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PINOS NUEVOS
erario Suárez y Tereslta Romero
CONTAMINACIÓN
Y MEDIO AMBIENTE
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CONTAMINACIÓN Y MEDIO AMBIENTE
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P I N OS N U E V OS
Rompió de pronto el sol sobre un claro del
bosque, y allí, al centelleo de la luz súbita, vi por
sobre la yerba amarillenta erguirse, en torno al
tronco negro de los pinos caídos, los racimos
gozosos de los pinos nuevos: ¡Eso somos
nosotros: pinos nuevos!
JOSÉ MARTÍ
Unámonos, unámonos a tiempo, que todos
nuestros corazones palpiten como si fuesen uno
solo y así unidos, nuestras veinte capitales se
trocarán en otras tantas centinelas que, al divisar
al orgulloso enemigo, cuando éste les pregunte:
¿quién vive? les respondan unánimes, con toda
la fuerza de los pulmones: ¡La América Latina!
MANUEL UGARTE
Este libro ha sido editado con el esfuerzo conjunto del
Instituto Cubano del Libro, las editoriales cubanas, los
autores, artistas plásticos, diseñadores, componedores,
correctores y editores de Cuba, y un grupo de argenti
nos memoriosos y agradecidos.
CONTAMINACIÓN
Y MEDIO
AMBIENTE
Gerardo Álvarez Suárez
Teresita Romero López
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EDITORIAL CIENTÍFICO-TÉCNCA
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j: Álvarez Suárez, Gerardo, 1942.
| Contaminación y medio ambiente / Gerardo Álvarez Suárez, Te-
| resita Romero López. ~ La Habana : Editorial Científico-Técnica,
I 1995.
112 p., il; tab. -- (Pinos Nuevos).
i: "Bibliografía" : 94-100.
ISBN 959-05-0133-8
¡ 1. CONTAMINACIÓN AMBIENTAL
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COMISIÓN DE SELECCIÓN:
Diosdado Pérez Franco
Alberto Herrera Guirola
Ricardo González Menéndez
© Gerardo Álvarez Suárez, 1995
Teresita Romero López, 1995 !</•
© Sobre la presente edición:
Editorial Científico-Técnica, 1995
Edición: Ledo. Ricardo Barnet Freixas
Dirección artística: Raúl Martínez
Diseño: Carmen Padilla González
Ilustración de cubierta: Yanirka Ladicani Rodríguez
Corrección: Pilar Trujillo Curbelo
Composición y emplane: Oneida L. Hernández Guerra
ISBN 959-05-0133-8
INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO
EDITORIAL CIENTÍFICO-TÉCNICA
Calle 2 No. 58, e/ 3ra. y 5ta., Vedado.
Ciudad de La Habana, 10400.
PREFACIO
El interés por salvaguardar el medio ambiente donde nos
movemos, trabajamos, alimentamos, y vivimos es cada vez de
mayor intensidad; aún más si conocemos que su contamina
ción podría traer como consecuencia nuestra propia destruc
ción. El conocimiento de la salud del medio ambiente es un
factor esencial para la protección que cada hombre debe
establecer sobre su entorno. El desarrollo impetuoso de las
fuerzas productivas ha implicado el incremento de los riesgos
ambientales y el desarrollo vertiginoso de la industria ha
creado desechos, que durante un tiempo se pensó que se
podrían depositar en basureros, bien en tierra o en mar sin
causar ningún perjuicio. En la actualidad comprendemos que
estas acumulaciones no son más que el legado que prepara
mos para las generaciones del futuro, que no tienen culpa -
alguna de la inmadurez del hombre para prever lo que podría
pasar si continuáramos contaminando el entorno. Los autores —
de este libro pretenden que este sea utilizado como herramien
ta de estudio por todos aquellos que tengan interés en com
prender algunos aspectos sobre el medio ambiente. Quienes
quieran ampliar sus conocimientos en cada tema podrán
satisfacer sus necesidades en la bibliografía que se ofrece,
complemento obligado para el especialista.
Este texto es el resultado de varios cursos de postgrado y
superación impartidos á grupos multidisciplinarios de gra-
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duados universitarios y del nivel medio. Queremos agradecer
a todos aquellos que han participado en los cursos, y que
ayudaron de una forma u otra a mejorar con sus inquietudes
el contenido de este libro.
LOS AUTORES
Marzo de 1994
1. Historia de la contaminación
1.1 Antecedentes
Cuando el hombre primitivo comenzó a asentarse en comuni
dades agrícolas, los ecosistemas del planeta mantenían su
equilibrio y permanecieron prácticamente iguales por un pe
ríodo largo de tiempo, que transcurrió desde la comunidad
primitiva hasta las sociedades esclavista y feudal. Según se
generaliza, las diversas formas de producción imperantes
hasta ese momento no influyeron en la contaminación de la
tierra, el agua o la atmósfera, aunque el hombre vertía todos
sus residuales hacia ellos.
Pero, ciertamente, cuando el hombre primitivo comenzó a
desarrollar la producción sistemática de los medios de pro
ducción necesarios para la elaboración de los objetos que
obtenía de la naturaleza, comenzaron a surgir las fuerzas
productivas resultantes de la producción esencialmente hu
mana; como estas eran tecnológicamente primarias, apenas el
hombre podía influir de una manera adversa sobre la natura
leza. A lo sumo, los cambios que el hombre realizaba eran
locales y con poca significación con respecto al deterioro
ecológico, según plantea Fedoseev (1978). Smimov (1983)
señaló que en las etapas iniciales de la historia, el impacto del
hombre sobre el medio ambiente se realizaba mediante diver
sos tipos de producción agropecuaria. Este impacto fueprác-
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ticamente insignificante; sin embargo, no se debe idealizar en
el plano ideológico la fuerza ejercida por las civilizaciones
antiguas, si se toma en cuenta los planteamientos de algunos
autores, de que estas estaban ligadas armónicamente con la
naturaleza y no influían sobre ella.
La actividad humana, ya en ese entonces, fue nefasta para
el medio ambiente, pero se debe resaltar que ese impacto no
tuvo un carácter global sino local. Debe señalarse también que
en la Edad Media se originaron epidemias que diezmaron a la
población, contaminación que se producía por la acumulación
de los desechos en lugares inadecuados para su almacena
miento o autopurificación. Esto demuestra que las relaciones
entre el hombre y la naturaleza no eran tan ideales ni armóni
cas como algunos consideran.
Durante milenios las fuerzas productivas no se desarrolla
ron con rapidez, y aunque paso a paso se continúe el lento
proceso de deterioro del medio ambiente, los cambios, glo-
balmente, no fueron críticos.
1.2 La Revolución Industrial
Con la Revolución Industrial la sociedad, al incrementarse la
producción material, se desarrolló asegurándose un aprove
chamiento más amplio y profundo de la naturaleza, por lo que
el avance de la tecnología, fundamentalmente la mecanizada,
llevaba dentro de sí el germen de la contaminación del medio
ambiente» Pero se debe advertir sobre ciertas conclusiones que
algunos ideólogos hacen de atribuir totalmente a la tecnifica-
ción de la producción material y de la vida social en su
conjunto, el desequilibrio ecológico. Acertadamente, Smir-
nov (1983) plantea que "No es el material técnico, sino su
empleo capitalista el que carga con la responsabilidad entera
por el agravamiento de las relaciones entre la sociedad y la
naturaleza, provocado en apariencia por el paso de la produc
ción material manual a la gran producción industrializada,
mecanizada, saturada de máquinas." La desunión del hombre
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