de modo condicio
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nado) !a ciencia que se ocupa, por principio, en las condiciones de posibiii~
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\~ ~ad d~ ~ como algo. Con ello puede adoptar el honorable titulo de feno
'· -.../¡ meno o 1a transcendenTal, la cual está as en el dominio
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/f ógico-gnoseológico y resuelve odas las cuestiones del ser como problemas
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~sentido,.. Las posiciones metafisicas, adoptadas con arrojo «existencial»,
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IJ no le son sacrosantas, sino problemáticas, tan problemáticas como todo 1
::: :; lo demás. Esta filosofía fenomenológica no presenta sistema alguno de doc 1
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trinas; en regresos iterativos a las condiciones de posibilidad de un objeto •
sometido precisamente a discusión, regresos a los que una reflexión conti J
'-1 nuada les da un alcance cada vez mayor, esta filosofía fenomenológica de
~ .._ • sarrolla conexiones de fundamentación, con lo cual la filosofía se P~• f
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como filosofar, es decir, como continuo proceso crítico-racional de funda
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mentación. Se propone por tema la conexión entre posiciones metafísicas,
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......o.. ·; que son suposiciones, y el efclarecimiento metódico de las consecuencias
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propias de los sistemas.
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Frente al pensar crepuscular y al flamear de la cosmovisión; frente al
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poetizar y a la ensoñación en el ser; frente al sacrificio de la razón en oca ¡~
• Se trata de la serie <<Investigaciones filosóficas maguntinas» de la cual este libro forma
sión de la exaltación de la categorla amigo-enemigo en la ideología; frente, el pnmer volumen. (Nota del traductor). ~
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B) l. ¿QUÉ ES FILOSOFÍA?
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La cuestión que aquí se plantea es ¿Qué es filosofía?4 y no: ¿qué signifi
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ca para nosotros la fi/osofía?s. Se trata de cierta cosa, y no de la valora
1 ción, siempre individual, de tal cosa. Acerca de la valoración de la filosofía
se alcanzará rápidamente consenso en una sociedad nivelada, orientada ha
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cia la vida práctica: pues filosofía vale allí por lo absolutamente no-práctico
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(y por tanto superfluo); por la ciencia de lo que propiamente no vale la
pena saber; por un arte de los pensamientos cuyo significado, en el mejor
de los casos, es estético o sólo válido en la historia personal; vale por espe
culación nebulosa cuyas pretensiones de seriedad tienen una vida curiosa
mente larga; por doctrina de la cosmovisión de limitados y secularizadores
adeptos de un transmundo; vale finalmente por conjunto de opiniones que
cada uno se forma, de modo más o menos libre, acerca de Dios y de todo
el mundo, o bien por rebelión de los sexagenarios contra la vida.
Frente a todo ello se debe sostener que la filosofía es ciencia. Es y sigue
siendo teoría, y no se vuelve práctica, ni tampoco poiética6. Siendo teoría,
es naturalmente teoría de objetos precisamente determinados, reservados
a ella sola. Cuando se dice, con intención polémica, que el único problema
de la filosofía es ella misma, es la filosofía misma, se quiere expresar con
ello, en principio, cierto descrédito. Este descrédito se expresa también, de
otra forma, cuando se asigna a la filosofía, como dominio peculiar de su
trabajo y de su actividad, la historia de la filosofía. Pues esta asignación
no significa otra cosa, sino que la filosofía ha empezado por crear ella mis
ma los problemas en los que se ocupa.
Lo que aqi.IÍ se dice de manera agresiva y a veces poco objetiva se puede
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>ro forma
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51 nada que ver con imágenes míticas, ni con representaciones de la fe religio-
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sa, ni con sentencias gnómicas de sabiduría, ni con profesiones de fe poéti ·1
termina; que las cosas son el exterior parlante de un interior callado. Si
cas como tales. Como ciencia, o como esfuerzo por alcanzar el saber, no
es que antes de la configuración de las ciencias propiamente tales, J:;¡ inten- .
puede ofrecer indicaciones sobre un determinado comportamiento, si inves .'ª -pr-e1
ción estuvo dirigida a alcanzar aquí un saber o quizá una ciencia oculta, ,~
tiga las relaciones de ser. Como disciplina teórica puede ser el fundamento 1 pro]
entonces las ciencias, después de haberse dedicado completamente a sus ta-~c-' dien
de aplicaciones normativass, pero ella misma no es entonces sabiduría de -;;m
reas, no pueden descuidar enteramente este aspecto. 1
la vida, ni prudencia, ni conocimiento de la vida, ni ayuda para la vida.
En efecto, las disciplinas científicas fácticas, configuradas finalmente co- disc
Cada una de las ciencias particulares posee su objeto específico (tal co
rno materias de enseñanza, intentan siempre ir más allá del mero conjunto sac
mo, por ejemplo, las plantas lo son de la botánica; los cuerpos enfermos yar2
dado de objetos de su dominio; intentan explicarlo y aun fundamentarlo.
o débiles, de la medicin::~; las lenguas, de las filologías); pero la filo~ofla,
Este procedimiento ejercido continuamenie pone de manifiesto la perma- ~
en este contexto, no tiene por misión elaborar, recuperándolo y completán
nencia de algo, a saber: del hecho de que los límites de lo no explicado ~ ~men
dolo, un trozo de la realidad dada, olvidado hasta ahora y descuidado. No
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se llevan cada vez más lejos, cada vez más atrás. Pero al hacer esto, la ctOf
completa la larga lista de las ciencias de la naturaleza y de las ciencias del
investigación parte siempre de una base determinada. Tiene una fijación - la e:
espíritu. Ni tampoco pertenece a ninguna de las dos listas. t
tópica. Las bases a partir de las cuales las ciencias de la naturaleza y las j mer
Efe~~ivamente la filosofía es aquella ciencia que trata problemas que ella,
y s6ío ella-plantea9:~·pero:par;r::tr_a-Jrarfos-sedeb~ cie~tame.ntehaoeraoañ del espír~tu llevan a cabo sus inve~t~gaciones particulares de los problemas Cien
que precisamente se ponen de mamflesto desde ellas, no les resultan proble- '. sm
donado ~~_c;arácter.de compreJ}~~pl~-ci~-suyoaerestarvfvien(í"o~~-&~ -----r
máticas a esas ciencias mismas. Por consiguiente, >e puede decir que~ ~~;-
~-~~--c9nexiones..de..pro.blema~.J2@Qlii:iielas c@Cias_~.}~~-~turl!~Q.JÍL
estas ciencias -por muy críticas y aun escépticas que sean con respecto • pue
· ~~s ~i~llci_a_~_~e_I~,SR.írit.l!~. ..Este carácter de comprensible de suyo es propio,
a las conexiones particulares de los objetos de sus dominios- tienen que que
con todo derecho, de todo trabajo científico en sentido estricto. Pues el
ser mgenuas respecto del suelo desde el cual com1enzan su trabajow. Para , y a
mundo que está a la vista está efectivamente dado a las ciencias particula 1
·ailuc1dar un problema de asfronom1a no se emprende previamente la discu- ~ .
res, y el trabajo que se realiza en ellas sigue las lineas directrices que perma 2
sión de la posibilidad del conocimiento en general, ni se intenta explicar ~ la ;
necen dentro de un determinado horizonte de lo comprensible de suyo. En
la relación de pensar y ser, ni la de conocimiento y objeto, ni la de naturale- de
este caso hay algo que la filosofía ciertamente no hace: reunir otra vez, 1
za e historia. Queda_ fuera de discusión el que todos estos mome11tos, aun- nes
con un procedimiento de recolección, estos resultados de las ciencias parti
que no estén t~s de modo explícito están contenidos en a uel planteo. a
culares. Tampoco es su tarea sólo ordenar los resultados de otras investiga 1
-Por lo menos se sostiene, como algo comprensible de suyo, que por ejem-
ciones y tenerlos disponibles de manera sencilla. Y aún menos puede, por 3
fin, producir otra vez, con sus propios métodos, lo que las disciplinas parti plo, en princ1p10, hay conocimiento; que lo que se investiga es un ente; 1j11 ( obj1
que posee, como objeto natural, un ser propio frente a todo lo histórico. i de
culares logran en sus dominios del modo más sutil. Por consiguiente, la 1
A estos supuestos generales se añaden los especiales, que resultan de la pe- ciór
filosofía no es nin'gún camino real a las osas; no es resumen de Iog;;;;
culiaridad de cada disciplina. Por consiguiente, el,que, en un caso dado, ¡¡ 4·
ad um os por otro a o; y mue o menos es una ciencia universal totali-
a X se le comprenda tal como se lo presenta, es aigo--que¿¡-ep~cieñlliclia§ ., sie~
~ j
más condiciones que las que la investigación científica correspondiente oara de ¡
Ahora bien, toda ciencia ue esté bien establecida en el dominio de las j
ese caso particular alcanza a dilucidar11• las
c1enc1as de a naturaleza, o en el de las ciencias del espíritu, o en cualquier s:
.-- En ese sentido se debe, por consiguiente, decir que la filosofía, en efecto, l
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arte d determinados supuestos que le sirven de fundamento J
produce, crea ella misma los problemas que trata. Sin duda no se ocupa está
Y que ella no pone en discu~o mam 1es o es o con ICIOnado; lo condi
en toda clase de objetos del mundo para describirlos y clasificarlos; pero ~ ef
CIOnante permanece, en principio, oculto. Así, en el curso concreto del desa 0
tampoco va a buscar sus objetos a un país de fantasía soñado o deducido ' cisa
rrollo de las ciencias, el primer objeto del temprano deseo de saber fue pri ~
especulativamente. Para ella se vuelve problema lo que para las ciencias cos,
meramente lo más insistente, esto es, lo rebelde y lo más notorio. Y lo más 6:
articulares es en eneral la base, comprensible de suyo, de la posibilidad el
notable de todo puede muy bien haber sido que un vínculo mi~terioso pare 'de trabajar. El@_es._p.r · amente a que se encuentra con que también aquí. ~ sino
ce enlazar las cosas; que parece haber un poder oscuro, ocult~, que las de-
· hay un problema.~ ella la distin ropone m~r-~--a--r- __......1 ,. sup1
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do. Si
7) Sólo en un caso es la filosofía una filosofía sistemática: allí donde
in ten-·· prensible de suyo como sólo presuntamente com u o; que se
la realidad, cuyos fundamentos ella indaga, presenta un sistema lógicamen
)CUlta, - propone un amentarlo y entenderlo 'a. partir de los supuestos correspon
te coherente, o cuando la conciencia constituyente de la realidad es ella mis
sus ta- dientes en cada caso. Al mundo tal como se presenta en la experiencia del
ma, sistemáticamente, tal; pero sobre esto la filosofía no puede expedirse
common sense y en la experiencia práctica de las ciencias, Jo estudian -las
al comienzo, sino sólo al final del proceso de investigación por el que va
1te co- disciplinas de las ciencias de la naturaleza y de las ciencias del espíritu. Al
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poniendo al descubierto sucesivamente los fundamentos.
njunto sacar a luz los supuestos y las condiciones que quedan indisc_!!tidos en ellas,
:ltarlo. y al despojarlos de su carácierde~m~~""SibleSd~lafilowfía obtiene 8) La filosofía nunca vuelve a ser como fuera antes: en el regreso iterativo
a «supuestos» cada vez más lejanos no puede ofrecerse a la mirada nunca
su ro 10 met su rop10 problema su ro io ob ·eto. Tiene que co
menzar con meditaciones del método posible 12. Este objeto, como condi- lo mismo que se ofreciera en ocasion~s anteriores; y de este modo la filoso
fía, con su reflexión, continuamente proseguida, sobre los fundamentos que
~~mentc supuesta del objeto mundanal comprendido en
ijación f' la experiencia ingenua y en la científica, no es de este mundo. Dicho breve hacen posihle lo dado, se vuelve cada vez más sutil, más ajena al mundo,
más antinatural, más esotérica, y hasta más incomprensible para el que lla
1 y las mente, «objeto de la filosofía» será exactamente aquello que en todas las
)lemas ¡ ciencias particulares se pone por fundamento de demostraCIÓn, admitido mamos hambre de la calle.
Jroble- ,~¡. "Sífl demostrac · 13 De ello se siguen varias cosas: - 9) Por ello, finalmente, la filosofía no es nunca popular, ni está próxima\
:todas La filosofía no es ni ciencia de la naturaleza ni ciencia del espíritu, a la vida; nunca es asunto del sano sentido comúnl4, que se agota en lo
-~
:specto ', pues ella toma por tema todo el complejo de condiciones y de supuestos dado; porque ella fundamenta lo dado y toma como problemático lo que
--- t para el sano sentido común es lo más obvio del mundo; a ella no le interesa
~e, que hacen posibles in praxi como ciencias a las ciencias de la naturaleza
'·Para y a las del espíritu. \ lo más comprensible de suyo, sino el fundamento, también, del carácter
discu- 2) La filosofía es ciencia de los fundamentos, pues no fantasea ni especu- \ de comprensible de suyo.
xplicar ~a sobre estas condiciones y estos supuestos que son base de las ciencias ) Ahora bien, se ha negado repetidas veces que hay2. un negocio propio
turale de la naturaleza y de las del espíritu, sino que pone de manifiesto conexio de la filosofía, y se ha afirmado que la filosofía es siempre ella misma su
s, aun- nes del tipo si-entonces, que explican que un objeto o un mundo debe tener propio asuntols. Salta a la vista que tal comprobación debe ser un corto-
iiii1i"éo.""
1 aspecto que muestra, si se suponen esta y aquella premisa.
· ejem- 3) La filosofía es una empresa tópica y no utópica, pues no ínventa sus J1
1 ente; objetos (duplicando el mundo) sino que los encuentra partiendo de los datos
~~
tórico. de las ciencias particulares; y los encuentra como fundamentos de la condi mente aquella potencia vital que sin duda ha sido en la época del predomi
(
:la pe- ción de posibilidad de tales datos. nio del idealismo alemán, o en la edad de la razón, también aquí se podría
dado, . 4) La filosofía no se ocupa jamás en problemas presuntamente eternos, preguntar regresivamente por las condiciones de posibilidad de esta aprecia
ñtich~ 1
siempre recurrentes, sino únicamente en aquellos problemas provenientes ción. Y ésta sería también una pregunta filosófica, un problema de la filosofía.
1
te para de la experiencia ingenua o de la práctica: al elevarse sobre lo dado indaga Si es cierto que la filosofía, en su retrocesº-ª.J_QL[undamentos de una
las condiciones de posibilidad de su efectivo carácter de dado. dcterm{nada opinió_f!_Q de un_fl_r:.~sunto saber, disuelve las conexiones f~
efecto, i 5) Con ello, la filosofía no sólo tiene una fijación tópica, sino que además liares e indiscutidas, entonces es comprensible que se la experimente como
f
ocupa está condicionada históricamente: en la medida en que cada saber, presunto ~inquietante. Ella, que no admite sin más, ni acepta la pretensión de validez
1
s; pero o efectivo, descansa sobre sus fundamentos correspondientes, que son pre de nada que esté admitido ingenuamente, de nada que haya sido afirmado
ducido ! cisamente los fundamentos de los que se trata, y que se han vuelto históri- dogmáticamente, de nada que se haya supuesto como comprensible de su
~~~~:~ cos, la filosofía es «actual» en sentido eminente. . yo, es tan sólo crítica, control, corrección de lo que se tiene por comprensi
6) La filosofía, entonces, no es dogmática sino crítica; no proclama nada, \ ble de suyo en el mundo de la vida, en la fe y en la ciencial7• No proyecta
1"
~n aquí sino que se atiene a lo dado en cada caso, para entenderlo a partir de sus ~nuevo, sino que _¡:s_clarece lo viejo. No profetiza estados futyros a par
~·, supuestos; con ello corroe el tranquilo contento con lo dado y se convierte tir de la situación dada, sino que fundamenta la situación dada y las relacio
en permanente intranquilidad en la investigación de fundamentos. nes situativo-contextuales, a partir de los supuestos que les corresponden1~
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