Table Of ContentRichard Sennett
El
respeto
Sobre la dignidad del hombre
en un mundo de desigualdad
Traducción dí'Mu«:» Aurelio Calmarini
EDITOmAJ~;\~ACKAMA
IHH<:EL()~"
Títulodelaedición original:
Respectin aWorldofIncquality
W.W.Norton
NuevaYork, 2003
A Victoriay Keuin,
ya Niall
Diseñodelacolección:
JulioVivas
Ilustración: ToddDavídson/GettyImages
cultura Libre
© RichardSennett, 2003
© EDITORIALANAGRAMA, S.A., 2003
Pedróde la Creu, 58
08034Barcelona
ISBN: 84-339-6197-7
DepósitoLegal: B.34706-2003
Printedin Spain
Liberduplex, S.L., Constitució, 19,08014Barcelona
... que elbien aumente en elmundo depende en
parte de actos no históricos; y que ni avosotros ni
a mí nos haya ido tan mal en lavida como podría
habernos ido se debe, en buena parte, a rodas las
personas que vivieron con lealtad una vida anóni
ma ydescansan en tumbas que nadie visita.
GEORGEEUOT
Middlemarch
AGRADECIMIENTOS
Quisiera agradecer aJean Starobinski el ejemplo de su es
critura, sobre todo la de Largesse. Agradezco lassugerencias de
Vicroria Glendinning sobre los usos de la aurobiografía y las
discusiones sobre sociología con Eric Klinenberg, Sreven Lu
kes, Craig Calhoun y SaskiaSassen. Niall Hobhouse comenró
conmigo el libro desde el principio hasra el final. Murray Pe
rahia corrigió mis recuerdos. Alexander Nahamas, en Prince
ton, yAlan Ryan, en Oxford, me ofrecieron oportunidades de
presenrar partes de esrelibro; a loscolegasde ambos cenrros les
estoy agradecido por sus comenrarios. Michael Laskawy y
Chryssa Kanellak-Reimer colaboraron conmigo en la invesriga
ción. Sruart Proffitr, de Penguin, y Alane Mason, de Norron,
dieron pruebas de ser editores pacienres y firmes punros de
apoyo.
PREFACIO
Hace varios años escribí un libro sobre el rrabajo: La corro
sión del carácter. Las consecuencias personales del trabajo en el
nuevo capitalismo. Enronces pensé que el libro serviría como tí
tulo de cabecera sobre los servicios del sistema del bienestar.
Los receptores de estos servicios suelen quejarse de que no se
los trata con respeto. Pero la falta de respeto que ellos sienten
no sólo sedebe a que sean pobres, ancianos o enfermos. La so
ciedad moderna carece de expresiones positivas de respeto y re
conocimiento de los demás.
Naturalmente, la sociedad tiene una idea dominante: la de
que tratándonos unos aotros como iguales afirmamos el respe
to mutuo. Sin embargo, ¿podemos respetar solamente a nues
tros iguales en fuerza? Algunas desigualdades son arbitrarias;
otras son muy difíciles de tratar, como lasdiferencias de talen
to. En la sociedad moderna no hay en general expresión de
consideración y reconocimiento mutuos entre los individuos
más allá de estasfronteras.
En el sistema de protección social, la gente toma plena
conciencia de la ardua cuestión de la igualdad cuando tiene la
experiencia de que sus derechos a la atención de otros residen
exclusivamente en sus problemas, en la realidad de su desvali
miento. Para ganar respeto, no hay que ser débil, no hay que
padecer necesidad.
En general, cuando se insta a los beneficiarios de ayudas
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sociales a <iganan> respeto por sí mismos, lo que se quiere decir Primera parte
es que se hagan materialmente autosuficientes. Peroen elcon
junto de la sociedad, el respeto por uno mismo no sólo depen Escasez derespeto
de del nivel económico, sino también de la manera en que se
logra.El respeto por uno mismo no se «gana» de lamisma ma
nera que el dinero. Una vez más se interpone la desigualdad;
hay quienes pueden alcanzar respero por sí mismos en el esca
lón más bajo del ordensocial, pero su conservación esfrágil.
La relación entre respero y desigualdad ha terminado por
ser mi tema dominante. Cuando comencé a poner mis pensa
mientos por escrito advertí hasta qué punto había dado forma
a mi vida. En efecto, me crié en elsistema de protección social
y escapé luego a él gracias a mis talentos. No había perdido el
respeto por quienes había dejado atrás, pero mi valoración de
mí mismo se apoyaba en la manera de dejarlos atrás. De esta
suerte, no eraen absoluto un observador neutral; para que elli
bro que escribiera sobre este tema fuera honesto, tenía que es
cribir, a! menos en parte, a partir de mi experiencia personal.
Sin embargo, a pesar de que me gusta mucho leerlasmemorias
que escriben otros, laconfesión persona! me desagrada.
Asílascosas, este libro se convirtió en un experimento. No
esun libro de políticas prácticas para elEstado del bienestar, ni
una autobiografía propiamente dicha. Más bien he tratado de
utilizar mi experiencia personal como punto de partida para
explicar un problemasocialmás amplio.
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La falta de tespeto, aunque menos agresiva que un insulto
directo, puede adoptar una forma igualmente hiriente. Con la
falta de respeto no se insulta a otra persona, peto tampoco se le
concede reconocimiento; simplemente no se la vecomo un ser
humano integral cuya presencia importa.
Cuando la sociedad trata de esta manera a las masas y sólo
destaca a un pequeño número de individuos como objeto de
reconocimiento, laconsecuencia es la escasezde respeto, como
si no hubiera suficiente cantidad de esta preciosa sustancia para
todos. Al igual que muchas hambrunas, esta escasezesobra hu
mana; a diferencia del alimento, el tespeto no cuesta nada. En
tonces, ¿por qué habría de escasear?
1. RECUERDOS DE CABRINI
LASVIVIENDAS SOCIALES
A principios del siglo pasado, los negros pobres norteame
ricanos comenzaron aescapara laservidumbre del Sur rural ya
trasladarse a las ciudades del Norte. Cuando estalló la Segunda
Guerra Mundial, esta marea migratoria se incrementó; tanto
los negros como las negras encontraban empleo en la industria
de guerra, que ofreció a las mujeres una alternativa al servicio
doméstico. En Chicago, mi ciudad natal, los blancos no tenían
mejor disposición que en el Sur para con los negros; la apari
ción de estos nuevos trabajadores industriales impulsó a pola
cos, griegos e italianos a alejarse de los negros, a pesar de que
tenían que trabajar todos juntos.
Pero los planificadores urbanos, en un intento por inte
rrumpir la fuga de blancos de los barrios en los que se estable
cían los negros, construyeron en el corazón de Chicago nuevas
viviendas, en lasque se reservaba cierta cantidad de plazas para
blancos pobres. Cabrini Creen fue uno de esos enclaves racial
mente mixtos yfue allí donde paséparte de mi niñez.
Años después, Cabrini seconvirtió en emblema de todo lo
peor que podíahaber en materiade vivienda pública: abundan
cia de drogas y pistolas y parterres cubiertos de cristales rotos y
excrementos de perro. Pero a finales de los años cuarenta. un
espectador foráneo no habría visto en este polígono de vivien-
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das otra cosa que una arquitectura sencilla de largas y simples en un setenta y cinco por ciento y negro en elveinticinco por
cajas bajas y sin adornos que suavizaran sus líneas. Pero las ins ciento. Pero cuando abrió sus puertas, los porcentajes se habían
talaciones sanitarias funcionaban, los parterres eran verdes, ha invertido.'Mi madre recordaba a muchos blancos de clase me
bía buenas escuelas en la cercanía. En verdad, para los negros dia empujados al barrio por la escasez de viviendas, pero, es
que llegaban a Chicago, «el fururo parecía brillante», dijo más tadísticamente, los residentes de clase media eran muy pocos y
tarde un observador de un complejo de viviendas sociales como fueron los primeros en marcharse.'Entre los otros blancos, des
el nuestro; estas casas de ladrillos de ceniza sustituían las cha tinados a permanecer más tiempo en Cabrini Creen, había
bolas de papel alquitranado en las que tantos habían vivido en veteranos heridos de guerra que no trabajaban a tiempo com
el Sur, pues estas casasles enviaban una señal de que finalmen pleto y algunos enfermos mentales, no lo suficientemente gra
te la sociedad en su conjunto les reconocía su penuria histó vespara estar ingresados en el hospital, pero demasiado frágiles
rica.' «Entonces -escribió mi vecina Gloria Hayes Morgan- las para vivir solos, que las autoridades habían alojado entre noso
Viviendas Frances Cabrini eran lo bastante limpias y baratas tros. Esta heterogénea comunidad de negros, blancos pobres,
como para que lasfamiliasestuvieran contentas en ellashasta que heridos y perturbados mentales fue el marco de los sujetos del
pudieran aspirar a algo mejor,»! experimento de integración social.
Sin embargo, otra era la señal que la vivienda pública en En el esfuerzo por emplear la vivienda para pobres como
viaba a los blancos pobres de Cabrini. laboratorio de problemas no resuelros en lasociedad general no
La lucha racial tenía en Chicago una larga historia; en el había nada típicamente norteamericano. En Gran Bretaña, ya a
momento de la Segunda Guerra Mundial, las autoridades sa comienzos del siglo XIXse le había ocurrido a]eremy Bentham
bían que tenían que abordarla de alguna manera. Cuando se que la vivienda para nuevos trabajadores sirviera como modelo
inauguraron estas viviendas, en 1942, las autoridades propusie de una sociedad más coherente e integrada: la Ley de Viviendas
ron a los blancos pobres: si vivís entre negros, nos haremos car para Artesanos y Trabajadores Británicos de 1868 apuntaba a
go de vuestros alquileres. La guerra había producido escasez de mostrar que era posible domesticar el capitalismo de mercado
viviendas en la ciudad, sobre todo de viviendas baratas. De la modelando el tejido físico de la ciudad. El primer plan de vi
misma manera que los planificadores gubernamentales anterio viendas PeabodyTrust condujo a experimentos arquitectónicos
resy posteriores, los proyectistas de Cabrini Green trataron de acerca del «diseño de unavida y no sólo de una casa».Todos es
poner remedio a un gran mal social mediante la satisfacción tos esfuerzos británicos se centraron en la clase. El de Cabrini y
de esta necesidad práctica del sistema del bienestar, pues utili otros planes similares de vivienda del siglo XXen Estados Uni
zaba la vivienda como «instrumento» paracombatir la segrega dos fueron específicos en el sentido de que se proponían tra
ción racial. No era un instrumento que emplearan de manera tar al mismo tiempo dos heridas sociales igualmente grandes y
directa; según mi conocimiento, ninguno de los creadores de cada vez más hondas: la raza y la clase.5
Cabrini Greeo vivió efectivamente entre nosotros. Ni tampoco Tal vezdebiera explicar por qué mi madre, que procedía de
la pequeña burguesía negra de la ciudad. No sési nuestros veci otro tipo de ambiente, fue avivir al barrio. Hija de un inventor
nos eranmás o menos racistasque otros blancos. pero, con in brillante, pero excéntrico -mi abuelo ideó el mecanismo del
dependencia de sus opiniones, estaban al servicio de la integra contestador telefónico automático, pero nunca se molestó en
ción racialtalcomo laimaginaba una clase superior. patentarlo-, mi madre pasó la juventud entre la turbulencia de
De acuerdo con el proyecto original, Cabrini sería blanco políticas radicales y el experimento artístico de la Gran Depre-
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