Table Of ContentEl fabuloso
mundo
del dinero y
la Bolsa
André Kostolany
Planeta
Prólogo ....................................................................................................... 6
MI BREVIARIO BURSÁTIL .................................................................. 11
La Bolsa es mi vida ................................................................................... 11
Sobre la lluvia y el buen tiempo ................................................................ 16
La Bolsa: elixir vital de los grandes del mundo ........................................ 22
La caprichosa lógica de la Bolsa ............................................................... 27
La influencia del tipo de interés y de las decisiones gubernamentales ..... 41
Inflación y Bolsa ....................................................................................... 44
La influencia de la política de impuestos y de la política monetaria ........ 46
Fases de los movimientos cíclicos en la Bolsa .......................................... 50
El camino del éxito: actuar contra los ciclos ............................................. 56
Quien adora pequeneces no se merece grandezas» ................................... 66
El especulador: estratega a largo plazo ..................................................... 69
Expertos y milagreros ............................................................................... 73
¿Cual es el valor de las informaciones de ................................................. 76
Los gráficos: la curva febril de una acción ............................................... 83
Mala información, malos resultados»: sobre el ordenador en la bolsa ..... 90
Boom» y bancarrota: una yunta inseparable ............................................. 93
LA HISTORIA DE LA BOLSA ES TAMBIÉN MI HISTORIA ................... 96
América pagara… la catástrofe de 1557 ................................................... 96
La catástrofe de los tulipanes en el siglo XVII ......................................... 99
Amsterdam, la primera de las Bolsas modernas ..................................... 102
La bolsa de Londres: centro neurálgico de un imperio inconmensurable 106
El Bernie Cornfeld del siglo XVII: John Law ........................................ 112
Hacia la primera revolución industrial .................................................... 116
El viernes negro de 1869 catástrofe bursátil en Nueva York .................. 119
Mirando atrás: el siglo XIX. Los primeros tiempos ................................ 121
CUANDO SAULO SE CONVIERTE EN PABLO ................................ 126
Los inquietos años veinte del mundo occidental ..................................... 126
El jugador a la baja afortunado ............................................................... 134
¿Reír cuando los demás lloran? .............................................................. 144
Bolsista y ademas músico» ..................................................................... 151
El dinero es perecedero; el arte, eterno ................................................... 152
BOLSA Y PASIÓN ................................................................................ 160
Un amor pasajero .................................................................................... 160
Una comedia divertida ............................................................................ 166
Lo que las mujeres tienen que saber de la Bolsa ..................................... 169
Los héroes de la Bolsa ............................................................................ 171
EL FABULOSO MUNDO DEL DINERO Y LA BOLSA ..................... 178
Preludio al día de hoy: aventuras en la Bolsa de París 1939-1940.......... 178
Nubes de tormenta sobre el fabuloso mundo .......................................... 183
La divisa: espejo de nuestras virtudes y vicios ....................................... 193
Especulaciones para la protección de la fortuna ..................................... 195
Cuando los bancos vuelvan a ser cafés... ................................................ 206
¿Quién protege a quién contra quién? ..................................................... 209
Los paraísos fiscales, las jaujas de nuestros días .................................... 212
Sobre los negociantes «visionarios»:¡Dios mío, cuanto trabajo! ............ 215
El camino hacia el minicapitalista: participación en trusts de inversiones
................................................................................................................ 217
Cuando ríe el director de un fondo de inversión, lloran sus clientes ....... 220
Engaño en la Bolsa con los consorcios mixtos ....................................... 223
Off-shore-fonds, made for Germany» ..................................................... 226
Cómo se engaña al publico ..................................................................... 232
Sociedades amortizadoras «made in Germany» ..................................... 236
Quousque tandem, Catilina...» ................................................................ 238
Complicidad por ignorancia .................................................................... 240
El mundo libre: casino de juego de los traficantes de divisas ................. 243
David» Kostolany contra «Goliat» Dresdner Bank ................................ 245
Mama Marx admiraría a los norteamericanos ......................................... 249
Ésa fue sólo la primera jugada...» ........................................................... 251
¡América, no me olvides! ........................................................................ 254
¿Sobrevivirá el fabuloso mundo? ............................................................ 257
MI» IMPERIO, EN EL QUE —ASÍ LO ESPERO— NUNCA SE PONE
EL SOL ................................................................................................... 263
La Bolsa como pasión ............................................................................. 263
Esa Bolsa perversa... ............................................................................... 264
Sobre los visitantes y los especuladores al día de la Bolsa ..................... 266
Los espectadores ocasionales de la Bolsa ............................................... 267
La niña de mis ojos: la Bolsa de París .................................................... 270
Las Bolsas extraeuropeas ........................................................................ 274
Barbara Silbiger: la pitonisa de Hungría ................................................. 277
Mi reducido círculo de los últimos mohicanos ....................................... 279
La Bolsa: un imperio en el que —asi lo espero— el sol no se pondrá jamas
................................................................................................................ 282
Apéndice .................................................................................................. 284
Siempre hay que tener miedo, pero nunca aterrarse: pequeño catecismo de
la Bolsa, por André Kostolany ................................................................ 284
Diez mandamientos ................................................................................. 288
Diez prohibiciones .................................................................................. 289
Yo no enseño, cuento.
MICHEL DE MONTAIGNE
Prólogo
Desde Aristóteles a Juan Pablo II pasando por Marx, los pensadores han
venido repitiendo, siempre y de modo apasionado, esta pregunta: ¿Está
moralmente justificada la ambición y la posesión del dinero? Es imposible
un juicio objetivo. Todo depende de la posición filosófica de cada uno.
Una cosa sí es segura: el placer de ganar dinero y la tendencia a
poseer aún más posiblemente no sean siempre del todo morales, pero sí
resultan de todo punto necesarias para el progreso económico. La
experiencia de la pasada década de los sesenta lo ha demostrado así
sobradamente,
De todos modos, el placer de «ganar dinero» no es idéntico al placer
de «poseer dinero». Las motivaciones son bien distintas.
Resulta completamente natural que el hombre quiera poseer dinero.
El dinero ayuda a conseguir independencia y comodidad, ofrece pequeñas
alegrías y satisfacciones y, con frecuencia, sirve para mantener una buena
salud.
Para la mayoría de los seres humanos, que no tienen dinero, el
ganarlo es una necesidad cotidiana. Para otros significa un placer, y no por
el dinero en sí sino porque se trata de una «ganancia» en el auténtico
sentido de la palabra, Sólo el idioma alemán llama al ganar dinero
verdienen, que podría traducirse como «merecerlo», «conseguirlo con el
propio esfuerzo». Los franceses (y los españoles) lo «ganan», los Ingleses
lo «cosechan» (earn), los norteamericanos lo «hacen» (make money) y los
pobres húngaros lo «buscan». El ganar dinero mereciéndolo —
verdienen— puede incluso convertirse en un placer cuando se recibe a
cambio de una actividad que se realiza con agrado y divierte.
El especulador de Bolsa vive casi una auténtica embriaguez cuando
el dinero se gana con ideas que han demostrado ser válidas contra la
opinión de los demás. La satisfacción de haber ganado con justicia es para
el jugador de Bolsa una alegría aún mayor que el dinero en sí. Muchos son
los que ven un placer en gastar alegremente el dinero y, en consecuencia,
se ven sometidos a la necesidad de ganar cada vez más.
Por el contrario, el jugador de ruleta disfruta ganando; pero su
segundo placer es perder, pues su satisfacción radica en la excitación
nerviosa y no en el dinero. Esta es la razón por la cual los millonarios dan
el mayor número de apasionados jugadores de azar, sin que importe la
cantidad que arriesgan.
Su placer radica en el desafío a la suerte. Yo conozco a una persona
que nada en dinero y, sin embargo, se cuela en el autobús sin pagar. Lo
que le importa no es la cantidad ahorrada, sino que le seduce el riesgo, el
hecho de ir sin billete y librarse de la multa.
Extrañamente, los jugadores a los que les sonríe la suerte son, por lo
general, los" más llamativos «nuevos ricos» y los más embusteros y
exagerados. Se jactan de sus ganancias y se callan sus pérdidas. Tras un
golpe de suerte se pavonean con aire triunfal como si fueran los mayores
genios.
Los intelectuales y los artistas, junto a la ventaja práctica de ganar
dinero, encuentran satisfacción en ello porque el dinero significa la
confirmación oficial de su éxito. Hay pintores, escritores y músicos que
nacieron ricos. Para ellos su gran placer es, por lo tanto, pintar, escribir o
componer y, además, cobrar por ello sus buenos honorarios, Un viejo
amigo mío compra, a través de intermediarios, los cuadros que pinta su
mujer para que ésta tenga la satisfacción de ganar dinero con su arte.
Incluso la mujer más rica y más hermosa cobrará gustosamente por posar
como modelo de publicidad. Estos ingresos son la mejor prueba de que es
realmente una mujer bella y deseable.
No cabe duda de que el ser pagado constituye la mayor alegría que
produce el ganar dinero. Yo mismo he tenido esa experiencia. Cuando
hace muchos años publiqué un libro que se vendió muy bien, mi mayor
satisfacción no fue el diez por ciento de los derechos de autor, sino el saber
que los lectores estaban dispuestos a pagar diez veces más para conocer
mis ideas. Al fin y al cabo, durante muchos años estuve ofreciendo mis
consejos de manera gratuita, en distintos cafés y bares del mundo, a todo el
que mostraba interés en conocerlos. Espero que este libro me produzca una
alegría semejante.
Naturalmente, existen seres humanos que renuncian al triunfo moral
y al reconocimiento de sus méritos y sólo encuentran placer en aumentar
su dinero, sin importarles los fundamentos y los medios. Para este tipo de
personas «el dinero es como el agua del mar para el sediento: cuanta más
agua salada bebe más sediento se siente», como ya dijo Schoppenhauer. Y
al final acabarán convirtiéndose en millonarias.
La definición de la palabra millonario resulta muy delicada, puesto
que todo es relativo. «Es un "millonario sólido" —solían decir antaño los
vieneses—; tiene al menos 100.000 gulden.» En aquellos días eso ni
siquiera resultaba paradójico, pues la palabra millonario no significaba
necesariamente que el designado con ella poseyera un millón. Significaba
y significa que aquel a quien se aplica es un hombre rico, merecedor de
respeto, lo mismo que se le puede llamar «un Rothschild» o un «Creso».
Ser millonario en Nueva York no significa lo mismo que serlo en la
Budapest actual. En Budapest hay millonarios, pero en florines y no en
dólares.
Finalmente, surge esta cuestión: ¿posee la persona de referencia un
capital de un millón o una renta de un millón, lo que significaría capital
mucho más considerable? En el siglo XIX, cuando en Francia o Inglaterra
se llamaba millonario a un caballero, esto no tenía nada que ver con el
capital que poseyera, sino con la renta de que disponía. Además, hay que
tener en cuenta, al referirse a un hombre que tiene un determinado capital
o renta, cuáles son sus obligaciones, sus cargas y sus aspiraciones.
De acuerdo con todo esto, he aquí mi definición: un millonario es
aquel cuyo capital o renta no depende de nadie y es suficiente para
satisfacer sus aspiraciones y necesidades. Que no trabaja, que no tiene que
inclinarse ante un jefe ni ante los clientes y que puede mandar al infierno a
todo aquel que no le agrada. Esto significa el mayor lujo en la vida. El
hombre que puede vivir así es el verdadero millonario.
Estoy convencido de que la mayor parte de mis lectores no están de
acuerdo con esta definición del millonario. Es lógico, pues yo tampoco fui
siempre de esa opinión. Sólo a la edad madura y tras muchos lustros de
experiencia en la vida he llegado a esa conclusión.
Los candidatos a millonarios son impacientes. No están dispuestos a
esperar largos años a que les llegue la fortuna. Sólo mientras seamos
jóvenes, se dicen, podremos sacar provecho a nuestros millones, y no
cuando va estemos obligados a ir en la silla de ruedas. La independencia
no es para ellos el gran objetivo. Sienten, como Goethe dijo, que «la
pobreza es la mayor de las plagas, la riqueza el mayor de los bienes». No
sólo quieren disfrutar del lujo material, sino sentir también la
«radiactividad» del dinero, es decir, el servilismo de los demás.
Para muchos, los millones significan también poder y posición
social. Les produce alegría recibir el homenaje y la sumisión de los demás,
atraer a los cobistas y oír palabras de alabanza. Y despertar la envidia de
los enemigos. Su
deseo es: mejor mil envidiosos que la compasión de una sola
persona. El provocar la envidia se cuenta, también, entre los
grandes placeres del millonario.
Mis experiencias de los últimos treinta años confirman que sólo
puede llegarse a millonario en poco tiempo mediante una de estas tres
posibilidades:
1) Especulando (con bienes inmuebles, valores, mercancías varias,
etc.).
2) Contrayendo matrimonio con una persona rica.
3) Desarrollando una idea útil en el campo de la industria o el
comercio.
A la especulación inmobiliaria le ha dado un gran impulso la inflación
permanente, y también puede favorecerla la reconstrucción de un país
destruido. Los créditos fáciles han producido grandes éxitos. Pero esas
oportunidades no se repiten cada día.
Onassis llegó a ser uno de los millonarios más admirados gracias a sus
arriesgadas especulaciones con buques. Estas especulaciones pudieron
basarse en créditos verdaderamente astronómicos, pero tan caros que en
más de una ocasión llevaron a Onassis al borde de la ruina, cuando los
fletes sufrieron una caída vertiginosa. En los últimos momentos, su
salvación se produjo al declararse una pequeña guerra, en algún lugar, que
de nuevo hizo subir los fletes. (Personalmente, estoy convencido de que
Onassis y muchos de sus colegas avispados consiguieron de los bancos
créditos en mayor cuantía que la garantía real del valor de sus buques, gra-
cias a los sobornos.)
La lista de los recientes éxitos más espectaculares es larga; no sólo las
ideas eran positivas y felices sino que además la gran ambición de ganar
dinero fue el motor de esos éxitos. El dinero acude a aquellos que lo
buscan con pasión ilimitada. El que quiere llegar a ser rico tiene que estar
hipnotizado por el dinero como la serpiente por su encantador.
Naturalmente, necesita además de la suerte. Lo único superfluo es
dedicarse al estudio y al aprendizaje de la economía empresarial y otras
pseudociencias.
¡Quién podría ser un mejor ejemplo que el «rico Grün», de cómo puede
llegarse a millonario sin necesidad de estudios!
Siendo pobre respondió a un anuncio en el que se ofrecía un puesto de
sacristán en un templo de Viena. En aquellos días un sacristán tenía que
saber leer y escribir. Como Grün era analfabeto, no le dieron el empleo.
Desconsolado, utilizó el poco dinero que le habían dado como compensa-
ción por el viaje, para emigrar a Estados Unidos. En Chicago empezó a
hacer buenos negocios. Con sus primeros ahorros creó una empresa que
fue creciendo más y más a medida que pasaba el tiempo. Un gran grupo de
empresas le compró sus negocios y, a la hora de firmar el contrato, se
produjo la gran sorpresa: Grün, analfabeto, no estaba en condiciones de
firmar.
—¡Dios mío! —dijo el abogado del comprador—. ¡Hasta dónde hubiera
llegado usted de saber leer y escribir!
—¡Sería sacristán de una iglesia de Viena! —fue la respuesta.
Para aquellos que saben leer y escribir este libro será como una guía
de viajes que los conducirá por el país de la especulación, por el fabuloso
mundo del dinero y la Bolsa.
A quien penetre en esa Jauja maravillosa y se mueva dentro de ella
sin más objetivo que el dinero, a aquel que tan sólo idolatre los bienes
materiales, quiero abrirle las puertas para que pueda dirigir su mirada a un
mundo muy distinto. La Bolsa, de acuerdo con mis experiencias, es un
regalo que me he hecho a mí mismo, un trozo de mi propia libertad. Y para
disfrutar de las vivencias de esa libertad dispongo de la música, de la
literatura y, sobre todo, de la satisfacción del contacto con los otros seres
humanos, con los humildes y con los más encumbrados.
Por esta razón, la siguiente confesión es autoconsciente y orgullosa;
¿Ministro de Hacienda? No puedo serlo. ¿Banquero? No quiero serlo.
¿Especulador y jugador de Bolsa? ¡Eso es exactamente lo que soy!