Table Of Content____________________________ ~a=d=!stancia
Colaboraciones
De vendedores ambulantes
y viajantes de comercio
Aproximación al comercio no fijo en los años del hambre
Elpequeño comercio ha sido un sector que ha posibilitado a la vez una actividad
económica y una función social muy cotidiana, próxima y básica la del suministro y
abastecimientoa la población de productos de primera necesidad, lo que ha generado
unasrelaciones sociales muy particulares durante siglos, tanto dentro como fuera del
propio comercio.
El comercio detallista de pe- La comprensión del funcionamien-
queñas dimensiones se vio to del pequeño comercio en los años
afectado durante la posguerra cuarenta y cincuenta nos puede mos-
directamente por la política econó- trar cómo vivían y trabajaban los co-
micaautárquica, en general, y las cir- merciantes, que reunían en sí mismos
cunstanciasderivadas de la misma, en una triple condición: propietarios, tra-
particular,lo que llevó al pequeño co- bajadores y patronos, tanto en su ver-
mercioa desarrollar unas estrategias tiente de vendedores fijos como ambu-
desupervivencia que en algunos ca- lantes. Losfamiliares aportaban fuerza
--
sosfueron genuinas del periodo de de trabajo y capital humano sin retri-
-~ .. •...•.
posguerray en otros una adaptación bución salarial, destacando el trabajo
einclusopotenciación de prácticas de las mujeres en los espacios públicos
comercialesancestrales. Este comer- yprivados. Además, llevaban acabo las
ciofueinstrumentalizado por el nue- estrategias familiares en esas unidades
vorégimenpolítico para llevar a cabo de distribución y trabajo que eran los
elracionamiento durante el periodo pequeños comercios. Lasrelaciones so-
deescasez.Los controles, la normati- ciales entre los comerciantes y los de-
vay la creación ex profeso de orga- pendientes de comercio, que superan
nismospara tratar de controlar y dis- la mera relación laboral para instalar-
tribuir la escasa oferta, como la se,en los años de la autarquía, en unas
ComisariGa eneral deAbastecimientos relaciones paternalistas y cuasi gre-
yTransportes,la Fiscalía de Tasas,etc., miales.
sonotrostantos elementos que los go- Aquíúnicamente me centraré endos
biernosde turno establecieron para figuras comerciales: el viajante de co-
implicary controlar al pequeño co- mercio y el vendedor ambulante, con
mercioen la tarea del reparto de los toda lacarga épicaquetenía amediados
bienesdeconsumo de primera nece- del siglo xx su trabajo. Cómo se veían
sidad. ellosycómo lesveían losdemás, dema-
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nera particular en unos años duros de la Homenaje-
dictadura franquista, en todos los sen- recibimiento
en Eibar
tidos y para casi todo el mundo, en pri-
a los viajantes
mer lugar en el asunto básico del abas-
de comercio,
tecimiento cotidiano. años 20.
Dos grupos comerciales indisoluble-
mente unidos al comercio minorista y
en particular al pequeño comercio, que
tuvo entre sus elementos característicos
y personajes emblemáticos a esos dos
arquetipos comerciales que hoy en día o
han desaparecido o se han modificado
de tal manera que son irreconocibles,
en relación a su situación y funciones
de hace medio siglo.
El interés que despiertan estos dos
conjuntos comerciales radicaría por un
lado en el carácter itinerante de la acti-
vidad comercial que practicaban am-
134 bos, unos por cuenta propia (ambulan-
tes) en la mayoría de los casos y otros
por cuenta ajena (viajantes) en casi su
totalidad. Pues en ambos casos con-
trasta notablemente con el comercio es-
table.
Asimismo, las condiciones de vida
derivadas de su actividad laboral son no
sólo peculiares, sino también paradig-
máticas del comercio autárquico (el via-
je/trayecto): los medios de locomoción, por el ímpetu del testimonio y la suge-
las estancias (en posadas, pensiones, rencia de la imagen.
ventas y establecimientos similares), el El viajante ha sido un dependiente
trato humano con los compradores, con- singular en el comercio; bajo esa de-
sumidores y comerciantes, las propias nominación se han englobado dife-
características humanas y personales de rentes tipos de trabajadores, que reci-
estos vendedores (soltería, don de gen- birán, a lo largo del tiempo, diferentes
tes, espíritu emprendedor, etc.). denominaciones, unas populares y
Estos colectivos no constituyeron la otras oficiales, atendiendo también a
base numérica mayor del pequeño co- su misión o compromiso con las per-
mercio, pero han sido extraordinaria- sonas o empresas a quienes represen-
mente conocidos y han difundido parte taban.
de la esencia del comercio tras la Gue- Podían darse, asimismo, dos moda-
rra Civil en España. lidades diferentes: el viajante profesional,
Una narración, en definitiva, que re- de actividad exclusiva, y el dependiente
coge trayectorias paralelas y coinciden- que compatibiliza su actividad de venta
tes de viajantes y ambulantes, reforzadas con la representación comercial:
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De vendedores ambulantes y viajantes de comercio
miurbanas: «Los viajantes iban mucho
en aquel entonces a Mansilla. Había via-
jantes que se tiraban tres y cuatro días,
viajantes que eran, sobre todo, de los al-
macenes fuertes, almacenes de gran en-
vergadura. Había un tal Cuadrado, de
Pamplona, que llevaba por aquel en-
tonces treinta y tantas cubetas... En-
tonces, había viajantes, la mayoría, de
almacén...»3.
En el primer caso, el representante
viajaba por cuenta de la empresa y de-
pendía de ella, aunque su estatuto po-
día ser muy variable4. Podían trabajar
para un solo empleador o para varios;
en cualquier caso, son empleados de ac-
tividad exterior, es decir, fuera del local
del establecimiento que los emplea: «Su
mayor aspiración como dependientes
tenía que ser pasar de dependiente a via- 135
jante, que eso era ya una mayor catego-
ría»5.
Si se trata de un dependiente que
hace tareas de viajante, lo hace por un
periodo determinado, pero su categoría
sigue siendo la de dependiente y su re-
tribución es idéntica: «En ese sitio me hi-
cieron dependiente mayor y ya ganaba
igual que un Viajante, y no salía, me lo
«Eran dependientes que pasaban a propusieron [ser viajante], pero no qui-
viajantes en el momento que hacía fal- se»6.
ta...»1. El representante comercial no nece-
«Eran representantes de una casa sita en la mayor parte de los casos una
productora o de un almacén de gran ca-
tegoría»2. 3 Comerciante-propietario de una tienda de
tejidos en Mansilla de las Mulas, León.
En ambos casos los comercios o fá-
4 La Clasificación Internacional Uniforme de
bricas solían ser de cierta entidad, pero Ocupaciones (CIUO) señala: «Trata de conseguir
a veces se correspondía con la pequeña pedidos y vende mercaderías a los minoristas, a los
industriales, a instituciones y a firmas profesio-
tienda que suministraba a otros esta-
nales o establecimientos de comercio al por ma-
blecimientos y, de manera particular, a yor, visitando personalmente a los clientes y via-
otros comercios de diferentes localida- jando por la zona geográfica que se le asigna». En
El Vendedor Viajero, de Michael Bell. Ginebra: OIT,
des; en primer lugar pueblos y zonas se-
1980.
5 Comerciante-propietario de unos almacenes
1 Comerciante-propietario de una mercería- de telas, de venta al mayor y al detall, en Ciudad
paquetería, al detall y al mayor, en Palencia. Real.
2 Comerciante-propietario de una tienda de 6 Dependiente en unos almacenes de tejidos y
telas y paños, en Ávila. varios, de venta al mayor y al detall, en Palencia.
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publicidad previa o paralela que facili- Hotel «La Perla»
te su venta la publicidad es el propio tra- de Pamplona,
parada habitual
bajo: «No, publicidad ninguna, la pu-
de los viajantes
blicidad que hacía yo era el viaje, que de comercio
era la mejor publicidad. Y servir bien a en la primera mitad
del siglo XX.
la gente; ésa era la mejor publicidad que
había»7.
Era éste un trabajo masculinizado
dentro de la actividad comercial donde
los haya; era un «territorio» cerrado de
los varones, por sus características y por
el contexto, en donde se desarrolla su
actividad laboral. El ambiente social y Factura
Hotel «La Perla»
político de la época contribuyen sobre-
años 20
manera a consolidar este reducto mas-
culinizado del comercio que, eso sí, abar-
ca todos los gremios.
Muy frecuentemente solteros, cuan-
do se casan les cuesta salir más de via-
136 je y dejan el paso a los más jóvenes o sin
compromisos familiares: «Todo el mun-
do servía, lo que pasaba es que si gana-
ban un poco más de dinero pues a al-
guno le interesaba. Habitualmente, si
estaban casados, ya les gustaba menos.
Los solteros se apretaban más»8. de confianza con el comprador que ha-
Varios aspectos podemos destacar bía que acrecentar de manera constan-
del viajante que le definían como de- te, además de estar siempre a la última.
pendiente mercantil a la vez que como No se podían menguar las ventas ya con-
individuo: lo itinerante de su trabajo, seguidas, la preparación de la venta y la
que llevaba aparejado ciertos hospeda- venta misma. Aquí destacaban los mues-
jes, rutas y medios de transporte; el tra- trarios, la capacidad de persuasión, no
to con los clientes, que implicaba un ca- exenta de ciertas artimañas y la dura
rácter decidido y ambicioso de este competencia.
personaje. A este respecto ya Balzac es- «Vendedor viajero» es una expresión
cribía acerca de los viajantes definién- feliz de M. Bell, que define perfecta-
dolos como «tipos simpáticos, frescos y mente al viajante de comercio. Ese tra-
chistosos»9; un conocimiento acertado bajador que viaja de manera regular lo
de la mercancía que se ofrece, un trato hace con conocimiento de causa y nun-
ca a la aventura, por eso repite macha-
7 Dependiente y viajante de una sastrería en conamente sus visitas comerciales. En
Ciudad Real.
esa faceta juegan gran importancia las
8 Comerciante-propietario de una mercería-
paquetería, al detall y al mayor, en Palencia. diferentes rutas.
9 El Ilustre Gaudissar. Se publicó por primera Las rutas se repartían entre los dife-
vez, en 1833, en el tomo II de las Escenas de la
rentes viajantes de un mismo estableci-
vida en provincias y en 1843 pasó a formar parte
del tomo VI de la Comedia Humana. miento o empresa, que se turnaban en
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De vendedores ambulantes y viajantes de comercio
Establecimiento En la zona que era minera se vendí-
comercial de tejidos, an mucho las camisetas...
en Ciudad Real,
—¿Quién se quiere ir mañana a As-
abierto
en los años 20. turias?
Y se estaba allí una semana.
—¡Mira, viene fulano!, pues vete tú
para allá»10.
La ruta la visitaban los viajantes de
paños y productos textiles cada tempo-
rada, dos veces al año, y algún repre-
sentante del almacén o tienda suminis-
tradora de mercancías para abastecer a
Pastelería-repostería los comerciantes de las novedades de
de León,
primavera-verano o de otoño-invierno.
casa fundada
a principios En esas visitas rutinarias se podían ha-
del siglo XX. cer nuevos clientes, pero lo más habi-
tual era reeditar la visita al cliente fijo y
aprovechar para llevar algunos produc-
tos que el cliente había solicitado con
anterioridad o que habían quedado pen- 137
dientes en la visita anterior.
Papel importante en la ruta lo des-
empeñaba el hospedaje. Una vez que lle-
gaban a su destino, en cada escala, se
alojaban en fondas, pensiones, hostales
los recorridos comerciales, aunque man- y hoteles; la mayoría conocidas por la
tenían la misma política y los mismos reiteración de la visita y apreciadas por
planteamientos entre sí. El nexo era el el trato que en estos lugares recibían.
listín de clientes que todos ellos lleva- Podían permanecer varios días en el
ban y que se pasaban unos a otros en mismo lugar y en el mismo hospedaje
cada salida que realizaban. hasta completar la visita a todos los
«Si tenían que salir de viaje se les de- clientes y posibles compradores: «Vení-
cía: an aquí [Ávila] y traían eso. Paraban en
—Mira, tú vas a hacer la ruta de el hotel Jardín, un hotel que hay ahí.
Guardo Siempre tenían ese hotel para eso. Tra-
Y estaban 15 días en la ruta de Guar- ían en una especie de carro, de ésos de
do. O les decían: caballos, con las cajas. Las ponían to-
—Tú vas a hacer la ruta de tal, y es- das en fila y ocupaban casi todo el mos-
taban 15 días. trador. Allí empezábamos a trabajar y,
Bueno, nosotros sólo teníamos dos hasta que terminábamos, tomaban nota
de los que salían. Iban alternándose las y se acabó. Luego se llevaban las cajas,
rutas. y a otro pueblo o a otra población»11.
—Hace mucho que no se va a la ruta
de Baltanás, o a la de Cerrato. 10 Comerciante-propietario de una mercería-pa-
quetería, de venta al detall y al mayor, en Palencia.
—Oye, que hace mucho que no pa-
11 Comerciante-propietario de una tienda de
samos a Asturias. telas y paños en Ávila.
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Se creaba así una familiaridad y con- Vendedora callejera
fianza entre los miembros de la hospe- con su puesto
de churros,
dería y el viajante que se acrecentaba
en Madrid,
con el paso de los años. Allí podían con- en los años 40.
seguir que les lavaran y plancharan su
ropa para tener buena presencia ante el
cliente. Podían comer y, mientras, ha-
blar con sus colegas, pero sobre todo
podían reponerse del duro trabajo y lar-
gos viajes, casi como si estuvieran en
sus casas: «Bueno, en todas las rutas ha-
bía sitios para alojarse, en pensiones o
casas que ellos ya conocían, donde se
juntaban. Normalmente iban viajantes
de todas las provincias y de otros gre-
mios, de otros comercios, de comesti-
bles, de..., y se conocían, porque esta-
ban siempre en la misma ruta»12.
Los diferentes y casi siempre mo-
138 destos hospedajes indicaban por un lado
la movilidad de su trabajo, por otro lo
ajustado de su economía: «[La categoría]
era la de viajante, pero tenían algo más ban hasta con la señora, ganaban dine-
de la comisión de ventas. Un sueldo fijo ro, porque los viajantes de fábrica ga-
más una comisión por ventas, que era naban dinero ¡eh!»14.
un estímulo»13; aunque siempre había Cuando se desplazaban para la ven-
las excepciones en lo que se refiere al ta podían utilizar diversos medios de
poder adquisitivo y prestancia de estos transporte. En algunas ocasiones lo ha-
personajes: «El viajante de comercio, cían en transporte público, en autobús
por lo regular, te hablo de los años de o en ferrocarril, lo que obligaba al via-
Mansilla, en los años cuarenta y cin- jante a depender de terceros y a guar-
cuenta, era un señor muy etiquetado; dar puntualidad en los desplazamien-
iba en coche y con chófer. Luego, cuan- tos. Cuando el viaje se realizaba en los
do me fui a Zaragoza, allí los viajantes coches de línea, la familiaridad con los
eran también grandes señores y ésos so- conductores era grande y podía pedir-
lían ir en coche, o más bien en tren. En- les ciertos favores que facilitaban el tra-
tonces, llegaban a Zaragoza y tenían una bajo del viajante. Esto raramente ocu-
fábrica, porque Zaragoza era un... Bue- rría en los viajes en ferrocarril, donde
no, los viajantes eran muy señores, muy el anonimato era mayor y las posibili-
etiquetados. Había muchos que viaja- dades de acuerdo mínimas: «Eran unas
maletas que tenían que llevar en los co-
ches de línea, de pueblo en pueblo»15.
12 Comerciante-propietario de una mercería-
paquetería, de venta al detall y al mayor, en Pa-
lencia. 14 Comerciante-propietario de una tienda de
13 Comerciante-propietario de una mercería- tejidos en Mansilla de las Mulas, León.
paquetería, de venta al detall y al mayor, en Pa- 15 Comerciante-propietario de una mercería-pa-
lencia. quetería, de venta la detall y al mayor, en Palencia.
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De vendedores ambulantes y viajantes de comercio
Establecimiento niendo la tradición vigente desde el prin-
de perfumería cipio, debía adornarse con el atributo
en Logroño,
de la palabra fluida16, del poder de se-
abierto en los 40.
ducción personal y profesional, y apro-
vechar al máximo las necesidades del
comerciante para intentar venderle lo
que necesitaba y lo que podía necesitar.
Muchos de estos viajantes debían re-
correr enormes distancias con medios
precarios la mayoría de las veces; eso su-
ponía, en primer lugar, una gran volun-
tad y tesón, ya que implicaba largas au-
sencias del domicilio familiar y del
entorno personal, a la vez que riesgos fí-
sicos derivados de los constantes viajes:
«Normalmente una semana. Había al-
gunos viajes, por ejemplo, cuando iban a
Extremadura, donde hacían muchísimos
desplazamientos, pues que, a lo mejor,
estaba doce o trece días. Pero, normal- 139
mente, una semana. El sábado, a casa»17.
El transporte, muy variado, será seña
Si por el contrario el viajante se des- de identidad tanto dentro como fuera
plazaba en un vehículo de la empresa, la del mundo comercial el consumidor lo
mecánica del trabajo cambiaba radical- identifica y el comerciante lo reconoce al
mente, ya que era el propio representan- llegar en coche o tren a cada localidad.
te el que con un cierto margen establecía Seguirá con resignada regularidad las
los tiempos de las visitas a los clientes y rutas asignadas por su casa comercial:
los itinerarios alternativos para las ventas. «La mayoría iba en coche con chófer, ex-
Era indicador de un cierto prestigio co- cepto los de almacén, que ésos ya con-
mercial el desplazarse en vehículo priva- ducían; eran viajantes de coche. Pero, en
do, pero también dependía del tipo de re- principio, era así: no utilizaban coche»18.
presentación que desempeñara el viajante,
pues algunos productos no podían trans- 16 Balzac. H. El Ilustre Gaudissart. En la obra
portarse en los coches de la empresa. de Balzac el personaje de Gaudissart encarna a
un viajante de comercio con sus atributos pro-
Para ganarse a los clientes tenía que
pios, como la elocuencia y el dominio de la situa-
desplegar todas sus artes y conoci- ción o la actividad. El propio Balzac se refiere al
mientos. Muchas de estas artes y cono- viajante como un personaje desconocido en la an-
tigüedad, pero que encarnaba los nuevos tiempos
cimientos se aprendían con la expe-
(1830 en Francia), en donde el triunfo de la bur-
riencia y con cierta psicología comercial. guesía sería una realidad. El viajante de Balzac
Por ejemplo, perder un poco en ciertas era un hombre contradictorio pero audaz y exi-
toso, que aprovecha los nuevos tiempos para ha-
concesiones a cambio de ganar un mu-
cer mayor fortuna gracias a sus dotes de oratoria.
cho en el monto total de la venta. Barcelona: Editorial Lorenzana, 1964. Pág. 12.
En esa profesión inveterada en la que 17 Dependiente y viajante de comercio, en re-
presentación de una sastrería, en Ciudad Real.
el oficio de viajante se remontaba a más
18 Comerciante-propietario de una tienda de
de un siglo atrás, el viajante, mante- tejidos en Mansilla de las Mulas, León.
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El representante intenta interesar al Establecimiento
comprador a través de muestrarios y ca- comercial
muy popular
tálogos, pero, además, indica precios y
en Palencia:
condiciones de venta y entrega, en su Mercería Bustillo,
caso promueve rebajas e informa sobre años 30.
la posible evolución de los precios al
comprador. En cuanto a su empleador,
transmite las órdenes de compra y todo
lo relativo a las transacciones comer-
ciales. Debe conocer al tipo de cliente
que vende y actuar en consecuencia,
siempre con la prudencia y cortesía
como «divisas», sin perder por ello la
simpatía, el desparpajo y la inventiva.
La venta ambulante es una antigua
actividad comercial que pervive con cier-
ta importancia durante los años de la
posguerra; hunde sus raíces en los bu-
honeros medievales y se va adaptando,
140 lentamente, a los cambios comerciales
que se producen en Europa a lo largo
del siglo XX.
La encontramos, en el periodo au-
tárquico, como el mejor medio de abas-
tecimiento para aquellas localidades en
las que el pequeño número de habitan-
tes no permite rentabilizar el comercio
fijo. Se localizó, también, en las zonas en
las que la dificultad del traslado de los
lugareños a centros de mayor impor- pondían al tipo de mecánica de la ven-
tancia, bien por las propias tareas de la ta que cada comerciante tenía: diaria,
población campesina o por la simple di- semanal o quincenal.
ficultad de los transportes y vías de co- Podemos distinguir varios tipos de
municación, representa una oportuni- venta ambulante: la que se desarrolla
dad para la ambulancia: «Después, en puerta a puerta, con periodicidad va-
el cincuenta, cincuenta y tantos, se em- riable y de carácter individual, y la
pezó también a la ambulancia. Entonces, que se asienta en mercados itineran-
con un carro y un caballo se salía por tes, también de regularidad diversa,
aquellos pueblos, por todo aquello de pero localizada y organizada por las
Villómar, la Aldea, Villaquiz. En fin, se autoridades municipales; y también
salía a vender por los pueblos»19. aquélla que implica el desplazamiento
Los recorridos eran variados y res- del cliente al lugar en que se vende
la mercancía pero que se lleva a cabo
19 Comerciante-propietario de un estableci- por un vendedor individual y aisla-
miento fijo de tejidos y miembro de una familia de
do: «Eso era prácticamente cada se-
vendedores ambulantes en Mansilla de las Mulas,
León. mana. O dos semanas, depende de los
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De vendedores ambulantes y viajantes de comercio
cho ambulante y, sobre todo, vendedo-
res en pisos. Debían de tener alguna pa-
tente de venta ambulante, pero debían
de pagar, no sé, una perra gorda»21.
La actividad como tal llevaba apare-
jada una serie de características propias
que a su vez la diferencian de la venta
sedentaria. Para ilustrarlas nos fijaremos
en un tipo de venta ambulante, el de puer-
ta a puerta, con carro, que consideramos
prototípica de este tipo de venta.
Viajante junto El instrumento clave para el trans-
a los propietarios porte de mercancías en dicha venta en
de la alpargatería-
la posguerra española fue el carro va-
zapatería «López»
en León, años 30. lenciano (Xátiva), que los ambulantes si-
tuaban, con proverbial regularidad, o
bien en plazas y lugares públicos, siem-
pre muy conocidos por los vecinos de las
diferentes localidades que aquéllos visi-
taban y hacia los que acudían indefecti- 141
blemente las vecinas de la localidad para
abastecerse, con frecuencia precedida de
la publicidad a través del pregón; o bien,
con mayor frecuencia, desplazaban el ca-
rro hasta la puerta de los clientes para
venderles a éstos en su propio domicilio.
Se trataba, de manera habitual y recu-
rrente, de un vehículo de dos grandes
ruedas de madera y ejes de hierro, varas
pueblos, claro. Siendo el pueblo gran- para posibilitar el enganche de uno o va-
de, se iba a lo mejor cada semana. rios animales de tiro y coronado por un
Que el pueblo era más pequeño, a lo toldo o lona con visera como elemento de
mejor cada quince días. Así se fun- protección frente a las inclemencias me-
cionaba»20. teorológicas. En la mayoría de las oca-
Peculiar, sin duda, fue, como varian- siones iba rotulado con el nombre del
te dentro de la venta ambulante, el siste- vendedor o algún otro nombre que iden-
ma de puerta a puerta: «Antes, lo que ha- tificaba a modo de cartel anunciador al
bía aquí mucho [en Valladolid], cuando ambulante. Sin embargo, en otras oca-
yo estaba establecido [1940], eran ven- siones, y dado que era suficientemente
dedores por pisos, que subían a los pisos conocido, no necesitaba de tal anuncio.
y les daban diez pesetas, o diez duros, o El carro, además, disponía de una serie
mil pesetas, y todas las semanas les daban de accesorios que permitían bien au-
a ellos un duro, dos duros, de esa gente
que no podía... Había mucho de esto, mu-
21 Comerciante-propietario de unos almace-
nes de tejidos de venta al mayor y al detall, en Va-
20 Ídem. lladolid.
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mentar la capacidad de carga, que podía Un joven vendedor
llegar en ocasiones a superar los 400 ki- ambulante de telas,
con su carro
los, o bien ubicar efectos personales del
valenciano y su
vendedor, sobre todo si su trayecto se mula, años 50.
prolonga por semanas o meses: «Sí, en lo
que concierne al comercio ambulante,
lo clásico de allí era a base de carro, un
carro y una caballería. Era un carro pre-
parado con estanterías. Allí se llevaba la
mercancía por todos esos pueblos, por
la ribera del Esla...»22.
En la ambulancia, el sistema de ven-
ta puerta a puerta comenzaba con la
preparación del viaje y la carga de la
mercancía, se planificaba, de manera
especial en los largos viajes, no sólo el
trayecto a seguir y los clientes y zonas a
visitar, sino también los géneros a trans-
portar, los alojamientos en los que per-
142 noctar y los lugares en los que abaste-
cerse o recibir mercancía adicional.
Dentro del sistema de puerta a puer-
ta había varias modalidades, como bien La mecánica de la venta variaba se-
se explica en el libro Los Pañeros de Be- gún el subsector comercial, el modelo
rrocal: la venta a tabla, con funda y con temporal de venta (diaria, mensual...),
paquete. Respecto a la primera, dado la clientela destinataria de la misma y
que ha sido un sistema que se ha utili- por supuesto el comerciante en cuestión
zado exclusivamente antes de la guerra, que la llevaba a cabo. Aún así podemos
no nos detendremos en su explicación. reconstruir, con bastante fidelidad prác-
La venta con funda servía exclusiva- ticas comerciales de venta ambulante.
mente para «ir a una casa concreta» y Recurriremos, una vez más, a los pañe-
transportar sobre el hombro un núme- ros ambulantes para ilustrar nuestro re-
ro reducido de prendas surtidas de todo lato:
cuanto se llevaba, envueltas en la tela o «En el pueblo era puerta por puerta
retal denominada funda. El paquete, uti- con el mismo carro.
lizado para dar la «vuelta» en la venta —¡Hombre, tal!
puerta a puerta, suponía cargar con 30 Después de un tiempo llamaban a las
ó 40 kilos, y una mayor variedad y can- casas:
tidad de géneros23. —Oye, mira, que tenemos telas, esto
y lo otro..., sábanas.
Porque la base era de tejidos. Del mis-
22 Comerciante-propietario de un estableci-
mo carro se sacaba una plataforma en la
miento fijo de tejidos y miembro de una familia de
vendedores ambulantes en Mansilla de las Mulas, parte de atrás y allí se extendía la pie-
León. za:
23 Martín Cuesta, Miguel Ángel. Los Pañeros
—¿Qué queréis?, ¿un metro, dos me-
de Berrocal. Tradición y modernidad.Autoedición,
Madrid 1998. Págs. 98-99. tros...? Pues, hala.
Description:se explica en el libro Los Pañeros de Be- rrocal: la venta a tabla, con funda y con paquete. Respecto a la primera, dado que ha sido un sistema que