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siglo
veintiuno
editores
MÉXICO
ESPANA
ARGENTINA
COLOMBIA
traducción de
adriana sandoval,
steSIa mastrangslo
y martí soler
revisión de
Jorge tula
y martí soler
siglo veintiuno editores, sa de cv
CERRO DEL AGUA 2<8, DELEGACIÓN COYOACÁN, 04310 MÉXICO, D.F.
siglo veintiuno de españa editores, sa
C/PLAZA 5. MADRID 33, ESPAÑA
sigio veintiuno argentina editores, sa
siglo veintiuno de Colombia, ltda
AV. 3a. 17-73 PRIMER PISÓ, BOGOTÁ,. D.E. COLOMBIA
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biblioteca
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primera edición en español,
©siglo xxr editores, s.a. de c.v.
isbn 968-23-] 127-6
primera edición en inglés, 1976, 1978, 1981
©ernest mandel
©penguin books
en asociación con new left review
derechos reservados conforme a la ley
impreso y hecho en méxico / printed and made in mexico
INDICE
I. EL LIBRO PRIMERO
1. El propósito1 de El capital, 10; 2. El método de El
capital, 15; 3. El plan de El capital, 23; 4. El plan del
libro primero, 30; 5. La teoría marxista del valor-tra-
bajo, 36; 6. El descubrimiento clave de Marx: su teoría
del plusvalor, 44; 7. La teoría del capital de Marx, 52;
8. La teoría de la acumulación del capital de Marx,
58; 9. La teoría de los salarios de Marx, 64; 10. La
teoría marxiana del dinero, 72; 11. El capital y el des
tino del capitalismo, 78
apéndice: el capítulo vi: Resultados del proceso inme
diato de producción
II. EL LIBRO SEGUNDO
1. El lugar del libro segundo en el análisis general del
capitalismo por Marx, 91; 2. Las tres formas del capi
tal, 98; 3. El aspecto dual de la rotación del capital
en la teoría económica de Marx, 101; 4. La significación
de los esquemas de reproducción de Marx, 107; 5. Usó
y abuso de los esquemas de reproducción, Í12; 6. Traba
jo productivo y trabajo improductivo, 119; 7. ¿Los tra
bajadores improductivos son parte del proletariado?,
127; 8. La producción suntuaria, el plusvalor y la acu
mulación de capital, 134; 9. ¿Cómo puede el capital
comercial y financiero participar en la distribución del
plusvalor social?, 140; 10. La crítica de Luxemburg a
los esquemas de reproducción de Marx, 143; 11. El libro
segundo de El capital y la explicación por Marx de
las crisis capitalistas de sobreproducción, 151; 12. La
circulación monetaria, el capital dinerario y el atesora
miento de dinero, 157; 13. Crecimiento y crisis, 160
III. EL LIBRO TERCERO
El plan del libro tercero, 165; La nivelación de la tasa
de ganancia, 167; El problema de la transformación: la
controversia sobre realimentación, 175; El problema de
la transformación: la confusión monetaria, 180; La con-
151
ÍNDICE
troversia sobre la baja de la tasa de ganancia, 183; Teo
rías marxistas de las crisis, 191; El crédito y la tasa de
interés, 206; La teoría marxiana de la plusganancia, 209 ;
La especificidad de la agricultura capitalista, 216; El
capitalismo como sistema y la burguesía como clase,
222; El destino del capitalismo, 231
NOTA DEL EDITOR
Ediciones revisadas de El capital y con nuevas traducciones
más cuidadas y modernas han aparecido en uno y otro idio
ma. Entre 1978 y 1981, la casa editorial Penguin Books publicó
una edición inglesa cuya versión y notas estuvieron a cargo
del equipo de New Left Review. Las introducciones a los dis
tintos libros eran de Ernest Mandel.
Tales introducciones son las que conforman el texto de este
volumen, junto con un ensayo sobre el capítulo VI que tam
bién forma parte de la edición inglesa.
Queremos advertir, además, que todas las citas que aquí se
toman de El capital corresponden a la traducción de esta obra
publicada por Siglo XXI, con el fin expreso de que el lector
pueda igualmente considerar el texto de Emest Mandel como
un estudio introductorio y de análisis referido a nuestra edi
ción y de que tenga la facilidad de seguir el contexto cuantas
veces lo considere necesario.
I
EL LIBRO PRIMERO
Cuando se publicó por primera vez el libro primero de El ca
pital, la industria capitalista, aunque predominante en algunos
países de Europa occidental, todavía daba la impresión de una
isla perdida en medio de un mar de campesinos y artesanos
independientes que cubría el mundo entero, incluyendo la ma
yor parte de la propia Europa. Pero lo que El capital de Marx
explicaba era sobre todo el impulso despiadado e inhumano
de crecimiento que caracteriza a la producción en busca de la
obtención de ganancias y el uso de estas ganancias predomi
nantemente para la acumulación de capital. Desde que Marx
lo escribió, la técnica y la industria capitalistas se han exten
dido ciertamente por todo el mundo. Más aún, a medida que
han ido extendiéndose, 110 sólo han aumentado1 la riqueza mate
rial y las posibilidades de librar definitivamente a la humani
dad de la carga de un ti^bajo insensato, repetitivo' y mecánico,
sino que también ha aumentado la polarización de la sociedad
entre cada vez menos propietarios del capital y cada vez más
trabajadores manuales e intelectuales obligados a vender su
fuerza de trabajo a dichos propietarios. La concentración de
poder y riqueza en un pequeño' número de corporaciones indus
tríales y financieras gigantes ha traído consigo una creciente
lucha universal entre el capital y el trabajo.
Periódicamente, la clase burguesa y sus ideólogos han creído
haber encontrado la piedra filosofal; se han sentido capaces,
por consiguiente, de anunciar el fin de las crisis y de las con
tradicciones socioeconómicas en el sistema capitalista. Pero,
pese a las técnicas keynesianas, y no obstante todos los intentos
de integrar a la clase obrera al capitalismo tardío, hoy, a lo
largo de más de una década, el sistema parece tender a las
crisis más que cuando Marx escribió El capital. De la guerra
de Vietnam al sacudimiento del sistema monetario mundial;
del brote de las luchas radicales de los trabajadores en Euro
pa occidental a partir de 1968 al rechazo de los valores y la
cultura burguesa por un gran número de jóvenes a lo largo
y a lo ancho de todo el mundo; de las crisis ecológicas y ener
géticas a las recesiones económicas recurrentes: no hay nece
sidad de ir demasiado lejos para encontrar indicios de que el
apogeo del capitalismo ha terminado. El capital explica por
[9]
10 EL LIBRO PRIMERO
qué las contradicciones cada vez más agudas del sistema eran
tan inevitables como su impetuoso crecimiento. En ese sentido,
contrariamente a una creencia generalmente aceptada, Marx es
mucho más un economista del siglo xx que uno del xix. El mun
do occidental de hoy se aproxima mucho más al modelo “puro”
de El capital que aquel en el que fue escrito.
1. EL PROPÓSITO DE “EL CAPITAL”
El propósito fundamental de Marx en El capital fue poner al
descubierto las leyes del movimiento que rigen los orígenes,
el surgimiento, el desarrollo, la decadencia y desaparición de
una forma social dada de organización económica: el modo
capitalista de producción. No buscaba leyes universales de la
organización económica. De hecho, una de las tesis esenciales
de El capital es que tales leyes no existen. Para Marx no exis
ten leyes económicas válidas para cada formación social bási
camente diferente, a excepción de trivialidades tales como la
fórmula que señala que ninguna sociedad consume más de
lo que produce sin reducir su acervo de riquezas, ya sea la
fertilidad natural de la tierra, la población total, la masa
de medios de producción o varios combinados. Cada forma
social específica de organización económica tiene sus propias
leyes económicas específicas. El capital se limita a examinar
aquellas que rigen el modo capitalista de producción.
El capital no es, por tanto, teoría económica "pura". Para
Marx la teoría económica "pura”, es decir la teoría económica
que hace abstracción de una estructura social específica, es
imposible. Sería similar a una anatomía "pura”, abstraída de
las especies específicas que estudia. Podemos llevar la analogía
un poco más lejos. Aun cuando la anatomía comparada es cier
tamente una rama de las ciencias naturales, útil para incre
mentar nuestro conocimiento de la fisiología humana y animal,
ésta sólo puede ser un subproducto del desarrollo de la com
prensión anatómica de las especies específicas dadas. Del mis
mo modo la teoría de Marx del materialismo histórico incluye
de hecho un análisis económico comparativo —por ejemplo, un
examen de la evolución del trabajo humano, de su productivi
dad, del excedente social y del crecimiento económico, desde
la sociedad esclavista, pasando por el feudalismo, hasta el
capitalismo. Pero tal comparación sólo puede resultar del aná
lisis de modos específicos de producción, cada uno con su
propia lógica económica y sus propias leyes de movimiento.
Éstas no pueden ser superadas por leyes económicas "eter
nas” ni incluidas en ellas. Podemos extender aun la analogía
hasta su conclusión final. Si uno trata de encontrar un núcleo
EL PROPÓSITO DE “EL CAPITAL” 11
básico común a “toda" la anatomía, se deja el reino de esa
ciencia específica para entrar en otro: la biología o la bio
química. Del mismo modo, si uno trata de descubrir una hipó
tesis básica subyacente, válida para “todos" los sistemas eco
nómicos, se pasa del reino de la teoría económica al de la
ciencia de las estructuras sociales: el materialismo histórico.
En esta forma, la teoría económica de Marx, y su obra cul
minante: El capital, se basan en una comprensión de la rela
tividad, determinación social y limitación histórica de todas
las leyes económicas. En el desarrollo socioeconómico de la
humanidad, la producción de mercancías, la economía de mer
cado' o la distribución de los recursos sociales entre las diver
sas ramas de la producción, en respuesta a “leyes económicas
objetivas” que operan “a espaldas de los productores”, no
corresponden a la "naturaleza humana”, no siempre han exis
tido ni existirán para siempre. El capital, al explicar los orí
genes del modo capitalista de producción, apunta hacia la
decadencia y caída históricas inevitables de ese mismo sistema
social. Una teoría económica basada en la relatividad histórica
de todo sistema económico y su limitación estricta en el tiem
po, recuerda sin delicadeza a los señores capitalistas, a sus
secuaces y apologistas, que el propio capitalismo es producto
de la historia. Morirá a su debido' tiempo, como nació en un
momento dado. Una nueva forma social de organización eco
nómica sustituirá entonces a la capitalista: funcionará de
acuerdo con leyes distintas de las que rigen a la economía
capitalisfa.
No obstante, El capital no se ocupa exclusivamente del modo
capitalista de producción, aun cuando el descubrimiento de
las leyes que rigen este modo de producción es su objetivo
fundamental. La producción capitalista es la producción gene
ralizada de mercancías. La producción generalizada de mer
cancías desarrolla plenamente las tendencias y contradicciones
latentes en cada una de sus "células” básicas: las mercancías.
No es casual que Marx inicie el libro primero de El capital
con un análisis que no lo es del “modo capitalista de produc
ción”, ni del capital, ni del trabajo asalariado, ni siquiera de
las relaciones entre el trabajo asalariado y el capital. Porque
es imposible analizar cualquiera de estos conceptos o catego
rías básicas —que corresponden a la estructura básica dé la
sociedad capitalista— científica, total y adecuadamente, sin
un análisis previo del valor, del valor de cambio y del plus-
valor. Pero estas categorías a su vez dependen del análisis de
la mercancía y del trabajo que produce mercancías.
De la misma manera que el plusvalor y el capital surgen
lógicamente de un análisis del valor y del valor de cambio, así
también el modo capitalista de producción surge histórica
12 EL LIBRO PRIMERO
mente del crecimiento de la producción de mercancías: sin
la producción simple de mercancías el capitalismo no puede
empezar a existir. El capital, los Grundrisse y otros escritos
económicos básicos de Karl Marx incluyen, por tanto, una
gran cantidad de análisis de la producción simple de mercan
cías, una forma de producción que existió de múltiples mane
ras durante 10 000 años antes de que naciera el capitalismo
moderno, pero que floreció particularmente entre los siglos xm
y xvi en los Países Bajos, el norte de Italia y más tarde en la
Gran Bretaña (y en menor grado en Japón antes de la revo
lución Meiji).
Se han formulado objeciones —los primeros marxistas rusos
como Bogdánov, comentadores posteriores como Rubin y mar
xistas contemporáneos como Lucio Colletti y Louis Althus-
ser—1 al punto de vista, que se origina en Engels y que fue
sostenido por Rosa Luxemburg, y al cual yo me adhiero,2 de
que El capital de Marx ofrece no sólo un análisis básico del
modo capitalista de producción sino también comentarios sig
nificativos sobre todo el período histórico que incluye los fe
nómenos esenciales de la producción de mercancías en pequeña
escala. Estas objeciones, sin embargo, se basan en una doble
confusión. Es cierto que el modo capitalista de producción es
la única organización social de la economía que implica una
producción generalizada de mercancías. Sería completamente
erróneo por tanto considerar, por ejemplo, a la sociedad escla
vista helénica o al imperio islámico clásico —dos formas de
sociedad que desarrollaron intensamente la producción de mer
cancías en pequeña escala, así como una economía monetaria
y un mercado internacional— como regidos por la “ley del
valor”. La producción de mercancías en estos modos precapi-
talistas de producción está entrelazada y en última instancia
subordinada a organizaciones de producción (en primer lugar
la producción agrícola) de una naturaleza claramente no capi-
1 Isaac Illich Rubin, Ensayo sobre la teoría marxista del valor, Méxi
co, Cuadernos de Pasado y Presente núm. 53, 5? ed., 1982, pp. 310-314; Lucio
Colletti, El marxismo y Heget, México, Grijalbo, 1976; Louis Althusser,
"El objeto de El capital”, en Louis Althusser y Étienne Balibar, Para leer
El capital, México, Siglo XXI, 1969, pp. 101-129. Existe también una obser
vación muy iluminadora del propio Marx en El capital, Libro I, capítu
lo VI: “Ello no obstante —dice—, hay circulación1 de mercancías y circu
lación monetaria, dentro de determinados límites, y por ende determinado
grado de desarrollo' comercial, premisa y punto de partida de la forma
ción de capital y del modo de producción capitalista” (México, Siglo XXI,
1971, p. 108).
2 Karl Marx, El capital, México, Siglo XXI, 1975-1981, m/6, pp. 222-
227; Friedrich Engels, "La ley del valor y la tasa de ganancia”, en Karl
Marx, El capital, m/8, pp. 1126-1146; Rosa Luxemburg, Introducción a la
economía política, México, Cuadernos de Pasado y Presente núm. 35,
1972, pp. 200-234; Ernest Mandel, Tratado de economía marxista, México,
Era, 1968, vol. X, pp. 62-65.