Table Of ContentJosep M. Colomer
El arte de la
manipulación política
Votaciones y teoría
de juegos en la política española
Portada:
Julio Vivas
Ilustración de Julio Vivas a partir del libro Recreaciones científicas
de Gastón Tissandier
© Josep M. Colomer, 1990
© EDITORIAL ANAGRAMA, S.A., 1990
Pedro de la Creu, 58
08034 Barcelona
ISBN: 84-339-1339-5
Depósito Legal: B. 18584-1990
Printed in Spain
Libergraf, S.A., Constitució, 19, 08014 Barcelona
El día 2 de abril de 1990, el jurado compuesto por Salvador Clo-
tas, Hans Magnus Enzensberger, Román Gubern, Xavier Rubert de
Ventos, Fernando Savater y el editor Jorge Herralde otorgó el
XVIII Premio Anagrama de Ensayo a la obra El arte de la manipu
lación política. Votaciones y teoría de juegos en la política española,
de Josep M. Colomer.
Resultaron finalistas, ex-aequo, La identidad de la antropología
de Josep R. Llobera y De la fealdad del arte moderno de Pedro
Azara.
A Esther,
con todas las letras.
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i
Una enseñanza reconfortante que yo, al menos, he reci
bido de la transición española, en la que he participado de
modo fundamental, es que no existe el determinismo his
tórico. En la historia de esta etapa, viviéndola y hacién
dola, he recibido la ratificación más importante de una
idea esencial: que el futuro, lejos de estar decidido, es
siempre reino de la libertad, abierto e inseguro, aunque
previsible por los análisis que realicemos de las condicio
nes estructurales y las fuerzas operantes de la sociedad en
que vivimos, entre las que se cuenta, como motor esencial,
la voluntad libre de los hombres que han de protagonizar
la historia.
ADOLFO SUÁREZ
1. PRESENTACIÓN
Si es verdad que el infierno está empedrado de buenas intencio
nes, el Cielo debe de estar asfaltado de malos deseos y bajas pasio
nes. Lo cierto es que en las conductas humanas raramente coinci
den los resultados que realmente se alcanzan con los designios de la
voluntad. Por eso una de las piezas básicas para el desarrollo de las
ciencias sociales modernas ha sido el concepto de consecuencias no
intencionadas de las acciones individuales, que se ha ido difun
diendo desde la economía clásica a todas las demás disciplinas.
Cuando se formuló esta idea en el siglo XVIII, sus entusiastas pudie
ron subrayar la cara positiva de la paradoja, apoyándose en la obser
vación de los beneficiosos efectos que tenía entonces la extensión
de los mercados y la competencia. Pero la misma ciencia económica
ha desarrollado con posterioridad el análisis de la otra cara de la
cuestión, sobre todo bajo el rótulo de las externalidades negativas.
Como se intentará mostrar en las páginas que siguen, este enfoque
está tanto o más justificado aún en el análisis político, ya que todo
parece indicar que las paradojas que disocian las intenciones del re
sultado de una decisión colectiva o política son de una importancia
superior a las del intercambio mercantil.
En este libro se presenta un conjunto de casos de la política es
pañola de los últimos quince años que ilustra, entre otras, las si
guientes inverosímiles verdades. Una decisión colectiva entre diver
sas opciones no depende necesariamente del número de personas
que desean una opción más que otra, sino de quienes la aceptan
como segunda o tercera preferencia. Si la decisión requiere una ac
ción más o menos organizada y coordinada, es probable que la
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mayor parte de quienes están de acuerdo con sus objetivos abando
nen o abracen la pasividad en desacuerdo con sus convicciones y
según lo que prevean que vayan a hacer los demás. De este modo
pueden explicarse algunos resultados políticos inesperados por com
portamientos estratégicos que, mediante promesas y amenazas, con
ducen a la aceptación de concesiones, más que por la firmeza de las
creencias de quienes protagonizan la acción. Este tipo de análisis da
cuenta de las interacciones no deseadas de las conductas y de la po
sibilidad de responder a ellas con comportamientos más sofistica
dos. Se comprueba, así, que puede lograrse, por ejemplo, un equili
brio establecen el que nadie esté interesado en modificar su actitud,
que sea más perjudicial para todos que un resultado alternativo. Por
otra parte, una vez alcanzado un óptimo social, muchas personas
pueden sentir la tentación de alterarlo en su propio beneficio, aun
que ello acabe provocando un resultado peor. Cuando una decisión
colectiva se toma por votación, pueden obtenerse diferentes resulta
dos mediante combinaciones distintas de los temas presentados y
según cuál sea el orden en que se sometan a consideración. De he
cho, una minoría de electores puede ganar una votación y elegir a
una mayoría de representantes. En algunos casos, un intercambio
de votos insinceros entre dos grupos de votantes minoritarios puede
beneficiar a ambos. En otros, los votos estratégicos pueden ser ex
presión de propósitos egoístas enfrentados que produzcan una
mayoría falaz y perniciosa para todos. Muchos cambios de mayoría
no responden a modificaciones en la voluntad de los electores. En
general, lo que sostiene la teoría que fundamenta los análisis aquí
presentados es que toda decisión depende del modo de decidir. Por
ello la política no es sólo una actividad en la que diferentes grupos
de personas persiguen la obtención de unos resultados sino la
misma elección de los procedimientos de decisión. Y por eso cabe
considerar que la política menos mala es aquella que permite que
los ciudadanos realicen cambios de elección.
El enfoque del que estos postulados proceden define la línea
principal de desarrollo de la Ciencia Política en la última genera
ción, aunque en España sea todavía poco conocido. Bajo el rótulo
de teoría de la elección pública o teoría de la decisión, los politólo-
gos han delimitado así un objeto de estudio específico, cada vez más
diferenciado del holismo o el determinismo sociológicos, centrado
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