Table Of ContentTEORÍA DE LAS FORMACIONES SOCIALES
POSTCAPITALISTAS.
Una investigación histórica: URSS (1924-1934).
carlos enríquez del árbol
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ÍNDICE
Introducción
I. La hipótesis del modo de producción asiático
1. Del Espíritu de las leyes a los contratiempos del Espíritu Absoluto
2. De Nueva York a Tiflis
3. De Tiflis a Leningrado
4. En la línea de sombra
5. Después del XX Congreso: el retorno a Marx
6. Wittfogel y el MPA
II. El capitalismo de estado (las alcantarillas de la teoría).
1. Lenin y el capitalismo de estado.
2. Diferencias entre capitalismo monopolista de estado y capitalismo de estado.
3. Capitalismo de estado + Estado hegeliano
III. El Estado hegeliano
1. Hegel y el proletariado.
2. Las raíces teóricas de los planteamientos políticos hegelianos.
3. La clave de Hegel: el Espíritu Objetivo.
4. La sociedad civil hegeliana: la sociedad civil no burguesa.
5. La sociedad civil burguesa.
6. La sociedad civil y el marxismo.
IV. El proceso histórico I. De la NEP al gran viraje. (8 de
febrero de 1921- 17 de noviembre de 1929).
1. La Nep hasta la muerte de Lenin.
2. Las "tijeras" se abren (abril de 1923).
3. El "problema maldito" y la nueva economía (Bujarin y la voz del campesinado).
4. La recuperación a los niveles de preguerra y la discusión sobre la
industrialización.
5. La línea general (Lo viejo y lo nuevo).
2
6. Suprimamos "las tijeras" o "¡al diablo con la NEP!".
V. El proceso histórico II. De enero de 1928 a diciembre de
1934.
1. La destrucción del campesinado.
2. La ejecución del primer plan quinquenal.
3. La destrucción del partido ("homo sovieticus").
VI. La constitución de 1936: La apoteosis del Espiritu
Objetivo.
VII. El prado de Bezhin (A modo de conclusión).
VIII.Biliografía
3
"Al mirar la historia como esa mesa de matadero sobre la que se han
sacrificado la dicha de los pueblos, la sabiduría de los Estados y la virtud
de los individuos..."
(Hegel, Lecciones de la Filosofía de la Historia).
"Era de noche. Me fui a casa, me puse ropa vieja, coloqué las piezas
de ajedrez, me serví un trago y jugué otra partida de Capablanca.
Cincuenta y nueve movimientos. Un ajedrez bonito, frío y despiadado, casi
espeluznante en su silenciosa implacabilidad.."
(Raymond Chandler, La ventana alta).
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INTRODUCCION
Zug-zwang1
Una tesis debe ser la exposición de la verdad escueta, pero clara, de una investigación. Hemos
titulado nuestra tesis Teoria de las formaciones sociales postcapitalistas delimitando nuestro objeto:
las llamadas formaciones sociales del socialismo real y, dentro de estas, nos hemos centrado en su
núcleo formador, en su matriz: la fenecida Unión Soviética, circunscribiéndonos al período 1924-
1934.
Hemos trabajado con una hipótesis fundamental: en los años setenta, un planteamiento teórico
ambicioso defendido por Charles Bettelheim sostenía que las formaciones del "socialismo real",
empezando por la URSS, habían regresado al capitalismo; allí se había producido una
contrarrevolución burguesa. Un impresionante trabajo y cuatro gruesos volúmenes trataban de
demostrarlo2. La refutación absoluta de su teoría por los acontecimientos históricos, la ruina total de
sus planteamientos, debida fundamentalmente a las inmensas dificultades para implantar allí una
economía capitalista, nos hicieron preguntarnos de nuevo, tras el golpe de Agosto de 1991, por la
naturaleza de esas sociedades. Una interrogación que recaía doblemente sobre el carácter de esa
naturaleza y sobre el error que podía aquejar al esquema marxista de "evolución de la historia"3.
1 Palabra alemana incorporada al léxico ajedrecístico para significar el tema que consiste en la derrota por
obligación de jugar. Aunque la historia que tratamos responde más a un parafraseo de Ehrenburg: "he vivido en
una época en la que el destino de los hombres se parecía no a una partida de ajedrez sino a una lotería".
2 Las luchas de clases en la URSS. Primer período (1917-1923), Ed. Siglo XXI, Madrid, 1976; y Las luchas de
clases en la URSS. Segundo período (1923-1930), Ed. Siglo XXI, Madrid, 1978. Las ediciones francesas son de
1974 y 1977 respectivamente. No se trata de averiguar la originalidad de las ideas de Bettelheim. Por ejemplo,
la contraposición entre una "burguesía estatal" y una "privada" está ya en Seton-Watson en los años 50. Vid.,
para todo ésto CARR, E.H. 1917. Antes y después, Ed. Anagrama, Barcelona, 1970, pp. 102 y ss.
3 Aunque el hilo se puede prender por otros planteamientos. Sea, por ejemplo, el caso de DRUCKER, Peter F. La
sociedad postcapitalista, Ed. Apóstrofe, Barcelona, 1993. En este caso se trataría de mostrar que Drucker
ignora que lo que acaba de hundirse es una sociedad postcapitalista real y no inventada o por "inventar". Pero
discutir su especificación de que, en lugar de capitalistas o proletarios, las clases de la sociedad poscapitalista
son los trabajadores del saber y los trabajadores de los servicios (op. cit. p. 16), o de cómo prevenir que la
sociedad poscapitalista se convierta en una sociedad de clases (p.101), etc., nos desviaba de nuestro objeto. O,
por ejemplo, el caso de Castoriadis, como se verá al final de esta introducción. Y, finalmente, con toda razón se
podría objetar ¿y por qué Bettelheim y no Carr? La respuesta está en el propio CARR: "Hoy, tanto los científicos
como los historiadores abrigan la esperanza más modesta de avanzar progresivamente de una hipótesis parcial
a la siguiente, aislando sus hechos al pasarlos por el tamiz de sus interpretaciones, y verificando éstas con los
hechos", en ¿Qué es la historia?, Ed. Ciencias Sociales del Instituto del libro, La Habana, 1970, p. 91. Como
sabemos, la explicación de Carr es que el plan quinquenal y la colectivización de la agricultura fueron medidas
"impuestas por la situación objetiva a la que la Unión Soviética tenía que hacer frente en los años veinte [...] no
había más salida que el duro camino que Rusia iba a recorrer bajo la dirección de Stalin y la bandera de la
«revolución en un solo país»", en Estudios sobre la Revolución, Ed. Alianza, Madrid, 1968, pp. 210-211. Vid.
asimismo, El socialismo en un solo país, Ed. Alianza, Madrid, 1974, vol. 1, p. 192. Para una precisa ubicación y
valoración de la obra de Carr, son imprescindibles las páginas de CARRERAS, J.J. "La historiografía sobre la
2
Bettelheim continuó su trabajo publicando unos años más tarde dos volúmenes que abarcaban
el período 1930-19414. Pero esta etapa está marcada por una revisión profunda de sus propuestas
iniciales, aunque el resultado no cambia sino que se agudiza: el estalinismo se presentará ahora como
una forma extrema de capitalismo5.
Si la sociedad soviética no era capitalista (verdad histórica demostrada por los hechos) y
Bettelheim había tratado de demostrar que había abandonado el socialismo (por lo menos en su primer
planteamiento), suponiendo que en esta idea no estuviese equivocado, es decir aceptando que tampoco
fuese socialista, entonces, ¿qué era?. Un tipo de perplejidad como la producida por los grabados de
Escher que nos obligan adoptar un supuesto inicial que no se puede mantener al intentar seguir
adelante con él. Comprobamos aquella aseveración de Peirce de que solo la irritación de la duda está
en condiciones de estimular la acción del pensamiento.
Digámoslo de otra manera. Una vez excluida la idea de que fuesen formaciones capitalistas,
nuestra hipótesis pretende negar que fuesen lo que decían que eran, lo que autoproclamaban, y lo que
"exteriormente" se reconocía: "socialismo real". Sin embargo, todos los hechos que conocíamos nos
indicaban que esta formación social sin lugar a dudas había roto con el capitalismo. Le otorgamos, por
tanto, el título de postcapitalista en un significado acorde con la realidad de la transformación
producida. Y ello, frente a cierto uso que designa un postcapitalismo pero que sigue en el marco del
capitalismo6.
Revolución Rusa", en CARANTOÑA, A.- G.PUENTE, F. Eds. La Revolución Rusa 70 años después. Ed.
Universidad de León, Secretariado de Publicaciones, León, 1988, pp. 214-217.
4 Les luttes de classes en URSS. 3ème période (1930-1941). t.1. Les dominés, Ed. Seuil/Maspero, París, 1982. El
segundo tomo de este tercer libro titulada t.2. Les Dominants, Seuil/Maspero, París, 1983.
5 Mientras en la segunda parte de su obra sostiene que: "Solo teniendo en cuenta todas esta determinaciones
objetivas es posible analizar la acción del partido bolchevique y, por tanto, de Stalin, y comprender cómo esta
acción contribuyó a mantener algunas de las conquistas de Octubre, a consolidar el poder soviético y,
simultáneamente, a minar parte de esas conquistas, permitiendo el desarrollo de prácticas y relaciones
sociales que debilitaron grandemente el papel dirigente del proletariado soviético y quebrantaron
profundamente la alianza obrero campesina." Y añade "Un análisis concreto de este tipo muestra, también,
hasta qué punto Stalin fue, ante todo, en la mayor parte de los casos, el que concentró, sistematizándolos, los
puntos de vista de las capas dirigentes del partido y ciertas aspiraciones de una parte de las masas soviéticas",
Las luchas... (1923-1930), op. cit, p. 8. En Les dominés: "Le concept de «révolution capitaliste» qui est formulé
ici est à distinguer du concept traditionel de «révolution bourgeoise»" (op. cit. p. 14); para finalmente concluir
que: "Ainsi à travers un processus complexe et heurté, l'insurrection d'Octobre ouvre la voie à deux révolutions
sucessives: celle qui s'oriente vers un capitalisme d'Etat composant avec la paysannerie; puis -a partir de 1929-
celle qui jette les bases -au nom du socialisme et sous la direction du parti bolchevik- d'une forme extrême de
capitalisme" (id. p. 15; Vid. igualmente p. 11). ( Ahora ni Lenin sabía lo que hacía). Más aún, cuando planteaba
en otro trabajo que: "A travers l'industrialisation stalinienne, se devéloppe une forme sociale originale ayant sa
propre structure politique et sa propre ideólogie", era para concluir que: "En realité, a travers l'industrialisation
... on voit surgir un capitalisme de type particulier, ce que j'appelle un capitalisme de parti". En VV.AA.
L'industrialisation de l'URSS dans les années trente (Actes de la Table Ronde organisée par le Centre d'Etudes
des Modes d'Industrialialisation de l'EHESS). École des Hautes Études en Sciences Sociales, París, 1982, p. 14.
Siempre flota una pregunta: ¿cómo es posible que dos hermanos (del oeste y del este) no se reconozcan
conviviendo durante tanto tiempo?. Para una coincidencia exacta en este caso con nuestro planteamiento, véase
Mandel, Ernest. El poder y el dinero, ed. Siglo XXI, México 1994, pp. 9-10.
6 El abanico de las teorías tecnocráticas de la sociedad es amplio y lleva los nombres de sociedad "postindustrial",
según Bell y Touraine, "tecnotrónica" de Brzezinski, "postmoderna" según Etzioni, o "postcultural" para Steiner,
e incluso "postcivilizada" en el caso de Boulding. Citamos sólo TOURAINE, A., La sociedad post-industrial,
Ed.Ariel, Barcelona, 1971 (2ª edición). Por otra parte, no se trataría de la competencia entre tres capitalismos:
anglosajón, renano y soviético, según la tesis de Michel ALBERT en Capitalismo contra capitalismo, Ed.
3
Durante mucho tiempo estuvimos en esa situación descrita por Gauss: " conseguí el resultado
que buscaba, pero todavía no sé cómo se llega a él". (O, como se dice en estructuralismo elegante: un
satori. Esto es, en budismo zen, el seísmo no solemne que hace vacilar el conocimiento).
Sacrificio de calidad
Esta hipótesis delineó una variedad de problemas periféricos que debemos hacer constar, ya
que, apropiadamente (es decir, débilmente), sólo aparecen en los límites del trabajo que presentamos.
En primer lugar, un repaso crítico a las exposiciones más autorizadas del materialismo histórico
confrontadas entre sí; en segundo lugar, un examen de los textos marxianos fundamentales y
"canónicos"; en tercer lugar una mirada a la teoría de la historia y del devenir histórico: el problema
del determinismo y del finalismo del proceso de la historia, la cuestión de la transición de un sistema
social a otro, la cuestión nacional, etc. Y otros, en absoluto periféricos, como la cuestión campesina,
Chayanov, la acumulación socialista en la política de la NEP, etc.7.
Si cada objeto reclama tal vez su(s) método(s) pero no entendemos el idioma en que lo pide,
la epistemología ayuda a traducir. De esta tarea epistemológica no hay manera de desembarazarse
porque no tenemos una receta definitiva con la que investigar y, además, desconocemos que exista.
Casi podemos afirmar que esta tarea latente constituye una tesis en negativo, invisible pero real. Un
paisaje inquietante de sombras, silencios, subtextos. Un alodio teórico nunca se encuentra hecho; hay
que formularlo. Pero no es un seguro a todo riesgo. En una tesis que investiga un nuevo "esquema" de
explicación de estas sociedades, y esta cuestión última es todo menos gratuita.
Sabemos que este esquema histórico que presentamos está sujeto a la criba que van a suponer
las nuevas investigaciones, una vez que se abran y estudien toda una serie de materiales hasta ahora
aún prohibidos. El espíritu científico no se asusta de ello sino que debe buscar su confirmación o
rechazo, y nuestro trabajo estará expuesto en primera línea a estos nuevos resultados a los que, por
supuesto, estaremos atentos para poder extraer nuevas conclusiones.
Paidós, Barcelona, 1992. Ver de nuevo Mandel, op. cit.: "la URSS era una sociedad postcapitalista..." etc. p.11.
En otro sentido sólo podemos dejar constancia de nuestro desacuerdo radical con las tesis de las teorías sobre
el totalitarismo de Arendt, Friedrich, Deutsch o Brzezinski. Recordemos tan sólo a Hobsbawn: "por brutal y
dictatorial que fuese, el sistema soviético no era «totalitario», término que se popularizó entre los críticos...",
Hobsbawn, Eric. Historia del siglo XX, Ed. Crítica, Barcelona, 1995, p.392.
7 La cuestion agraria en relación con nuestro trabajo abrió un frente de estudio de proporciones dificilmente
manejables. Sin duda han sido tres los textos para nosotros más relevantes o indispensables: LEWIN, Moshe.
La Paysannerie et le pouvoir sovietique, 1928-1930, Mouton, París, La Haye, 1966, SHANIN, Theodor. La clase
incómoda, ed. Alianza, Madrid, 1983 y GROSSKOPF, Sigrid. L'alliance ouvriere et paysanne en URSS (1921-
1928). Le problème du blé. Maspero, París, 1976. Sin dejar de reconocer la trascendencia de KERBLAY, B.
"L'evolution de l'alimentation rurale en Russie (1880-1960), Annales, 5, 1962, pp. 895-913; PASCAL, P. "Le
paysan russe", Revue Historique, 1934, pp. 32-79; SORLIN, P. "Lénine et le problème paysan en 1917",
Annales, 1964-2, pp. 250- 281 así como ORTONA, BETTANIN, JASNY, etc. Cfr. asimismo la importante
actualización en el debate sobre la modernización agraria capitalista, el marxismo agrario, y los enfoques
alternativos, en SEVILLA GUZMAN, Eduardo y GONZALEZ DE MOLINA, Manuel, "Ecología, campesinado e
historia: Para una reinterpretación del desarrollo del capitalismo en la agricultura", en Ecología, campesinado e
historia, Ediciones de la Piqueta, Madrid, 1993, pp. 23-129.
4
Finalmente. Nuestro objeto y nuestra hipótesis implican el planteamiento de un modelo
teórico para estas sociedades que, al no considerarlas ni socialistas ni capitalistas, las denominamos,
aceptando un término ya acuñado como hemos dicho, sociedades postcapitalistas, otorgándole así el
término a sus legítimos poseedores. Esta es la clave que explica el título de nuestra tesis. Lo que
presentamos, en este sentido, es un adelanto general de una teoría que requiere investigaciones
minuciosas en diferentes aspectos de la específica formación social que está desapareciendo ante
nuestros ojos.
Dicho esto, tenemos que recordar que el orden de exposición no es el mismo que el orden de
investigación.
Pensar, analizar, inventar, no son actos anómalos; son la natural respiración de la inteligencia.
Que estas pocas palabras fueran recibidas por Borges del inefable Pierre Menard es lo de menos
ahora. Sin embargo, y es el problema, esa normalidad se produce bajo el látigo de un discurso
objetivo que está siempre impuesto naturalmente. Recibe diversos nombres: mentalidad, imaginario
social, ideología.
Puede ser correcto afirmar, como ha hecho una variedad de voces en las páginas de la prensa,
artículos, colaboraciones o cartas, ante la caída de los sistemas del Este, que no es lo mismo el
estalinismo que el marxismo y el comunismo: es el caso de Trias Vejarano, Santesmases, Diez del
Corral, Gómez Pin, y un largo etc. O como ha hecho Max Gallo en las páginas iniciales de su libro
Manifiesto para un oscuro fin de siglo8, Emmanuel Terray en Le troisième jour du communisme9,
Toni Negri en Fin de siglo10, y, unos años atrás, Edgar Morin en De la nature de la URSS. (Complexe
totalitaire et nouvel Empire)11, Maurice Duverger12, o la siguiente frase de Châtelet: "Sería absurdo
imputar a Marx estas consecuencias desastrosas ya que precisamente el proletariado no se halla en el
poder en la Unión Soviética; esta es un estado militar burocrático"13. Pero esto no es suficiente si no
logramos explicar el propio estalinismo y sacarlo de su reducto de excepcionalidad. Es una tarea
teórica inexcusable explicar lo que se ha derrumbado. ¿O es que por el hecho de haberse derrumbado
ya no necesita explicación? Y, tal vez, poder constestar a esas preguntas hechas por Bobbio y
subrayadas por Galgano: "por qué donde se ha realizado el socialismo no hay democracia y donde se
han observado las reglas del juego democrático el socialismo hasta ahora no ha llegado ni parece
inminente que lo haga"14
Nuestro intento es ir más allá de un simple fluir de representaciones, para lograr una
comprensión histórica de algo tan cercano que nos ciega.
8 Ed. Siglo XXI, Madrid, 1991.
9 Hubert Nyssen Editeur, (Positions, Actes Sud), Avignon, 1992.
10 Ed. Paidós, Barcelona, 1992.
11 Librairie Arthème Fayard, 1983. Hay traducción española en Anthropos, 1985.
12 Los naranjos del lago Balatón. (Lo muerto y lo vivo en la ciencia social de Marx), Ed. Ariel, Barcelona 1981. La
publicación conjunta más reciente BLACKBURN, Robin. ed. Después de la caída. El fracaso del comunismo y el
futuro del socialismo, Ed. Crítica, Barcelona, 1993. Finalmente también tendremos que analizar detenidamente
la reciente publicación de FURET, François. El pasado de una ilusión. Ensayo sobre la idea comunista en el
siglo XX, Ed. FCE, Madrid, 1ª reimpresión 1995.
13 CHATELET, F. Historia de las ideologías, Ed Zero-Zyx, Madrid, 1978, T. II, p. 167. O para Todd, para quien la
Unión Soviética debe ser considerada una sociedad feudal con una nueva casta que deriva sus beneficios, no de
su posición económica, sino de su escala jerárquica.
14 GALGANO, Francesco, Las instituciones de la economía capitalista, Fernando Torres-Editor, Valencia, 1980, p.
28.
5
El debate sobre el Este estaba bloqueado y ahora existe una cierta pretensión de cerrarlo y
archivarlo. Con nuestro planteamiento pretendemos abrir una brecha, desbloquear la situación. Para
conseguirlo -utilizando la jerga ajedrecística- nos hemos visto obligados a hacer un sacrificio de
calidad: entregamos una pieza y rompemos el centro. Sacrificamos, con ello, detallismo en el relato
histórico inicial (eso que se denomina, y lo decimos sin sombra de desprecio, l'événementielle) sobre
cuestiones que inmediatamente requerirán nuestra atención. Pero antes hay que tratar de ver las cosas
de otra manera, aunque el fracaso pueda ser sonoro. ¿Teme la ciencia esto? Como decía el viejo
canciller Bacon, la verdad nace con más facilidad del error que de la confusión15. Preferimos pensar
que peor que tener una mala teoría es no tener ninguna.
Doble fiancheto
Cuando titulamos nuestra tesis Teoría de, no pretendemos implicar una preeminencia de la
teoria sobre la historia; más aún, dudamos de que se puedan delimitar esos dos momentos. Lo que
ocurre es que para poder exponer un esquema que permita entender globalmente estas formaciones
históricas postcapitalistas, los problemas teóricos ocupan un primer plano. ¿En qué sentido, pues,
teoría? En el sentido que le otorga Febvre cuando combate la historia historizante: "Sin teoría previa,
sin teoría preconcebida no hay trabajo científico posible. La teoría, construcción del espíritu que
responde a nuestra necesidad de comprender, es la experiencia misma de la ciencia. Toda teoría está
fundada, naturalmente, en el postulado de que la naturaleza es explicable. Y el hombre, objeto de la
historia, forma parte de la naturaleza. El hombre es para la historia lo que la roca para la mineralogía,
el animal para el biólogo, las estrellas para el astrofísico: algo que hay que explicar. Que hay que
entender. Y por tanto, que hay que pensar. Un historiador que rehúsa pensar el hecho humano, un
historiador que profesa la sumisión pura y simple a los hechos, como si los hechos no estuvieran
fabricados por él, como si no hubieran sido elegidos por él, previamente, en todos los sentidos de la
palabra "escoger" (y los hechos no pueden no ser escogidos por él) es un ayudante técnico. Que puede
ser excelente. Pero no es un historiador"16.
No hay observación teórica neutral, no hay experiencia sin teoría17. Y Fontana nos recordaba
también hace poco que no hay que confundir objetividad con neutralidad.
15 El peligro de las tesis es sabido: que se conviertan en un traslado de huesos de un cementerio a otro. O sentar
por escrito lo que no se tiene en pie.
16 FEBVRE, Lucien. Combates por la historia, Ed. Planeta, Barcelona, 1986, pp. 179-180. Según Pierre VILAR :"No
hay nada del todo infructuoso, a no ser la investigación sin objetivo, el esfuerzo sin método. El exceso de
inquietud metodológica en la investigación será siempre preferible a la falta de inquietud". Cataluña en la
España moderna. vol. 1., Ed. Crítica, Barcelona, (3 ª edición) 1987, p.9. También podemos recordar el final del
ensayo de FONTANA, J. sobre "Annales": "El axioma es viejo, pero sigue siendo válido: « sin teoría no hay
historia»". En "Ascenso y decadencia de la escuela de los «Annales»", AA.VV Hacia una nueva historia, Ed. AKal,
Madrid, 1985 (2ª ed.), p.127. Y, por otra parte, pensamos que se cumple en nuestra investigación la petición de
Febvre, recordada por Tony Judt, de disponer de "un problema claramente definido".
17 Sería apresurado leer esto como una simple revuelta antipositivista. El propio Comte daba por supuesto que sin
alguna clase de teoría que permitiese ligar los fenómenos a algunos principios, no sería posible combinar las
6
Más bien es el lenguaje teórico el que determina el significado de los términos y enunciados
observacionales. Cuando Kuhn propuso el paso de la metodología de la ciencia a la historia de la
ciencia cuestionaba definitivamente la distinción neopositivista entre "contexto de justificación" y
"contexto de descubrimiento"; además, estaba arruinando la creencia del empirismo lógico de que el
lenguaje observacional determina el significado de los términos y proposiciones teóricas (mediante las
reglas de correspondencia).
No hay una ruta única de los datos a las teorías; en cambio, el camino desde las suposiciones
básicas de una teoría a sus consecuencias contrastables es único. Las teorías no son fotografías. No se
parecen a sus referentes sino que son "construcciones" simbólicas con la ayuda de conceptos
adecuados.
Pero al mismo tiempo hay que resistirse al peligro de la comodidad, resistir "las seducciones
de la facilidad" porque, siguiendo a Bachelard, "hay en efecto un goce intelectual peligroso en una
generalización precoz y fácil18".
La importancia otorgada a las cuestiones teóricas no se debe sólo a la vigilancia contra ese
enemigo que no duerme nunca y que se llama pereza mental; o al hecho de tratar un período de la
historia contemporánea que, enterrado con prisas, aún nos seguirá afectando. Se debe al respeto que
merece siempre el objeto de trabajo que precisa ser entendido en el horizonte en el que se constituye
como real.
Nadie ha emprendido nunca una investigación científica sin un cuerpo sustancial de
compromisos acerca de cómo proceder. Aquí hemos manejado con largueza la "navaja de Occam":
hemos preferido no cargarnos innecesariamente. Los cortes, lo que deberíamos llamar discusión
epistemológica de un historiador, nos llevaron mucho tiempo. Fundamentalmente retenemos las
siguientes proposiciones: 1) la radical historicidad del discurso, 2) la determinación de los tipos de
discursos por la lógica interna de la estructura, 3) la negación de un único objeto para todos los
métodos (es decir, para toda problemática ideológica y teórica)19, 4) la discusión metodológica como
callejón sin salida, bien en el sentido de Bachelard o en el de Feyerabend, dándose la mano con
Barthes.
El método científico sirve en la mayoría de los casos para sistematizar los hallazgos, no para
producir conocimientos.
El peligro más cercano y amenazador al abordar nuestro objeto es encontrarnos en la situación
del mito javanés: el del muchacho que habiendo sido aconsejado por su madre para que buscara una
esposa tranquila, regresó con un cadáver.
observaciones aisladas, deducir conclusiones y evitar que los propios hechos pasasen desapercibidos ante
nuestros ojos.
18 BACHELARD, Gastón. La formación del espíritu científico, Siglo XXI, Buenos Aires, 1972 (2ª edición), p. 66.
SAID, Edward W. lo ha dicho más cercanamente en otra forma: "Mis dos temores son la distorsión y la
inexactitud, o, mejor dicho, el tipo de inexactitud producido por una generalización demasiado dogmática o por
una concentración demasiado positivista", Orientalismo, Ed. Libertarias, Madrid, 1990, p. 27.
19 Las tres proposiciones constituyen -como sabemos- el núcleo de la teoría de la producción ideológica de Juan
Carlos Rodriguez, cfr. tanto Teoría e historia de la producción ideológica, Akal, Madrid, 1974, como la inédita El
dia que nació un texto.
7
Description:de ajedrez, me serví un trago y jugué otra partida de Capablanca. Cincuenta y . indicaban que esta formación social sin lugar a dudas había roto con el capitalismo. En Les dominés: "Le concept de «révolution capitaliste» qui est formulé Citamos sólo TOURAINE, A., La sociedad post-indust