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Globalización y capitalismo
Alonso Aguilar Monteverde
Globalización y capitalismo
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Globalización .y capitalismo
Primera edición: enero de 2002
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O 2002, Alorip&uilar Monteverde
--.3 O 2002, Plaza.& Janés Editores, S.A.
Travessera de Gracia, 47-49, 08021 Barcelona
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,-..# 7 O 2002, Plaza y Janés México, S.A. de C.V.
.. Av. Homero 544, Col. Polanco, 11570 México D.F.
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Tel. (55) 52-03-06-60
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del
cupyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción parcial o
total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la
reprografía y el tratamiento informitico, y la distribución de ejemplares de ella
mediante alquiler o préstamo público.
ISBN: 9681 10503-6
Diseño de portada: Warp Zone Design
Composición tipográfica: Ma. Alejandra Romero 1.
Fotografía de autor: Raúl González
Impreso en México/Printed in Mexico
Introducción
Al bosquejar este libro pensé que sus temas centrales serían la in-
ternacionalización y la globalización; la primera, vista como un lar-
go proceso histórico, y la segunda como la forma que ese proceso
adopta en nuestros días. En un primer acercamiento creí que en
pocas páginas podría dar cuenta de una y otra, pero al empezar a
trabajar me percaté de que si solamente ofrecía al lector un apreta-
do y rápido resumen, corría el riesgo de repetir cosas bien conoci-
das, de cuyo examen no pudiera recoger siquiera algunos de sus
principales elementos.
Sobre la globalización, en particular, supuse que a partir de al-
gunos autores que en años recientes se han ocupado de ella podría
referirme a sus principales planteamientos y, con alguna reflexión
de mi parte, ofrecerlos al lector. Sin embargo, a medida que empe-
cé a familiarizarme con varios escritos sobre el tema, advertí que,
lejos de haber en ellos un amplio acuerdo, cada autor tiene una opi-
nión propia, diferente de la de otros.
Ante tal situación pude haber elegido determinada posición y
limitarme a presentarla como la más característica e inclusive la de
mayor validez. Mas ello me pareció inaconsejable por varias razo-
nes: era limitante y me privaba de la posibilidad de poner a conside-
ración del lector otras explicaciones; porque la propia diversidad de
puntos de vista da cuenta de la riqueza del debate; porque de exa-
minar solamente una opinión sería imposible advertir los diferen-
tes enfoques y perspectivas de análisis; porque para poner al día y
enriquecer ciertos planteamientos teóricos, los hechos en que se
ALONSO AGUILAR MONTEVERDE
expresa la globalización deben ser examinados con objetividad, pues
así puede apreciarse más fácilmente en dónde la ciencia social que-
da atrás de los rápidos y a veces profundos cambios de los últimos
decenios, e incluso porque el conocimiento de esos hechos y cam-
bios es necesario, en particular, para responder a ellos con líneas de
acción que permitan resolver algunos problemas.
El que con frecuencia exista la impresión de que los rasgos más
importantes de la globalización se relacionan, e incluso obedecen, a
las políticas neoliberales en boga me convenció de la necesidad de
examinar la relación globalización-neoliberalismo, y de distinguir
lo que resulta de factores propiamente estructurales, de aquello que
expresa, sobre todo, la influencia de ciertas políticas y concretamen-
te de las neoliberales. Y al respecto consideré útil recordar que la
globalización no es privativa de lo que ocurre en los últimos años,
y que desde los años sesenta hay claros signos de globalización que
demuestran que ésta empieza a tomar cuerpo cuando las políticas
neoliberales no eran aún las dominantes. También me pareció dig-
no de examen el que, pese a todo lo que se dice a menudo, acerca
de que las políticas neoliberales en favor del mercado y el "libre
mercado" se apoyan en al economía clásica inglesa y en particular
en las ideas de Adam Smith y David Ricardo, éstas en verdad se ba-
san en realidades diferentes y aun contrarias a las que dichos auto-
res tuvieron presentes en sus análisis teóricos.
Me sorprendió que en numerosos libros y artículos se sugiere
que la globalización es el fenómeno central de nuestro tiempo y que
a ella obedecen otros hechos y tendencias, sin que se mencione si-
quiera al capitalismo, no obstante que éste, desde antes incluso de
convertirse en el modo de producción dominante en países como
Inglaterra y Holanda, tenía ya una clara proyección internacional y,
más tarde, globalizante. Y aun cuando no todo lo que ha aconteci-
do en los últimos decenios es atribuible al capitalismo, si éste es
ignorado y sus cambios más importantes no se examinan con cui-
dado, y en particular no se repara en la forma en que el capital y las
relaciones capitalistas de producción se extienden a escala propia-
mente mundial, lo que realmente determina la globalización queda
también al margen, y ello vuelve imposible entenderla y responder
a los problemas y retos que plantea.
No obstante que al examen de la relación globalización-capita-
lismo se dedica un largo capítulo, soy consciente de que no pocos
aspectos de ella y de su problemática no pudieron ser adecuada-
mente considerados. Aun así, espero que el lector recoja con in-
terés y utilidad los materiales que se le ofrecen. Acerca de ese
capítulo - e l4 del libro-, al advertir que el texto era ya muy exten-
so, más que por razones metodológicas que por conveniencia prác-
tica, me pareció que podría ser útil recoger de un lado reflexiones
y análisis de autores de países altamente desarrollados, y del otro
posiciones de quienes trabajan sobre la misma temática en nacio-
nes subdesarrolladas. Y aun cuando no comparé unas y otras opi-
niones, el lector podrá observar que junto a cuestiones que se
abordan de manera similar, hay otras cuyas perspectivas de análisis
son diferentes, entre otras razones porque proceden de países y
realidades diferentes.
Por lo que hace al capitalismo y sus recientes cambios, en par-
ticular, más que abundar en torno a ciertas cuestiones concretas, me
pareció conveniente subrayar que en conjunto son importantes y
modifican de manera apreciable lo que fue característico del siste-
ma en épocas anteriores. O sea que si bien reiterar que la sociedad
actual es capitalista e incluso más capitalista que antes es necesario
y significativo, también lo es percatarse de que el mundo y concre-
tamente el capitalismo de nuestros días se desenvuelven en otra
escala y de nuevas maneras. El solo hecho de que el capital, como
relación social, prácticamente se universalice, revela que el capita-
lismo de nuestros días ha madurado como nunca antes; y si a ello
se añaden otros hechos que también dan cuenta de cambios im-
portantes, se comprende mejor lo que acontece.
A diferencia de autores que piensan que el capitalismo actual
es postimperialista, yo pongo a consideración del lector la idea de
que el imperialismo sigue presente, lo que no significa que sea el
mismo que estudiaron varios distinguidos pensadores hace cerca
ALONSO AGUILAR MONTEVERDE
de un siglo. En realidad podría hablarse de un nuevo imperialis-
mo, en el que no pocos aspectos importantes de su funcionamiento
han cambiado y que, lejos de haberse debilitado, caído en una pro-
funda descomposición y estar a punto de desaparecer, en conjun-
to se ha fortalecido y no tiene frente a sí un nuevo sistema social
-como se pensó ocurriría con el socialismc- que se consolide,
extienda y se vuelva, a partir de la revolución, el sistema dominan-
te. Y tanto por ello, como porque el precapitalismo ha perdido sig-
nificación en los últimos decenios) el capitalismo se enfrenta hoy
sobre todo a sus contradicciones internas, algunas de las cuales se
agravan y otras se suavizan, gracias al empleo de ciertos nuevos me-
canismos y a la reestructuración y otras posibilidades que abre la
mundialización del capital.
En cierto momento me sentí tentado a examinar cuestiones
muy concretas y aun a proponer fechas precisas, a partir de las cua-
les podría iniciarse la nueva fase que actualmente recorremos, pero
pronto me convencí de que probablemente ello sea prematuro y
menos útil que ahondar en el examen de lo que ha ocurrido, y sobre
esa base comprender mejor la magnitud y naturaleza de los prin-
cipales cambios y lo que ellos anuncian para el futuro.
Acaso algunos lectores sientan que pbde y aun debí ocuparme
con mayor precisión de los cambios que el capitalismo ha sufrido,
no sólo en general sino en países determinados, digamos en los
nuestros de América Latina. Y aun cuando no dudo que ello habría
sido muy interesante y útil, me reconozco del todo incapaz de in-
tentar aquí tal examen, pues ello reclamaría otra investigación y
otro libro. A propósito de ello, incluso diría que a partir del pró-
xii:io año, si tengo salud y dispongo de un mínimo de medios, me
gustaría examinar los cambios que en las últimas décadas ha expe-
rimentado concretamente el capitalismo mexicano; y sin menos-
preciar lo que se haya escrito al respecto, trataría de acercarme al
menos a algunas de las principales ciudades y regiones del país, y
ver de cerca y de un modo más fresco y directo los cambios que se
han registrado en ellas.
Al disponer de más y mejores elementos que nos permitan en-
tender las nuevas situaciones, tendremos mayor claridad acerca de
la forma en que podríamos contribuir a actualizar y enriquecer la
ciencia social, asunto en el que me limité a señalar que, dada la ra-
pidez y magnitud de algunos cambios, no debiera sorprender que
su explicación resulte inadecuada y que ciertos conceptos e instru-
mentos de análisis se sientan ya rezagados e insuficientes frente a
las nuevas realidades.
Si bien es importante actualizar el análisis teórico, el lector ha-
brá observado que, eri mi opinión, teoría y práctica no debieran
separarse, sino mantener un estrecho contacto y aun apoyarse mu-
tuamente. Por ello subrayo que así como una buena teoría tiene
sin duda importancia práctica, la acción y en particular ciertas lu-
chas sociales, contribuyen decisivamente al cambio y enriquecen
la teoría.
A propósito de estas luchas, necesarias para lograr la transfor-
mación y el progreso de la sociedad, y en general sobre otras cues-
tiones, me interesó recoger lo que piensan diversos autores, y a la
vez poner mis ideas a consideración del lector. Y, convencido de
que el capitalismo de hoy y aun el de mañana no podrán resolver
los graves problemas que el propio sistema -tales como la explo-
tación, la desigualdad social, el desempleo, la inseguridad, la violen-
cia, el crimen organizado y desde luego, el subdesarrollo- genera
a partir de una nueva teoría de la transición, será preciso construir
una estrategia de desarrollo que permita aprovechar al máximo las
posibilidades de avance dentro del capitalismo, y a partir de cierto
-
momento, empezar a sentar las bases de una nueva sociedad socia-
lista que asegure una vida democrática y digna a los millones de
hombres y mujeres que carecen de ella.
Al reconocer que la tendencia a la mundialización desborda a
menudo el ámbito territorial de cada país, y que ello entraña un
nuevo estado de cosas y un desafio para la ciencia social, no estoy
de acuerdo con quienes piensan que tal situación invalida lo nacio-
nal y vuelve invigente la soberanía.
Sólo unas palabras más.