Table Of ContentCURSO
DE
LINGÜISTICA
PARA EL
ANALISIS DEL
DISCURSO
BEATRIZ R. LAVANDERA
BIBLIOTECAS UNIVERSITARIAS Centro Editor de América Latina
Dirección: Amanda Toubes
Asesoramiento artístico: Oscar Díaz
Diseño de tapa: Oscar Díaz
Diagramación: Alberto Oneto, Silvia Battistessa, Diego Oviedo
Coordinación y producción: Natalio Lukawecki, Fermín E. Márquez,
Elisa Rando
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© 1985 Centro Editor de América Latina Junín 981, Buenos Aires
Hecho el depósito de ley. Libro de edición argentina. Impreso en
mayo de 1985. Pieglos interiores y películas compuestos en
Impresiones Gráficas Tabaré, Erézcano 3158, Buenos Aires:
impreso en Litodar, Viel 1444, Buenos Aires; encuadernado en
Encuademación Sur, Garay 1600, Buenos Aires.
ISBN: 950 25 1308 8
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Prefacio
En este volumen aparecen, en el orden en que fueron dadas y con un mínimo de corrección
estilística, las clases del curso que dicté con el mismo titulo en el primer cuatrimestre de 1983.
La idea de publicarlas, aunque fuera en esta organización poco modificada, surgió frente al
interés que despertaron las transcripciones literales de las grabaciones, que por un tiempo
circularon en forma de apuntes mimeografiados.
Tanto el curso como esta edición están dirigidos al lector o al estudiante avanzado de
disciplinas relacionadas con el lenguaje, con el objetivo de orientarlo en algunos de los modelos o
enfoques lingüísticos que motivaron el desarrollo del análisis lingüístico del discurso y que siguen
siendo instrumentales para ese tipo de análisis.
El contenido del libro (o del curso) no sigue una línea cronológica ni temática sino que
incursiona, a veces más críticamente que otras, en teorías como la de la Semántica Generativa, la
teoría de los Actos de Habla, las teorías funcionalistas inglesas, presenta algunas de las pro-
puestas específicas del análisis del texto e intercala largos fragmentos de textos de habla
espontánea del español que aparecen analizados en mayor o menor profundidad, según los
casos.
A este volumen le seguirá en esta colección una antología con los textos principales a los
que hago referencia. Para lograr una buena comprensión, la lectura de este curso exige que se la
acompañe con la lectura de parte de la bibliografía citada, tal como fue la práctica de las personas
que asistieron al curso oral.
Los análisis más detallados de los fragmentos de texto ejemplifican mi propuesta personal,
que depende de una visión del discurso no como un producto estático y terminado sino como un
proceso que se desarrolla en el tiempo y se sistematiza dentro de una tensión dialéctica. Dentro
de estos procesos que son. los textos, puede investigarse la función y el significado de distintos
recursos lingüísticos, tales como el sistema pronominal de persona o el sistema verbal de modo.
Una de las tesis principales de este enfoque es que la. mayoría de los recursos sistemáticos de
una lengua no se prestan a una elucidación dentro de los límites de la oración. Sólo insertados en
el texto que contribuyen a crear puede analizárselos en toda su complejidad semántica.
Beatriz R. Lavandera
Julio de 1984
Introducción
Me gustaría comenzar este curso con un cuento que "viene a cuento". Es del escritor
brasileño Luis Fernando Verissimo y pertenece al apartado "Historia de animales" de un libro que
se llama El analista de Bagé.
"Doña Casimira vivía sola con su perrito. Era un perrito negro y blanco que doña Casimira
habia encontrado un día en la calle y lo habla llevado a su casa como compañía para su vejez.
¡Pobre doña Casimira! Se despertaba por la mañana y llamaba: ¡Du- dú!' El perrito que
dormía en la pieza de servicio del departamento, levantaba la cabeza.'¡Veni Dudú!' El perrito no
iba. Doña Casimira le preparaba la comida y se la llevaba. '¿Estás conforme Dudú?' Doña
Casimira vaciaba el plato de comida delante del perrito. '¿Comiste todo, viste Dudú?'
Doña Casimira se pasaba el día entero hablando con Dudú. 'Está feo el día hoy, ¿eh
Dudú?' '¿Vamos a ver nuestra telenovela, Dudú?' '¿Vamos a dar una vuelta Dudú?'
Salían a la calle. Doña Casimira siempre hablando con su perrito. '¿Estás cansado, Dudú?'
'¿Ya hiciste pipí, Dudú?' '¿Volvemos para casa, Dudú?'
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Doña Casimira y su perro vivieron juntos durante siete, ocho años, hasta que ella murió. En
el velorio, el perrito estaba sentado en un rincón con la mirada perdida. A cierta altura suspiró y
dijo:
—¡Pobre doña Casimira!
Los parientes y amigos se miraron entre si. ¿Quién había dicho eso? No había duda, había
sido el perro.
—¿Qué es lo que dijo usted? —preguntó un nieto más decidido, mientras los demás
retrocedían espantados.
—¡Pobre doña Casimira! —repitió el perro—. En cierto modo me siento culpable.
—¿Culpable? ¿Por qué?
—Por no haber contestado nunca sus preguntas. Ella se pasaba el día preguntándome. Era
Dudú de aquí y Dudú de allá. Y yo nunca respondía. Ahora ya es tarde.
Fue una verdadera sensación. ¡Un perro hablando! ¡Llamen a la TV!
—¿Y por qué? —preguntó el nieto más decidido —¿por qué no le contestó nunca?
—Es que yo siempre interpreté sus preguntas como preguntas retóricas."
El tema del curso tiene mucho que ver con este cuento, dado que vamos a hablar de textos,
de discursos, de relatos... Y podríamos comenzar diciendo que desde el punto de vista del
hablante, que es doña Casimira, en cuanto ella creía que el perro no podía contestarle, sus
preguntas eran retóricas. Pero desde el punto de vista del oyente, el perrito, en cuanto él sabía
que podía contestar, ya no es tan fácil decidir si lo eran o no. ¿Y qué es lo más relevante desde el
punto de vista del analista, lo que supone el hablante o lo que cree el oyente? ¿Cuáles son las
suposiciones que comparten los participantes de una conversación? ¿Qué es una pregunta
retórica? Este es el tipo de interrogantes que el análisis lingüístico puede empezar a responder.
Algunas aclaraciones preliminares
Nosotros nos centraremos en la teoría y metodología lingüísticas para ir analizando lo que
se conoce con el nombre de discurso. A posteriori, este enfoque lingüístico podrá ser aplicado
por cada uno en el terreno que más le interese. Personalmente creo que el análisis lingüístico del
discurso puede ser un instrumento provechoso tanto en el campo del discurso terapéutico como
en el del discurso filosófico, literario, etc.
Respecto de la cuestión terminológica quisiera transmitir cierta tranquilidad. Hay quien tiene
miedo de llamar texto al discurso, discurso a lo que es un texto. Lo importante es explicitar
cómo se van a emplear aquí estos términos. Nosotros vamos a usar discurso como palabra más
amplia, más general. Texto, lo usaremos para distinguir, en algún caso, lo producido en un
determinado momento del discurso. Discurso será entonces simplemente habla emitida y habrá
momentos en que hablaremos de la situación del discurso y momentos en que hablaremos del
discurso mismo.
Respecto de este tema hay muchos otros criterios. Van Dijk, por ejemplo, considera que el
texto es una construcción abstracta que el analista hace de un discurso, mientras que el discurso
es producido en un lugar y un momento precisos. Por eso, cuando por alguna razón especifica
sea necesario distinguir entre texto y discurso, lo señalaremos.
Otro punto que es necesario aclarar es que al enseñar análisis del discurso, lo mismo que
al enseñar sociolingüística, en realidad, lo que se enseña es lingüística. Y muy especialmente
en este caso. El análisis del discurso no constituye un área que esté precisamente determinada y
elaborada, cuyos conceptos sean indiscutibles y cuyas técnicas sean muy precisas. Es más bien
un campo problemático que surge como resultado de planteos en diversas áreas y en el que
confluyen distintas corrientes de la lingüística, lo que hace necesario abordar toda una serie de
problemas de esta disciplina.' Habría que determinar, por ejemplo, qué es una representación
semántica para la semántica generativa, qué es un acto de habla para la filosofía del lenguaje,
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etcétera. Es a través de estos conceptos que podremos acceder al análisis del discurso y
aprehenderlo. Importa tener presente que la definición y empleo de estos conceptos, a su vez, fue
incrementando la inquietud1 por analizar el discurso.
Desde las áreas de la semántica generativa, la teoría de actos de habla, la etnolingüística,
entre otras, comenzaron a plantearse problemas que sólo podían abordarse en un contexto mayor
que la oración. Pero para trabajar en ese contexto mayor, es decir en el discurso, hay que valerse
de nociones lingüísticas tales como presuposición, fuerza elocutiva o variación.
La lingüística como ciencia
A través de las distintas etapas que la lingüística ha recorrido a lo largo de su historia, es
posible observar algo interesante.
Si se piensa esta disciplina en relación con cualquier modelo que distinga niveles, como, por
ejemplo, los modelos descriptivistas norteamericanos, se ve cómo en el desarrollo de la lingüistica
se va dando algo así como un programa de análisis de niveles sucesivos.
Primero se hace fuerte en fonética, en fonología. Posteriormente la mayoría de los lingüistas
demuestran mayor inclinación por la morfología. El interés por la sintaxis lo despierta Chomsky,
quien se encarga de llevar el desarrollo de lo sintáctico a su máxima expresión. Los continuadores
de Chomsky abordan la semántica. Y la gente que trabaja hoy en día se preocupa muchísimo por
la pragmática. Como se ve, la historia de la lingüística ha recorrido los distintos niveles de análisis
estructuralistas del lenguaje. En este sentido, si se cree en el progreso de la ciencia, puede
decirse que ésta ha avanzado, dado que se encuentra en un nivel superior de análisis sin haber
salteado ninguno. Y, justamente, la tarea del lingüista se vuelve extremadamente compleja porque
pesa sobre él la responsabilidad de tener que manejar lo que se sabe de entonación, lo que se
sabe de sintaxis, lo que se sabe de morfología, etc., para poder hacer un análisis total del hecho
de habla.
La lingüística contemporánea abarca un espectro muy amplio que se extiende desde lo
humanístico, a través de las ciencias sociales, hasta la lógica matemática. Los distintos trabajos
lingüísticos se van ubicando en este marco, a veces combinando posiciones, a veces mantenién-
dose muy rigurosamente en un extremo o en el otro. Por supuesto, un espectro de tal amplitud
exige metodologías variadas que van desde las que corresponden a las ciencias sociales hasta
las metodologías experimentales, los modelos estocásticos, las técnicas antropológicas de
observación como participante, y finalmente, en los enfoques más cercanos a la lógica,
encontramos diversas propuestas de formalización.
Un buen ejemplo de esta diversidad metodológica es el libro de Van Dijk en el que hay un
capítulo dedicado a la introducción a la semántica lógica en el que se explica cálculo
proposicional, lógica del predicado, lógica modal, la noción de intensión, etc., y otro capítulo que
versa sobre filosofía de la acción, ya que al considerar al lenguaje como actividad necesariamente
se lo relaciona con la filosofía pragmática. En el resto del libro el enfoque es estrictamente
lingüístico.
El objeto mismo de la lingüística ha sido definido de modo que corresponde al campo de las
humanidades o al de las ciencias. Por ejemplo, Chomsky sostiene que el lenguaje en sí no puede
ser el objeto de estudio de ninguna ciencia, pues es un objeto derivativo, que hay que dividirlo en
componentes que interactúan. Propone estudiar sólo aquel componente que puede ser
presentado como una actividad computacional y que puede ser objeto de una formalización de
tipo lógico matemático. Lo que sí admite es que en el uso del lenguaje ese componente
computacional interactúa con otros.
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Frente a la posición chomskiana, aquellos lingüistas que consideran deptro de su objeto de
estudio componentes que interactúan con el componente computacional extienden las tareas de
la lingüística hacia disciplinas preocupadas por aspectos sociales y culturales del hombre.
Para caracterizar estas dos posiciones se habla de una "lingüística dura" y una "lingüística
blanda". Los términos vienen del inglés: hard linguistics y soft linguistics. Se considera que la
hard linguistcs es científica y la soft linguistics comparte las características de las huma-
nidades y tiene que defender junto a ellas la legitimidad de su estudio. Esto último puede hacerlo
perfectamente, pero tiene que estar preparada para hacerlo. Mi posición al respecto es que hay
que defender el abordaje del objeto lingüístico a través de metodologías que no sean
exclusivamente las de las ciencias exactas.
La variación
En general, los lingüistas que proponen ese corte son los que están en la hard linguistics.
La concepción de que la lingüística tiene que ser científica, en el sentido de las ciencias exactas,
les exige trabajar en un nivel de formalización muy alto, lo cual implica que se manejen en un nivel
de abstracción también muy alto.
Esta posición es coherente si se parte de la premisa de que la variación que se observa en
el lenguaje, es decir la existencia de formas alternantes cuya sustitución aparenta no cambiar el
"sentido", es un accidente que se debe a la puesta en uso del sistema, a lo que Benveniste llama
el ejercicio del sistema. Si la variación fuera accidental no habría problema en dejarla de lado y
tratar de describir un conocimiento perfectamente formalizable, que se presta más a
categorizaciones bien definidas, y que constituiría el sistema de la lengua.
Si, en cambio, se considera que la variación no es un mero accidente, sino que es una
característica constitutiva de las lenguas naturales, no se puede hacer tal abstracción porque,
desde este punto de vista, la variación pasa a ser una de las propiedades que definen a una
lengua. Ubicándose en este ángulo, lo que hay que hacer es pensar cómo desarrollar una teoría,
una metodología que permita estudiar este fenómeno presente en todas las lenguas, que es la
variación.
La orientación de este curso coincide con las ramas de la lingüística que operan
directamente con los datos observables en el uso del lenguaje. Esto no implica la negación de la
posibilidad de formalizar.
Van Dijk y también Janos Petófi, un lingüista húngaro cuyo trabajo en este momento está
despertando mucho interés, se enrolan en esta misma línea. Ambos proponen formalizaciones
(Van Dijk, incluso, trata de mantenerse vinculado a la gramática generativa), pero formalizaciones
que recurren a lógicas más flexibles y que, por lo tanto, no dejan satisfechos a los lingüistas de la
"lingüística dura". Van Dijk y Petófi intentan una formalización de tipo lógico matemático, pero
utilizan también operadores modales de necesidad, probabilidad y posibilidad. A la vez que toman
materiales de la lógica, recurren a una idea semántica, pero ya no la semántica lógica, la
semántica formal, sino la semántica cognitiva que está mucho más en contacto con el trabajo que
se hace dentro de la psicología cognitiva, incluso dentro de la rama de los estudios
computacionales que se llama "inteligencia artificial". En este tipo de trabajo se trata de mantener
una terminología rigurosa y bien definida, pero a la vez se incorporan conceptos que son incluso
extraintelectuales, es decir que se resisten a un cómputo estadístico o a una derivación tipo
teorema. Me refiero a conceptos tales como "la intención del hablante", "la libre elección del
hablante", el grado de "distancia afectiva" existente entre dos seres humanos que interactúan en
una conversación, etc.
En las primeras presentaciones de su modelo, Chomsky señaló como uno de los problemas
más interesantes a abordar por la lingüística el del "aspecto creativo del lenguaje", concepto que
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tomó de von Humboldt. Para formalizar este aspecto creativo del lenguaje introdujo en la
gramática la propiedad matemática de la recursividad, que al permitir incluir fórmulas bien
formadas dentro de fórmulas bien formadas daba cuenta del hecho de que siempre es posible
producir una oración más larga, por lo cual el conjunto de las oraciones es enumerable. Pero has-
ta el mismo Chomsky llegó a percibir que el aspecto creativo del lenguaje no queda totalmente
explicado por esa propiedad matemática recursiva. Este aspecto se ejercita mediante la
interacción, mediante el entretejimiento del texto lingüístico con una serie de contextos lingüísticos
y contextos no lingüísticos. Por eso la distinción que hace Benveniste entre sistema y ejercicio
del sistema resulta más útil para enfocar el asunto de la creatividad lingüística. En el ejercicio del
sistema es donde reside el aspecto creativo del lenguaje que, por lo menos para los fines de este
curso, es el que más interesa abordar.
En la noción de ejercicio del sistema está implicado no sólo el concepto de mecanismo
computacional sino también toda otra serie de nociones, tales como la noción de apropiado (por
ejemplo, una frase apropiada a la situación) y la noción de registro (registro de habla adecuado a
la situación). Así entran a jugar nociones puramente lingüísticas con nociones que son sintácticas
o semántico-formales, entran a jugar también factores no lingüísticos, aspectos psicológicos no
cognitivos, es decir lo que podría llamarse con mucho cuidado el contexto relevante para una
situación comunicativa.
No es fácil —y no sé si lo será alguna vez— definir de una vez por todas cuáles son los
elementos que constituyen el contexto relevante para una situación comunicativa. Pero lo
que sí se puede hacer es establecer parámetros, líneas o categorías en determinada instancia de
ejercicio del sistema.
Un saber interdisciplinario
Asumir la complejidad del fenómeno lingüístico, psicológico, cultural, sociológico que es el
lenguaje e intentar trabajar sobre él lleva naturalmente a la investigación interdisciplinaria. Hoy en
día, el lingüista que quiere trabajar, por ejemplo, sobre el habla y demostrar que ésta es
sistemática, que no hay necesidad de recurrir a la lengua para encontrar el sistema, se ve
obligado a conocer no sólo lingüística sino también toda una serie de disciplinas relacionadas y a
interactuar con especialistas de otras áreas. Esto se evidencia, por ejemplo, en el método de
trabajo empleado en lugares como Bielenfeid, en Alemania, que es interdisciplinario; hay
psicólogos, lingüistas, antropólogos, filósofos del lenguaje... Y entre todos logran ir acercándose
más y más a la comprensión de qué significa producir y entender el lenguaje.
En teoría y en metodología la primera tarea de un lingüista que no milita en la hard
linguistics es establecer con claridad cuál es el conjunto de hechos que requiere una explicación
esencialmente lingüística. Tiene que preguntarse qué tipo de explicaciones puede dar de tales
hechos en cuanto lingüista, con qué método puede validar las explicaciones que da, cómo puede
hacer una demostración, y cuál es la relación de la descripción que efectúa con el resto de las
descripciones y explicaciones de la actividad humana de la que el lenguaje es parte definitoria.
Las deudas metodológicas del análisis del discurso
El estudio lingüístico del análisis del discurso tiene una gran deuda con el desarrollo de la
teoría chomskiana generativa, con la semántica generativa, con la teoría de actos de habla, con la
pragmática filosófica, con las lógicas de modo y las lógicas intencionales, con intentos como la
gramática de Montagüe de reescribir fragmentos de lenguas naturales en un lenguaje lógico
desambiguador, con los estudios de inferencia en psicología cognitiva, con los estudios de
producción y comprensión del discurso en psicología cognitiva y también con los estudios de
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inteligencia artificial. Es una consecuencia, además, de las contribuciones de la antropología
cultural en cuanto estudia el significado que toman los hechos de habla y el lugar que tiene el
habla en las distintas comunidades. Hace uso también de los conceptos y métodos de la llamada
etnometodología, que trabajó muy especialmente en el análisis de la conversación; tiene una
deuda además con la descripción y explicación. de la microinteracción verbal y no verbal en
sociología (Goffman, por ejemplo).
De modo que este curso que se define como de análisis del discurso bien podría haber sido
llamado "Introducción a la lingüística contemporánea" y haber tenido un subtítulo que especificara
"Aplicación al análisis del texto".
I. Etnografía del habla
Unidades de análisis: comunidad lingüística, situación comunicativa y hecho de
habla
La etnografía del habla parte de una unidad de análisis mucho más amplia que la de texto o
discurso: la comunidad de habla. Pero establecer los límites de tal comunidad no es fácil y
para hacerlo existen criterios diversos.
Uno de los criterios fijados por la etnografía del habla y, en cierto sentido, también por la
sociolingüística, es que existe una comunidad de habla cuando una comunidad determinada
comparte una competen- ce lingüistica,1 y una competence comunicativa. Es decir, cuando
comparte no sólo un conocimiento respecto del uso de la lengua y de su gramática, sino también
un conocimiento acerca de cuáles son las características de determinados hechos de habla, por
ejemplo, de una entrevista en cuanto es una situación comunicativa.
Nessa Wolfson, en un artículo de 1978, ha tratado de demostrar que la situación
comunicativa definida como "entrevista" no puede utilizarse para obtener datos para la lingüística.
Sin embargo, al referirse a la entrevista como hecho de habla, producido en el contexto de los
Estados Unidos, no puede dejar de enunciar una serie de características bien definidas, que son
las que enunciaría cualquier hablante de toda otra comunidad lingüística en que la entrevista fuera
una práctica difundida.
Una objeción que podría hacerse, entonces, a la definición de comunidad de habla es que
hay conocimientos que son propios de los miembros de una determinada comunidad lingüística,
pero no exclusivos de ella. Tales conocimientos pueden coincidir con los de los miembros de otras
comunidades lingüísticas que hablan distintas lenguas. Esta observación plantea un problema
muy importante: el del límite de las comunidades de habla.
Pero no debe creerse que no existen límites de ningún tipo. La noción
1 Sugerirnos traducir competence como competencia o conocimiento. 16
de entrevista sólo es válida para una serie de sociedades que forman parte del mundo
occidental. En sociedades como la de Nueva Guinea o en cualquier lugar que se aleje de
Occidente es probable que la idea de entrevista no exista o que tenga una forma totalmente
distinta. Puede ser, por ejemplo, que haya que proceder sólo por alusiones, o que el entrevistador
tenga que llegar y contar una historia que desencadene el comentario del entrevistado, porque la
convención prescriba que éste no pueda dar información hasta que no la haya dado primero el
entrevistador.
Además, aunque no se comparta una lengua con otras comunidades contemporáneas
avanzadas, puede que sí se comparta un determinado conocimiento a un nivel más amplio de la
competencia comunicativa. Y hasta es posible que tal conocimiento pueda formalizarse en reglas.
También se puede argüir que el conocimiento puesto en juego en una entrevista no es
lingüístico. Pero lo es, si definimos lo lingüístico como todo lo que tiene que ver con el
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conocimiento y el uso de una lengua. La entrevista es una actividad verbal en la que uno tiene
que preguntar y otro tiene que contestar y en la que surgen uno o varios temas que alguien es
responsable de proponer. Todas estas habilidades enunciadas se aprenden junto con el uso del
lenguaje.
Por supuesto, es posible resistirse a estudiar el lenguaje en toda esta complejidad y
quedarse en el nivel morfosintáctico o quedarse, como dice Chomsky, "en la capacidad
computacional". Esto equivale a circunscribirse a la sintaxis y a la semántica que la interpreta, y
no extenderse a lo que ahora Chomsky llama la "capacidad pragmática". Pero si se quiere dar
cuenta del lenguaje como un Instrumento que sirve no sólo para la comunicación sino también
para otras funciones que tienen que ver con el ordenamiento de la información, con la
organización social, con la definición de la situación, con la interacción, no basta con conocer la
sintaxis y la semántica de una lengua. Hay que saber, además, qué son los hechos de habla.
Cualquiera que haya hecho la experiencia de vivir en una sociedad muy distinta de la propia
sabrá que la lengua definida en sentido más estricto, es decir el código, es relativamente fácil de
aprender. Pero para ser miembro de una determinada comunidad lingüística se necesita mucho
más que ese conocimiento. Se necesita vivir en el lugar y aprender, entre otras cosas, cuáles son
los hechos de habla propios de esa comunidad.
William Labov propuso el primer modelo sociolingüístico cuantitativo riguroso. En sus
primeros trabajos (1966), este lingüista se preocupó por mostrar que los miembros de una
comunidad comparten una norma en cuanto a la pronunciación de ciertas variables fonológicas, y
que ciertos grupos sociales pueden tender a la supresión de un sonido determinado, ciertos
grupos a una realización más frecuente y ciertos grupos a una realización casi categórica. Todos
esos grupos, puestos en la situación de prestar más cuidado al hablar, elevan la proporción de
producción de ese sonido. Según Labov el compartir una norma respecto de la pronunciación de
esa lengua es prueba de que los hablantes de esa comunidad forman una comunidad lingüística.
Para Hymes, que es un etnógrafo del habla (etnógrafo casi siempre coincide con
antropólogo cultural, alguien que describe como observador participante, prestando atención a las
manifestaciones culturales, en este caso las que acompañan al habla), la prueba de que un grupo
de personas que interactúan diariamente constituye una comunidad lingüística radica en el hecho
de que comparten un conocimiento no sólo sobre la lengua sino también sobre los hechos de
habla.
Hay que precisar las diferencias entre situación comunicativa y hecho de habla. Por
ejemplo, la situación de "dar clase" puede ser definida por el lugar en el que se desarrolla, por la
hora del día, por el tipo de local en el que transcurre, por el objetivo por el que los alumnos asis-
ten, por el objetivo por el que asiste el profesor. Todos estos elementos crean una situación
comunicativa porque una parte de la acción que tiene lugar en tal situación es una acción verbal.
En la situación comunicativa de la que participan distintos miembros de la misma comunidad
de habla, se puede dar más de un hecho de habla. Hay un hecho de habla general que es "dar
clase": una persona habla y las otras escuchan y, eventualmente, puede preverse que alguien
levante la mano, haga una pregunta y que la persona que está al frente de la clase conteste esa
pregunta y continúe con el tema. Pero dentro de este hecho de habla y dentro de la misma
situación comunicativa puede darse que entre dos alumnos haya otro hecho de habla, por
ejemplo: "¿Vos entendiste lo que dijo?" "No, no entiendo nada desde hace diez minutos". Este
sería un hecho de habla catalogable como conversación, protesta, queja.
Pueden darse aún mayores complicaciones. Dentro de este hecho de habla la regla permite
que el que da la clase pueda decir al que levanta la mano: "No puedo contestar ahora porque
quiero terminar de desarrollar esta idea". Podría darse también que quien da la clase note que los
alumnos están hablando y que perciba por medio de una serie de señales paralingüísticas (el
gesto, el movimiento del cuerpo) que hay algo que no anda muy bien y que intervenga
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preguntando qué pasa. En caso de que haya un grupo que esté decidido a que la situación
cambie, es posible que tal grupo conteste: "pasa que esto no se entiende y nosotros tres nos
vamos".
El hecho de que algunos participantes se vayan puede cambiar la situación comunicativa
entera, o simplemente puede marcar la conclusión de un hecho de habla. En este ejemplo se ve
que situación comunicativa y hecho de habla no coinciden. Si se levantaran tres, se fueran y
el profesor dijera bueno, siempre hay alguna gente asi en el curso y siguiera con la clase,
continuaría la misma situación de habla del principio: "dar clase", en la cual se insertarían otros
hechos de habla.
En la lingüística formal gran parte de la discusión gira siempre alrededor de la cuestión de
los límites: los límites entre la morfología y la sintaxis, entre la sintaxis y la semántica, entre la
semántica y la pragmática.
En la etnolingüística el enfoque cambia-, pero el problema principal sigue siendo del mismo
carácter: los límites de una comunidad de habla, los de una situación comunicativa, los de un
hecho de habla. Y aquí se plantea el problema de cuáles son los parámetros definitorios de las
unidades de análisis.
Si se define la situación comunicativa "dar clase" como una situación en la que tiene lugar
un hecho de habla fundamental: un profesor dando clase y a la vez, simultánea o alternadamente
otros hechos de habla secundarios tales como diálogos, ya sea con el profesor o sólo entre los
miembros de la clase, diálogos que pueden versar o no sobre el tema de la clase, estos hechos
de habla secundarios formarían parte de la situación comunicativa. Si el parámetro definitorio de
la situación comunicativa es el tema, lo que algunos alumnos dicen es sólo un comentario sobre
esa situación, pero forman parte de otra situación.
Todo hecho de habla es comunicativo, aunque existen hechos de habla fracasados.
Deborah Tannen y quien fue su profesor, John Gumperz, se dedicaron a estudiar casos en que la
comunicación se quiebra, fracasa, con la hipótesis de que estos casos son, precisamente, los
que proporcionan los mejores datos para saber qué reglas hay que tener en cuenta para poder
comunicarse, es decir, cuáles son las reglas del discurso.
Retomando el cuento al que aludimos al principio, podríamos decir que ia relación
lingüística entre doña Casimira y su perrito Dudú no sería considerada como un hecho de habla
por aquellos que dan mucha importancia a los "efectos sobre el oyente". Los dueños de perros
opinarían de un modo y los que no tienen perros, de otro. (Personalmente, como dueña de
perros, creo que doña Casimira buscaba un efecto sobre su oyente.)2
Ella busca expresar su afecto al perrito, busca desarrollar una relación con él, interactuar, y
como sabe que él no le contesta más que moviendo la cola, o lamiéndola, acepta de parte de él
un código no verbal. Cada vez que le habla inicia un tipo de interacción, que no es comunicativa
en el sentido de que no le da y no espera de él información, no está entrevistándolo. Pero sí hay
una función interpersonal. Y hay una función textual. Porque, por más que el perro no la entienda,
ella le habla con textos bien formados. No va a usar oraciones no gramaticales, no va a decir
incoherencias.
Otro problema que se presenta en el ejemplo y que en parte está en juego en la definición
de hechos de habla, es el de las convenciones. Hay convenciones, que además varían
muchísimo en las distintas sociedades, sobre quiénes pueden ser hablantes y quiénes pueden
ser oyentes.
Existen informes sobre sociedades en las que se cree que los bebi- tos, los muertos y los
animales son hablantes y comparten una lengua, y que los chicos al crecer aprenden la lengua de
2 Halliday habla de tres funciones para cada emisión lingüistica: 1) la ideacional, donde está la información referencial; 2)la
interpersonal, y 3) la textual. Creo que la segunda función está presente en el diálogo (monólogo para algunos) entre doña Casimira y
su perro.
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