Table Of ContentJulio Valdeón Baruque
¿
Los Trastámaras
El
triunfo de
una dinastía bastarda
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Primera edición: mayo de 200 t
Segunda edición: agosto de 200 t
Tercera edición: abril de 2002
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El contenido de este libro no podrá ser reproducido, ni total 01
parcialmente, sin el previo permiso escrito del editor.
Todos los derechos reservados.
Colección: Historia
© Julio Valdeón Baruque, 2001
© Ediciones Temas de Hoy, S. A. (T.H.), 2001
Paseo de Recoletos, 4. 28001 Madrid
www.temasdehoy.es
Diseño de colección: Nacho Soriano
Fotografía de cubierta: Libro de la Coronación de Reyes, Séquito del rey
de Castilla, Lámina IV, Biblioteca del Monasterio de El Escorial, Madrid
(Archivo Oronoz)
ISBN: 84-8460-129-3
Depósito legal: M. 18.065-2002
Compuesto en EFCA, S.A.
Impreso y encuadernado en Artes Gráficas Huertas, S.A.
Printed in Spain-Impreso en España
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_¿l,.e/y Índice
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Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Enrique 11:l a guerra civil y el acceso al trono de los Tras-
támaras.......................................................................... 15
Un punto de partida: la crisis del siglo XIV ••••••••••••••••••.••• 15
La guerra fratricida ( 1366-1369) ...................... ..... .... ..... 21
Las mercedes enriqueñas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
El fortalecimiento de los órganos de gobierno................. 37
Enrique II pretende vertebrar la política peninsular ........ 41
La alianza con Francia: Castilla en la guerra de los Cien
Años.............................................................................. 46
Los sinsabores de Juan 1:A ljubarrota . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Juan I, rey de Castilla y señor de Vizcaya . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
La incidencia en Castilla del cisma de la Iglesia . . . . . . . . . . . . . . . 5 5
Las aspiraciones al trono portugués: el fracaso de Alju-
barro ta........................................................................... 5 8
La invasión del duque de Lancaster ................................ 63
El Consejo Real y la «pleamar de las Cortes» ................. 67
La reforma de la Iglesia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
La época de Enrique ID: el asalto a las juderías . . . . . . . . . . . . . . . 77
La difícil sucesión: las Cortes de Madrid de 13 91 . . . . . . . . . . . 77
La explosión antijudía de 1391 ...................................... 81
La caída de los epígonos Trastámaras ............................. 85
La resistencia antiseñorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8 9
La incidencia del cisma de la Iglesia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 3
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Mirando al exterior: de la paz en el Atlántico a la emba-
jada a Tamorlán ............................................................. 96
La muerte de Enrique l11................................................1. 01
El compromiso de Caspe: Fernando de Antequera, rey
de Aragón ..................................................................... . 103
El interregno de Aragón ................................................ . 103
El compromiso de Caspe ............................................... . 107
La revuelta de Jaime de U rgel ........................................ . 111
La política interior de Fernando I .................................. . 112
La cuestión judía: la disputa de Tortosa ......................... . 115
. , d.t ,
La proyecc1on me 1 erranea .......................................... . 116
Los rescoldos del cisma ................................................. . 119
Juan II de Castilla: ¿un juguete en manos de Alvaro de
Luna?............................................................................. 121
La minoridad de Juan 11. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . .. . . . 121
Los protagonistas del combate: Alvaro de Luna, los in
fantes de Aragón y la nobleza castellana......................... 126
Primera fase de la lucha: los infantes de Aragón derrota-
dos................................................................................. 129
Segunda fase de la lucha: el retorno de los infantes de
Aragón........................................................................... 134
Tercera fase de la lucha: de la batalla de Olmedo a la caí-
da de Alvaro de Luna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138
El fortalecimiento de la monarquía................................. 144
Judíos y conversos.......................................................... 14 7
Recuperación demográfica y económica......................... 151
Las tensiones sociales: los ejemplos de Galicia y del País
Vasco............................................................................. 156
El final del cisma y los herejes de Durango...................... 160
El baño napolitano de Alfonso V de Aragón................... 165
El comienzo del reinado .... ... .... .............. ........... ... ...... .... 165
El Mediterráneo en el horizonte de Alfonso V . . . .. .. . . . . . . ... 167
Alfonso V en la Península: problemas internos y exter-
nos................................................................................. 169
La conquista de Nápoles .............................. .................. 171
Las rutas de Oriente y la política anti turca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 176
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La crisis de Ca tal uña . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 7
Los conflictos sociales del Principado: los remensas; la
Busca y la Biga............................................................... 179
La s1.t uac1. o, n d e A rago,n ................................................. . 183
El auge de Valencia......................................................... 185
El panorama de Mallorca: la revuelta de los forans......... 188
Enrique IV: un monarca contradictorio ......................... . 191
La imagen del nuevo monarca ....................................... . 191
Unos comienzos optimistas ........................................... . 194
La farsa de Av ila y sus consecuencias ......................... . 202
« »
La sucesión al trono: ¿Isabel o Juana? ............................ . 211
..
¿R e torno a la cr1s1s~ . . ..................................................... . 218
Los conflictos sociales: la segunda guerra irmandiña ..... . 221
Los conversos y los judíos ............................................. . 225
El fortalecimiento de la monarquía ................................ . 228
Juan II de Aragón y la revolución catalana .. . . . .. . ...... .. . . . .. 233
Una larga experiencia política ...................... .. .. . . .. .. . .. . .... 233
Hacia la revolución catalana ... .. . . ............ ......... ....... .. . .... 236
La guerra civil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243
La concordia de Pedralbes.............................................. 25 3
El desequilibrio de la corona de Aragón: Cataluña en
baja, Valencia en alza..................................................... 256
Sugerencias bibliográficas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 261
. , .
l n dzce onomastzco ......................................................... . 271
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Introducción
Se denomina Trastámaras a los miembros de una dinastía re
gia que llegó a ocupar, en los últimos siglos de la Edad Me
dia, las coronas de Castilla y de Aragón. Pimero se instala
ron en Castilla, en el año 1369, luego en Aragón, en 1412.
Los Trastámaras eran de origen bastardo, pues el iniciador
de la dinastía en Castilla, Enrique 11, había nacido de los
amores extramatrimoniales de su padre Alfonso XI con la
hermosa dama Leonor de Guzmán. Enrique II llegó al trono
en el año 1369, después de mantener una dura lucha, que se
desarrolló entre los años 1366 y 1369, con su hermanastro,
el rey Pedro l.
Una vez en el trono, Enrique II mostró gran interés por es
tablecer enlaces matrimoniales con los restantes núcleos de la
España cristiana. De unos de esos enlaces, el de su hijo Juan
con la infanta Leonor, a su vez hija de Pedro IV el Ceremo
nioso, nació Fernando, el cual, unos años más tarde, accedió
al trono de Aragón. En efecto, tras quedar vacante dicho rei
no los compromisarios reunidos en Caspe en el año 1412 eli
gieron como monarca de Aragón al castellano Fernando de
Antequera. De esa manera una misma dinastía gobernó, a
partir de la mencionada fecha, en los dos núcleos políticos
más importantes de la España de aquel tiempo, las coronas
de Castilla y de Aragón. No obstante, el paso a todas luces
decisivo se produjo algunas décadas después, al contraer ma
trimonio, en el año 1469, los herederos respectivos de lasco
ronas de Castilla y de Aragón, es decir Isabel y Fernando, los
futuros Reyes Católicos. La unidad dinástica de las citadas
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coronas supuso, ni más ni menos, el punto de partida de la
monarquía hispánica.
El acceso al trono de los Trastámaras trajo consigo impor
tantes cambios, sobre todo en la corona de Castilla. Los mag
nates que apoyaron a Enrique II y a sus sucesores, a los que
historiográficamente se conoce como la nobleza de servicio,
recibieron de los Trastámaras importantes mercedes. Por eso
se ha dicho repetidamente que la nueva dinastía tenía su fun
damento social en la nobleza. Pero esa política no fue contra
dictoria con el hecho indiscutible del fortalecimiento del po
der monárquico. Así las cosas, como ha señalado el profesor
Suárez Fernández, cuando Isabel I accedió al trono de Casti
lla, en 1474, los grandes linajes nobiliarios habían fortalecido
sus posiciones en el terreno socio-económico, mientras que la
monarquía era la gran triunfadora en el ámbito de la acción
política. Antes de 1369, como ha indicado el mencionado pro
fesor Suárez, Castilla carecía de «una concepción de gobierno
como estructura de instituciones alrededor de un poder cen
tral». Esa tarea se llevó a cabo a partir del reinado de Enri
que 11, alcanzando su culminación en tiempos de los Reyes
Católicos. No es de extrañar, por lo tanto, que se asocie a la
dinastía Trastámara de Castilla con el avance del denominado
estado moderno.
El panorama que ofrecía la corona de Aragón era totalmen
te diferente al de Castilla. El entramado institucional de dicha
entidad política básicamente procedía de la época de Pedro IV
el Ceremonioso. La corona de Aragón, por otra parte, estaba
formada por un mosaico variopinto de estados, con estructu
ras sociales muy diversas. Frente a un Aragón de claro predo
minio rural, Cataluña contaba con una intensa actividad mer
cantil y un pujante patriciado. Asimismo el ejercicio del poder
regio estaba limitado por la fuerza de la tradición pactista,
particularmente en el Principado de Cataluña. La pretensión
de instaurar principios autoritarios de gobierno por parte de
Juan II de Aragón, en la segunda mitad del siglo xv, provocó,
como es sabido, la revuelta de los catalanes.
La época de los Trastámaras fue testigo, en la corona de
Castilla, de un notable crecimiento económico, cuyos pilares
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más significativos fueron el polo que formaba la ciudad de
Burgos con la costa oriental del Cantábrico y el que se dibuja
ba entre Sevilla y la costa atlántica de Andalucía. Por el con
trario, la corona de Aragón conoció en el siglo xv procesos
distintos en unos y otros territorios. Cataluña, por ejemplo,
vivió un período de profunda crisis demográfica y económica,
palpable igualmente en las duras pugnas sociales de la época.
En cambio, el reino de Valencia conoció una indudable pros
peridad.
En otro orden de cosas es preciso señalar que en tiempo de
los Trastámaras, tanto en Castilla como en Aragón, se produ
jo una mutación radical en las relaciones de los cristianos con
los judíos. La coexistencia que se había mantenido hasta
avanzado el siglo dio paso a una rotunda hostilidad de los
XIV
primeros hacia los segundos. La violencia del año 1391 dejó
un terrible legado en toda la España cristiana. Paralelamente,
muchos hebreos aceptaron el bautismo cristiano, lo que dio
lugar a la irrupción del denominado problema converso. En
definitiva, en el transcurso del siglo xv se fueron poniendo los
cimientos de las drásticas medidas que fueron tomadas duran
te el reinado de los Reyes Católicos, la puesta en marcha de la
Inquisición y la expulsión de los judíos.
Una última consideración. La corona de Castilla, desde el
inicio de los Trastámaras, fue una estrecha aliada de Francia.
Ello tuvo sus inconvenientes, pero también sus ventajas, en
particular la potenciación del comercio en el ámbito del Atlán
tico. En cambio, la corona de Aragón, que se había proyectado
sobre el Mediterráneo, mantuvo un enfrentamiento casi cons
tante con la corona francesa. Pese a todo en el siglo xv el avan
ce catalano-aragonés por el Mare Nostrum siguió adelante, al
canzando su culminación con la conquista del reino de
Nápoles.
Tales son, de forma sintética, algunos de los rasgos esencia
les que caracterizan la historia de Castilla y de Aragón en la
época de los Trastámaras. No hay que olvidar que aquel pe
ríodo fue testigo de importantes cambios a todos los niveles,
cambios que preconizaban la modernidad. En cualquier caso,
puede decirse que los monarcas de la dinastía que nos ocupa
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supieron estar, en líneas generales, a la altura de las circuns
tancias. Al fin y al cabo, como puso de manifiesto Ramón Me
néndez Pidal, los Trastámaras eran una «dinastía de origen
bastardo y fratricida, pero tronco de egregios descendientes
dotados de altas miras y virtudes políticas».
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Enrique 11:l a guerra civil
y el acceso al trono de los
Trastámaras
Un punto de partida: la crisis del siglo
XIV
Enrique 11,e l primer monarca de la dinastía Trastámara en
Castilla, accedió al trono después de haber sostenido una dura
guerra con su hermanastro el rey Pedro l. Ahora bien, dicho
conflicto, que tuvo lugar entre los años 1366 y 1369, no pue
de entenderse si prescindimos del contexto histórico de aque
lla época. Al fin y al cabo el siglo XIV fue testigo de una pro
funda y desgarradora crisis, que afectó a todos los ámbitos de
la vida humana, desde el demográfico y el económico, sin
duda los más llamativos, hasta el social, el religioso y el cultu
ral. Por lo demás, la conexión existente entre la guerra fratri
cida que mantuvieron Pedro I y Enrique de Trastámara y la
depresión de la centuria ya ha sido puesta de relieve por diver
sos historiadores. Bartolomé Claero, por citar uno muy repre
sentativo, ha señalado que la pugna entre petristas y enriquis
tas de los años sesenta del siglo XIV fue «el hecho histórico
donde se manifiesta [la] (. .. ) crisis de reproducción del sistema
feudal», en la corona de Castilla, obviamente.
Las manifestaciones más llamativas de la crisis del siglo XIV
fueron el hambre, la peste y la guerra, terribles azotes quepa
decieron las gentes de aquel tiempo. Ciertamente en toda la
historia anterior a la época que nos ocupa los seres humanos
habían sufrido, con mayor o menor intensidad, catástrofes
como las hambrunas, las pestes y las guerras. Pero en el trans
curso de la decimocuarta centuria esas calamidades alcanzaron
una espectacularidad y un dramatismo de todo punto inusita-
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