Table Of ContentA \ > C Afi£> 4ta Edición
Marcelo Roffé. Licenciado en
Psicología (1990, UBA). Master
en Psicología del Deporte y la
Actividad Física (UNED-
Universidad Complutense de
Madrid). Especializado en Clíni
ca en el Hospital Argerich.
Responsable del Departamento
de Psicología del Deporte en las
divisiones juveniles del Club
Ferro Carril Oeste (1995-2000)
y de las Selecciones Juveniles
Argentinas de Fútbol (AFA Sub
15, Sub 17 y Sub 20, 2000
2006). Asesor externo del
Cuerpo Técnico de la Selección
Argentina en Alemania 2006.
Ex-asesor del Cuerpo Médico
del Club Vélez Sársfield. Coordi
nador del equipo de psicólogos
de la pensión del Club San
Lorenzo de Almagro. Docente
de la Universidad de Buenos
Aires en actividades de Grado y
Posgrado. Docente en el Centro
Nacional de Alto Rendimiento
(C.e.N.A.R.D.) en cursos para
entrenadores y psicólogos.
Titular de la materia Psicología
continúa en la otra solapa
Marcelo Roffé
Psicología
del jugador de
fútbríl
Con la cabeza hecha pelota
A Débora, mi mujer, por su luz cotidiana.
A Joaquín y Tobías, por sus llegadas plenas de vida;
y ala princesa Salma por alegrar aún más el hogar.
A mis padres, que siempre están a mi lado.
Prólogo a la nueva edición
Cuando este libro comenzó a caminar por el sendero que eligen
los lectores y que uno desconoce, allá por octubre de 1999, no ima
ginábamos que llegaría tan rápidamente a una nueva edición.
La misma es motivo de orgullo y responsabilidad. Porque esta
mos dejando “huella”.
De aquel cabezazo tristemente recordado, de Ariel Ortega a
Van der Sar, 8 años después pasamos a otro cabezazo más céle
bre y actual: el de Zinedine Zidane a Materazzi.
Analizamos esa conducta impulsiva, que lo condenó ante los
ojos del mayor número de televidentes de la historia. Pero no an
te los amantes del fútbol.
Así como Van der Sar le confesara en el fútbol inglés al “Colo
rado” Sava que sabía que el argentino iba a reaccionar, las 14
expulsiones de “Zizou” en su carrera y el hecho de que había
jugado en el Calcio, hizo que el cálculo de Materazzi no fallara.
Pero en esta adjudicación de roles y de destinos, tenemos un
“Zizou” que le pide perdón a los jóvenes de su país por lo hecho,
que igual es galardonado con el premio de mejor jugador del
Mundial, como se merecía, y que se arrepiente no del cabezazo en
sí, sino de la imagen final que dejó...
Después de todo era la final del mundo y la gloria lo estaba por
besar en la boca. Pero el retiro y su jubilación decidida o no tan
to, es otro elemento que enriquece al análisis.
Anexamos la intervención que hicimos con un gran líder como
es José Pekerman. La experiencia inigualable de ser parte, aun
que de manera parcial y externa, de un proceso en la elite de la
elite, al que llegamos luego de seis años con los juveniles de AFA
en un ciclo brillante para el fútbol argentino. Por ello, a José, a
AFA y a Ferro les estaré por siempre agradecidos, porque gracias
a ellos aprendí casi todo lo que sé. Y a los futbolistas el agradeci
miento “eterno”, sin los cuales ni este libro ni los otros hubiesen
podido ser escritos, ya que la práctica es la que fortalece la teoría.
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Actualizamos el tema de la violencia en el fútbol, con casos lla
mativos que se suceden a repetición. Agregamos dos nuevas co
lumnas publicadas en el diario Perfil y otra en Olé.
Y contamos esta vez con el prólogo de un periodista deportivo
de lujo como lo es Juan Pablo Varsky, que con gusto aceptó la in
vitación, luego de conocerlo en nuestras VI Jornadas Nacionales
de Psicología del Deporte en octubre del 2006.
En estos últimos años he podido recorrer muchos países con mis
cursos, conferencias y libros, tales como México, España, Perú, Pa
raguay, Colombia, Uruguay, Chile, Ecuador, Brasil, Venezuela, y la
acogida y recepción de la gente me llena de entusiasmo. Hasta el
hecho de escribir para una revista japonesa para entrenadores de
fútbol, nos revela que la psicología del deporte no tiene fronteras y
que los sueños hay que perseguirlos.
Quiero subrayar el aprendizaje realizado tanto en el Congreso
de SOSUPE en Chile, en el Congreso de la SIPD en México y con
los entrenadores de fútbol de Andalucía, donde pude compartir
con 600 de ellos, unas inolvidables jornadas de capacitación sobre
“Liderazgo” que me enriquecieron mucho. Las mismas las pude
brindar gracias a la generosidad de mi amigo y modelo en la psico
logía del deporte, el Dr. Miguel Morilla, líder de un equipo de doce
psicólogos deportivos en el club Sevilla de España.
El agradecimiento a Lugar Editorial, a la gente de APDA, a mis
amigos de la SOSUPE y de España, y sobre todo a mi familia: mi
esposa Débora y mis hijos Joaquín, Tobías y Salma. Los que siem
pre están, en las buenas y en las malas, como mis padres, mis ami
gos y mi analista.
El recuerdo siempre eterno para Lucas Molina, por su muerte
inentendible y para Emiliano Molina por su muerte absurda. Sé
que desde alguna estrella me guiñan un ojo. Junto a mi abuela Lo
la y al tío Moisés. Y a Diana Celedoni, amiga y “hacedora” de la
primera versión del libro.
Y esa maldición con los arqueros de AFA, que la revertirá Gus
tavo Eberto. ¡¡¡Fuerza, macho!!!
No quiero dejar de recordar y homenajear al Dr. Carlos Garrot,
autor del libro Psicología del Fútbol, de 1937.
¡Ojalá disfruten de esta nueva versión actualizada y que APDA
y la psicología del deporte sigan creciendo, al igual que sus publi
caciones!
Marcelo Roffé
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Palabras preliminares
Juan Pablo Varsky
En el fútbol argentino, los psicólogos tienen mala prensa. Aun
que sean profesionales e idóneos, son sospechosos (y culpables)
hasta que se demuestre lo contrario. Se les invierte la presunción
de inocencia. Deben demostrar que no son alcahuetes del entrena
dor y que no ventilarán los asuntos internos al periodismo. Y, so
bre todo, luchan contra una frase tan antigua como vigente que ca
si todos los entrenadores pronuncian con una mezcla de desdén y
soberbia: “El psicólogo soy yo, papá”.
Sería una falta de respeto desconocer la capacidad de un DT
que fue futbolista profesional para entender situaciones individua
les y grupales de un plantel. Desde su experiencia, puede hacer un
diagnóstico certero y aportar la solución de un problema.
En este ambiente se respeta (y mucho) la especialización. Den
tro de la cancha, hay especialistas. Laterales, centrales, mediocam-
pistas defensivos, conductores, delanteros. Fuera del terreno de
juego, hay directores técnicos, preparadores físicos, entrenadores
de arqueros, médicos, fisiólogos, kinesiólogos, etcétera. Curiosa
mente (o no tanto), todos los actores están habilitados para hablar
de cuestiones psicológicas. Palabras como actitud, mística, lideraz
go, desconcentraciones, distracciones forman parte del diccionario
futbolero argentino. Por supuesto, los periodistas también recurri
mos a esos términos y hasta definimos un comentario. Por ejem
plo: “al equipo le faltó actitud” o “el gol llegó por una desconcen
tración”. Sin embargo, el psicólogo deportivo -el verdadero espe
cialista- no tiene lugar en este ambiente. Hablan todos, menos
quien más sabe. Valiente y audaz, José Pekerman se animó a con
tar para el seleccionado mayor que se preparaba para el Mundial
de Alemania con un asesoramiento externo en este área donde to
dos opinan y nadie sabe. El especialista designado para ocupar ese
lugar fue Marcelo Roffé, autor de este libro. Ya habían compartido
una fecunda experiencia en los seleccionados juveniles con exce-
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lentes resultados dentro y fuera de la cancha. No era fácil asumir
semejante responsabilidad. No sólo por la mala prensa, sino tam
bién por tratarse de consagrados, con status de estrellas de rock.
Muy conservadores en ese aspecto, la mayoría de estos futbolistas
rechaza la relación con un psicólogo deportivo en el ámbito de un
plantel. Sí pueden aceptarla en el plano personal como lo hacen los
propios entrenadores que luego no admiten psicólogos en sus cuer
pos técnicos...
Desde septiembre de 2004 hasta aquel penal de Cambiasso que
atajó Lehmann en Berlín, Marcelo Roffé participó de una aventu
ra muy enriquecedora como asesor externo en el área psicológica.
En este libro, ustedes podrán disfrutar de un relato apasionado y
apasionante. Con nombres propios y sin violar secretos profesiona
les, Roffé cuenta en primera persona cómo se fue concretando el
proyecto y, sobre todo, cómo entabló relación con algunos protago
nistas. Acaso el ejemplo más importante sea el Pato Abbondanzie-
ri, quien públicamente confesó cuánto le había servido trabajar en
el aspecto mental con un profesional del área. También Roffé hace
su análisis de la exclusión de Germán Lux, en la cual fue involu
crado desde un sector de la prensa.
Tan sólo ese capítulo ya valdría la pena. Pero este libro incluye
un completo análisis del vínculo entre fútbol y psicología, que de
safía al inicial descrédito que tiene esta fusión en el fútbol argen
tino. Y, como si esto fuera poco, Roffé propone una mirada diferen
te sobre el último gran crack del fútbol mundial: Zinedine Zidane.
Ese fenómeno francés que siempre usó la cabeza (como nadie) pa
ra jugar y en su último partido decidió usarla para agredir al pro
vocador Materazzi. Sí, ya sé. Parezco un vendedor de colectivo que
ofrece tres piezas al precio de una y al comprarlas, uno se da cuen
ta de que no funciona ninguna. No será el caso, estimado lector. Lo
único que tienen en común un vendedor y un psicólogo deportivo
es que ambos tienen mala prensa. Que lo disfruten...
Juan P Varsky es Periodista deportivo, de vasta trayectoria en los medios. Actual
mente conduce el programa de radio “No somos nadie” (FM Aspen) y es columnista
del diario La Nación y del programa de televisión “Fútbol de Primera” (Canal 13).
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Juan Carlos Giménez
Fue para mí una especial sensación y un verdadero honor
cuando Marcelo me pidió que le hiciera el prólogo de su libro
“Psicología del jugador de fútbol”. Esto ocurrió el sábado doce de se
tiembre de 1988 en el campo de deportes del Club Atlético San Loren
zo de Almagro, en donde estaba Marcelo quien, como psicólogo, forma
parte del cuerpo técnico del fútbol amateur del Club Atlético Ferro
Carril Oeste; se encontraba cumpliendo con sus tareas profesionales
para evaluar el comportamiento anímico, espiritual y competitivo de
los chicos de las 7a, 8a y 9a divisiones de su club.
Este libro viene con el aval de un prólogo al que le empecé a dar
forma dentro de un ambiente “todofútbol”, ya que me encontraba en
los quinchos del club en un asado (agasajo a figuras del fútbol de la
institución local), grandes jugadores de la época del '50.
Los homenajeados, verdaderos hijos futbolísticos de “El Ciclón”,
fueron Mario Papa, Raúl Martina y Adolfo Seoane.
Lo importante fue que junto a ellos compartían la misma mesa
sanlorencistas y huracanenses, poniendo en evidencia que la pasión
futbolera no puede separar a la gente del deporte y a grupos verdade
ramente antagónicos como en esta oportunidad.
No puedo dejar de mencionar algunos de los presentes en esa reu
nión, dándole con esos nombres otro matiz de fútbol al libro.
Si el lector no los vio jugar, por lo menos escuchó de las andanzas
por los campos de juego de ese grande del fútbol argentino, Rinaldo
Martino y de otros azulgrana como Alberto Rendo, Victorio Coco, Ro
berto Resquín, Carlos Gambina, Héctor Facundo, Agustín Irusta,
Carlos Alberto Ferro, así como también de los huracanenses, encabe
zados por el histórico del “Globo” Emilio Baldonedo; y los “quemeros”
de la calidad de Francisco Montorvino, Juan Alberto Romeral, Néstor
Naya y Elio Montaño; y entre ellos —infiltrado— un “rojo” de Inde
pendiente, con un paso fugaz por Huracán, Eduardo Maglione.
Perdonen que me haya metido en el fútbol de los '50, pero quiero
apuntar que en aquella época no estaba la psicología en el fútbol, co-
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mo ahora que tienen profesores de la calidad de Marcelo, quien estu
dia a los deportistas y consigue acercarlos, agruparlos, orientarlos y
les transmite conceptos claros. Y con ello apunta a darle al joven pau
tas y orientaciones para su futuro, no sólo para su vida deportiva, si
no que lo ayuden a encaminarse a ser un hombre de bien. A mí su tra
bajo me sirvió, por ejemplo, para reconocer mejor las interrelaciones
grupales.
Bueno, amigo lector, le llevo la ventaja de haber leído el original
del libro, y no por considerarme amigo de Marcelo, le digo que prefe
rentemente para aquellos profesionales que tienen la responsabilidad
en la conducción de niños y adolescentes, al leerlo van a comprobar
todo lo que se puede volcar en vuestro trabajo de docente deportivo.
Marcelo, en nombre de los que gustamos del deporte, y en espe
cial de todos los que tenemos en nuestras manos el deber de llevar por
el camino correcto en la vida a los jóvenes, este (“tu hijo”) es un ver
dadero mensaje para tan popular y querido deporte.
Es un prólogo pequeño, con cariño, pero el contenido del libro es
de un real valor.
Por el prólogo y tu amistad, gracias Marcelo.
Juan Carlos Giménez (*)
*
Ex futbolista de reconocida trayectoria en varios clubes y en la selección na
cional y ex director técnico de la selección nacional juvenil de la Argentina en 1967,
además de su desempeño en clubes como Racing y Ferro Carril Oeste. Actual Secre
tario de la Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino.
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