Table Of ContentPOR QUÉ DEJÉ DE SER MASÓN
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Serge Abad-Gallardo
POR QUÉ DEJÉ
DE SER MASÓN
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Calle de la Playa de Riazor, 12
28042 Madrid
Teléfono: 91 594 09 22
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Título original: J’ai frappé à la porte du temple
Traducción: Luis Antequera
© 2014, Serge Abad-Gallardo
© 2014, Pierre Téqui éditeur - 8 rue de Mézieres –75006 PARIS
© 2015,
Diseño de cubierta: Rudesindo de la Fuente
Primera edición: marzo de 2015
ISBN: 978-84-15570-50-9
Depósito Legal: M-6183-2015
Composición: Francisco J. Arellano
Impresión: Cofás
Impreso en España — Printed in Spain
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A mis padres, José y Jeanette, a Florian, mi hijo que se pasa la vida en
los aires, entre luces y nubes. A Chloé, mi hija, mi campeona. A
Stéphanie, mi esposa, por el apoyo que me ha dado en un recorrido
jalonado de interrogaciones... Ella quizás no lo sepa, pero Dios la ha
puesto en mi camino para que Le encontráramos juntos. Mis
recuerdos más efusivos son todos para los monjes regulares de la
abadía de Sainte-Marie de Lagrasse. Quiero asimismo testimoniar mi
afecto más fraternal a todos los padres franciscanos de la iglesia de
Saint-Bonaventure de Narbonne. Y debo finalmente agradecer
fraternalmente a Anne Marie su ayuda y su atención.
«Porque [...] era forastero, y me acogisteis» (Mt 25, 35).
Que Dios los bendiga.
«Mirad que nadie os esclavice mediante la vana falacia de una
filosofía, fundada en tradiciones humanas, según los elementos del
mundo y no según Cristo» (Col 2, 8).
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ÍNDICE
P 11
RÓLOGO
P 15
REFACIO
U .º. 19
N PROFANO TOCA A LAS PUERTAS DEL TEMP
L 29
A INICIACIÓN
E 55
L INTERIOR DEL TEMPLO
E 71
L APRENDIZAJE
E 75
L GRADO DE COMPAÑERO
E 89
L GRADO DE MAESTRO
M 101
I CRECIENTE INSATISFACCIÓN ESPIRITUAL
L 113
A ADHESIÓN A LA FE CATÓLICA
C 139
ONCLUSIÓN
A
NEXOS
A I. U I
NEXO NA QUERELLA ANTIGUA Y PERSISTENTE ENTRE LA GLESIA Y LA
145
MASONERÍA
A II. L : ¿ ?, ¿ ? 161
NEXO A MASONERÍA RELIGIÓN SECTA
A III. P 165
NEXO APEL POLÍTICO DE LA MASONERÍA
A IV. I : ,
NEXO GLESIA CATÓLICA Y MASONERÍA SIMILITUDES DIVERGENCIAS
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PRÓLOGO
Este libro no es un testimonio ordinario. No es la venganza de un masón que se ha
pasado al campo contrario. No busque revelaciones picantes propias del trabajo de un
periodista. Este libro, en su simplicidad, se inscribe en el catálogo de esos relatos que
retratan un itinerario espiritual.
A través de la mirada neutral, virgen, y sin apriorismos que Serge Abad tiene
sobre la masonería en un primer momento y sobre la Iglesia Católica en un segundo, no
es sino la historia de un alma lo que se nos cuenta. Para ser más precisos, es la historia
de los jalones que Dios dispone para revelarse poco a poco al hombre que le busca con
rectitud.
Como sacerdote, lo que más me choca en la historia de Serge Abad es, en
primer lugar, su rectitud. Los católicos deben tomar conciencia de que la masonería
existe, más allá de las ambiciones y de los intereses, más allá de los partidos y de la
ideología, de los hombres y de las mujeres que buscan la verdad con rectitud. Para ellos,
la vía masónica es un impasse. Todo el interés del testimonio de Serge Abad no es sino
mostrárnoslo sin ambigüedades.
Nos ha expuesto el secreto, la revelación que daría un sentido a su vida. Se le
propone la vía de la iniciación y del simbolismo masónico. ¿Pero que hay al final de ese
camino? Nada sino él mismo. El secreto masónico está ahí. «Tienes en ti mismo la
respuesta, tú eres la respuesta». El hombre debe ser su propio Dios para sí mismo. No
necesita de nadie. Por su propia razón, por la experiencia simbólica, experimenta la
«divinidad» de su ser. Estamos ante una vía embriagadora que puede producir la ilusión
de la omnipotencia. El mundo profano es observado con un cierto desprecio por los
masones, que son «los que saben», los que lo comprenden. El espíritu esclarecido,
iniciado, se cree convertido en maestro.
El mal, el sufrimiento, la experiencia del odio, de la traición, no encuentran
respuesta alguna en la religión, en el espíritu humano. El misterio de la persona, de su
capacidad de amar, de su necesidad de ser amada, es extraño a esta gnosis. Ninguna
toma de conciencia del poder de la razón consolará jamás a un esposo, a un padre, en el
dolor y en las lágrimas.
Serge, sin embargo, ha aceptado llorar, ha mirado fuera de sí mismo y se ha
cruzado con la mirada de Cristo crucificado. A través del sacrificio de la cruz renovado
en el altar de la misa, Serge ha sido invitado a una certeza diferente: dejarse amar por
Otro, dejarse salvar. Serge ha experimentado lo que es recibir la Revelación del
Totalmente-Otro: ser salvado por Dios no es una alienación sino una revelación de
nuestro ser más profundo. Es bonito que Cristo se revele a uno a través de un enfermo,
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de un agonizante. La oración, la compasión, la adoración, tales son los fundamentos de
esta nueva iniciación en la que, lejos de poner la mano sobre lo divino por su propio
poder, el hombre se realiza recibiendo de Dios el ser, la verdad y la salud.
Tal es la verdadera dignidad humana, no la de ser autosuficiente, sino, bien al
contrario, la de ser libre para aceptar la invitación y la amistad de Dios. Este testimonio,
este itinerario espiritual tenía que ser divulgado. Tenía que serlo porque Serge tenía que
dirigirse a sus hermanos masones para invitarles a mirar hacia la Luz. Tenía que serlo
con humildad y con franqueza, sin pretender un arreglo de cuentas, sino con una suerte
de amistad para todos los que buscan la verdad. Esperemos que estas palabras sean para
muchos el inicio de un nuevo camino.
Este testimonio, Serge se lo debía también a los católicos. Es necesario que
conozcan la verdad sobre la masonería, sin «angelismos» ni falsos «irenismos». ¡Es
preciso que se atrevan a evangelizar, a anunciar la Buena Nueva, pues son muchos los
que la buscan!
Los católicos no deben tener miedo de evangelizar la razón. ¿Cuándo
aprenderemos a proponer una verdadera reflexión racional, iluminada por la fe? ¿Qué
parroquia se atrevería a proponer a sus fieles un trabajo intelectual tan exigente como el
de una logia? Y sin embargo, la razón humana tiene sed de la verdad. La evangelización
tampoco debe economizar en ciertos modos de revestimiento simbólico. El relato de la
«liturgia masónica» debería hacernos reflexionar sobre la pobreza de nuestras propias
liturgias. El simbolismo es un lenguaje universal. La liturgia masónica es exigente,
complicada. ¿Qué sacerdote se atrevería a imponer tales rituales a los cristianos? El
simbolismo masónico encierra al hombre en sí mismo, la liturgia cristiana le abre a Dios.
¿Sabremos darle toda su amplitud? Los hombres y las mujeres tienen hambre de verdad,
de belleza, de espiritualidad, de Dios mismo... ¿sabremos alimentarla?
Padre Michel,
Abad de Sainte-Marie de Lagrasse
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Description:El último interrogante nos condujo a mi perseverancia y a mi convicción ante el compromiso. En otras palabras, querían saber si el paso que iba a dar era fiable y perenne. Respondí que había tenido otra cita esa tarde con el padre Guy Gilbert, que daba una conferencia y con el cual había teni