Table Of Content---------------------- ARETÉ Revista de Filosofía
Vol. XII, N° 1, 2000
pp. 117-131
Anonimato y compromiso en la época actual:
S0ren Kierkegaard y el intemet*
Hubert L. Dre!lfus
University ojBerkeley, California
Oh Dios le dyo aAbraham: "Mata a tu hijo para mí. .. "
Abi pregunta entonces: "¿Dónde quieres que cumpla esta muerte?"
Dios le contesta: "Allá, en la autopista 61 ".
Y Pedro Pistola le dyo a Luisito el Rey
Tengo cuarenta cordones entre blanquirrqjos y azules
Y mil teléfonos que no suenan
¿Sabes dónde podria quitánnelos de encima?
Y Luisito el Rey le dyo aguarda, muchacho, a que lo piense un minuto.
Y dyo sí. creo que puede serf ácil
Basta con llevarlo todo a la autopista 61.
Conque eljugador vagabundo andaba muy aburrido
Intentaba empezar otra guerra mundial
Se topó con un promotor que por poco se cae del asombro
Nunca antes. le dyo. me había comprometido con nada así
Pero sí. creo que puede ser muyf ácil
Basta con que montemos algunas graderías bajo el sol
Y así la tendremos. en la autopista Q l.
Bob Dylan, "Nueva visita a la autopista 61 "**
* Conferencia dictada en el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del
Perú, Lima, abril del 2000.
** Oh God said to Abraham, "Kili me a son" ... 1 Well Abe says, "Where do you want
this killin' done?" 1 God says. "Out on Highway 61." 1 Well Mack the Finger said to 117
Louie the King 1 1 got forty red white and blue shoe strings 1 And a thousand telephones
that don't ring 1 Do you know where 1 can get rid of these things? 1 And Louie the
King said let me think for a minute son. 1 And he said yes 1 think it can be easily
done 1 Just take everything down to Highway 61. 1 Now the rovin' gambler he was
very bored 1 He was tryin' to create a next world war 1 He found a promoter who
nearly fell off the floor 1 He said 1 never engaged in this kind of thing befare 1 But yes
1 think it can be very easily done 1 We'll just put sorne bleachers out in the sun 1 And
have it on Highway 61. (Bob Dylan, "Highway 61 Revisited")
Hubert L. Dreyfus
Como todo lo demás, S0ren Kierkegaard puede ser hallado en la red
mundial. Por medio de mi buscador obtuve tres mil entradas. Mas ¿le
hubiese gustado a Kierkegaard figurar en ella? ¿Qué hubiese opinado
sobre el brote más reciente de la tecnología de la información? Con el fin
de averiguarlo, propongo que traslademos su descripción de los riesgos y
oportunidades de lo que él denominara "la época actual" a una crítica de
la era de la información.
l. La prensa y lo público. Formas de mmar la responsabilidad y el
compromiso
En su ensayo La época actual, fechado en 1850, Kierkegaard advier
te que su tiempo está caracterizado por la reflexión desinteresada y la
curiosidad que nivela todas las diferencias de jerarquía y valor -todas las
distinciones cualitativas, en sus propios términos. Todo da lo mismo. Nada
importa lo suficiente como para arriesgarse a morir. A tal condición mo
derna Nietzsche le dio un nombre; la llamó nihilismo.
Según Kierkegaard, el culpable de esta nivelación es algo que él
denomina "lo público". Dice: "A fin de reducir todo al mismo nivel, es ante
todo necesario procurarse un fantasma, uno cuyo espíritu sea una mons
truosa abstracción ... y ese fantasma es lo público''1• Pero el auténtico vi
llano detrás de lo público, afirma Kierkegaard, es la prensa. Temió que
"Europa llegue a una parálisis con la prensa y permanezca en una pará
lisis como recordatorio de que la raza humana ha inventado algo que
finalmente la dominará"2, y añade: "Aun si mi vida no tuviese otro signi
ficado, me satisface haber descubierto la existencia absolutamente des
moralizadora de la prensa cotidiana"3•
Mas ¿por qué culpar de la nivelación al público y no a la democracia,
la tecnología, el consumismo o la pérdida de respeto ante la tradición, por
citar algunos candidatos? ¿Y por qué esta satanización monomaníaca de la
prensa? En sus diarios, Kierkegaard afirma que "es en realidad la prensa,
118
1 Kierkegaard, Soren, ''The Present Age", en: The Present Age. and Of the Difference
between a Genius and anApostle. traducción al inglés de Alexander Dru. introducción
de Walter Kaufmann. Nueva York: Harper & Row, 1962, p. 59.
2 Kierkegaard, Soren. Joumals and Papers, edición y traducción al inglés de Howard V.
Hong y Edna H. Hong, 7 vols., Bloomington: Indiana University Press, 1978. # 483.
3 Ibid, # 2163.
Anonimato y compromiso en la época actual
más exactamente el periódico ... , lo que hace imposible al cristianismo"4•
Éste es un juicio asombroso. Ciertamente Kierkegaard adivinó en la pren
sa una singular amenaza cultural/religiosa, si bien nos tomará algo de
tiempo entender el porqué.
No es un accidente que. cuando escribe en 1846, Kierkegaard deci
da arremeter contra lo público y la prensa. Para comprender la razón,
hemos de empezar en el siglo precedente. En Historia y critica de la opi
nión pública5, Jürgen Habermas sitúa el inicio de lo que él denomina
"esfera pública" hacia mediados del siglo XVIII. En aquella época, nos ex
plica, la prensa y los cafetines se convirtieron en sede de una nueva
forma de discusión política. Esta nueva esfera de discurso difiere radical
mente de la antigua polis o república, porque la esfera pública modema
se ve a sí misma como algo externo al poder político. Dicho estatuto
extrapolítico no sólo es definido negativamente, como una ausencia de
poder, sino valorado positivamente. Dado que no se trata de un ejercicio de
poder, la opinión pública está resguardada, justamente, de cualquier espí
ritu partidista. Así, los intelectuales de la Ilustración abordaron la esfera
pública como un espacio en el cual la reflexión racional y desinteresada
que debía orientar al gobiemo y a la vida humana podía institucionalizarse
y refmarse. Tal discusión desarraigada empezó a ser vista como un rasgo
esencial de toda sociedad libre. Y a medida que la prensa extendía el deba
te público a un auditorio cada vez más amplio de ciudadanos comunes,
Edmund Burke afirmaba complacido: "en un país libre, cualquier hombre
piensa que todo asunto público le atañe"6•
Entrado el siglo siguiente, merced a la expansión de la prensa coti
diana, la esfera pública se mantuvo como objeto de democratización
creciente hasta que desencadenó un resultado imprevisto, el cual, se
gún Habermas, "alteró las precondiciones sociales de la 'opinión pública'
hacia la mitad del siglo [XIX]"7• "(A medida que) el público se expandía ...
por la proliferación de la prensa ... el reino de la opinión pública se revela
ba como el reino de las mayorías y de los mediocres."8 Muchas personas,
119
4 Loe. cit.
5 Habermas. Jürgen, The Structural Transjormation oj the Public Sphere. Cambridge,
Mass.: MIT Press, 1989 (versión castellana del original alemán por Antonio Domenech:
n.
Historia y critica de la opinión pública. Barcelona: G. Gili, 1994, 4a. ed. (N. del
6 Ibid., p. 94.
7 Ibid., p. 130.
8 Ibid., pp. 131, 133.
Hubert L. Dreyjus
incluidos John Stuart Mili y Alexis de Tocqueville, temieron "la tiranía de
la opinión pública"9, y Mili se sintió llamado a proteger a los "disconformes
de la presión de lo público como tal"10 Según Habermas, Tocqueville in
•
sistió en la idea de que "la educación y los ciudadanos poderosos debían
formar un público selecto cuyo debate crítico determinase la opinión pú
blica"11.
La época actual muestra cuánta era la originalidFtd de Kierkegaard.
Mientras Tocqueville y Mili afirmaban que las masas necesitan el liderazgo
de una élite filosófica, y mientras Habermas concuerda con ellos en que lo
sucedido con la democratización de la esfera pública hacia 1850 es un
desafortunado descenso en el conformismo de la prensa cotidiana (del cual
es preciso salvarla), Kierkegaard ve a la esfera pública como un nuevo y
peligroso fenómeno cultural donde la nivelación producida por la prensa
revela algo profunda e inicialmente erróneo en la idea ilustrada de la re
flexión desarraigada. Así, mientras Habermas trata de recuperar las virtu
des morales y políticas de la esfera pública, Kierkegaard ve con lucidez que
no hay manera de salvar a la esfera pública dado que, a diferencia de las
multitudes y grupos concretos, ella ha sido, desde un inicio, la fuente
misma de lo que él denomina "nivelación".
Semejante nivelación se produjo de distintas maneras. En primer
lugar, la nueva distribución masiva de información fuera de contexto hizo
que toda suerte de información estuviese de inmediato disponible para
cualquiera, con lo cual generó un espectador desarraigado, sin contexi:o.
El nuevo poder de la prensa para difundir información a cualquiera en
una nación permitió que sus lectores trascendieran su compromiso local y
personal, y que superaran así su reticencia respecto de cuanto no les tocaba
directamente. Como Burke había señalado con júbilo, la prensa alentaba a
todos a desarrollar una opinión sobre cualquier cosa. Habermas advierte en
ello el triunfo de la democratización; Kierkegaard advirtió, en cambio, que la
esfera pública estaba llamada a convertirse en un reino de habla ociosa en
el cual los espectadores, simplemente, corren la voz.
120
A este respecto escribió: "Si imaginamos que la prensa se debilita
cada vez más por la ausencia de sucesos o ideas que consigan aferrarse
de nuestro tiempo, tanto más fácilmente el proceso de nivelación se con-
9 !bid., p. 138.
10 !bid., p. 134.
11 !bid., p. 137.
Anonimato y compromiso en la época actual
vertirá en un placer nocivo. Cada vez serán más los individuos, dueños
de su propia indolencia sin sangre, que no aspiren a nada -ello para con
vertirse en el público: esa totalidad abstracta formada, del modo más ridí
culo, por participantes que juntos devienen un tercer partido (un espec
tador. ... Esta galería está a la espera de distracciones, y pronto se abando
nará a la idea de que todo cuanto se haga es hecho para ofrecerle [al
público) algo de lo cual chismear"12.
Pese a que la prensa y el talk-show, su decadente heredero, son ya
lo bastante nocivos, este efecto desmoralizador no constituye el interés
central de Kierkegaard. Desde su perspectiva, el riesgo más hondo justa
mente reposa en aquello que Habermas celebra de la esfera pública, a
saber, como Kierkegaard señala, en que "un público ... destruye todo cuanto
es relativo, concreto y particular en la vida"13• La esfera pública alienta,
entonces, a comentaristas ubicuos que deliberadamente se desarraigan
de las prácticas locales en cuyo seno brotan asuntos específicos, asuntos
que deben resolverse en los términos que esas mismas prácticas plan
tean, mediante alguna forma de acción comprometida. De este modo, lo
que se mostraba como una virtud para la razón imparcial de la Ilustra
ción es visto, por Kierkegaard, como un desastroso inconveniente. La
esfera pública es un mundo en el que cada cual comenta y tiene una
opinión sobre todos los asuntos públicos, sin acreditar ninguna experien
cia directa y sin tener o querer responsabilidad alguna.
Ni siquiera los comentaristas más conscientes están obligados a
poseer conocimientos de primera mano o a asumir una posición concre
ta. Más bien, como Kierkegaard lamenta, justifican sus puntos de vista
mediante el recurso a principios. Y como las conclusiones alcanzadas por
tal razonamiento abstracto no se apoyan en prácticas locales, sus solu
ciones son igualmente abstractas. Es de presumir que semejantes pro
puestas no fomentan el compromiso de las personas involucradas y. por
lo tanto, no funcionan así se transformen en leyes.
Una constatación más básica todavia: que la esfera pública descan
121
sa fuera del poder político significa, para Kierkegaard, que uno puede
mantener una opinión sobre cualquier tema sin necesidad de actuar
basado en ella. A propósito del público observa con desaprobación que su
12 Kierkegaard. S0ren, ''The Present Age", o.c., pp. 64-65.
13 !bid.. p. 62.
Hubert L Dre!lfUs
"habilidad, virtuosismo y buen sentido consiste en procurar alcanzar un
juicio y una decisión sin llevarlos nunca hasta la acciónH14 Ello abre la
•
posibilidad de una reflexión ilimitada. Si no hay posibilidad de decisión y
acción, todo puede ser visto desde todos los ángulos y siempre puede ha
llarse una perspectiva nueva desde la cual ponerlo todo nuevamente en
cuestión. Kierkegaard vio que, cuando todo depende del comentario critico
incesante, la acción deviene finalmente imposible. "La reflexión es siem
pre capaz de explicarlo todo de un modo distinto y de dejarle a uno alguna
vía de escape ... "15• En consecuencia, para él es evidente que "reflexionar
transformando la capacidad de acción en un medio para escapar de la ac
ción es, a la vez, algo corrupto y peligroso ... "16• El lema que sugirió para la
prensa era: "Aquí los hombres son desmoralizados en el menor tiempo po
sible, en el mayor grado posible, al menor precio posible"17
•
El problema está en que la prensa habla por el público, pero nadie
respalda los puntos de vista que el público mantiene. Así, Kierkegaard es
cribió en su diario: "tales ... son las dos calamidades más horrendas que en
realidad constituyen los poderes principales de la impersonalidad: la pren
sa y el anonimato"18• Aun más nítido es su planteamiento en La época
actual: "Un público no es una nación, ni una generación, ni una comuni
dad, ni una sociedad, ni cualesquiera hombres particulares, pues todos
ellos únicamente son lo que son por mediación de lo concreto; ningún indi
viduo perteneciente al público tiene un compromiso reaf'19•
En La época actual Kierkegaard expresa concisamente su opinión
sobre la relación entre la prensa, la esfera pública y la nivelación en
curso durante su época. La prensa anónima e imparcial y la falta de pa
sión o compromiso que caracterizan a nuestra época reflexiVé' se unen
para producir lo público, ese agente de la nivelación nihilista propia de su
tiempo y del nuestro. "La prensa es una abstracción ... que, sumada a la
falta de pasión y al carácter reflexivo de la época, produce ese fantasma
abstracto: un público que es, a su vez, la verdadera potencia niveladora. "20
De seguro Kierkegaard hubiese visto en el internet, con sus sitios
122
14 Ibid., p. 33.
15 !bid.. p. 42.
16 !bid.. p. 68.
17 Kierkegaard, S0ren, Joumals andPapers, o.c., # 489.
18 lb id.. # 480.
19 Kierkegaard, S0ren, ''The Present Age", o.c., p. 63. Énfasis mío.
20 !bid., p. 64.
Anonimato y compromiso en la época actual
web atestados de información anónima procedente del mundo entero y
sus listas de interés a las que cualquiera en el mundo puede asociarse
sin mediar requisito y donde cualquier tema puede ser discutido sin pau
sa y sin consecuencias, la síntesis de alta tecnología de los peores rasgos
del diario y del cafetín -una síntesis que ha cumplido el sueño de Burke,
pues en las listas de interés cualquiera, dondequiera, puede tener una
opinión sobre lo que sea. Todos están demasiados ansiosos por responder
a las opiniones igualmente desarraigadas de otros tantos aficionados
anónimos que envían sus puntos de vista desde ninguna parte. Dichos
comentaristas no adoptan posición alguna frente a los temas que abor
dan. A decir verdad, la ubicuidad misma de la red generalmente hace que
cualquier postura local parezca irrelevante.
Lo que llama la atención en estas listas de interés es que el ingre
so a la conversación no requiere experiencia o habilidad de ningún tipo.
Como se ilustra en el internet, un riesgo verdaderamente grave de la
esfera pública consiste en minar la consecución de destrezas. Como he
dicho en otra ocasión, adquirir una habilidad requiere interpretar la situa
ción como siendo una instancia tal que demanda evaluar una cierta ac
ción, acometer esa acción y aprender de sus resultados. Y, como Kierkegaard
pensaba, no hay forma de conseguir sabiduría práctica salvo mediante com
promisos riesgosos y experiencias de éxito y fracaso. Estudios sobre adqui
sición de habilidades han mostrado que, a menos que el resultado sea
importante y que exista la disposición de aceptar el dolor que sucede al
fracaso y el placer que acompaña al éxito, quien desarrolla la habilidad
permanecerá estancado en el nivel de la competencia y nunca alcanzará
la pericia. Así, los protagonistas de la esfera pública que aparecen en espa
cios serios de radio y televisión, tales como MacNeil/ Lehrer News Hour'21,
cuentan con una opinión sobre cada tema y pueden justificar sus opinio
nes apelando a principios abstractos, mas, como no tienen que actuar con
forme a los principios que defienden, carecen de esa perspectiva apasio
nada cuyo ejercicio es el único capaz de conducir al error grave y, por lo
mismo, a la adquisición gradual de la sabiduría práctica. 123
Kierkegaard anticipó inclusive que la actividad esencial alentada
por el internet sería la especulación sobre cuán grande es, cuánto más
puede crecer, y cuál es su significado para nuestra cultura -si tiene al-
21 Espacio periodístico transmitido durante dos décadas en los Estados Unidos. (N.
del T.)
Hubert L. Dreyfus
guno. Desde luego, tal suerte de discusión corre el riesgo de volverse parte
de la nube misma de especulaciones anónimas que Kierkegaard aborre
cía. Aun sensible a su propia condición de hablante, Kierkegaard concluía
su análisis de los peligros de la época actual y sus oscuras predicciones
sobre lo que aguardaba a Europa con esta observación irónica: "En nuestro
tiempo, cuando tan poco ha sido hecho, aparece un número extraordinario
de profecías, apocalipsis. vislumbres y estudios sobre el futuro, y nada que
da por hacer salvo plegarse y ser uno con el resto"22
•
La única alternativa que Kierkegaard veía ante tal reflexión parali
zante era zambullirse en algún tipo de actividad -cualquier actividad- en
tanto uno verdaderamente se entregase a ella con apasionado compro
miso. En La época actual, exhorta a sus contemporáneos a que efectúen
tal salto: "No hay más acción o decisión en nuestros días que arriesgado
goce al nadar en aguas poco profundas. Pero así como un adulto, que pug
na gozoso en las olas, invita a aquellos más jóvenes que él: 'Vamos, salta
deprisa', así también la decisión en la existencia, por decirlo así. .. hace
un llamado (. .. ) 'Vamos, salta con alegria', aun si esto significa un salto
despreocupado, siempre y cuando sea decisivo. Si eres capaz de ser un
hombre, entonces el peligro y el áspero juicio de existencia por tu des
consideración te ayudarán a convertirte en uno"23•
2. La esfera estética. El goce de posibilidades sin límite
Semejante salto despreocupado en aguas más profundas caracteriza
a los navegantes de la red, para quienes la acumulación de información se
ha convertido en un modo de vida. Un navegante así siente curiosidad por
todo y está dispuesto a invertir cada momento libre en una visita a los
sitios de moda en la red. Disfruta de la mera gama de posibilidades. Algo de
interés se alcanza con un mero desplazamiento del cursor.
Este compromiso con una vida caracterizada por la curiosidad, donde
la información es una fuente ilimitada de goce, sitúa a las personas en la
124
versión reflexiva de lo que Kierkegaard llama esfera estética de la existencia
-su anticipación de la posmodernidad. Y es que visitar cuantos sitios sea
posible y mantenerse al tanto de los más entretenidos son actos que consti-
22 Ibid., p. 85.
23 Ibid., pp. 36-37.
Anonimato y compromiso en la época actual
tuyen, para semejante persona, un fin en sí mismo. La única distinción
significativa se da entre los sitios mteresantes y aquéllos, más bien, tediosos.
La vida consiste en luchar contra el tedio convirtiéndose en un espectador
de todo lo interesante en el universo y en comunicarse con cualquier otro
tocado por las mismas inclinaciones. Tal vida produce un yo que no tiene
contenido definitorio ni continuidad pero que está abierto a todas las posibi
lidades y a desempeñar nuevos papeles.
No obstante, aún nos queda por explicar qué hace atractivo este uso
de la red. ¿Por qué tanta emoción en ser capaz de indagarlo todo sobre
cualquier cosa, no importa cuán trivial? ¿Qué motiva un compromiso tan apa
sionado con la curiosidad? En última instancia, Kierkegaard pensaba que las
personas eran adiétas a la prensa -y a la red, como puede añadirse ahora
porque el espectador anónimo no asume riesgos. La persona situada en la
esfera estética se mantiene abierta a todas las posibilidades y no tiene identi
dad fija pasible de ser amenazada por la decepción, la humillación o la pérdida.
La navegación por la red se ajusta idealmente a esta vida. En el
internet, los compromisos son virtuales a lo sumo. Sheny Turkle ha descri
to el modo en que la red viene alterando las prácticas de trasfondo que deter
minan los tipos de yoes que podemos ser. En Lije on the Screen detalla "la
habilidad del internet para alterar las comprensiones populares de la identi
dad". A través del internet, afirma, "se nos alienta a pensar en nosotros
mismos como seres fluidos, emergentes, descentralizados, múltiples, flexi
bles y aún en proceso''24• En vista de ello, "El internet se ha convertido en un
significativo laboratorio social para experimentar con las construcciones y
reconstrucciones del yo que caracterizan a la vida posmoderna"25. Los salo
nes de charla virtual ofrecen la posibilidad de jugar a ser muchos yoes, nin
guno de los cuales es reconocido como el que uno verdaderamente es, y esta
posibilidad no sólo es teorética sino que realmente introduce nuevas prácti
cas sociales. Turkle nos dice que: "La reflexión sobre la identidad ... humana
no sólo viene siendo planteada entre los filósofos sino que se produce 'en el
terreno'. a través de una fllosofia de la vida cotidiana que en cierta medida
125
es contrastada y guiada por la presencia de la computadora. "26 Observa que
·
la red promueve algo que ella denomina "experimentación", dado que lo efectuado
24 Turkle, Sheny, Lije on the Screen: Identity in the Age of the Internet, Nueva York:
Simon and Schuster, 1995, pp. 263-264.
25 Ibid., p. 180.
26 Ibid., p. 26.
Hubert L Dre!lfus
en sus confines está exento de consecuencias. Turkle supone, entonces,
que la red no sólo proporciona acceso a toda suerte de información; libera
a las personas para que desarrollen nuevos y excitantes yoes.
La persona ubicada en la esfera estética de la existencia segura
mente mostraría su acuerdo, pero según Kierkegaard: "Como resultado
de conocer y ser todo cuanto es posible, uno está en contradicción consi
go mismo"27• Desde el enfoque de la esfera de la existencia inmediata
mente más elevada, Kierkegaard ve que el yo no requiere "variabilidad y
brillo", sino "firmeza, balance y constancia"28
•
Es de esperar que la esfera estética se revele finalmente como invivible
y, a decir verdad, Kierkegaard sostuvo que si uno se sumerge en la esfera
estética con total compromiso necesariamente ésta habría de colapsar bajo
el completo hartazgo de información y posibilidades. Sin alguna forma de
decidir entre lo relevante y lo irrelevante y entre lo significativo y lo insigni
ficante, todo se vuelve igualmente interesante e igualmente tedioso. Desde
la perspectiva de alguien que padece la melancolía simultánea al colapso de
la esfera estética, Kierkegaard se lamenta: "Mi reflexión en tomo a la vida
carece por completo de sentido. Supongo que algún espíritu maligno ha colo
cado un par de anteojos sobre mi nariz, una de cuyas lentes amplifica
colosalmente mientras la otra reduce en igual proporción"29•
Esta incapacidad para distinguir lo trivial de lo importante deja de emo
cionarnos tarde o temprano, y deriva precisamente en el tedio a cuya negación
abocan sus vidas el esteta y el navegante de la red. Así. concluye Kierkegaard,
"toda visión estética de la vida significa desesperación, y cualquiera que viva
estéticamente se halla desesperado, lo sepa o no. Pero cuando uno lo sabe. ..
una forma de existencia más elevada es un requisito imperativo"30•
3. La esfera ética. Efectuar compromisos concretos
A esa forma de vida más elevada Kierkegaard la denomina esfera
ética. En ella se participa de una identidad estable y se está comprometi
126
do con la acción involucrada. La información no es envilecida sino busca-
27 lbid.. p. 68.
28 Kierkegaard, Soren, Either/Or, traducción al inglés de David F. Swenson y Lillian
Marvin Swenson, Princeton: Princeton University Press, 1959, vol. II, pp. 16-17.
29 !bid.. p. 46.
30 lbid., p. 197.
Description:pp. 117-131. Anonimato y compromiso en la época actual: S0ren Kierkegaard y el intemet*. Hubert L. Dre!lfus. University ojBerkeley, California.