Estrategias Medios Y Fines Perversos

129 Pages·5.453 MB·Spanish

by  Gonzalez Abraham

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Abraham González Lara

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© Abraham González Lara (2012)
© Ediciones QyDado (2012)

Si ese es tu deseo, distribuye este material sin cortapisas.
El autor busca toda la notoriedad y fama que pueda llegar a
conseguir en vida, aún supeditando a tan mezquinos fines la
sabrosa obtención del lucro y la fortuna que normalmente
debieran de acompañarlas, por lo que estaría pero que muy feo
lo de usar la totalidad o parte de su contenido, sin tener la
decencia de citarle. ¡Plagio descarado, vamos!:
Tanto va el cántaro a la fuente...
¡que al final se aprende el camino!

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Prólogo 7
1. Indicios del Huésped 13
2. Lecciones constructivas 27
3. Traditio vivens 41
4. Delenda est Anima! 47
5. Calidad humana 57
6. Tremor et Ars Avaritia 67
7. Una realidad “sin nombre” 79
8. Novus Tratactus Astrologicae 99
Autores y Referencias 111

Índice de la obra

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A Jacinto Felicísimo,
Maestro Sastre, in memoriam,
(26/07/1929  23/02/1996)
que tuvo que ahogarse en su sombra,
para salvar así la tenue luz de
“su pequeño Unamuno”. R.I.P.

Prólogo
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“Sé paranoico.”
(Primer mandamiento del Hacker)

“Hijo mío, no te fíes ni de tu padre.”
(Irresoluble Paradoja filial, a modo de koan iniciático)

Como les sucede con frecuencia a casi todos los hijos, la
mayor parte de las lecciones parentales se asumen post
mortem, toda vez que nos reconocemos en ellas.

Se trata en éste, como en otros innumerables casos, de
un aprendizaje diferido, que únicamente tiene lugar en
el caso de que el alumno esté preparado para descubrir
al hasta entonces oculto maestro.

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Mi padre fue un hombre tan refranero como puñetero
(este era uno de sus favoritos). De él aprendí muchas
cosas valiosas: la misa en latín, la paranoia como
norma de vida y garantía de supervivencia, el amor
egoísta a la fecunda poesía y, cómo no, un sinfín de
prácticos refranes cuya condensación de sabiduría ya
les gustaría alcanzar a los mediocres y ensoberbecidos
“tips” de la macilenta modernidad.

Antes que del serial Greg House, de mi padre aprendí
que “media humanidad se levanta pensando cómo
engañar a la otra media” (hoy sé que no es así: se
levantan dispuestos a engañar a la otra media, pensar el
cómo ya lo han resuelto antes de acostarse), y que si
alguien tuviera a bien repartir equitativamente toda la
riqueza que genera este sobreexplotado planeta “al día
siguiente ya habría otra vez ricos y pobres”.

Aquel “sastrecillo” endiosado de sí mismo, pero poco
valiente, me enseñó a temer la vida, pero no el cómo ni
el porqué. Daba por hecho que los lobos estaban a
sueldo de los pastores, pero no me explicó el “silencio
de los corderos” ante tan odioso pacto: “Tendrás que
aprenderlo por ti mismo”.

He tardado mucho en reconocer lo que ya sé desde
tiempo inmemorial: le debo tanto. A tenor de mis
malos resultados en la tarea, he de reconocer que fue
un magnífico padre. Mis errores tanto parentales como
esponsales le han hecho más “bueno” a mis cansados y
maduros ojos. Ya van cuatro docenas.

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