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A PROPÓSITO DE DELEUZE
José Luis Pardo
PRE-TEXTOS
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Primera edición: mayo de 2014
Diseño cubierta: Pre-Textos (S. G. E.)
© José Luis Pardo, 2014
© de la presente edición:
PRE-TEXTOS, 2014
Luis Santángel, 10
46005 Valencia
www.pre-textos.com
Derechos exclusivos para Europa
IMPRESO EN ESPAÑA / PRINTED IN SPAIN
ISBN: 978-84-15894-32-2
Depósito legad V-459-2014
Advantia, S.A. Tel. 91 471 71 00
PRÓLOGO
Como ya he tenido ocasión de explicar en alguna ocasión, mi telado;, -roe
el pensamiento de Deleuze se confunde con mi relación con la filosofía sin tris.
Fue la fascinación que ejerció sobre mí -como sobre muchos otros lectores- m
inconfundible manera de acercarse a las grandes tradiciones filosóficas o r.o
decidió mi dedicación a este extraño oficio, mucho antes de que yo es-
en condiciones de apreciar y comprender en toda su significación el e
edificio intelectual y pasional que Deleuze estaba erigiendo con su obra. £1 ^
tulo Deleuze: violentar el pensamiento fue el resultado, algunos años después, de
un estudio de su obra realizado en forma de tesis doctoral en 1986, que Lerk
aún mucho de aquella fascinación inicial pero algo más de comprensión con
ceptual y que, tras muchos avatares debidos a las exigencias editoriales de ia co
lección de divulgación en la que apareció por primera vez, acabó convirtiéndose
en aquel libro que, con todos sus defectos, era entonces (en 1990) muy necesa
rio para los lectores de nuestra lengua, en la que se contaban con los dedos de
las manos las monografías útiles sobre este pensador, cuya influencia comen
zaba ya entonces a ser muy importante.
Pero, como todo lector de Deleuze sabe igual que yo, es imposible penetrar
de forma solvente en este pensamiento sin hacerlo también en las poderosas ar
ticulaciones con la historia de la filosofía que comporta cada uno de sus mo
vimientos (Platón, Spinoza, Nietzsche, Bergson...), Podría decirse que fue
también Deleuze quien me motivó para uná inmersión en esas grandes articu
laciones que, aunque me llevó a veces muy lejos de sus planteamientos, seguía
teniendo la sombra de su impulso como un rumor de fondo que para mí nun
ca ha dejado de ser perceptible. La muerte de Deleuze, en 1995, coincidió casi
literalmente con mi incorporación como profesor a la Facultad de Filosofía de
la Universidad Complutense de Madrid, y me obligó en cierto modo a volver
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sobre su obra a lo largo be una serie de actividades académicas y literarias que,
además de haber contribuido -modestamente- a cierta “normalización” de los
estudios deleuzeanos en nuestro país, comenzaron a dejar un rastro de artícu
los de muy diversa extensión e intención en los cuales mi mirada sobre Deleu-
ze era más distanciada que en mi primera aproximación en el libro recién citado,
y en algunos puntos abiertamente crítica. Digamos que, siempre debido a la
avidez de filosofía que había despertado en mí su lectora, mi propio trabajo me
había llevado a una concepción de la filosofía -centrada en el problema del jui
cio y en las ontologías de corte categorial- que en buena medida era divergen
te de la de Deleuze (con la cual, desde luego, no pretendo compararla) y que he
tenido la oportunidad de precisar en diferentes publicaciones desde la apari
ción de La intimidad (1996).
Sin embargo, siempre pensé que aquella colección de artículos sobre De
leuze, que mientras tanto seguía creciendo, debería ser el germen de un libro
nuevo sobre el pensador, escrito con mayor serenidad y ponderación. Durante
mucho tiempo, debido a las sugerencias que se me hacían para reeditar Vio
lentar el pensamiento, estuve pensando en rehacer el viejo libro desde ios nue
vos presupuestos y con un lenguaje diferente, pero este proyecto quedó pospuesto
o desplazado por el nacimiento de un libro independiente sobre Deleuze, que
en cierta medida intentaba responder al “uso” que del pensador se ha hecho en
los últimos tiempos desde los ámbitos estético-políticos de una corriente bi
bliográfica que sopla con fuerza desde Estados Unidos, que se llamó El cuerpo
sin órganos, publicado en 2011. Con todo, los lectores, los editores y los amigos
han acabado convenciéndome de que eso no era motivo suficiente para con
denar definitivamente al olvido ni el viejo Violentar el pensamiento (que a pe
sar de los años transcurridos sigue teniendo una vejez demasiado juvenil como
para aceptar sin más su caducidad, ya que el autor no es el mejor juez para eva
luar lo que se ha perdido o ganado con el paso del tiempo) ni los artículos que,
durante la década que va aproximadamente de 1995 a 2005, fueron pensados
desde el principio como una suerte de “apéndice crítico” al mismo y, de algu
na manera, como una “explicación” hacía los lectores que permita comprender
mejor el trayecto intelectual que lleva desde Violentar el pensamiento hasta El
cuerpo sin órganos.
De manera que lo que el lector encontrará aquí, bajo el título de A propósi
to de Deleuze, son estas dos cosas: primero, el texto de “Violentar el pensamiento”
en su versión original de 1990, solamente con algunas correcciones puntuales
(y despojado de los “comentarios de texto” finales, que no proceden en una edi-