Table Of ContentII
Seminario Atlántico
de PENSAMIENTO
Exceso y escasez
en la era global
La nueva complejidad de
la política, la economía, el
sujeto, la ciudad y el arte
EDITA
Obra Social de la Caja de Canarias
DIRECCIÓN
Antonio G. González. Seminario Atlántico de Pensamiento
TEXTOS
©cada autor
FOTOGRAFÍAS
©cada autor
PROYECTO GRÁFICO Y REALIZACIÓN
Depósito Legal:GC 1325 – 2008
I.S.B.N.: 9788487832772
El Seminario Atlántico de Pensamiento quiere expresar su agradecimiento a un
conjunto de artistas que han colaborado con este libro a través de la reproducción de
unas obras que, no en vano, han sido elegidas en tanto que en sí mismas constituyen
discursos visuales sobre el exceso y la escasez en la era global. Se trata de Avelino
Sala, Chus García-Fraile, el colectivo Democracia, PSJM, Ubay Murillo, MK Kähne ,
Andrei Loginov, Eugenio Merino, Gabriel Ortuño, Carlos Arocha y Pepe Medina.
Prólogo
Pensar el mundo 6-13
Introducción
Una tensión inédita 14-17
Ignacio Ramonet, periodista y semiólogo
Qué soluciones para un mundo desigual
(entrevista) 18-47
Joan Busquets, arquitecto y urbanista
La ciudad del siglo XXI. Su diseño y sus formas de gestión 48-75
Ramón Tamames, economista
En torno a las siete vidas del gato. El estado del capitalismo global
(entrevista) 76-103
Miguel Cereceda, crítico de arte
Follar, follar, follar y morir
(la economía libidinal de Georges Bataille) 104-131
Manuel Delgado,antropólogo
El miedo al gueto
(o porqué se procura evitar la concentración excesiva de pobres en la ciudad) 132-153
Mercedes de Francisco, psicoanalista
Resistir a la evaluación 154-167
Juan Ramírez Guedes, arquitecto
Las nuevas condiciones del paisaje en la ciudad
contemporánea: Intersticio y red 168-183
Fernando Estévez,antropólogo
Guardarlo todo, recordar nada
Pasado, historia y amnesia bajo la memoria digital 184-203
Olga Correas, psicoanalista
Elogio de la falta 204-221
Pablo San José (PSJM), artista
Exceso de escasez 222-245
Sonia Mauricio, jurista
El lujo en la estética de la globalización 246-267
Ignacio Castro, filósofo y crítico de arte
Silencio y multitud
(el cambio climático en el sujeto del consumo) 268-290
II Seminario Atlántico de PENSAMIENTO
Pensar el mundo
Prólogo
II Seminario Atlántico de Pensamiento 08 Pensarel mundo
Prólogo
El DAX, ´indice bursa´til alema´n. FOTO: KAI PFAFFENBACH (REUTERS)
II Seminario Atlántico de Pensamiento 09 Pensarel mundo
Prólogo
Dentro de unos meses se cumplirán veinte años de la caída del Muro de Berlín. Dos dé-
cadas, pues, lleva la gran aceleración de la globalización planteada en los términos ac-
tuales. Y esta celebración o conmemoración, como se quiera, es patente que coincide con
una crisis económica global de una enorme dimensión en la que nos hallamos plenamente
inmersos. Pero, más allá de lo que ahora es inmediato y urgente, si para algo debe de ser-
vir esta situación es para hacer una gran reflexión, para pensar el mundo, los desafíos in-
mensos a los que se enfrenta el Planeta y el modo de abordar una complejidad crecien-
te que, sin embargo, ha de convertirse en motor de inventiva y sensibilidad social.
La globalización neoliberal es un fenómeno relativamente reciente, que se ha des-
arrollado de manera paulatina desde los años cincuenta del pasado siglo. Se trata, como
se sabe, de un proceso de intensificación de las relaciones transfronterizas en diversos
ámbitos como la economía, la política, la cultura o las relaciones sociales. Pero hasta el
momento se ha desplegado como un proceso fundamentalmente económico que con-
siste en la creciente integración de las distintas economías nacionales en un único mer-
cado capitalista mundial.
De ahí que haya sido impulsada por las diferentes corrientes neoliberales encarnadas en
los organismos internacionales (la Organización Mundial de Comercio, el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial). Y, a su vez, esté siendo cuestionada y hasta rechazada por
los grupos autodenominados globofóbicos o antiglobalización pero también, en otros ca-
sos, alterglobalización (reivindicantes de una globalización más justa), para los que es por
completo insuficiente que la dimensión política de la globalización se circunscriba a una re-
ducción de la intervención discrecional y permanente de los entes políticos y, en particular,
de los Estados en el funcionamiento de la economía.
Y, bueno, ciertamente la primera consecuencia de la globalización es la deslocalización,
que ha permitido el traslado de empresas a otros países, por lo general hacia aquellas zo-
nas del mundo donde las materias primas, la mano de obra, la energía, los impuestos y los
costes de producción son más baratos, siendo cada vez menos importante la proximidad a
los mercados de consumo. En este escenario, las empresas multinacionales adoptan un pro-
tagonismo en la economía mundial en ocasiones superior al de los gobiernos y los estados,
aún cuando éstos y, en particular, las instituciones supranacionales y los bancos centrales,
tiene pleno margen y todavía pueden regular la actividad empresarial para evitar los efec-
tos perversos sobre la competencia y la mano de obra.
Sea como fuere, la importancia de la globalización en el desarrollo económico europeo,
por ejemplo, es tal que la propia Comisión Europea le imputa el veinte por ciento del incre-
mento del nivel de vida observado en Europa en los últimos cincuenta años. De la misma
manera sin ella no puede entenderse el despegue de los llamados países emergentes –Chi-
na, India, Brasil, Turquía, Méjico, Sudáfrica…-. Y desde luego sería impensable si quiera abri-
gar la posibilidad de lo que hoy ya parece un hecho aceptado, que después de cinco siglos
Oriente puede tomar el relevo de Occidente en los liderazgos de la economía mundial.
II Seminario Atlántico de Pensamiento 010 Pensarel mundo
Prólogo
También ha impulsado los desplazamientos de personas sobre todo por vacaciones,
de forma tal que la Organización Mundial del Turismo estima que los más de ochocientos
millones de turistas se duplicarán en dos décadas. Ello contrasta vivamente con el he-
cho de que sólo doscientos millones de personas, el tres por ciento de la población mun-
dial, viva fuera del país de origen. Aún así, está teniendo lugar un mayor intercambio
cultural y, como consecuencia, unos hábitos de vida y consumo comunes.
Claro que, en el otro lado de la balanza, se cuestiona seriamente su capacidad para re-
ducir los niveles de pobreza en el mundo y las desigualdades sociales. Y, en efecto, la asi-
metría de la globalización se muestra de forma patente toda vez que no tiene las mis-
mas consecuencias para todos los países y para el interior de los propios países implica-
dos. Es un hecho que la mayoría de los tratados internacionales de libre comercio firmados
no incluye cláusulas sociales que respeten la equidad de género, la libertad laboral, los
derechos ciudadanos de los emigrantes, la infancia y el medio ambiente. Y, por otra par-
te, éstos han destruido la seguridad alimentaria de muchos países pobres al introducir
importaciones de alimentos que antes se cosechaban en huertos familiares. Además, apa-
recen graves problemas ambientales como el cambio climático, vinculado al excesivo cre-
cimiento económico bajo patrones de no respeto a las leyes naturales.
Es por todo ello que algunos expertos predicen que el modelo actual de globalización con-
ducirá a una sociedad veinte/ochenta, en la que una quinta parte de la población mundial
viviría en la opulencia, mientras que el resto, que en su mayoría se localizaría, como es pre-
visible, en los países menos adelantados, tendría importantes dificultades para sobrevivir.
Esto último obviamente impugna, por lo demás, lo que la propia comunidad internacional
tiene como pauta a través de Naciones Unidas: el desarrollo global debe estar al servicio de
todos los seres humanos y, por lo tanto, no se puede marginar o negar el acceso a sus be-
neficios a la mayoría de la población mundial.
No obstante, y al margen de la valoración tanto de sus potencialidades como dispo-
sitivo del desarrollo como de sus actuales consecuencias, lo cierto es que la globalización,
considerada ya como uno de los grandes acontecimientos contemporáneos, afecta y ocu-
pa a todas las sociedades e individuos del mundo: la sociedad civil internacional, con mu-
chas organizaciones no gubernamentales al frente, que está cada vez más preocupada
por las inestabilidades financieras, las desigualdades sociales mundiales, los derechos hu-
manos y el medio ambiente; las empresas y compañías multinacionales, que están in-
mersas en ella; los medios de comunicación, de igual manera o quizás más; y, por último,
las personas, individualmente, que intentan aprovechar (o resistir) las oportunidades in-
mensas de relación e información que a todos los niveles ofrece este fenómeno enorme,
particularmente a través de Internet.
Sin embargo, esta otra globalización sociocultural, en particular en lo que se refiere
a los derechos humanos y los movimientos sociales internacionales, no ha alcanzado aún
el mismo impulso. En este aspecto se trata de un movimiento reciente de abajo hacia arri-
ba que todavía se encuentra en una fase inicial. La globalización de la ciudadanía, aun-