Dos discursos edificantes de 1843: "En la espera de la fe" y "Todo don bueno y toda dádiva perfecta viene de lo alto"

47 Pages·2005·1.82 MB·Spanish

by  Soren Kierkegaard

S0ren Kierkegaard
En la espera Todo don bueno y
de la fe toda dádiva perfecta
viene de lo alto
í :r n i r e r s i d a d I b e r o a m c r i c a n a
L;i Universidad Iberoamericana editó
en 2004 el libro La venían subjetiva:
Smm Kierkegaard como escritor de
Luis Guerrero Martínez. El Dr.
Guerrero es presídeme de l i Sociedad En la espera de la fe
Iberoamericana de Estudios
S0ren Kierkegaard
Kierkegaardiaiíps. es profesor de
filosofía c;<>i)U;m¡>01 .inca y mcKxJologfa
Todo don bueno y toda
filosófica en l.i Universidad
Iberoamericana. Ha sido luésped de dádiva perfecta viene de lo alto
los centros de invesñgadón sobre el
filósofo danés en Copenhague y en
S;. Olaf College en Minnesota. Sobre
el autor danés también es autoi del
libro Kierkegaard- los límites de ¡a
razón en
la existencia humana (
La Dra. Leticia Valadez Hernández es
laminen una especialista en el
pensamiento de Kierkigiard. ha
participado en diversos eventos
internacionales y lia escrito artículos
sobre el autor danés, en e! que destaca
uno reciente sobre la recepción de
Kierkegaard en México.
En la espera de la fe
S0ren Kierkegaard
Todo don bueno v toda
dádiva perfecta viene de lo alto
Traducción, estudio introductorio y notas de
Luis Guerrero Martínez y Leticia Valadez H.
Titulo original: To opbyggelige 'Valer
Traducción de: Luis I. Guerrero M. y Leticia Valadcz H.
U niversidad Iberoam ericana
2005
Tílulv ongmil en daués-
Scoto Kierkcfri.tr;ù Sjmicde V'arrker *
Indice
AB. DracKimrn, J.L ìictbcrj y HO. Langc.
Copenhague. l*>OS
l: m v ersid a d iberoa m ericana
BIBLIOTECA ERAN'CISCO XAVIER CLAVIGERO
Siglas y abreviaturas (>
Kierkegaard, Soren, 1813 1855
En la espera de la fe. Todo don bueno vtoda Estudio introductorio 7
dádiva perfecta viene de lo alto
Dos discursos edificantes de 184.3 31
I. Vida cristiana - Amores luteranos. 2. Vida Prólogo origina] 35
espiritual. 3. Fe. I. Guerrero Kl., Luis I. II. Todo con
bueno y toda dádiva perfecta vi?nc de lo alto. I ll.t. En la espera de la fe 37
BV 4505 K5418.2005 Tocio don bueno y toda dádiva perfecta viene de lo alio f>5
1 a* cdición* 2X5
Dii è Uni ve rs idad 1 beroame rie ana, A.C
Prol. Paseo de la Reforma 880
Col. Lomas de Santa Fe
01210 México, D.F.
ISBN 968-859-584-5
Impreso y hecho en México
Prirtf&í and muk in Mexico
E»te libia »c «crminij de ttnprimii
en octubre de 2005 en los ultcrci do
Dueño e Impreso» S.indovj|
Tel. [phone], *3795-7224
la rdn.ii'iti cun->ia de 500 cjenijilatc»
mi» sobrantes pura reposición.
Siglas y abreviaturas Estudio Introductorio
SV Sftren Kicrkegaards Samiede Værker. (Obras Completas du
Soren Kierkegaard), Copenhague 1901-1906, publica­ 1. Los Dos discursos edijkantes de 1843.
das en 14 volúmenes por A.B. Drachmann, J L. Ileiberg
y 71.0. Lange. Esta primera edición de- las obras comple­ La redacción de estos discursos, los primeros de ochenta y
tas es la que será utilizada como base para la presente ocho, se remonta a los inicios de 1 S43-*¿A1 escribirlos., Kierke­
edición Existen olías dos ediciones posteriores de las gaard tuvo en mente principalmente a su fallecido padre, a
Obras Completas (SV2 y SV3). quien dedica el libro y a Regina, "mi lector”. En su Diario
escribió: 'Si prescindiendo de la relación uní Dio», alguien uie
Pap. Sfiren Kicrkegaards Papirer. (Papeles de S»rcn Kierke­ preguntara cómo he podido convertirme en el escritor que soy,
gaard), Copenhague 1909-1948, publicados cu 20 vo­ le respondería: ‘se lo debo a un anciano por quien siento el
lúmenes por P A Heiberg, V. Kuhry E. Torsting. mayor reconocimiento, v a una jovencita por quien me siento
aún más obligado*. Por eso, también me parece que mi natura­
Breve og Aktstykkcr Bren* og Aklslykker vedrgrende S&ren leza es el producto de una síntesis de vejez y de juventud, de
Kierkegaard. (Cartas y documentos concernientes a Sfíren rigor invernal y de dulzura estival .1'
Kierkegaard) Copenhague 1953-1954. publicados eil Al mismo tiempo su ntención era mostrar sus convicciones
dos volúmenes por N. Thulstup. sobre el cristianismo, preocupación inculcada por su padre.
Estos dos discursos complementan —de acuerdo a su intención
Ktl. Kataiog creer Stren Kierkegaards Bibliotek (Catálogo de la de comunicación indirecta— las obras estéticas de 1843.’ El
biblioteca de Soren Kierkegaard), Copenhague 1957, contenido de los discursos, como lo reconoce la crítica contem­
publicado por N. Thulstup. poránea. es un buen instrumento para la hermenéutica de las
obras de Kierkegaard, ya que eslán firmados por el mismo
Kierkegaard y poseen muchos elementos de su pensamiento
incluidos en sus obras pseudónimas^
Notas sobre el aparato crítico El escrito fue entregado al impresor Bianco Luno el 10 de
abril; y con prólogo fechado el 5 de mayo —cumpleaños 30 de
S. Kierkegaard fue puesto a la venta el ó de mayo en la libre­
Las referencias en los márgenes ele la traducción corresponden ría de P.O. Philipsen, dos dias antes de partir para Berlín. Los
al volumen y la página de 1¿ primera edición danesa SV. Papirt-r no contienen prácticamente ninguna variación con el
texto publicado- Dos años después, el 29 de mayo de 1845,
Las referencias a los escritos específicos de Soren Kierkc- fueron vendido? los sobrantes en un solo volumen, con otros
gaard se dan con el título de la obra en español y la referencia a dieciseis discursos edificantes bajo el título de Dieciocho discur­
la edición danesa, ya sea de las obra* completas (SV). de los sos edificantes, 1843-1845.
Papeles (Pap.), de las carias y documentos (Breve og Aktstyk*
ker) o de la biblioteca de Kierkeggard (Ktl.) además del volu­ • Cfr. Pap. XS A 153.
men y la página. - Pap. XI A 40(5.
1 Cfr. Mi puvlo de visfn. SV XIII 524-528 PoStSCripiutH. SV VII 210
Í7)
t&TUDIO INI JtOnrCTOKlO • !»
K • I.ris I ni'BBRMKOV. \ LKTICJA VALAHKK H
A pesar de tratarse de dos joyas de discurso religioso, de mismo hecho constituye un pecado, no es verdad que desees la
mostrar la aguda penetración psicológica de su autor, y conte­ fe y no la tengas". A lo que la persona que puso inicialmentc la
ner diversos elementos filosóficos y retóricos típicamente kier- objeción podría responder: “No creo que sea tan fácil de obte­
kegaardianos, la acogida de los Dos discursos edificantes en su ner. pues no sería el mejor bien, ordinariamente los mejores
época no fue muy buena, a difererencia de La alterna/ha publi­ bienes son difíciles de conseguir. O, si tienes razón, no debo
cada meses antes. El mismo Kierkegaard afirma: “Nadie advir­ desear pues es en vano desear; lo mejor hubiera sido que nadie
tió seriamente los Dos discursos o se preocupó de ellos. me dijera nada sobre mis deseos." En este juego de interlocuto­
Recuerdo incluso que uno de mis conocidos vino a verme con res Kierkegaard desarrolla su discurso para mantener una res­
la queja de que había comprado cJ libro de buena fe convencido puesta firme: “Basta desear sinceramente la fe para obtenerla.'’
de que, puesto que era mío, tenía que ser algo ingenioso c inte­ El discurso presenta una nueva objeción referente a la co­
ligente. Recuerdo lambién que yo le prometí que si lo deseaba municación cxistencial: Si bien es cierto que lia^ta desear sin­
podía reclamar el dinero. Ofrecí al mundo Ixi alternativa con la ceramente la fe para obtenerla, no puede imponerse a otro; en
mano izquierda, y con la derecha los Dos discursos edificantes-, este sentido del deseo, no puedo deseársela a otro, no puedo
pero todos, o casi todos, asieron con sus diestras lo que yo sos­ desear por el otro; en cambio, en los buenos deseos triviales,
tenía en mi •siniestra.*1 cuando deseamos al otro un bien, en cierto sentido Le decimos:
“no te preocupes, yo me encargo de conseguir el bien que deseo
2. En la espera de la fe. Con ocasión del año nuevo. para ti". Esta objeción nos nuiestranina cualidad superior de la
fe, que la relación con Dios es personal, que no puede interferir
Como el subtitulo del discurso lo indica, Kierkegaard toma —ni para bien ni para mal— un tercero. Sin embargo, sí es
ocasión del año nuevo para considerar cuál puede ser el mejor posible ayudar a la persona amada procurando que se dé cuenta
deseo y qué relación tiene con la fe. ya que el año nuevo es una de la naturaleza de la fe y, si la posee, pueden celebrar juntos
buena ocasión para la meditación y para formular buenos de­ la grandeza de la fe^,
seos., El discurso centra su atención en buscar el mejor deseo El discurso presenta otras formas de extravío respecto a la
para la persona amada; sin embargo, como el deseo se refiere al fe: La de aquellos que creen mundanamente que tienen toda su
futuro y éste nos abre una infinita variedad de posibilidades, vida bajo control, no se les puede hablar de la espera de la fe,
nuestro pensamiento puede quedarse perplejo al considerar pues en realidad no esperan nada. También los que esperan
cuál pueda ser el raejor deseo y en que consista su naturaleza. pUftdCta caer en el engaño de olvidar el presente, teniendo su
En la búsqueda de este deseo se nos recuerda que no debemos mirada en el futuro. Ño está mal preocuparse por el futuro, ya
dejarnos guiar por los bienes de este mundo y nos proponen la que parte de la grandeza del hombre es poderse preocupar, a
fe como el bien supremo. diferencia de los animales.^ La solución propuesta está en regre­
Metodológicamente el discurso presenta a posibles personas sar al presente habiendo vencido al futuro, que en realidad es
las cuales representan diversas posturas y objeciones sobre la vencerse a sí mismo, es vencer a la propia imaginación que
espera y la adquisición de la fe. La primera representa a aquel podría perderse en el mundo de las posibilidades. El futuro no
que desea la fe pero no la tiene por la complejidad de su vida. se vence con la “experiencia" mundana que suele ser engañosa,
I-a segunda a aquel que sin entender bien qué es la fe. le podría sino con la fe.ycsperando en Dios, sabiendo que ‘ todas las cosas
responder al primero: Mno te preocupes, tienes un buen deseo cooperan al bien de aquellos que aman a Dios".s
que terminará por cumplirse". Sin embargo, afirma Kierke­ Kierkegaard continua señalando otros modos equivocados
gaard, esta respuesta no es adecuada, lo que debería responder­ de esperar: cuando un joven piensa que no sufrirá derrotas;
se al primero es: “tú debes tener fe, y si no la tienes este aquel que no ha sido afortunado y espera que, al menos, no le
* Mi punto de. üsla. SV XIII 527. ’ Rom VID. 28
li> • I.UI91 OüBRRRBO M V LETICIA VAI.VDKK II estudio iN TiionrrroH io • u
quiten su dolor, que es la forma como responde a las tempesta- de pensar que Dios tentaría a los hombres. Son poderosas por­
des de la vida; y la de aquel a quien la fortuna ha sonreído, y que exponen el engaño y detienen al pensar errante.
que considera que podría perder y recuperar cualquier >jen Siguiendo la misma línea de “En la espera de la fe", y de
hasta cierto punto. Este último está en un error espcci.'l ¿1 una manera análoga a la Parábola del sembrador. Kierkcgaard
considerar que la fe es uno de esas bienes con medida y que muestra distintas actitudes humanas, en este casa, al enfren­
-hasta cierto punto" puede carecer de él. También la experien­ tarse a las palabras del apóstol. En primer lugar, habla de los
cia de la vida y los razonamientos sobre lo temporal pueden hombres que tienen suerte, a los que Lodo les resulta fácil: sus
mostramos una nueva objeción contra la espera en la fe; la deseos son satisfechos y sus iniciativas fructifican. Viven en
duda, tan estimada por muchos, tiende sus trampas al que medio del movimiento; viven felices entre los cambios de la
desea creer, el que duda escucha las palabras con recelo y puede vida y no se preocupan por entenderlos, pues se dejan llevar
hacer su critica afirmando que lo que se espera en la fe es i»co por eí presente. Son honestos: dan a cada quien lo que le co­
tangible, que no tiene ni día ni hora para ser corrolx>rado. y rresponde. Responden, ante los bienes recibidos, con agradeci­
que la experiencia de la vida nos dice otra cosa. Sin embargo, miento. Ayudan al necesitado. Tienen óptimas relaciones
esta duda, de la que muchas veces se presume, es un síntoma familiares y amistosas. Sus planes prosperan, pues se trata de
de desdicha, de no haber vencido al futuro. Es un error querer­ hombres sabios y sensatos. La vida no les presenta ningún
la trasmitir a los demás; lo mejor, en dadc. caso, sería callatse. enigma. Sin embargo, su relación con las palabras del apóstol
,La espera en la fe no son promesas para este mundo y, por esto es superficial, no tienen tiempo para ponerles atención; y si les
mismo, ninguna desgracia de este mundo tiene el poder de pusieran atención, pronto las olvidarían. Se ocuparían de ellas
quitárnosla. Además, se cree en Dios “en quien no hay cambio sólo por un momento y luego dirían: “Ya las hemos entendido;
ni sombra de variación alguna".6 Por eso. el que pierde la fe ahora hay que traer nuevos pensamientos que no hemos enten­
-ante la adversidad muestra que en realidad no creía., dido todavía".]Las palabras ciertamente no son difíciles; pero
„Kicrkegaard concluye afirmando que el creyente no pide desear abandonarlas por “haberlas entendido" es signo de no
pruebas, está en otras categorías, j>or lo que no se angusia haberlas entendido en absolutoj
ante el futuro, sabrá de las vicisitudes del futuro, tanto a fa\or También habla de los preocupados y afligidos que son sen­
como en contra, pero sabe que tiene la victoriaj Jóvenes y an­ sibles a las palabras. Éstas los fortalecen y les dan confianza.
cianos, cuando tienen fe, pueden reconocer su victoria en una Pero tal fuerza sólo es aparente, pues su consuelo es momentá­
pequeña frase usada por las comunidades: “¡Para ser al fin neo. Al percibir esta contradicción dejan de considerar que las
salvos!", cuya profundidad solamente puede aprenderse indivi­ palabras les ayudarán durante su vida y las consideran más
dualmente en la relación con Dios. bien como un peligro para su paz. Pues la confianza que depo­
sitan en ellas es continuamente defraudada. No se rebelan
3. Todo don bueno y toda dádiva perfecta viene de lo alto. contra las palabras, ni las abandonan pero, por otro laclo, no
encuentran el momento oportuno para ponerlas en práctica.
El segundo de los Dos discursos "Todo don bueno y toda dádi­ Parece haber una gran desproporción entre lo que las palabras
va perfecta viene de lo alto”— es una meditación a projrfsito ce dicen y lo que de hecho sucede en la vida cotidiana, t uando
estas palabras (Sant. I, 1 7-22). Son palabras, dice Kierkegaard. uno tiene un deseo —dice Kierkegaard—. tan sólo pide que
hermosas, atractivas y conmovedoras. No son palabras casuales éste se cumpla. Si se cumpliera, se piensa, entonces se daría
o inútiles, sino que van acompañadas por una amonestado! gracias y se atestiguaría que todo don bueno y toda dádiva
urgente: “No se extravíen, amados hermanos”. Son palabras que perfecta viene de lo alto. Pero cuando el deseo le es negado al
previenen contra el engaño de querer tentar a Dios, así como cJ hombre, entonces —no necesariamente sin humildad— pre­
tende “tentar a Dios”: “Este deseo es tan importante para mi;
todo depende de él —mi alegría, mi paz, mi futuro—; es tan
* Uc. I 17.
KUTl'WO INTItnpr(jrOHlo • w
I- • T.I’IHL OIBRHKRO M V LETICIA VAI.ADRZ H
te para arrebatar las palabras del corazón. Al que duda, dice-
inip..r íante pura mí; para Dios resulta tan sencillo, ya que Él,
Kierkegaard. habrá que responderle que “todo lo creado |*>r
después de todo, es todo poderoso". Pero a pesar de sus oracio­
Dics es bueno si es recibido con agradecimiento". Por tanto,
nes, el deseo no le es concedido. Ante esto, Kierkegaard consi­
toda don es un don bueno y perfecto cuando es recibido con
dera tíos posibles reacciones.
agradecimiento. No hay que preguntar que es lo que viene de
l«a primera es ordenar al alma que sea paciente; desear te­
Dics, ni hay que insistir en aprender mucho de la vida; sólo
ner la certidumbre de que la eternidad concederá, larde o tem­
hay que desear aprender a agradecer siempre a Dios; aprender
prano. el deseo. Y sin embargo, la certidumbre también puede
que todas las cosas son para bien de los que aman a Dios,
ser negada. El hombre que, en una situación así. con pensa­
¿tundo se duda sobre lo que viene de Dios o sobre lo que es un
miento cansado recupera la calma y con mansedumbre recibe
doc bueno y perfecto, hay que agradecer. Hay que agradecer en
las palabras de que todo don bueno y toda dádiva perfecta vie­
la degría, en la fortaleza, en el sufrimiento o en la injusticia.
ne de lo alto, se da cuenta con humildad de que Dios no lo
Esto es haber interpretado bien las palabras^
defraudó al no concederle sus deseos mundanos; pues a cambio
Finalmente. Kierkegaard se pregunta si hay algo más altó'
le dio consuelo divino y pensamientos santos. Se da cuenta de
que el agradecimiento., El hombre —dice— cuando desea dar
que,Dios no fue injusto al negarle un deseo, el cual lo más que
gracias ama de acuerdo a su propia perfección. Pero un hombre
podía darle era el mundo entero; pues a cambio le dió la fe por
ama verdaderamente a Dios cuando lo ama de acuerdo a su
la que se gana a Dios y se vence al mundo entero., Entonces
propia imperfección. Éste —concluye— es el amor que nace del
confiesa que esto fue bueno para él y comprende la amonesta­
arrepentimiento. Éste es el amor más fiel y más ferviente, pues
ción del apóstol./percibe la insensatez en su comportamiento:
en el arrepentimiento es Dios quien ama al hombre. En el
querer que las ideas de Dios coincidieran con las suyas.
arrepentimiento el hombre recibe todo de Dios incluyendo la
1/3 otra reacción es la del hombre que se sien ir- demasiado
ftcc:ón de gracias que le txac.|
viejo para alimentar ideas infantiles sobre Dios; este hombre
El que haya entendido esto ha interpretado bien las pala­
no es rápido para oír las palabras, j>ero sí para enojarse. No
bra*: entenderá que cuando Dios abre su mano, llena de bendi­
pide explicaciones y endurece su corazón. Exteriormente no
ciones a todo ser viviente. Y que cuando parece que su mano se
muestra su enojo, se ve tranquilo, amigable y su conversación
aleja, es porque la cierra para guardar la más abundante bendi­
es benevolente. Pero interiormente oye una voz que le dice
ción en ella; que la cierra para abrirla otra vez y llenar de ben­
Dios tienta a los hombres", y desespera. Piensa que sus su­
diciones, una vez más, a todo ser viviente. Entenderá que las
frimientos son tan grandes y su queja tan legítima que su voz
palabras son comprensibles, simples y útiles en las ocupaciones
está destinada a resonar y llamar a Dios. Pero el cielo no escu­
de la vida diaria. Que el don bueno es del cielo donde todo bien
cha su plegaria sino hasta que humildemente confiesa que Dios
habita. Que Dios penetra todo con su claridad eterna. Que Él
no tienta a nadie, pero que todos son tentados cuando se dejan
entiende los pensamientos de los hombres desde lejos. Que su
seducir y llevar por sus propios anhelos, y confiesa que ¿I fue
amor eterno se adelanta y prepara todo. Que Dios es constante
tentado por pensamientos orgullosos y pretensiosos. Humil­
mientras lo demás cambia. Que cuando llega la pena, hay que
demente y con vergüenza confiesa que es bueno que Dios no
recordar la amonestación de que con Dios no hay sombra de
permitiera que se le tentase.
variación. Que Dios, siempre constante, hace todo hueno, hace
El discurso presta especial atención al hombre que duda. 1.a
que todas las cosas sean un don bueno y una dádiva perfecta
piuda, afirma Kierkegaard, es astuta y engañosa. La duda no
para todo el que tiene un corazón humilde y confiado. Y que.
niega las palabras, tan sólo dice que son difíciles, enigmáticas y
como lo hace el mismo Kierkegaard al final del discurso, lo que
quiere ayudar al confundido a que Jas entienda diciéndole:
hay que pedir a Dios es que los que no han hecho caso a las
“Todo lo que viene de Dios es un don bueno y una dádiva per­
palabras, quieran recibirlas; que por el entendimiento se les
fecta. Pero, ¿cómo discernir entre lo que viene de Dios o qué
cure el corazón que no entiende para que entienda; que el pen-
puede ser llamado un don bueno y perfecto?". Ksto es suficien-
II • Lina l GI KRItKBO U y LETICIA VaI.ADF.7. II BBTVniO INTRODUCTORIO • 1,1
samiento extraviado se vuelva a la obediencia; que el alma pe­ Cuando tuviste dudas sobre lo que venía de Dios o sobre lo que
era un don bueno y perfecto, ¿arriesgaste la aventura? V cuan­
nitente tenga confianza para atreverse a entender las palabras;
do el brillo luminoso de la alegría te llamó, ¿agradeciste a Dios
y que los que las entienden sean más santos al entenderlas una
por eso? Y cuando fuiste tan fuerte que sentiste que no necesi­
y otra vez.
tabas de ayuda, ¿agradeciste entonces a Dios? Y cuando la por*
ción que se te asignó fue pequeña, ¿agradeciste a Dios? Y
4. Estilo y forma argumentativa de los discursos. cuando la porción que se te asignó fue de sufrimientos, ¿agra­
deciste a Dios? Y cuando tu deseo fue negado, ¿agradeciste a
A pesar de la brevedad de los Dos discunos, existen en ellos mu­ Dios? Y cuando tú mismo tuviste que negar tu deseo, ¿agrade­
chos elementos característicos del cuidado que Kierkegaard po­ ciste a Dios? Y cuando los hombres fueron injustos contigo y
nía en todos sus escritos. En estos discursos pueden observarse te insultaron, ¿agradeciste a Dios? No estarme diciendo con
ello que la injusticia dejó de ser injusta...*
muchos elementos clásicos de la retórica y de la argumentación
"con el sello de su propio estilo.teniendo en cuenta Ja filosofía
^ Kierkegaard hace que el lector —especialmente en el según-"“
de la verdad existencia] que Kierkegaard desarrolla, destacan
do discurso— sea consciente de que el lenguaje debe ser com­
algunos recursos literarios que inciden en este carácter de su
prendido más allá de una simple lectura superficial; también lo
filosofía^] Las descripciones humanas son un buen ejemplo de
»ricota sobre las formas del lenguaje que expresan con profun­
ello, en ellas Kierkegaard recorre distintas alternativas de modos
didad o con engaño la existenciajcomo puede verse en los si-_J
de existencia, de situaciones; pero al mismo tiempo, dirigidas al
guientes casos.
lector para despertar su conciencia como individuo. Para reafir­
Come se había comentado, el segundo discurso es una re­
mar que la fe es un bien que está al alcance de cualquier hom­
flexión sobre las palabras del apóstol Santiago: “Todo don bueno
bre, Kierkegaard recurre a una de estas descripciones que
y toda dádiva perfecta viene de Ir» alto, desciende del padre de las
muestran la pluralidad existencia! dv los hombres:
luces, en quien no hay cambio ni sombra de variación'". Es a
Cualquier hombre puede atrever«- a decir eso, así tenga la jwrtir de ellas que Kierkegaard hace sus reflexiones una y otra
frente casi plana como la de los animales o más ufanamente vez. Y para introducir cada nueva consideración repite el texto;
abombada que la bóveda celeste; asf extienda su brazo domina­ esto lo hace seis veces en el discurso, además de la consideración
dor sobre provincias y reinos o tienda su mano para recoger las detenida de alguna de sus palabras. Esta forma la repetirá en
migajas que caen de la mesa del rico; así lo obedezcan miles de algunas de sus obras posteriores, j)or ejemplo, en Ejercilación del
hombres con un simple gesto suyo o que no llame la atención
cristianismo. En esta misma línea de reflexión sobre la fuerza y
de absolutamente nadie; asf sus labios desborden elocuencia o
semántica de las palabras, el discurso comienza con un llamado
no emitan más que un sonido incomprensible; asi sea un
a prestar atención al lenguaje del apóstol:
hombre vigoroso retando la tempestad o se trate de ia mujer
indefensa que busca resguardarse de la tormenta; eso. querido
Todo don bueno y toda dádiva perfecta viene de lo alto, des­
oyente, no cambia nada.7
ciende del Padre de la luces, en quien no hay cambio ni som­
bra de variación. Estas palabras son tan hermosas, tan
Recurriendo a San Pablo. Kierkegaard desarrolla en el se­
atractivas, tan conmovedoras, que seguramente no se debe a un
gundo discurso la necesidad que tiene el hombre de fe de agra­
error por parte de ellas si no encuentran acceso en los oídos del
decer a Dios |»r todo. Para grabar esta idea en el lector recurre oyente o resonancia en algún corazón. Son las palabras de uno
a un estilo interrogativo, con un elenco de preguntas que ense­ de los apóstoles del Señor, y si nosotros mismos no liemos per­
ñan las diversas dimensiones que debe abarcar la gratitud: cibido profundamente su significado, no obstante podemos
* Dos dina nos edijuonus. SV III 47.
r Dos discunos edificantes. SVIII 20. 9 Iae.1. 17-
10 • LUIS L OlERKKRO M \ LETICIA VALADEZ If. KftTI IrtO INTRODUCTORIO • IT
confiar en que no son palabras casuales o inútiles, una expre­ propio un conocimiento que tiene que ver con toda la existen­
sión florida de un débil pensamiento, sino que son fieles c in­
cia, una verdad subjetiva que debe apropiársela cada individuo
equívocas. intencionadas y probadas, como lo fue la vida del en su propio modo de vida y no simplemente en su elenco de
apóstol que las escribió. No son dichas incidentalmente sino
conocimientos. Otro ejemplo de esta semántica lo encontramos
con un especial énfasis. (...) Así pues, nos atrevemos a tener ia
en la distinción que hace Kierkegaard entre la verdad de una
confianza en que no sólo tienen ei poder de elevar al alma sino
expresión y la sinceridad con la que es dicha. Tomando ocasión
también la fuerza de llevarla. (...) Entonces pelemos estar se­
guros de que las palabras son también poderosas para exponer de una expresión sobre la fe. afirma:
el engaño y poderosas para detener al pensar errantc.,ft
Cualquier hombre puede atreverse a decir eso, puede decirlo de
El discurso termina con el recurso semántico qup ha usado verdad, y cuando 110 lo dice sinceramente no significa que su
durante el discurso, la repetición de las palabras del apóstol, pensamiento sea falso, sino que lo deforma.11
sirviéndose de ellas para hacer una oración:
Esta presencia del lenguaje se encuentra también en el pri­
mer discurso; el hombre que se siente desorientado en sus de­
¡Oh Dios! Que hagas iiue los oídos de lo« que hasta ahora no han
hecho caso de ellas quieran recibirlas, que 3 través del entendi­ seos acude a las palabras de hombres que le aconsejan acertada
miento de las palabras les cure* el corazón que no entiende para o desacertadamente. El lector se encuentra con reflexiones
que entienda las palabras, que hagas que el pensamiento extra­ sobro el lenguaje:
viado vuelva hacia la obediencia bajo las palabras, que des al al­
ma penitente la confianza valiente para entender las palabras, y Nuestro hombre amará este lenguaje y lo escuchará con placer,
(juc hagas a aquellos las han entendido más y mis santos al ya que amamos a todo aquel que nos habla de la realización de
entenderlas una y otra vez. Amén." nuestros deseos. Pero el tiempo pasa sin resultado...14
Esta forma de conducir al lector a través de todo el discurso En cambio ante palabras exigentes pensará:
se complementa con las diversas críticas que hace a aquellos
que de una u otra forma pasan de largo sobre el profundo sig­ Tiene razón; él ha dejado hablar a su corazón y ha sostenido
nificado de las palabras; por ejemplo, pone en labios de los que un lenguaje pleno de energía y de sentido, es así como se nece­
piensan que toda su vida la tienen bajo su propio control: sita hablar a alguien.,s
\a las hemos entendido; ahora hay que traer nuevos pensa­ Siguiendo una de las tradiciones filosóficas más antiguas,
mientos que no hemos entendido todavía.' Y no se equivoca­ Kierkegaard muestra las posibles objeciones que hay que salvar
rán. ya que las palabras del apóstol no son difíciles, y sin para sostener una verdad. Así, para refutar las objeciones a la
embargo, al desear abandonarlas, después de haberlas entendi­ idea de que el hombre puede vencer el futuro con la experien­
do. demostrarían que no las habían entendido.1'
cia, recurre a una doble analogía basada en las armas para un
combate, primero a través del lenguaje del insensato para mos­
Este texto presenta una semántica existencia!, de una ver­
trar cómo, para el insensato en cuestión, con la experiencia se
dad no objetiva, como dirá en otras obras; pues no es lo mismo
puede hacer frente al futuro; pero después, recurriendo a la
entender un conocimiento objetivo —que el sistema solar tiene
misma analogía de las armas para el combate, muestra de for-
tantos planetas con tantos satélites, o que una determinada
enfermedad es transmitida por un insecto, etc.— que hacer
Dos discursos (torteantes. SV III 38. 11 Dos discums edificantes. SV III 20.
n Dos divuriós rdifkonUi. SV Iir 52. 14 Dos discursos edificantes. SV III 18.
|: Dos Hscunoi edificantes. SV III 39 15 Dos discvmi edificantes. SV III 19