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el hpela moc.
ª le. wtwhwgir y0 p0–o0C2 hpela moc.
sodavres esRohcer es DoslodoT
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le.ww w hpela moc.
Ante la bandera ednod sol sitarg nos sorbil
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le.ww w hpela moc.
Julio Verne ednod sol sitarg nos sorbil
ESUOH-LUFHTLAEH
aL atejrat euq óibicer leuqa -aíd 51 ed Junio - le rotceriD ledtse a -
otneimicelb edlufhtlaeH ,esuoH- abavell etnematcerroc etseollicnes
,erbmon nis oducse in:anoroc
lE ednoC ed.sagitrA
ojaB etse ,erbmon y ne al aniuqse ed al ,atejrat abatse atircsenoc
lápiz la dirección:
A« odrob ed al atelog Ebba , anclada en weN enreB- , Pampl i-
oc dnuoS- .»
La capital de la Carolina del Norte, uno de los cuarenta y cuatro
Estados de la Unión en aquella época, es la importante ciudad de R a -
leigh, situada unas ciento cincuenta millas en el interior de la provi n -
.aic decreM a us nóicisop ,lartnec atse daduic ógell a res le otneisaed
la legislatura, pues las demás la igualan o superan en valor comercial
o industrial, por ejemplo, Wilmington, Charlotte, -ellivetteyaF
Edenton, Washington, ,yrubsilaS Tarboro, ,xafilaH weN enreB- . Esta
amitlú es avele ne le odnof ed al adanesne ed ezueN -river , euqes
arroja en el ,dnuoS-ocilpmaP eicepse ed otsav ogal ,omitíramgetorp i-
do por un dique natural formado de las islas o islotes del litoral car o -
liniano.
oN areibuh odidop le rotceriD edlufhtlaeH -House adivinar la r a -
zón por la que se le enviaba aquella tarjeta, a no ir ésta acompañada
de una carta, en la que el Conde de Artigas solicitaba permiso para
ratisiv le otneimicelbatse ne .nóitseuc abarepsE le ejanosrep euqle
rotceriD eseidecca a us ,adnamed y abatnoc noc esratneserp ropal
tarde con el capitán Spada, que mandaba la goleta Ebba.
etsE oesed ed rartenep ne le roiretni ed alleuqa asac ed ,dulasyum
erbeléc secnotne y yum adaticilos rop sol somrefne socir ed soltsE a -
dos Unidos, no podía parecer sino muy natural de parte de un extra n -
jero. Otros la habían ya visitado sin llevar un gran nombre como el
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Ante la bandera ednod sol sitarg nos sorbil
ednoC ed ,sagitrA y on naíbah odaesacse sus saneubarohne laeriD c -
tor. ,esóruserpA ,seup etsé a redecnoc le osimrep euq es ,abaticilosy
respondió que para él sería gran honra abrir al noble visitante las
satreup ed.otnei muiscelbatse
lufhtlaeH ,esu ooHd-ivres rop nu od i,gloacnsoesre pnoc leucnoc r -
os ed sol socidém ed sám ,erbmon are ed nóicaerc .ralucitrapepednI n -
etneid ed sol soicipsoh y ,selatipsoh orep oditemos a al aicnaligivled
,odatsE aínuer sadot sal senoicidnoc ed dadidomoc y dadirbulaseuq
exigen las casas de este género destinadas a recibir una opulenta
clientela.
Difícilmente se hubiera encontrado un sitio más agradable que el
ed .esuoH-lufhtlaeH odagirbA rop anu ,aniloc aíesop nu euqraped
sotneicsod ,serca odatnalp ed sose socifíngam sotsubra euq agidorpal
América septentrional, en su parte igual en latitud a los grupos de las
Canarias y de la isla Madera. En el límite inferior del parque se abría
la ensenada del ,ezueN etnemetnasecni adacserfer rop sal sasirbled
Pa m ocilp dnuoS- s.lore ta dynmseoilv
En Healthful s o ,dne eaadsnsd bnoeu isaomosuotdrHoclse-cefinre
setnelecxe senoicidnoc ,sacinéigih sol sosac ed nóicaruc nareremun o -
.sos oreP is le otneimicelbatse abatse ne lareneg odavreser latart a -
miento de las enfermedades crónicas, la Administración no rehusaba
admitir a los particulares afectados de trastornos intelectuales cuando
la enfermedad no presentaba un carácter incurable.
Precisamente en aquella época había una circunstancia que debía
atraer la atención sobre Healthful ,esuoH- y euq lat zev are leovitom
de la visita del Conde de Artigas. Era esta circunstancia la presencia
de un personaje de gran notoriedad. Encerrado en la casa desde hacía
.laic enpósieca vord eiaast nb e,u o amse zío eseen soslieyhedtcmo
lE ejanosrep ne nóitseuc are nu sécnarf odamall sámoT ,hcoRed
unos cuarenta y cinco años de edad. Ninguna duda podía existir de
que estuviera bajo la influencia de una enfermedad mental; pero hasta
secnotne sol socidém on naíbah odaton ne lé anu nóicabrutrepnifed i-
avit ed sal sedatlucaf .selautceletni otreiC euq al atsuj nóicon edsal
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sasoc elabátlaf ne sol sotca sám sollicnes ed al ;adiv orep usnózar
permanecía entera, poderosa, inatacable, cuando se hacía llamamiento
a u;soine g ynéiu qo¿n eba seuq a sece vl eoineg y? n aaalnriufcnoolc
dadreV se euq sus sedatlucaf savitcefa o selairosnes nabatseuforp n -
damente atacadas. Cuando había lugar para ejercitarlas, no se man i-
nabatsef sám euq rop le oiriled o al .aicnerehocni aicnesuA edmem o -
ria, imposibilidad de atención; nada de conciencia, nada de genio.
Entonces Tomás Roch no era más que un loco, incapaz para todo,
privado de ese instinto natural que dirige la vida animal, el de la co n -
,nóicavres y are osicerp elratart omoc a nu .oñin oN es aídopelredrep
ed ,atsiv y ne le nóllebap ,71 euq abapuco ne le odnof led euqraped
lufhtlaeH ,esuoH- us náidraug aínet al nóicagilbo edv elraligi ehcony
día.
La locura común, no siendo incurable, no puede ser curada más
euq rop soidem .selarom aL anicidem y al acituéparet nos,setnetopmi
y us aicacifeni se adiconocer edsed ecah ohcum opmeit rop sol ali e -
nistas.
narE¿ selbacilpa sotse soidem selarom la osac ed sámoT?hcoR
Había fundamento para dudarlo hasta en aquel ambiente tranquilo y
onas edlufhtlaeH .esuoH- nE :otcefe al ,duteiuqni sol soibmac edh u -
mor, la irritabilidad, las anomalías de carácter, la tristeza, la repu g -
nancia a las ocupaciones serias o a los placeres, aparecían claramente.
Ningún médico hubiera podido indicar un medio de curación; ningún
tratamiento parecía capaz de hacerlos desaparecer, ni de atenuarlos.
eS ah ohcid euq al arucol se nu osecxe ed ,dadivitejbus se,riced
un estado en el que el alma se entrega demasiado a su trabajo interior
y ocop a sal senoiserpmi euq neneiv ed .areuf nE sámoT hcoRatse
aicnerefidni are isac .atulosba oN aíviv sám euq ortned ed ís,omsim
aserp ed anu aedi ,ajif ayuc nóisesbo el aíbah odavell ednod.abatse
Difícil, pero no imposible, era que se produjera una circunstancia, un
contragolpe que le «exteriorizase», para emplear una palabra bastante
exacta.
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eneivnoC aroha rataler ne éuq senoicidnoc etse sécnarfónodnaba
;aicnarF éuq sovitom el naíbah odíart a sol sodatsE ;sodinU rop éuqle
onreiboG laredef aíbah odagzuj etnedurp y oirasecen elrarrecnene
alleuqa asac ed ,dulas ednod es aíbed ratona noc osoicunimodadiuc
etn e omedes otat n roeealilp canesceunsqoe cl neoisru ced .ssuissirc
zeiD y ohco sesem ,setna sámoT hcoR óticilos anu aicneidualed
Ministro de Marina de Washington. Bastó el nombre para que el M i-
nistro comprendiera de lo que se trataba. Aunque supiese de qué nat u -
raleza sería la conferencia y qué pretensiones la acompañarían, no
,ódud y al aicneidua euf adidecnoc.etnemataidemni
nE ,otcefe al dadeiroton ed sámoT hcoR are lat ,secnotne ,euquc i-
osodad ed sol seseretni euq es el naíbah ,odagracne le ortsiniMon
aídop radud ne ribicer la etnaticilos y reconoc sal senoicisoporpeuq
éste quería hacerle en persona. Tomás Roch era un inventor, un i n -
ventor de genio. Ya importantes descubrimientos le habían dado fama;
gracias a él, algunos problemas puramente teóricos hasta entonces
habían recibido una aplicación práctica. Su nombre era conocido en la
aicneic y abapuco onu ed sol soremirp sotseup ne le odnum ed sols a -
,soib y es av a rev ,omóc séupsed ed sohcum ,sotsugsid edsednarg
senoicpeced y atsah ed sejartlu ed al ,asnerp ógell a leuqa odoíreped
arucol euq ozih oirasecen us osergni nelufhtlaeH .esuoH-
Su última invención respecto a los instrumentos de guerra, llevaba
le erbmon ed rodarugluF .hcoR A ,elreerc etse otarapa aíesop latpus e -
dadiroir erbos sol ,sorto euq le odatsE euq el areiriuqda aíres leoñeud
s.e sty enesredoanlm io ttesnudoollcosba
esebáS ed arbos noc éuq selbarolped sedatlucifid nacohc soli n -
serotnev odnauc ed sus sotnevni es ,atart ,y erbos ,odot odnaucetni n -
nat euq naes sodatpoda rop sal senoisimoc .selairetsinimsosoremuN
solpmeje - y ed sol sám -sosomaf neduca artseun a memoria. Inútil es
ritsisni erbos etse ,otnup seup sotse soicogen natneserp sotnupcsbo u -
sor selicífid ed .receralcse oN ,etnatsbo ne ol euq a sámoT hcoRes
,ereifer otsuj se rasefnoc ,euq omoc al royam etrap ed sussecederp o -
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res, tenía pretensiones tan excesivas, ponía al valor de su aparato pr e -
cios tan inabordables, que resultaba casi imposible tratar con él.
aíconoceR otse omoc asuac - otsuj se olrasefnoc -néibmat euqne
s o,tsneetvnneidecer ped nóicac ialdpnaucef ne su s,sodatluser esaíbah
ot sriavtolpx enoc ar a.raicadua oN od noediibnaehtbo l eoicifeneebuq
etnemavitatiuqe aíbed rebah ,odiugesnoc us retcárac óznemoc a
agriarse. esozíH ,odaifnocsed y aídneterp renopmi senoicidnoc latzev
,selbatpecani res odíerc ojab us ,arbalap y ne odot ,osac aídep anus u -
ma tan considerable, aun antes de toda experiencia, que tales exige n -
cias parecían ser inadmisibles.
En primer lugar, ofreció el Fulgurador Roch a Francia. Hizo c o -
nocer a la Comisión encargada de recibir su comunicación en qué
consistía el invento. Tratábase de un aparato ,ovisluporpotua edrbaf i-
nóicac ,laicepse odagrac noc nu ovisolpxe otseupmoc edsaicnatsus
,saveun y euq on aícudorp us otcefe sám euq ojab al nóicca ed nud e -
flagrador, también nuevo.
odnauC etse otarapa esaznal le litceyorp y etsé ,esallatse onartnoc
le otejbo a euq es ,aígirid onis a sonugla seranetnec ed ,sortem usa c -
nóic erbos sal sapac saciréfsomta are nat ,emrone euq adoturtsnoc c -
ción, fuerte o navío de guerra, debía hundirse en una zona de diez mil
sortem .sodardauc laT se le oipicnirp led litceyorp odaznal rop lec a -
ñón neumático ,iksnilaZ ay odatnemirepxe ,secnotne orep noctluser a -
.sodac isl opr duo stpoonlneecm
,iS ,seup al nóicnevni ed sámoT hcoR aíesop lat ,redopabacifingis
al dadiroirepus avisnefo y avisnefed adarugesa a us .síap niS,ograbme
rop sám euq areibuh ohceh sus sabeurp a otisóporp ed sortosotarapa
setnajemes ed sednarg ,sodatluser on¿ abaregaxe le ?rotnevni olóSsal
experiencias podían demostrarlo. Y precisamente él pretendía no co n -
sentir en tales experiencias hasta que no estuvieran en su poder los
millones en que estimaba su Fulgurador. Indudablemente, entonces se
aíbah odicudorp anu eicepse ed oirbiliuqesed ne sal sedatlucaftni e -
selautcel ed sámoT .hcoR oN aíesop le oic i.uojtelpmoc eS el aíevc a -
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mino de la locura. Ningún Gobierno podía acceder a tratar con él en
oscal n .aba eseseuenqdoicid
aL nóisimoC asecnarf óipmor odot ,otart y sol ,socidóirepatsah
sol ed sám lacidar ,nóicisopo noreivut euq reconocer euq arelicífid
rad nóiculos la .otnusa saL senoicisoporp ed sámoT hcoR,noreuf
pues, rechazadas, sin que, por otra parte, se tuviera el temor de que
ortoE s tado pudiera acogerlas.
noC le osecxe ed ,dadivitejbus euq ótnemua etnemetnasecni nenu
utirípse nat etnemadnuforp odabrut omoc le ed sámoT ,hcoR on
árarbmosa euq al arbif led ,omsitoirtap adajolfa ocop a ,ocoplcnoc u -
arey rop on.rarbiv
Preciso es repetirlo en honor de la naturaleza humana: en aquel
momento Tomás Roch tenía perturbada su inteligencia. No vivía más
qué para lo que directamente se refería a su invento; para esto no h a -
bía perdido su poder genial. Pero en lo que concernía a los más insi g -
nificantes detalles de la vida, su debilidad moral se acentuaba de día
ne ,aíd y el abatiu qda dail laitbea lsepndmoopcser sus.sotca
sámoT hcoR ,euf ,seup .odidepsed laT zev secnotne areibuhodis
conveniente procurar impedir que llevase su invento a otra parte. No
es ,ozih y euf anu .azeprot ógelL ol euq aíbed .ragell ojaB le oseped
una irritabilidad creciente, los sentimientos de patriotismo, que son la
esencia misma del ciudadano - le euq setna ed esrecenet reecpenetrepa
us país, es- noreicerucsbo ne le amla led rotnevni .odíac ósneP nesarto
;senoican ósap al ,aretnorf y odnadivlo le ,odasap óicerfo lerugluF a -
rod hcoR a .ainamelA lE ,onreiboGsed séup ed reconocal satibroxe n -
tes preten senois ed sámoT ,hcoR ósuher ribicer us.nóicacinumoc
,sámedA es ababaca edop ren ne oidutse al nóicacirbaf ed nuoveun
otarapa ocitsílab ed ,arreug y es óyerc redop rañedsed le ledrotnevni
francés.
A al arelóc ed etsé es óinu le ;oido nu oido ovitnitsni artnocal
,dadinamuh erbos odot séupsed led lam otixé ed susneterp senois nele
ojesnoC led ogzatnarimlAed la Gran Bretaña. Como los ingleses son
etneg ,acitcárp on norasuher edsed ogeul sal senoicisoporp ed ;hcoRel
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Description:Artigas estaba apoyado en el empalletado, junto a la escala. -¿Está hecho, Spada?- preguntó. -Está hecho. -¿Los dos? -Los dos. El guardián y el