Table Of ContentEl ser y la nada es la obra donde Jean-Paul Sartre expone técnica y
acabadamente su existencialismo y aquella que facilita la plena
comprensión de su obra literaria. La primera edición francesa fue
publicada en 1943, es decir, en el seno de una Europa arrasada por
la guerra. Sartre tenía entonces 38 años y ya había escrito tres
obras de carácter filosófico en las cuales explicaba el método de
Husserl con vistas a la constitución de una psicología
fenomenológica. Había publicado también su primera novela, La
náusea, y una serie de cuentos, El muro. A partir de ese momento la
producción de Sartre se sucederá sin pausa, abarcando todas las
modalidades del pensamiento y de la literatura, pero las tesis
centrales de este ensayo de ontología fenomenológica seguirán
nutriendo y otorgando significado a tan diversificada producción.
Jean-Paul Sartre
El ser y la nada
ePub r1.2
Titivillus 13.08.2020
Título original: L’être et le néant
Jean-Paul Sartre, 1943
Traducción: Juan Valmar
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
Índice de contenido
Nota del traductor
Introducción. En busca del ser
I. La idea de fenómeno
II. El fenómeno de ser y el ser del fenómeno
III. El cogito «prerreflexivo» y el ser del «percipere»
IV. El ser del «percipi»
V. La prueba ontológica
VI. El ser en sí
Primera parte. El problema de la nada
Capítulo I. El origen de la negación
I. La interrogación
II. Las negaciones
III. La concepción dialéctica de la nada
IV. La concepción fenomenológica de la nada
V. El origen de la nada
Capítulo II. La mala fe
I. Mala fe y mentira
II. Las conductas de mala fe
III. La «fe» de la mala fe
Segunda parte. El ser-para-sí
Capítulo I. Las estructuras inmediatas del para-sí
I. La presencia ante sí
II. La facticidad del para-sí
III. El para-sí y el ser del valor
IV. El para-sí y el ser de los posibles
V. El yo y el circuito de la ipseidad
Capítulo II. La temporalidad
I. Fenomenología de las tres dimensiones temporales
A) El Pasado
B) El Presente
C) El Futuro
II. Ontología de la temporalidad
A) La Temporalidad estática
B) Dinámica de la Temporalidad
III. Temporalidad original y temporalidad psíquica: la reflexión
Capítulo III. La trascendencia
I. El conocimiento como tipo de relación entre el Para-sí y el En-sí
II. De la determinación como negación
III. Cualidad y cantidad, potencialidad, utensilidad
IV. El tiempo del mundo
A) El Pasado
B) El Presente
C) El Futuro
V. El conocimiento
Tercera parte. El para-otro
Capítulo I. La existencia del prójimo
I. El problema
II. El escollo del solipsismo
III. Husserl, Hegel, Heidegger
IV. La mirada
Capítulo II. El cuerpo
I. El cuerpo como ser-para-sí: la facticidad
II. El cuerpo-para-otro
III. La tercera dimensión ontológica del cuerpo
Capítulo III. Las relaciones concretas con el prójimo
I. La primera actitud hacia el prójimo: el amor, el lenguaje, el masoquismo
II. La segunda actitud hacia el prójimo: la indiferencia, el deseo, el odio, el sadismo
III. El «ser-con» (Mitsein) y el «nosotros»
A) El «Nos»-objeto
B) El nosotros-sujeto
Cuarta parte. Tener, hacer y ser
Capítulo I. Ser y hacer: la libertad
I. La condición primera de la acción es la libertad
II. Libertad y facticidad: la situación
A) Mi sitio
B) Mi pasado
C) Mis entornos
D) Mi prójimo
E) Mi muerte
III. Libertad y responsabilidad
Capítulo II. Hacer y tener
I. El psicoanálisis existencial
II. Hacer y tener: la posesión
III. De la cualidad como reveladora del ser
Conclusión
I. En-sí y Para-sí: perspectivas metafísicas
II. Perspectivas morales
Autor
AL CASTOR
NOTA DEL TRADUCTOR
Del presente libro existe una primera versión española, con prólogo
exegético y crítico del traductor, profesor M. A. Virasoro (J. P. Sartre,
El ser y la nada, 3 vols., Iberoamericana, Buenos Aires,
1946/2.a ed., 1954). Como, aparte de que no puede haber
traducción inmejorable, siempre hay diversos criterios con que
hacerla, expondremos los que han guiado a la presente. Lo primero
ha sido procurar un riguroso equivalente expresivo del original; este
libro, al cual se ha calificado de «difícil y muy técnico», tiene un
estilo abstruso y premioso a fuerza de precisión; no cabe esperar,
pues, que la traducción le dé una elegancia y fluidez que no posee;
en cambio, el traductor se ha esforzado por que el lector de habla
española no tenga menos dificultades que el lector francés, pero
tampoco más, y por ello se ha cuidado de evitar esa serie de
pequeñas ambigüedades que la sintaxis del idioma a que se traduce
introduce en un texto originariamente unívoco; es decir que, en la
medida en que el traductor ha logrado su propósito, si una expresión
es ambigua en la traducción lo es también en el original. Para ello, y
para guardar el rigor terminológico, se han usado ciertas libertades
con el idioma (galicismos, por ejemplo), prefiriéndose la precisión al
purismo. En los casos en que no ha sido posible lograr un
equivalente expresivo exacto, se indica al pie de página el matiz de
la expresión francesa. Los términos técnicos han sido vertidos con el
mayor rigor, calcándoselos en lo posible, inclusive formaciones
lingüísticas aberrantes, como négatité o aspatial.
No tratándose de un libro escolar, se ha creído preferible dejar
las citas bibliográficas del autor tal como las da en francés. Además
se ha respetado el uso —a veces bastante singular— del original en
cuanto a comillas, bastardillas y mayúsculas.
Introducción
EN BUSCA DEL SER
I. La idea de fenómeno
El pensamiento moderno ha realizado un progreso considerable al
reducir lo existente a la serie de las apariciones que lo manifiestan.
Se apuntaba con ello a suprimir cierto número de dualismos que
causaban embarazo a la filosofía, y a reemplazarlos por el monismo
del fenómeno. ¿Se ha logrado hacerlo?
Cierto es que se ha eliminado en primer lugar ese dualismo que
opone en lo existente lo interior a lo exterior. Ya no hay un exterior
de lo existente, si se entiende por ello una piel superficial que
disimularía a la mirada la verdadera naturaleza del objeto. Y esta
verdadera naturaleza, a su vez, si ha de ser la realidad secreta de la
cosa, que puede ser presentida o supuesta pero jamás alcanzada
porque es «interior» al objeto considerado, tampoco existe. Las
apariciones que manifiestan lo existente no son ni interiores ni
exteriores: son equivalentes entre sí, y remiten todas a otras
apariciones, sin que ninguna de ellas sea privilegiada. La fuerza, por
ejemplo, no es un conato metafísico y de especie desconocida que
se enmascararía tras sus efectos (aceleraciones, desviaciones,
etc.); no es sino el conjunto de estos efectos. Análogamente la
corriente eléctrica no tiene un reverso secreto: no es sino el conjunto