Table Of ContentCONSEJO SCPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
DELEG.\CIÓ:s' DE B,t,.RCELON".I\
INSTITUTO ANTONIO DE NEBRIJ A
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El arte de gobernar
en las
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EL ARTE DE GOBER~AR
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CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
DELEGACIÓN DE BARCELONA
INSTITUTO ANTONIO DE NEBRIJ A
JOSE MARIA CASTRO Y CALVO
El arte de gobernar
en las
obras de Don Juan Manuel
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BARCELONA, 1945
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a~Ias vos et los que este libro leyeren faccd como el
ballestero, que cuando quiere tirar a alguna bestia o ave
en algún lugar que non sea tan guisado como él querría,
tira un virote o una saeta de que se non duele mucho, et
si mata aquella caza que tira, tiene por bien empleado
aquel virote ; d si yerra, tiene que ha poco perdido.•
Lib. E.,tad, 1.,, cap. 1, 2." parte.
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Es el presente libro el resultado de un estudio llevado a cabo sobre
el pensamiento social y político de la Edad Media, especialmente de obras
de Don Juan Manuel.
Nuestro prop6sito es limitado. Teniendo presente la resonancia que
las doctrinas del prosista medieval ha tenido en la posteridad, hemos
procurado, dentro de la gran bibliograffa que existe sobre este particular,
señalar aquellos autores medievales, de la Edad de Oro y modernos, en
los cuales no es dificil hallar un eco de la prosa didáctica de Don Juan
Manuel. Por esta raz6n no pretendemos hacer un estudio exhaustivo de los
tratadistas de la educaci6n de príncipes, ni, de las obras que tratan del arte
de gobernar. Esto cae fuera de nuestros prop6sitos y dislocarla el eje
central de nuestro estudio. Pero tampoco es nuestro prop6sito hacer un
estudio escueto, reducido a las obras de dicho autor, sino que tratamos
de señalar las múltiples relaciones que tuvo. Don Juan Manuel viene ·
a ser un V!~~ulo entre la tesis grecolatina del Prlncipe, en la fusi6n esco
lástica del Regimine PTincipum de Santo Tomás y los coetáneos, y la
dicotomia de maquiavelismo y antimaquiavelismo que aparece a partir ✓
oel Renacimiento y cuyas rafees prenden ~n la antigüedad. Tal profun
didad política y trascendencia filos6fica tienen las obras del prosista
medieval.
Penetrar en el estudio social, político e ideol6gico de Don Juan Manuel
no era empresa fácil de realizar. Pasajes enteros tienen todavfa una
interpretaci6n dudosa, cuya valoración, por consiguiente, es diffcil. Don
Juan es acaso en su época, no s6lo un hombre sabio, sino un hombre
cuya sabiduría es enciclopédica ; lo ~barca todo. La Eda4 Media, viva
y palpitante, con sus instituciones, sus Estados, su ciencia, su religi6n,
su saber, pasa por los libros del gran prosista, con tanta perfecci6n descrita
y pintada, que son un fiel documento, un testimonio muy objetivo de la
historia interna de la época. Por eso, nunca tan acertadamente como en
este caso puede servir la literatura de m~io para la investigación bis-
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tbrica. Lo que el documento frío y muL·rto no aL-ierta a recoger lo expresa
admirablemente la pluma de Don Juan :\Ianuel.
La importancia que este autor tiene lo demuestra ]ns c:studios que
ha susL·itado, cspecialmentc los alcm:rnes ( ;radcnbng, Knust, Baist,
y entre los españoles, Cayangus, Juli(i, .\g-tiil(\ Bena\-i(ks, (~aihrois y
Cim{·m·z Soler. Cnos y otros se han tenido en cuenta en el prcsentc
estudio, procuratl(lo fijar la atcnci(111 en aqutlh bibliografía impn·scind ible
para la mejor inkligcncia ck los textos manuelinos.
La Edad .:\kdia f uf un período turbulento en la historia de Castilla.
Alfonso el Sabio, por su espn·ial disp11siL·ii'1ny amor a las cicncias, .\.
por su preocupación por la exp:rnsi.'111 ckl reino lllL·diante la inc()rpo
ración dc la corona de Alemania, ll!l se pn•<)cupt', adi\·amL·nte dc la
situaci(m del reino, y así hizo pnsihle la guerra ci\'il que había dc des
lindar los derechos din:'istirns <k lns infantes de la Cerda y las preten
siones del rey Don Sancho. Sin embargo, el auge cultural de cstos
tiempos no era sincn'inico :11 curso de b historia en su ímpetu ren:'rsihlc.
Hecho muy particular de la historia interna de Castilla ful- el curso que
1a cultura iba describiendo de una manera iin-ariabk. En su primera
mitad, muy pegada a la cultura c1(1siL·a, para aumentar la den·l'SL'l'llcia
que había de preparar el :ulvenimiento renacentista de los últimos siglos
medievales. A lo largo ele ellos se pueden f:'tcilnwntc nhservar los cuatn)
' .-· t
tipos fundamentales señalados por \·alrkmar: el guerrero, el cortes::rno,
' ..•. .~ . el religioso y el burgu{·s, cuya ,·ida sencilla, de gran \·alor espiritual, vicne
,,...,..;. t.. . a reflejarse en la literatura ele aquel tiL"mpo.
La Edad ?\leclia literaria refleja mejor y cun maynr precisión que el
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documento todos los afanes y sentimientos de una sociedad que n:nía a
t-er un clc:mcnto de transmisión ele los hienes culturales, sociales y polí
ticos, desde una sociedad b(irbara hasta los ardores del H.enarimiento. Era
una imperiosa neccsidacl que la literatura venía a cumplir tr:rnsmitienclo,
con valor de eternidad y de co11senacir'1n, toda la ohm científica, política
y estatal. Era preciso aprovcchar lo que hubit:se ele utilizable en los
elementos de una socicdad primitiva y construir una firme sociedad, me
jorada de sus impurezas y detritus. Las graneles corrientes filosóficas,
mezcla de platonismo y aristotelismo, y el sentido cristiano de la vida,
contribuyeron a dibujar ese definido pcrfil cspiritual del medievo.
Y este es uno de los motivos que han suscitado nuestro estudio : re
sucitar y rehabilitar un aspcl'to ele la vida espiritual de la Edad l\Iedia.
Para el hombre de hoy ya no puede ser la Edad l\lcclia un p::m:•ntesis
de barbarie, como se ha dicho con notoria injusticia. Colocada entre un
mundo decadente y agfmico y un mundo nuevo, que comenzaba en los
albores del Renacimiento, su papel ele 11exo entre un espíritu y otro es
evidente. El firme arraigo de todas las instituciones medievales - socie-
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