Table Of ContentExley
Vida
Dedicados A La Excelencia
ISBN 0-8297-0305-5
Categoría: Educación cristiana
Este libro fue publicado en inglés con el título
Perils of Power por Honor Books
© 1988 por Richard Exley
Traducido por Léster Carrodeguas
Edición en idioma español
© 1993 EDITORIAL VIDA
Deerfield, Florida 33442-8134
Reservados todos los derechos
Cubierta diseñada por John Coté
índice
Prólogo 5
Introducción 7
1. La lujuria: la guerra interna 15
2. Cuando el bien sale mal 37
3. Aventuras amorosas de la edad madura 61
4. Los peligros del poder 83
5. Rehabilitación y restauración 110
6. Restaurando el matrimonio 134
7. Rehaciendo el ministerio 157
Prólogo
Hablar o escribir proféticamente, aun en las mejo
res circunstancias, es siempre arriesgado; pero oír de
Dios, y recibir de él el cargo de hablar de los malos
de nuestros peligrosos tiempos actuales, es algo al
que la mayoría de los hombres no están dispuestos a
someterse, pues la tarea es pasmosa.
Yo conozco al pastor Richard Exley como alguien
que se ha movido bajo la unción del Espíritu del
Señor de una manera profética. Él siempre examina
primero su propia alma y su propio corazón. Quizás
por eso Dios lo ha escogido para dirigirse a ministros
y, efectivamente, a toda la cristiandad, en términos
claros que nos lleven al arrepentimiento y a la restau
ración. Más aún, revela cómo proteger a todos los
ministros de futuros fracasos. En Peligros del Poder,
Dios ha divulgado a través del pastor Exley una
sabiduría que va más allá del conocimiento humano.
E. H. Jim Ammerman, Th.D., D.D.
Capellán, Coronel retirado
del Ejército de los Estados Unidos
Presidente y Director de Capellanía
de las Iglesias del Evangelio Completo
Introducción
Todos los estadounidenses mayores de treinta y
cinco años recuerdan, sin duda, dónde estaban y
qué estaban haciendo aquella trágica tarde de no
viembre de 1963, cuando mataron al Presidente
John F. Kennedy. Yo estaba sentado en unos esca
lones durante el tiempo entre clases en la Escuela
Secundaria de South Houston, cuando una mucha
cha vino corriendo por el pasillo sollozando.
— Han matado al Presidente — dijo llorando y se
fue corriendo.
Sus palabras me dejaron aturdido, y este momen
to histórico quedó grabado en mi mente para
siempre.
Del mismo modo, nunca olvidaré el momento en
que supe de la tragedia de Jimmy Swaggart. Me sentí
abatido por una ráfaga de emociones inconexas:
incredulidad, vergüenza, rabia y dolor. Pasé toda la
noche dando vueltas en la cama atormentado por
una serie de sueños profanos, en los que ésta, la
última de una sucesión de tragedias morales, se
repetía una y otra vez. Mi aflicción rayaba en depre
sión. Sentí pena por Jimmy Swaggart y su familia, por
el ministerio alrededor del mundo, por el Cuerpo de
8 El peligro del poder
Cristo, por el hombre y la mujer que formaban
parte de la congregación. Su dolor se convirtió en
mi dolor.
Los días siguientes no fueron mejores. Cada día
salían a relucir nuevos y desconcertantes detalles
sobre este caso. Oficiales de las Asambleas de Dios
recibieron fotografías de Jimmy Swaggart entran
do y saliendo de un motel con una conocida
prostituta. La revista Christianity Today (Cristia
nismo hoy, una revista cristiana de noticias; 18 de
marzo de 1988) informó: "Un oficial de la deno
minación presente en la reunión a puerta cerra
da, describió el pecado de Swaggart como 'con
ducta sexual impropia durante un período de
varios años'." La revista noticiosa Newsweek (7 de
marzo de 1988) escribió: "El pecado secreto de
Swaggart, según dicen algunos, era que se paseaba
por los moteluchos de la Autopista Airline de
Nueva Orleans, buscando prostitutas que se des
nudaran e hicieran distintos actos sexuales." El
mismo Swaggart hizo una confesión detallada
ante los oficiales de las Asambleas de Dios, y una
confesión pública (sin especificar los pecados)
ante la congregación del Centro Familiar de Ado
ración en Baton Rouge, Luisiana.
Mientras miraba aquel servicio por televisión,
no pude evitar emocionarme por su lacrimosa
confesión, así como por la obvia compasión de la
congregación. Sin duda, el Señor estaba orgullo
so del amor incondicional de ésta. Verdadera
mente, este fue un momento sagrado y trágico a
la vez.
Description:repetía una y otra vez. Mi aflicción rayaba en depre- sión. Sentí pena por Jimmy Swaggart y su familia, por el ministerio alrededor del mundo, por el