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EL PASADO
COLOMBIA
ARCHIVO
L'niversidad Nacional de Colombia
GENERAL
Departamento dc Historia
DE LA NACIÓN
Pensar el Pasado / editores: Garlos Miguel Ortiz Sar
miento y Bernardo Tovar Zambrano. - Santafé de
Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Facultad
de Ciencias Humanas, Departamento de Historia y
Archivo General de la Nación. 1997.
ISBN 958-96212-0-1
1. Historia - Teoría 2. Colombia -Historia
3. Colombia - Historiografía
I. Ortiz Sarmiento, Garlos Miguel, 1997.
© 1997, Departamento de Historia Universidad Nacional
de Colombia y Archivo General de la Nación.
Apartado Aéreo 14490 Telet'ax: 3681574
Santafé de Bogotá
ISBN: 958-96212-0-1
Primera edición: agosto, 1997
Depósito legal conforme a la ley
Diseño Carátula: Paula Iriarte
Coordinación: Sara González Hernández
Asesoría: Miguel Ángel Suárez
Corrección: Carlos Iván García S.
Armada electrónica: Ediciones del Común Ltda.
Impresión y encuademación: Impreandes Presencia S.A.
Las opiniones expresadas en los artículos dc la obra son
de responsabilidad exclusiva del respectivo autor.
PENSAR EL PASADO
CONTENIDO
EL CAMINO DE AYER Y LOS RETOS DE HOY
Carlos Miguel Ortiz Sarmiento 7
COLONIALISMO, DIVERSIDAD E INTOLERANCIA:
LA RESPONSABILIDAD DEL HISTORIADOR
Hermes Tovar Pinzón 19
LA HISTORIA: "HIC ET NUNC"
Medófilo Medina Pineda 51
EL HISTORIADOR
¿O L\ ALQUIMIA DEL PASADO?
Mauricio Archila Neira 75
PORQUE LOS MUERTOS MANDAN
El imaginario patriótico de la historia colombiana
Beniardo Tovar Zambrano 125
L\ VERDAD POSMODERNA
EN LA HISTORIOGRAFÍA
Jersy Topolski 171
EL CAMINO DE AYER
Y LOS RETOS DE HOY
Carlos Miguel Ortiz*
Con la apertura del programa de Doctorado en Histo
ria, en marzo de 1997, la Universidad Nacional ha cerra
do un periplo que inició algún día de 1962, cuando echó
a andar por primera vez en Colombia una carrera de
Historia, bajo la mano orientadora del maestro Jaime
Jaramillo Uribe.
Quisimos destacar el simbolismo de esta circunstan
cia con el repertorio de cinco conferencias; y quisimos
que ellas perduraran más allá de los momentos efímeros
de su locución, recogiéndolas en el presente libro, por
que logran asir varios de los problemas relevantes de la
producción historiográfica del mundo de hoy, particular
mente reflexionados desde un país con las características
del nuestro.
Los historiadores sabemos que nacimientos como el
de nuestro programa de Doctorado, festejados por noso
tros con rituales de iniciación —a la usanza más primi-
* Dircetor del Arca Curricular. Departamento dc Historia. Universi
dad Nacional de Colombia
Carlos Miguel Ortiz
tiva—, portan y significan largos y complejos procesos.
¡Cuánto trabajo de muchos, cuánta pesquisa e imagina
ción desde 1962 hasta hoy, cuánto desde antes! En otras
palabras y de manera muy simple, el saber o el arte, o la
ciencia de la historia en este país como en los otros,
también tienen una historia.
Y habría que remontarla por lo menos al siglo XIX,
—si no antes— a los enriquecedores debates de historia
política e institucional, comentados hoy por Bernardo
Tovar,1 entre la historiografía liberal y la historiografía
conservadora: Joaquín Acosta, José Antonio Plaza, de un
lado; Sergio Arboleda, José Manuel Groot del otro. En
foques que en sus divergencias respecto de la interpre
tación y valoración del mundo colonial —atadas al propio
momento en que los libros fueron escritos y a las mili-
tancias partidistas—, empezaron a formar el acervo de
una tradición no sólo nanativa sino interpretativa y de
cierto modo analítica que, queramos o no, todavía nos
interpela.
En los comienzos del siglo XX la controversia se per
sonifica en la Academia de Historia, a partir de sus
propósitos de buscar un espacio institucional al quehacer
de los historiadores —a veces excesivamente oficial—, su
macroproyecto de la Historia Extensa de Colombia, pero
igualmente sus debates internos, como el también refe
rido por Bernardo Tovar entre la historia de las élites y
la historia del pueblo, que enfatizó temas como el de los
Comuneros en las plumas de Liévano Aguirre, Rodríguez
Plata y del propio Germán Arciniegas.
En los años 30 y 40 la disciplina histórica vivió el
advenimiento de la cosmovisión marxista, en una univer-
1 Cfr. Tovar, Bernardo, La colonia en la historiografía colombiana.
Bogotá. La Carreta, s.f.
El camino de ayer y los retos de hoy
sidad de ribetes liberales, y gracias a trabajos pioneros
de profesores como Luis Eduardo Nieto Arteta, deudor
sin duda, al mismo tiempo, del marxismo y de la tradición
historiográfica liberal del siglo XIX. Marxismo que remo
zó el tratamiento histórico de varios temas de nuestro
proceso nacional, especialmente del campo económico
y social, pero que perdió vitalidad y fuerza creadora al
institucionalizarse tanto en la universidad de los años 70.
Fue, empero, en la década del 60 cuando la joven
carrera de Filosofía con énfasis en Historia, de la Univer
sidad Nacional, con escasos siete años de duración, y un
poco antes, de cierta manera, la carrera matriz de Filo
sofía, lograron formar un núcleo de profesionales que,
desde la investigación ininterrumpida y desde ese lugar
estratégico de la comunicación que es la docencia, im
primieron una dinámica particular a la historia como
disciplina, en Colombia: la mayor parte de ellos se hallan
aún produciendo en nuestras Universidades o en otras
instituciones. Otros que partieron antes, como el inolvi
dable Germán Colmenares, están de distinto modo tam
bién entre nosotros, en la perennidad de su palabra.
Generación de historiadores a veces cercanos al espectro
marxista, a veces no; poco amantes de la historia pura
mente política lo que los diferencia de los historiadores
de la Academia; partícipes con ellos, en cambio, de
estudiar la Colonia; más cercanos, ciertamente, a los
académicos inclinados al estudio de las gentes del pueblo
que a los académicos biógrafos de héroes. Exploradores
algunos de nuevos campos como el de la historia demo
gráfica, la historia económica; otros, de temas más afines
a los temas clásicos; por lo regular, poco inclinados,
como los otros historiadores, los de la Academia, a la
historia contemporánea.