Table Of ContentEn este primer volumen de una trilogía que ha sido calificada de
majestuosa, monumental y uno de los mejores trabajos de filosofía en
nuestro siglo, Irving Singer plantea los diferentes conceptos del amor
desde la Antigüedad hasta fines de la Edad Media. Analiza la tradición
clásica a través de la obra de filósofos tales como Platón, Aristóteles,
Plotino, y poetas como Ovidio y Lucrecio; después estudia la tradición
judeo-cristiana basándose en escritos bíblicos y en la teología medieval
y el misticismo.
Estas filosofías del amor están tratadas en conjunto por Singer en su
ensayo preliminar, en el cual analiza el amor como un ideal y como un
estado psicológico. Singer define el amor como una forma de valoración,
por medio de la cual podemos encontrar lo que es valioso en la persona
amada y al mismo tiempo crear valor. Visto bajo esta luz el amor es
principalmente un acto de la imaginación creativa, y la historia del amor
en el mundo occidental es una sucesión de nuevas maneras de otorgar
valores.
Histórico, filosófico e interpretativo, el ilustrativo estudio de Singer puede
ayudar al lector moderno a poner en claro sus propias ideas acerca de la
naturaleza del amor.
Irving Singer
De Platón a Lutero
La naturaleza del amor - 01
ePub r1.0
mandius 07.10.17
Título original: The nature of love. 1: Plato to Luther
Irving Singer, 1966
Traducción: Isabel Vericat
Editor digital: mandius
ePub base r1.2
a J.F.S.
PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN EN INGLÉS
Al revisar La naturaleza del amor: de Platón a Lutero para su segunda edición,
he alterado la presentación en muchos casos y a veces el análisis. No he vacilado
en modificar mis propias ideas, así como la presentación estilística de las
mismas, cuando ya no me satisfacían. Hay partes del primero y séptimo
capítulos en particular que he vuelto a escribir en gran medida. La estructura
básica del libro sigue siendo la misma: el concepto de amor se analiza en función
de la apreciación y el otorgamiento y después se utiliza esta distinción para
explicar las filosofías del amor en el mundo antiguo y en la orientación religiosa
de la Edad Media.
Al hacer esta revisión, no he tratado de responder a las críticas a mi enfoque
filosófico. Lo haré en el tercer volumen de la trilogía en los capítulos dedicados
a los conceptos contemporáneos, cuando vuelvo a algunos de los temas que se
mencionan al principio de este libro. No obstante, ahora deseo hacer dos
comentarios metodológicos pertinentes a toda la obra. En primer lugar, el lector
ha de hacerse cargo de que en este volumen no he tratado de exponer mi propia
filosofía del amor de manera exhaustiva. La distinción entre apreciación y
otorgamiento, y en general toda la primera parte, está concebida ante todo como
una herramienta para las investigaciones históricas de los capítulos
subsiguientes. No hay que tener la expectativa de que este fragmento de teoría
rinda más de lo que propiamente puede dar. En segundo lugar, las etiquetas que
empleo para los conceptos de amor no son siempre las mismas que se encuentran
en la filosofía o en la literatura del periodo en el que aparecen los conceptos. Los
conceptos no llevaron en cada momento los nombres que yo he usado para
identificarlos. El autor de una de las reseñas de la primera edición observaba
que, en los documentos religiosos de la Edad Media, la palabra philia adquiría
los significados que yo especificaba únicamente ya entrado el siglo XIII. A pesar
del interés del comentario, éste no es afín a la historia filosófica que yo escribo.
El concepto de lo que yo llamo filia religiosa tiene su origen mucho antes del
siglo XIII, pese a que se usaron otros términos para nombrarlo. A lo largo de la
trilogía trato de comprender las ideas que importaban a la gente,
independientemente de lo confusa o inadecuada que pueda haber sido la
terminología que se empleó. Si mi análisis conceptual sigue siendo fiel a las
ideas que estudio, además de contribuir a que el lector desarrolle su propia visión
crítica, sentiré que he logrado mi principal intento.
I.S.
1984
PREFACIO A LA PRIMERA EDICIÓN EN INGLÉS
En la ópera de Stravinski The rake’s progress,[*] hay una escena en la que el
protagonista, Tom Rakewell, recita un catecismo burlesco inspirado por el diablo
ante un público de prostitutas. Rakewell expone sucintamente su código moral
de libertino y después da definiciones de la belleza y del placer. Pero de repente,
el catecismo termina:
SOMBRA:
Una última pregunta. El amor es…
RAKEWELL (a un lado):
¡El amor!
Esa palabra preciosa es como un carbón encendido, Me abrasa los labios,
infunde terror a mi alma.
SOMBRA:
¿No respondes? ¿Me va a fallar mi alumno?
RAKEWELL (violentamente): No,
Ya no.[1]
Aunque es amado y devuelve un amor fingido, Tom Rakewell nunca pone en
claro sus ideas sobre el amor. A pesar de la puesta en escena, él es un “colegial”
del siglo XX. En los últimos sesenta años más o menos, se ha descuidado más el
análisis del amor que casi cualquier otro tema de la filosofía. Puesto que vivimos
en una época en la que el romanticismo ha estado influyendo, durante doscientos
años, a la ideología popular del mundo occidental pocas cosas parecen
importarle aparte del amor. Con todo, la preciosa palabra ha sido un carbón
encendido que ha abrasado los labios hasta de nuestros más grandes filósofos.
Hasta ahora, el siglo XX ha sido una edad de piedra en la que se han inventado
nuevas herramientas, nuevos métodos de análisis, pero apenas se han utilizado.
En el pragmatismo, en el psicoanálisis, en la filosofía analítica y en algunos
aspectos del existencialismo, se ha despejado el terreno de mucho de lo que era
inválido del pensamiento anterior, pero se ha hecho relativamente poco en torno
a la reconstrucción, a la formación de actitudes sentimentales y de acción que
puedan sustentar a un ser humano en el mundo contemporáneo. Quizá sean
necesarias varias generaciones para completar esta parte de la empresa. El éxito
último dependerá de un ejército de filósofos técnicos que encaren la lógica del
discurso afectivo y la fenomenología de la experiencia afectiva (como, me temo,
se puede denominar a estos temas). De las investigaciones de estos filósofos y
del trabajo afín en la ciencia y las humanidades, surgirán nuevos ideales, huevos
valores, nuevos modelos de experiencia. Al volver a conceptos como el amor, la
nueva filosofía tal vez sea más rigurosa y más empírica que en el pasado. No
tiene por qué ser menos creativa o menos gratificante para el corazón o la mente.
Así pues, escribo este libro como una oferta de lo qué yo concibo que es la
filosofía del futuro. A la vez, lo escribo para lectores que viven en el presente y
que desean aclarar su pensamiento acerca de la naturaleza del amor. La
orientación de este texto es histórica, pero interpretativa y no particularmente
recóndita. Estudio la historia de las ideas en la pertinencia contemporánea que
éstas tienen. La Rochefoucauld dijo más de lo que pensaba cuando declaró que
muchas personas nunca se habrían enamorado si no hubieran oído hablar del
amor. No podemos separar nuestras actitudes de las ideas en las que nacemos y a
través de las que nos expresamos. La historia de la filosofía es el hombre que
impregna a las generaciones posteriores con la capacidad de pensar valiéndose
de uno u otro concepto. En este sentido, la fuente del amor no es Dios ni la
libido; antes bien, son las ideas sobre el amor que se han ido desarrollando a lo
largo de la historia de la humanidad, que descuellan en un periodo y filtran a los
siguientes, formando parte de sus presupuestos.
En cada periodo, el amor (y la mayoría de las ideas sobre el amor) conserva
por lo menos el residuo del instinto animal. Pero en el caso del hombre, ni
siquiera se pueden demarcar nítidamente los instintos sexuales. La sexualidad
humana no existe aparte del pensamiento, del sentimiento, de la acción y, sobre
todo, de la formación de un sistema de valores. Por esta razón, la palabra
“lujuria” sugiere algo brutal y atávico, un instinto que se ha separado de todos
los ideales y ha llegado a ser inhumano.
Cuando formula el concepto de amor, el hombre re-crea sus instintos. Los
vive como parte de su humanidad, los relaciona con ideales, los coloca en la
categoría de cosas que pueden ser buenas o malas, mejores o peores, y no
meramente necesarias. Fuerzas que tal vez sean indestructibles de este modo se
domestican, se reprimen en parte, pero también se humanizan y se transforman a
fondo mediante los valores a los que ellas contribuyen.
Una investigación adecuada abarcaría muchos aspectos que trascienden el
objetivo de este libro. Me refiero a un estudio de los instintos mismos y de la
psicogénesis de los sentimientos, un análisis a fondo de la evaluación (el acto y
el proceso de valoración), una comparación sistemática de los diferentes usos del
término “amor”, un recuento minucioso de cómo los diversos conceptos de amor
han evolucionado históricamente, una descripción filosófica del amor en relación
con sentimientos como el odio, la ira, la piedad, la simpatía. El propósito de este
volumen dista mucho de ser tan ambicioso. En él se traza una distinción entre
dos tipos de evaluación —apreciación y otorgamiento— y después se muestra
cómo cada uno de ellos es pertinente no sólo al amor, sino también a la filosofía
del amor en el mundo antiguo y en el medieval. En los libros que seguirán
espero poder valerme de este volumen como base para la comprensión del amor
cortesano, del amor romántico y del amor en el mundo moderno. Los capítulos
que siguen tal vez no resuelvan ningún problema, pero es probable que sirvan de
prolegómenos a la obra que eventualmente sí lo hará.
Este libro no es un producto solitario. Ha recibido el apoyo de amigos y de
influencias amistosas demasiado entrañables para mencionar aquí, de modelos
filosóficos y literarios —tanto vivos como muertos— que ningún
reconocimiento mío puede hacer más dignos. De ellos y del lugar en el campo
donde escribo, he aprendido de segunda mano de qué trata el libro. En las notas
a pie de página doy crédito a algunas de las ideas específicas que he tomado
prestadas o he robado en el transcurso de la composición.
I.S.
West Rindge, N. H., 1965
Description:En este primer volumen, el autor plantea los diferentes conceptos del amor desde la Antig ̧edad hasta fines de la Edad Media. Analiza la tradición clásica a través de la obra de filósofos tales como Platón, Aristóteles, Plotino, y de poetas como Ovidio y Lucrecio.